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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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El debate sobre la limpieza digital

Aunque me da la impresión de que el debate del fin de semana se quedó en Facebook y allí acabó, voy a intentar con esta última entrada atar algunos de los cabos que quedaron sueltos.

Los robots, el tráfico no humano, son un problema. Sobre todo si no se saben separar bien y se quiere cobrar por sus impresiones. Pretender ignorarlo es un error.

Los robots de negociación, la compra programática, no tienen por qué ser un problema si se usan bien; si se tiene buena información y buenos especialistas para manejarla. Otra cosa es, como puntualizaba Antón, llevar a programática la parte más importante de la compra. Puede no ser la mejor idea. Aunque nos digan que en un futuro próximo todo será programática.

Cuarta y última entrega del debate que empezó en Dinosaurios de Internet.

En Internet se pueden medir muchas cosas; muchas de ellas superfluas. Lo importante es ser capaces de extraer de los datos conocimiento para tomar las mejores decisiones. Y en unas campañas la información relevante será diferente que en otras.

En un determinado momento entran en la conversación las inevitables comparaciones con otros medios. Antón pregunta: ¿Cómo se gestionan las inserciones de las devoluciones en prensa? Y después: ¿Las inserciones de los periódicos «de pago» regalados en aeropuertos, universidades, instituciones, IFEMA , se computan como de pago vs gratuito ?

Y ahí tengo la sensación de que acabamos haciéndonos trampas en el solitario: Si, como ocurre en la mayor parte de las campañas, la prensa se compra por audiencia y no por tirada, las devoluciones son irrelevantes (no lo serán si hemos pagado por tirada, en una campaña de encartes, por ejemplo). Respecto a los gratuitos hay algo que nunca he entendido: ¿por qué para la publicidad en Televisión es mejor ser gratuito y en prensa hay que ser de pago (con todos los componentes gratuitos que cita Antón)? Hay cosas que no son fáciles de explicar en nuestro negocio.

¿Cuando sube el consumo de agua en los intermedios de los bloques publicitarios y se genera el zapping se pagan esos GRPS?

Como es sabido, el acuerdo del mercado para Televisión es pagar lo que miden los audímetros; el zapping está descontado por estos aparatos: cuando se produce un cambio de cadena, la audiencia se va a la nueva cadena. Y ese acuerdo se ha mostrado como un buen acuerdo que ha favorecido al medio. No estaría mal llegar a acuerdos similares en digital.

Ignacio Monar pregunta: ¿Como se certifican los oyentes reales y los que tienen interés en el producto?

Está claro: no se certifican. La Radio, la Prensa, se siguen midiendo con el EGM. Tenemos datos sobre la declaración del entrevistado, basados en el recuerdo. Se podría hacer mejor, pero el mercado nunca ha decidido ir por ahí. Siempre recuerdo la prueba de los audímetros de Radio que se hizo en la primavera de 2003 (¡hace 14 años!) que salió bien…y se quedó en un cajón de la AIMC. Parece que a nadie le interesaba, le interesa, medir mejor.

Ahora la tecnología nos va a dar, nos da ya, nuevas posibilidades de medir mejor también otros medios. ¿Le interesará a alguien?

En algún momento del debate se comentó: ¿Lo que ha servido para Hawkers no sirve para P&G? Está claro que es un problema de dimensión y de asunción de riesgos: si, como proclama Paco Pérez en sus charlas, Hawkers comenzó con 300€ para comprar producto y hacer comunicación, si se equivocaba no perdía mucho. No es el caso de P&G.

Pero el problema de lo digital no es que en los otros medios se hagan las cosas aún peor. El problema, creo, es que aquí sí se pueden hacer mejor y no siempre apostamos por ello. Hay un gran campo de mejora. Quizá los movimientos de Marc Pritchard, de P&G y de otros colegas de gran peso en el mercado ayuden a mejorar. Quizá.

Creo que en el debate se han tocado algunos de los puntos clave del mercado de la publicidad digital: transparencia, precio, medición (y la necesidad de un tercero que mida o certifique), robots y tráfico no humano, visibilidad, aparición en ubicaciones inconvenientes, comercialización programática,…Y yo he ofrecido mis puntos de vista. Me habría gustado tener más respuesta pero parece que los debates no son para el verano.

Fin de la serie. Estaré encantado de seguir el debate en los comentarios.

Robots y fraude en Internet

Internet, donde todo se puede medir, donde todo deja huella, habría podido ser el medio más transparente del mundo pero (como escribió Paul Virilio, todo avance tecnológico nace al mismo tiempo que su accidente) no lo es.

Es también un buen campo para los tramposos que, aunque relativamente no sean muchos, hacen mucho daño.

Leía hace pocos días en Bez, un diario que cada vez me gusta más, que

Las cifras de lectores (también conocidos como usuarios únicos) que se atribuyen algunos medios de comunicación son incompatibles con la realidad que dibuja el Centro de Investigaciones Sociológicas.

Después de analizar las cifras del CIS (un 60% de los españoles no lee ningún diario y el 60,5% de los que sí lo hacen, leen diarios en papel) el articulista se preguntaba ¿de dónde salen las abultadas cifras que algunos digitales se atribuyen?

Su respuesta: De máquinas que generan irrealidad y mentira.

Desgraciadamente es así. Hace ya muchos años que conocemos la existencia de granjas de likes, de seguidores, de servidores…y de robots.

Imagen con la que Mediatics ilustra su artículo

Imagen con la que Mediatics ilustra su artículo

Un robot puede visitar cientos de sitios en un segundo, inflando así las cifras de lectores de una manera desaforada. Pero aunque esas visitas aumenten mucho el número de usuarios únicos, esos robots no son lectores y los anunciantes no deberían pagar por ellos. No sé si siempre lo saben.

Yo soy bastante activo en Twitter; tengo poco más de dos mil seguidores, espero que la mayoría de ellos interesados en (al menos algunas de) las cosas que publico. Cada poco tiempo recibo un mensaje que me ofrece comprar mil seguidores por diez euros. Es fácil y barato pero ¿para que me serviría aparte de para engañarme a mí mismo? (Hacerme trampas en el solitario, decía uno de mis mejores jefes).

A un medio, inflar su número de visitas le sirve para aumentar sus ingresos publicitarios si la compra-venta no se hace con rigor.

En el pasado julio, Miguel Ángel Ossorio Vega denunciaba este hecho en Mediatics, otra publicación que me parece sumamente interesante:

Millones de robots visitan páginas web de manera masiva para aumentar las visitas y revalorizar los espacios publicitarios por los que las marcas invierten millones de dólares al año… confiando en que sean humanos quienes vean sus anuncios.

No es nada nuevo; existe desde los primeros tiempos de la Internet comercial pero con el paso del tiempo va adquiriendo una importancia cada vez mayor. En el artículo se refleja una estimación del volumen que puede llega a representar ese fraude: 50.000 millones de dólares en el año 2025.

Los robots son cada vez más sofisticados para simular un comportamiento humano, así que se vuelven más difíciles de detectar, aunque la tecnología de detección también avanza. Pero creo que esa no es la mayor dimensión del problema; el mayor problema es que ni siquiera se intenten detectar y los editores sigan intentando aprovecharse de ese fraude.

El hombre gana una batalla a los robots

Hace unos días leí lo que creo que es una muy buena noticia para la humanidad: la empresa automovilística Mercedes Benz ha decidido prescindir de los robots en determinadas cadenas de montaje.

Mercedes ofrece un alto grado de personalización en sus modelos, lo que hace que sea más rentable y rápido utilizar personas que realicen ese trabajo a medida que reprogramar a los robots para realizar series muy pequeñas de cada modelo personalizado.

Cadena de montaje de Mercedes

¿Es un paso atrás?

Puede ser. Si el ideal es que todo el trabajo mecánico lo hagan robots y los humanos nos dediquemos sólo a filosofar y al dolce far niente, sin duda este es un paso atrás. Pero para que ese ideal tenga sentido tendría que conseguirse que quienes no tienen trabajo, porque lo hacen los robots, tengan un sueldo digno y puedan vivir sin trabajar.

Como eso no es así, y parece que no lo va a ser en mucho tiempo, creo que el hecho de que los hombres recuperen parte del trabajo que estaban perdiendo debe considerarse una buena noticia.

¿No creen?

Lo mejor es que la empresa asegura estar ahorrando dinero con la medida, además de mantener muchos más puestos de trabajo en la localidad en la que está emplazada.

La publicidad en Internet debe ir con la verdad por delante

Cuando, hace algo más de veinte años, llegó Internet al mercado publicitario nos dijeron: en Internet se puede medir todo. Yo lo llamo el pecado original de Internet.

Efectivamente, en Internet se mide más (y, casi siempre, mejor) de lo que hayamos medido nunca cualquier medio.

Eso produce una mayor cantidad de indicadores y más información, publicitaria y de negocio, de la que disponemos en cualquier otro medio.

También eso ha hecho que a todo lo digital se le pida mucho más de lo que se le haya pedido en cualquier otro momento a ningún sistema de comunicación.

Pero, como advirtió el pensador francés Paul Virilio, cada invento llega con su accidente, su cara inversa: a la vez que el automóvil se inventaron los accidentes de circulación, la política viene en el mismo paquete que la corrupción e Internet llegó con la piratería y el mal uso de los robots.

Los robots son necesarios para muchas cosas, una buena medición entre otras, pero también se pueden usar para estafar. En un medio en el que muchas veces lo que se compra son impresiones es muy fácil hacer que un robot genere un número importante de impresiones (que nadie ve y, por tanto, no se deberían pagar). También es fácil identificar cuántas impresiones no son humanas sino que se han servido a un robot.

Otro tema espinoso es el de la visibilidad: hay impresiones que no han aparecido en la pantalla del internauta, porque tardan en descargarse, porque están muy abajo en el scroll, porque se descargan una segunda vez en una página por la que el navegante ya ha pasdo y a la que no volverá…o por cualquier otra causa. Durante un tiempo este problema era difícil de identificar, ahora ya es posible.

Un reciente estudio americano llegaba a la conclusión de que los anuncios que no aparecen en pantalla ¡no generan recuerdo! ¡Qué sorpresa! Nunca lo habría imaginado.

El anunciante sólo debería pagar por las impresiones vistas por personas. Eso supondrá sin duda un aumento en el precio unitario de la impresión, pero pagará por impresiones reales. Tambiéen se paga más por el litro de detergente concentrado.

Ya sé que alguno me dirá: nunca supimos si las personas que se identificaban ante el audímetro se habían ido al baño; o ¿cómo sabemos si el lector ha mirado las páginas de publicidad o se las ha saltado?

Pero eso no podíamos saberlo.

En Internet, donde se puede medir todo, tenemos la oportunidad de ir con la verdad por delante.

 

(*) Este post es una adaptación de un artículo publicado en la revista IPMark este mes de junio.