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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Noche de emociones en la Academia

El pasado jueves fue un día de grandes emociones. Tras las de la mañana, que espero poder contar otro día más ampliamente, por la tarde se celebró la gala de la Academia de la Publicidad.

La Academia tiene como misión principal reconocer los méritos de personas que han sido claves en la profesión publicitaria; en la gala se entregan los premios a sus Miembros de Honor.

Esta era la octava gala. Por primera vez se cambiaba de escenario: de la solemnidad y tradición de la biblioteca de ABC en los locales de Vocento, se pasaba al más moderno y funcional Espacio Bertelsmann, en las proximidades del Retiro.

No conocía a Jesús Olmedo; creo que muy poca gente conoce a Jesús Olmedo. Pero todos conocemos su voz; en cuanto comenzó a hablar ya vi que íbamos a estar entre amigos. Su voz profunda y majestuosa, su saber hacer, fueron claves en la conducción de una gala que todos los que la presenciamos vamos a recordar siempre. Muchas gracias, Jesús.

El otro gran protagonista no estaba en la sala; pero estuvo todo el tiempo.

Juan Mariano Mancebo ha sido el alma del Premio Joven, que también llamamos Tú y el gurú. En los últimos años la gala comienza con la entrega de este premio. El equipo ganador destacó que los tres grupos finalistas estudian en la Universidad Complutense; una alegría para la veterana universidad. No se podía ver a Juan Mariano, pero seguro que estaba por allí, apoyando a los ganadores.

Este año los nuevos miembros de honor eran sólo cuatro pero tocaban cuatro aspectos muy diferentes, todos importantes para la profesión: el sonido, el cine, la prensa profesional y la creatividad.

El primero en recoger su nombramiento fue Bartolomé Espadalé, la persona que desde los estudios Sintonía ha hecho más por el sonido de la publicidad española. El mundo del sonido me queda un poco lejos pero incluso en mi caso el nombre de Espadalé me resulta una referencia.

Conozco mucho más a Jesús Martín. Jesús ha sido el alma de Movierecord durante cerca de cuarenta años; desde la época en que la publicidad audiovisual sólo se veía en las más de seis mil salas de cine que había en España. Movierecord acompañó a la publicidad en su paso hacia la televisión a finales de los cincuenta y luego fue languideciendo (ya sin Jesús) mientras el Cine vivía su particular vía crucis. Ahora resurge de la mano de Alfonso Oriol, que el jueves acompañaba a Jesús Martín en la sala. Todos tenemos en la cabeza la sintonía de Movierecord.

A mediados de los noventa, cuando Jesús presidía la Asociación Ibérica de Cine Publicitario, pusimos en marcha el estudio Lumière, con el que demostramos que el Cine es el medio más eficaz en la generación de recuerdo. Siempre me he sentido muy orgulloso de aquel estudio, que luego AIMC ha reproducido en varias ocasiones, y de que Jesús Martín depositara su confianza en mí y en el equipo de Investigación de Zenith, que creo que aún se llamaba Central Media.

Enric Nebot escribía en el salón de su casa, con su rotulador de Puntafina, casi todos los contenidos de la revista Control, una de las más veteranas de las especializadas en el mundo de la publicidad. Esa y muchas intimidades más nos contaron sus hijos en el emotivo vídeo de presentación. Yo conocí a Enric al poco tiempo de pasarme al lado publicitario de mi profesión. Creo que congeniamos pronto; en muchas ocasiones me llevó a aquellas comidas en el restaurante Los Porches de las que él sacaba contenido para casi la mitad de la revista. También en varias ocasiones me pidió artículos; uno nunca podía negarse a colaborar con una persona como Nebot. Un grande.

Los nuevos Miembros de Honor de la Academia con Fernando Herrero, Presidente, y Ana Mancebo (FOTO: E.Madinaveitia)

El cuarto premiado era Juan Mariano Mancebo y aunque todos notábamos que estaba por allí, no salió a recoger el premio. En su lugar lo hizo Ana, su hija. Y ese fue el momento en que las emociones de la noche se desbordaron. Ana Mancebo empezó leyendo la letra en español de la canción en inglés que ha escrito para dedicarla a su padre. A todos se nos llenaron los ojos de lágrimas mientras a ella se le quebraba la voz.

Así que, cuando le acercaron una guitarra para que la cantase, todos pensábamos que no podría pasar ese trance. Pero lo hizo ¡vaya si lo hizo! Como la auténtica profesional de la música que quiere llegar a ser, no falló ni una sola nota, nos puso a todos los pelos de punta y consiguió la ovación de la noche. Los aplausos ¿para Ana?¿para Juan Mariano?¿para los dos? no cesaban.

Seguro que Juan Mariano, que estaba por allí, no lo duden, salió muy orgulloso de su hija, de la canción que le dedicó y del cariño que ha dejado por aquí entre tantas y tantas personas que le queremos.

Ahora el problema queda para lor organizadores de la novena gla, la del año que viene. ¿Cómo podrán alcanzar ese nivel?

 

Ha muerto Juan Mariano Mancebo

No era un futbolista. Por eso no ha abierto hoy los telediarios.

Juan Mariano era uno de los más grandes de la época (segunda mitad de los ochenta) en que la publicidad española alcanzó sus mayores glorias mundiales. Era algo así como un Iniesta de la publicidad.

Juan Mariano Mancebo en una foto de su Facebook.

Ayer sufrió un infarto cuando iba conduciendo por Madrid y falleció. Tenía 65 años. Una edad muy corta para morirse en estos tiempos.

Leo que tuvo que ver con aquella campaña legendaria de TVE con el perro Pippin que ganó el Gran Premio de Cannes (el mundial de la publicidad) pero también con el «cuponazo» de la ONCe o con la de «póntelo, pónselo», que todos recordamos y con varias de las más notorias de RENFE. Fue, con José María Lapeña y en Contrapunto, la pareja más laureada de la publicidad española.

Ahora mantenía su propia agencia, Diluvia, y era miembro de la Junta Directiva de la Academia de la Publicidad. Allí hemos coincidido varias veces en los últimos años. Era el alma del Premio Joven y ayudaba en todo a los aspirantes a ganar ese premio, que también denominamos «tú y el gurú». Conseguía que los publicitarios más premiados de estos años ayudaran a los estudientes a realizar campañas ganadoras.

A pesar de haber coincidido muchas veces le conocía poco (a los tímidos nos pasa siempre) y lo lamento. Por eso recojo aquí algunas frases que he recopilado en Facebook y en otros sitios de Internet.

Responsable de que muchos jóvenes vieran la publicidad como un oficio atractivo y de que muchos quisieran dedicarse a ella para hacer cosas tan espectacularess como las que él hacia. (Club de creativos9

Una persona excepcional, un redactor publicitario, un director creativo, que habiéndolo sido todo en la vieja publicidad supo actualizarse a la nueva y vivirla con ilusión (David Torrejón).

Un excelente publicitario y una excelente persona. (Ricardo Pérez Solero).

Estaba frente a la persona que más admiraba de mi profesión, el padre de todos los redactores publicitario (Luis Acebes).

Has sido el creativo de referencia en España y una gran persona siempre (Javier Díaz).

Fuiste el primero en recibirnos, nos diste muy buenos consejos y ánimo para seguir tocando puertas, pero por encima de todo nos diste una lección (Óscar Bilbao).

Se ha ido una gran persona, un gran publicitario…y se ha ido muy pronto.

Descanse en paz.

#Unoalmes: Desorden, de Daniel Solana

Cuando, hace unos años, leí Postpublicidad, no conocía personalmente a Daniel Solana, aunque sí había leído, unos cuantos años antes, sus comics Creatas y Ejecutas, que durante un tiempo publicó la revista Anuncios.  Me impresionó  muy favorablemente su lucidez y la manera en que describía el nuevo mundo que se había abierto con la digitalización, la nuva sociedad líquida, los cambios que tenía que hacer la profesión publicitaria para afrontar la nueva situación y el gran poder que adquirían ahora los consumidores. Era un libro muy interesante, que hacía pensar a los que nos dedicamos a esto.

Este verano he terminado de leer un nuevo libro suyo Desorden, que lleva como subtítulo El éxito no obedece a un plan. No ha sido estrictamente una de mis lecturas de verano, porque es un libro largo y denso, que hay que leer reposadamente y me ha llevado un par de mesesAhora ya conozco personalmente a Dani; le conocí a raíz del estudio sobre inversión en comunicación digital que hicimos para IAB hace unos cinco años. Una idea suya en la que yo colaboré con la dirección técnica y luego en la presentación. Tras dos años de esfuerzos la asociación decidió no continuarlo. Creo que es una pena.

Daniel Solana es uno de los grandes de la publicidad española. Fundador de la agencia Doble You, una de las pioneras y las más importantes en el mundo digital, ha ganado un gran número de premios, entre otras cosas por las campañas para la compañía Atrapalo.

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Cuando esta primavera coincidimos en una presentación y le comenté  que no había encontrado su nuevo libro me dijo que él me lo buscaba; luego lo encargué en una librería y lo tuve.

Desorden no es un libro sobre publicidad, ni sobre creatividad, ni… pero es eso y mucho más. Diría que, sobre todo, es una manera de analizar la inteligencia mética, una alternativa al razonamiento lógico para resolver problemas prácticos. Una forma de razonamiento útil para tomar decisiones orientadas a la acción, aplicable a todo tipo de situaciones, muy útil para enfrentarse a situaciones fluidas, fugaces, movedizas; ideal para moverse en entornos complejos. Algo que recuerda mucho a las situaciones en las que nos vemos envueltos cada día en el mundo líquido en el que vivimos.

Se trata de un libro plagado de citas, de referencias, todas relacionadas entre sí. Daniel Solana es un pozo de sabiduría que lo mismo relaciona los más modernos temas de la biología con la filosofía presocrática que las matemáticas con las ciencias sociales.

El conocimiento no avanza repitiendo y clasificando lo que ya sabemos sino relacionando entre sí temas que, aparentemente no tienen nada que ver. Esa es la base de la creatividad, no sólo en publicidad, por supuesto.

La máxima expresión del orden es el gran desorden, aunque nuestra mente no lo acepte y necesite ordenar y clasificar.

Vivimos para buscar; todos estamos permanentemente buscando algo. Nos enfrentamos al acto de decidir miles de veces a lo largo del día; de vez en cuando esas decisiones son importantes. En general preparamos mal esa toma de decisiones.

Tomar las decisiones adecuadas no siempre depende de tener toda la información de forma estructurada y manejarla adecuadamente. Muchas de las grandes decisiones se toman por impulso, por intuición. Para ello es clave el entrenamiento y el disponer de mucha información,… aunque no siempre esté bien estructurada.

Somos exploradores. Vivimos en un paisaje inhóspito en el que para sobrevivir estamos sometidos a fuertes exigencias. Sobrevivimos gracias a las sofisticadas herramientas de las que estamos dotados.

Los nuevos tiempos y nuestro afán de clasificación nos han alejado de la poesía y de los nombres inteligibles. Una nueva estrella ya no se llama Aldebarán u Orión sino VSXJ213808.7+261704. Es la manera de identificar a una entre los millones de estrellas que ahora se conocen. Eso hace que la lengua se utilice ahora de una manera menos amable.

En la vida lo importante no es prever el futuro sino ir sembrando puntos que en algún momento seamos capaces de conectar. Puntos que inicialmente no tenían nada que ver cobran sentido con el paso del tiempo y nos muestran interesantes relaciones.

La comprensión por los ojos, diferente de la comprensión por razonamiento, puede ser un paso previo que ayude a interiorizar mucho mejor algunos conceptos: la fluidez cuando vemos un río; la inmensidad cuando vemos un océano.

El libro está estructurado en diez capas. He tratado de extraer alguna idea de cada una de ellas; la última se refiere al problema de la educación: la acumulación de conocimientos para cuando los podemos necesitar, algo que proviene de unos tiempos (recientes) en los que no teníamos toda la información a un solo clic, se ha quedado anticuada. Ahora es necesario un nuevo concepto, una nueva manera de aprender para ser capaces de descubrir lo que no es evidente.

El libro incluye un breve prólogo de Risto Mejide, que se identifica como un mético; yo creo que también lo soy. Y eso que, creo, me parezco muy poco a Risto.

Marcas que regalan buenos cortometrajes

Se habla mucho de que los consumidores estamos hartos de publicidad y que lo que deben hacer las marcas es atraernos hacia lo que nos quieren contar y no interrumpir con su mensaje lo que estamos haciendo.

Cada vez hay más gente que discute la idea con la que nos hemos desenvuelto en los últimos años: pagamos con nuestra atención a la publicidad los contenidos que los medios nos ofrecen gratis o a precio inferior al de coste. Una idea que yo creo que sigue siendo válida y que está en la base de la supervivencia de los medios.

Pero hay momentos en los que las marcas nos regalan unos contenidos que apetece ir a buscar. En eso que ahora se llama branded content hay marcas que son verdaderas maestras y llevan mucho tiempo avanzando por ese camino. Una de ellas es Red Bull y su apuesta por los deportes extremos o por la música.

Pero justo en estas últimas semanas me he encontrado con dos cortometrajes que merece la pena ver. Uno de ellos Las pequeñas cosas nos lo regala Estrella Damm, que lleva varios años en esta línea desde que comenzó a proponernos canciones del verano con su línea de comunicación Mediterráneamente. Se trata de una pequeña obra de arte con dirección de Alberto Rodríguez y protagonismo de Jean Reno y Laia Costa.

El otro, 17 años juntos, celebra los primeros 17 años de ING Direct en España. Dirigida por Javier Fesser y protagonizada por Luis Bermejo, Diana Peñalver, Waldemar Vidalón y Milagros Monrroy es una comedia salpicada de sentimientos que toca el tema de la inmigración, la familia y las relaciones sociales. Merece la pena verlo.

No sé si con estas acciones las marcas aumentarán sus ventas. Posiblemente sí. Pero lo que sí tengo claro es que se ganan nuestra simpatía.

En mi caso ING Direct ya la tenía ganada. Hace 17 años, en aquel mes de mayo de 1999 participé en su lanzamiento y durante los siete años siguientes colaboré en el crecimiento de una marca que ha llegado a ser la imagen de su categoría.

Me parecen dos auténticos regalos; dos cortometrajes absolutamente recomendables. Yo los recomiendo.

La publicidad no son tornillos

¿Por qué los departamentos de compras están matando la buena publicidad?

Los departamentos de compras se afanan por conseguir mejores precios. Si, por ejemplo, necesitan comprar tornillos, pedirán ofertas a los proveedores procurando encontrar equilibrio entre precio y calidad para obtener los mejores resultados. Ahora ¿cómo repercute la presión de los departamentos de compras en las empresas que fabrican tornillos?

Para que la compañía gane o, cuando menos, no pierda competitividad, debe revisar permanentemente sus costes, mejorando aprovisionamientos, procesos, logística, etc.

¿Y si hablamos de comprar publicidad?

A los departamentos de compras se les valora, fundamentalmente, por el dinero que ahorran a sus compañías. No por las ventas. Por ello su objetivo es procurar que las agencias seleccionadas hagan una campaña al menor coste posible. Si la campaña funcionó bien, probablemente el objetivo del año siguiente será hacer lo mismo con menos dinero, independientemente de lo que vendan.

Cuando el departamento de marketing solicita una campaña para las agencias, no basta con recibir un presupuesto y una muestra, como haría un proveedor de tornillos, las agencias deben hacer todo el trabajo creativo de medios por adelantado: un gasto considerable. Cuando el departamento de marketing tenga claro que agencia quiere, el de compras siempre pedirá una o varias agencias más para presionar en el criterio que domina: el precio. Para entendernos: es como si eligiéramos un pintor por el coste de la pintura que va a emplear en el cuadro. Hay departamentos de compras a los que no se les puede enviar una propuesta con un coste que duplique lo requerido, por mucho que la agencia o su departamento de marketing consideren que el anuncio funcionará mejor.

El resultado de esto ¿cuál es? Que las agenias deben rebajar sus costes para tener un margen que les permita competir. Y ¿cuál es el coste más importante para una agencia?

Sí: el personal.

Bueno, dirás, ¡como le pasa a todo el mundo!

Pero, ¡fíjate en una cosa! Las empresas que fabrican tornillos pueden ganar competitividad en el coste de materias primas, en la optimización de sus procesos y, en último caso, pidiendo un crédito para comprar maquinaria más moderna y eficiente. Pero en el caso de las agencias su verdadera materia prima, procesos y máquinas son las personas. Personas que trabajan en una profesión de un alto valor añadido, en la que el talento y la experiencia son primordiales. A más talento y experiencia, mejores resultados para el cliente anunciante.

Y ¿qué ocurre cuando hay muchos departamentos de compras comprando publicidad como si compraran tornillos? Lo esperado: el talento deja de acudir a las agencias de publicidad. Cuando esto se generaliza, ¿qué tenemos? Menos oportunidades para las empresas españolas cuando tienen que competir con compañías que llegan de fuera con campañas detrás de las cuales hay agencias con aquel talento que aquí ha huído. Los recortes en el coste de la publicidad no impactan en el resultado en la misma medida que lo hacen en los efectos de las ventas. Así las empresas de fuera van quitando cuota de mercado a las empresas españolas.

Por eso, los departamentos de compras contribuyen a que tengamos una economía más competitiva en lo tangible, pero también una economía cada vez más débil en lo intangible y, como sabemos, cada vez más estamos en la economía de lo intangible.

¿La solución?

Los departamentos de compras tienen que tener en cuenta el valor que puede aportar la eficacia de la publicidad a la cuenta de resultados de su compañía. Mientras tanto, la publicidad no recuperará el valor que tiene y aporta a las empresas.

La publicidad no son tornillos.

La publicidad se basa en el talento de las personas. A más talento, más ventas.

Este post es la transcripción del texto del vídeo lanzado por La FEDE (Federación de Empresas de Publicidad y Comunicación).

El combate del siglo: ¿Creatividad o datos?

La semana pasada asistí a un divertido combate.

La FEDE, organización que agrupa a diferentes asociaciones del mundo de la publicidad, organizó, con estética de combate de boxeo, un enfrentamiento entre la creatividad y los datos.

Por parte de la creatividad actuaron dos grandes:

  • Daniel Solana, presidente de Double You, uno de los pioneros de la publicidad digital en España y gran pensador sobre los cambios que afectan a la sociedad y al sector, autor de libros como Postpublicidad o el más reciente, Desorden…y toda una leyenda entre los veteranos de la profesión por sus comics Creatas y ejecutas.
  • Jaime Lobera, actual Presidente de la AEA, director de Marketing y Ventas de Campofrío y responsable del cambio de trayectoria de esta marca, protagonista de algunas de las campañas más notorias y más premiadas de estos últimos años.

Por parte de los datos contábamos con otros dos grandes:

  • Macarena Estévez, CEO y fundadora de Conento. Sin duda la más grande en esto de los datos para el sector publicitario. Visionaria y valiente que hace ya más de diez años decidió apostarlo todo a esa carta y crear una empresa especializada, que ahora es líder indiscutible en el campo de los datos para publicidad.
  • José Carlos Martínez Lozoya, corporate reputation manager de Iberdrola, a quien no conocía personalmente, que hizo una gran defensa de la inevitable digitalización de las empresas.

El combate se desarrolló en un ring al que los contendientes entraron envueltos en sus albornoces y presentados por Juan Carlos Falantes, presidente de la FEDE. Como árbitro actuó otro José Carlos, mi amigo y exjefe, Gutiérrez.

Los combatientes junto al árbitro y al speaker

Antes del combate se proyectó un vídeo en el que uno de los argumentos eran unos cuantos párrafos de mi artículo Investigación o datos, publicado en el número de I&Mk, la revista de AEDEMO, del último trimestre del año pasado. David Torrejón, artífice del vídeo, me trataba en él de maestro. ¡Gracias!

Vaya por delante que el debate me parece artificial. Aunque mi formación sea (como la de Macarena) de matemático, aunque me haya ganado siempre la vida en el mundo de los datos, sé que si no hay un buen mensaje que transmitir podemos tener toneladas de datos (incluso de buenos datos, que esa es la otra clave de la historia) y no haremos nada útil con ellos.

Desde el otro lado, un buen mensaje bien planificado puede mover montañas, lanzar marcas, cambiar imágenes o, lo que es aún mucho más importante, cambiar actitudes.

Pero también sé que, en la mayor parte de los casos, ese gran mensaje sale de la mente de un creativo, o un equipo, cargado de información, o sea de datos y que para que ese mensaje llegue a las personas adecuadas en el momento adecuado hace falta, de nuevo, manejar montañas de esos datos que ahora están a disposición de quien los pueda pagar. Pero esos datos que están a disposición de todos sólo nos darán la información que precisamos si somos capaces de hacerles las preguntas adecuadas. Ahí es donde juega su papel el experto en investigación y en tratamiento de datos.

En el combate pudimos ver grandes ejemplos de creatividad eficaz presentados por el equipo de Solana y Lobera. Insistieron en la magia de la creatividad para llegar a todo el mundo y ser así capaz de provocar los cambios deseados.

Por parte del equipo de datos Estévez inició su intervención diciendo que no era un combate que se fuera a decidir por KO sino por puntos y que era un combate de 51 a 49 en el que, en su opinión, los datos debían llevarse ese 51. Los datos ayudan a establecer la estrategia y, como medida, son la manera de comprobar si se cumplen los objetivos.

Tras diversos rifirrafes el jurado, compuesto por profesionales y periodistas especializados, decretó por amplia mayoría el triunfo de la creatividad sobre los datos.

Pero creo que el equipo de los datos realizó también un gran combate, que podría haberles llevado, al menos a un empate o, en lenguaje de boxeo, un combate nulo.

¡Claro que para gente de datos llamar nulo a algo tan interesante habría sido una tremenda injusticia!

 

 

 

 

En publicidad, ¿es más importante el dato o el mensaje? #ElCombateDelSiglo

Un ticket de compra para toda la vida

No es la primera vez que hablo aquí de Ikea. Y probablemente no será la última.

La empresa sueca ha sido noticia estos días por el noventa cumpleaños de su fundador, pero no es eso lo que quiero comentar aquí.

Hace años trabajé para Ikea; Zenith, la empresa para la que trabajo, hizo su lanzamiento en España, así como las campañas en las que se dieron a conocer sus diez o doce primeras tiendas. Luego, por esas razones por las que se mueve el mercado publicitario, perdimos la cuenta. Fue una pena, porque es una compañía muy interesante para trabajar. Conservo buenos amigos allí.

Pero voy al grano: he visto estos días una acción realizada por Ikea Austria que me parece magistral.

¿Cómo se puede demostrar que la empresa garantiza la duración de un producto? Si para cualquier reclamación se necesita el ticket de compra y el ticket de compra se imprime en papel térmico que se borra tras un corto periodo de tiempo, la garantía parece muy endeble.

Pero eso se puede remediar. Si queremos demostrar que las cocinas que vendemos durarán al menos los veinticinco años de la garantía…basta imprimir el ticket de compra en un soporte duradero, muy duradero. Por ejemplo en acero inoxidable utilizando una impresora láser especial.

¿Qué mejor garantía de duración que un ticket de compra de acero?

Una gran idea con un coste mínimo.

 

 

He comprado 26 palabras olvidadas

Blanca, una amiga y compañera de Barcelona ha tenido la gentileza de publicar en Facebook una reseña sobre la Tienda de palabras olvidadas. Hace unos días yo había guardado la idea como borrador para un post, pero si no hubiera sido porque Blanca ha hecho de correveidile muy posiblemente se me habría olvidado.

La Tienda de palabras olvidadas es una idea de la agencia Proximity  para ayudarnos a recuperar palabras que, poco a poco, van cayendo en desuso. Según los expertos sólo usamos habitualmente 2.000 de las 94.000 palabras recogidas en el diccionario de nuestra lengua.

Las muletillas, los anglicismos innecesarios, la comodidad de no esforzarse con los matices, han producido esta hecatombe.

El precio que se paga en la tienda no es ningún potosí: basta con entregar un compartir y esa palabra ya es tuya y de todos los que te leen o escuchan.

Yo soy bastante taciturno, pero cuando leí acerca de esta idea (que por cierto nació muy lejos del equinoccio, en la última semana de enero, en la que coinciden el día del profesor, el del periodista y el de la publicidad) me quedé ensimismado; casi me da un patatús.

La idea no es ninguna entelequia, ni mucho menos una paparrucha, pero no ha armado un gran alboroto en una sociedad más bien zoquete a la que le atrae más lo zarrapastroso que lo ilustre.

El caso es que me he quedado prendado de esta iniciativa y la quiero apoyar, así que en lugar de escribir un artículo rimbombante con una retahíla de palabras olvidadas que podía haber acabado siendo un guirigay, he optado por esta triquiñuela. Ya sé que no es ningún primor; la he escrito con cierto apremio; es el sino de los profesionales de esta época.

Así que en lugar de constituir un manjar apetitoso para los lectores, puede que éstos piensen ¡pamplinas! esta pantomima no es más que una amalgama de conceptos. ¡Vaya batiburrillo!

Ahora pasaré por caja para abonar mi consumo de palabras olvidadas a los colegas de Proximity: si no he hecho mal las cuentas son 26 compartir.

Malas noticias para pisotear

Es una imagen que ya no se ve, pero los que tenemos unos cuantos años recordamos a personas (casi siempre mujeres) arrodilladas en el suelo con un balde lleno de agua al lado y un trapo con el que lo fregaban. Luego extendían las hojas de un diario para proteger su obra mientras se secaba.

Las mujeres de la generación de mi madre tuvieron muchos problemas en las rodillas y en la espalda debidos a esa manera, la única que había, de fregar los suelos.

Eso se acabó hace ahora cuarenta años cuando un español inventó la fregona. Muchas veces se ha hecho la broma de que cuando un español inventa algo lo que hace es ponerle un palito a un producto existente (el Chupa Chups, otro invento español, es un caramelo con palito). Pero el invento de Vileda cambió la vida, y mejoró la salud, de todas las personas que tienen que fregar los suelos (ahora cada vez más hombres).

Para celebrar los cuarenta años de tan práctico invento la agencia Proximity ha creado para Vileda The Bas News, el Periódico de las noticias que merecen ser pisadas y lo ha distribuido en lugares que registran mucho tráfico de personas (portales de empresas o de instituciones muy visitadas) para que los porteros, después de fregar, los extiendan por el suelo para que sean pisoteadas por el público.

Se trata siempre de noticias de los últimos cuarenta años: el desastre del Prestige, los aumentos del paro, los casos más sonados de corrupción o los mayores fracasos de La Roja.

El Periódico está organizado en secciones similares a las que tiene un periódico verdadero.

Pisemos las noticias que preferiríamos que no se hubieran producido pero alabemos siempre la genial idea de añadir un palo a las tiras que sustituyeron al clásico trapo de fregar. Muchas espaldas lo han agradecido en estos últimos cuarenta años.

 

Un publicitario a la RAE

Esta mañana se ha reunido la junta de la Academia de la Publicidad, de la que formo parte. La Academia tiene pocos años de vida; su actividad principal es el reconocimiento de aquellas personas que han destacado en el ejercicio de la profesión y evitar que caigan en el olvido.

Ahora se ha propuesto llevar a un publicitario a la Real Academia Española de la Lengua.

Algunas de las frases más repetidas de la historia, algunas de las que han modificado expresiones que luego pasaron a formar parte de la sabiduría popular han sido creadas por publicitarios. Así lo recoge David Torrejón, editor de la revista Anuncios en su artículo sobre este tema.

La publicidad es un potente difusor de la lengua. La capacidad de comunicación de la publicidad es indiscutible: genera mensajes, casi siempre cortos, que se repiten múltiples veces en multitud de lugares y que pueden llegar a ser recordados durante muchos años. Gente de mi generación, de más de sesenta años, puede recordar perfectamente mensajes que recibió a comienzos de su vida, allá por los años cincuenta

¡Claro que no siempre son expresiones correctas! Como en todas las profesiones algunos publicitarios son mejores que otros. Y parece que últimamente abundan más los malos , en opinión de Ricardo Pérez, uno de los grandes de la publicidad, que creó su propia agencia.

Como destacaba Marçal Moliné en su libro La fuerza de la publicidad, la mayor parte de los recursos publicitarios coinciden con las figuras retóricas.

Los grandes redactores publicitarios (¿si alguno llegara a la Academia dejaríamos de llamarles copys?) son especialistas en crear píldoras de sabiduría concentrada. ¿Qué otra cosa sino espléndidas greguerías son los buenos slogans?

Sí; claro que nos vendría bien tratar de traducir al castellano todos esos palabros, muchas veces simples siglas en inglés, que importamos de los países anglosajones sin preocuparnos de buscar su significado equivalente en nuestro idioma, que casi siempre existe.

Son muchos los publicitarios que tienen una importante obra escrita: el propio Marçal Moliné, que ya he citado, Joaquín Lorente, Luís Bassat,…y muchos otros que ahora no me vienen a la memoria.

También muchos literatos famosos trabajaron en algún momento en Publicidad. Esta mañana se citaba el nombre de José Hierro; Carlos Ruiz Zafón, uno de los escritores españoles de más éxito en estos últimos años comenzó su carrera en una agencia. En otros países podemos encontrar a grandes nombres, com Fernando Pessoa en Portugal, algunos de los miembros de la generación prohibida en Estados Unidos, o los más recientes Houllebecq y Beigbeder en Francia.

Seguro que hay muchos más. Se me ocurre que una buena idea, la propondré en la próxima junta, puede ser abrir una sección en la web de la Academia (de la Publicidad) en la que se recojan estas dos facetas: la obra literaria de nuestros grandes publicitarios y el pasado publicitario de los grandes literatos, sean del país que sean.

Seguro que es una buena ayuda para dar un paso más hacia ese objetivo: que un publicitario llegue pronto a ser miembro de la RAE.