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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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¿Qué es y qué no es Televisión?

El sábado fue el Día Internacional de la Televisión.

El viernes se celebró el 10º Encuentro Internacional AIMC, la reunión más importante sobre investigación de medios que se celebra en España; cada dos años. Hablaron nueve ponentes, todos ellos extranjeros.

El primero en intervenir, el holandés Leendert Van Meerem, un clásico de la investigación de medios, tituló su intervención: Vieja TV, Nueva TV, No TV para poner de manifiesto los cambios que la digitalización ha traído al mundo de lo que hasta hace no mucho tiempo era muy fácil de identificar: las imágenes que los canales distribuían por el aire hasta el televisor de nuestro cuarto de estar. En aquellos tiempos, no tan lejanos, la medición de audiencia era, relativamente, sencilla.

Leendert Van Meerem

Ahora, decía Leendert, tenemos que hablar sobre la medición de cualquier imagen en movimiento, en cualquier pantalla, de cualquier tamaño, que se ha visto en cualquier momento del tiempo, sin tener en cuenta lo nueva o lo vieja que sea esa imagen, ni el número de veces que se haya visto. Hace casi tres años, en el Seminario de AEDEMO de Zaragoza de febrero de 2013, yo decía algo similar. Desde entonces la realidad se ha seguido complicando y la investigación se ha ido adaptando; mucho más en las posibilidades tecnológicas que en la realidad admitida por nuestro mercado.

Como nos recordaba el ponente, sólo los que nacimos analógicos llamamos digital a lo nuevo. Ya todo es digital: casi todas las televisiones, pero también este diario.

A partir de ahí, trataba de establecer los límites con una serie de preguntas. Si pensamos que sólo la vieja Televisión es Televisión, entonces ¿todo lo nuevo no es Televisión? ¿YouTube, es Televisión? ¿HBO, la televisión por cable que produce las series de más éxito, es Televisión?¿Si veo una serie a la carta en Movistar Tv, es Televisión?¿Y si la veo en Netflix?

Tras un repaso por las bases de las distintas metodologías de medición que se han utilizado a lo largo de la historia, Van Meerem pasó a analizar las dificultades con que nos encontramos ahora:

  • La manera en que se distribuyen los contenidos: Analógica, Distribución Digital Directa, Digital Individual On Line (streaming).
  • El dispositivo usado por el consumidor: Analógico; aparato sólo de Audio; Pantalla Digital Fija; Pantalla Digital Móvil.

La combinación de esos dos tipos de problemas dibuja un panorama muy complicado.

Pero, se preguntaba ¿necesitaremos medirlo todo?¿quién estará interesado en la audiencia en streaming de los contenidos que no han sido emitidos por cadenas, o que no tienen publicidad? Seguramente sólo el propietario de esos contenidos; pero a él le bastarán sus datos de analítica de Google.

El futuro será un cocktail de datos de las diferentes fuentes, entre las que se recuperará el audímetro personal, que se usó en algunos países para Radio (y aquí en una prueba realizada por AIMC en 2003).

Claro que El diablo está en los detalles, una frase que repitió en dos ocasiones. Cuando mezclemos datos de diferentes fuentes tendremos que asegurarnos de que son comparables. ¿Cómo de diferente es estar en la habitación dónde hay un televisor encendido (una de las definiciones clásicas de audiencia) que ver un contenido bajado a una tablet. Los datos con los que se compra la Televisión tradicional no son los mismos con los que se hará la compra programática ¿eso es un problema? Los datos de Radio que se obtienen con un audímetro personal no son iguales a los que se obtienen con un cuestionario del tipo del EGM (y suelen ser menores; ¡eso sí que es un problema!).

Se necesitan datos claros y discusiones abiertas. Este es un buen momento para que nuestro mercado se lo tome en serio y haga algo antes de que la nueva realidad le arrolle.

Leendert hizo su propio resumen de la situación:

  • Se deben combinar las fuentes de datos para ver la foto completa.
  • Las herramientas de medición han de ser independientes de los sistemas operativos.
  • Debemos ser capaces de seguir a los contenidos en cualquier plataforma y dispositivo
  • ¿Hasta qué punto son importantes la plataforma y el tamaño del dispositivo para conocer el nivel de visionado?
  • Hay que llegar a definiciones claras y transparentes, matando al diablo de los detalles.
  • Una buena aproximación es suficiente. No nos obsesionemos con el último espectador.

Estoy muy de acuerdo con el punto de vista del señor Van Meerem, así que sólo me queda darle las gracias a él por ser tan claro y a la AIMC por haberle traído a sus encuentros.

La revolución de la Televisión conectada

La semana pasada participé en BIT Experience un evento que se celebró en el IFEMA en el que se presentaban los últimos avances tecnológicos en el mundo audiovisual.

La organización, el portal tecnológico Panorama Audiovisual, me propuso como título de mi charla La revolución de la Televisión conectada. Yo respeté ese título, sin añadirle unas interrogaciones, ni siquiera unas comillas, aunque empecé poniendo en duda que realmente se tratara de una revolución. Seguro que lo es desde el punto de vista tecnológico pero, en mi opinión, una revolución es un evento que cambia la vida de la gente, de la mayor parte de la gente. Lo fue la Revolución francesa, la soviética o la iraní; lo es la revolución digital, o incluso la móvil: todos hacemos las cosas de una manera diferente desde que llegó la digitalización; todos llevamos un móvil siempre con nosotros…pero aunque muchos tengamos un aparato de Televisión conectada, el uso que hacemos de él la mayor parte del tiempo sigue siendo de lo más convencional. Seguro que las cosas cambiarán, pero no sabemos cuánto puede tardar ese cambio. Ahora las esperanzas se centran en el aterrizaje de Netflix el próximo octubre.

El autor del blog durante su presentación en IFEMA. Foto: Panorama Audiovisual

No hablé de tecnología. Con un auditorio en el que predominaban los expertos en tecnología no habría podido decir dos palabras sin meter la pata y que me pillaran. Me centré en el espectador y en el negocio audiovisual (especialmente en la parte relacionada con la publicidad) y en cómo ha evolucionado la medición.

Actualmente vivimos en una esquizofrenia: por un lado nos dicen que la televisión ha muerto y por otro que el contenido es el rey (y ese contenido casi siempre es audiovisual).

La televisión lineal, la que se ve tal como la emiten las cadenas, en el momento de su emisión, no atraviesa su mejor momento (sobre todo entre los jóvenes) pero sigue ocupando en media cada día casi cuatro horas de la vida de cada español. ¡No está mal para un teórico muerto! Pero es verdad que cada vez se ve más contenido en diferido o en dispositivos diferentes del televisor del hogar; incluso usando varios dispositivos a la vez; o ver seguidos todos los capítulos de una temporada de una serie y pegarse el gran atracón. O sea que las dos afirmaciones, aparentemente contradictorias, tienen algo de razón.

Hice un repaso por la evolución histórica y el presente de la medición y de la inversión publicitaria, que no tiene cabida en este post. Aquí me voy a centrar en lo que creo que nos espera en un futuro ya muy próximo.

En una situación en la que las audiencias se fragmentan entre un número ya casi infinito de cadenas y en el que, además, las audiencias de un mismo programa se diluyen a lo largo del tiempo, cobran una importancia creciente los eventos que mayoritariamente se ven en directo (los deportes, el Festival de Eurovisión, los Goya, los finales de determinados concursos,…). En el plano de la medición toma cada vez más fuerza la idea de mediciones híbridas, complementando la información que se obtenga del panel de hogares (como el de Kantar Media en España) con la que proceda de estudios censales (como el que hace Kantar para Ono, o Rentrak para otros operadores). Según vaya creciendo la Televisión Conectada cada vez tendrá más sentido esa medición censal, que exige la colaboración del operador objeto de la medición.

En el plano comercial yo creo que todavía le quedan unos años de vida al sistema de venta de GRPs (puntos de porcentaje de audiencia) pero también está claro que la Venta Programática (que, en función de algoritmos, hará llegar a cada espectador/hogar una publicidad diferente en función de sus gustos o su comportamiento anterior) asoma con fuerza como nueva posibilidad a medida que crezca la conexión. Esperemos que no venga con los vicios que son habituales en Internet.

Creo que la clave es que las televisiones sigan vendiendo tiempo (spots de 10, 20, 30 segundos) y no simples impresiones como se ha hecho en internet. El tiempo es limitado: un día tiene 86.400 segundos; según la ley habría un máximo de 17.280 segundos publicitarios…abundante pero limitado. En una pantalla de Internet (en la que podemos habernos detenido sólo unas décimas de segundo) puede haber numerosos mensajes publicitarios; eso hace que la oferta publicitaria de Internet sea casi infinita, lo que lleva a que los precios tiendan a cero y haga muy difícil la supervivencia de una gran parte de los protagonistas de la transformación digital. Y por supuesto, que no se pague por aquello que nunca ha llegado a aparecer en las pantallas. Ese asunto de la visibilidad que ahora parece empezar a preocupar en Internet (y que sorprende que no preocupara antes).

Creo que la nueva situación que se prevé será muy buena para el espectador, que podrá ver lo que quiera, cuándo quiera, dónde quiera y en el dispositivo que quiera. Tengo menos claro que vaya a ser buena para la publicidad o para el negocio audiovisual en general.

En cualquier caso está claro que vienen tiempos interesantes. Habrá que estar atentos.