Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Mi último día como Consejero en 20 minutos

Con emoción, algo de miedo y no poca atracción, me asomo hoy a una nueva etapa vital. Ayer fue mi último día en 20 minutos.

Con Arsenio Escolar, Juan Carlos Avilés y Virginia Perez

Con Arsenio Escolar, Juan Carlos Avilés y Virginia Perez

Al cabo de 14 años, desde que lo fundamos en el sótano de mi casa, ayer cerré uno de los capítulos más bonitos de mi ya larga vida profesional. Los colegas me dedicaron esta portada ficticia de «20 minutos Almería». Y Juan Carlos Avilés compuso un sonetillo (con estrambote) titulado:

El que no ríe, no mama

 

 

Portada de una edición ficticia de 20 minutos Almería

Portada de una edición ficticia de 20 minutos Almería

 

Con algunos consejeros de 20 minutos.

Con algunos consejeros de 20 minutos.

Despedida de JAMS del Consejo de 20 minutos (13 de febrero de 2014)

Queridos presidente y consejeros:

Estas serán mis últimas palabras en el Consejo de Administración del Grupo 20 minutos España, editor del primer diario español (en papel y web) “que no se vende”.

Con emoción, agradezco a todos vosotros y a los colegas del Grupo 20 minutos y del Schibsted Media Group el apoyo y el afecto recibidos durante los últimos 14 años. En este momento de despedida y para que conste en acta, me gustaría recordar algunas palabras sobre las razones por las que vendimos nuestra compañía a los noruegos que ya dije hace algunos años en Oslo, en representación de los empleados no escandinavos de Schibsted en el funeral de Tinius.

La primera vez que oí el nombre de Schibsted fue en la primavera de 2001 en Madrid. Fue durante el “road show” para vender nuestra compañía Multiprensa y Mas S.L. (editora de 20 minutos en España), fundada 2 años antes en el sótano de nuestra casa con mi esposa, Ana Westley. Noruegos, suecos e italianos fueron los finalistas y la oferta de los suecos fue, por una pequeña diferencia, la mas alta en términos monetarios.
No puedo negar la influencia de mi suegra (100% noruega) en la decisión de vender nuestra compañía a Schibsted. Ella me dijo:

-“Jose, olvídate de los italianos y ¡ni se te ocurra venderla a los suecos! ¡Uff Da!”

Arsenio y yo le dijimos a nuestro jefe, Julio Ortega Zurdo, y a nuestro Consejo que vendiéramos nuestra compañía a los noruegos por dos razones importantes:
Primera: habíamos analizado el modelo noruego en Zurich y era tan local como el nuestro mientras que el Metro sueco era mas global.
Segunda (y no la menos importante): Schibsted nos garantizaba libertad de expresión, independencia editorial, credibilidad y calidad -¡y todo ello por escrito! Lo hicieron a través de una fundación que llaman Tinius Trust.

“No se diga más”, pensamos los dos inmediatamente.
Y aquí estamos, 13 años más tarde.
Basamos nuestra decisión en la garantía de libertad de prensa del Tinius Trust. Esta libertad es una planta tan maravillosa –aunque frágil y delicada. Como podéis imaginar, durante siglos, esta plantita fue tan extranjera y exótica que apenas podía echar raíces ni prosperar en España. Y ahora, Schibsted está cultivando y defendiendo esta admirable planta en 25 países con diferentes lenguas –y está prosperando.

He sido periodista durante la dictadura de Franco y en democracia, fundando periódicos y empresas, y puedo confirmaros verdaderamente lo que vale la libertad de expresión. La libertad, como el oxígeno, es más valorada cuando nos falta. He sufrido la falta de libertad durante demasiados años de mi vida y he luchado, y lucho aún por ella, tal como Schibsted nos ha enseñado mediante el Tinius Trust.

Han pasado casi 13 años desde que vendimos nuestra compañía y gracias al espíritu y la letra del Tinius Trust, bajo la dirección y el apoyo de de Ole Jacob Sunde, Kjell Aamot an Rolf Erik Ryssdal y de mis jefes directos Biger Magnus, Sverre Munk y Bernt Olufsen, el milagro de “asegurar la libertad y la independencia” en 20 minutos España fue, desde luego, posible.

Y hemos cumplido, lo mejor que hemos podido, los tres pilares fundamentales que aprendimos de Schibsted:
-(1) Pasarlo bien, (2) ganar dinero y (3) con integridad

Por esta razón, y con gran orgullo y gratitud, quiero decir, en este momento tan emotivo de mi despedida como miembro de Consejo de Administración, que en toda mi carrera profesional (en más de 20 compañías) nunca disfruté de tanta libertad, independencia y confianza como en 20 minutos España.

Me gustaría citar la frase de Don Quijote que mi padre me recitaba cuando era niño:

-“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni aquellos que la mar encubre: por ella, uno puede, y debe, aventurar la vida”.

Gracias a todos vosotros, en Schibsted, por cultivar y defender vuestra libertad y la nuestra porque eso marca una diferencia con otras empresas periodísticas y deja una huella importante en los países donde está Schibsted.

Para mi, éste es un momento cargado de emoción y mezclado, al mismo tiempo, con tristeza y felicidad.

Triste, porque la decisión que he tomado de acuerdo con mi presidente, Bernt Olufsen, me aleja físicamente de vosotros y de estas reuniones del Consejo, tan enriquecedoras, y pone fin a una larga e importante etapa profesional. Hemos tenido épocas brillantes y, sí, tiempos de oscuridad que han sido muy duros y que nos han exigido sacrificios para salir de la crisis y salvar nuestro proyecto.

Después de varios años de vacas gordas y otros de vacas flacas, dejo hoy 20 minutos e inicio, con una mezcla de miedo y atracción, una nueva etapa de mi vida: la jubilación.

Pido disculpas por los errores que haya podido cometer como Director General y como Consejero. Y aplaudo y agradezco la dedicación, el esfuerzo y el entusiasmo que mis colegas de 20 minutos han demostrado sacando a este braco de las piedras y poniéndolo a flote. Ellos han vencido a los competidores. De los cuatro diarios gratuitos somos el único superviviente. Me alegra ver que este año vamos cumpliendo el presupuesto. Confío en que muy pronto recuperemos nuestro liderazgo en toda la prensa española. Y el break even!

Felicito a todos los empleados de 20 minutos que han hecho esto posible. Ya vemos la luz al final del túnel. Y os aseguro que, con este equipo excepcional, lo mejor está por llegar.
Sabéis que podéis contar siempre conmigo. Y recordad nuestro lema: “Pasarlo bien, ganar dinero y con integridad”. Muchas gracias.—-

Cena de despedida con Julio Ortega, en primer plano, y José Luis Gómez Ansótegui (cofundadores) de Multiprensa.

Cena de despedida con Julio Ortega, en primer plano, y José Luis Gómez Ansótegui (cofundadores) de Multiprensa.

Esta ha sido mi tradución de lo que dije ayer en mi último Consejo tras ser aceptada mi dimisión. Los Consejos de 20 minutos se celebran en inglés ya que algunos noruegos no saben castellano. Por la noche, hubo emocionante y rica despedida en el Restaurante Al Mounia, una de mis favoritos (hacen algunas comidas como las de mi madre). Mis palabras ante el Consejo (en inglés, tal como recogerá el acta) fueron éstas:

JAMS´s departure from the Board of Grupo 20 minutos España (Madrid, February 13, 2014

Dear Chairman and colleagues:

These will be my last words at the Board of Directors of Grupo 20 minutos España, the publisher of the first Spanish daily newspaper (in paper and on the web), “that is not for sale.”

With emotion and my appreciation to all of you and to all the colleagues of Grupo 20 minutos and Schibsted Media Group for the support and affection received over the last 14 years, in this moment and for the record, I would like to recall some words about the reasons why we sold our company to the Norwegians which I said a few years ago in Oslo, when I was speaking on behalf of the thousands of non-Scandinavian employees of Schibsted at Tinius’s memorial.

The first time I heard the name Schibsted was in the spring of 2001 in Madrid. It was during our road show to sell our company Multiprensa y Más S.L. (the publisher of 20 minutos in Spain), founded 2 years earlier in the basement of my house with my wife, Ana Westley.  Norwegians, Swedes and Italians were the finalists and the Swedish bid was, by a slight difference, the highest in monetary terms.
I cannot deny the influence of my mother-in-law (100% Norwegian) in the decision to sell our company to Schibsted. She said:

– “Jose, forget the Italians and don’t even think about selling it to the Swedes! Uff Da!”

Arsenio and I told our boss, Julio Ortega, and our Board to sell our company to Schibsted for two very important reasons:
First, we had studied the Schibsted model of 20 minuten in Zurich and it was as local as ours, while Metro was more global.
Second, and last but not least: Schibsted guaranteed us freedom of expression, editorial independence, credibility and quality – and all in writing! They did this through a foundation they called the Tinius Trust.

Say no more,” we both thought immediately.

And here we are 13 years later.
We staked our decision on the Tinius Trust’s guarantee of freedom of the press. This freedom is such a marvelous plant – though fragile and delicate. As you may imagine, for centuries this seedling was an exotic foreign plant that could not grow roots or thrive in Spain.  And now, Schibsted is cultivating and defending this remarkable plant in 25 counties with many different languages — and it is thriving.

I also have been a journalist both in the Franco dictatorship and in democracy, founding newspapers and companies, and I assure you that I truly appreciate how much freedom of expression is worth. For freedom, like oxygen, is most valued when it is lacking.
I suffered a lack of freedom for too many years of my life and I have fought, and still fight for it, as Schibsted has taught us through the Tinius Trust.

Con Sverre Munck, (Izda) mi presidente durante 12 años en 20 minutos España.

Con Sverre Munck, (Izda) mi presidente durante 12 años en 20 minutos España.

Almost 13 years have gone by since we sold our company, and thanks to the spirit and letter of the Tinius Trust, under the direction and support of Ole Jacob Sunde, Kjell Aamot and Rolf Erik Ryssdal and of my direct bosses, Birger Magnus, Sverre Munck and Bernt Olufsen, the miracle of “ensuring freedom and independence” in 20 minutos in Spain was indeed possible. And we accomplished, to the best of our abilities, the three fundamental principles that I have learned from Schibsted:
-(1) Have fun, (2) make money and (3) with integrity.
For this reason, and with great pride and gratitude, I wish to say at this emotional moment of my farewell as Member of the Board of Directors, that I have never enjoyed in my entire professional life (in more than 20 companies) as much freedom, independence and trust as in 20 minutos España. I would like to quote the phrase of Don Quijote that my father recited to me when I was a child:

-“Freedom, Sancho, is one of the most precious gifts that the heavens have given unto man. It cannot equal all the treasures that the earth holds nor all those that the seas engulf: for this, one should, and one must, stake his life!”

Thank you, all of you, in Schibsted for cultivating and defending your freedom and our freedom because this makes a difference with other media companies and leaves and important imprint in countries wherever Schibsted operates.

This is a moment full of emotion for me mixed with both sadness and happiness, at the same time.

Sad, because the decision I have taken in agreement with my president, Bernt Olufsen, separates me physically from you and these enriching meetings and puts an end to a long and great professional phase. There were times of brilliance and, yes, times of darkness that have been very tough and which demanded sacrifices to emerge from the crisis and save our project.

After several years of fat cows and others of thin cows, I leave today 20 minutos and begin, with an exciting mixture of fear and attraction, a new phase in my life: retirement.

I apologize for any mistakes I may have committed under my management as CEO and as member of the Board of Directors.   I applaud and appreciate the dedication, effort, and enthusiasm that my colleagues of 20 minutos have demonstrated in getting this great ship off the rocks and through the shoals.  They have beat the competition.  We are the lone survivors of four free newspapers.   I’m pleased to see that this year we will fulfill the budget.  I am confident that very soon we will recover our leadership in the Spanish press. And, of course, the break even.

Congratulations to all the employees of 20 minutos who have made this possible.  We now see the light at the end of the tunnel.  And I assure you that, with this exceptional team, the best is yet to come.

You know you can always count on me.  And remember our slogan: “Have fun, make money, and with integrity.”

Thank you very much. Muchas gracias.

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Mañana será otro dia… y sin obligaciones.  ¡Miedo me da!

 

 

«El próximo parado… será un diputado»

Lo cantan a coro: «Y si es un senador… será mucho mejor». «Y si es la Cospedal… será fenomenal«. «¿Y si es Rajoy?… que sea para hoy».  Mientras la calle grita estos pareados, los anodinos diputados y senadores españoles, nombrados a dedo por sus partidos, y refrendados a ciegas por electores que no los conocemos ni de vista, no se enteran de que están a un paso del harakiri.

Presentación en Madrid el Manifiesto "Por una nueva ley de partidos"

Presentación en Madrid el Manifiesto «Por una nueva ley de partidos»

Ayer se presentó en Madrid «El Manifiesto por una nueva ley de partidos»El Pais de hoy titula así su información: «Un centenar de intelectuales proponen una reforma radical de la ley de partidos»

A primera vista, parece que se trata de un grupito de reformadores o soñadores de élite con más ingenuidad y buena fe que coraje.

Yo estuve allí, en una salita pequeña de la 5ª planta del Círculo de Bellas Artes. (Allí mismo nos reuníamos bajo la Dictadura, a escondidas claro, para arreglar España y parte del extranjero. Entonces, también nos llamaban ingenuos y miedosos.)

Por la ventana, a la misma hora, pudímos ver una manifestación por la calle Alcalá que se acercaba a la alcaldía.

Después de escuchar a los cuatro promotores (solo una mujer), y no sin cierta emoción, firmé el Manifiesto en www.porunanuevaleydepartidos.es. Las primeras 100 firmas (entre las que están Savater, Azúa, Alvarez Junco, Casajuana, Conthe, Cullel, Fidalgo, Garicano, Aristóbulo de Juan, Juliá, Molinas, Muñoz Molina, de la Nuez, Vargas Machuca, etc.) se habían convertido, en un par de horas, en siete mil. Casi seguro que pronto pasaremos del millón.

En este caso, el número de firmas carece de efectos legales. Solo cuenta para que los partidos políticos actuales tomen nota… y se asusten un poco.  La actual clase política está protegida por una ley orgánica anacrónica y viciada que impide ser reformada por la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Por tanto, aunque para la presentación del Manifiesto al Congreso no importa el número, creo que es bueno acompañar a los 100 con varios miles de firmas.

Recomiendo vivamente la lectura completa del Manifiesto de los dos folios. Pero, para convencernos de la urgencia y sentido democrático de esta reforma, basta con repasar estas

Siete propuestas

Las propuestas contenidas en el Manifiesto pueden resumirse en siete puntos.

1. Celebración de congresos cada dos años como mínimo y, en todo caso, a fecha fija.

2. Reunión de los órganos de control de las directivas y parlamentos internos a fecha fija, incluyendo en el orden del día la votación sobre la gestión de la directiva con voto secreto. Limitación del número de sus integrantes, entre los cuales no se contarán los de la directiva.

3. Composición de los congresos y de los órganos de control proporcionales al número de afiliados o de votos del partido en cada provincia o distrito. Limitación de mandatos al menos en los órganos de control.

4. Elección de los órganos ejecutivos, delegados a congresos y miembros de los órganos de control mediante voto secreto de los afiliados o delegados al congreso.

5. Elección de los candidatos a cargos representativos por elecciones primarias.

6. Mandato limitado de los tesoreros y encargados de las cuentas y elección de los interventores por parte de los distintos niveles del partido. Auditorías anuales por empresas independientes, previas a la presentación de las cuentas, que deberán ser aprobadas por los máximos órganos de dirección del partido.

7. Constitución de comisiones independientes para verificar los gastos de las campañas e inspecciones para verificar el cumplimiento de los límites de gasto electoral.

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La presentación del Manifiesto estuvo cargada de contención y prudencia.  No querían espantar a nadie. Y nadie osó hablar de ruptura. Solo de reforma. Pero se citaron nombres de reformadores muy potentes: Jovellanos, Joaquín Costa y Ortega y Gasset. Nada menos.

De pronto, me dió un ataque de nostalgia perniciosa (propia de abuelo cebolleta). Vi pasar por mi memoria un montón de manifiestos, impresos clandestinamente en la «vietnamita» que aún tengo en el sótano de mi casa, pidiendo democracia, derechos humanos, amnistía para los presos políticos, partidos políticos libres, etc., etc.

Con Franco no había libertad ni partidos. Por eso, dominando el arte del disimulo, florecieron multitud de cuasi partidos polítidos minúsculos y miniparlamentos: asociaciones de vecinos (como los ramilletes de barrio derivados hoy del 15-M), comunidades de cristianos de base, curas rojos, colegios profesionales, amigos de la Unesco, sindicatos ilegales de obreros y de estudiantes, células clandestinas embrionarias de los futuros partidos (hoy anquilosados), revistas, panfletos y multitud de asambleas y reuniones con vigilantes en la puerta para avisarnos por si venían «los grises» porra en mano.

En los últimos años de la Dictadura, toda aquella riquísima flora democrática que brotó en la catacumbas de la sociedad española se fue organizando en la Junta Democrática, en la Plataforma (luego fusionadas en la Plata-Junta) y en otras alianzas opositoras al régimen de Franco. Al final, las Cortes franquistas notaron la presión ciudadana en favor de la democracia y, por una mezcla de miedo y sentido común, favorecieron en harakiri (desde la Ley a la Ley) propuesto por Adolfo Suarez. Triunfó la reforma sobre la ruptura. Y no nos fue tan mal. Fue el arte de lo posible, gracias al espíritu de consenso que presidió la Transición de la Dictadura a la Democracia.

Los padres de la Constitución del 78 (y la mano izquierda de Alfonso Guerra y de Fernando Abril Martorell) optaron por una Ley de Partidos que, ante todo, garantizara la estabilidad. Hemos tenido estabilidad, quizás en demasía, y estamos pagando ahora un alto precio por ello. Como los políticos que están instalados en el sistema no parecen dispuestos al harakiri que supondría para ellos reformar la ley orgánica que les ampara («entre bueyes no hay cornás»), solo nos queda la presión de la sociedad civil para que espabilen y le vean las orejas al lobo.  De lo contrario, podríamos estar sembrando las bases de la ruptura que no se hizo al morir el dictador.

Este Manifiesto por una nueva ley de partidos es un primer grito para despertar a los diputados y senadores, a los líderes políticos, a los gobernantes. Cuanto mas fuerte sea el grito (con más y más firmas) mejor lo oirán los políticos que, por ahora, se hacen los sordos para no perder sus privilegios.

Los cuatro presentadores del Manifiesto dijeron que se trataba de un primer paso…

Les felicito por pasar de las palabras a los hechos.

¿Cual será el siguiente paso? ¿Tienen ya nombre para la nueva Plata-Junta, partido o partidos que ayuden a profundizar en muestra democracia?

Lo que no hay es vuelta atrás. «Los males de la democracia se curan con más democracia». Por eso, también me apunté a Foro + Democracia que proponen Jordi Sevilla y Josep Piqué. Algún día nos juntaremos todos (jóvenes y carrozas) con el 15-M.

La que se va armar aquí si la vieja clase política, tan desprestigiada y alejada de la sociedad, no se despierta y se regula por una nueva Ley de corte europeo…

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PS. Al salir del Círculo de Bellas Artes de Madrid, ayer a mediodia, pasé por Cibeles. Los manifestantes ya estaban apostados, con sus gritos y pancartas, en la puerta del  Ayuntamiento, bajo el despacho de la alcadesa Ana Botella (de Aznar).

Desde lejos, no supe distinguir por qué protestaban pero escuché un grito tan claro como ingenioso. Decían, a coro:

¡Esa Botella… al contenedor!

Pues eso.

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Algo huele a podrido en la Justicia

«En España no hay leyes; solo orientaciones». Lo aprendí de unos guiris escandalizados por la ineficacia y lentitud de nuestro sistema judicial y por la pasividad de la ciudadanía ante injusticias y/o delitos flagrantes.

El Roto, en El País, 27/04/13

El Roto, en El País, 27/04/13

Gurtel, la financiación del PP, Bárcenas, Undargarín, los ERE del PSOE, las dietas de UPN, las ITV de Pujol

Los casos de «presunta» corrupción de los políticos se eternizan hasta que caen en el olvido o se archivan por triquiñuelas técnicas, como ocurrió con Naseiro, el único tesorero de la historia del PP aún no imputado por corrupción.

La escasa confianza de los españoles en la Justicia viene lejos. Así la define el refranero: «Tengas pelitos y los ganes», «Vale más un mal acuerdo que un buen pleito», etc.

No es de ahora. Durante la Dictadura de Franco pasaba más de lo mismo. Las leyes fascistas promulgadas por el dictador apenas se cumplían, excepto para castigar a los disidentes políticos,

Un ejemplo: durante la Dictadura había una ley en vigor que calificaba el adulterio como delito. ¿Cuantas sentencias dictaron los jueces franquistas condenando a los adúlteros? Busquen en los archicos y se llevarán una enorme sorpresa. ¿Llegarán a la docena?

Ahora hay leyes democráticas en vigor que califican la corrupción como delito.

¿Cuantas sentencias han dictado los jueces condenando a los corruptos? Busquen en los archivos y se llevarán otra enorme sorpresa. ¿Llegarán a la docena?

¿Acaso no había miles y miles de casos de adulterio en la España de Franco?

¿Acaso no hay miles y miles de casos de corrupción en la España democrática?

Las leyes de antes como las de ahora no son leyes, son sólo orientaciones.

Si el Legislativo legisla será para algo. El Ejecutivo debería ejecutar, es decir, hacer cumplir las leyes que dictan los legisladores desde Las Cortes. Y si ambos poderes hicieran bien su trabajo, suponemos que el Judicial debería juzgar a quienes incumplieran las leyes y los condenaría o absolvería mediante las correspondientes sentencias. Digo yo.

Peridis, en El País, 27/04/13

Peridis, en El País, 27/04/13

¿Donde están las sentencias de nuestros jueces condenando o absolviendo los casos de corrupción política?

Deben estar en el mismo limbo en el que se ocultan las escasísimas sentencias de los jueces franquistas contra los adúlteros.

¿Acaso no había adúlteros cuando mandaba el dictador? ¿Acaso no hay corruptos ahora que manda el pueblo soberano?

Creo que lo que no había antes ni hay ahora son jueces que hagan bien su trabajo, amparados por políticos que tampoco hacen bien el suyo.

Por eso, no me extraña nada la saludable irrupción en España de los «escraches» (¡qué palabra lunfarda tan bonita en boca de Carlos Gardel!). El pueblo soberano y desesperado busca salidas contra los políticos que no hacen bien su trabajo. Y ha encontrado una muy luminosa en la Argentina que luchó dignamente contra la Dictadura asesina de Videla y compañía: los «escraches».

Nada de violencia física. Solo pancartas y gritos a la cara, en honor a la libertad de expresión.  A ver si nuestros políticos, casi anónimos, elegidos en listas cerradas por la estructura de sus partidos, se avergüenzan y despiertan de una vez…

Y, de paso, mal que les pese, hacen leyes que se cumplan (incluida una Ley Electoral de listas abiertas) y reforman la Justicia, esa palabra tan extranjera en España.

Gracias Erik por recordarnos con tu comentario de ayer lo que está consiguiendo la fiscal general de Guatemala, Claudia Paz y Paz, al sentar en el banquillo al general Efraín Ríos Montt, uno de los asesinos más crueles de América. Precisamente hoy, El Pais publica un excelente artículo de Prudencio García titulado «Ríos (de sangre) Montt» que te recomiendo. Ahí va el link:

http://elpais.com/elpais/2013/03/01/opinion/1362139369_928689.html

El trabajo heróico de Claudia Paz nos reconcilia con la condición humana en medio de tanta injusticia e ignorancia.

 

 

 

Si no hay preguntas…¡nos vamos!

Mis colegas se rebelan, por fin, contra políticos desvergonzados que convocan ruedas de prensa ¡sin preguntas! Fue en Nueva York, contra la ministra muda Ana Mato.

Ana Mato en Nueva York con el representante de España en la ONU.

Ana Mato en Nueva York con el representante de España en la ONU.

Por fin, los dueños y directores de los medios de comunicación no tendrán más remedio que apoyar a sus periodistas (aunque sea de boquilla) cada vez que se levanten y se vayan si los políticos no admiten preguntas.

Es un buen comienzo para la regeneración política (y periodística). Me enteré de la noticia por La Sexta y luego me la confirmaron 20minutos.es y  la sin par Maruja Torres en El País.

Ella lo dice mejor que yo. ¿Para qué repetir?. Copio y pego su columna a continuación. La recomiendo:

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Habla, mudita

Maruja Torres (El País, 7-03-2013)

Cuando cualquier político se niega a contestar preguntas en una rueda de prensa, el bofetón no se lo da únicamente a los informadores. Nos lo propina a todos

«Los periodistas no solo tenemos la obligación de informar a la ciudadanía acerca de lo que ocurre. Somos también la voz de los ciudadanos. Cuando un presidente de Gobierno o un ministro o un director de cualquier departamento, en fin, cuando cualquier político, gobierne o no, se niega a contestar preguntas en una rueda de prensa, el bofetón no se lo da únicamente a los informadores presentes en la sala. Nos lo propina a todos.

Bárcenas, peor aducado que la ministra, responde con una "peineta" a las preguntas de los periodistas.

Bárcenas, peor educado que la ministra, responde con una «peineta» a las preguntas de los periodistas.

Por ello resulta más que encomiable la actitud que, por fin, los corresponsales españoles mantuvieron ante la ministra de Sanidad, Ana Mato, a raíz de su presencia en la inauguración de la 57ª Sesión de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer, de Naciones Unidas. Le dieron plantón porque no quería dar respuestas.

Lo que me preocupa es que tuviera que ser en Nueva York en donde los periodistas protestaran. ¿Por qué no antes y en Madrid, o en cualquier localidad española en donde los caballeros y damas del actual Gobierno han ido colocándonos sus burras sin permitir contrapreguntas, ni siquiera preguntas, o manifestándose en forma de vídeo publicitario? ¿Quizá porque aquí nos hemos aborregado y porque allí, en otro ambiente, los periodistas mantienen la integridad profesional y la independencia? Y si esto último es así, ¿es porque allí asisten cada día a la, pese a todo, independencia de los medios más prestigiosos, o porque se encuentran lejos de sus respectivas redacciones y de sus intrigas de poder? ¿O es porque los de allí tienen menos miedo?

Esta pésima costumbre antidemocrática del mudismo se inició en 2007, y este mismo periódico la denunció. Con el tiempo, la tendencia se ha acentuado hasta la exasperación. Cinco años después, tenemos una reacción: en la ciudad que nunca duerme, no en una de las nuestras, tan amodorradas, periodísticamente hablando.»

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¡Bravo, Maruja! No te jubiles nunca.

Elrich, en El País (11-03-2013)

Elrich, en El País (11-03-2013)

En realidad, Ana Mato (famosa por su mutismo, antes del plantón de Nueva York) es una buena discípula de su jefe, Mariano Rajoy, quien (Bácernas mediante) pone una pared por medio entre los periodistas y él cuando convoca a la prensa para no hablar de los presuntos «sobrecogedores» de su ex tesorero.

No me gusta decir eso de que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Ni siquiera para hablar de casos como éste que pueden llevarnos a engaño. Primero, porque no es cierto. Segundo, porque es de mal gusto para los oídos de nuestros jóvenes. Y tercero, porque nos coloca al borde del abuelo cebolleta que cuenta historietas imposibles de comprobar. El pasado nos parece mejor, sencillamente, porque éramos más jóvenes, podíamos hacer más de casi todo y nos quedaba mucha vida por delante.

Los periodistas del final de la Dictadura y de la Transición, que hacíamos preguntas casi temerarias e investigaciones arriesgadas, no éramos más valientes ni más toreros ni más íntegros que los de hoy. Éramos -eso sí- más inexpertos, faltos de experiencia en lo que se refiere a la libertad de expresión (gracias al dictador, general Franco) y lucíamos la audacia de los espontáneos que saltan al ruedo, ante el aplauso del respetable, para que luego se los lleve la Guardia Civil al cuartelillo.

No solo éramos aficionados, inexpertos e incautos los periodistas jóvenes de entonces. También lo eran los primeros políticos demócratas. Estaban aún sin malear, llenos de miedo y -por qué no decirlo- también de puro idealismo. Ambos colectivos estábamos haciendo el mismo camino al andar y tropezábamos juntos en muchos preduscos. Viniendo de una Dictadura pura y dura, ¿qué político de entonces de hubiera atrevido a convocar una rueda de prensa sin preguntas? Se le habría caído el pelo.

Además, el roce semiclandestino que hubo entre políticos y periodistas generó una relación de cierto compadreo (incluso de amistad verdadera, ¡qué peligro!), muy provechosa para acceder a las fuentes de información privilegiadas pero perjudicial para la independencia de los periodístas frente a los políticos. Los dueños y directores de los nuevos medios de información de la época tampoco se habrían atrevido a regañar a sus periodistas si éstos hubieran marchado de una rueda de prensa sin preguntas.

La mayoría de nuevos periodistas, dueños de los medios y políticos éramos más jóvenes, más inexpertos y, en cierto modo, más temerarios. Viniendo de una Dictadura tan terrible como la de Franco, caminábamos unidos hacia la libertad, en especial, la de expresión (tan desconocida desde la II República) que era el primer derecho adquirido por los ex súbditos del dictador recién convertidos en ciudadanos libres.

Bárcenas, discípulo, no solo en peinetas, de José María Aznar.

Bárcenas, discípulo, no solo en peinetas, de José María Aznar.

Han pasado 35 años desde que, el 6 de diciembre de 1978, el pueblo español aprobó la primera Constitución democrática desde el golpe de Estado de Franco en 1936. Treinta y cinco años de Democracia han propiciado, entre muchas bondades y maldades, la emergencia, desarrollo y consolidación de periodistas, directores de medios y políticos profesionales. Sus relaciones son profesionales, no de aficionados. Se gana por un lado y se pierde por otro. Y esto ya es otro cantar.

Hasta el punto que nuestra Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) se ha visto obligada a hacer lo nunca visto en nuestra Democracia: pedir el fin del «hostigamiento» a los periodistas en España. Acabo de recibir en mi correo el comunicado oficial de la FAPE, lo que me ha incitado a escribir esta nota el blog. Copio y pego:

La FAPE insta a que cese el hostigamiento a los periodistas

MADRID, 11 DE MARZO DE 2013.  La Junta Directiva de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), reunida en Madrid para examinar el estado de la profesión, ha constatado el creciente acoso que están sufriendo los periodistas en el ejercicio de su profesión.

La FAPE denuncia que este clima de hostigamiento tiene como objetivo limitar los derechos constitucionales a la libertad de expresión y de información.

La agresión a la periodista Soledad Arroyo, de Antena 3, por los escoltas de la ministra de Sanidad, Ana Mato, y los miembros de seguridad del Reina Sofía, ha sido el último capítulo de una serie de obstáculos a la tarea de los periodistas que venimos observando en las últimas semanas.

Esta agresión se une a las querellas contra medios periodísticos, ruedas de prensa sin derecho a preguntas, la reclusión de los periodistas en salas aisladas para evitar que hagan preguntas, video comunicados y declaraciones en video blogs o en twitter y demás enlaces de sonido y fotos con los que los políticos tratan de convertir la información en propaganda.

También hemos recibido denuncias desde varias Asociaciones de la Prensa acerca de presiones y vetos a los profesionales que publican noticias que los políticos juzgan contrarias a sus intereses particulares.

El ninguneo de los políticos a los periodistas tiene una de sus máximas expresiones en las ruedas de prensa sin derecho a preguntas.

Los periodistas no solo tenemos la obligación de informar a la ciudadaníade los hechos. También debemos ejercer nuestro papel de control de los poderes y este papel se ejerce a través de las preguntas que hacemos en nombre de los ciudadanos.

Esta tarea viene avalada por sentencias del Tribunal Constitucional que atribuye a los medios de comunicación el papel de “intermediario natural” entre la noticia y cuantos no están en condiciones de conocerla directamente.

La FAPE considera que no se puede estar negando sistemáticamente el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz y de interés público, sobre todo en aquellos casos en que se ha registrado un uso irregular de los fondos públicos.

Los políticos, como representantes públicos que gestionan los intereses de los ciudadanos, están obligados  a poner en su conocimiento todas sus actividades con absoluta transparencia, y eso se hace a través de los periodistas.

La jurisprudencia constitucional subraya que el derecho a la intimidad personal y familiar se encuentra limitado por las libertades de expresión e información y ello tiene lugar cuando se produce un conflicto entre tales derechos.

La preponderancia del derecho de información sobre el de intimidad se produce cuando los hechos denunciados son de interés público, son veraces y pueden contribuir al debate en una sociedad democrática.

Los periodistas también sabemos que lo que no es veraz, no es información, es otra cosa bien distinta. Nuestro Código Deontológico subraya que el periodista “deberá fundamentar las informaciones que difunda, lo que incluye el deber de contrastar las fuentes y el de dar la oportunidad a la persona afectada de ofrecer su propia versión de los hechos”.

Situar a los periodistas como “culpables” de difundir información veraz y de interés general porque no conviene a los intereses de un determinado partido o de un determinado político, es equivocarse de objetivo, eludir las responsabilidades y hacer un flaco favor a las libertades en nuestro país.

Ante esta situación, la FAPE hace un llamamiento al Gobierno y a todos los representantes públicos para que se comprometan a facilitar la tarea de los periodistas, en lugar de seguir poniendo obstáculos que atentan contra los derechos de los ciudadanos y debilitan la fortaleza de la democracia, de la que la prensa es uno de sus pilares fundamentales.

* La FAPE es la primera organización profesional de periodistas de España con 48 asociaciones federadas y 16  vinculadas que en conjunto representan a más de 20.000 asociados.

MARÍA DE MOLINA, 50. 2ª PLANTA – 28006 MADRID – TELS. 91 360 58 24 – FAX: 91 523 02 56– fape@fape.es

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¡Ahí queda eso!

 

 

 

 

 

Se fue Carrillo cuando más falta nos hacía…

Desde que le conocí personalmente en la clandestinidad, Carrillo me ha parecido un hombre coherente. ¿Se puede decir hoy día algo mejor de un político? Y esos son los hombres que más faltan nos hacen hoy dia en España.

Santiago Carrillo en un mitin

Nunca he sido comunista. Sólo alcancé a ser simpatizante del PSOE, el partido de mis padres, que hoy está tan lejos de la realidad como los demás. A veces, sí, contra la Dictadura (Cambio 16, Doblón, Historia Internacional, Junta Democrática, Platajunta, etc.) fui compañero de viaje de algunos comunistas y socialistas. Y me alegro.

Hoy ha muerto Santiago Carrillo, que fue líder del Partido Comunista en el exilio y en España. Su muerte me ha revuelto muchos recuerdos que es de justicia mencionar en este blog que ya es propio de un abuelo cebolleta camino de la jubilación. A Carrillo, como a Fraga, también le ha llegado el día de las alabanzas.

He empezado por reconocer que, desde que entró en España con su peluca, o sea, desde que le conocí personalmente en la clandestinidad, Santiago Carrillo me ha parecido un político coherente y, por ello, admirable. Equivocado o no, actuaba de acuerdo con sus ideales. Lo comprobé cuando la invasión rusa de Checoslovaquia en el 68. Y cuando alentó el eurocomunismo, lejos de la ominosa dictadura soviética. Y cuando apostó por la Democracia en España. Y, ya en democracia, lo volví a comprobar durante las entrevistas que le hice en televisión o en debates y tertulias.

Carrillo es lo que antes se llamaba un hombre cabal. Me consta que esta expresión ya no está de moda. Más tarde comprobé que también era generoso. Capaz de perdonar. No de olvidar. Por eso, tuvo el valor de renunciar a la bandera tricolor de la II República, por la que tantos españoles dieron su vida en la guerra y otros sufrieron tantas atrocidades durante la postguerra.

Por ayudar a una transición en paz, por el paso de la también ominosa dictadura franquista a la Democracia sin más luchas fratricidas, Carrillo aceptó los colores de la bandera del Franquismo (sin la gallina, eso sí) a pesar de remover, con ello, las tripas de muchos de sus camaradas.

Los franquistas siempre le acusaron y aún le acusan (basta con leer los comentarios on line) de haber participado, como miembro de la Junta de Defensa de Madrid, en ordenar los fusilamientos de Paracuellos en plena Guerra Civil. Carrillo lo negó siempre. Dificil saber lo que ocurrió, de verdad, en plena guerra.

Carrillo y Fraga, dos hombres de la Transición

A todos nos consta que hubo barbaridades, paseillos y crueldades sin límite en los dos bandos de la contienda. Por eso mismo, durante la Transición, y aún ahora, a mi me ha gustado siempre separar muy claramente los acontecimientos bárbaros de la Guerra Civil, por parte de ambos bandos, de los que ocurrieron en la postguerra, durante la larga Dictadura del general Franco, por parte del bando vencedor contra el bando vencido. Son dos mundos muy distintos. Dos violencias muy diferentes. Crímenes incomparables.

Hasta el juez Baltasar Garzón considero que se equivocó al mezclar los crímenes del franquismo durante la guerra y durante la postguerra. Están o deberían estar perdonados (no olvidados) los crímenes de la Guerra Civil de ambos bandos. Lo que falta por revisar son los crímenes de la postguerra, crímenes de Estado, juicios sin garantías, fusilamientos a discrección, torturas, secuestros, delitos contra la humanidad, que aún están pendientes de investigar.

No son comparables, como digo, los crímenes de la guerra con los de la postguerra. Y hombres como Santiago Carrillo lo entendieron muy bien. Gracias a ellos fue posible la Transición.  Aunque ahora, desde la barrera, es fácil decir que la ruptura hubiera sido mejor que la reforma, les debemos enorme gratitud. Gracias a hombres como ellos se hizo la «ruptura pactada» con el pasado. Y los franquistas, algunos de ellos arrepentidos, pudieron salir de sus cuevas sin miedo a ninguna revancha. Por muy merecida que la tuvieran. Gracias a hombres como Santiago Carrillo, no hubo revancha. Ni otra guerra civil.

Por eso le dimos, en 2003, el Premio a la Concordia de la Fundación Abril Martorell. Lo tenía más que merecido. Gracias, Santiago.

Descanse en paz.

 

 

 

 

 

 

 

 

El PSOE se esconde. ¿Acochinado en tablas?

La derecha hace leña del juez caído («A moro muerto, gran lanzada») y homenajea a Fraga. El PSOE se esconde frente al Supremo y asiste al homenaje a Fraga en el Congreso.

Diputados de izquierdas (no del PSOE) se ausentan durante el homenaje a Fraga en el Congreso

¿A donde quieren ir a parar los socialistas, hundidos en el pozo más hondo de su reciente historia? ¿Si les queda tan poco por perder, por qué se quedaron en el hemiciclo, por ejemplo, durante el homenaje al ex ministro de Franco, que firmó penas de muerte sin juicio justo, mientras el resto de la izquierda se ausentó?

De Manuel Fraga recuerdo dos anécdotas personales poco edificantes. 1) Era ministro de propaganda del Dictador cuando nos molieron a palos en un homenaje a don Antonio Machado. 2) Era ministro de Gobernación de Arias Navarro cuando fui secuestrado y torturado con armas reglamentarias de la Dictadura. 

Ya se que está feo hablar mal de los fallecidos. Por eso, no dije nada del talante totalitario y de los modos fascistoides del fundador del PP en el día de las alabanzas. Lo que me sorpendió esta semana fue la actitud cobardica del PSOE: los únicos de la izquierda que asistieron (Guerra no aplaudió, ¡faltaría más!) al homenaje que el PP dió a Fraga en el Congreso de los Diputados.

En cambio, muchos socialistas y otras gentes de izquierdas han echado de menos a los líderes del PSOE en la manifestación improvisada esta mañana ante y contra el Tribunal Supremo o en la de la semana pasada por el caso de los crímenes del franquismo.

Ya tienen muy poco más que perder. Se han quedado en nada. Por eso mismo, no entiendo que los socialistas estén «acochinados en tablas» y no den la cara en asuntos que afectan a los principios del Estado de Derecho y a su propia identidad histórica.

Apenas aparecieron líderes representativos del PSOE (salvo Zerolo, que yo sepa) en la manifestación improvisada ayer ante y contra el Tribunal Supremo por la sentencia extravagante e insólita dictada contra el juez Baltasar Garzón.

Garzón en mi casa, poco después de la detención del dictador Pinochet

Comprendo que a ciertos socialistas no les resulte simpática la figura del juez Garzón, después de la investigación que hizo y rehizo de los crímenes del GAL en tiempos de gobiernos del PSOE. A mi tampoco me gustó que pidiera subvenciones a Botín con destino a la Universidad de Nueva York donde él estaba. Quienes le conocemos sabemos que el juez está lejos de ser perfecto. (Si quieres amigos o jueces perfectos te quedarás sin amigos y sin jueces).

Aunque yo apoyo a Garzón (viejo amigo), no se trata aquí de defender la personalidad de Garzón al completo sino de defender el Estado de Derecho y los principìos básicos de nuestro ordenamiento jurídico, a sea, de nuestra Democracia.

No estamos tanto por Garzón como contra el atropello del Estado de Derecho por parte del Tribunal Supremo. Y por eso echo de menos (y bien que lo lamento) a algunos líderes del PSOE en la mani de hoy.  Si siguen por ese camino tan huidizo, sin dar la cara cuando hace falta, por miedo a significarse, pronto podrán meterse todos los militantes socialistas en un taxi. Y por eso, también, me da tanto miedo el poder casi absoluto (merecido o no) que tiene hoy el PP (central, regional y local) sin apenas nadie enfrente para frenarle.

Me preocupa más la ausencia del PSOE en estas manifestaciones públicas que el jolgorio y la fiesta que la derecha y la extrema derecha están organizando con la caída del juez Garzón a quien los corruptos tanto temían. Basta con repasar los comentarios anónimos sobre este asunto en los blogs para comprobar lo crecidos que están los nostálgicos de Franco y algunos seguidores del PP. Y eso que este Gobierno de Rajoy/Saez de Santamaría se parece afortunadamente poco, por ahora, a aquel de Aznar/Cascos de tan triste y temible memoria.

Menos mal que aún nos queda el gran Forges intrepretanto nuestro miedo cotidiano («¡A ver si te van a oir en Las Salesas!», le dice Concha a Mariano, perdón a Vicente).

Y también nos queda -menos mal- Soledad Gallego-Díaz, con sus comentarios tan certeros en El País, para reconciliarnos con la buena prensa de toda la vida. Copio y pego a continuación su articulo de hoy:

Justicia a cualquier precio

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ (11 FEB 2012)

La justicia obtenida a cualquier precio termina no siendo justicia.

Eneko en 20 minutos

Lo afirma la sentencia del Tribunal Supremo que ha condenado al juez Baltasar Garzón a una pena de inhabilitación de 11 años y a su expulsión de la carrera judicial, y ciertamente muchos ciudadanos, en España y en Latinoamérica, pueden alimentar en estos momentos la misma convicción, aunque por motivos diferentes. Habrá que suponer que el Tribunal Supremo ha emitido su fallo sin que mediara animadversión personal ni enojo corporativo, pero lo cierto es que esta decisión ha acabado con uno de los pocos símbolos de la justicia en el que confiaba una parte notable de esos ciudadanos y que esa es una noticia pésima, con un precio muy alto.

No se trata de ignorar los graves hechos atribuidos a Garzón. Según la sentencia, el juez autorizó que se intervinieran las comunicaciones entre los imputados en una importante causa por corrupción y sus abogados, sin excepción alguna y sin mención expresa de su identidad, y lo hizo, afirma el Supremo, sin que existiera ni el menor indicio de que esos abogados estaban utilizando su condición de tales para la comisión de nuevos delitos. Su convicción de que los imputados continuaban ocultando su dinero, y su temor a ver cómo personajes poderosos y ricos conseguían escapar a la investigación, no es argumento suficiente para anular el secreto de las comunicaciones ni para deteriorar el derecho a la defensa.

Pero eso no es lo que se juzgaba realmente en el Supremo, sino si la decisión de Garzón podía ser explicada por una interpretación incorrecta de las normas del derecho. No, afirman los siete magistrados, no existe otra explicación que el empeño deliberado de actuar fuera de «los medios usualmente admitidos en derecho» ni otra razón que el anhelo del juez instructor de colocar el «proceso penal español al nivel de los sistemas totalitarios», un juicio de intenciones asombroso para tan alto tribunal.

Ahí, en la clara voluntad de apreciar prevaricación, es donde se abre un agujero por el que asoman muchas dudas: ¿esa misma decisión tomada por otro juez que no fuera Baltasar Garzón hubiera merecido valoración tan severa?, ¿qué sucede con los fiscales y con los otros jueces que compartieron su decisión?

Va a resultar muy difícil que los ciudadanos no asocien la condena de Garzón a su personalidad, a su historia y a su protagonismo internacional, insufrible para una parte importante de la corporación judicial, y que el descrédito que todo ello acarrea, dentro y fuera de España, no vaya a suponer un desgaste altísimo para la justicia española en su conjunto.

La expulsión de Garzón llega, además, en un momento de fuerte desánimo social. Los ciudadanos, aplastados por una crisis formidable, llevan meses conociendo casos de corrupción que no se traducen en delitos ni se sustancian en castigo alguno, personajes del mundo económico que reciben cantidades asombrosas por gestiones desastrosas, indultos llamativos para personas poderosas y dificultades sin cuento para acabar con el fraude fiscal, el desvío de fondos públicos y las trampas de todo tipo que no se podrían llevar a cabo sin ayuda de avispados asesores legales.

Todo ello, junto a noticias sobre algunos jueces corruptos que reciben castigos inexplicablemente ligeros por embolsarse dinero fácil. Nada de eso justifica, por supuesto, acabar con el derecho a la defensa (¿no debería revisarse el caso de los acusados de terrorismo?). Simplemente, resulta difícil aceptar que, entre tantas denuncias por prevaricación como se han presentado, solo haya habido un juez, Baltasar Garzón, que mereciera que le arranquen la toga. Queden tranquilos sus colegas del Supremo. Ya le han echado. Triunfó la justicia, a cualquier precio, deben pensar. Quede tranquilo Baltasar Garzón. Los ciudadanos no olvidaremos nunca la honda emoción que nos hizo sentir el 16 de octubre de 1998 cuando ordenó la detención del general Pinochet.

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Día de Accion de Gracias en 1998. Al fondo, Garzón entre el profesor Marichal y Ana Westley (la cocinera del pavo)

Eso mismo, Soledad. Sin caer en la resignación, siempre nos quedará la detención del genocida general Pinochet por orden de Garzón. ¡Ahí es nada!.

Por la cita de Pinochet, recuerdo hoy el pavo que nos comimos en mi casa el Día de Acción de Gracias en noviembre de 1998 con Baltasar Garzón y su esposa Rosario Molina, Juan Marichal y su esposa Solita Salinas, Joan y Angel Berenguer, Kathy y David White, Yolanda y Al Goodman y otros amigos y colegas. (Se entiende que la foto, por su mala calidad, la hice yo)

El dictador Pinochet llevaba apenas unas semanas detenido por orden del juez Garzón.

Es costumbre que uno de los comensales haga un brindis, a modo de oración laica, para conmemorar la comida fraternal de los peregrinos con los indios de Nueva Inglaterra.

En aquella ocasión, tomó la palabra mi maestro y amigo Juan Marichal, catedrático de la Universidad de Harvard, y nos emocionó a todos con un parlamento improvisado pro derechos humanos y contra los genocidas que comenten impunemente crímenes contra la humanidad; un bellísimo brindis que lamento mucho no haber grabado entonces.

Juan Marichal entre Garzón y yo

«Crimenes contra la humanidad en Argentina, en Chile, etc. que quedaban impunes… hasta ahora», dijo Marichal. A partir de la detención del dictador Pinochet, los genocidas sabrán que sus crímenes ya no quedarán impunes.

Y el maestro levantó su copa para invitarnos a todos a dar las gracias al juez Garzón, allí presente, quien se quedó emocionado y sin palabras.

Pase lo que pase, siempre nos quedará ese recuerdo de la detención de un criminal como el general Pinochet por orden de Garzón.

Recuerdo también las críticas que algunos colegas de la prensa extranjera le hicieron al juez español, más o menos en estos términos:

«Persigues a los dictadores de América Latina, por sus crímenes contra la humanidad, pero en España nadie se atreve a investigar y perseguir crímenes semejantes cometidos durante la Dictadura del general Franco. Los españoles veis la paja en el ojo ajeno y no la viga que tenéis en el vuestro. A eso se le puede llamar hipocresía o miedo». 

«Todo se andará», creo recordar que fue el resumen de la respuesta del juez Garzón.

Lo prometió y lo cumplió. Y ahí le tenemos ahora crucificado por perseguir también los crímenes del franquismo y la corrupción de políticos del PP.

Por muchos defectos que la derecha airee, exagere o invente de Baltasar Garzón (y los tiene), los demócratas estamos en deuda con este gran juez. Espero que el miedo no se extienda ahora entre los buenos jueces que siguen en activo ni entre los estudiantes de Derecho.

 

Desde la Puerta del Sol… que sale para todos

Asamblea en la Puerta del Sol de Madrid

Asamblea del Movimiento 15-M en la Puerta del Sol de Madrid.

 

 

Tengo una idea malvada, pero eficaz, para que algunas propuestas del 15-M se hagan realidad. En este Movimiento de los indignados veo el embrión de una renovación/revolución importante de la vida política española… que tanta falta nos hace. Imagino que la Junta Electoral Central (de la todavía vigente Ley Electoral que quieren cambiar nuestros hijos)  se habrá percatado ya de que hizo el ridículo prohibiendo la concentración pacífica de los «indignados». Desde luego, estoy de acuerdo con Eduardo Punset cuando dice -como el 15-M- que «el cambio del sistema electoral es esencial».

No pretendo ser oportunista, y nadie me ha dado vela en este entierro de los partidos políticos con los cimientos podridos pero, como digo, tengo una idea práctica para el 15-M.

Bueno, en realidad, la idea no es mía, pues la estoy copiando de algo que hicieron/hicimos en 1974-75  a través de las ilegales y clandestinas Comisiones Obreras.  Los «rojos» (les llamabamos «enanos infiltrados») se presentaron finamente a las elecciones sindicales de risa del sindicato vertical de la Dictadura disfrazados de «oficialistas«.

El resultado fue que, por primera vez, había en la España de Franco más representates sindicales de CC.OO. que del sindicato franquista. Yo dirigía entonces un semanario llamado «Doblón» (crítico, dentro de que se podía, con la Dictadura) y pusimos en la portada a los enanitos de Blancanieves, subidos en un andamio, pintando de rojo la fachada del sindicato franquista en el Paseo del Prado (lo que hoy es el ministerio de Sanidad). El título de portada (que no olvidaré nunca), y que nos costó más de un susto, era este:

Ha ganado el equipo colorado

Pues bien, para que algunas de estas propuestas del 15-M se conviertan en realidad deberíamos copiar a los «enanos infiltrados» de CC.OO. durante el franquismo.  Y, por nada del mundo, voy a comparar la Democracia demediada actual con la cruel Dictadura de Franco. Pero me gustaría explicar esta idea con más detalle: se trata de cambiar los cimientos podridos de los partidos políticos desde dentro antes de que ellos nos cambien y nos pudran también a nosotros. Pero no me atrevo aún  a ir, con esta pinta de abuelo cebolleta, a la Puerta del Sol para contarsela a los coordinadores de las distintas comisiones de trabajo. Intentaré escribirla aquí mismo mañana, con mayor detalle, cuando mi hijo me haya contado como va la cosa.

Mi compadre me ha enviado este mensaje, con el ruego de que lo lea y lo incluya en mi blog. Eso hago de mil amores, aunque no estoy de acuerdo con todas las propuestas del Movimiento 15-M tal como están escritas aquí. Nadie se ha molestado en sumar el coste de todas ellas ni, sobre todo, en señalar el origen de los fondos necesarios para que sean sostenibles. Pero la música me gusta.

Mi hijo aún no ha regresado y no se, de primera mano, cómo acabó la sesión informativa de hoy en la Puerta del Sol de Madrid. Por tanto, copio y pego el mensaje de mi compadre tal como me ha llegado:

«Hola, estas son las propuestas aprobadas en la asamblea de la protesta de Sol. Difícilmente se oirán en los medios y la página web no para de caerse así que está bien difundirlas por email.

Haced un esfuerzo por leerlas!!

Estas son algunas de las medidas que, en cuanto ciudadanos, consideramos esenciales para la regeneración de nuestro sistema político y económico. ¡Opina sobre las mismas y propón las tuyas en el foro!

1. ELIMINACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS DE LA CLASE POLÍTICA:

o Control estricto del absentismo de los cargos electos en sus respectivos puestos. Sanciones específicas por dejación de funciones.

o Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones.

o Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.

o Publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos.

o Reducción de los cargos de libre designación.

2. CONTRA EL DESEMPLEO:

o Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural (es decir, hasta que el desempleo descienda por debajo del 5%).

o Jubilación a los 65 y ningún aumento de la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.

o Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.

o Seguridad en el empleo: imposibilidad de despidos colectivos o por causas objetivas en las grandes empresas mientras haya beneficios, fiscalización a las grandes empresas para asegurar que no cubren con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos.

o Restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración.

3. DERECHO A LA VIVIENDA:

o Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.

o Ayudas al alquiler para jóvenes y todas aquellas personas de bajos recursos.

o Que se permita la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas.

4. SERVICIOS PÚBLICOS DE CALIDAD:

o Supresión de gastos inútiles en las Administraciones Públicas y establecimiento de un control independiente de presupuestos y gastos.

o Contratación de personal sanitario hasta acabar con las listas de espera.

o Contratación de profesorado para garantizar la ratio de alumnos por aula, los grupos de desdoble y los grupos de apoyo.

o Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados.

o Financiación pública de la investigación para garantizar su independencia.

o Transporte público barato, de calidad y ecológicamente sostenible: restablecimiento de los trenes que se están sustituyendo por el AVE con los precios originarios, abaratamiento de los abonos de transporte, restricción del tráfico rodado privado en el centro de las ciudades, construcción de carriles bici.

o Recursos sociales locales: aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, redes de cuidadores locales municipales, servicios locales de mediación y tutelaje.

5. CONTROL DE LAS ENTIDADES BANCARIAS:

o Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias: aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social.

o Elevación de los impuestos a la banca de manera directamente proporcional al gasto social ocasionado por la crisis generada por su mala gestión.

o Devolución a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado.

o Prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales.

o Regulación de sanciones a los movimientos especulativos y a la mala praxis bancaria.

6. FISCALIDAD:

o Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.

o Eliminación de las SICAV.

o Recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio.

o Control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.

o Promoción a nivel internacional de la adopción de una tasa a las transacciones internacionales (tasa Tobin).

7. LIBERTADES CIUDADANAS Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA:

o No al control de Internet. Abolición de la Ley Sinde.

o Protección de la libertad de información y del periodismo de investigación.

o Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.

o Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.

o Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo.

o Independencia del Poder Judicial: reforma de la figura del Ministerio Fiscal para garantizar su independencia, no al nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial por parte del Poder Ejecutivo.

o Establecimiento de mecanismos efectivos que garanticen la democracia interna en los partidos políticos.

8. REDUCCIÓN DEL GASTO MILITAR

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ELIMINAR EL SENADO.

NORUEGA, SUECIA, DINAMARCA, NO TIENEN SENADO, ALEMANIA SOLO 100 SENADORES y EE.UU. UN SENADOR POR CADA ESTADO.

LOS GRANDES TEÓRICOS DEL DERECHO INTERNACIONAL Y CONSTITUCIONAL OPINAN QUE ES UNA CÁMARA INNECESARIA, PRESCINDIBLE Y QUE ESTÁ EN EXTINCIÓN, ¿ENTONCES POR QUÉ TENEMOS QUE MANTENER A 260 SENADORES?

DE ESTA FORMA AHORRAREMOS 3.500 MILLONES DE EUROS CADA AÑO.

ELIMINAR LA PENSIÓN VITALICIA DE TODOS LOS DIPUTADOS, SENADORES Y DEMÁS «PADRES DE LA PATRIA».

ELIMINAR A TODOS los diplomáticos excepto un embajador y un cónsul en cada país. No es posible que gastemos en esto más que Alemania y el Reino Unido).

Con eso, y con rebajar un 30% las partidas 4, 6 y 7 de los PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO (transferencias a sindicatos, partidos políticos, fundaciones opacas y varios), se ahorrarían más de 45.000 millones de Euros y no haría falta tocar las pensiones ni los sueldos de los funcionarios, como tampoco haría falta recortar 6.000 millones de Euros en inversión pública.

CON LA MITAD DEL DINERO QUE EL ESTADO SE AHORRARÍA CON ESTAS MEDIDAS, SE ACABARÍA LA CRISIS EN ESPAÑA

Por el cambio de la ley electoral, y por una democracia participativa de verdad, donde nuestra opinión, la de los ciudadanos, sea lo que gobierne, no una papeleta cada cuatro años y que hagan con ella lo que quieran sin dar cuentas ni explicaciones.

Por el cambio de la ley electoral, y por una democracia participativa de verdad ¡Espabilemos de una vez! ¡No sigamos dormidos y aletargados!

SI ESTÁS DE ACUERDO, DIFÚNDELO.

No consiste en hacer lo que nos guste, sino en que nos guste lo que hacemos.

No es más feliz el que hace lo que quiere, que el que quiere lo que hace.»

FIN del mensaje.

 

Por Machado nos molieron a palos

En plena dictadura (el 20-F-1966), el homenaje a Machado en Baeza se convirtió en una batalla campal. El historiador Gabriel Jackson me ha inspirado para que, aunque sea algo anecdótico, les cuente lo que nos pasó, hace hoy 45 años, por querer rendir homenaje a don Antonio Machado.

Busto de Machado, obra de Pablo Serrano en 1966, que viajó a Baeza escondido en un Citroen "dos caballos" del arquitecto Fernando Ramón.

En Navidad de 1965, no había cumplido yo los 19 años, era delegado de curso en Arquitectura, proclive a meterme en lios y posiblemente aún no estaba «fichado» por la Policía. Quizás por esto último, fui captado por unos colegas del Colegio Mayor Santa María de Europa (del SEU, aunque ellos eran bastante rojos) quienes me entregaron un montón de papeletas para una rifa, que yo debía vender con mucha cautela a «gente de confianza» por un módico precio.

El dinero obtenido iba destinado a una causa benéfica  y, como más tarde supe, bastante arriesgada. Tratábamos de erosionar a la Dictadura (que «estaba a punto de caer», me decían) reivindicando pacíficamente a un gran poeta que no era precisamente del gusto del dictador.

Manuel Fraga Iribarne (fundador y presidente de honor del PP) era entonces ministro de Información y Turismo de Franco, preparaba una Ley de Prensa aperturista y presumía de que el Régimen prometía ciera manga ancha en materia de libertad de expresión para quedar bien con el extranjero.

Era el momento de «poner a la Dictadura de Franco frente a sus contradicciones internas», me decían quienes me prestaban esos libros prohibidos que jamás había visto yo en la biblioteca de La Salle de AlmeríaFundamentos de Filosofía» de Politzer, «Qué hacer» de Lenin, «El 18 de Brumario» de Carlos Marx, etc.).

El historiador Gabriel Jackson y un servidor sujetando el poster de Miró (1966) para hacerle una foto esta tarde en el jardín de mi casa.

Los jugadores de la rifa optaban a una reproducción bastante pobre del Guernica de Picasso, a un libro titulado «La segunda resistencia» (no recuerdo el autor, aunque sería un seudónimo de los de Ruedo Ibérico) y, lo más importante para mí, un disco maravilloso (un LP o Long Play) con el poster de Miró en la cubierta y con los mejores poemas de Machado grabados (gratis, claro) nada menos que por Fernando Fernán Gómez, Fernando Rey y Paco Rabal, quienes le echaron valor para hacerlo porque sus voces eran facilmente reconocibles.

Yo no gané ningún premio en la rifa pero, por los servicios prestados, Jesús Vicente Chamorro, miembro del Comité organizador de lo que llamábamos pacíficamente «Paseos con Antonio Machado» (y que era cuñado de Enrique Carbajosa, mi vecino de cuarto), me regaló el disco.

Casi me lo aprendí de memoria y lo guardé como oro en paño hasta que desapareció en alguna de las multiples mudanzas que hice a la Universidad de Barcelona, a la Universidad de Harvard o a Nueva York.

Ojalá pudiera encontrar una copia para que mis hijos pudieran oir con fruición aquellos poemas que me ponían la carne de gallina y humedecían mis ojos. (Si alguien lo encuentra que me avise, por favor).

En la portada del LP está la obra que Joan Miró hizo (también gratis) para contribuir al Homenaje a Machado.


Poster de Joan Miró para el Homenaje a Machado en Baeza (Jaen) el 20 de febrero de 1966.

Encontré este poster recientemente, cuando me atreví a ordenar los papeles de mi hermana, que falleció en trágico accidente hace ya tres años. Me emocionó tanto el recuerdo de aquel poster que planché sus arrugas de 45 años, le puse un marco y lo colgué, en lugar de honor, en la entrada de mi casa.

Gabriel Jackson, que está pasando unos días en casa con nosotros (gracias a un Congreso sobre Joaquín Costa y al documental que ha hecho con Angel Viñas titulado «Ciudadano Negrín», que fue candidato a un Goya) reparó ayer en el poster de Miró y me preguntó por su significado. Ante tamaña provocación, no tuve más remedio que contarle esta historia, con pelos y señales, durante todo el desayuno.

El maestro me halagó con su atención y, con su vicio por los documentos escritos, el autor de «La República Española y la Guerra Civil» (1965), «Civilización y Barbarie», «Mozart«, «La España Medieval«, «Juan Negrín», etc., etc., me dijo que estas cosas hay que contarlas y dejar constancia de ellas para que no se olvide lo que fue la Dictadura de Franco. Sobretodo ahora que una parte de la derecha trata de reinvindicar la figura del dictador, que fue un asesino cruel y despiadado, y lo quieren presentar casi como una hermanita de la caridad.

Manifestaciones pacíficas como las recientes de los egipcios en El Cairo (que vemos hoy con envidia retrospectiva) eran impensables en la España de Franco. No había libertad de expresión ni de reunión ni de manifestación.

Naturalmente, en aquellos años sesenta había bastantes manifestaciones (sobredoto de estudiantes) pero se disolvían violentamente (con un montón de heridos y detenidos) y sin contemplaciones. La de Baeza fue una de ellas. Los «grisis» de Franco, porra en mano, y procedentes de varias provincias andaluzas, nos impidieron depositar la cabeza en bronce del poeta andaluz/soriano en el monumento que habíamos previsto para ello, en un lugar alto y precioso de Baeza (Jaen) con vistas al valle.

Admiradores de Machado (un "santo laico", dice hoy El País en su pag. 34) siguen preregrinando a su tumba en Francia. (Foto de Consuelo Bautista)

Yo era entonces un mindundi (más que ahora) y solo tenía información parcial de lo que estábamos tramando, con bastante secretismo, en visperas ya del 27 anuiversario de la muerte del poeta en el exilio. Por eso, quizás, me sorprendió tanto cómo se desarrollaron los hechos que cuento ahora, según lo permite mi memoria, tan selectiva como todas.

Todo se hizo tan clandestino como si se tratara del soñado sindicato democrático de estudiantes (que luego llamamos el SDEUM).

Los mayores me destinaron, como encargado, enlace o algo así, a uno de los autobuses que debía llevarnos desde Madrid hasta Baeza por las carreteras de entonces. Fue el premio por haber vendido tantas papeletas de la rifa, creo yo.

Salimos de Madrid, bien abrigados y con un pelín de miedo en el cuerpo, el 19 de febrero por la noche. Poco antes del amanecer del 20 de febrero de 1966, estábamos ya entrando en el valle desde el que se atisbaba, allá arriba, en todo lo alto, lo que podría ser la silueta borrosa y aún oscura de la imponente ciudad de Baeza, que acogió a don Antonio Machado como profesor de francés.

Ibamos contentos como unas pascuas, después de haber dado algunas cabezadas, y nos despertamos con un cosquilleo de emoción, al acercanos al lugar del homenaje sin haber sufrido ningún percance político ni policial. Nos dábamos ánimos y/o espantábamos el miedo -¡cómo no!- cantando. Entonces se decía:

«Cuando el español canta, está jodido o algo le pasa»

Las canciones republicanas de rigor («¡Ay Carmela!», «Si los curas y monjas supieran…», «Cuando canta el gallo negro…», etc, etc.) sonaban, sin orden ni concierto, en aquel oasis de libertad rodante, en aquel autobús cargado de hombres y mujeres, unos demócratas, otros aún partidarios de la dictadura del proletariado, todos antifranquistas ilusionados, arrobados por la adrenalina del peligro, de todas las edades y clases sociales, con trencas gruesas, barbas descuidadas y pelos largos, pero también con respetables calvas de doctos intelectuales y artistas, armados con largas bufandas y abrigos de postín.

Me recordaba las excursiones del colegio La Salle, claro que con otras canciones más pías («Vamos a contar mentiras», «¡Oh! buen Jesús», «Montañas nevadas». «Para ser conductor de primera«, etc.) y … naturalmente autorizadas por el «bando franquista«.

Nuestro conductor también debía estar en el ajo, pero no las tenía todas consigo pues, cuando arreciaban las canciones del «bando republicano», me miraba de reojo y movía la cabeza como diciendo: «Esta gente no sabe donde se mete«.

Lo supimos, en efecto, (¡vaya si lo supimos!) al tomar una curva con cambio de rasante. Allí nos esperaba, al alba, un coche de la Guardia Civil (podría ser un Jeep o algo así). Los números, con tricornio, subfusil y largo capote de monte, no eran precisamente los de Tráfico. Nos dieron el alto y, como está mandado, paramos en autobús en seco y abrimos la puerta. Preguntaron quién era el jefe de la expedición. Instintivamente, sin querer, el conductor me delató al mirarme.

Yo iba sentado en primera fila, cerca del conductor. Les dije a los guardias -con mi mejor vocecita de ex congregante mariano o de Caperucita Roja, eso sí, Roja- que allí no había ningún jefe y que simplemente íbamos de excursión a Baeza.

«Con que a Baeza, ¿eh?», me espetó, con tono algo sarcástico, el que parecía ser jefe de los guardias. «Tenemos órdenes tajantes de que para ir a Baeza sólo puede pasar el vehículo con el conductor. Así es que ya pueden dar la vuelta y marcharse por donde han venido».

Les pedí un momento para hablar con los «pasajeros», me fui a la mitad de autobus y convinimos en que lo mejor sería bajarnos, que se marchara el autobús y esperar a los siguientes autobuses que venían de Madrid, y de otros lugares de España, para ver qué hacíamos. Así lo hicimos. El autobús se fue hacia Baeza con el conductor a bordo y nadie más.

¡Jo! ¡Qué frio hacía en ese valle, a pocos kilometros de Baeza, al amanecer del día, el 20 de febrero de 1966!

Sin que nadie dijera nada, ya sin la protección del autobús, comenzamos a caminar muy despacio, espontáneamente, como el que reparte migajas de pan a las palomas, por la cuneta de la carretera y por el campo a través cuando había curvas.  Los guardias civiles no nos dijeron nada. Cumplían órdenes precisas: Los vehículos pasan sólo con el conductor. Se ve que no tenían instrucciones claras para el caso de que los «pasajeros» del bus decidieran seguir el camino andando.

Cartas y objetos en el buzón de Antonio Machado. (Foto de C. Bautista en El País)

En medio del campo, un machadiano bromista nos hizo reir -con risa nerviosa, claro- cuando dijo:

-«Se hace camino al andar…»

Tardamos un par de horas en llegar a pie a la plaza de Baeza. Nunca olvidaré la emoción que me produjo divisar, al subir una cuesta y mirar hacia atrás, a cientos de personas, en grupos de «autobús», y en fila india, caminando hacia Baeza desde el Norte, el Este y el Oeste. El Sur estaba detrás de la ciudad y, por el Este, ya nos calentaba el Sol.

Nos abrazamos. No estábamos solos ni perdidos en aquella aventura política/poética. «Caminante no hay camino«, ya, pero ahí se les ve haciendo su camino hacia el mañana. «Ya es hoy aquel mañana de ayer», pensé recordando unos versos del bueno de don Antonio. No puedo expresar la emoción que sentí al ver que, sin teléfonos móviles ni palomas mensajeras, otros había decidido seguir a pie, como nosotros.

Al llegar a la plaza nos encontramos con un centenar o dos de personas (no se calcular muy bien a ojo). Allí encontramos, triunfantes, a varios miembros del Comité organizador de los «Paseos con Antonio Machado».

«Vienen más», nos dijeron, «muchos más; y aquí no hay ni rastro de la Policía ni de la Guardia Civil».

Uno me contó, con alegría, lo increíble que había sido la velada de la víspera en las escalinatas del Parador de Ubeda, donde pararon los más pudientes y que fueron en coche propio el día antes. Allí estuvo incluso Raimon cantando «Al vent, la cara al vent». Increible, sí, pero la Policía no es tonta. Ve colillas y dice: «Tate, aquí han fumado«.

Quizás, por esa fiesta previa, alguien de inquebrantable lealtad al Régimen dio el aviso al gobernador civil de Jaén, rompiendo  el presunto secreto de nuestro proyecto. Aunque yo creo que la Policía lo sabía todo desde el día antes de la rifa. Para captar paseantes con Machado habíamos organizado veladas poéticas en los colegios mayores universitarios con mesas redondas en las que intervenían personajes nada sospechosos de franquismo como Aurora de Albornoz, Félix Grande, etc.

Pero se ve que los franquistas no querían escándalos en la prensa extranjera e intentaron devaluar finamente el homenaje a Machado impidiendo que llegarán a Baeza los autobuses cargados de «rojos».  Les sorprendió, sin embargo, que llegará tanta gente a pie. No se lo esperaban.

A la media hora, y cuando ya habíamos comenzado a caminar tranquilamente por el que algún día se llamaría «Paseo de Antonio Machado«, nos avisaron de que estaban llegando a Baeza muchos autobuses tan grises como los abrigos recios de los policías de Franco.

Antes de llegar al monumento, donde debíamos depositar el busto de bronce del poeta, nos esperaba un capitán con megáfono casero, al mando de un montón de «grises». Nos dio el alto levantando la mano y gritando. Los más jóvenes, brazo con brazo, nos pusimos inmediatamente en primera línea y los ancianos detrás.

El jefe de los grises dio la orden de que nos disolvieramos al sonar por tres veces su silbato. Uno de los organizadores trató de parlamentar sin éxito con el capitán. Este insistió:

«A la de tres, si no se disuelven inmediatamente, daré la orden de cargar».

Y así fue. ¡Vaya si fue! Nos molieron a palos. Aguantamos un poco -no mucho- con nuestras espaldas y piernas doloridas pero, al fin, la procesión civica/poética se disolvió en carreras desordenas por las calles de Baeza. ¡Qué paliza!.

Hubos heridos y detenidos. A mi no me cogieron ni me ficharon porque un coche providencial paró en medio de la calle, abrieron la puerta y me tiré literalmente encima de las rodillas de los tres o cuatro pasajeros que iban apretados en los asientos de atrás. Luego me dijeron que, en ese mismo coche, iba alguien importante de la oposición clandestina al franquismo. Pero no recuerdo su nombre.

Si el conductor de aquel coche llegara a leer esto, quiero que sepa que le estoy eternamente agradecido. Mi expediente quedaba limpio para seguir la lucha contra la Dictadura con más eficacia que si me hubieran detenido y/o fichado.

Eso vendría años después, recién muerto el dictador, cuando me secuestraron y torturaron a punta de metralleta.  Y con peores modales, desde luego, que los de los grises. Ya lo creo.

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El País ha publicado hoy un reportaje interesante sobre los admiradores de don Antonio Machado que visitan su tumba en Collioure (Francia).

En el blog de Alberto Granados he encontrado el busto de Machado ya incorporado en el monumento de Baeza (1983) y una referencia interesante al Homenaje a Machado en Baeza tal dia como hoy hace 45 años.

Escámez, un banquero contra el 23-F

 

Ha muerto un banquero que apoyó la Democracia.

“Estamos contra el Golpe. Llame Vd. a Termes para que represente a la banca en la manifestación por la Democracia”.

Este fue el mensaje que recibí de Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, entonces el nº 1 de España, que falleció anteayer a los 94 años.  Tras el fracasado golpe militar del 23 de febrero de 1981, pude localizarle de viaje por Nueva York gracias a su mano derecha, Luis Blázquez.

Rafael Termes era, a la sazón, el presidente de la patronal bancaria AEB (Asociación de la Banca Española).

También pude localizar, en un pueblo de Segovia, a Luis Valls Taberner, presidente del Banco Popular, el último de los siete grandes, para recabar su opinión sobre el golpe militar. Me confirmó por teléfono lo mismo que me había transmitido Escámez.  

No me hicieron falta más llamadas desde mi mesa de redactor-jefe de Economía del diaro El País. Quería saber cual era la reacción de los siete gandes de la banca tras el golpe de Estado del 23-F. Allí podía haber una historia, si no de primera sí de última página: yo buscaba el lado político (incluso humano, si lo hubiera) de nuestros banqueros.

Llamé, pues, a Rafael Termes, de parte de Alfonso Escámez y de Luis Valls. El Golpe militar había fracasado ya y los partidos políticos, sindicatos, etc. convocaron inmediatamente una manifestación contra los golpistas y por la Democracia para el domingo siguiente al golpe: el 27 de febrero de 1981. Aún no estaban las cosas totalmente claras.

Le pedí por teléfono a Rafael Termes que asistiera a esa manifestación, en nombre de toda la banca, para que pudiéramos hacerle allí mismo una foto y desmentir así algunos rumores que habían circulado sobre el apoyo (¿financiero?) de algunos banqueros a los golpistas de la extrema derecha franquista y de altos mandos del Ejército y la Guardia Civil. Teníamos algo más que rumores y… mucho miedo en el cuerpo.

El domingo 27-F por la tarde le recogí personalmente y le dejé en la cabecera de la gran manifestación contra el golpe de Estado,  junto a los líderes políticos, sindicales, etc.  Nunca se había visto el presidente de la patronal bancaria en una situación semejante. El País publicó la foto de Termes en la mani con el titular deseado de «La banca con la Democracia» o algo así. Este es el texto que acabo de encontrar en la hemeroteca de El País:

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El presidente de la patronal bancaria, en la marcha

Poco después se incorporó a la cabeza de la manifestación el alto staff de la banca privada en pleno, y entre ellos, su presidente, Rafael Termes. Antonio Garrigues Walker, presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) acudió acompañado de su familia. «Me manifiesto, no con mentalidad de reacción frente a los sucesos de días pasados, sino porque es la oportunidad de mirar al futuro». También, en cabeza, los directores de diarios madrileños. Pasadas las siete de la tarde, la manifestación se puso en marcha. Las aceras, ante las que había de pasar la multitud estaban abarrotadas. Arboles, edificios en construcción, (…)

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Quien no estuvo allí, bajo la lluvia fina de aquel domingo de febrero,  no podrá recordar el miedo que todos los manifestantes teníamos en el cuerpo, a los seis días del fracasado golpe de Estado de la extrema derecha y de altos mandos del Ejército, que estuvo a punto de acabar a tiros con la flamante Democracia española. Nunca había escrito esta anécdota. Sin embargo, ahora, al conocer la muerte de Escámez, me ha parecido justo recordarla. Es la hora triste de las alabanzas. Personalmente, siempre agradecí a Escámez, en público y en privado, su decidido apoyo a  la Democracia, apoyo que no era tan claro en otras instancias de la banca española.     

Copio y pego a la izquierda el obituario de Escámez que publica hoy El País, escrito por José Luis Leal, ministro de Economía en el Gobierno Suarez-Abril, que dirigió la transición política de la Dictadura a la Democracia.

En otros países, donde admiran a los emprendedores dignos de ser imitados, a las personas hechas a sí mismas que, desde abajo, llegan a lo más alto, Alfonso Escámez –de botones a presidente- tendría circulando su biografía por todas las  escuelas. Aquí, a los dos días de su fallecimiento, apenas se le conoce salvo en  Águilas (Murcia), su pueblo natal, en cuyo cementerio ha recibido sepultura como un marqués.

El Rey pudo, en vida, mostrarle su agradecimiento, no sólo por sus eventuales servicios bancarios cuando él sólo era príncipe y no tenía donde caerse muerto, sino por sus servicios prestados a la Democracia y a la Corona. Don Juan Carlos I le nombró senador real y, más tarde, le otorgó el título nobiliario –merecido más que muchos rancios grandes de España– de marqués de Águilas.   

Su gran envergadura física, sus modales nada afectados y su trato afable y pueblerino eran lo más lejano que podemos imaginar de un estirado aristócrata. Don Alfonso apenas había ido a la escuela. Comenzó a trabajar desde niño como botones en Águilas y llegó a presidente del Banco Central, que él convirtió pronto en el primero de España. Era un autodidacta y tenía una vastísima cultura de la que apenas presumía y con la que solía sorprender a cualquier listillo que se le acercara con pretensiones clasistas.     

Tuve el privilegio de conocerle en 1971, cuando fundamos el semanario  Cambio 16, crítico con el franquismo –dentro de lo que cabía. Desde entonces hasta su jubilación en 1992, he mantenido con él una relación cordial no exenta de debates, críticas y discusiones de carácter profesional o político.

 Era Escámez un hombretón recio, de pueblo, bastante socarrón, con  finísimo sentido del humor –que disimulaba en público-,  una mirada escrutadora, directa y, a veces, desconfiada y un extraordinario amor a la música y a la literatura.

Con una menta rápida y abierta, admiraba las artes y las ciencias e investigaba con gran curiosidad cuestiones de la naturaleza o la industria -como las piritas, por ejemplo- muy alejadas del típico quehacer bancario.   Había comenzado su carrera como botones, estudió por su cuenta y alcanzó el doctorado honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid cuyo Consejo Social presidió. 

Te sorprendía, intelectualmente, pues subía los escalones del razonamiento de tres en tres y era difícil seguir su paso. En eso, se parecía mucho a Fernando Abril Martorell, ex vicepresidente del Gobierno, a quien más tarde  Escámez nombró vicepresidente del Banco Central. Me consta que ambos se profesaron siempre admiración y afecto mutuos.

Don Alfonso era –eso sí- más listo y pillo que el hambre. Para debilitar al contrario, practicaba el dudoso arte del halago con una maestría que yo trato de imitar sin éxito. Era buen vendedor.

“Dádivas quebrantan piedras”, me respondió un día cuando critiqué los regalos absurdos (incluso los sobres con “dietas”) que algunas empresas y bancos solían repartir entre ciertos periodistas “sobrecogedores” (porque cogían tales sobres) con motivo de las Juntas Generales.

En reuniones o almuerzos con la prensa, el primer banquero de España me halagaba llamándome “paisano”, lo que me obligaba –por mi juventud e inseguridad- a ser mucho más crítico con él en mis intervenciones públicas para acentuar, naturalmente, mi independencia profesional. Pero, en privado, siempre tuvo conmigo un trato de afecto correspondido, no exento, por supuesto, de debates, discusiones y críticas leales.  En verdad, por los caprichos de la costa levantina, desde mi pueblo almeriense se ve su pueblo murciano. De ahí que me hubiera adoptado como “paisano”.

Pasados los años, no hace mucho tiempo, le vimos de lejos y por casualidad en la acera de la calle principal de Águilas, sentado en un gran sillón –que muy bien podría haber pertenecido a algún marqués arruinado, rodeado de una pequeña corte local, esperando el paso de una procesión de Semana Santa.  Entre la muchedumbre, vimos pasar a los penitentes, a los pasos religiosos y, al fin, a la banda municipal. Al desfilar junto al marqués de Águilas, los músicos se pararon en seco y, sin interrumpir su partitura, giraron 45 grados para, cara a cara con él, rendirle pleitesía al unísono con una leve inclinación de cabeza y… de instrumento.  A continuación, se fueron con la música a otra parte siguiendo a la Virgen y a los santos.

Mi chica –que es de Boston, la pobre- preguntó extrañada por qué le hacían tal reverencia a Escámez. Le respondieron los vecinos con igual extrañeza por su pregunta:

“¿Cómo no van a saludar los músicos a don Alfonso? Si no fuera por su donativos, la banda no tendría ni para pagar los instrumentos”.

Ojalá conocieran –y quisieran- a don Alfonso Escámez en toda España como le conocen , le quieren y admiran –con razón- en su pueblo (y casi el mío) de Águilas.

Descanse en paz el banquero que apoyó la Democracia.

«A la huelga la llamaremos huelga», Fdz.-Sordo

Ha muerto el penúltimo censor de la Dictadura franquista. Alejandro Fernández Sordo. Me castigó a menudo, pero era un buen hombre. En la hora de su muerte, y con un recuerdo afectuoso -dentro de lo que cabe, por su viejo oficio- copio y pego a continuación unos párrafos de un post antiguo, publicado en este blog, sobre Fernández-Sordo en el que recuerdo anécdotas de cuando fundamos el semanario Cambio 16. Desde que nació en el otoño de 1971, Sordo mandaba secuestrar nuestra revista casi una vez al mes.

Cada vez que hablamos de conquistar la libertad “palabra a palabra”, suelo recordar una anécdota que me ocurrió en 1972 o 1973, siendo redactor-jefe y director en funciones del semanario de Economía y Sociedad “Cambio 16”, cargos que ejercí desde su fundación en 1971 hasta la primavera de 1974. Habíamos fundado el semanario el 22 de septiembre de 1971 –yo procedía del diario Arriba, donde trabajé en los últimos meses de la mili- y al principio no nos tomaron muy en serio.

Del número 1 de Cambio 16 imprimimos 2.000 ejemplares y vendimos 800. Todo un éxito. Solo teníamos permiso para escribir de economía, y nada de política. Pero los conflictos laborales ya emergentes tenían contenidos económicos.

Por eso, en una información sobre una huelga relevante y sonada (creo que fue la de Motor Ibérica, tras el despido de Marcelino Camacho), nos atrevimos a titular en las páginas del pliego central con la palabra “huelga”. Aquel osado ejemplar no pasó la censura. La policía secuestró la tirada completa y precintó las planchas en la imprenta Altamira. El Gobierno inició los trámites para un expediente contra mí, como responsable editorial máximo, y contra la empresa editora.

En cuanto tuve noticia del secuestro –algo bastante frecuente en aquellos años, casi uno al mes- telefoneé al director general de Prensa y jefe máximo de la censura franquista, Alejandro Fernández Sordo. Por cierto, Sordo -¡qué gran apellido para un censor!-, en cuanto se puso al teléfono, me echó una bronca, en tono paternalista, recordándome que la palabra “huelga” no se podía utilizar en la prensa española, sencillamente porque en España no había huelgas, ya que estaban prohibidas por ley.

Le pregunté:

-¿Cómo le llamo entonces a lo que está ocurriendo esta semana en Motor Ibérica?,

El jefe de la censura me replicó:

“Cualquier cosa menos huelga”, “Llámale “paro”, como otras veces, o “cese temporal de producción” o mejor “paro técnico”.

No pude convencerle. La palabra “huelga” no pasó el filtro de la censura. Seguía en la lista de palabras tabú del Ministerio de Información. Y nosotros dimos un paso atrás. Tuve que retirar el pliego central, donde estaba aquella información, con una especie de “desencuadernadora manual” muy ingeniosa, y sustituirlo por otro pliego sin la palabra huelga. Solo así pudimos distribuir la revista con el retraso y el extra coste correspondiente.

Recuerdo muy bien esta anécdota porque unos años más tarde, muy poco después de la muerte del dictador, Fernández Sordo fue nombrado ministro de Sindicatos (creo que fue en el Gobierno Arias). Una de sus primeras declaraciones como ministro fue realizada por el diario Pueblo (propiedad del sindicato vertical franquista) con grandes caracteres tipográficos. Este fue el titular del diario Pueblo, casi a toda página, que me hizo sonreír:

Fernández Sordo: “A partir de ahora, a la huelga la llamaremos huelga”

Hubo palabras y expresiones que, una vez que superada la censura, pasaban a engrosar el diccionario legal de los periodistas. Se trataba de aplicar el procedimiento de “prueba y error” bastante aceptado en todo proceso científico.

Descanse el censor en paz.

El último secuestro policial de un semanario dirigido por mí (Doblón) lo sufrí al dia siguiente de la muerte del dictador. El entonces Príncipe de España nos echó una mano.