Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Cebrián «echa» a Polanco o Polanco «deja» a Cebrián?

Si hablamos de un empleo, «echar» no es lo mismo que «dejar«.

Sin embargo, El Mundo y El País usan estos verbos, de significación tan distinta, para titular la misma noticia. Lo curioso del caso es que Pedro Jota le dedica más espacio a Javier Díez de Polanco, ex directivo de Prisa (sobrino del fallecido Jesús de Polanco) que el mismo diario de Prisa. Casi el doble.

Entre quienes no siguen de cerca las luchas por el poder, en las guerras empresariales de sucesión, ha podido sorprender la noticia de la salida (voluntaria o forzada) del llamado «sobrinísimo» de Jesús de Polanco. Dentro del grupo Prisa no ha debido producir sorpresa alguna. Estaba cantado que, tras la muerte del fundador, un hombre poderoso, muy singular, y con las ideas de negocio muy claras, Cebrián (nº 2 por méritos propios) y Díez de Polanco (nº 3 por lazos familiares) serían incompatibles. El choque se ha producido y el sobrinísimo ha salido disparado. El ejecutivo nº 3 del grupo Prisa es ahora Manuel Polanco, hijo del fundador y hermano del presidente no ejecutivo Ignacio Polanco).

Pese a haber dedicado muchos años de mi vida profesional al grupo Prisa, me confundí en mis pronósticos sucesorios. Siempre pensé que Jesús de Polanco era monárquico de sí mismo, es decir, que a su muerte le sucedería con todos los poderes su hijo primogénito, Ignacio Polanco. Y que, a tal fin, lo dejaría todo atado y bien atado. O sea, el rey ha muerto, viva el rey.

Sin embargo, no ha sido así. Muerto el gran Polanco, su hijo y heredero ha dado un paso atrás y ha cedido todos sus poderes a Juan Luis Cebrián, en calidad de valido.

Atención al próximo capítulo de la saga de los Polanco:

¿Dinastía o Falcon Crest?

La actual crisis económica puede provocar algunos terremotos empresariales. Y torres más altas han caido.

Nunca olvidaré el instinto profético del buen Sancho Panza (¿o fue mi admirado Don Quijote?) cuando sentenció:

«Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros»

Así es la vida.

Resultados de Prisa publicados en El País, diario de Prisa (1-05-09):

Resultados de Prisa publicados en El Mundo, competidor del diario de Prisa (1-05-09):

Juez prevaricador; diario engañoso

Denuncia, convoca y acapara. Cada diario con su verbo

En apenas una semana, ya podemos ver la posición aproximada del nuevo diario «Público«. No hay que ser muy fino para concluir que está escorado un poco a la izquierda de El País o que, al menos en las formas, es más cañero y radical.

También lo veo muy lejos de El Mundo, casi en sus antípodas. Por tanto, El País se nos va quedando en el centro del espectro de los diarios nacionales de pago, lo que no se si eso -a veces, en tierra de nadie- es bueno para su cuenta de resultados.

Pedro Jota – con las pecaminosas bendiciones episcopales de la COPE– cada día está más agresivo con ABC y La Razón a quienes pretende arrebatar el lector de derechas y/o de extrema derecha.

Sin ningún recato, El Mundo le hace (¿gratis?) la campaña electoral al PP. Está en su derecho. Cada día nos recuerda, con menor o mayor intensidad, los males que cree que nos aquejan o amenazan, naturalmente, y a su juicio, por culpa de Zapatero.

Hay una larga lista:

España se rompe, la bandera de España ignorada o pisoteada, persecución ligüística, el catalán arricona al castellano, no pintamos nada en el mundo, Bush se ríe de nosotros en la cara de Zapatero, el retrato del Rey en llamas, la Monarquía en peligro, los catalanes se lo llevan todo y no queda nada para los demás, ETA , más crecida que nunca, campa por sus respetos, el Gobierno se rinde ante ETA y el PNV, la economía en recesión, etc, etc. (Menos mal que no hay pertinaz sequía para culpar de ella a Zapatero).

Con razón o sin ella, retorciendo a veces la realidad o simplemente mintiendo, El Mundo alimenta a sus creyentes con lo que más gusta a su paladar, por amargo que sea.

Estamos en campaña electoral y ya sabemos (o, al menos, así lo creo yo) que votamos con el corazón (alguna vez, con las vísceras) y no con el cerebro ni con la cartera, como se empeña en decirnos la sabiduría convencional.

Público está en el lado opuesto a El Mundo y no pierde ripio. Hoy lleva la guerra de Irak a portada, con un gran titular tipo reportaje, para avergozar a Bush y a quienes apoyaron la invasión ilegal de ese país:

Los crímenes de los mercenarios

Y este subtítulo:

El Congreso de EEUU denuncia las atrocidades de los pistoleros de Blackwater

En consonancia con el recuerdo negro que nos trae de la guerra de Irak lo que, unido a las mentiras sobre el 11-M del «trío Pinocho«, dejó K.O. al Gobierno de Aznar, Público lleva hoy, arriba, un titular de campaña electoral que nunca veremos en El Mundo:

El PP acapara los símbolos

Pero (¡ojo!) lo que más me ha llamado la atención de su portada ha sido el antetítulo que Ignacio Escolar ha puesto, en rojo, a este titular del PP:

Patrioterismo

PAGS. 4 y 5

Se ve que estos jóvenes de Público vienen sin complejos y no les importa que se les vea el plumero desde el primer día. A mi me gustan las cosas claras. Por eso, puedo decir que en el periodismo que a mi me enseñaron mis viejos maestros no figura esa palabra tan peyorativa (patrioterismo) como parte de un título que pretende ser informativo.

Es una palabra espléndida para un comentario editorial o un artículo de opinión, pero muy inadecuada para una información sobre hechos, a menos que se le atribuya a alguien.

Los hechos son sagrados, las opiniones, libres.

Un diez a Ignacio Escolar por publicar la columna de nuestro Manuel Saco y un cero por esto del «patrioterismo» (por muy cierto que sea, en mi opinión) en un titular con aspecto tipográfico informativo.

Los navajazos tipográficos, por favor, deberían ir en cursiva.

Interesante editorial de El País sobre el «acoso real«. Lo pego aquí. Y como no me da tiempo para opinar sobre el tema, pues tengo que hacer un recado, diré que, siendo yo republicano de toda la vida, apoyo al rey Juan Carlos porque ha cumplido con un compromiso de libertad que tomó el día que fue coronado por las Cortes franquistas: la Monarquía de todos (creo que este título es mérito de Luis María Anson). Los ideales de libertad y de solidaridad de la República coinciden hoy con los ideales democráticos de la Monarquía Parlamentaria recogida por la Constitución de 1978. Cuando digo «¡Viva el Rey!» estoy diciendo, a la vez, «¡Viva la libertad»!.

Si el Rey de España se pusiera algún día al lado de un general golpista que amenazara nuestras libertades (como hizo su lamentable abuelo Alfonso XIII con el general Primo de Rivera el 23 de septiembre de 1923), entonces me tendría a mi en contra con todas mis fuerzas. Por ahora, el Rey me tiene a su favor con las mismas fuerzas.

Ahí queda eso.

Bueno, me voy corriendo que no llego.

TRIBUNA en El País: RAFAEL MATEU DE ROS

El ‘caso Sogecable’

El autor recuerda el «directo y feroz» ataque político y judicial lanzado en 1997 contra el Grupo PRISA y su presidente. RAFAEL MATEU DE ROS en El País

03/10/2007

Resulta difícil olvidar, al hilo del recuerdo del fallecido presidente del Grupo PRISA, Jesús de Polanco, los meses difíciles, inciertos, peligrosos, que le tocó vivir en primerísima persona, durante el llamado caso Sogecable. No fue una anécdota. El caso Sogecable fue un ataque directo y feroz contra los intereses del Grupo PRISA desencadenado por fuerzas políticas o sociales que pusieron todo el empeño del mundo en utilizar una excusa insignificante para organizar un proceso criminal en toda regla contra el Consejo de Administración de Sogecable.

Deberíamos saber algún día quiénes movieron las cuerdas del guiñol en ese oscurísimo episodio

Fue un aciago ejemplo de instrumentalización de la justicia para la satisfacción de intereses particulares, algo en lo que algunos accionistas no ya minoritarios sino marginales de determinadas sociedades cotizados se han convertido en especialistas, como un conocido y obsesivo abogado recientemente fallecido. Se ha dicho siempre -y nunca se ha desmentido- que la instrucción penal -con toda la parafernalia de un Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional- fue incitada o dirigida desde el Gobierno en el poder o -más bien- desde algún núcleo concreto de ese Gobierno o del partido que lo sustentaba. No lo sé. Lo cierto es que alguna fuerza poderosa movía los resortes de aquel desdichado juez, de aquel fiscal imprevisible -que por sistema se oponía a todas las solicitudes de sobreseimiento- y de aquellos extravagantes y marginales abogados que tuvieron en vilo, durante meses, a todos los consejeros de Sogecable, incluidos no sólo los altos directivos de PRISA, sino también los representantes en el consejo de accionistas como Grupo March, BBVA y Bankinter. Aquel incidente rompió para muchos, quizás de manera irremediable, la credibilidad del partido político de referencia o -mejor dicho- la de quienes entonces estaban al frente del mismo. En los saraos de algunos amigos muy próximos al entonces presidente del Gobierno, encumbrados por él a la presidencia de grandes empresas todavía entonces públicas, el juez Gómez de Liaño era jaleado como un héroe.

Tengo a la vista, cuando escribo estas líneas, la querella firmada por el procurador de Jesús Cacho Cortés, el 29 de abril de 1997, a la que luego se adhirieron otros, «al tener noticia de la incoación» por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional de las diligencias previas número 54/97-10 referentes a «idénticos o semejantes hechos». ¿Quién instó esas diligencias? ¿La denuncia de Jaime Campmany como hecho aislado? ¿Quién concitó la voluntad del instructor, la del fiscal y la de la parte querellante?

La excusa era nimia: la «supuesta apropiación» de los depósitos entregados en concepto de fianza por los suscriptores de Canal + al alquilar los descodificadores. Según los querellantes esos depósitos debían de haberse contabilizado de manera diferente a como lo hizo la empresa y deberían haber quedado inmovilizados. Sobre tan peregrina argumentación, desmentida por auditores y asesores y por los propios clientes de la plataforma, se montó una querella de chiste por «delitos de apropiación indebida, estafa y delito societario de falsedad» que, increíblemente, fue admitida a trámite por el juez Gómez de Liaño, alentada por el Ministerio Fiscal y que provocó multitud de sesiones en la Audiencia Nacional -en la mayoría de las cuales estuve presente-, recursos y apelaciones, para finalizar en la condena firme del juez por parte del Tribunal Supremo por delito de prevaricación y el vergonzante indulto que posteriormente le concedió el Gobierno.

Antes de que todo esto sucediera, Jesús de Polanco, Carlos March y varios administradores más de Sogecable tuvieron que soportar durísimos interrogatorios en los que Liaño y el fiscal intervenían apostillando y endureciendo en muchos casos las preguntas de las acusaciones particulares e imponiendo a diestro y siniestro medidas cautelares notoriamente desproporcionados, todas las cuales la Sala de la Audiencia Nacional anulaba con posterioridad. Recuerdo perfectamente cuando decidió retener el pasaporte del señor March y la habilidad con la que Juan Luis Cebrián a través de un incidente de recusación más que justificado, consiguió evitar declarar ante el juez que -se dijo entonces- estuvo a punto de decretar su prisión cautelar. No llegó a tanto el entonces juez, pero sí extendió todo lo que pudo el alcance de las medidas económicas y el efecto sorpresa con el que pretendía tener bajo presión en todo momento a los imputados.

El 20 de junio de 1997, después de toda una mañana de interrogatorio y declaración, en la que Polanco hizo gala de un temple y un aplomo extraordinarios, y frisando ya el fin de la mañana de ese viernes, la secretaría del juzgado notificó la imposición al declarante de un aval de 200 millones de pesetas que debería ser depositado en el Juzgado a la mayor brevedad posible. Algunas acusaciones pretendieron elevar el aval a 4.000 millones de pesetas. Eran más de las dos y media de la tarde y todo el mundo en el juzgado daba por hecho que el aval no podía ser constituido hasta el siguiente lunes por la mañana, lo que suponía para el interesado el grave riesgo de ser detenido cautelarmente en cualquier momento. No hubo lugar. Ante la sorpresa del secretario, 15 minutos después de ser notificado el auto y antes de que la Secretaría del Juzgado cerrara a las tres de la tarde, el aval de Bankinter -autorizado y preparado de antemano con la cifra en blanco- fue firmado y entregado por mí al secretario, que no tuvo más remedio que aceptarlo y dar por constituida la garantía, no sin antes requerirme para que le justificara el carácter solidario de mi poder de representación y la suficiencia de límite, requisitos que obviamente se cumplían. No sé quéhubiera sucedido en otro caso. A Polanco se le impuso además la obligación de comparecer en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes, estar en todo momento a disponibilidad del mismo y no ausentarse del territorio nacional sin autorización del juez, que, al menos en una ocasión, le fue denegada.

Por cierto, nunca me encontré en las reuniones con Polanco al magnate prepotente que describen sus adversarios. Más bien, todo lo contrario: Jesús era un señor amable, un pasiego inteligentísimo, campechano, divertido y franco, que, por citar un ejemplo, nos firmó enseguida las contragarantías bancarias de rigor como cualquier cliente de a pie.

Hay otra anécdota del caso que no me resisto a dejar de comentar. En aquellos días vino a visitarme a mi despacho de Bankinter, por otro asunto, un familiar muy íntimo del juez. Al hacerle partícipe yo de nuestra preocupación por la probable comparecencia en la Audiencia Nacional del representante del banco en el consejo de Sogecable -también imputado como todos los demás- me llamó al poco tiempo para decirme que estuviéramos tranquilos, que nuestro representante nunca iba a ser llamado a declarar -lo que así sucedió por rara excepción- y que el asunto no iba contra nuestros intereses. Desde luego que no.

A Jesús de Polanco este episodio, tan arbitrario, le amargó profundamente durante un tiempo. No debería caer el silencio sobre el atropello tan grave que sufrieron los consejeros de Sogecable. Deberíamos saber algún día quiénes movieron las cuerdas del guiñol en ese oscurísimo episodio de nuestro reciente pasado. Mi recuerdo y mi respeto también para dos de los abogados que formaron parte del equipo de abogados y que ya no están con nosotros: el incombustible y eficaz Diego Córdoba y mi inolvidable amigo Santiago Ilundain, que defendía, con su proverbial maestría en lo mercantil y en lo fiscal, a los auditores igualmente imputados.

Rafael Mateu de Ros es abogado.

Polanco «ató» (en El Mundo); Polanco «comunica» (en El País)

Como de costumbre (profiláctica, incluso en vacaciones), he leído primero El País y luego El Mundo.

En ambos he visto, también como de costumbre, interpretaciones con matices distintos sobre los mismos hechos. Por eso, afortunadamente, hay varios diarios y no uno sólo.

En el fondo, los dos están de acuerdo en que el recientemente fallecido Jesús de Polanco quiso dar «garantía de estabilidad accionarial a PRISA», aunque El Mundo lo diga con palabras más gruesas como «ató el control de Prisa a su familia» .

(Obsérvese, como curiosidad, que PRISA va en mayúsculas en El País -como hacían los romanos al hablar de sí mismos- y Prisa va, en cambio, en minúsculas en El Mundo)

Al leer el contenido del comunicado de la familia Polanco a la CNMV no he podido evitar interpretarlo en dos direcciones opuestas:

1.- La familia Polanco no quiere vender sus acciones en PRISA hasta que pasen, al menos, 10 años.

2.- La familia Polanco comunica a los cuatro vientos que está dispuesta a vender sus acciones en Prisa en cualquier momento, a partir de hoy, y que tiene poder para ello según el acuerdo firmado con Jesús de Polanco en diciembre de 2003.

Este es el texto que da pie a la segunda interpretación:

«Como excepción, se establece el acuerdo unánime de todos los hermanos Polanco Moreno, en cuyo caso sí sería posible la transmisión antes de esos 10 años».

Me ha hecho gracia, una vez leidos los diarios de papel, encontrarme en el blog «Que paren las máquinas» de Arsenio Escolar (en nuestra web www.20minutos.es) una interpretación semejante a la que acabo de escribir aquí: «Cómo comprar Prisa».

A esto le llamo yo telepatía entre colegas, a muchos kilómetros de distancia. O bien, quizás responde al hecho de que ambos hemos trabajado y dejado de trabajar varias veces para Jesús de Polanco (eso sí, siempre con afecto) y que conocemos el percal.

Me parece a mí, leído el comunicado oficial, que el verbo «atar», utilizado por El Mundo, no es el más correcto para titular. Y si no, al tiempo.

Polanco era mucho Polanco: era capaz de «atar» con una mano y de «desatar» con la otra. Un artista. Si lo sabré yo…

Retrato de un editor en serio

TOMÁS ELOY MARTÍNEZ en El País 15/08/2007

Jesús de Polanco era ya una leyenda cuando lo conocí en Madrid, a mediados de 1998. Entonces yo formaba parte del jurado que debía otorgar el primero de los premios Alfaguara de Novela, al que se habían presentado más de 600 obras.

Durante los largos días de relecturas y discusiones no logramos inclinar la balanza hacia ninguna de las dos que, desde el principio, sobresalían con claridad del conjunto: Margarita, está linda la mar, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y Caracol Beach, del autor cubano Eliseo Alberto. Lo único que sentíamos con absoluta unanimidad era la injusticia de premiar a una sola de las dos.

Alguna vez he contado ya los tormentos de conciencia con que nos despedíamos cada noche y la desazón con que seguíamos mirándonos a la mañana siguiente. Las bases prohibían dividir el premio. A la vez, eliminar una cualquiera de las dos novelas nos parecía una traición a la buena literatura, en cuyo nombre habíamos sido convocados. Por fin el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien presidía el jurado, advirtió de que, si bien estaba prohibido dividir la recompensa, ninguna cláusula impedía duplicarla.

No creo que a Polanco le haya gustado aceptar una decisión que lo obligaba a pagar dos veces una suma que ya era considerable la primera vez, y a multiplicar el esfuerzo de edición y difusión. Si en el silencio de su corazón pensó que los jurados estábamos locos, nunca lo dijo. Por lo contrario, elogió nuestra locura. Aceptó nuestro fallo doble con el arrojo bien razonado que siempre fue la señal de su espíritu.

Quedan pocos empresarios así. En vez de adaptarse a las mudanzas de las costumbres y de los tiempos, Polanco se les adelantaba, señalaba el camino. No perdía de vista las sombras, pero se ponía del lado de la luz.

Aunque se sabía desde hace meses que estaba enfermo, su muerte, el 21 de julio, dejó una herida de sorpresa en quienes lo creíamos incapaz de morir. Siempre había estado en todas partes. ¿Cómo, de pronto, iba a estar en ninguna?

Después de aquel invierno de 1998, vi a Polanco una o dos veces por año, en las reuniones del Foro Iberoamérica o en mis ocasionales visitas a Madrid. Lo había conocido como un editor de raza, pero su mirada se desplazaba más allá de los libros y de los periódicos, hacia el abanico entero de todos los lenguajes de la comunicación.

Aunque se ha llevado consigo el secreto de sus éxitos constantes, hubo uno que estuvo todo el tiempo a la vista: su manera casi invisible de mandar. Daba órdenes sin darlas. Estaba tan seguro de su capacidad para crear que dejaba libres a sus colaboradores para que crearan. Sus hijos y Juan Luis Cebrián (director fundador de EL PAÍS) entendían a la perfección lo que decía cuando callaba.

Quizá Polanco pase a la historia como el visionario que dio vida a EL PAÍS, el gran diario de la modernidad española. Es su obra mayor, pero yo prefiero al editor de libros que rompió de un año para el otro las vallas feudales del franquismo y le mostró a sus compatriotas la riqueza europea de la que habían sido privados durante cuatro décadas de aislamiento, a la vez que le abría las puertas a las efervescencias culturales de América Latina.

Cuando en 2002 me sorprendió con una llamada telefónica en la que me anunciaba el premio de novela de Alfaguara, la emoción y la sorpresa me indujeron a responderle con un chiste fuera de lugar: «Es un premio muy bueno», le dije. «Pero el que más va a ganar con él eres tú, como todos los editores».

Rápido para las réplicas, me respondió con un chiste mejor: «Claro que sí. La plusvalía es siempre mía».

Polanco era así, llano y directo. Nadie como él encarnó la imagen del gran editor tal como la retrató el escritor y filósofo Walter Benjamin: un lector que es a la vez autor, «alguien que describe y que prescribe». Y a la vez siempre, según Benjamin, alguien de «extremo coraje», capaz de repetirse a sí mismo cada mañana: «Voy a saber y voy a transformar».

Los que vivimos en la orilla americana del océano le debemos a Polanco el relanzamiento de muchos de nuestros grandes escritores en volúmenes que se dejan llevar de un lado a otro, permitiendo que una obra entera se alce otra vez a la primera mirada: así hemos recuperado al autor argentino Julio Cortázar, al escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, a la periodista-novelista brasileña Clarice Lispector, al escritor brasileño Rubem Fonseca, tal como lo he visto en los autobuses de Bogotá, en los subterráneos de Buenos Aires, de Madrid y de México, y en los carritos por puesto de Caracas.

Cierta vez le dije a Polanco que esa red de vasos comunicantes era más eficaz para entendernos y mucho más democrática que todas las enseñanzas de los economistas, de los sociólogos y de los políticos. Como siempre hacía, le atribuyó su mérito a los otros. Aceptó la parte de luz que le tocaba cuando la Feria del Libro de Guadalajara le concedió, en 2004, el premio al editor del año. Allí fueron enumeradas sus hazañas: la creación de EL PAÍS, de la cadena radial SER y del grupo editorial Santillana, lo que le convertía en uno de los empresarios culturales más poderosos de Europa.

Ninguno de sus discursos de gratitud aludió a una sola de esas grandezas. Sus únicos temas fueron los libros y el destino de nuestros países. Había empeñado todas sus energías en fortalecer la democracia de España y estaba seguro de que la América Latina convertida a la democracia tendría una prosperidad nunca vista apenas dejara atrás lastres ancestrales como el caudillismo, la corrupción, las prebendas, del mismo modo que la democracia había salvado a España de la cerrazón franquista.

Como a todo hombre de poder, también a Polanco le cayeron encima las calumnias y las injusticias. Pero seguía adelante y dejaba atrás los rencores. Al otro lado del Atlántico es difícil imaginarlo muerto.

Para quienes sólo lo conocieron en infatigable estado de actividad es preferible suponer que se ha replegado hacia el rincón más sigiloso de sus depósitos editoriales, donde está leyendo ahora las obras maestras que todos vamos a leer mañana, con la ingenua sensación de que estamos descubriéndolas.

Tomás Eloy Martínez es escritor y periodista argentino, y autor, entre otros libros, de El vuelo de la reina, premio Alfaguara de Novela 2002. Distribuido por The New York Times Syndicate.

Suicidio de Xirinacs.

Los más fanáticos nacionalistas catalanistas, vasquistas y españolistas se han lanzado sobre su cadáver, con tal oportunismo político (rozando la glorificación o el ensañamiento) y con tanta desverguenza personal, que he agradecido hoy la lectura de este obituario que mi colega Bonifacio de la Cuadra (casi de mi edad) hace del pacifista Xirinacs, quien se suicidó hace unos dias en Cataluña.

Conocí muy poco al padre Xirinacs, en la lucha contra la Dictadura, y siempre le respeté por valiente y coherente, aunque le consideré equivocado cuando tratábamos el punto principal de su obsesión: su exacerbado nacionalismo catalanista, que me recuerda hoy al vasquista de Arzalluz o al españolista de Aznar.

Nunca me gustaron los extremismos. Ni siquiera para alabar a mi tierra almeriense, que tanto quiero y por la que suspiro. Xirinacs fue un enamorado de su tierra catalana y fue fiel a sus ideas hasta el minuto que precedió a su muerte. Su memoria merece respeto. Gracias, Boni.

Polanco: «hombre poderoso» y/o «baluarte de la libertad»

Bajo un sol de fuego, dimos ayer sepultura al mayor magnate de la comunicación de la historia de España y a quien, también para mi, fue un viejo amigo.

Una tumba modesta, dificil de distinguir entre miles, acogió el cadáver de este hombre que, en vida, fue tan poderoso. En el silencio que imponen los sepulcros, retumbó el golpe suave del ataud de Jesús de Polanco, el dueño de un imperio convertido, desde ayer, en alimento de cipreses. Inevitablemente, recordé a don Antonio Machado:

«Un golpe de ataud en tierra es algo tremendamente serio».

Al despedir el duelo, un prolongado y cerrado aplauso nos estremeció a los presentes que participamos espontáneamente en ese úlitmo homenaje.

A ningún lector o amigo de El País habrá extrañado ver hoy la noticia que manda en su portada. El entierro en el cementerio de La Almudena de Madrid de quien fue el principal accionista e impulsor de este diario es noticia de primera. Para sus lectores, no cabe duda de que el acontecimiento tiene interés. Por eso, le dedican la foto y el gran titular a cuatro columnas:

Adiós al editor que fue baluarte de la libertad

El diario competidor, El Mundo, no da ni una línea en su portada y dedica al sepelio de Polanco una página interior con una columna de texto y cuatro de fotos. Pero la diferencia de espacio tipográfico y fotográfico que el entierro ocupa en ambos diarios (siete páginas frente a una) no es tan significativo como los matices de los titulares de ambas publicaciones.

El País habla, en portada, de «baluarte de la libertad» (que comparto) y sus seis páginas interiores van precedidas por este gran titular a cinco columnas:

El adiós de todos

El Mundo, en cambio, titula con este cintillo:

Muerte de un hombre poderoso/El último adiós

(que también comparto)

Y este titular, a una columna:

El mundo político, periodístico e intelectual, en el entierro de Polanco

Adiós, Jesús. Celebro haber podido asistir al entierro, con tantos amigos, para darte el aplauso público que te debía.

Me fui de allí, recordando, otra vez, a don Antonio:

«…Lleva quien deja

y vive el que ha vivido»

Aznar: ¿consejero o especulador? ¿ficha o lo fichan?

Pedro Jota Ramírez sigue dedicado, en cuerpo y alma, erre que erre, a apuntalar la teoría de la conspiración, para lavar la cara de su amigo José María Aznar, el de la mentira masiva sobre ETA en el 11-M. Y lo da a cuatro columnas, arriba.

Sin embargo, del nuevo sabroso empleo de su amigo Aznar no da ni una línea en su portada. Ni siquiera para felicitarle. ¡Qué ingratitud!

Para saber de qué va este asunto de Aznar (¿consejero o especulador?) hay que leer la portada de El País que lo da arriba, a una columna, o las páginas interiores de El Mundo.

Pedro Jota manda hoy en su portada, y sólo él, como es habitual, con nuevas dudas acerca del tipo de explosivo utilizado por los terroristas de la matanza de Atocha.

Algunas de esas dudas técnicas son razonables, y pueden estar causadas quizás por las chapuzas cometidas por la policía de Aznar y Acebes. Eran gobernantes indignos, que parecían más preocupados por ganar torticeramente las elecciones del 14 de marzo de 2004 que por investigar las pistas de los verdaderos autores de la mayor masacre terrorista de la historia de España.

Y también -cómo no- causadas quizás por las posteriores chapuzas de la policía mandada, meses después de la matanza de Atocha, por el Gobierno de Zapatero.

Pero de lo que no cabe duda, pase lo que pase en el juicio del 11-M, es que, con los datos que tenían entonces, los del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana) nos mitieron deliberadamente, durante los tres días previos a las elecciones generales, para ganar tiempo y alejar de las urnas el fantasma de la invasión ilegal de Irak. Y reconozco que, en este asunto, no puedo ser neutral, por más que lo intento.

Aún no se me ha pasado el cabreo provocado por aquellas mentiras que me obligaron a conectarme a la BBC de Londres -como en los tiempos de la dictadura de Franco– para saber lo que estaba pasando en mi país.

Como El Mundo no da nada de Aznar en su portada no podemos hacer análisis comparativo alguno de este asunto más que decir que para El País es noticia de primera página y para El Mundo , en cambio, no lo es.

La cobertura interior sí merece cierta atención gráfica y tipográfica.

Por la simple elección y el tamaño de las fotos que ilustran la información aznarí ya podemos saber, sin miedo a equivocarnos, de pie cojea cada diario.

La foto (grande, a dos columnas) de El Mundo nos muestra a un Aznar activo, convincente, con gesto decididamente parlamentario o mitinero, al vibrante estilo de don Emilio Castelar. La foto nos puede servir, incluso, de boceto modélico para una estatua de líder decimonónico.

El texto del titular va de acuerdo con la foto. No es Aznar quien ficha por el fondo sino al revés. Es el fondo de capital riesgo quien le busca y ficha a Aznar «como consejero«.

El sumario mejora el efecto de la foto:

La firma financiera londinense destaca su trayectoria política y sus «logros económicos»

En la columna de salida, escoltando la foto castelarina de Aznar, El Mundo lleva este titular:

Dow Jones estudia la oferta de Murdoch

El grupo Dow Jones es propietario del Wall Street Journal, el diario económico conservador más influyente del mundo.

Sabemos que José María Aznarya es consejero del magnate australiano Rupert Murdoch, el pretendiente de Dow Jones. Lo que no sabemos es si consiguió este influyente cargo también por sus «logros económicos» o como premio de consolación por su apoyo incondicional al presidente George Bush, amigo de Murdoch, en la invasión ilegal de Irak. Quizás también por haber perdido el poder como consecuencia de ese apoyo a Bush … y por su mala cabeza en la gestión informativa de la matanza terrrorista de Atocha.

Si el imperio de Murdoch (con Aznar en su Consejo de News Corporation) compra el Wall Street Journal , ya puede Polanco echarse a temblar.

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

Y quien dice Polanco, dice Vocento (ambos están en Bolsa) o el conde de Godó…o el mismísimo Lara, que no es ni conde ni uno de los siete infantes de su mismo nombre pero tiene tele y periódicos.

Como vemos hoy, Aznar cabalga de nuevo.. y a lomos de otro Consejo que, según El País, es de armas tomar. En realidad, cabalga a lomos de un descomunal «Centaurus» que es el nombre del sospechoso fondo de capital riesgo.

En el titular a tres columnas de El País, es Aznar (como sujeto principal) quien ficha (y no al revés) por el fondo de inversiones (¡ay!) e s p e c u l a t i v a s.

¿ESPECULATIVAS?

En el texto de El País, elaborado al alimón por dos redactores de postín desde Londres y Madrid, se citan ejemplos poco edificantes de la historia reciente de Centaurus Capital , que actúa desde las Islas Caimán que tanto honor hacen a su tenebroso nombre y al recuerdo caribeño de las botellas de «ron, ron, ron, la botella de ron…» (Esto, naturalmente, sólo vale para aquellos que no soportan que les digan lo que tienen o no tienen que beber antes de conducir el coche o el barco).

En los ejemplos que cita El País aparecen pistas y rastros de los amigos y compañeros de pupitre que Aznar colocó, a nuestra costa, al frente de las grandes empresas publicas de España (Telefónica, Tabacalera, Aldeasa, Terra, etc.) y de empresas privadas españolas como Recoletos, Campofrío, FCC, etc.

Como verán, la foto pequeña, y elegida con escaso afán de neutralidad, de un Aznar de mirada perdida, entre atontado, gaznápiro e iluminado, que pone El País no tiene ni comparación con la grandeza castelarina de la que da El Mundo.

¡Dónde va a parar!

¡Tiembla Polanco!

ETA por arriba y el 11-M por abajo. ¡Vaya Mundo!

Batasuna, etarras, PCTV, un islamista y…el 11-M. Estos los nombres que sobresalen en la portada de El Mundo de hoy. Insisten los portadistas en la vieja técnica de la yuxtaposición de titulares para que el lector menos avisado los relacione por su cuenta.

Este es el titular que El Mundo destaca sobre el juicio del 11-M, a dos columnas:

Un islamista declara que el confidente del CNI apodado «El Pollero» planificó el 11-M

El País dedica al juicio este titular a una columna:

Un testigo detalla cómo se organizó el 11-M y quiénes pusieron las bombas

El País le echa un capote al presidente Zapatero dedicando sus cuatro columnas de portada a las declaraciones del juez Torres que ordenó la detención de la Pantoja:

«Ni conozco a Zapatero ni informé a nadie de la detención de Isabel Pantoja»

La verdad es que a Zapatero se le calentó la boca presumiendo de que en Marbella se perseguirían personas «por muy famosas que sean». Hay casualidades perversas.

A Pedro Jota se le pasó ayer dar noticia de las desafortunadas declaraciones euforizantes de su antiguo inspirador José María Aznar a favor del alcohol y de que nadie -faltaría más- pretenda conducir por él.

El País las dió naturalmente con esplendor tipográfico. Pero hoy es Forges quien mejor retrata la situación del (ex) líder de la derecha española y coautor de la mentira masiva de ETA en el 11-M. El monumento «Al…» no tiene desperdicio.

Esta es la foto de Aznar con botella (de vino) que publica 20minutos.es.

Está tan mal últimamente el pobre Aznar , tan descuajeringado, que ya hasta da pena meterse con él. Cada vez que abre la boca, el PP gana un converso y pierde dos.

Desde luego, no es bueno hacer leña del árbol caído… al menos, una vez que pasen las elecciones del 27 de mayo. Por si acaso.

Creo que, aunque su jefe Murdoch (que quiere quedarse con el Wall Street Journal) comprara El País, Aznar está quedando inútil para suceder a Polanco como presidente de Prisa. Ni borracho.

Adivinanza:

¿Mantendrá Julián Muñoz, ex alcalde de Marbella y novio de la Pantoja, su huelga de hambre hasta el 27 de mayo?

Jaque a Polanco II

Parece mentira, pero han pasado ya diez años del primer «Jaque a Polanco». Lo escribió un servidor, seguramente con excesiva rapidez (pues estaba recién salido del paro), en forma de libro/reportaje de poco o ningún éxito.

Aquí al lado he pegado la portada de aquel querido libro que tuvo la mala suerte (o la fortuna, ¿quien sabe?) de desagradar a las dos trincheras casi por igual. Apenas fue distribuido por la editorial y lo entiendo. Tuvo miedo. Y el miedo es libre.

La editorial «Temas de Hoy», del poderoso Grupo Planeta, inició la campaña de publicidad enviando una orden de inserción para un primer anuncio de pago que contenía una foto de la portada del «Jaque a Polanco«. La orden fue devuelta inmediatamente por el diario con una nota en la que rechazaba la publicación del anuncio de mi libro en El País.

El entonces responsable de «Temas de Hoy» me invitó a comer en un sitio fino, me contó lo ocurrido, me pagó lo convenido, como si se hubiera agotado, y me dijo que mi libro sería una especie de incunable clandestino. Sentí un extraño orgullo por haber engrosado las listas de un nuevo «indice».

Mi editor reconoció compungido que jamás, en toda su larga vida de editor, le habían prohibido la publicación del anuncio de un libro. Me convertí en pionero. Y eso que el libro era -al menos, eso pensaba yo al escribirlo- a favor de Polanco y en contra de Aznar.

La editorial no sabía qué hacer con tantos miles de ejemplares que temía anunciar y mucho más distribuir. Por eso, al cabo de una semana, apenas pude encontrarlo en las librerías. Como masoquista que soy, pregunté en varias librerías «Crisol» (propiedad e Polanco) y jamás pudieron darme noticia de mi libro.

¿Se habrá agotado tan pronto?, llegué a pensar, hinchado de vanidad, antes de conocer lo ocurrido con la prohibición de los anuncios en El País.

Antes de que tantos ejemplares fueran destruidos por la guillotina, pedí que me los enviaran a casa. Ocuparon medio sótano.

Los empleados y amigos de 20 minutos conocen muy bien mi pesada pasión por regalar esos libros, al igual que regalamos los ejemplares de nuestro diario. Los puse por cientos en la recepción de 20 minutos, en el Palacio de la Prensa de Madrid, y pronto se agotaron. Aún me quedan en el sótano unos pocos ejemplares de aquel incunable prohibido que pasó sin pena ni gloria.

Lo que más me sorprendió es que, bien o mal escrito, tratándose del tema que más miles de páginas había ocupado, sin ninguna duda, en El País y en El Mundo, en los últimos dos años, ningún diario español (a excepción de mi querido periódico «La Voz de Almería») hiciera jamás mención alguna de la existencia de este libro impreso, no anunciado y retirado convenientemente con destino a mi sótano. ¡Qué le vamos a hacer!

Mi maestro me felicitó por el trabajo y eso me llenó de satisfacción. Pero me advirtió que yo había pecado -a mi edad- de ingenuo. Le dije que no entendía la prohibición de la campaña de publicidad por parte de El País, teniendo en cuenta de que el saldo final del libro era favorable a Polanco. Me respondió como suelen hacer los maestros. Me dijo:

«Se te nota escaso fervor en el aplauso»

El País manda hoy a tres columnas con el segundo asalto del PP contra Polanco con este titular:

El PP promueve el boicot contra todos los medios del Grupo PRISA

Sumarios:

El partido de Rajoy exige a Jesús de Polanco una rectificación pública

La medida intenta coaccionar a «accionistas, anunciantes y clientes»

También anuncia en portada este editorial:

Ante el chantaje, el deber de informar

Para El Mundo este asunto es una «no noticia» y no lleva ni una línea en su portada, aunque le dedica un pequeño editorial y media página interior de información. Olvidé decir, quizás por innecesario, que la foto de Polanco con el dedo índice amenazador corresponde naturalmente a El Mundo.

El País le dedica un largo editorial y cinco páginas interiores de información.

En el lugar equivalente a la noticia de El País sobre el boicot del PP a Polanco, El Mundo lleva, arriba, de salida, con foto a todo color, a una columna, esta otra noticia blanda y bastante doméstica:

Ágatha Ruiz de la Prada: «Sólo puedes ser feliz si superas todos los complejos»

Y este sumario:

MODA: La sofitiscación vuelve a los armarios para vestir a una mujer nueva y poderosa

Hay otra desmesura en ambos diarios. El Mundo lleva arriba a toda pastilla este titular:

Los tres jueces dicen que había pruebas para condenar a Otegui pero que la Fiscalía lo impidió

El País despacha este asunto a una columna:

La absolución de Otegui desata un choque frontal entre fiscales y jueces de la Audiencia Nacional

Sumario:

El Gobierno ve defectos en la composición de la sala del Supremo que juzga a Batasuna

En lugar equivalente, El Mundo titula con mi admirado Fernando Savater, junto a su foto enun acto de protesta contra el Gobierno:

Savater denuncia la «negociación oculta» con ETA

Curiosamente, El País, diario en el que habitualmente publica sus artículos este filósofo, no da ni una línea de este acto en su portada. Su foto de primera -bonita, por cierto- es mucho más relajada: la natación sincronizada de nuestras heroínas Gemma y Paola.

Polanco «alega»; el PP «atiza»
¿Volverán banderas victoriosas…?

He pasado cuatro días trabajando en Noruega (en una convención de directivos del Grupo Schibsted al que pertenece 20 minutos) y, al regresar, me encuentro con estas fotos anacrónicas en las portadas de los dos primeros diarios de pago de España. La foto de El País (con la gallina de Franco y el cangrejo de Falange, como lo llamábamos en plena Dictadura) me da repelús.

En este tema de las «banderas victoriosas al paso alegre de la paz» (de los cementerios), que tantas veces canté de niño, no me tengo por hipócrita, pese a lo que ha dicho esta mañana mi admirado y amoratado Fernando Savater.

Esas banderas que se ven en la foto me dan miedo. Y deberían darle miedo a todos los demócratas, porque representan lo peor, lo más denigrante e ingnominioso, de nuestra historia reciente.

Nuestra democracia les permite, por supuesto, hacer con los símbolos fascistas lo que su dictadura nunca permitió hacer a los españoles. Los fascistas tienen, desde luego, derecho a ondear sus símbolos por siniestros que sean, pero lo veo como un mal presagio.

No sabe el PP (o la banda de los cuatro que lo controla) donde se está metiendo con tan malas compañías. A la derecha le parecerá fácil y útil dejarse llevar ahora por ese camino de la demagogia fascista. Incluso puede creer erroneamente que todo aprovecha para el convento.

Sin embargo, les será muy difícil salir de ella y, además, se lo ponen muy difícil a los futuros dirigentes demócratas del PP para recuperar el poder por medios pacíficos. No olvidemos que la base de la democracia es la alternancia en el poder. Si no hubiera alternativa conservadora a Zapatero a la vista estaríamos perdidos. Pobre democracia.

Bajo estas fotos centradas en las dos portadas van estos titualres:

En El País a tres columnas y con un verbo («atiza«) que no era habitual en su anterior cultura periodística:

El PP atiza su agitación en la calle contra Zapatero por el «caso Otegui»

En El Mundo, a dos columnas

Polanco alega que es «muy difícil ser neutral» cuando el PP «desea volver a la guerra civil»

Así aparecen estos titulares, más ampliados, en las páginas interiores de ambos diarios.

Por cierto, que yo recuerde, es la primera vez en la historia de El País que Juan Luis Cebrián, ex director del diario y consejero delegado de PRISA, no sale en ninguna foto de la Junta General. Sólo es una señal para estudio y regodeo de polancólogos y cebrianólogos.

Una invitación a la prudencia

JOSÉ JIMÉNEZ VILLAREJO en El País

23/03/2007

La locura colectiva que parece haberse apoderado de un sector importante de la sociedad española a raíz de la concesión a De Juana Chaos de un régimen de prisión atenuada en la ejecución de la última sentencia dictada contra él, concesión acordada por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, ratificada por el juez competente y asumida por el Gobierno, aconseja en mi opinión repasar la breve historia del proceso que concluyó con la citada sentencia. Comencemos por el antecedente inmediato del proceso.

De Juana Chaos cumplió, según tengo entendido, en agosto de 2005 las penas que se le impusieron en varias sentencias de la Audiencia Nacional por múltiples delitos de asesinatos y de otra índole. Las penas que le fueron impuestas sumaban una cantidad muy superior a los dieciocho años y medio que realmente cumplió pero hay que tener en cuenta que el Código Penal (CP) de 1973, aplicable al caso porque era el vigente cuando se cometieron los hechos, no permitía que el tiempo de cumplimiento de penas acumuladas excedieran de treinta años y que, por otra parte, el mismo CP establecía la posibilidad de que los condenados redimieran parcialmente las penas con el trabajo, beneficio penitenciario desaparecido en el CP 1995 pero al que pudo acogerse De Juana Chaos también en razón de las fechas de comisión de sus delitos. Quiere esto decir que la extinción de la responsabilidad penal de este sentenciado en agosto de 2005, si es que fue entonces cuando la misma se declaró, fue legalmente irreprochable aunque naturalmente pueda pensarse que las autoridades judiciales y penitenciarias del pasado debían haber sido más rigurosas en la concesión de reducciones de pena a un individuo que tenía antecedentes tan sangrientos como De Juana Chaos.

Como no lo fueron a su debido tiempo, llegó el día del cumplimiento definitivo cuando tenía que llegar.

En los últimos meses de 2004 trascendió que la excarcelación del etarra estaba próxima -en un primer momento se previó por error una puesta en libertad a principios del año 2005- y la noticia provocó una tormenta política y mediática orientada a impedir que semejante asesino saliese tan pronto a la calle. Estoy convencido de que desencadenar dicha tormenta -y actuar bajo su impulso- fue un grave error pese al rechazo social que lógicamente suscitó la noticia. No sólo porque la excarcelación era inevitable en cuanto legalmente correcta, sino también porque nuestro derecho penal, como el de todos los Estados democráticos, no es un «derecho penal de autor» sino un «derecho penal del hecho» con arreglo al cual, y por exigencia del principio de legalidad, no se castigan las personalidades criminales sino sólo los crímenes que éstas cometen. Entre nosotros, pues, no se puede extraer consecuencia jurídico-penal alguna, a salvo la eventual apreciación de la agravante de reincidencia, de la condición de asesino atribuida a una persona cuando ya ha extinguido la responsabilidad penal derivada de los asesinatos que cometió. Únicamente en los Estados totalitarios, como ocurrió en la Alemania nazi, se concibe un «derecho penal de autor».

El hecho es que, habiendo publicado De Juana Chaos en diciembre de 2004 dos artículos cuyo contenido se estimó podía ser constitutivo de delito, le fue incoado un procedimiento en el que se decretó su prisión provisional, situación en la que permaneció hasta que recayó sentencia por lo que no pudo ser puesto en libertad en la fecha prevista. Merece la pena destacar algunos puntos relevantes del devenir de este proceso porque quizá pueda deducirse de ellos alguna enseñanza útil:

1. Inicialmente el juez instructor del sumario acordó su conclusión sin procesar al inculpado; fue la Audiencia Nacional la que, a instancia del ministerio fiscal y de la acusación popular, ordenó al juez que acordase el procesamiento.

2. En sus conclusiones provisionales el fiscal calificó los hechos como varios delitos de amenazas terroristas por los que solicitó la imposición de noventa y seis años de prisión. Conviene recordar las durísimas advertencias que se hicieron al fiscal general de Estado por el Partido Popular y los medios de comunicación que le son afines cuando se supo que el fiscal de la causa se proponía corregir en el acto del juicio oral aquella disparatada petición.3. En sus conclusiones definitivas el fiscal modificó efectivamente las provisionales y calificó los hechos, alternativamente, como un delito de coacciones y otro de enaltecimiento del terrorismo, por cada uno de los cuales procedería imponer dos años de prisión, o como un delito de amenazas terroristas al que correspondería una pena de trece años de prisión.

4. El Tribunal acogió la calificación más grave y condenó al procesado, como autor de un único delito de amenazas terroristas, a la pena de doce años y siete meses de prisión.

5. La Sala Segunda del Tribunal Supremo (TS), resolviendo los recursos interpuestos por el procesado y la acusación popular contra la anterior sentencia, estimó parcialmente el recurso del primero y desestimó el de la segunda, condenando a De Juana Chaos, como autor de un delito genérico de amenazas no condicionales, en concurso ideal con uno de enaltecimiento del terrorismo, a la pena de tres años de prisión. Esta sentencia lleva incorporados cuatro votos particulares discrepantes: en dos de ellos se dice que la sentencia debió apreciar un delito de amenazas condicionales en concurso real con el de enaltecimiento del terrorismo, debiendo haber sido la pena, como mínimo, de cinco años y tres meses de prisión; y en los otros dos se dice, por el contrario, que los hechos no son constitutivos de ninguno de los delitos apreciados y que por tanto el procesado debió ser absuelto. Como es sabido, esta sentencia del TS fue objeto de una protesta en la vía pública, en Madrid, en la que estuvieron presentes algunos dirigentes del Partido Popular.

¿Tiene algún significado esta secuencia procesal? ¿Nos puede ayudar a calificar como correcto o incorrecto el especial modelo de ejecución de la sentencia que tan desaforada reacción ha provocado? En mi opinión, sí. Como hemos visto, los jueces y fiscales que han intervenido en la causa han sostenido las tesis más dispares. Esto, en principio, no debería extrañar porque el derecho no siempre proporciona una respuesta unívoca que sus operadores acojan con unanimidad pero, en este caso, hay que reconocer que la disparidad ha sido demasiado llamativa. Basta reparar en que unos hechos por los que el fiscal solicitó, en un primer momento, nada menos que noventa y seis años de prisión, no fueron considerados constitutivos de delito -al menos, no del delito denunciado- ni por el juez instructor ni por dos magistrados del TS. El proceso se ha desarrollado, además, en un clima de extrema tensión política determinada básicamente por las continuas interferencias del grupo político, las asociaciones y los medios de comunicación partidarios de que los hechos se sancionaran con la máxima severidad. Este clima se ha reflejado en ciertas actuaciones judiciales, algunas realmente insólitas, como la momentánea asunción, por el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, de la competencia para conocer de la causa con la finalidad, según todos los indicios, de que la Sección competente no alterase la situación de prisión provisional del procesado. Puede decirse que la imparcialidad judicial, siempre amenazada cuando las implicaciones políticas de un caso se cruzan con las inevitables inclinaciones políticas de los jueces, ha estado en grave y permanente riesgo a lo largo del proceso.

Las anteriores circunstancias no restan un ápice de legitimidad a la moderada sentencia de la Sala Segunda del TS, pero introducen un nuevo factor en el debate sobre el modelo de ejecución elegido, si es que puede llamarse debate a la dialéctica entablada entre razones e improperios. Un factor sumamente importante porque aconseja ejecutar la sentencia con toda la prudencia que permite la ley. A esta conclusión se llega cuando, tras el examen de la historia del proceso, se leen atentamente los votos particulares partidarios de la absolución que acompañan a la sentencia -votos carentes de potestas pero no de auctoritas- a cuya luz aquella historia, con sus vaivenes y desmesuras, aparece como una invitación a la prudencia en la fase de ejecución por la sencilla razón de que la misma acaso pudo ser absolutoria en un entorno de mayor racionalidad, tranquilidad y respeto a la tarea judicial.

José Jiménez Villarejo es ex presidente de las Salas Segunda y Quinta del Tribunal Supremo.

¿Halaga El Mundo a Zapatero?

¿Hay algo peor que un halago? Sí, un halago crítico. Y esto es lo que, a mi juicio, ha hecho Pedro Jota con la foto dedicada a Zapatero en portada con el título:

El presidente, un hincha de Segunda

Esta noche salí de 20 minutos a toda prisa (tenía dos cenas a la vez) y apenas tuve tiempo para analizar, como de costumbre, los titulares de portada.

Corté y pegué los artículos que me habían llamado la atención pero ni siquiera me fijé en las fotos de portada.

Un lector (Joseph Ringo) me acaba de abrir los ojos, al llegar a casa, con este comentario:

¿Y no comentas nada de la foto de portada de El Mundo?

«Zapatero, presidente de segunda» 😀

lo dijo Joseph Ringo · 26 Febrero 2007 | 10:16 PM

Llevo algún tiempo con la mosca tras la oreja.

1.- Tengo la impresión de que Pedro Jota ve agotadas sus fuentes (o charcos) sobre ETA en el 11-M.

2.- Ve cada día más lejos una eventual victoria electoral de su protegido Mariano Rajoy y más lejos aún un regreso triunfal de su protector José María Aznar.

3.- Ha observado algunos recientes titulares y editoriales de El País nada cariñosos ni entregados (como solían) a Zapatero e incluso a Rubalcaba. ¿Quién lo hubiera dicho?

4.- Los éxitos de la Sexta, nueva cadena de TV concedida por el Gobierno Zapatero a sus presuntos amigos de Globomedia y Mediapro, no le están haciendo ninguna gracia a Prisa, El País, Sogecable, La Cuatro, etc. y otras empresas de Jesús de Polanco.

5.- El Mundo es la nave capitana del nuevo imperio de prensa de Rizzoli en España, tras haber comprado recientemente el Grupo Recoletos (Marca, Expansión, etc.). Pedro Jota Ramírez podría liderar este nuevo grupo en construcción para equipararse al de El País.

6.- Alianzas tácticas entre Rizzoli y La Sexta no serían de extrañar, para enfado de El País.

7.- Nuevos guiños cariñosos de José Blanco y de Zapatero hacia El Mundo (de hecho no se pierden ninguno de sus saraos) podrían prodigarse antes de las elecciones, provocando nuevos celos o pelusilla en el grupo Prisa, más amigo de Felipe González que de Zapatero.

Decía Maquiavelo -creo recordar, aunque no textualmente- que:

«los enemigos de mis enemigos son mis amigos».

En este contexto de cambios sutiles y zigzageantes en la escena mediatica, el respetable puede salir temporalmente confundido. Claro que siempre se puede ir marcha atrás, tras un bombazo informativo, o el simple aviso del mismo, del Grupo Prisa. Quizás, por eso, me ha llamado la atención el comentario afilado de Joseph Ringo sobre la foto de primera página de El Mundo.

A primera vista, por su titular, parece una foto crítica. Pero esa foto es muy halagadora: Zapatero, en su salsa, con los de su pueblo, con amplia sonrisa, y rodeado de rostros extraordinariamente complacientes y alegres. Se nota que allí le quieren. ¿Y quién no está gusto en su pueblo?

La foto, definitivamente tan humana, creo que es muy positiva para Zapatero.

Más aún, una lectura atenta del texto, bastante educado y mesurado para las prácticas habituales de Pedro Jota, nos indica la carga de apoyo que encierra a favor del presidente:

«…no es un presidente como los demás…»

«…fiel a su tierra…»

«…dió suerte a su equipo…»

etc. etc.

Y debajo de la foto-noticia, el titular, a dos columnas, arranca con un:

Zapatero aprecia…

Ese verbo («aprecia«) creo que es la primera vez que se atribuye en El Mundo al sujeto Zapatero ,.

Lo dicho: aquí pasa algo.

Atentos.

Zapatero no debe olvidar que «el halago debilita«. Felipe González lo olvidó y le salió caro. El presidente debería contratar -como hizo Julio César– a un crítico profesional para que le susurrara permanentemente al oído que no es un ser divino sino que es un ser mortal, que es hombre.

Y aún así debería andarse con cuidado con los halagos envenenados de Pedro Jota. No presagian nada bueno. Y si no, al tiempo.