Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Qué será de nosotros sin Losantos?

Sólo una noticia bomba como el relevo de Federico Jiménez Losantos en «La mañana» de la pecaminosa COPE podía despabilar y sacar a este blog del letargo fatal en el que había caído, por culpa de la crisis y de mi mala cabeza (y no precisamente en este orden).

Habrá quien quien se escandalice (y quizás no le falte razón) por la importancia que le doy a la caída en desgracia de este extraordinario predicador, que tanto ha hecho por el bien de España, destrozando al PP y dificultando su ascenso al poder.

Si yo fuera Zapatero estaría llamando ahora mismo al aprendiz de Torquemada, el cardenal Antonio Cañizares -a quien Losantos atribuye su exilio de maitines- para que reconsiderara su error y dejara al pico de oro de la extrema derecha en «La mañana» de la COPE.

Tanto Rajoy como Gallardón habrán caido en la vanidosa tentación de alegrarse por la gran lanzada con la que el mismísimo Vaticano Losantos dixit– ha descabalgado al locutor más mordaz, venenoso, incendiario, ingenioso y cínico de nuestro tiempo.

Sin embargo, deberían moderar sus muestras de alegría. El bicho aún dará mucha guerra, para deshonra de mi vieja y hermosa profesión. Por la misma razón, Esperanza Aguirre debería disimular su tristeza por la caída temporal de su adalid. No ha sido despedido sino trasladado desde el amancer a la medianoche; del despertar al dormitar.

A partir del 14 de abril -¡qué día tan señalado!-, los masoquistas ya no podremos recibir los merecidos latigazos que nos propinaba Losantos por atrevernos a sintonizarle en la COPE. Conectamos con su programa, creyendo que es de humor, y desconectamos despavoridos, al comprobar que se trata de un programa de terror. Tan sólo describe su realidad en términos de cielo y de infierno. Y lo hace magistralmente. Diabólicamente.

El fenómeno Losantos -como cualquier otro fenómeno religioso, deportivo o político- merece un análisis serio y detenido. Quizás un blog, escrito tan a vuelapluma, no sea el lugar adecuado. Precisa, a mi juicio, de una tesis doctoral.

¿Hay por ahí algún valiente doctorando que se atreva con tan descomunal proyecto de investigación?

Quien sí puede y debe alegrarse por el desplome de audiencia y salario sufrido por Losantos es el priopio Rey de España a quien el locutor no trataba con la merecida «humanidad«. Lo supimos tras la última cena real que produjo ciertas indecorosas filtraciones. Por algún deslenguado, conocimos el arriesgado e inmerecido apoyo que Esperanza Aguirre dió a su caballero Losantos en la mesa del Rey.

Debo reconocer que echaré de menos esos cinco minutos de horror que paso cada mañana conectado al veneno nacionalcatólico y fascistoide de Losantos.

Cuando mi cerebro está al límite, me paso entonces a la SER,donde mi corazón se llena del suero balsámico y dulzón de Francino.

Al cabo de otros cinco minutos de rigor –«equal time»– no lo puedo remediar y regreso, feliz, a mis orígenes:

¡Radiolé!

Sólo así puedo entrar, alegre y confiado, en la sede de 20 minutos y meterle mano a la crisis con cierto optimismo.

No se si podré cambiar mis hábitos: despertarme con el electroshock infernal de Losantos, adormecerme con la miel celestial de Francino para finalmente conducir, cantando y golpeando con mis dedos el volante, como si fuera un bongo o un yembé, al son de Radiolé.

¿Qué cadena y qué programa podré sintonizar, después del 14 de abril, para que me de un motivo diario por el que sobrevivir con dignidad para luchar contra el mal?

¿Qué será de nosotros sin Losantos?

¡No te vayas, Federico! Te necesitamos ahí, cada mañana, para que mantengas al PP asilvestrado muy lejos del poder; como sólo tú sabes hacerlo.

¿Nos definimos por lo que somos o por lo que no somos?

Recuerdo ahora la pregunta profunda -toda una tesis filosófica- que nos explicó, a su paso por Madrid, el viejo maestro italiano Norberto Bobbio, tras la caída del muro de Berlín:

«¿Qué será de nosotros sin los bárbaros?»

Y ahí van, por fin, la portadas -¡Ay!- de los dos primeros diarios de pago sobre el cambio de Gobierno:

«Estupor», en el titular de El Mundo.

«Eficaz», en el titular de El País

Nada nuevo bajo el Sol.

¡Alegraos y sosegaos!

Mañana comienzan unas breves vacaciones, Obama ha regado Europa de esperanza, el Euribor sigue cayendo, como el euro, la primavera tarda pero ha venido y, tras el gran desastre del 2008, ya no quedan tantos empleos por destruir. De hecho, se está desacelerando el ritmo de destrucción de empleo, algo imprescindible para que se empiece a recrear empleo.

Y además –last but not least– hay un nuevo Gobierno con mi paisano Chaves, templado y bonachón, y con otra vice económica que manda mucho. La conozco bien.

Ya se pueden echar a temblar todos los banqueros, incluido Botín. O los bancos comienzan a dar créditos o la Salgado les quita la licencia, que les dio la vida, como a los demás nos quitó el tabaco.

Me la imagino -mano de hierro en guante de seda- como a mi maestro y jefe, Fernando Abril Martorell, en la otra gran crisis, que nos alivió con los Pactos de la Moncloa) y poniendo firmes a los entonces «siete grandes» de la banca.

De los 150 bancos que había en España sólo 100 quedaron vivos. 50 bancos fueron abiertos en canal (yo estuve allí) y estaban infectados de células cancerígenas (autocréditos, autocarteristas, etc.) impropias de la segunda profesión más vieja del mundo.

La Salgado lo tiene más fácil que Abril Martorell. Para dar ejemplo, sólo tiene que poner firmes a los dos gigantes que se comieron a cinco de los grandes formando estas sopas de letras: BSCH y BBVA, o sea, Emilio Botín (¡qué gran apellido para un banquero!) y Francisco González (Miguel Sebastián no pudo con él y por eso hoy no es vice como la Salgado).

¡A por ellos, Elena!.

No no falles, como Zapatero.

El PP, sin el caimán, asusta menos

Se fue el caimán. Dicen que, en Valencia, se fue el caimán. Casi no me lo creo.

¿Se fue el caimán o, simplemente, está mal enterrado?

De todo lo que se ha dicho en el Congreso que el PP clausura hoy en Valencia me quedo con una frase clave de Mariano Rajoy:

«No quiero que nadie vote al PSOE para que no gane el PP»

Si esa frase refleja la voluntad política de Rajoy, y se traduce en hechos, es muy posible que el PP vuelva a gobernar España en 2012 con Rajoy, Gallardón o Cospedal a la cabeza. Ojalá muchos españoles le perdamos el miedo al PP miserable y mentiroso del trío Pinocho del 11-M (Aznar-Acebes-Zaplana).

¿Qué buena es la alternancia en el poder si no te asusta el caimán?

Estoy tan de enhorabuena que no me lo creo. Casi me dan ganas de votar al nuevo Rajoy desaznarizado.

«Aznarismo» sin Aznar es prácticamente algo tan imposible como lo fue el franquismo sin Franco.

El titular del artículo de opinión de mi admirada Sol Gallego -¡qué gran directora perdió El País– es arriesgado, aunque prometedor:

Rajoy entierra el «aznarismo».

Me recuerda aquellos tiempos predemocráticos en los que los más jóvenes queríamos creer que Adolfo Suárez, ex ministro secretario general del Movimiento, iba a enterrar el franquismo. Y lo enterró. Ya lo creo. Y abrió la puerta a la recuperación de la libertad y de la dignidad del ser humano, pisoteadas por el dictador durante 40 ominosos años.

Y así entró Suárez en la Historia de España por la puerta grande, mientras el cruel dictador militar salió por la gatera, descolgado de calles y plazas, para quedar como una mancha indigna en los libros de texto de nuestros hijos, como Pinochet o el rey felón, Fernando VII. Y así está saliendo también por la gatera de la Historia el miserable Aznar que nos mintió a sabiendas del 11 al 14 M para conservar el poder sin respetar la sangre de casi 200 muertos. Su nombre –José María Aznar– quedará escrito en un nota al pie de página en los libros de historia.

Aunque rojo pálido, socialdemócrata sin partido, yo creí en las promesas democráticas de Suárez y me sumé a su equipo, con entusiasmo y lealtad, como ayudante del vicepresidente Abril Martorell.. Si yo fuera Zapatero, estaría hoy muy atento y preocupado por la eventual pérdida en 2012 del voto del miedo al caimán que tanto le ayudó, por dos veces, a llegar a La Moncloa.

Si nos fijamos en los sujetos que cada diario ha elegido para su portada de hoy, veremos que ninguno defrauda a su afición.

El País concede el honor de sujeto pr¡ncipal a Rajoy frente a Aznar:

Rajoy choca con Aznar…

En cambio, El Mundo prefiere como sujeto a Aznar frente a Rajoy:

Aznar fustiga a Rajoy

Los verbos también resultan muy expresivos: «choca» y «fustiga«

Público, contra todo pronóstico, lleva hoy un títular más equilibrado que los demás:

Rajoy y Aguirre ajustan cuentas

¿Es noticia el silencio de los obispos?

La sentencia contra el locutor de la pecaminosa COPE, Federico Jiménez Losantos, ha merecido gran atención en este blog por parte de los feligreses del condenado. Nunca vi respuesta tan contundente a un post mío como el titulado anteayer «En ocasiones, Federico, veo Justicia»

Ante la condena judicial por injurias contra el alcalde Gallardón han reaccionado todos excepto los obispos que son, precisamente, los empleadores del condenado y dueños de la cadena de radio emisora de las injurias.

Ayer mismo, dos diarios (Público y El País) se hicieron eco (a cuatro y cinco columnas) del sonoro silencio de los obispos, si es que alguien puede o debe hacerse eco de un silencio.

El País le dedicó casi media página a 5 columnas:

No encontré ni una línea sobre el caso en El Mundo, dirigido por un colega de tertulia del condenado Losantos.

Los obispos siguen presentes hoy en el diario Público debido a las «artimañas» que utilizan para saltarse otra ley (la de Protección de Datos) a la torera, para hacerle la vida imposible a los valientes apóstatas.

Para incumplir una Ley del Estado, los príncipes de la Iglesia (precisamente los de Madrid y Valencia, los más carcas) se amparan en los acuerdos del Estado con la Santa Sede de 1979 en lo que se refieren a la «inviolabilidad» de los archivos.

¿A qué espera Zapatero para denunciar esos acuerdos que hacen que no todos los españoles seamos iguales ante la Ley?

En ocasiones, Federico, veo Justicia

No falla. Por el sujeto se sabe donde está el fuego.

Para Pedro Jota, el compi radiofónico del injuriador, Federico Jiménez Losantos, el sujeto de la noticia es «La juez«.

Para El País (y la Ser, competidores de la pecaminosa Cope) el sujeto es «Losantos».

Para el diario Público (probablemente el más alejado de la Iglesia católica, pues allí escribe mi maestro y amigo, Manuel Saco), el sujeto es «El predicador«.

En esto de los titulares, lo que más importa es el sujeto y el verbo. No obstante, como en otras cosas innombrables de la vida, el tamaño aquí también importa, a la hora de medir la importancia que un diario da a un acontecimento que consideramos digno de primera página.

Para El Mundo, «La jueza condena a Losantos…» merece apenas un titular confuso, con el 11-M por bandera, y a una sola columna con dos pequeños sumarios.

Para El País, «Losantos, condenado por faltar a la verdad, vejar e injuriar …» es noticia que merece un titular al doble de columnas de las que le da El Mundo. Va a dos columnas, aunque por abajo.

Para Público, no hay duda de que la condena de Federico es una fiesta y se le cae la baba dándola a toda página. O sea, el no va más: a 5 columnas.

Y en el interior también se les ve al plumero a los tres diarios. Pero tengo me irme a almorzar con unos amigos papeleros y no puedo llegar tarde. A la vuelta celebraremos el triunfo de la Justicia, por una vez, ese bien tan escaso…

Hoy es un dia de fiesta para los periodistas que defendemos la libertad de expresión y condenamos la injuria y la calumnia.

Voy al «2 de Mayo» con el corazón «partío»

Ahora que puedo escribir como si fuera libre, diré que, habiendo estudiado Historia en los manuales franquistas de Bruño, aún tengo el corazón «partío» por las distintas versiones que, desde entonces, me han ido dando del 2 de mayo de 1808.

Ya nos lo advirtió el bueno de don Antonio Machado:

«Una de las dos España ha de helarte el corazón»

¿Quién se sublevó el 2 de mayo de 1808 contra el invasor francés y por qué?

Como en las portadas de los diarios (que son «el segundero de la Historia«), también cuando hablamos del 2 de Mayo de 1808 cada historiador, cada político, cada periodista o cada lector arrima el ascua a su sardina.

En este blog trato de acercarme a los titulares de la prensa con cierto espíritu crítico, naturalmemente, sesgado hacia el lado del que cojeo. Faltaría más.

Lo mismo me ocurre con los libros llamados respetuosamente de Historia. Hay interpretaciones de los hechos para todos los gustos. Incluso hay «hechos» y «no hechos«.

La Historia la escriben, desde luego, los vencedores. Con esa prevención debemos acercarnos a esta maravillosa versión censurada de la realidad antigua que llamamos Historia. Porque no hay una Historia sino muchas historias.

En este sentido, el discurso de exaltación nacionalista de la lideresa madrileña -perteneciente al Estado noble, pues es condesa de Murillo– me ha hecho cierta gracia. Mañana lo darán los diarios impresos (que suelen dan las noticias de ayer).

El diario Público la veía venir y hoy ha dedicado su portada a Esperanza Aguirre . Por lo que se ve, la dueña del 2 de Mayo tiene una peculiar idea de «nación«. Se parece más a la que nos impuso, por la fuerza de las botas, el dictador Francisco Franco (sólo superado, quizás, en sus felonías por el mismísimo rey felón Fernando VII) que a la que consagra hoy en democracia, por la fuerza de los votos, nuestro Tribunal Constitucional.

El Mundo, que últimamente no oculta su pasión por la condesa-lideresa, ha preferido mandar hoy en su portada con la idea de «nación» ligada, precisamente, al Tribunal Constitucional:

El Constitucional se inclina por aceptar que Cataluña se defina como nación

El segundo tema, a tres columnas, es sorprendente:

Compromisarios del PP piden «retomar la bandera de la regeneración democrática»

Desde luego, falta le hace al PP regenerarse democráticamente por dentro.

Pero, volviendo a la fiesta que celebramos hoy en Madrid, me cuesta asumirla como propia si aquella rebelión frustrada resultó que se hizo -como dicen algunos historiadores- con este grito terrorífico y frivolón:

«¡Vivan las cadenas!»

Un amigo me decía hoy que le recordaba otro grito: el del general franquista Millán Astray en pleno ardor guerrero:

«¡Viva la muerte!»

No me extraña que los grandes ilustrados de la España de las luces (y entre todos, el grandísimo Francisco de Goya) tuvieran también el corazón «partío» entre los ideales de «libertad, igualdad y fratenidad» de la Revoluciónon francesa, que decían defender las tropas napoleónicas, y la lucha contra un ejército invasor que siempre acaba cabreando a los nativos.

Imagino que en Irak debe haber hoy más de un demócrata sincero que tiene el corazón dividido, tan «partío» como lo fuera el de Goya, entre los ideales democráticos que Bush dice defender y las tropas norteamericanas que invaden su país y cabrean y humillan a sus compatriotas. Lo mismo les pasó en Vietnam. Y es que parece que los imperios no aprenden eso de que «la letra con sangre no entra» y que «sarna con gusto no pica»

El País, en cambio, hoy huye del 2 de mayo como del diablo, en su portada, y la dedica a tope a rejonear al PP. Parece que le ha cogido gusto a la crisis interna de Rajoy y Esperanza Aguirrel y sigue hurgando en ella:

Diputados del PP se ofrecieron a Zaplana para desbancar a Rajoy

Sin embargo, el lunes le dedicó una página noble al artículo de Antonio Elorza, que copio y pego al final de este post.

Y en páginas sólo de Madrid publica un bonito reportaje sobre la «gesta patriótica» y el «día sin curro». Como fuera de Madrid no puede leerse este suplemento, ragalaré al lector unos párrafos franquistas recogidos por Rebeca Carranco .

Legislación de la Enseñanza Media, dictada por Franco el 14 de abril de 1939. Sobre el 2 de Mayo decía:

«Se estudiará la gloriosa y españolísima guerra de la Independencia (…) con un sentido español, antiexótico, tradicional, católico y monárquico (…) No se debe olvidar que la Historia de España en esos primeros años, además debe sentirla (el alumno) como medio de sentir la patria»

Algo malo debía encerrar aquel 2 de mayo de 1808 si era algo tan bueno para la Dictadura de Franco

Por cierto, ¿quienes eran, dónde estaban y qué hicieron los generales, coroneles y comandantes de todo el Ejército español que traicionaron y dejaron morir a los capitanes Daoíz y Velarde?

¿Quienes eran, el 3 de Mayo, los héroes y quiénes, los traidores?

Me quedo con la costurera heróica Manuela Malasana (o ¿Malasagne?) y sus tijeras y con la Carmen de España y no la de Merimé. El romanticismo y el oportunismo político se encargaron, luego, de fantasear de lo lindo sobre la España de charanga y pandereta mientras la otra, la España de las luces, era perseguida y fusilada por el absolutismo y la Santa Inquisición.

Es un poco tarde. Mañana veremos lo que dicen de la fiesta de hoy, en sus portadas, «los segunderos de la historia«, con minúscula..

IGNACIO ESCOLAR

en Público (27/04/2008)

La historia la reescriben los que pagan las exposiciones. O, por lo menos, lo intentan en sus discursos inaugurales. Habla la mecenas, Esperanza Aguirre: «Si los españoles se rebelaron contra Napoleón fue precisamente porque ya tenían conciencia de que España era una nación, de que era una gran nación y por eso no podía soportar que nadie le impusiera su voluntad».

Visto así, con los ojos de la lideresa, la revuelta del 2 de mayo tiene mucho que ver con la peor cara de la nación romántica, con el lado más siniestro del patriotismo: el pueblo paga con sangre los errores de sus gobernantes.

Si damos por bueno el espíritu nacional de Aguirre, el 2 de mayo es la historia de una traición; de cómo cientos de desharrapados de Madrid entregaron su vida en defensa del rey felón que en ese mismo momento, mientras los soldados de Murat arcabuceaban a los madrileños, estaba negociando con Napoleón en Bayona cuánto valía su patria.

Fernando VII abdicó a cambio de un castillo y de una pensión anual de cuatro millones de reales, un acuerdo que el corso jamás cumplió. Napoleón, como Roma, tampocopagaba traidores.

Pero lo importante en aquella jornada no fue el rey sino el orgullo: el orgullo individual, no el orgullo patrio, que fue un invento posterior construido sobre la sangre de las víctimas.

De todos los falsos tópicos sobre el 2 de mayo el más recurrente y peligroso es aquel en el que cae Aguirre, que caricaturiza la revuelta como la respuesta de una nación unida en armas como un solo hombre, los irreductibles íberos que resisten ahora y siempre al invasor.

Lo explica bien el escritor Arturo Pérez-Reverte, comisario de la exposición estrella del bicentenario: «El cabreo, un cabreo muy español, fue el origen de todo.

Ese día la gente no se echó a la calle para luchar por la patria, por la independencia, sino porque estaba cabreada con unos extranjeros que actuaban con chulería, que no pagaban en las tabernas, que molestaban a sus mujeres».

«Nuestro Álamo»

Para Reverte, según una interesante entrevista publicada hace unos meses en La Vanguardia, la revuelta del 2 de mayo de 1808 «es nuestro Álamo».

«Un combate de gente desarmada, humilde, que se enfrenta al ejército más poderoso del mundo, que dará lugar a un movimiento que tiene consecuencias imprevisibles y gravísimas para Europa y para Napoleón.

Un ejercicio de heroísmo y coraje donde se adivina por vez primera el germen sutil de esas dos Españas: la oscura y reaccionaria y la que mira a la modernidad.

El drama terrible de la inteligencia, del lúcido, desde Moratín a Goya, que se pregunta dónde están los suyos; que se debate entre la modernidad que quiere para su país y el sentimiento que le une a los que

luchan en la calle».

Arturo Pérez-Reverte también afirma, y estoy de acuerdo con él, que pocas fechas de la historia de España han sido tan manipuladas desde entonces por los distintos regímenes, partidos e ideologías.

Por eso me sorprende ver al escritor en la misma foto que el político que con mayor descaro quiere hoy instrumentalizar el aniversario en su propio beneficio: Esperanza Aguirre Gil de Biedma, presidenta de la Comunidad de Madrid y condesa de Murillo.

Como recordó Gallardón el viernes, «en 1808 no se fusiló a ningún aristócrata».

Debate ideológico

A pesar del debate ideológico en el que tanto insiste, la tesis de Aguirre no es nueva. Bebe de la tradición franquista, que martilleó nuestro pasado para que todo encajase en una sola unidad de destino en lo universal.

Según defiende la presidenta de Madrid en un artículo que ayer publicó en El Mundo, «la única respuesta capaz de explicar aquella rebelión popular es aceptar que los españoles de 1808 tenían plena conciencia de que España era una realidad histórica en la que se sentían enraizados, a la que se sentían unidos y de la que se sentían dueños».

Cómo no, tras la doctrina siempre viene la moraleja y el artículo de Aguirre termina con ella: «Por eso hoy, 200 años después, cuando algunos quieren ignorar, esconder o negar la existencia de España como nación, recordar y honrar el ejemplo de los madrileños de 1808 es un deber ineludible».

Y arriba España, antes de que se rompa. Telemadrid ya prepara una serie sobre el 2 de mayo donde lo mismo nos cuentan que la revuelta fue para pedir primarias en el PP.

Esperanza Aguirre manipula el aniversario del 2 de mayo a su favor del mismo modo en que reinterpreta una de sus consecuencias directas: la Constitución de Cádiz, la primera constitución española digna de tal nombre (antes fue el Estatuto de Bayona, el intento de Napoleón por traer a España la revolución con bayoneta pero sin guillotina).

Aguirre, si puede, celebrará el aniversario liberal por todo lo alto. La fecha acompaña. La Pepa cumplirá dos siglos el lunes 19 de marzo de 2012. Si Zapatero apura su segunda legislatura hasta el final, este bicentenario será apenas unas semanas después de que se celebren las próximas elecciones generales.

La Pepa ya ha sido reivindicada por el PP, un partido que hoy se manifiesta en defensa de la Iglesia, en defensa de los caducos privilegios del antiguo régimen que aún quedan en España, pero que, en su último programa, dice asumir «la tradición del liberalismo español surgido de la Constitución de Cádiz».

Para Aguirre, el guiño liberal es doble e igual de desenfocado. Como si el neoliberalismo económico de Margaret Thatcher tuviese algo que ver con aquel artículo tan bello de la Constitución de 1812, ése que dice que «la Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios», incluidos los españoles del hemisferio sur a los que la seguridad privatizada apalea en el Metro de Madrid.

FIN

El Dos de Mayo y la nación

El vacío institucional provocado por la renuncia de los ‘poderes constituidos’ ante el invasor francés alumbró un proyecto de soberanía nacional en libertad. El enemigo es tanto la tiranía exterior como la interior

ANTONIO ELORZA en El País 28/04/2008

En Los emblemas de la razón, Jean Starobinski proporcionó una interpretación sugerente del cuadro de Goya sobre los fusilamientos del Tres de Mayo. En cuanto hombre de la Ilustración, y de acuerdo con la visión ya plasmada en los tapices, el pintor no siente estima alguna por la gente del pueblo, presentada desde el ángulo que prevalecerá hasta el holocausto, como masa anónima a punto de ser masacrada en un acto de barbarie, por añadidura racional en su forma de organización. Al rebaño informe de quienes van a ser fusilados, del cual surge únicamente el grito del hombre con la camisa blanca, se contrapone el orden del pelotón de fusilamiento napoleónico. La reacción del afrancesado cultural que es Goya anticipa la de su álter ego en el otro extremo de Europa, Pierre Bezujov en Guerra y paz. El esquema de El sueño de la razón se invierte: no son los seres monstruosos, símbolos de la reacción, quienes se adueñan de la escena cuando la razón duerme, sino una variante perversa de la razón lo que provoca el efecto destructor. Sólo queda el recurso de dar a conocer la trágica y aleccionadora escena, el conocimiento de esa realidad hecho posible por la luz que procede de la gran linterna que la ilumina. Una vez más encontramos una fórmula recurrente en Goya: lux ex tenebris.

No basta con expulsar a los franceses, hay que evitar el regreso al pasado y eso precisa una Constitución liberal

Antonio de Capmany en 1808: «De cada una de estas pequeñas naciones se compone la gran Nación»

En Los fusilamientos, la nación está ausente, y otro tanto sucede con la idea de libertad. Nos encontramos lejos de la imagen de otro fusilamiento célebre en la historia de nuestra pintura, el de Torrijos y sus compañeros, por Antonio Gisbert: la nobleza y determinación de sus semblantes, la unión de sus manos, expresa la confianza en el próximo advenimiento de la libertad política. Pero eso no significa que la jornada del Dos de Mayo se encuentre al margen de la entrada en escena del Estado-nación que viene a consagrar la Constitución de 1812. La resistencia al invasor hace inevitable la introducción del tema de la independencia, que aparece significativamente el 10 de mayo en el Diario de Madrid, periódico al servicio de los ocupantes que al parecer se encontraban dispuestos a garantizar «la integridad e independencia de la nación». En lo sucesivo ambos términos se encuentran indisolublemente unidos en la prensa y en los manifiestos patrióticos.

El 6 de junio de 1808, la Junta Suprema de Sevilla se dirige a Napoleón exigiéndole la restitución a España de Fernando VII con la familia real, y que «respete los derechos sagrados de la Nación, que ha violado, y su libertad, integridad e independencia». El luego escéptico José Blanco White escribe para el emperador con intención análoga: «Mira cual de la Patria en el regazo / su altivo amor de independencia crece». Las declaraciones en este sentido se suceden a partir de ese momento y en los meses centrales del año 1808, especialmente a partir de la victoria de Bailén, se ven envueltas en un esquema ideológico muy definido.

La lucha en curso tiene por objetivo la independencia, pero no basta acabar con la tiranía exterior, ya que el desastre de la ocupación francesa recuerda la previa existencia de una tiranía interior ejercida por una variante corrompida del absolutismo, «el despotismo ministerial». «Antes que Bonaparte enviase sus legiones a la España éramos esclavos de Godoy», advierte cierto doctor Mayo en su Política popular (agosto de 1808). La consecuencia es clara: no basta con expulsar a los franceses. Hay que evitar el regreso al pasado, y eso sólo puede alcanzarse mediante una Constitución que garantice la libertad política. Un notable, Juan Pérez Villamil, lo explica: «La nación española con esta gran turbación debe entrar en un nuevo ser político» mediante una Constitución que destierre «el monstruo del despotismo», de acuerdo con el principio de que «los reyes son para el pueblo y no el pueblo para los reyes». La reflexión ilustrada sobre el significado de la crisis conducía inequívocamente al liberalismo político.

En su Centinela contra franceses (1808), Antonio de Capmany da un paso más y, al reflejar el origen policéntrico de la insurrección, expresa la articulación entre unidad y pluralismo que la caracteriza y que sería recogida en la Constitución de 1978: «Cada provincia se esperezó y sacudió a su manera. ¿Qué sería ya de los españoles si no hubiera habido aragoneses, valencianos, murcianos, andaluces, asturianos, gallegos, etcétera? Cada uno de estos nombres inflama y envanece, y de estas pequeñas naciones se compone la masa de la gran Nación…».

En apariencia, este alumbramiento del constitucionalismo en un país atrasado como España no debiera haber sido posible. Me lo recordaba hace sólo semanas un especialista del tema, Jean-René Aymes, insistiendo en la interpretación desfavorable para el liberalismo que hace medio siglo difundiera «la escuela navarra». No es cuestión de insistir en la crítica de obras recientes muy celebradas que borran ese enlace entre levantamiento, independencia y búsqueda de la libertad. El caso recuerda lo que John K. Galbraith escribiera del abejorro en su American Capitalism: de acuerdo con la ley de Newton, por su corpachón no le tocaba volar, y sin embargo vuela. Obviamente, hay que buscar una explicación y ésta existe, lo mismo que para dar cuenta de la inseguridad que afecta a una parte de la élite ilustrada, puesta a optar entre su adhesión al modelo francés de modernización, reforzado en ocasiones por su procedencia, el despotismo ilustrado, frente a quienes aun lamiendo las propias cadenas, como Blanco White, optan por una causa nacional que además abre la perspectiva de forjar en lo político otra España. Eso sin contar con los que se ven forzados por la geografía de la guerra a cambiar de posición (Meléndez Valdés, Alcalá Galiano, Lista). Recordemos que en el propio cuadro de Goya donde en un medallón es conmemorado el Dos de Mayo, hubo antes la efigie de José Bonaparte.

El vacío institucional provocado por la renuncia de los «poderes constituidos» ante el invasor fue la oportunidad que hizo posible el protagonismo de la soberanía nacional y del proyecto de libertad. Pero si esto fue así, es porque en las minorías ilustradas, desde el reinado de Carlos III, había germinado el liberalismo, con un fuerte acento crítico frente a toda posibilidad de que llegara a puerto la política de reformas del despotismo ilustrado. Por supuesto, no existía un sujeto colectivo que entonces permitiera hablar de nación como titular de la soberanía. Sí existía, en cambio, una conciencia en las élites de identidad nacional que venía de muy atrás y que la voluntad de reforma acentúa, incluso en desconfiados como Forner. La experiencia negativa del reinado de Carlos IV, a pesar de la censura, mantendrá vivo el guadiana de las Luces.

Además, España no era una simple superestructura estatal por encima de las verdaderas naciones subyacentes, lo cual no impide que en el Antiguo Régimen se encuentren asimismo bases para los futuros nacionalismos periféricos (fuerismo vasco, insurrecciones catalanas). De entrada, ya a lo largo de la Reconquista, con Hispania como referente geográfico empapado de contenido político, el propio pluralismo de los reinos la consagraba como punto de convergencia. Entre los cuatro títulos de emperador usados por Alfonso VI, dos tienen un origen concreto, «emperador en Toledo» y el significativo «emperador de las dos religiones», y los otros dos apuntan a ese péndulo de lo unitario y lo plural: «emperador de toda España» y «emperador constituido sobre todas las naciones de España». Buen anuncio de un futuro, en el cual el concepto de España irá tomando densidad, acompañado de un claro reconocimiento desde el exterior, sobre todo cuando hay que designar al sujeto colectivo que experimenta la crisis de fines del siglo XVI. España es ya protagonista trágico personalizado en ese hito del teatro prenacional que es la Numancia de Cervantes, y objeto de preocupación esencial para quienes se sienten españoles, de los arbitristas y Quevedo al «descuido de España lloro, porque el descuido de España me duele», de Feijoo.

La nación española no es un proyecto frustrado que nace de un imperio a punto de perderse en las Cortes de Cádiz. El sobresalto de 1808 la convierte en nación política. Otra cosa es que a lo largo del siglo XIX la construcción del Estado-nación español sufra una sucesión de estrangulamientos que desemboca en su crisis.

Antonio Elorza es catedrático de Ciencia Política.

El 71% de los votantes del PP (y Pedro J.) quiere primarias

Desde que conocimos la derrota dulce de Rajoy, El Mundo, pese a que es catedrático en el noble arte del disimulo, no ha ocultado su pasión por hacer leña del árbol caído. Ya se sabe: «A moro muerto, gran lanzada».Está en su derecho.

A medida que Rajoy trataba de separarse suavemente -sin apenas hacer ruido- de la línea ortodoxa del trío Pinocho que puso a ETA en el 11-M (Aznar-Acebes-Zaplana), los titulares de Pedro Jota le atizaban con más dureza.

La evolución de los titulares nos ha ido mostrando el desapego de El Mundo hacia Rajoy y su aproximación -casi identificación- con las aspiraciones de Esperanza Aguirre. En la campaña pro-aguirrista, Pedro Jota no va solo sino acompañado por Jiménez Losantos y la COPE.

Pocas veces coincido con El Mundo. Sin embargo, en la promoción de las primarias en el PP y en todos los partidos -y por razones seguramente distintas- estoy de acuerdo con Pedo Jota. Los beneficios que las primarias pueden deparar a la derecha y a la democracia española son, sin duda, mayores que las designaciones a dedo o por aclamación.

Las eventuales primarias del PP para elegir candidato a la presidencia del Gobierno en 2012, entre Rajoy, Rato, Camps, Aguirre, Gallardón, etc., pueden constituir un paso decidido hacia la democratización interna del partido conservador. Falta nos hace.

Durante la pasada legislatura, el PP, todavía tutelado por el dedo rencoroso de Aznar, trató de deslegitimar la victoria electoral del PSOE, después de las mentiras aznaristas de ETA en el 11-M. El margen de maniobra de Rajoy para ser él mismo y despegarse del mensaje catastrofistra de su patrón Aznar era mínimo. En realidad, tengo la impresión de que el 9-M no sólo perdió Rajoy las elecciones sino que también las volvió a perder Aznar sin siquiera haberse presentado.

Por eso, creo que ahora, por primera vez, puede Rajoy aspirar a liderar el PP por sí mismo, sin la tutela de Aznar, de Pedro Jota o de la COPE y compañía. Aunque se le pongan en contra los Cascos, los Zaplanas, etc.

A Rajoy le convienen las primarias en el PP más que a nadie. Para quitarse, al menos, el polvo del camino.

¿Podría Rajoy tirar la toalla en favor de Gallardón?

¡Menudo follón se armó en el PP porque una presunta candidata está presuntamente pensando si se presenta o no al próximo Congreso para disputar a Rajoy la presidencia!

«¡Qué follaero!»,

decimos en Almería

Es tan absurdo (y tan predemocrático) todo lo que está pasando en ese partido que no me extrañaría nada que Rajoy decidiera fialmente tirar la toalla y marcharse a casa, una vez que ha perdido el apoyo incondicional de El Mundo, la COPE, el nuevo ABC, la Razón, Libertad Digital y otros medios igualmente próximos a la línea del trío Pinocho del 11-M (Aznar-Acebes-Zaplana).

El espectáculo de una espantá de Rajoy daría mucha gracia al Congreso del PP ya que dejaría la vía libre a Gallardón , eterno presunto aspirante a L Moncloa, para disputar la presidencia a la lideresa Esperanza Aguirre.

Tanto Gallardón como Esperanza Aguirre tienen más posibilidades de ganar las próximas elecciones generales de 2012 que el propio Rajoy en su tercer desesperado intento.

Les parecerá una locura o una chorrada lo que digo. Carezco de fuentes fidedignas y baso mis especulaciones en mi pura fantasía. Claro que, si acierto, podré decir que estuve bien informado… en mis sueños.

Lo que está pasando en el PP es de traca. Y coincide, ademas, con las elecciones primeras en los Estados Unidos , donde los afiliados y simpatizantes deciden quien será el candidato de su partido. Y los españoles lo estamos viendo por la tele.

¿Lo estarán viendo también los afiliados, simpatizantes y compromisarios del PP?.

¿Y no se les cae la cara de vergüenza?

¡Ay! Si Franco levantara la cabeza…

¿Qué tiene de malo que Espe nos quiera gobernar?

No acabo de dar crédito a lo que leo, en titulares y entre líneas, sobre las previsiones sucesorias al frente del PP. Tengo la impresión de una parte del Partido Popular tiene alergia al debate público y a la elección democrática de sus líderes.

Y tiene razón, a mi juicio, Esperanza Aguirre cuando se queja de la que le han armado algunos correligionarios (y la «Brunete» mediática, que está a su favor) por decir que no tiene pensado presentarse contra Rajoy en el próximo Congreso del PP.

¿Qué le dirán cuando anuncie en serio su candidatura?

¿Qué tiene de malo querer presentarse libremente a unas elecciones internas del PP para presidir ese partido?

A mi me parece lo más natural del mundo.

El mismo día de la investidura, hablaron en Las Cortes tres personas que había competido libremente por digirir el Partido Socialista: Zapatero, Bono y Roza Díez.. Uno ganó y dos perdieron. Y no pasó nada grave en el PSOE. Al revés, ganaron las siguientes elecciones.

¿A qué viene esa alergia a disentir, a debatir y, en definitiva, a votar en la derecha española?

¿Será falta de costumbre a la hora de elegir a su líder sin acudir al dedo del jefe anterior, llámese Gil Robles, Fraga o Aznar?

Me gustaría que Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Alvarez Cascos, Mariano Rajoy y alguno más presentaran su candidatura a la presidencia del PP.

Sería un chorro de aire fresco y limpio para ese vetusto partido que merece poder gobernar de nuevo España si logra convencer a la mayoría de los españoles.

Tengo la impresión de que algunos conservadores no quieren un presidente elegido democráticamente para el PP sino un caudillo ungido por el líder anterior y elegido, sin competidores, por aclamación.

¡Qué lástima!

No hay general que pueda con una mujer embarazada

En el pie de foto me aseguran que esta imagen de López Garrido (PSOE) y Martínez Pujalte (PP), bromeando y sin cuchillos en sus manos (el del PP sólo agarra un bastón o un paraguas), es de ayer y que fue tomada en España, concretamente en el Congreso de los Diputados.

No me lo puedo creer. Aquí pasa algo. O sea: Pujalte ya no muerde ni vocifera insultos. Y descubrimos que sabía sonreir. Parece otro. El titular de esta foto-noticia lo aclara todo:

SIN BIGOTE, PARA LA NUEVA ETAPA

Si el bigotito, las gafas oscuras y el peinado con raya y «arriba españa» ya no se llevan en la nueva etapa del PP de Mariano Rajoy (despegado de Aznar, ahora sí, hasta el Congreso del PP en junio) es que, sencillamente, estamos ante una revolución en la derecha española.

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Aún no he digerido del todo mi reciente viaje por tierras maravillosas de México (una España exagerada, a lo bestia) y por otros lugares y me encuentro con que ésta ya no es mi prensa. Me la han cambiado.

¿Habrá cambiado, quizás, la realidad y, por eso, la prensa de pago me parece tan distinta?

Como sigan así, España va a parecer Versalles (antes de la guillotina) y este blog que compara portadas y titulares perderá todo su sentido. ¡Ojalá!. Pero voy a mirar los grandes diarios nacionales unos cuantos días más no vaya a ser que se trate de un espejismo y que pronto volvamos a las andadas… y a los garrotazos, tal como nos fue en la anterior legislatura.

– Lo que digo: El Mundo y El País coinciden hoy en sus portadas dedicando el gran titular al mismo sujeto: Chacón.

El País, a cinco columnas y con gran foto familiar de la nueva ministra, embarazada y llevando de la mano a sus sobrinos:

Chacón, primera mujer al frente de Defensa

El Mundo, a cuatro columnas y con gran foto de Zapatero y Rajoy dándose la mano y (¡atención!) ambos sonriendo:

La «ecopacifista» Chacón a Defensa y Bibiana Aido, de 31 años, a Igualdad

Cuando escribí el titular de esta nota:

No hay general que pueda con una mujer embarazada

estaba pensado en el adjetivo «ecopacifista» con el que Pedro Jota (genio y figura) califica a la nueva ministra de Defensa, Carme Chacón, jefa de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire.

Ecologista y pacifista son dos bellos adjetivos pero ese «ecopacifista«, que precede a Chacón en el gran titular de El Mundo, me parece una calificación intencionada que pretende destacar cierta blandenguería o incapacidad de esta señora para mandar a los tres ejércitos.

Inmediatamente, me vino también la imagen del Pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta, basado en una alternancia conservadora-liberal en el poder que duró décadas.

Hay leyendas que atribuyen al rey Alfonso XII, bisabuelo de Juan Carlos I, el diseño del Pacto de Pardo poco antes de expirar. Dicen que, en su lecho de muerte, el Rey se dirigió a su segunda esposa, la reina María Cristina (la que «me quiere gobernar») y le dijo:

«Óyeme, Cristinita, tú guarda bien el coño y, ya sabes, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas».

A continuación, el rey Alfonso XII murió en El Pardo y dejó como Reina Regente a su viuda, una princesa extranjera, de apariencia frágil, que tocaba el piano… y (¡atención!) estaba (como nuestra Carme Chacón) embarazada.

Cuentan que el pobre Sagasta , líder del partido liberal, se echó las manos a la cabeza y le vino a decir a Cánovas, líder del partido conservador, algo así como que la Monarquía, en manos de esta pobre mujer, estaba perdida y que ya no tendría ningún futuro en España.

No hace falta recordar que hablamos de finales del siglo XIX y que, entre los generales y espadones de los dos ejércitos (entonces no había aún aeroplanos), estaba muy de moda el golpe de Estado, llamado finamente «pronunciamiento«. Sólo el general Prim dió siete golpes de Estado en un abrir y cerrar de ojos.

¿Cómo podría una frágil mujer viuda hacer frente a tantos generales y almirantes con ansias desmedidas de salvapatrias?

Cánovas fue clarividente cuando dicen que le dijo a Sagasta:

«No se preocupe usted, don Práxedes, que no hay trono más fuerte y sólido en el mundo que aquel que está sostenido por una mujer embarazada o con un niño en sus brazos».

Y así fue. Aquella Reina Regente embarazada cuidó hábilmente del trono que debía heredar el feto que llevaba en sus entrañas. Parió a un bebé que reinaría más de tres décadas con el nombre de Alfonso XIII.

Sorpresas te da la vida. Por eso, creo que se van enterar nuestros generales y almirantes de la fuerza interior y la decisión que tiene una mujer embarazada. Como diría el poeta. «Quien lo probó lo sabe».

No conozco de nada a la nueva ministra de Defensa, pese a que veranea en Almería, cerca de mi casa, pero estoy seguro de que, hoy por hoy, es el personaje más fuerte del nuevo Gobierno de Zapatero. Y, si no, al tiempo.

Estoy con el líder conservador malagueño: «No hay general que pueda con una mujer embarazada».

¡Enhorabuena por ese nombramiento, presidente!

Vaya por Dios. Los dos grandes diarios coinciden con el sujeto principal de sus portada. Sin embargo, en páginas interiores vuelven a disentir y además, (en lo peor) en el uso del verbo.

Pasen y vean el caso de la alcadesa de ANV en Mondragón

En El Mundo:

Los partidos no acuerdan…

En El País:

Los partidos encargan…

No voy a tener más remedio que mantener vivo este blog, para seguir comparando titulares que nos alerten de que cada uno arrima el ascua a su sardina. Ni siquiera en esta nueva etapa de «pax marianista» (provisional mientras duren las divertidas puñaladas entre los aspirantes Aguirre y Gallardón) podemos bajar la guardia.

En cuanto te descuidas, te cuelan un titular que dice lo contrario que la letra pequeña. Como en las hipotecas.

Zapatero:¿oculta o promete? El PSOE:¿asume o evita?

La campaña electoral hace innecesario cualquier análisis comparativo de titulares de prensa. Desaparecidos los matices y las máscaras (si alguna vez las hubo), basta con leer el sujeto y el verbo de cada titular para saber, con extraordinaria precisión, de qué pie cojea cada diario. Hoy tenemos, en titulares de portada, la prueba del algodón.

El Mundo y El País coinciden en el sujeto principal de portada: Zapatero. Sin embargo, difieren en el verbo como de la noche al día:

¿Oculta o promete?

Lo mismo ocurre en páginas interiores, en especial, en las dedicadas a la campaña electoral pues en ellas no se guardan las formas ni hay lugar para el disimulo. Ambos diarios de pago dedican su principal titular al PSOE, como sujeto. pero -¡ay!- llegando al verbo (que determina la acción del sujeto) las diferencias son máximas:

¿Evita o asume?

Ayer se me fue el santo al cielo y, por no leer la prensa, se me escapó copiar y pegar esta finísima fotografía de Alvaro García, publicada por El País a cuatro columnas abriendo la sección de Madrid. Como verán, se trata de una auténtica joya del lenguaje corporal («body language«, que dicen los ingleses). Obsérvese detenidamente la vertical del cuerpo de cada cual, el abandono, la resistencia, la expresión facial, la mirada, el cierre de mandíbula, la tensión de las manos y, en fin, la posición global de ambos políticos.

¿Quien trata de complacer, halagar o servir a quién?

¿Está el alcalde de Madrid diciendo alguna confidencia al oído de su teniente de alcalde?

Si no fuera por el paisaje arbóreo y la indumentaria invernal de los acompañantes, más de uno podría pensar que Gallardón y Ana Botella de Aznar se están marcando un tango.

Ana Botella, por cierto, no pierde ripio y está en todos los periódicos y emisoras preparando, quizás, los caminos de su señor marido para el regreso a la política (de la que nunca se fue) o los suyos propios para acceder a la alcadía de Madrid.

Si Gallardón decidiera abandonar el cargo despues del desplante que le ha hecho Rajoy, cerrándole la puerta del Congreso para que no aspire a sucederle tras una eventual derrota el 9-M, la esposa de Aznar podría ser alcaldesa y -como Hillary Clinton– aspirar a la suceción de Rajoy al frente del PP.

Quizás, por eso, sus intervenciones públicas, más frecuentes que antes, están siendo sometidas a un escrutinio mayor del habitual. No es de extrañar, por tanto, que los columnistas presten más atención a sus palabras.

La columna de aquí al lado, que publicó ayer Ignacio Escolar, director de Público, en su diario, es una muestra de lo que digo.

También es cierto que su marido, José María Aznar, está más parlachín y lenguaraz que nunca, incluso en estado sobrio, sin necesidad de celebrar, como hizo otras veces, las excelencias del vino para conducir un coche sin que nadie le diga si puede o no puede conducir bebido.

En la portada de El Mundo de ayer, bajo una foto del balcón del Ayuntamiento de Lizarza con las banderas vasca y española, apareció este titular:

Aznar «iza» la bandera en Lizarza

En la letra pequeña del texto y en la página 14 se rectifica el titular de portada:

Aznar (…) se asomó al balcón del Ayuntamiento, donde minutos antes, Otaola había izado la ikurriña, la bandera española y la enseña de Lizarza

Ya sabemos que el uso intencionado de las comillas (Aznar «izó») es, a veces, una patente de corso para mentir.

¿Quién lee la letra pequeña?

Al unir en el titular el verbo «izar» al sujeto Aznar, en un asunto tan polémico entre nacionalistas vascos y nacionalistas españolistas, El Mundo le está dando un plus de valentía y arrojo al españolísimo Aznar. Aunque ese mérito debía llevárselo, en justicia, la popular Regina Otalola, alcaldesa de Lizarza, valiente como ella sola.

No hay duda, pues, de que la familia Aznar está en campaña, seguramente a favor de Rajoy, en primera instancia.

Luego, ya veremos.