Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El «Ángel de Varsovia» sigue su vuelo…

El recuerdo de la heroína Irena Sendler, que no ganó el Nobel en 2007 y falleció en 2008, me ha llegado hoy en forma de e mail en cadena. Este mensaje, que me envía mi amigo, el poeta Antonio Crespo Massieu, lleva varios años dando la vuelta al mundo y los promotores quieren llegar a 40 millones de personas. Ya les faltará poco.

Irena Sendler, en 1942

Me piden que lo reenvíe a mis amigos. No suelo seguir los mensajes en cadena. Sin embargo, esta vez, no lo pude remediar y lo reenvié solo a mis hijos. Los demás pueden copiarlo, si quieren, de este blog y seguir la cadena. Recordar a Irena Sendler, que falleció a los 98 años en 2008, es un homenaje a uno de los mejores seres humanos del siglo XX.

Podemos perdonar a los criminales, pero no debemos olvidar lo que hicieron y, sobre todo, debemos recordar a personajes como Irena Sendler, el Ángel del Gueto de Varsovia.

Este es el mensaje completo traducido que acabo de recibir hoy:

—–

«Irena Sendler
Una señora de 98 años llamada Irena acaba de fallecer. Durante la Segunda Guerra mundial, Irena consiguió un permiso para trabajar en el Ghetto de Varsovia, como especialista de alcantarillado y tuberías.
Pero sus planes iban mas allá…
Sabía cuáles eran los planes de los nazis para los judíos (siendo alemana).
Irena pasaba niños  escondidos en el fondo de su caja de herramientas y llevaba un saco de arpillera en la parte de atrás de su camioneta (para niños de mayor tamaño). También llevaba en la parte de atrás un perro al que entrenó para ladrar a los soldados nazis cuando salía y entraba del Ghetto.
Por supuesto, los soldados no querían tener nada que ver con el perro y los ladridos ocultaban los ruidos de los niños.
Mientras estuvo haciendo esto consiguió sacar y salvar a 2500 niños.
Los nazis la atraparon y le rompieron ambas piernas y los brazos…
Irena mantenía un registro de los nombres de todos lo niños que sacó y lo guardaba en un tarro de cristal enterrado bajo un árbol en su jardín.
Después de la guerra, intentó localizar a los padres que pudieran haber sobrevivido y reunir a la familia. La mayoría habían sido llevados a la cámara de gas. Aquellos niños a los que ayudó encontraron casas de acogida o fueron adoptados.
El año pasado Irena fue propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz.
Pero no fue seleccionada.
Ese premio se lo llevó Al Gore, por unas diapositivas sobre el Calentamiento Global… y en 2009, Obama sólo por buenas intenciones.
¡ESTA SEÑORA ES MI NOBEL!
Gran mensaje. ¡No permitamos que se olvide nunca!
63 años después
In Memoriam

La intención de este e-mail es llegar a 40 millones en todo el mundo. Únete a nosotros, sé un eslabón de esta cadena conmemorativa y ayúdanos a distribuirlo por todo el mundo.
Por favor, envía este e-mail a las personas que conoces y pídeles que continúen la cadena. Por favor, no lo borres simplemente.
Sólo te llevará un minuto reenviarlo.
Gracias.»

——

Esta señora, que sin duda mereció el Premio Nobel de la Paz mucho más que Al Gore, fue un ejemplo de esos que necesitamos para reconciliarnos, un poco más, con el género humano.

Estoy casi seguro de que hay, en estos momentos, alguna heroina israelí salvando niños, heridos por sus compatriotas de Israel, en Palestina. Y viceversa. Algún día lo sabremos, como supimos la historia bellísima de Irena Sendler. ¡Qué mundo éste!

Hoy yo le doy a la alemana Irena Sendler el Nobel de la Paz a título póstumo.

 

 

 

 

Reflexiones sobre votar en California y en España

Acabo de recibir un mensaje de mi hijo mayor, Erik, que vive en California, con reflexiones que nos pueden hacer pensar sobre la salud y fortaleza de nuestra democracia. Ahora que tengo más tiempo libre, y me voy haciendo mayor, me interesa cada vez más escuchar lo que dicen los jóvenes.

El mensaje dice lo siguiente:

«Votar siempre es emocionante. Me ha sorprendido que la medida a favor de la legalización de la marihuana haya tenido tanto apoyo público y que no haya pasado por tan sólo un 8% del electorado (3.9 millones de votos en contra, 3.4 millones de votos a favor). Ante la posibilidad real de que fuese aprobada, jueces de otros estados y la Casa Blanca se han pronunciado en contra con moralina populista: “es un mal ejemplo para la juventud”. Pero claro, es fácil/cobarde decir eso desde lejos. Cualquiera torea desde la barrera.

Los cárteles de la droga mexicana ya operan en California y la marihuana lleva el mayor volumen de negocio de todas las drogas con mucha diferencia. Aquí, en Los Ángeles, las asociaciones de policía, jueces y abogados han apoyado la legalización (la criminalización de la marihuana atasca los juzgados, impide labores policiales más importantes y arma a las mafias.  Las asociaciones en defensa de los derechos civiles también están a favor de la legalización ya que la criminalización de la marihuana hunde a la población masculina de los barrios pobres con antecedentes penales innecesarios. Supongo que esto cambiará con el paso del tiempo, en los próximos cinco o diez años. Una vez que el electorado vote, como el matrimonio gay, es difícil que la ley federal se imponga.

Me alegro de que California se mantenga demócrata en el Congreso y en el Senado y que el Gobernador pase a ser demócrata, en contra de la tendencia nacional. La verdad es que no me sorprende. El tufo racista del Tea Party, con sus gritos populistas y nostálgicos de un pasado idealizado (¿no abogaba por lo mismo el fascismo: volver el país a su gloria pasada?) hace que las minorías de California hayan ido a las urnas espantadas. En este Estado hay más hispanos, afro-americanos, asiáticos y judíos, juntos, que blancos. Así va a ser EE.UU en unos años.

¡Qué pena que los movimientos ultranacionalistas y populistas del Tea Party hayan hecho eco en el resto del país! La manifestación de más de 150 mil personas a favor de la cordura, el sábado pasado, fue impresionante (buenísima sátira política) y me tenía ilusionado.
Pero el Tea Party ha ganado terreno. La nostalgia del pasado idealizado es el principio del fascismo. Cuando no hay expectativa de cambio, las exigencias se vuelven imposibles de cumplir. Gritan: “I want my America back” (que me devuelvan el país). Como decía un cómico, que se lo digan a los indios.  Aquí da la impresión de que los del Tea Party van por el camino de quemar libros (ultranacionalistas religiosos del interior). En la ciudad se les ve como racistas:  hombres blancos marginados resentidos porque latinos, asiáticos, judíos y negros de clase media de las ciudades vivan mejor que ellos.

Lo camuflan con retórica anti-socialista, argumentada hasta la saciedad en este país con los años de guerra fría, pero se les ve por dónde cojean: que haya un presidente negro les hace chirriar los dientes. Son racistas de los “fly-over states”, estados del interior que no han cosechado el progreso de las ciudades, viviendo de los subsidios agrarios (¡qué resentimiento!), aislacionistas, apoyados en el populismo de la palabra divina, en posesión de la verdad absoluta. Patrioteros de hojalata. (Me dio pena ver cómo en Dakota del Norte, fly-over state por definición, el orgullo local era tener cabezas de misiles nucleares apuntando a Rusia, sin caer en la cuenta de que debía haber misiles rusos apuntando a Dakota, el lugar menos poblado y más prescindible del país).

Por lo demás, en California, ha salido la enmienda de aprobar los presupuestos por mayoría simple (en vez de dos tercios) para ver si sacan a California de su crisis y eterno déficit. También se ha aprobado que los distritos electorales los elija una comisión de ciudadanos independientes (y no los políticos que hacen distritos salamandra para que las minorías no tengan mayoría y nunca salgan votados fuera del poder).

Mola esto de votar las propuestas en referéndum. Creo que la democracia aquí está más avanzada que España. Mira qué curioso: se vota la aprobación de los jueces del Constitucional de California, uno a uno, y los puestos públicos como Tesorero, Fiscal general, etc. El alcalde, gay, de San Francisco, será el fiscal general. Me imagino que se legalizará el derecho civil de que se casen los homosexuales sin discriminación en dos años, en el próximo referéndum.

Aunque los servicios sociales dejan mucho que desear, EE.UU tiene una democracia más avanzada que la española. No entiendo por qué en España votamos listas cerradas en vez de representantes. ¿Por qué no son nuestros representantes responsables de sus distritos y de sus actos? ¿Por qué tienen impunidad? ¿Por qué no aprobamos leyes por referéndums en vez de por políticos ilustrados (¿y déspotas?) en quién delegamos, a mi entender, demasiada responsabilidad? Aquí daban la opción de votar, si quisieses, senadores y congresistas de partidos diferentes, según su mérito personal.

Es posible que, sin estos políticos ilustrados de España, algunas medidas sociales, como el matrimonio gay, sean más difíciles de pasar. Pero aún así me planteo si no es mejor hacerles más responsables de sus cargos y de sus actos. ¿Por qué el Tribunal Constitucional  español es inmune a la voluntad electoral y libre del pueblo? ¿De qué van los acuerdos con el Vaticano? Separación de Estado e Iglesia, por favor. Que la paguen los feligreses, como aquí (aunque eso haga que florezcan ramas más virulentas y fanáticas), pero que no sea dinero público para colegios concertados y demás.
En EE.UU. hay un Congreso, una persona un voto, y un Senado, un Estado un voto. ¿En un sistema parlamentario no tiene demasiado peso el voto de las zonas despobladas de España? ¿No es injusto que, además de que paguen menos impuestos y les subsidemos, su voto cuente más? ¿Por qué vale tanto más el voto de una persona en Soria, o Vitoria, que en Madrid o Barcelona? También pasa esto en EE.UU., donde la redistribución de poder electoral en Estados menos poblados no sólo hace que el voto de la gente de las ciudades, que paga más impuestos, cuente menos, sino que se perpetúe la dependencia humillante y degradante, e inmoral, del subsidio agrario que consume más de un 65% del presupuesto de la Unión Europea. No me sorprende que se resientan con aquellos de quienes dependen. Pero no es saludable. (¡Acabemos con el subsidio, hagamos un puente con Marruecos y África!).

En EE.UU. el Congreso, una persona un voto, y, en cierta medida, la Presidencia y el Tribunal constitucional corrigen estos abusos. En un sistema parlamentario ¿quien pone el subsidio agrario en jaque? ¿No están los poderes demasiado concentrados en políticos demasiado inmunes? Lo de las listas cerradas es muy cutre. Blinda a la mediocridad ante la responsabilidad, mérito y consecuencia. También contra el populismo. Las listas deberían ser abiertas.

Me ha impresionado el sistema electoral en California, donde el pueblo elige a los cargos públicos uno a uno, sin listas, incluidos los jueces, y aprueba las leyes en referéndum. Creo que es el futuro. Por cierto, ha sido una pasada ver quiénes votaban en mi distrito electoral: afroamericanos, latinos, blancos, judíos, asiáticos… y un español. Mola.

Bueno, un abrazo,

Erik


¿Alcalde musulmán en Almería? Envidio a Rotterdam

El día en que Almería vuelva a tener un alcalde musulmán -lo que no ocurre desde el siglo XV- daré gritos de alegría. Habremos dado un paso de gigante hacia la civilización y la concordia. Es lo que han hecho los holandeses de Rotterdam , a quienes envidio. Y -que conste- yo no soy musulmán ni judío ni cristiano. Soy agnóstico respetuoso.

Pero Almería es el caso más relevante de Europa en lo que se refiere a revolución demográfica y movimentos migratorios. Hace 30-40 años, mi tierra era la mayor fábrica de emigrantes de España (hacia Cataluña, Europa y Améríca).

Hoy -pese a la crisis- es la provincia que más inmigrantes atrae del norte de Africa de toda España (y quizás de Europa). En dos generaciones, la tortilla se ha dado la vuelta. Y la convivencia entre razas y culturas, que parecía imposible tras los tristes sucesos racistas de El Ejido en el año 2000, parece ser todo un éxito.

Copio y pego la información de El País de hoy, que tanta sana envidia me ha producido:

El alguacil Lamela, alguacilado

El «caso Leganés», uno de los más repugnantes de la democracia, ha llegado, por fin, ante el juez.

Se trata del siniestro Manuel Lamela, ex consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre. La Justicia es lenta y tarda. Pero el doctor Luis Montes, calumniado y perseguido torticeramente por Lamela, ha sido perseverante y, al cabo de 4 años, ha conseguido llevar a su perseguidor ante el juez.

Las denuncias anónimas por homicidio contra el doctor Montes, ex jefe de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, se basaron en hechos falsos. Los médicos del hospital, que aplicaban sedaciones para aliviar el dolor de los enfermos terminales, fueron absueltos de todos los cargos. Pero su prestigio fue arruinado y multitud de seres humanos moribundos sufrieron lo indecible en los hospitales españoles porque los médicos padecieron el síndrome «Lamela«. Temieron ser perseguidos por algún consejero/inquisidor, fanatizado por la religión o por el ansia de desprestigiar la medicina pública en favor de la privada, y, por si acaso, pudieron aplicar sedaciones insuficientes a sus enfermos.

¡Cuanto dolor innecesario habrá causado este sádico Lamela!

El «caso Leganés«, convertido ya en «caso Lamela» ha ocupado docenas de portadas del diario El Mundo, naturalmente contra el doctor Montes, en apoyo decidido del consejero Lamela y del Gobierno de la lideresa Esperanza Aguirre.

Curiosamente, y vergonzosamente, hoy que una juez ha admitido a trámite la querella del calumniado doctor Montes contra Lamela y ha decidido llamarle a declarar «por denuncia falsa y falsedad«, el diario El Mundo se traga la noticia y no da ni una sola línea. Ni en portada ni en páginas interiores. Calumnia que algo queda.

El País lo lleva en su portada y le dedica una página completa en su interior.

Nunca entendí muy bien el móvil (o los móviles) que llevaron al enfermizo consejero Lamela a emprender aquella inaudita cruzada diabólica contra los médicos de Urgencias que aplicaban sedaciones para reducir el dolor insoportable de los enfermos terminales del Hospital Severo Ochoa.

Es de sobra conocida la inclinación tacheriana de la derecha española hacia la medicina privada y, en general, hacia todo lo privado. Sin embargo, me resito a pensar que Lamela haya actuado perversamente contra el equipo del doctor Montes guiado por esa dudosa inclinación ideológica.

¿Qué le movió, entonces, a dar pábulo a una denuncia anónima para perseguir, de la forma torticera que lo hizo, a los médicos encargados de las sedaciones?

Me cuesta (y me preocupa) también pensar que se sintiera empujado a esa persecución, basada en falsas acusaciones, sólo por razones de fanatismo religioso.

¿Es Lamela un defensor del sufrimiento, ofrecido a Dios como penitencia, o de la mortificación cristiana para ganar indulgencias y llegar antes al presunto cielo?

¿Utiliza Lamela cristianamente el cilicio o las disciplinas hasta sangrar?

Todos hemos pasado o acompañado a un amigo o familiar por algún hospital y sabemos, por experiencia, que hay una vieja tradición cristiana favorable a aguantar el dolor. Es difícil de extirpar porque tiene raices profundas en la España negra. Es costumbre de algunas monjas y enfermeras antiguas aconsejar a los pacientes hospitalizados (muy cariñosamente, eso sí) que aguanten un poco más el dolor físico, que sufran y se mortifiquen un poco más de lo necesario. Y así retrasan (o no adelantan) las dosis de analgésicos que tímidamente recetan los médicos y que piden ( a veces, a gritos) los enfermos.

En otros países avanzados que conozco se gestiona la lucha contra el dolor con más generosidad y eficiencia que aquí.

¿Por qué en España se gestionan los analgésicos y otras sedaciones de manera tan tacaña? ¿Será por ahorrar?

¿Por qué tenemos que aguantar, hoy día, el dolor evitable?

¿Es, acaso, el ex consejero Lamela un sádico que goza con el dolor de los moribundos que padecen enfermedades terminales?

¿Lo hacía por soberbia?

¿Quizás Lamela no fue capaz de reconocer un error inicial y no pudo soportar la necesaria rectificación que le hubiera llevado a dar marcha atrás en sus tropelías contra los médicos?.

No busquen esta noticia, que hoy publica de El Mundo sobre las torturas de Estados Unidos, en las páginas de El País, pues este diario parece estar empeñado en ocultar todo lo que pueda afear la conducta de Obama.

A mi gusta que Obama haya llegado a la presidencia de Estados Unidos. Incluso me emocionó. Pero esa emoción no debe impedirnos criticar sus errores o, al menos, dar noticia de sus decisiones más relevantes.

Obama ha prohibido las torturas que fueron autorizadas y promovidas por el ominoso presidente Bush de tan triste memoria. Todos los demócratas -y personas de bien de este mundo- debemos felicitarnos por ello.

Sin embargo, Obama ha decidido también no perseguir a los agentes que aplicaron las torturas porque «cumplían órdenes».

Esta amnistía, basada en el viejo truco de la «obediencia debida«, es criticable. Y no entiendo por qué El País oculta a sus lectores (por olvido o intencionadamente) esta noticia que sale en la prensa de todo el mundo.

La «obediencia debida» fue utilizada por los abogados defensores de los criminales de guerra nazis, en los juicios de Nuremberg, y de los criminales del Ejército argentino o chileno.

En esos casos no les sirvió para nada y fueron condenados aunque «cumplían órdenes«. Claro que tanto Adolf Hitler como los dictadores argentinos y chileno perdieron sus respectivas guerras. Y Estados Unidos, desde su derrota en Vietnam, no ha perdido ninguna guerra.

La «obediencia debida» no se tiene en cuenta para los torturadores derrotados. Se les condena porque no debían obedecer órdenes que van contra los derechos humanos, las convenciones de Ginebra, etc.

En cambio, los soldados, oficiales y agentes norteamericanos que han deshonrado a su país, porque han torturado en Irak, en Afganistan, en Guantánamo, etc. no serán perseguidos sino amnistiados, senciallmente, porque aún no han perdido la guerra.

¿A quién obedecía el cruel Bush cuando dictaba órdenes instigando y autorizando las torturas más execrables contra seres humanos?

Recuerdo al gran Mario Benedetti diciendo algo así:

«Cuando un torturador se suicida no se redime. Pero algo es algo».

¡No nos falles, Obama!

Obama: ¡Recuperación a la vista!

Me fío más de Forges que de Obama. Pero el caso es hoy ambos coinciden y eso ya me suena a milagro. O a que todo es posible.

Todos estamos deseando agarrarnos a algo, aunque sea a un clavo ardiendo, para salir de la actual crisis económica.

El primer rayo de esperanza de recuperación que dice haber visto el presidente norteamericano (en realidad, lo que ve es que caemos más despacio que antes) sale mandando en la portada de El País.

También manda en el centro de la portada del Interncional Herald Tribune (con foto) y en otros diarios de postín de todo el mundo, salvo en El Mundo de aquí, el de Pedro Jota. O no se enteran o no les gustan las buenas noticias cuando vienen de un líder demócrata que no es precisamente amigo de Aznar.

En la portada de El País, el primer gran titular es para Obama:

Obama observa ligeros signos de recuperación de la economía

En la portada de El Mundo no hay ni una sóla línea sobre el previsible fin de la crisis que tiene en vilo a medio mundo (y, por lo que se ve, no al de Pedro Jota, pues sólo da la noticia en página interior y par).

Ojalá acierten Obama y Forges. En ese orden.

Cuba en el corazón. Obama cumple

Obama le hace un guiño al dictador cubano, tras inclinarse ante el dictador saudita. Tengo la impresión de que empieza a cumplir sus promesas electorales dando más coherencia a su política exterior, es decir, trato igual para todos los dictadores, tengan petróleo o caña de azúcar.

No ocurre lo mismo con las portadas de nuestros dos primeros diarios de pago. Los éxitos de Obama -ya se sabe- van a cuatro columnas en la portada de El País y a una columna en la portada de El Mundo.

Gracias Obama por acercarme a Cuba. El presidente de EE.UU. ha cumplido una de sus promesas más llamativas al corregir las políticas erróneas de sus predecesores: ha levantado las restricciones para viajar y enviar dinero a la antigua colonia española.

Muy hábilmente, y de golpe, les ha quitado a Fidel Castro y a su hermano Raúl varios argumentos que daban oxígeno a su régimen dictatorial. Al relajar el terrible embargo que EE.UU. impone contra Cuba desde hace décadas, Obama les ha roto parcialmente su habitual discurso victimista/nacionalista contra el imperialismo yanqui.

Me muero de ganas de ir a Cuba. La he sobrevolado, con tristeza. La he merodeado por Costa Rica, por Florida o por Puerto Rico. Y me alimento del son cubano. Sin embargo, nunca puse un pie en ese «largo lagarto verde» del gran Nicolás Guillén.

Por miedo al dolor y a la frustrución inevitables, prefiero esperar y pasear por La Habana cuando Cuba sea un país libre, donde el miedo no obligue a los cubanos a callar lo que piensan o, lo que es peor, a espiarse y a denunciarse los unos a los otros.

Cuando pienso en Cuba, recuerdo al maestro Pablo Casal cuando me decía -poco antes de morir, en su retiro musical de Malboro, Vermont– que no pensaba volver a España mientras siguiera vigente la Dictadura de Franco. Desgraciadamaente, el violoncelista más grande de los últimos dos siglos murió antes que el dictador y no puso volver a pisar su tierra.

Se acabó la crisis ¡en China!

La recuperación podría estar a la vuelta de la esquina. Y nos viene de la China, el principal acreedor de los Estados Unidos.

¡Quién lo diría! Un país que todavía se llama comunista parece dispuesto -con una inversión pública de 450.000 millones de euros- a sacar al capitalismo de la mayor crisis de este siglo. China es el primer país que muestra síntomas de cambio de ciclo, empezando por un alto crecimiento del crédito bancario reanimado por el fomento del consumo interno.

La noticia -por si acaso se trata de un espejismo- sólo va a una columnita y en las páginas interiores de Economía de El País. Quizás nos agarramos a un clavo ardiendo, pero, sediento como estoy de indicios económicos positivos, esta pequeña noticia -casi un breve- me ha llamado la atención y por eso quiero compartirla con los asiduos a este blog:

«El volumen de crédito se multiplicó por seis el pasado mes de marzo, respecto al mismo mes del año anterior».

¡Quien lo pillara aquí!

¿Lo ha entendido, señorita Salgado?

Por repetitivos, los síntomas de la crisis apenas son ya noticia. La noticia, como indica su nombre, está en la novedad, en lo nuevo, en lo distinto. La crisis económica ya es rutina, cosa vieja y ojalá que pronto sea cosa del pasado. Desde luego, la crisis económica aún dará que hablar porque todo es empeorable.

Sin embargo, por primera vez, vemos hoy esta noticia positiva que nos permite vislumbrar (¡ya es gana de ser optimista!) los primeros síntomas de recuperación. Y nos viene de China, antes que de Estados Unidos.

Todas la miradas europeas parecen estar puestas en Obama y en la economía de Estados Unidos, mientras las miradas de los norteamericanos se dirigen suplicantes hacia la China, para asegurarse allí la colocaciòn de su deuda.

Vientos de Este y vientos del Oeste.

¿Cual de los dos llegará antes a nuestras costas?

Ayer mismo pude leer algunos dudosos indicios de recuperación en Estados Unidos. Pero los titulares venían entre signos de interrogación. No les hice caso. Hoy, en cambio, tenemos un titular claro con sujeto, verbo y complemento:

El negocio bancario se recupera en China

Last but not least. Otra noticia positiva: El País y El Mundo han coincidido hoy al descatar, con el mismo sesgo, en sus portadas, la noticia del PNV deslegitimando al próximo lehendakari Patxi López.

El acuerdo del PSOE y el PP para nombar a Patxi López jefe del Gobierno vasco ha sido una de las mejores noticias del siglo. Aún me parece un milagro que los vascos puedan conocer de cerca la dulzura de la libertad. Una vez que prueben la democracia en su propia tierra, será difícil dar marcha atrás.

Bienvenido también este acuerdo tan inusual entre El País y El Mundo para titular por lo sano.

Y gracias a Zapatero y a Rajoy por hacerlo posible.

Hoy veo que El País ha rectificado su error de ayer y ha ofrecido a sus lectores la imagen de la exagerada reverencia de Obama ante el indigno rey Abdulá de Arabia Saudita. Más vale tarde que nunca. Eso sí, la foto parece un sello de correos. Claro que Enric González, como fino periodista que es, ha salido al rescate galante de su periódico con un comentario muy adecuado a las circunstancias (en las páginas de televisión).

Y, ya puestos a alegrarnos el día del regreso de las vacaciones de Semana Santa (yo sólo llegué hasta El Escorial), les invito a ver y escuchar un video espléndido (tipo Bollywood) que me acaba de enviar mi hijo Erik desde Hollywood.

Muy pocos podrán evitar una sonrisa al recordar, con esta música, su infancia en tiempos difíciles. La cantaban los austriacos para escapar de los nazis. Aquéllos eran tiempos difíciles…

Que les aproveche:

Pinche aquí para ver y escuchar este genial Do Re Mi que está dando la vuelta al mundo

Se trata, como habrán visto, de «La Danza (del “Sound of Music”) de la Estación del Tren»

¿Por qué es tan popular?

Traduzco el último párrafo de una columnista del Huffington Post (web demócrata) sobre las razones del éxito de más de un millón de personas que han visto este video de la Estación Central de Antwerpen (Bélgica) donde bailaron mas de 200 personas -algunos espontáneamente- al estilo Bollywood más puro. No hay nadie que se resista a sonreir:

Último párrafo:

«Es un truco publicitario para un reality show, pero eso no molesta a nadie; a la gente le encanta por lo que es: un video muy guay, bien hecho, que permite a las personas normales expresar su alegría y talento y hacer felices a los que les rodean durante un ratito breve. Los productores eligieron la canción perfecta: una que nos lleva a nuestra infancia, pero que también nos recuerda el optimismo sin pudor de María ante la maldad. Estamos en una crisis global económica, EE.UU. está luchando en dos guerras, hay genocidio en Darfur, el SIDA se extiende sin freno, y hay una posibilidad real de que una gripe aviar nos pueda matar a todos dentro de un año o dos. Necesitamos a este video… «

Y ahora en inglés:

«Sound Of Music» Train Station Dance: Why Is It So Popular?

(VIDEO)

Huffington Post, Alex Leo, April 12 at 06:13 PM

http://www.huffingtonpost.com/2009/04/12/sound-of-music-train-stat_n_186016.html

A video of almost 200 people taking over Antwerpen’s Centraal Station in Belgium and doing a carefully choreographed dance to the Do Re Mi song (aka Maria’s Dance aka Maria’s Song) from «Sound of Music» has garnered almost a million views on YouTube, and continues to grow, sprouting a new round of google trends today.

People like viral videos, they like flash mobs, and they like weird junk on the Internet, but this video has struck an especially emotional chord with those who’ve watched it. The folks at Shallow Nation called it a «sheer joy to watch»; Dancer Universe blog chirped, «How could you not smile for hours? I’m smiling now just typing this!»; and Salon.com’s Table Talk offered this to the discussion:

«The dancers are presenting the purest form of art imaginable: art simply and truly for the sake of art…They managed to punch right through my cynicism and show me that good things are still out there and there are good people in the world…In a small way, I have a deeper understanding of what it is to be human because of the actions of 200 fellow humans in a train station in Belgium.»

It’s a publicity stunt for a reality show, but that doesn’t seem to bother anyone, they just like it for what it is: a really cool, well shot video, that lets average people express their joy and talent and make those around them happy for a brief period. The producers chose the exact right song: one that harkens back to our childhoods, but also recalls Maria’s unabashed upbeatness in the face of evil. We’re in a global economic crisis, America’s fighting two wars, there’s genocide in Darfur, AIDs running rampant, and a pretty good shot that we could all be killed by bird flu in a year or two. We need this video.

Amén

Obama:¡No nos falles… tan pronto!

La reverencia (doblando el espinazo casi 90 grados) del presidente Omaba ante el rey Abdulá de Arabia Saudita canta mucho.

La derecha norteamericana ha aprovechado la ocasión para acusar a Obama de mulsumán oculto, de falso cristiano (dicen que no ha ido a la Iglesia desde que vive en la Casa Blanca). Su acercamiento al mundo islámico es notable y muy loable. Sin embargo, me parece inaceptable la reverencia que ha hecho ante un rey medieval que mantiene a su país sometido a leyes coránicas anacrónicas y costumbres crueles inadmisibles para el mundo civilizado del siglo XXI. Es el primer fallo grave que observo en Obama desde que gobierna el Imperio.

La imagen ha circulado por numerosas televisiones de todo el mundo y se encuentra con facilidad en Google o en Youtube. Hoy está en la portada y en página completa de El Mundo. También está, naturalmente, en 20 minutos.es.

Sin embargo, hoy me ha costado trabajo encontrar esa imagen, o alguna noticia sobre ella, en el diario El País. Ha sido imposible. No hay ni rastro en sus páginas.

1.- ¿Será porque no se han enterado del asunto?

2.- ¿Acaso está protegiendo El País la buena imagen del presidente Obama?

En cualquiera de ambos casos, El País está haciendo gala de mal periodismo al privar a sus lectores (y yo soy uno de ellos, decepcionado) de una imagen muy relevante: el líder de Occidente mostrando vasallaje a uno de los peores líderes de Oriente.

La imagen me ha escandalizado. No acabo de comprender el porqué de esa vergonzosa reverencia hecha por un líder demócrata -el más poderoso del mundo- hacia el jefe de una dinastía tiránica y medieval.

John Stewart, presentador del Daily Show, un telediario cómico con más éxito de audiencia que los «serios», lanzó un grito de horror («¡¡¡NOOOO!!!») al ver la reverencia que Obama hacía en Londres al rey Abdulá de Arabia Saudita.

Ante las burlas merecidas de los conservadores, y de algunos medios demócratas, la Casa Blanca ha desmentido que se tratara de una reverencia. El portavoz del presidente norteamericano lo explica diciendo que Obama es mucho más alto que el rey Abdulá y que, al estrechar sus dos manos, no tuvo más remedio que inclinarse. La diferencia de estatura es notable, ya que el saudí no supera -según la imagen- al pequeño Sarkozy.

La pregunta que queda en el aire es si Barack Husein Obama hizo esta reverencia de forma premeditada, como un mensaje de respeto al mundo islámico, o fue una simple reacción espontánea, una torpe respuesta de novato en el protocolo internacional, impresionado por el oropel, los ropajes exóticos o el turbante del rey saudí.

Ya sabemos que los norteamericanos no son especialmente finos -¡si lo sabré yo!- en asuntos de protocolo en las relaciones internacionales y especialmente con la realeza. Su informalidad y naturalidad es conocida y/o envidiada en otras partes del mundo.

Ese mismo día de la recepción del G-20 en Londres -el pasado 1 de abril- la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, le echó el brazo al hombro de su graciosa majestad, la reina Isabel II de Inglaterra. La reina inglesa -que tiene más conchas que un galápago y menos altura (física) que el rey saudí- correspondió a la familiaridad de la señora Obama cogiéndola por la cintura. Fue una foto majestuosa de primera página.

¡Qué día para el señor Metternich! El cochero de la Europa tradicional solía decir -en plena revolución francesa- que había que morir por el protocolo.

El primer ministro inglés, Gordon Brown, también se llevó otro chasco cuando, al entrar en su domicilio del 10 de Downing Street, Barack Obama le tendió la mano al guardia que, firme e impasibe el ademán, vigilaba la residencia oficial del premier británico. Aturdido por el gesto tan inesperado, el policía estrecho la mano de Obama y dejó a Gordon Brown sin saber qué hacer, o sea, colgado de la brocha y sin escalera.

No es la primera vez que las maneras poco versallescas de los presidentes norteamericanos generan polémicas diplomáticas. El presidente Jimmy (que es como decir «Jaimito«) Carter nunca supo muy bien cómo acabar con las inclinaciones de cabeza en Japón. Trató de ser simpático con el emperador nipón y, sin conocer bien el complejísimo mundo de las reverencias del Imperio del Sol Naciente, se enredó con sucesivas inclinaciones de réplica y dúplica, interminables, hasta que le dijeron que ya era suficiente. Su Majestad Imperial– casi un dios viviente- no pudo evitar una sonrisa de perdón y complacencia ante aquel surense productor de cacahuetes.

Mucha más enjundia tuvo el debate que precedió al saludo oficial entre John F. Kennedy, el primer presidente católico de EE.UU., y el Papa al entrar en el Vaticano.

Si Kennedy hacía reverencia y/o besaba la mano al Pontífice podría ser interpretado como un gesto de vasallaje y sumisión ante su jefe religioso. Este gesto podría influir en la política interna de los Estados Unidos . ¿La dictaría el Papa en lo que se refiere al aborto, el sexo, a la educación religiosa en las escuelas, etc.?

El presidente Kennedy se sabía observado por todo su país y mantuvo el tipo. Ni reverencias ni besos en el anillo papal. Sólo estrechó la mano del Papa: de jefe Estado a jefe de Estado.

Por favor, que alguien le muestre a Obama esa imagen de Kennedy, en pie, estirado y firme, ante el Papa. Y que, antes de saludar Obama a reyes medievales, le cuenten lo que hacen en Arabia Saudita, por ejemplo, con las mujeres o con las niñas de la edad de las suyas. Y, de paso, que manden copia al diario El País. A ver si se enteran.

Las torturas de Bush, prueba de fuego para Obama

El anuncio de que Obama desmantelará el centro ilegal de detención de Guantánamo y anulará las directrices de George Bush a favor de la tortura es un alivio para cualquier persona de bien.

De hecho, muchos de los seguidores de Obama lo han considerado, durante la campaña electoral, como una prueba de fuego de la honestidad política de su candidato.

Pocas acciones de la terrorífica e hipócrita era Bush han sido tan desvergonzadas y criminales como la tolerancia de la tortura y la detención ilegal de personas sin las garantías mínimas de un Estado de derecho. Guantánamo ha sido una mancha denigrante para la historia de la democracia norteamericana.

Por eso, pienso que cerrar Guantánamo debía ser la primera decisión del presidente electo en cuanto tome posesión de su cargo el próximo 20 de enero.

Es una promesa de enorme carga moral y simbólica, semejante a la que hizo Zapatero , durante la campaña electoral del año 2004, acerca de la retirada de las tropas españolas que habían participado en la invasión ilegal de Irak.

El Mundo de hoy saca el asunto en portada, a dos columas, por abajo y le dedica una página interior completa. este es su titular de primera:

Obama desmantelará Guantánamo y juzgará a sus prisioneros en un tribunal especial ´

20minutos.es abrió ayer su portada con este importante anuncio. y hoy lo lleva en su primera página impresa con este titular:

Obama ya piensa en cómo cerrar Guantánamo

Sin embargo, me ha sorprendido que El País no lo haya mencionado siquiera en su portada de hoy ni en sus páginas interiores. Hay días en los que El Páis que no se enteran de quienes son sus lectores. Este es su titular anodino:

Obama acelera con su visita a la Casa Blanca el traspaso de poderes

Hace un año, Guantánamo fue un tema de primera en El País. Ahora, en cambio, lo tiene olvidado:

«¡El sueño americano vive!» Y mi suegra rompió a llorar…

El 4 de noviembre, después de votar, Geraldine (Benson)Westley, la abuela americana de mis hijos (89 años) se rompió la cadera y la llevaron al hospital de Exeter (NH) donde fue operada urgentemente y con éxito.

El viernes pasado salió de la UVI y reconoció al instante el rostro de su hija, Ana Westley Benson, recién llegada al hospital procedente de Madrid.

-«¿Qué ha pasado?»

, preguntó la abuela.

-«Te has roto la cadera y ha ganado Barack Obama»,

le respondió mi esposa, en ese orden.

Grandma se olvidó de la cadera y le replicó:

-«¿Qué me dices? ¿Obama es presidente de los Estados Unidos? ¡No me lo puedo creer!»

-«Sí, mamá. Obama ha sido elegido presidente de los Estados Unidos»,

le dijo su hija mientras le mostraba la portada del diario The Boston Globe con la foto del presidente electo.

(Esta es una foto de Grandma, de hace unos años, con sus adornos de Dakota de Norte, de origen noruego).

Con la garganta aún molesta por los tubos del quirófano, la voz un poco ronca y con lágrimas brotándole ya de los ojos, contestó a su hija:

«Entonces, el sueño americano no ha muerto. ¡El sueño americano está vivo!».

Y, llena de emoción, la abuela yanqui de mis hijos rompió a llorar.

Esta señora de mirar tan dulce -que es mi suegra- tiene mucho coraje cuando se trata de defender principios éticos. Uno de los más arraigados en ella es el de luchar contra la injusticia y, por tanto, contra el racismo.

Conozco muy bien su historia y en la familia estamos muy orgullosos de ella y del abuelo, Alph Westley, que falleció poco antes de caer el Muro de Berlín y sin haber visto -¡qué lástima!- a Obama en la Casa Blanca. De ambos, recuerdo hoy algunas anécdotas que explican esas lágrimas tan emocionantes.

Hacia 1957 (escribo de memoria), mi suegro, Alph Westley, oficial de la Fuerza Aérea norteamericana, fue destinado como profesor de Telecomunicaciones a la Escuela Militar de Montgomery, la capital del estado sureño de Alabama donde hizo amistad con uno de los pocos oficiales negros de su Escuela.

Tan sólo tres años antes (1954), el Tribunal Supremo había declarado inconstitucional la segregación racial enlas escuelas.

Hacía dos años que una vecina de Montgomery, la heroica Rosa Parks, se había negado a ceder su asiento a un blanco en un autobús de su ciudad. Fue arrestada por ello. Mi familia política recuerda el rescoldo -aún muy vivo cuando se instalaron allí- que había dejado la gran protesta, liderada con éxito por el reverendo Martin Luther King, que se dio a conocer entonces gracias al boicot contra los autobuses de Montgomery durante un año.

En ese ambiente, pasó mi mujer tres años de educación pública y de hegemonía racistas. No me extrañó que, siendo aún adolescente, Ana participara personalmente en la Gran Marcha de Washington (1963), en la que el ya famoso luchador por los Derechos Civiles, Martin Luther King, pronunció su discurso histórico y promonitorio «Tengo un sueño».

Al año siguiente ganó el Premio Nobel. (Lo dejo escrito aquí para que mis hijos no lo olviden).

De 1957 a 1961, mi mujer estudiaba en una escuela pública de Montgomery, en cuyo coro cantaba (aún canta de maravilla). Por las tardes, Ana iba en autobús hasta la Escuela de Empresariales, donde su madre era profesora de Lengua y Taquigrafía.

Por las ventanas de esa Escuela, en un lugar céntrico, todos los alumnos y profesores pudieron seguir, con el estómago encogido por el miedo y la rabia, las protestas de los racistas y los antiracistas de Alabama que habitualmente acababan con violentas cargas policiales y enfrentamientos callejeros sagrientos.

(Por esas fechas, dos niñas fueron asesinadas por los segregacionistas del Ku Kux Klan, en el interior de una iglesia de Birmingham (al norte de Montgomery), a la que pegaron fuego con los fieles dentro.)

El día de 1957 en que mi esposa debutó en una obra de teatro infantil, en el salón de actos de su Escuela, fue muy especial para sus padres y sus hermanos pequeños. Quien lo probó, lo sabe. Cualquier padre que haya visto actuar a sus hijos en el Colegio lo habrá hecho con emoción contenida.

A mitad de la obra -que trataba, naturalmente, de la Guerra Civil nortamericana- los niños de Montgomery interpretaron en el escenario el asesinato del presidente Abraham Lincoln , que abolió la esclavitud en 1863.

Padres y niños del público estallaron entonces en un gran aplauso y vitorearon (no precisamente por sus dotes interpretativas) al actor que encarnaba al asesino de Lincoln.

Mi suegra saltó de su silla, subió al escenario, tomó a su hija de la mano y la sacó a rastras del coro y de aquel salón infecto, lleno de racistas. Lo explícó diciendo:

«Mis hijos no pueden participar en actos tan vergonzosos»

A partir de ese momento, Geraldine pasó a formar parte de la lista -entonces muy pequeña en Alabama– de los «nigger lovers» («amantes de los negros«), tan despreciados y vejados por los racistas del Sur.

Naturalmente, el día en que los sureños celebraban anualmente el nacimiento de la Confederación y el comienzo de la Guerra Civil (que perdieron), la familia Westley no tenía nada que celebrar en su casa acosada de Montgomery. Ana y Grieg Westley eran niños y vivieron ilusionados los preparativos del Centenario de la Guerra Civil que estalló en 1861. Las niñas debían ir vestidas como princesitas de Versalles («las bellas del Sur») y los niños, naturalmente, con traje militar color gris de soldado confederado.

Mis suegros (ambos de Dakota del Norte) se negaron a confeccionar aquellos trajes y a que sus hijos celebraran la secesión del Sur cuya Confederación defendía la legalidad de la esclavitud de los negros. De hecho, los Westley vivieron en Alabama como si los del Norte hubieran sido los perdedores de aquella Guerra Civil que habían perdido los del Sur. La victoria del Norte permitió la derogación de la esclavitud en los Estados Unidos. Por eso, el abuelo de Michelle Obama, la primera dama electa de los Estados Unidos, pudo crecer como un hombre libre hijo de esclavos.

Mi suegro Alph (en la foto, con traje militar) no le iba a la zaga a su esposa en la lucha contra el racismo. Ana recuerda el día de 1957 en que su padre había invitado a cenar en casa al oficial negro amigo suyo. Mientras tomaban el aperitivo, los vecinos del barrio comenzaron a apedrear la casa y a romper los cristales. Los niños, asustados, tuvieron que esconderse lejos de las ventanas.

A partir de entonces, la vida de la familia Westley -los «nigger lovers«- fue un infierno en Montogomery, Alabama, hasta que mi suegro fue destinado a Boston, una ciudad maravillosa del Norte, donde no te apedreaban por ser «amante de los negros».

Cuando me tocó cubrir en Atlanta (Georgia), en 1988, la Convención del Partido Demócrata que eligió candidato presidencial al gobernador Dukakis, hijo de emigrantes griegos, me acerqué con mi gran amiga (compañera de pupitre en Harvard) Katherine Jonhson al monumento donde reposan los restos de Martin Luther King.

Emocionado y silencioso ante su tumba, recordé a la valerosa familia Westley en su paso por Alabama donde coincidieron con el líder pacifista de los Derechos Civiles asesinado a tiros, como el presidente Lincoln, por racistas del Sur.

¡Que te mejores de la cadera, mi querida y admirada suegra!

¡Qué pena de profesión periodística!

¿Es información u opinión lo que puede leeerse en este párrafo de la portada de El Mundo sobre Zapatero y el G-20?