Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El PP tira al monte…

La bandera franquista (con la gallina imperial) me sigue dando miedo. Seguramente no hay razón para ello, pero no lo puedo evitar. Me trae demasiados malos recuerdos de la Dictadura.

Jóvenes fachas del PP exhibiendo la bandera franquista anticonstitucional.

Jóvenes fachas del PP exhibiendo la bandera franquista anticonstitucional.

Los jóvenes de Nuevas Generaciones del Partido Popular, quizás con alguna copa de más, nos restriegan públicamente la bandera fascista de los vencedores de la Guerra Civil y garantes de la paz de cementerio de la postguerra. ¿Qué más quieren?

La dirección del PP responde que sancionará a los militantes de su partido que exhiban símbolos fascistas. Sin embargo, uno de ellos -alto dirigente del PP– sigue echando leña al fuego. Se trata de Rafael Hernando, diputado nada joven por Almería y uno de los portavoces del PP, cuya lengua afilada y su talante cínico-chulesco ya no sorprende a casi ninguno de mis paisanos.

Rafael Hernando ha jaleado a los jóvenes fascistas de sus Nuevas Generaciones (que él mismo presidió durante tres años) diciendo que «las consecuencias de la bandera de la República fueron un millón de muertos».    ¡Ahí queda eso! Ha dicho. además, que la bandera republicana está fuera de la legalidad. Ignacio Escolar le ha contestado en Facebook citando a eldiario.es: «Es completamente legal»

¡Qué poca y retorcida memoria tienen algunos hijos de los vencedores de aquella masacre!

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PS. Recomiendo la lectura de este articulo de Joaquín Estefanía en El Pais de hoy. Bastante clarito…

LA CUARTA PÁGINA

Hacia los siete años de crisis

Ya hay una generación de jóvenes que no ha conocido más que esto: creciente desigualdad, movilidad social descendente y, sobre todo, una profunda contradicción entre democracia y capitalismo

Pasó casi inadvertido, pero a principios del verano se cumplieron los seis primeros años desde que quebraron varios fondos de alto riesgo del banco de inversión Bear Stearns y la compañía Blackstone, y el décimo banco hipotecario americano, el American Home Mortgage, despidió a todo su personal. Estos acontecimientos fueron el disparadero de la Gran Recesión. Por tanto, acabamos de empezar el séptimo año de la crisis más duradera del capitalismo si se exceptúa a la Gran Depresión de los años treinta. Por su profundidad, la situación que se padece hoy es menos mala que aquella (excepto en aspectos como el desempleo en países como España, cuyo porcentaje es más representativo de una depresión que de una recesión), pero por su extensión ambas crisis se parecen mucho.

Ya hay una generación de jóvenes —los que merodean por arriba o por abajo los 20 años— que se ha hecho adulta con una falta crónica de perspectivas sociales, una política de desigualdad creciente, de contorsionismo ideológico y de corrupción política (y en algunos países, de fuerte represión), cuyos componentes serán testigos críticos de una época, la de la revolución conservadora. Que han llegado a la mayoría de edad en medio de problemas críticos para ellos y sus padres, y que pocas veces han conocido Gobiernos que defiendan con coherencia los principios de una verdadera economía mixta (en la que se combina el dinamismo del mercado con la igualdad democrática), la regulación ante los fuertes abusos financieros y una redistribución de la renta y la riqueza más equilibrada. Que no han encontrado los escasos empleos de la antigua clase media, con cierta seguridad y salarios proporcionales a la calidad de su trabajo, en unas sociedades en que la “carrera cuesta abajo” es evidente en casi todos los ámbitos: relaciones laborales, protección social, política fiscal, legislación medioambiental, regulación financiera, etcétera.

La “carrera cuesta abajo” es evidente en relaciones laborales, protección social o política fiscal

Además, las dificultades les llegaron de sopetón. Esos jóvenes, como sus antecesores, creían estar más o menos seguros, y que una marcha atrás era imposible dados los avances que se habían producido con lo que se denominó “nueva economía” (14 años y medio de crecimiento constante) y las tecnologías de la información y la comunicación que, se decía, habían acabado con los ciclos económicos. El economista norteamericano Hyman Minsky, famoso por su tesis de la inestabilidad natural del sistema financiero, planteó a mediados de los años ochenta (los que inauguran una forma de política, con Thatcher y Reagan) una pregunta crítica: “¿Puede ESO [refiriéndose con temor a una Gran Depresión] volver a ocurrir?”. Le contestó 20 años después un famoso científico universitario, estudioso de la Gran Depresión, llamado Ben Bernanke, que en 2002 dio una conferencia con un título tan significativo como Deflación: asegúrese de que ESO no ocurra aquí. Bernanke sostenía que existían medios más que suficientes para que ESO no volviese a suceder en el nuevo milenio, a pesar de la creciente inestabilidad financiera. “El Gobierno de EE<TH>UU”, dijo Bernanke, “tiene una tecnología llamada imprenta (o su equivalente electrónico en la actualidad) que le permite producir tantos dólares como desee a coste cero”. Cuando Bernanke fue nombrado para un puesto tan poderoso como la presidencia de la Reserva Federal (la que regula el precio del dinero en el mundo) y no dudó en recurrir a la máquina de imprimir billetes para reanimar a la economía americana, dio seguridad a los inquietos y se ganó el apodo de Helicóptero Ben, pues se decía que su política monetaria era básicamente equivalente al famoso lanzamiento de dinero con un helicóptero, de Milton Friedman. Bernanke está ahora a punto de dejar la Fed y todavía no hemos salido del atasco.

Pese a estos y otros escarceos teóricos, ni los organismos multilaterales tipo Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico… ni los servicios de estudio privados, ni los Gobiernos han estado en general muy finos con sus previsiones en los últimos tiempos, lo que todavía ha generado más inseguridad y desapego entre los ciudadanos. Para cada vez más gente, esas instituciones no tienen apenas legitimidad en sus pronósticos, ni los Gobiernos, sean del signo ideológico que sean, tienen credibilidad por su práctica política. La creciente decepción de los ciudadanos de muchas partes del planeta con la capacidad de sus dirigentes políticos para conseguir algo positivo relacionado con el bienestar ciudadano a corto plazo, no es precisamente el mejor caldo de cultivo para la democracia. En los sondeos se manifiesta cada vez más ampliamente que los Gobiernos hacen muchas menos cosas de las que la mayoría quiere que hagan (educación, sanidad, pensiones, infraestructuras, protección medioambiental, amparo al desempleado estructural…) y en cambio existe la sensación creciente de que sus actuaciones se acercan siempre mucho más a lo que demandan las élites económicas: las patronales y los lobbies empresariales y financieros. Que trabajan en torno a los objetivos intermedios (el déficit, la deuda, ayudar a los bancos en dificultades…), pero no aseguran el bienestar final de los ciudadanos, que es la verdadera utilidad de la economía política.

Ello lleva a acrecentar el número de detractores del capitalismo, los cuales sostienen que el mismo está al servicio de la codicia, explota la vulnerabilidad de la gente, impone la desigualdad de la renta y el patrimonio, elimina la movilidad social, expolia el medio ambiente y, sobre todo, gobierna a la democracia. Como escribe Jeffrey Sachs, el capitalismo global es una gigantesca fuerza implacablemente productiva que introduce de modo permanente en el mercado nuevos bienes y servicios, pero que divide de forma despiadada a la sociedad en función del poder, el nivel de estudios, y los ingresos y el patrimonio; los ricos son cada vez más ricos y tienen más poder político, mientras se deja atrás a los pobres, sin empleos decentes, sin seguridad, sin una red que asegure los ingresos o sin una voz política. Y este escenario se reproduce en todo el mundo a medida que ese capitalismo incorpora a un país tras otro a sus sistemas de producción y los integra en su red de influencia política.

Existe la sensación de que la actuación de los Gobiernos se acerca más a las demandas de las élites

Hay quienes dicen que del mismo modo que en el año 1989 el capitalismo derrotó al comunismo, a partir de 2007 ha vencido a la democracia. Un triunfo, en apariencia, totalizador. Por ejemplo, el sociólogo francés Alain Touraine defiende que la crisis fue provocada por aquellos que, persiguiendo su exclusivo beneficio a corto plazo, hicieron de las finanzas un coto opaco sin relación con la economía real, y que el comportamiento de los muy ricos ha desempeñado el papel principal en la disgregación del sistema social, es decir, “de toda posibilidad de intervención del Estado o de los asalariados en el funcionamiento de la economía”. Las teorías de la conspiración florecen porque las conspiraciones parecen reales.

La mayoría de las protestas que ha habido en muchas partes del mundo, vinculadas de un modo u otro a esta forma de ver las cosas, han tenido lugar en países que se caracterizan por altos niveles de desigualdad económica. El mínimo común denominador de la ira de ese segmento creciente de la población del planeta, muy bien conectado y que cree que Wall Street no es solo una calle de Nueva York, sino un estado de ánimo (véase el libro Occupy Wall Street. Manual de uso, editorial RBA) es monocausal: una forma de progreso económico que, orientado a la creación de riqueza privada, es indiferente a la idea de bienestar colectivo, justicia social y protección medioambiental.

Ahora, a las críticas centrales al sistema —la creciente desigualdad, una movilidad social descendente, el debilitamiento de la red de protección social, y la creciente influencia del sector financiero ante la supuesta capacidad de las democracias representativas para frenar y regular sus excesos— han añadido otra: la rapidez con la que muchos bancos y grandes empresas están recuperando la senda de la rentabilidad y de los beneficios sin que ello se note en el nivel de empleo, la renta disponible y la provisión de bienes públicos. Por ello hay que tener cuidado ante las declaraciones de que lo peor ha pasado y que se ha tocado fondo. Si ellas no van acompañadas de realidades tangibles, la irritación crecerá, se extenderá aun más en el tiempo y se seguirán contando cumpleaños de la gran crisis de nuestro tiempo.

FIN

 

Aznar, sobrecogedor ¿Por qué no me sorprende?

Ahora sabemos, con pelos y señales, que Aznar recibía sobres pecaminosos (e ilegales) cuando ya era presidente del Gobierno. ¿Entró en política para «forrarse», según la triste expresión atribuida a su colega Zaplana?.

Sobresuledos prohibidos por la Ley y retribucuiones "disparadas" de José María Aznar, en El País.

Sobresuledos prohibidos por la Ley y retribucuiones «disparadas» de José María Aznar, en El País.

El País de hoy publica todos los datos del escándalo. Como muchos otros dirigentes «sobrecogedores» del PP, y no pocos votantes conservadores, ven muy natural compensar a los políticos con sobresueldos (en sobres) por lo que eventualmente podrían estar perdiendo al dedicarse al servicio público.

Ya lo dijo muy clarito el propio presidente Rajoy. Nos restregó a todos la cantidad de dinero que perdía (como registrador de la propiedad en excedencia) por dedicarse a servirnos desde el Palacio de la Moncloa. En la derecha está muy extendida y aceptada la práctica de la puerta giratoria (también en la izquierda, aunque más cutre). El político sirve a su clientela privada cuando está en un cargo público y/o tiene influencia para conseguir prebendas y pasa la gorra cuando, legalmente o no, vuelve al sector privado. Quid pro quo.

Cuando por una firma, un dirigente político con cargo público puede cambiar (o sea, elevar) impunemente el precio de las cosas (una recalificación de terreno, una licencia, una subvención, etc.) la tentación de buscar compensación es muy fuerte.

El trueque de favores compensatorios es más viejo que el homo sapiens. Los beneficios (generalmente donativos opacos o comisiones pecaminosas) suelen ir al partido político, a sus dirigentes y/o al artista que lo ha negociado personalmente, a veces, con nocturnidad y alevosía. Sobre esto, Luis Bárcenas podría aspirar a una cátedra.

La corrupción (y el conocimiento que en democracia tenemos de ella) ha llegado a un límite insoportable. Y lo grave es que los líderes políticos no parecen relacionarla con la desafección que muchos ciudadanos (en especial y con mas razón los jóvenes) sienten hacia los partidos políticos, la corona y otras instituciones del sistema democrático.

Por más que vean las alusiones que personalidades como El Roto, Forges, etc. hacen de los políticos, no se enteran. Ahí van dos alusiones de hoy en El País:

Forges, en El País, 10-5-13

Forges, en El País, 10-5-13

 

 

 

 

 

 

 

El Roto. El País, 10-5-13

El Roto. El País, 10-5-13

Algo huele a podrido en la Justicia

«En España no hay leyes; solo orientaciones». Lo aprendí de unos guiris escandalizados por la ineficacia y lentitud de nuestro sistema judicial y por la pasividad de la ciudadanía ante injusticias y/o delitos flagrantes.

El Roto, en El País, 27/04/13

El Roto, en El País, 27/04/13

Gurtel, la financiación del PP, Bárcenas, Undargarín, los ERE del PSOE, las dietas de UPN, las ITV de Pujol

Los casos de «presunta» corrupción de los políticos se eternizan hasta que caen en el olvido o se archivan por triquiñuelas técnicas, como ocurrió con Naseiro, el único tesorero de la historia del PP aún no imputado por corrupción.

La escasa confianza de los españoles en la Justicia viene lejos. Así la define el refranero: «Tengas pelitos y los ganes», «Vale más un mal acuerdo que un buen pleito», etc.

No es de ahora. Durante la Dictadura de Franco pasaba más de lo mismo. Las leyes fascistas promulgadas por el dictador apenas se cumplían, excepto para castigar a los disidentes políticos,

Un ejemplo: durante la Dictadura había una ley en vigor que calificaba el adulterio como delito. ¿Cuantas sentencias dictaron los jueces franquistas condenando a los adúlteros? Busquen en los archicos y se llevarán una enorme sorpresa. ¿Llegarán a la docena?

Ahora hay leyes democráticas en vigor que califican la corrupción como delito.

¿Cuantas sentencias han dictado los jueces condenando a los corruptos? Busquen en los archivos y se llevarán otra enorme sorpresa. ¿Llegarán a la docena?

¿Acaso no había miles y miles de casos de adulterio en la España de Franco?

¿Acaso no hay miles y miles de casos de corrupción en la España democrática?

Las leyes de antes como las de ahora no son leyes, son sólo orientaciones.

Si el Legislativo legisla será para algo. El Ejecutivo debería ejecutar, es decir, hacer cumplir las leyes que dictan los legisladores desde Las Cortes. Y si ambos poderes hicieran bien su trabajo, suponemos que el Judicial debería juzgar a quienes incumplieran las leyes y los condenaría o absolvería mediante las correspondientes sentencias. Digo yo.

Peridis, en El País, 27/04/13

Peridis, en El País, 27/04/13

¿Donde están las sentencias de nuestros jueces condenando o absolviendo los casos de corrupción política?

Deben estar en el mismo limbo en el que se ocultan las escasísimas sentencias de los jueces franquistas contra los adúlteros.

¿Acaso no había adúlteros cuando mandaba el dictador? ¿Acaso no hay corruptos ahora que manda el pueblo soberano?

Creo que lo que no había antes ni hay ahora son jueces que hagan bien su trabajo, amparados por políticos que tampoco hacen bien el suyo.

Por eso, no me extraña nada la saludable irrupción en España de los «escraches» (¡qué palabra lunfarda tan bonita en boca de Carlos Gardel!). El pueblo soberano y desesperado busca salidas contra los políticos que no hacen bien su trabajo. Y ha encontrado una muy luminosa en la Argentina que luchó dignamente contra la Dictadura asesina de Videla y compañía: los «escraches».

Nada de violencia física. Solo pancartas y gritos a la cara, en honor a la libertad de expresión.  A ver si nuestros políticos, casi anónimos, elegidos en listas cerradas por la estructura de sus partidos, se avergüenzan y despiertan de una vez…

Y, de paso, mal que les pese, hacen leyes que se cumplan (incluida una Ley Electoral de listas abiertas) y reforman la Justicia, esa palabra tan extranjera en España.

Gracias Erik por recordarnos con tu comentario de ayer lo que está consiguiendo la fiscal general de Guatemala, Claudia Paz y Paz, al sentar en el banquillo al general Efraín Ríos Montt, uno de los asesinos más crueles de América. Precisamente hoy, El Pais publica un excelente artículo de Prudencio García titulado «Ríos (de sangre) Montt» que te recomiendo. Ahí va el link:

http://elpais.com/elpais/2013/03/01/opinion/1362139369_928689.html

El trabajo heróico de Claudia Paz nos reconcilia con la condición humana en medio de tanta injusticia e ignorancia.

 

 

 

Rajoy defiende a los presuntos «sobrecogedores»

Como en tiempos de Franco, el sospechoso Rajoy ha emitido su mensaje antidemocrático contra la libertad de prensa. Da igual lo que diga. Aunque defienda a los presuntos «sobrecogedores«, ¿quién le va a creer si tanto teme a las preguntas?

Virginia Pérez, vecedirectora de 20 minutos.

Virginia Pérez, vecedirectora de 20 minutos.

Su pavor a las preguntas y repreguntas legítimas de la prensa le marca ya como culpable de un delito gravísimo contra la libertad de expresión, en un momento especialmente calamitoso para nuestra joven y frágil democracia.

Su delito principal ha sido, a mi juicio, declararse enemigo de la democracia y de uno de sus pilares fundamentales: la libertad de expresión, un derecho no solo de los periodistas sino de los todos los ciudadanos.

La puesta en escena del presidente del PP me ha dado escalofríos (solo faltaba la bandera y la música, por supuesto, militar) y me ha traído el recuerdo tenebroso de cuando yo trabajaba en la televisión del dictador Francisco Franco y no podíamos decir ni pío.

Me siento como nuestra vicedirectora, Virgina Pérez, con la boca tapaba para que no podamos sacar los colores al presidente del Gobierno y del PP.

Con el espectáculo tétrico de hoy, Mariano Rajoy ha dado un golpe durísimo e insoportable a la democracia.

Peridis, en El País de hoy

Peridis, en El País de hoy

Los periodistas no deberíamos acudir jamás a ninguna conferencia de prensa o mensaje público que no admita preguntas y repreguntas.  Es una tomadura de pelo a todos los ciudadanos mayores de edad. Ya no somos súbditos aterrorizados, sino ciudadanos libres. ¿Qué se ha creído este  Rajoy?

De hecho, su vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, le ha superado en talla moral y democrática: ayer mismo dio la cara por él, y a punto estuvo de que mis colegas se la rompieran preguntando y repreguntando por las presuntas vergüenzas de su jefe. La nº 2 de Rajoy en el Gobierno aguantó el tipo sin perder la compostura, escurrió el bulto y no respondió a nada, con la hábil coartada de que ella hablaba como miembro del Gobierno y no del Partido Popular. Pero dio la cara y me pareció limpia. Para mi, la vicepresidenta del Gobierno es digna de admiración. Algo para lo que su jefe no ha tenillo agallas.

Deduzco que Rajoy desprecia la democracia: no solo ha espantado a la prensa, que tiene el deber de informar a los ciudadnos, sino que ha criticado al líder de la oposición precisamente por ejercer como líder de la oposición y por hacerle preguntas críticas.

Eneko, en 20 minutos

Eneko, en 20 minutos

Estuve tan indignado durante el trasnochado show marianista que apenas pude prestar atención a lo que decía ante su guardia pretoriana, aislado y separado de los periodistas por un nuevo muro de la vergüenza. Mañana leeré su mensaje escrito en los periódicos. Con su puesta en escena dictatorial ya he tenido bastante por hoy.

No obstante, en el telediario, creo haber oído que Rajoy (que no ha mencionado el nombre de su fiel Bárcenas) ha puesto la mano en el fuego por todos los miembros de su partido. Como si nadie fuera sospechoso de robar en el PP, como si nadie hubiera financiado al PP con donativos ilegales (a cambio de algo, digo yo) y como si todos los presuntos «sobrecogedores» (que cogían sobres en negro) pagaran todos sus impuestos.

Rajoy sigue fiel su costumbre. Ya hizo lo mismo al defender al mismísimo Luis Bárcenas, nombrado por él tesorero del PP, cuando le trincaron con las manos en la masa por el caso Gurtel y que le costó el cargo (ahora vemos por qué) al juez Garzón.

Rajoy sufrió entonces quemaduras de tercer grado. Fíjense en sus manos. Mientras ardían las manos de Rajoy, Bárcenas amasaba 22 millones de euros en su cuenta de Suiza.

Si yo fuera Bárcenas, iría con escolta, me declararía abstemio y no cogería el coche.

P.S.

Isidro López Cuadra se refiere en un escrito a «la desamortización de conejos y jabalíes» por la privatización de tierras que ha hecho la señora Cospedal (otra que tal baila en las bárcenas* de La Mancha) y termina con esta anécdota de su madre:

«Cuando a mi madre le comentaban algo así como: “¡esta persona no tiene vergüenza!”, casi siempre contestaba: “¿Vergüenza?, la tiene toda, no ves que no la gasta”.

(* Bárcenas: Terrenos en pendiente de gran amplitud)

 

 

 

Presidente insoportable: ¡Váyase Sr. Rajoy!

 

Portada de El Pais, 31-1-2013

Portada de El Pais, 31-1-2013

Esta vez se irán, sí, pero no de rositas. Estos caraduras y presuntos delincuentes han ido demasiado lejos. «Don Trancredo» Rajoy debe dimitir inmediatamente para dedicarse «full time» a defender en los tribunales lo que pueda quedarle de honorable.

Tras conocerse «Los papeles secretos de Bárcenas«, que ha publicado hoy El Pais, necesitamos ya mismo un Gobierno honorable, libre de sospechas, aunque sea del Partido Popular que ganó las últimas elecciones con dinero presuntamente tan pecaminosoO bien, quizás mejor, nuevas elecciones generales.

El ex tesorero Bárcenas, nombrado por Rajoy, abrió las puertas del hasta ahora inexpugnable castillo del PP. ¡Y qué mal huele! Bárcenas cumplió con la vieja tradición de los despechados o traicionados por su jefe: abrió las puertas (y la caja de los truenos) del PP naturalmente desde dentro.

Ahora, mientras los tribunales deciden qué hacer con estos papeles que queman las manos de cualquier persona decente, ¿con qué cara va a pedir este Gobierno que los españoles paguemos a Hacienda lo que nos corresponde?

Para que conste a quienes no les consta, ahí van los titulares y sumarios del diario El País de hoy:

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LAS CUENTAS MANUSCRITAS DE LOS TESOREROS DEL PARTIDO POPULAR ENTRE 1990 Y 2008 »

Los papeles secretos de Bárcenas

1359562148_791161_1359562200_noticia_normalEn los extractos figuran numerosas donaciones de constructores, entre ellos tres imputados en el ‘caso Gürtel’
Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato, Mayor Oreja , Javier Arenas, Ángel Acebes y Álvarez Cascos niegan haber recibido los pagos
Las anotaciones reflejan entregas al presidente del Gobierno de 25.200 euros anuales durante 11 años

LA CONTABILIDAD OCULTA. Los extractos de los papeles secretos del extesorero del PP Luis Bárcenas reflejan las anotaciones de supuestos pagos a políticos de la cúpula del partido, como Rodrigo Rato, Mariano Rajoy, Francisco Álvarez-Cascos, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes o Dolores de Cospedal.

La contabilidad interna que manejaron Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas, tesoreros del PP entre 1990 y 2009, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, refleja pagos periódicos, trimestrales o semestrales, a toda la cúpula del partido (secretarios generales y vicesecretarios generales). Las mayores entregas registradas son a Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos
La caja registró donativos e ingresos por 7,5 millones.

Empresarios de la construcción, algunos imputados en casos de corrupción, figuran como los que realizaron mayores ingresos.

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Las corruptelas del ex presidente del Tribunal Supremo, el sivergonzón meapilas Carlos Dívar, que le costaron el cargo, serán minucias si los papeles secretos del despechado Bárcenas resultaran ser tan ciertos como parecen.

Cobran actualidad -¡qué pena!- los versos clásicos:

«En tiempos de las bárbaras naciones

de las cruces colgaban los ladrones

hoy en en el siglo de las luces

del cuello del ladrón cuelgan las cruces».

«Pues eso», que diría nuestro buen Forges.

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El hacha del PP contra Juan Ramón Lucas

El PP de Fraga/Aznar/Rajoy vuelve a las andadas: saca el hacha fratricida de León Felipe. Y quita de enmedio al conductor más ecuánime de Radio Nacional de España. Otra vez el hacha. Y otra oportunidad perdida para la elegancia y la pedagogía  democráticas. No aprendemos.

Juan Ramón Lucas, en un encuentro con los lectores de 20minutos.es

Entiendo que cuando cambia el Gobierno, éste quiera sustituir a los cargos políticos de libre designación del Gobierno anterior. Así ocurrió con la peleona María Antonia Iglesias (nombrada por Felipe González) o con el zombi Alfredo Urdaci (nombrado por José María Aznar). Ambos eran directores de los servicios informativos de TVE conectados directamente con La Moncloa. O con los directores de Informativos de RNE que son cargos de confianza enchufados al poder político de turno.

Juan Ramón Lucas es un periodista sin cargo político alguno, un currante contratado por Radio Nacional para conducir y presentar «En días como hoy», un programa informativo de la mañana que ha sumado grandes éxitos de audiencia (1,4 millones de oyentes) y de credibilidad.  Le quedaba pendiente un año más de contrato. Podían haber esperado solo un año para quedar como demócratas respetuosos con la libertad de expresión.

Debo decir que apenas conozco personalmente a Lucas. Le he visto en un par de encuentros multitudinarios. Pero he seguido con atención e interés personal y profesional el fruto de sus obras. Al poco tiempo de ser contratado por RNE para presentar el programa de la mañana, y privado ya de Iñaki Gabilondo en la mañana de la SER (cada día más sesgada), me pasé de vez en cuando a RNE. El programa de Juan Ramón Lucas nos cautivó a todos en casa y quedamos enganchados a RNE hasta hoy. Tal como estábamos ya enganchados los fines de semana  a «No es un día cualquiera» como fieles escuchantes de Pepa Fernández. Espero que el golpe antiprofesional contra Lucas sirva, al menos, de vacuna o cortafuegos para que no se carguen también a Pepa Fernández.

¿Qué prisa tenía o qué tipo de presiones fratricidas recibía este tal González-Echenique, nueve jefe de la RTVE del PP, para aplicar la guillotina laboral contra Lucas?

Por más que busco por los rincones más recónditos del razonamiento, no encuentro razones que justifiquen el cese de Lucas. Estas reacciones del PP de siempre solo puedo entenderlas desde el análisis frío de sus vísceras, de su ADN, de los más bajos instintos de personas miserables que deberían estar inhabilitadas para la política democrática.

Los Fabra del PP de Castellón. Cacique e hija

Ese es el caso, por ejemplo, de la todavía diputada del PP, Andrea Fabra, fiel sucesora de su padre, el cacique de Castellón. Su grito de guerra parlamentaria («¡Que se jodan!») contra los parados en el momento en que Rajoy les aplicaba el hacha de los recortes es una prueba inequívoca de la inmundicia moral de extrema derecha (del viejo parque jurásico) que aún subsiste en el seno del Partido Popular. La hija del cacique dice ahora que aquel «¡Que se jodan!» (que fue gritado por ella al anunciar Rajoy el recorte a los parados) no iba dirigido a los parados sino a los diputados socialistas que estaban sentados en la bancada de enfrente. No sé que es peor. La mierda, cuanto mas remueve, más huele.

¿Habrá asesorado esta desvergonzada Andrea Fabra (o alguien de su cuadra) a González-Echenique para que echara a Juan Ramón Lucas de su programa al grito de «¡Que se joda!»?

Lo malo es que no solo joden a Lucas sino que nos joden a 1,4 millones de oyentes que celebrábamos cada mañana su islote de libertad, gracia y ecuanimidad profesional.

¿Era ese, quizás, el objetivo final? Pues lo han conseguido con RNE. Y lo van consiguiendo también con los restos de la maltrecha economía española heredada de Aznar y Zapatero. Estoy enfadado con los desmanes del hacha del PP, pero estoy más enfadado aún con la política nefasta del PSOE de Zapatero (a quien voté) que hizo posible el regreso al poder absoluto de un PP que aún alimenta en su interior huestes antidemocráticas pendientes de civilizar.

Que yo critique hoy el cese de un colega periodista (habiendo sido yo mismo despedido ilegalmente por la TVE de Aznar tras la entrevista que le hice como candidato presidencial en 1996) puede dar la impresión, y quizas con razón, de que aún tengo un hacha por afilar. No es así. Como dice un tiento: «El tiemo lo cura to». Además, las penas con pan son menos. La indemnización por despido improcedente que fijó el juez (mis hijos la llamaron «la beca Aznar«) me permitió volver a la Universidad y fundar Multiprensa y Mas S.L, editoria del diario 20 minutos y de 20minutos.es.

No obstante, alguien dirá que, como reza el título del blog, «se nos ve el plumero». Por eso, y porque en la derecha española hay gente con dos dedos de luces, quiero copiar y pegar aquí un artículo de Luis María Anson (nada sospechoso de izquierdista), que acabo de leer en la pagina 2 de El Mundo, con el que estoy de acuerdo y cuya lectura recomiendo.

Primer error de González-Echenique, de Luis María Anson en El Mundo

OPINIÓN: CANELA FINA

Luis María Ansón contra el cese de Luan Ramón Lucas

Hace pocos días, una ministra del Gobierno me hacía elogios bien fundamentados sobre la capacidad de Leopoldo González-Echenique. No se trata de un caso aislado. Son muchos los testimonios positivos que he escuchado en las últimas semanas sobre la inteligencia y la seriedad del nuevo presidente de Radio Televisión Española.

Como sería altamente calumnioso afirmar que González Echenique es un experto en radio televisión, pues la primera en la frente. La destitución, si se confirma, de Juan Ramón Lucas es un grave error. Pocos profesionales del periodismo tienen una idea tan clara de servir, desde la independencia, el derecho a la información de los ciudadanos. Escucho de forma habitual su espacio En días como hoy y, en mi opinión profesional, creo muy difícil hacer periodismo de forma más objetiva. Sin genuflexiones ni agresividades, el programa informativo de Juan Ramón Lucas ha consolidado el prestigio de Radio Nacional de España, gracias a la sagacidad periodística de su director, a su instinto para la actualidad, a su sentido del humor y a su capacidad para buscar y encontrar temas de alcance humano. Seguramente tendrá defectos el conductor de En días como hoy pero esos se quedan para que los subrayen los políticos mediocres o los periodistas cicateros.

Juan Ramón Lucas además ha sabido armonizar un excepcional equipo, demostrando su capacidad para la dirección. No se puede mantener a diario la alta calidad de En días como hoy sin la colaboración de una redacción a la que hay que saber alentar y coordinar. Lucas, por otra parte, cree sinceramente en la radio pública. Desembarazado de cualquier presión política, lleva largos años impartiendo una lección diaria de periodismo independiente. Borrar de un plumazo la fecunda comunicación con millones de oyentes es, para muchos, un grave error que ha producido general rechazo en medios profesionales.

Ah, apenas conozco a Juan Ramón Lucas. Lo he visto alguna vez en actos periodísticos multitudinarios y no tengo con él la menor relación ni personal ni profesional. Hace años me hizo una entrevista en la radio con motivo de una cuestión relacionada con la lengua. Y eso es todo. Escribo estas líneas, como he hecho tantas veces con otros compañeros, por razones de justicia y como homenaje particular a uno de los mejores profesionales que enaltecen el periodismo español.

A ciertos dirigentes del PP les chiflan los periódicos alfombra; a otros, los periódicos momia. Y además les encanta entonar la predicción de Ortega y Gasset: «Ya no hay protagonistas; solo hay coro». Pero eso en periodismo es arar en el agua. Juan Ramón Lucas lo sabe muy bien. En el PP hay políticos y periodistas que harían un tambor con la piel de su propia madre para redoblar sobre ella las alabanzas a Rajoy y a Soraya. Hace unos días me decía en la Academia un prestigiado intelectual que el instrumento que toca Rajoy es un stradivarius; el de Zapatero, una zambomba. La comparación no me parece disparatada. Lo alarmante es que algunos pretenden transformar ahora, ya en el poder, el violín exigente en atolondrada zambomba.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

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Gracias, Luis María. Este artículo te honra como defensor de la libertad de expresión.

No es la primera vez que el conservador Luis María Anson sale en defensa de periodistas agredidos por el Poder y en defensa de la libertad de expresión, un derecho de los ciudadanos y no sólo de los periodistas.

Tengo dos recuerdos personales. Cuando era director del semanario Doblón, fui secuestrado, torturado y sometido a una ejecución simulada en las postrimerías de la dictadura franquista. Luis María Ansón publicó un comentario editorial en Gaceta Ilustrada (revista que él dirigía entonces) condenando tales hechos. También publicó un artículo semejante el semanario Triunfo, creo recordar que salido de la pluma de mi querido y recordado Eduardo Haro Tecglen.  Al cabo de unos meses, y casi recuperado de las heridas y quemaduras, envié ambos artículos (uno de un medio de derechas y otro de izquierdas) a la Universidad de Harvard junto con mi candidatura a la Nieman Foundation for Journalism. Estoy seguro de que ambos artículos (que algún día encontraré en mi sótano) contribuyeron a que me concedieran el honor de ser el primer hispanohablante galardonado con la Nieman Fellowship de Harvard.

Cuando era corresponsal de Televisión Española en Nueva York y fui despedido (cuando aún me quedaban dos años pendientes en mi contrato laboral), tras la entrevista preelectoral que hice a José María Aznar como candidato presidencial en 1996 y su victoria, Luis María Ansón publicó otro comentario editorial, esta vez en el diario ABC (que él dirigía) contra tal despido y en defensa de la libertad de expresión. Se titulaba «Pluralismo y Democracia».

El PSOE se esconde. ¿Acochinado en tablas?

La derecha hace leña del juez caído («A moro muerto, gran lanzada») y homenajea a Fraga. El PSOE se esconde frente al Supremo y asiste al homenaje a Fraga en el Congreso.

Diputados de izquierdas (no del PSOE) se ausentan durante el homenaje a Fraga en el Congreso

¿A donde quieren ir a parar los socialistas, hundidos en el pozo más hondo de su reciente historia? ¿Si les queda tan poco por perder, por qué se quedaron en el hemiciclo, por ejemplo, durante el homenaje al ex ministro de Franco, que firmó penas de muerte sin juicio justo, mientras el resto de la izquierda se ausentó?

De Manuel Fraga recuerdo dos anécdotas personales poco edificantes. 1) Era ministro de propaganda del Dictador cuando nos molieron a palos en un homenaje a don Antonio Machado. 2) Era ministro de Gobernación de Arias Navarro cuando fui secuestrado y torturado con armas reglamentarias de la Dictadura. 

Ya se que está feo hablar mal de los fallecidos. Por eso, no dije nada del talante totalitario y de los modos fascistoides del fundador del PP en el día de las alabanzas. Lo que me sorpendió esta semana fue la actitud cobardica del PSOE: los únicos de la izquierda que asistieron (Guerra no aplaudió, ¡faltaría más!) al homenaje que el PP dió a Fraga en el Congreso de los Diputados.

En cambio, muchos socialistas y otras gentes de izquierdas han echado de menos a los líderes del PSOE en la manifestación improvisada esta mañana ante y contra el Tribunal Supremo o en la de la semana pasada por el caso de los crímenes del franquismo.

Ya tienen muy poco más que perder. Se han quedado en nada. Por eso mismo, no entiendo que los socialistas estén «acochinados en tablas» y no den la cara en asuntos que afectan a los principios del Estado de Derecho y a su propia identidad histórica.

Apenas aparecieron líderes representativos del PSOE (salvo Zerolo, que yo sepa) en la manifestación improvisada ayer ante y contra el Tribunal Supremo por la sentencia extravagante e insólita dictada contra el juez Baltasar Garzón.

Garzón en mi casa, poco después de la detención del dictador Pinochet

Comprendo que a ciertos socialistas no les resulte simpática la figura del juez Garzón, después de la investigación que hizo y rehizo de los crímenes del GAL en tiempos de gobiernos del PSOE. A mi tampoco me gustó que pidiera subvenciones a Botín con destino a la Universidad de Nueva York donde él estaba. Quienes le conocemos sabemos que el juez está lejos de ser perfecto. (Si quieres amigos o jueces perfectos te quedarás sin amigos y sin jueces).

Aunque yo apoyo a Garzón (viejo amigo), no se trata aquí de defender la personalidad de Garzón al completo sino de defender el Estado de Derecho y los principìos básicos de nuestro ordenamiento jurídico, a sea, de nuestra Democracia.

No estamos tanto por Garzón como contra el atropello del Estado de Derecho por parte del Tribunal Supremo. Y por eso echo de menos (y bien que lo lamento) a algunos líderes del PSOE en la mani de hoy.  Si siguen por ese camino tan huidizo, sin dar la cara cuando hace falta, por miedo a significarse, pronto podrán meterse todos los militantes socialistas en un taxi. Y por eso, también, me da tanto miedo el poder casi absoluto (merecido o no) que tiene hoy el PP (central, regional y local) sin apenas nadie enfrente para frenarle.

Me preocupa más la ausencia del PSOE en estas manifestaciones públicas que el jolgorio y la fiesta que la derecha y la extrema derecha están organizando con la caída del juez Garzón a quien los corruptos tanto temían. Basta con repasar los comentarios anónimos sobre este asunto en los blogs para comprobar lo crecidos que están los nostálgicos de Franco y algunos seguidores del PP. Y eso que este Gobierno de Rajoy/Saez de Santamaría se parece afortunadamente poco, por ahora, a aquel de Aznar/Cascos de tan triste y temible memoria.

Menos mal que aún nos queda el gran Forges intrepretanto nuestro miedo cotidiano («¡A ver si te van a oir en Las Salesas!», le dice Concha a Mariano, perdón a Vicente).

Y también nos queda -menos mal- Soledad Gallego-Díaz, con sus comentarios tan certeros en El País, para reconciliarnos con la buena prensa de toda la vida. Copio y pego a continuación su articulo de hoy:

Justicia a cualquier precio

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ (11 FEB 2012)

La justicia obtenida a cualquier precio termina no siendo justicia.

Eneko en 20 minutos

Lo afirma la sentencia del Tribunal Supremo que ha condenado al juez Baltasar Garzón a una pena de inhabilitación de 11 años y a su expulsión de la carrera judicial, y ciertamente muchos ciudadanos, en España y en Latinoamérica, pueden alimentar en estos momentos la misma convicción, aunque por motivos diferentes. Habrá que suponer que el Tribunal Supremo ha emitido su fallo sin que mediara animadversión personal ni enojo corporativo, pero lo cierto es que esta decisión ha acabado con uno de los pocos símbolos de la justicia en el que confiaba una parte notable de esos ciudadanos y que esa es una noticia pésima, con un precio muy alto.

No se trata de ignorar los graves hechos atribuidos a Garzón. Según la sentencia, el juez autorizó que se intervinieran las comunicaciones entre los imputados en una importante causa por corrupción y sus abogados, sin excepción alguna y sin mención expresa de su identidad, y lo hizo, afirma el Supremo, sin que existiera ni el menor indicio de que esos abogados estaban utilizando su condición de tales para la comisión de nuevos delitos. Su convicción de que los imputados continuaban ocultando su dinero, y su temor a ver cómo personajes poderosos y ricos conseguían escapar a la investigación, no es argumento suficiente para anular el secreto de las comunicaciones ni para deteriorar el derecho a la defensa.

Pero eso no es lo que se juzgaba realmente en el Supremo, sino si la decisión de Garzón podía ser explicada por una interpretación incorrecta de las normas del derecho. No, afirman los siete magistrados, no existe otra explicación que el empeño deliberado de actuar fuera de «los medios usualmente admitidos en derecho» ni otra razón que el anhelo del juez instructor de colocar el «proceso penal español al nivel de los sistemas totalitarios», un juicio de intenciones asombroso para tan alto tribunal.

Ahí, en la clara voluntad de apreciar prevaricación, es donde se abre un agujero por el que asoman muchas dudas: ¿esa misma decisión tomada por otro juez que no fuera Baltasar Garzón hubiera merecido valoración tan severa?, ¿qué sucede con los fiscales y con los otros jueces que compartieron su decisión?

Va a resultar muy difícil que los ciudadanos no asocien la condena de Garzón a su personalidad, a su historia y a su protagonismo internacional, insufrible para una parte importante de la corporación judicial, y que el descrédito que todo ello acarrea, dentro y fuera de España, no vaya a suponer un desgaste altísimo para la justicia española en su conjunto.

La expulsión de Garzón llega, además, en un momento de fuerte desánimo social. Los ciudadanos, aplastados por una crisis formidable, llevan meses conociendo casos de corrupción que no se traducen en delitos ni se sustancian en castigo alguno, personajes del mundo económico que reciben cantidades asombrosas por gestiones desastrosas, indultos llamativos para personas poderosas y dificultades sin cuento para acabar con el fraude fiscal, el desvío de fondos públicos y las trampas de todo tipo que no se podrían llevar a cabo sin ayuda de avispados asesores legales.

Todo ello, junto a noticias sobre algunos jueces corruptos que reciben castigos inexplicablemente ligeros por embolsarse dinero fácil. Nada de eso justifica, por supuesto, acabar con el derecho a la defensa (¿no debería revisarse el caso de los acusados de terrorismo?). Simplemente, resulta difícil aceptar que, entre tantas denuncias por prevaricación como se han presentado, solo haya habido un juez, Baltasar Garzón, que mereciera que le arranquen la toga. Queden tranquilos sus colegas del Supremo. Ya le han echado. Triunfó la justicia, a cualquier precio, deben pensar. Quede tranquilo Baltasar Garzón. Los ciudadanos no olvidaremos nunca la honda emoción que nos hizo sentir el 16 de octubre de 1998 cuando ordenó la detención del general Pinochet.

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Día de Accion de Gracias en 1998. Al fondo, Garzón entre el profesor Marichal y Ana Westley (la cocinera del pavo)

Eso mismo, Soledad. Sin caer en la resignación, siempre nos quedará la detención del genocida general Pinochet por orden de Garzón. ¡Ahí es nada!.

Por la cita de Pinochet, recuerdo hoy el pavo que nos comimos en mi casa el Día de Acción de Gracias en noviembre de 1998 con Baltasar Garzón y su esposa Rosario Molina, Juan Marichal y su esposa Solita Salinas, Joan y Angel Berenguer, Kathy y David White, Yolanda y Al Goodman y otros amigos y colegas. (Se entiende que la foto, por su mala calidad, la hice yo)

El dictador Pinochet llevaba apenas unas semanas detenido por orden del juez Garzón.

Es costumbre que uno de los comensales haga un brindis, a modo de oración laica, para conmemorar la comida fraternal de los peregrinos con los indios de Nueva Inglaterra.

En aquella ocasión, tomó la palabra mi maestro y amigo Juan Marichal, catedrático de la Universidad de Harvard, y nos emocionó a todos con un parlamento improvisado pro derechos humanos y contra los genocidas que comenten impunemente crímenes contra la humanidad; un bellísimo brindis que lamento mucho no haber grabado entonces.

Juan Marichal entre Garzón y yo

«Crimenes contra la humanidad en Argentina, en Chile, etc. que quedaban impunes… hasta ahora», dijo Marichal. A partir de la detención del dictador Pinochet, los genocidas sabrán que sus crímenes ya no quedarán impunes.

Y el maestro levantó su copa para invitarnos a todos a dar las gracias al juez Garzón, allí presente, quien se quedó emocionado y sin palabras.

Pase lo que pase, siempre nos quedará ese recuerdo de la detención de un criminal como el general Pinochet por orden de Garzón.

Recuerdo también las críticas que algunos colegas de la prensa extranjera le hicieron al juez español, más o menos en estos términos:

«Persigues a los dictadores de América Latina, por sus crímenes contra la humanidad, pero en España nadie se atreve a investigar y perseguir crímenes semejantes cometidos durante la Dictadura del general Franco. Los españoles veis la paja en el ojo ajeno y no la viga que tenéis en el vuestro. A eso se le puede llamar hipocresía o miedo». 

«Todo se andará», creo recordar que fue el resumen de la respuesta del juez Garzón.

Lo prometió y lo cumplió. Y ahí le tenemos ahora crucificado por perseguir también los crímenes del franquismo y la corrupción de políticos del PP.

Por muchos defectos que la derecha airee, exagere o invente de Baltasar Garzón (y los tiene), los demócratas estamos en deuda con este gran juez. Espero que el miedo no se extienda ahora entre los buenos jueces que siguen en activo ni entre los estudiantes de Derecho.

 

Pena y escalofrío ante el «Supremo hazmerreír»

A quienes urdieron la triple persecución del juez Garzón les puede salir el tiro por la culata. Tenemos memoria y el juicio nos la refresca.

Fotos de algunas víctimas del franquismo ante la puerta del Tribunal Supremo

Los testimonios escalofriantes de las víctimas del franquismo dejan en ridículo a 4 de los 7 jueces del Tribunal Supremo que han desoído las demandas de nulidad de Garzón y la opinión del mismísimo fiscal del Supremo, Luis Navajas, que considera la instrucción del extravagante juez Luciano Varela como «insólita» e «insostenible«.

Además, la cobertura que la prensa extranjera está dando de este juicio insólito pone de nuevo los focos sobre las heridas aún abiertas de la Dictadura.

Entre los observadores internacionales que siguen esta patomima de juicio está el Presidente de la Comisión Internacional de Juristas, Pedro Nikken a quien le llama la atención «la acumulación de procesos penales contra un mismo juez».  «Nunca había visto un proceso así», afirma este observador internacional, (…) «y es paradógico que le juzguen aquí por lo que le valió el aplauso del mundo«.

Forges en El Pais

La acumulación de tres procesos penales coincidentes en el tiempo y contra un mismo juez (quien investigó la corrupción del PP en la trama Gurtel)  no sólo llama la atención del señor Nikken. Levanta sospechas de confabulación entre mucha gente de bien con sentido común.

Ya se que expertos en estas materias, como el ex ministro Federico Trillo -el héroe de Perejil– negarán cualquier matiz conspiratorio en esta triple persecución y están en su derecho. Tampoco yo creo en las brujas «pero haberlas, haylas».

No trato de defender la escrupulosidad del juez Garzón con cuestiones técnicas a la hora de investigar crímenes (todos cometemos errores) pero sí su valor, persistencia y entereza para preseguir a presuntos criminales  ya sean de ETA, de la Mafia, del narcotráfico o del franquismo.  Solo quien se arriesga a fregar platos puede romper alguno.

A veces se le critican defectos de forma en la instrucción de sus investigaciones, pero de ahí a acusarle de delitos penales hay un abismo y este es el que se están saltando algunos jueces del Supremo.

¿Por qué se ha convertido Garzón en el juez que instruye las causas más sobresalientes y peligrosas de España y parte del extranjero?

No es fruto de la casualidad.

Peridis en El País

Conozco personalmente Baltasar Garzón desde hace muchos años y he seguido de cerca algunas de sus investigaciones. En mi opinión personal, su estrellato se debe a que, ya sea por temeridad, por valentía, por tenacidad, por sentido de la Justicia e, incluso, si quieren, por vanidad, el juez Garzón no se rinde facilmente sino que se arriesga a hacer la siguiente pregunta, esa pregunta que otros jueces (el miedo es libre) simplemente no se atreven a hacer.

Por su propia historia, Garzón tiene méritos de sobra en favor de la Justicia como para suponerle buena fe en la instrucción de los delitos que persigue.  En la única causa instruida por él que observo conflicto de intereses y sospecha de parcialidad es en la del GAL, que reabrió al dejar su puesto de secretario de Estado en el Gobierno de Felipe González.

Debió haberse apartado de ese caso por ir contra contra sus antiguos compañeros de Gobierno. Seguramente, lo que hizo contra el ex ministro Barrionuevo y otros fue legal pero a mi me pareció muy feo. En otros paises que conozco, Garzón habría sido rechazado como miembro del Jurado en un caso semejante. Y por aquello nadie en el Tribunbal Supremo afeó su conducta.

En cambio ahora, por lo que yo considero una nimiedad (ojo, no por unanimidad) se le acusa de tres graves delitos penales que, a juicio de grandes expertos, no tiene pies ni cabeza.

La mente que haya urdido los tres pleitos a la vez puede triunfar en la novela policiaca. Atacan a Garzón por tres ángulos para que no tenga escapatoria y lo basan en lo siguiente:

1.- ¿Es un mal juez instructor que no hace bien su trabajo?. Hace chapuzas como mandar grabar las conversaciones de los detenidos por la red de corrupción del caso Gurtel, ligada al PP, con sus abogados defensores. Muy discutible acusación, ya que se ha hecho en otros casos sin que se persiga al juez instructor por ello. Si Garzón hubiera cometido el error de incluir esas conversaciones en la instrucción, podría haber provocado, quizas, la anulación del caso. ¿Recuerdan lo que pasó con la corrupción política de la derecha en el caso Naseiro? Quedó anulado por fallos técnicos en la instrucción. ¿Nostalgia?

2.- ¿Su ambición y avaricia económica no tiene límites?. Se le acusa de prevaricar por pedir dinero a banqueros y empresarios para financiar una cátedra de la Universidad de Nuev York donde él daba clases. He leido varios artículos sobre lo que cobran los jueces por sus conferencias y clases… Ninguno fue jamás perseguido por ello.

3.- ¿Actúa guiado por su ideología izquierdista?. Le atacan por intentar investigar las denuncias recibidas por presuntos crímenes del franquismo.

Garzón ha declarado ante el Supremo:

«Hice lo que debía por las víctimas, por encima de ideologías».

Lo dicho: este juicio extravagante va a traer cola. Y a quienes quisieron rodear a Garzón por esos tres ángulos a la vez, sin dejarle escapatoria posible, les puede salir este último tiro por la culata.

Al tiempo.

 

 

 

Piso por préstamo: entre banqueros y políticos no hay «cornás»

Ni los banqueros ni los políticos (que tanto les deben) se atreven a cambiar una Ley inmoral e impresentable. ¡Olé por ese juez que nos devuelve cierta confianza en la Justicia!

Ya que ni el Poder Legislativo ni el Poder Ejecutivo se atreven a cambiar la legislación hipotecaria, para frenar los abusos e inmoralidades de la banca, mientras descarga impúdicamente todo el riesgo de sus tasaciones infladas en el consumidor, está bien que sea al menos un juez quien le saque los colores a los banqueros y a los líderes políticos tan endeudados y protegidos por la banca.

Entre bueyes (banqueros y políticos) no hay «cornás«. ¡Bravo por ese juez que nos ha dado una pizaca de luz en este oscuro escándalo mayúsculo!

Tampoco los medios de información se han portado como debían con sus lectores cosumidores de préstamos hipotecarios.

La prensa ha sido bastante tacaña a la hora de informar sobre la situación escandalosa que se está produciendo en España desde que comenzó esta doble crisis económica e inmobiliaria.

Es cierto que la prensa vive especialamente de los ingresos por publicidad, y los anuncios de los bancos son bastante relevantes en la prensa de pago. Tan relevantes como las deudas que los partidos políticos acumulan con sus benéficos banqueros, que suelen perdonarles con el paso del tiempo, a la chita callando, cada equis años.

La noticia importantísima sobre la sentencia del juez de Navarra, a favor de que la entrega del piso salde la deuda hipotecaria, fue publicada primero por El Periódico de Catalunya. Inmediatemente fue reproducida y jaleada en Facebook y Twitter (como hacen estos días los demócratas de Túnez, Egipto, etc. con sus demandas de libertad y justicia).

En Madrid la recogieron El País y El Mundo, a media página. Y ayer  sábado -menos mal- pude leer en El País un amplio reportaje a doble página, que me reconcilia con ese diario, titulado:

Hipoteca legal, pero inmoral

Y este sumario:

El propietario asume todo el riesgo de pérdida de valor de su casa frente al banco.

Dos sentencias revolucionan el mapa al dar la razón al ciudadano.

La doble página incluye la información de Amaia Arrarás, que pego al margen, y un análisis de Iñigo de Barrón que no tiene desperdicio y que copio y pego a continuación:

La banca siempre gana

ÍÑIGO DE BARRÓN, en El País, 29/01/2011

Es frecuente que los jueces sean noticia por las resoluciones que van contra el sentido común. Este caso es el contrario. La Audiencia Provincial de Navarra ha dictado un auto en el que considera que devolver al banco el piso hipotecado es suficiente para saldar la deuda, incluso si la última tasación es inferior a lo que debía.

Para cualquier ciudadano este auto tiene toda la lógica y es el sistema utilizado en Estados Unidos e Inglaterra. Sin embargo, la entidad, el BBVA en este caso, afirma que es contrario a la Ley de Enjuiciamiento Civil, la Ley Hipotecaria y la doctrina del Tribunal Supremo.

Puede que tenga razón, pero entonces es un asunto que va contra la ley pero que no parece inmoral. De hecho, la Audiencia admite que el banco ha actuado legalmente pero su comportamiento ha sido «moralmente rechazable».

Los detalles del caso son importantes. Un ciudadano pide 71.225 euros para comprarse una casa que el banco tasa en 75.900 euros. Tres años después, ante el impago de las cuotas, se queda con la casa por 42.895 euros, es decir, 33.005 euros menos, un 43,5% de depreciación.

Como el cliente había pagado una parte, le reclama 28.129 euros y además (algo especialmente sangrante), 8.438 euros más de intereses y gastos. En total, 36.612 euros. Como ya había pagado cuotas por 4.876 euros, este vecino de Estella deberá pagar 41.488 al BBVA por un préstamo que pidió para una casa que ya no tiene.

Desde cualquier óptica parece una situación absurda y aberrante. Todas las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria las paga el cliente y el banco sale inmaculado gracias a que los ciudadanos responden con todos sus bienes, según la legislación española. Lo que dice la ley -que CIU ha intentado cambiar sin éxito- es que solo el cliente comete errores y paga por ello, pero la entidad (cualquiera que sea, porque la mayoría actúan igual) no tiene ninguna responsabilidad.

¿Alguien puede pensarlo? El oficio de banquero se caracteriza por la prudencia, el conocimiento del mercado y la valoración de los riesgos. Cobran por ello. ¿Se ha actuado correctamente? La negligencia y la codicia son algunas de las razones que explican esta crisis.

El Banco de España alertó de que se estaba calentando el ladrillo desde 2006, pero se quedó ahí. No penalizó los préstamos por el 100% de la tasación, ni los de promotores o hipotecas basura. No cabe duda de que el ciudadano, mayor de edad y responsable de sus actos, debía saber lo que hacía. Pero algo grave ha fallado en el sistema financiero cuando se ha alimentado una burbuja en la que los pisos subían un 100% mientras los sueldos se incrementaban un 25%. Incluso el suelo se revalorizó un 500% entre 1997 y 2007.

Como recuerda el auto, los clientes no tasaban los pisos ni eran responsables de que se les concedieran créditos por el 120% del valor tasado, con importes superiores al 35% de sus ingresos. La crisis no ha llegado solo porque los clientes pidieran cantidades astronómicas y compraran todo lo que salía al mercado, que también.

Desde 2007 ha habido unas 320.000 ejecuciones hipotecarias. Quizá con la llegada de la burbuja se deba replantear la ley, sin dar un golpe de timón que provoque inseguridad jurídica o hunda al sistema, porque todos saldríamos perdiendo. Con este caso queda el consuelo del dicho jurídico: «La ley dice lo que dice el juez que dice la ley». Esta vez la banca no ha ganado.»

Nada que objetar a este valiente artículo.

La polémica ya es pública y a los legisladores y gobernantes (da igual del partido que sean ya que tanto el PSOE como el PP han pasado por el aro bancario) se les debería caer la cara de vergüenza si no cambian ya la legislación vigente para que quien no asuma riesgo (ni pérdida) no pueda ni deba tener beneficio. Vaya cara dura la de nuestros banqueros y políticos.

Ahora que el Estado vuelve otra vez (en marzo) al rescate galante de ciertas cajas de Ahorro y bancos -que han hecho mal su trabajo-, también podría aumentar sus inyecciones de capital público a los bancos y cajas que tengan problemas porque asuman sus pérdidas lógicas por el menor valor de los pisos que embargan a sus clientes morosos.

Es una buena oportunidad para cambiar una legislación inmoral (según el propio juez) y tan alejada de la Justicia como del sentido común.

¿A qué esperan?

Franquismo y Gürtel: Aviso a navegantes

¿Quién se atreverá ahora con la corrupción del PP o con los crímenes impunes de la Dictadura? El Poder Judicial ha dado una puñalada trapera a la Democracia que va mucho más allá de la mera expulsión del juez Garzón de la Audiencia Nacional.

Sin respetar siquiera sus propios procedimientos y formas -que son la base del Derecho-, un puñado de jueces, enquistados en la derecha más rancia y/o en la venganza/envidia más ruín, ha dado un primer aviso descomunal a navegantes. Al fin, lo han conseguido.

¿Qué juez se atreverá, a partir de ahora, a hacer la segunda pregunta para investigar delitos que no sean del gusto de los corruptos o de los franquistas?

El daño producido a los principios de nuestro ordenamiento jurídico, es decir, a los fundamentos de nuestra Democracia, es inconmesurable y traerá -¡ojalá me equivoque!- gravísimas consecuencias para nuestra convivencia democrática.

Una de las heridas más graves es la que los propios vocales del Poder Judicial se han hecho a sí mismos y al ya dudoso prestigio de la Justicia en España. Sus nombres quedarán grabados en la historia del tardo-franquismo para que sus hijos y nietos puedan recordar el golpe rastrero que propinaron ayer a la Justicia al dar este tenebroso aviso al resto de los jueces. Los jueces españoles se acobardarán. ¡Y con razón! Ya lo creo.

Mientras tanto, crecerán por todo el mundo los apoyos a Baltasar Garzón.

Garzón puede equivocarse, como todo hijo de vecino, o puede disentir -como han hecho otros jueces- del criterio sesgado de su perseguidor, el juez Varela . Por cierto, este tal Varela fue compañero de Garzón a las órdenes del biministro Belloch.

Cuando Garzón se separó de Varela, salió del ministerio y reabrió el caso de los crímenes del GAL se inició el claro conflicto de intereses que acabó ayer con Garzón en el exilio judicial. Esa coincidencia laboral y política ya era motivo más que suficiente para apartar aVarela del caso Garzón por conflicto clarísimo de interéses.

También creo que Garzón hizo mal entonces al reabrir el caso GAL que implicaba a antiguos compañeros suyos del Gobierno de Felipe González. Garzón tenía un conflitco de intereses en el caso GAL y Varela lo tiene en el caso Garzón.

Es una pena que los jueces españoles no sean más exquisitos ante sus conflictos de interés. Claro que siguen la pauta marcada por tantos líderes políticos poco escrupulosos con la pureza democratica de sus actos.

Puede haber opiniones distintas sobre la investigación de los crímenes del franquismo, pero de ahí a acusar a Garzón de prevaricación… va un abismo.

En todo caso, el debate de fondo sigue abierto sobre si la Ley de Amnistía -aprobada antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1978– cubre o no cubre todos los crímenes de lesa humanidad y/o de genocidio cometidos por la Dictadura franquista una vez terminada la Guerra Civil.

Creo que uno de los mayores errores que hemos cometido ha sido meter en el mismo saco los crímenes de la Guerra Civil, cometidos por ambos bandos, y los crímenes de la Dictadura, cometidos por el bando vencedor, una vez terminado el conflicto bélico. A mi juicio, son dos cosas muy distintas. Y deben tener un tratamiento separado.

No se si algún juez chileno se ateverá ahora a investigar los crímenes de la Dictadura del general Franco como Baltasar Garzón se atrevió a hacer cn los crímenes de la Dictadura del general Pinochet.

Precisamente la foto de arriba, en la que aparece Garzón junto a mi maestro Juan Marichal, fue tomada durante la comida del Dia de Acción de Gracias que siguió a la detención de Pinochet por orden de Garzón. Marichal improvisó entonces unas palabras en favor de la labor de Garzón y de la Justicia universal que nos emocionaron a todos los presentes.

Hoy, entristecido por la noticia de su exilio judicial, no puedo olvidar aquel cariñoso homenaje que hicimos al juez Garzón. Ojalá tuvieramos en España (vanidad incluida) muchos jueces como él y menos como los tristemente célebres vocales que intregan el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Nunca mejor que hoy cuadra una errata, cometida un día ya lejano por el Boletín Oficial del Estado, que definía al CGPJ como «Conejo General del Joder Pudicial».

Con todos mis respetos. Faltaría más.

-e-