Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Mi vida (y milagros) en Periodista Digital. ¡Qué peligro!

Hoy me encontré de sopetón con el grandísimo Vicente del Bosque. Y me sentí tan emocionado como un niño en presencia de Aquiles.

Poster firmado por del Bosque en "La Raqueta"

Poster firmado por del Bosque en «La Raqueta»

 

Ante tamaña provocación, no tuve más remedio que pedirle un autógrafo para presumir, ante mis hijos y mis viejos colegas de 20 minutos,.de que le había visto y tocado, personalmente,

Ni corto ni perezoso, agarré un poster de los campeones del mundo y se lo acerqué.

Lo firmó: «Para 20 minutos, con mucho afecto. Vicente del Bosque«. Ahí queda eso. Y tengo documento gráfico.

 

La verdad es que la entrada de nuestro héroe nacional, el hombre que más ha hecho por reconciliarnos con la bandera española actual (sin la gallina de Franco), fue todo un acontecimiento entre los tenistas reunidos en la cafetería de la Ciudad de la Raqueta de Madrid.

JAMS con Vicente del Bosque en La Raqueta

JAMS con Vicente del Bosque en La Raqueta. Al fondo (Dcha), Javier Mtz.,mi profe de tenis.

Su entrada, rodeado de algunos futbolistas, causó un revuelo tremendo. Como si hubiera entrado una top model medio desnuda o George Cloony en calzoncillos.

Recibió el cariño de todos y algunos aplausos. Hoy le ví por primera vez personalmente y la verdad es que las cámaras no engañan: es un tipo simpático y agradable. Una buena persona.

Y, además, humilde. Un campeón del mundo, humilde. No hay más que verle.

¡Bravo por Vicente del Bosque!

—–

Y ayer se me ocurrió aceptar la invitación de los colegas de Periodista Digital para que les contara mi vida y milagros, ahora que, por fin, no soy nadie. O mejor, como dicen los ingleses, soy un «has been».

Acostumbrado a preguntar durante casi medio siglo, me vi, de pronto, respondiendo a infinidad de preguntas sobre mi vida profesional. El cazador, cazado. Y dije para mi: «¡Qué leches! No tengo ningún compromiso profesional y puedo decir lo que me de la gana».

Y decidí contar la verdad, tal como yo la recuerdo. ¡Qué peligro! Pasen y vean…
Entrevista con el fundador de ’20minutos’

[VÍDEO] Martínez Soler:
“El PP me echó de TVE y Miguel Ángel Rodríguez llamó a todos los periódicos para que no me contrataran”
“Pedrojota Ramírez es un mal periodista que utiliza a los lectores y los manipula”
Periodista Digital / Entrevista: J.F.Lamata, 25 de febrero de 2014 a las 16:05

José Antonio Martínez Soler acaba de jubilarse tras medio siglo de vida dedicada al periodismo en prensa y televisión. Entre las publicaciones que fundó destacan las revistas Cambio16 y Doblón en la Transición o el primer periódico gratuito 20minutos en el año 2000, obra de la se muestra muy orgulloso.

En su currículum, lamentablemente, también destacará siempre el haber sido co-protagonista de uno de los episodios más oscuros del tardo-franquismo: haber sido secuestrado y torturado por un comando de ‘incontrolados’ de ultraderecha en 1976 que quisieron sonsacarle sus fuentes.

Fragmentos más relevantes de la entrevista con Martínez Soler:

Secuestro y tortura:

Nunca quise saber quiénes eran. Pero formaban parte de los cuerpos de seguridad del Estado, así que se puede hablar de terrorismo de Estado y de que yo fui el primer desaparecido. El artículo que publiqué denunciaba una purga de militares en el Ejército, para poner a otros de la línea más dura. Cuando publicamos eso el director de la Guardia Civil se dio cuenta de que teníamos una fuente dentro, por eso debieron ordenar aquello. Me quemaron la cara, pero sobreviví.

Insisto no quise nunca venganza, ni saber quiénes eran. Ellos estarían a las órdenes de quien fueran, pero me dejaron vivo, igual tengo algo de síndrome de Estocolmo. No tiene sentido la rabia y el odio, esas cosas hay que enterrarlas. No me gusta ir de víctima, hay gente que quiere ser víctima del terrorismo o víctima del franquismo para que sea su profesión en la vida, además lo suelen hacer los que no son directamente víctimas, sino familiares de víctimas. Yo no, por eso nunca hablo de esto, lo escribí una vez por petición de mis hijos. Me quemaron la cara, pero el doctor que me atendió cuando – yo tenía la cara como un monstruo – me dijo ‘qué suerte tiene usted, Martínez Soler, las actrices de Hollywood pagarían millones’, porque las conchas de las pupas se caen y sale piel nueva. Y, en efecto, fijaos que joven estoy.

Fue una problema grave. Cuando te torturan, te ponen una pistola, te hacen un fusilamiento simulado. Cuando llegó ese momento de que iba a disparar y yo pensé que de verdad iba a morir, lo que pensé no fue en mi familia sino ‘mira que morir ahora cuando por fin tengo una parcela’. Estaba ilusionado con la parcela de la que acababa de ser propietario, fíjate, la mente crea refugios.

Despedido de RTVE en 1996:

Cuando yo estaba de corresponsal de TVE en EEUU me dijeron que viniera a Madrid para hacer la entrevista a José María Aznar y Felipe González. Yo no quería hacerlas, estaba en Nueva York, pero los partidos habían dicho que yo era el menos malo.

El PP ganó aquellas elecciones y nada más tomar RTVE con Mónica Ridruejo de directora, la primera decisión fue: Martínez Soler a la calle. Y me despidieron. No me lo podía esperar, dijeron que ‘razones económicas y profesionales’. Y eso que yo producía el doble y a mitad de precio. Ramón Colom se negó a firmar el cese y dimitió para no echarme. Les puse un pleito porque eso iba contra la democracia, porque lo hacían por aquella entrevista.

El director de informativos que me echó era Ernesto Sáenz de Buruaga, que lo llamábamos Ernesto Sáenz de Torquemada por entonces y la Ridruejo, pero a éstos les había dado la orden de Moncloa, Paco Cascos y demás. Salió en toda la prensa. El New York Times sacó un editorial defendiéndome, y aquí en España el ABC me defendió, Anson, como cuando el secuestro de 1976, me defendió. Anson, en eso me quito el sombrero.

Pedrojota no, porque Pedro Jeta en aquel momento estaba con Aznar más que nadie e hizo una campaña feroz.

Pedrojota estaba feliz con mi marcha, pero por otras cosas, en estas rivalidades siempre hay cuestiones personales. Pedrojota creyó que mi mujer fue la que hizo el editorial de New York Times porque trabajó ahí. No, no teníamos ni idea. A lo mejor él si tiene autoridad para cambiar editoriales, pero nosotros no. El Financial Times también salió a mi favor y lo comparó con la tortura: “en España antes un periodista criticaba al Gobierno y lo torturaban, ahora sólo le despiden, hay progresos”.

Se enfadaron tanto que Miguel Ángel Rodríguez se dedicó a llamar a los periódicos a decir que se consideraría un acto hostil contra el Gobierno si un periódico me contrataba. Me lo contaron compañeros que habían recibido esa llamada.

Su enfrentamiento con Mario Conde:

Cuando a mí me nombran director de La Gaceta de los Negocios, inmediatamente se potencian otros diarios económicos. PRISA compró a toda ‘prisa’ Cinco Días; Juan Salas que ya estaba agonizando, montó Economía16.

Iba bien el periódico, era muy bueno, sacamos exclusivas increíbles, como cesiones de créditos, de Botín, de Koplowitz. Pedrojota estaba en ese momento en Diario16 con la ‘Beautifulle’, las exclusivas las sacábamos nosotros, luego se puso en contra, claro.

Mario Conde había presumido que controlaba a La Gaceta de los Negocios. Él estaba en la cumbre, todo el mundo quería ser Mario Conde y todo el mundo le hacía la pelota, Pedrojota y todos le miraban el culo a Mario Conde. Entonces, claro, cuando publicamos que había una rebelión de directivos de La Unión y el Fénix contra Banesto, alguien le debió decir ‘Mario ¿no decías que controlabas a Martínez Soler?’

Se pilló un cabrero de mil demonios. En ese momento era muy soberbio, de mil demonios, ahora lo será menos, porque la cárcel te vuelve humilde digo yo. Llamó al editor le dijo ‘olvídate de ser socio mío’. Esos son los chantajes de la vida, del poder económico contra la prensa. El poder es el herpes de la prensa. Todos los tenemos arriba, pero cuando estás débil el herpes te ataca. En aquel momento él tenía fuerza y atacó.

Luis María Anson:

Anson me dedicó una portada junto a mis compañeros de TVE diciendo que éramos la ‘vergüenza nacional’. Pero le tengo cariño, sus portadas eran graciosas, era cuando lo del ABC auténtico. Eran portadas equivalentes a las de El Mercurio de Pinochet.

Mi madre se preocupó mucho “hijo mío, me han dicho que estás en la portada de ABC”, ¡otro secuestro! Era cuando era director del telediario. Le sigo teniendo cariño a Anson. Él lo hizo para defender su ABC, recuerdo que a Enrique Vázquez le acusó de ser espía del KGB.

Juan Luis Cebrián:

No quiero hacer balance de Juan Luis Cebrián. No me gusta hablar de los colegas. Lo mejor que puedo decir de él, es que ya que me contrató, pues eso demuestra que es inteligente. Lo que hay que tener claro es que Juan Luis Cebrián nunca ha dejado de ser director de El País. Quizá dejó de serlo cuando fue director Estefanía, que es el único que decía algo, porque tenía ‘autoritas’. Los otros son buena gente, pero el trato de Cebrián con ellos es de director (él). Habrá que ver si Antonio Caño quiere ejercer de director o no, pero si quiere ejercer de director, chocará con Cebrián en pocos años.

Con Cebrián aguanté, me fui tres veces y volvía. Y él me decía “si te vas, no vuelves”, pero luego me tenía que volver a contratar.

Pedrojota Ramírez:

Pobre Pedrojota, que mal lo debe estar pasando. Es un tipo muy interesante. Es de Shakespeare, sube a los cielos y baja a los infiernos. Es un gran político, pero un mal periodista. Publica cosas, no es que mienta, pero exagera, utiliza a los lectores y los manipula. Con él de director no aguantaría ni tres días.

Es muy político, puede hacer carrera política y ganar al PP. Podría ser un Mussollini español, que empezó de periodista y acabó político. Pedrojota Ramírez puede perfectamente acabar siendo jefe del Gobierno, el que nos falta para liderar un proyecto populista. ¡Ojo con él! Que tiene más peligro que una caja de bombas.

20minutos:

Desde los años sesenta le estaba dando vueltas a un periódico que viviera sólo de la publicidad y no de las ventas. Internet y todos los avances técnicos me permitieron poner en marcha el proyecto. 20minutos nació realmente en el 2000, aunque fue fundado en 1999 en el sótano de mi casa. Contratamos a Arsenio Escolar y el resto de gente. He estado al frente 14 años. No está mal…

Es el único gratuito que ha sobrevivido. Y es natural, porque los otros tres gratuitos que salieron no hicieron los deberes. Además, no sabían que se enfrentaban conmigo y con Arsenio, ¿a dónde van? Competir con nosotros es ir a la ruina. Se arruinaron los tres: Qué!, ADN y Metro.

Me he ido voluntariamente porque he cumplido 67 años. Vendí el 20minutos a los noruegos voluntariamente. Me he ido feliz y he estado feliz.

 

Mi último día como Consejero en 20 minutos

Con emoción, algo de miedo y no poca atracción, me asomo hoy a una nueva etapa vital. Ayer fue mi último día en 20 minutos.

Con Arsenio Escolar, Juan Carlos Avilés y Virginia Perez

Con Arsenio Escolar, Juan Carlos Avilés y Virginia Perez

Al cabo de 14 años, desde que lo fundamos en el sótano de mi casa, ayer cerré uno de los capítulos más bonitos de mi ya larga vida profesional. Los colegas me dedicaron esta portada ficticia de «20 minutos Almería». Y Juan Carlos Avilés compuso un sonetillo (con estrambote) titulado:

El que no ríe, no mama

 

 

Portada de una edición ficticia de 20 minutos Almería

Portada de una edición ficticia de 20 minutos Almería

 

Con algunos consejeros de 20 minutos.

Con algunos consejeros de 20 minutos.

Despedida de JAMS del Consejo de 20 minutos (13 de febrero de 2014)

Queridos presidente y consejeros:

Estas serán mis últimas palabras en el Consejo de Administración del Grupo 20 minutos España, editor del primer diario español (en papel y web) “que no se vende”.

Con emoción, agradezco a todos vosotros y a los colegas del Grupo 20 minutos y del Schibsted Media Group el apoyo y el afecto recibidos durante los últimos 14 años. En este momento de despedida y para que conste en acta, me gustaría recordar algunas palabras sobre las razones por las que vendimos nuestra compañía a los noruegos que ya dije hace algunos años en Oslo, en representación de los empleados no escandinavos de Schibsted en el funeral de Tinius.

La primera vez que oí el nombre de Schibsted fue en la primavera de 2001 en Madrid. Fue durante el “road show” para vender nuestra compañía Multiprensa y Mas S.L. (editora de 20 minutos en España), fundada 2 años antes en el sótano de nuestra casa con mi esposa, Ana Westley. Noruegos, suecos e italianos fueron los finalistas y la oferta de los suecos fue, por una pequeña diferencia, la mas alta en términos monetarios.
No puedo negar la influencia de mi suegra (100% noruega) en la decisión de vender nuestra compañía a Schibsted. Ella me dijo:

-“Jose, olvídate de los italianos y ¡ni se te ocurra venderla a los suecos! ¡Uff Da!”

Arsenio y yo le dijimos a nuestro jefe, Julio Ortega Zurdo, y a nuestro Consejo que vendiéramos nuestra compañía a los noruegos por dos razones importantes:
Primera: habíamos analizado el modelo noruego en Zurich y era tan local como el nuestro mientras que el Metro sueco era mas global.
Segunda (y no la menos importante): Schibsted nos garantizaba libertad de expresión, independencia editorial, credibilidad y calidad -¡y todo ello por escrito! Lo hicieron a través de una fundación que llaman Tinius Trust.

“No se diga más”, pensamos los dos inmediatamente.
Y aquí estamos, 13 años más tarde.
Basamos nuestra decisión en la garantía de libertad de prensa del Tinius Trust. Esta libertad es una planta tan maravillosa –aunque frágil y delicada. Como podéis imaginar, durante siglos, esta plantita fue tan extranjera y exótica que apenas podía echar raíces ni prosperar en España. Y ahora, Schibsted está cultivando y defendiendo esta admirable planta en 25 países con diferentes lenguas –y está prosperando.

He sido periodista durante la dictadura de Franco y en democracia, fundando periódicos y empresas, y puedo confirmaros verdaderamente lo que vale la libertad de expresión. La libertad, como el oxígeno, es más valorada cuando nos falta. He sufrido la falta de libertad durante demasiados años de mi vida y he luchado, y lucho aún por ella, tal como Schibsted nos ha enseñado mediante el Tinius Trust.

Han pasado casi 13 años desde que vendimos nuestra compañía y gracias al espíritu y la letra del Tinius Trust, bajo la dirección y el apoyo de de Ole Jacob Sunde, Kjell Aamot an Rolf Erik Ryssdal y de mis jefes directos Biger Magnus, Sverre Munk y Bernt Olufsen, el milagro de “asegurar la libertad y la independencia” en 20 minutos España fue, desde luego, posible.

Y hemos cumplido, lo mejor que hemos podido, los tres pilares fundamentales que aprendimos de Schibsted:
-(1) Pasarlo bien, (2) ganar dinero y (3) con integridad

Por esta razón, y con gran orgullo y gratitud, quiero decir, en este momento tan emotivo de mi despedida como miembro de Consejo de Administración, que en toda mi carrera profesional (en más de 20 compañías) nunca disfruté de tanta libertad, independencia y confianza como en 20 minutos España.

Me gustaría citar la frase de Don Quijote que mi padre me recitaba cuando era niño:

-“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni aquellos que la mar encubre: por ella, uno puede, y debe, aventurar la vida”.

Gracias a todos vosotros, en Schibsted, por cultivar y defender vuestra libertad y la nuestra porque eso marca una diferencia con otras empresas periodísticas y deja una huella importante en los países donde está Schibsted.

Para mi, éste es un momento cargado de emoción y mezclado, al mismo tiempo, con tristeza y felicidad.

Triste, porque la decisión que he tomado de acuerdo con mi presidente, Bernt Olufsen, me aleja físicamente de vosotros y de estas reuniones del Consejo, tan enriquecedoras, y pone fin a una larga e importante etapa profesional. Hemos tenido épocas brillantes y, sí, tiempos de oscuridad que han sido muy duros y que nos han exigido sacrificios para salir de la crisis y salvar nuestro proyecto.

Después de varios años de vacas gordas y otros de vacas flacas, dejo hoy 20 minutos e inicio, con una mezcla de miedo y atracción, una nueva etapa de mi vida: la jubilación.

Pido disculpas por los errores que haya podido cometer como Director General y como Consejero. Y aplaudo y agradezco la dedicación, el esfuerzo y el entusiasmo que mis colegas de 20 minutos han demostrado sacando a este braco de las piedras y poniéndolo a flote. Ellos han vencido a los competidores. De los cuatro diarios gratuitos somos el único superviviente. Me alegra ver que este año vamos cumpliendo el presupuesto. Confío en que muy pronto recuperemos nuestro liderazgo en toda la prensa española. Y el break even!

Felicito a todos los empleados de 20 minutos que han hecho esto posible. Ya vemos la luz al final del túnel. Y os aseguro que, con este equipo excepcional, lo mejor está por llegar.
Sabéis que podéis contar siempre conmigo. Y recordad nuestro lema: “Pasarlo bien, ganar dinero y con integridad”. Muchas gracias.—-

Cena de despedida con Julio Ortega, en primer plano, y José Luis Gómez Ansótegui (cofundadores) de Multiprensa.

Cena de despedida con Julio Ortega, en primer plano, y José Luis Gómez Ansótegui (cofundadores) de Multiprensa.

Esta ha sido mi tradución de lo que dije ayer en mi último Consejo tras ser aceptada mi dimisión. Los Consejos de 20 minutos se celebran en inglés ya que algunos noruegos no saben castellano. Por la noche, hubo emocionante y rica despedida en el Restaurante Al Mounia, una de mis favoritos (hacen algunas comidas como las de mi madre). Mis palabras ante el Consejo (en inglés, tal como recogerá el acta) fueron éstas:

JAMS´s departure from the Board of Grupo 20 minutos España (Madrid, February 13, 2014

Dear Chairman and colleagues:

These will be my last words at the Board of Directors of Grupo 20 minutos España, the publisher of the first Spanish daily newspaper (in paper and on the web), “that is not for sale.”

With emotion and my appreciation to all of you and to all the colleagues of Grupo 20 minutos and Schibsted Media Group for the support and affection received over the last 14 years, in this moment and for the record, I would like to recall some words about the reasons why we sold our company to the Norwegians which I said a few years ago in Oslo, when I was speaking on behalf of the thousands of non-Scandinavian employees of Schibsted at Tinius’s memorial.

The first time I heard the name Schibsted was in the spring of 2001 in Madrid. It was during our road show to sell our company Multiprensa y Más S.L. (the publisher of 20 minutos in Spain), founded 2 years earlier in the basement of my house with my wife, Ana Westley.  Norwegians, Swedes and Italians were the finalists and the Swedish bid was, by a slight difference, the highest in monetary terms.
I cannot deny the influence of my mother-in-law (100% Norwegian) in the decision to sell our company to Schibsted. She said:

– “Jose, forget the Italians and don’t even think about selling it to the Swedes! Uff Da!”

Arsenio and I told our boss, Julio Ortega, and our Board to sell our company to Schibsted for two very important reasons:
First, we had studied the Schibsted model of 20 minuten in Zurich and it was as local as ours, while Metro was more global.
Second, and last but not least: Schibsted guaranteed us freedom of expression, editorial independence, credibility and quality – and all in writing! They did this through a foundation they called the Tinius Trust.

Say no more,” we both thought immediately.

And here we are 13 years later.
We staked our decision on the Tinius Trust’s guarantee of freedom of the press. This freedom is such a marvelous plant – though fragile and delicate. As you may imagine, for centuries this seedling was an exotic foreign plant that could not grow roots or thrive in Spain.  And now, Schibsted is cultivating and defending this remarkable plant in 25 counties with many different languages — and it is thriving.

I also have been a journalist both in the Franco dictatorship and in democracy, founding newspapers and companies, and I assure you that I truly appreciate how much freedom of expression is worth. For freedom, like oxygen, is most valued when it is lacking.
I suffered a lack of freedom for too many years of my life and I have fought, and still fight for it, as Schibsted has taught us through the Tinius Trust.

Con Sverre Munck, (Izda) mi presidente durante 12 años en 20 minutos España.

Con Sverre Munck, (Izda) mi presidente durante 12 años en 20 minutos España.

Almost 13 years have gone by since we sold our company, and thanks to the spirit and letter of the Tinius Trust, under the direction and support of Ole Jacob Sunde, Kjell Aamot and Rolf Erik Ryssdal and of my direct bosses, Birger Magnus, Sverre Munck and Bernt Olufsen, the miracle of “ensuring freedom and independence” in 20 minutos in Spain was indeed possible. And we accomplished, to the best of our abilities, the three fundamental principles that I have learned from Schibsted:
-(1) Have fun, (2) make money and (3) with integrity.
For this reason, and with great pride and gratitude, I wish to say at this emotional moment of my farewell as Member of the Board of Directors, that I have never enjoyed in my entire professional life (in more than 20 companies) as much freedom, independence and trust as in 20 minutos España. I would like to quote the phrase of Don Quijote that my father recited to me when I was a child:

-“Freedom, Sancho, is one of the most precious gifts that the heavens have given unto man. It cannot equal all the treasures that the earth holds nor all those that the seas engulf: for this, one should, and one must, stake his life!”

Thank you, all of you, in Schibsted for cultivating and defending your freedom and our freedom because this makes a difference with other media companies and leaves and important imprint in countries wherever Schibsted operates.

This is a moment full of emotion for me mixed with both sadness and happiness, at the same time.

Sad, because the decision I have taken in agreement with my president, Bernt Olufsen, separates me physically from you and these enriching meetings and puts an end to a long and great professional phase. There were times of brilliance and, yes, times of darkness that have been very tough and which demanded sacrifices to emerge from the crisis and save our project.

After several years of fat cows and others of thin cows, I leave today 20 minutos and begin, with an exciting mixture of fear and attraction, a new phase in my life: retirement.

I apologize for any mistakes I may have committed under my management as CEO and as member of the Board of Directors.   I applaud and appreciate the dedication, effort, and enthusiasm that my colleagues of 20 minutos have demonstrated in getting this great ship off the rocks and through the shoals.  They have beat the competition.  We are the lone survivors of four free newspapers.   I’m pleased to see that this year we will fulfill the budget.  I am confident that very soon we will recover our leadership in the Spanish press. And, of course, the break even.

Congratulations to all the employees of 20 minutos who have made this possible.  We now see the light at the end of the tunnel.  And I assure you that, with this exceptional team, the best is yet to come.

You know you can always count on me.  And remember our slogan: “Have fun, make money, and with integrity.”

Thank you very much. Muchas gracias.

—-

Mañana será otro dia… y sin obligaciones.  ¡Miedo me da!

 

 

Paso el testigo: Aunque me voy, no me voy

Hoy ha sido mi ultimo día de trabajo como Director General de Multiprensa, editora de 20 minutos, de 20 mimutos.es y de Calle 20, y mañana, 1 de octubre de 2010, paso el testigo a Eduardo Díez-Hochleitner, quien ha sido consejero y vecepresidente del Grupo 20 minutos España desde hace más de 7 años. Tal como anunciamos el pasado 8 de septiembre, el Grupo 20 minutos queda, pues, en buenas manos.

En este momento, no desprovisto de una mezcla agridulce de emoción y alivio, tengo un mensaje para mis compañeros de tantos años: GRACIAS y buena suerte. Pero no me desligo de 20 minutos sino que paso del poder ejecutivo al legislativo como miembro de Consejo de Administración del Grupo. Como dice el fandango que canté en el Concert Hall de Estonia, hace un par de semanas:

«Aunque me voy, no me voy.

Aunque me voy, no me ausento.

Que si me voy de palabra,

me quedo de pensamiento.

Aunque me voy, no me ausento.»

La despedida oficial, ante más de 200 altos directivos del Schibsted Media Group, propietario de 20 minutos España S.A., concluyó el pasado 14 de septiembre, con este fandango que acabo de citar. Los asistentes, procedentes de 25 paises de cuatro continentes, quedaron convencidos de que habían escuchado buen flamenco en el escenario singular del Concert Hall de Tallin (Auditorio Nacional de Estonia), antiguo Palacio de la Opera y antigua sede del Parlamento estonio antes de la ocupación soviética.
– Parte 3:

Todos me felicitaron por mi arte en distintas lenguas. Bueno, todos no. Todos, excepto mis compañeros españoles de 20 minutos, Infojobs, Anuntis, Segunda Mano, Coches.net, Fotocasa, etc. y otros directivos de Schibsted Media Group que distinguen bien un fandando bueno de otro malo.  Estos últimos me felicitaron -eso sí- por el valor (o la temeridad) que demostré al arrancarme por fandangos en tan ilustre escenario como colofón a la cena de gala de Schibsted.

Quienes me conocen comprenderán facilmente que invitarme a hablar, ante un micrófono y con audiencia cautiva, fue una auténtica provocación: a punto estuve de arrancarme por peteneras o por tarantas de mi tierra, pero esos palos me parecieron demasiado tristes (y difíciles) para tan feliz ocasión y se tuvieron que contentar con este fandango facilón. Podrán escucharlo, al término de mi breve despedida, ya que fue grabado con un móvil por mi sucesor en la Dirección General -y, sin embargo, amigo- Eduardo Díez-Hochleitner.

Voy a consultar a los técnicos de 20 minutos cómo se copia y pega un video procedente de un móvil, para tortura de los amantes de buen flamenco. ¡Se van a enterar! Aún me queda una hora  de mando -hasta la medianoche- para que respondan, por obligación, a mis consultas técnicas. A partir de mañana lo harán sólo por amor.

Lo dicho: GRACIAS y ENHORABUENA a todos los que habéis hecho posible el milagro (la revolución) de 20 minutos: empleados, lectores, anunciantes, proveedores, accionistas y amigos de esta hermosa aventura. Entre todos hemos creado -desde la nada- el diario impreso más leído de la historia de España y el tercer diario digital más leído en castellano.

Casi na.
——

Farewell of Jose at the Concert Hall of Tallinn (Estonia), Sept. 14, 2010.

Thank you, dear Sverre, for your words.  From your compliments I see that I must have contaminated or infected you with a syndrome very prevalent among Andalusians:  exaggeration.  You know that although praise weakens most mortals, it gives me wings.  Thank you. I Taak.

Dear friends,
It is a great honor for me to have been invited by Rolv Erik and Sverre to speak briefly to all of you of the Schibsted family here, in this wonderful country, especially since I have only two more weeks left before leaving my position at the K-2 level after almost 10 years as CEO of 20minutos in Spain. Briefly, they insisted: no more that 15 minutes –not even 20 minutes, because they know how much I love microphones!

I would like to recall some words about the reasons why we sold our company to the Norwegians that I said a couple years ago in Oslo, when I was speaking on behalf of the thousands of non-Scandinavian employees of Schibsted at Tinius’s memorial.

The first time I heard the name Schibsted was in the spring of 2001 in Madrid. It was during our road show to sell our company Multiprensa (the publisher of 20 minutos in Spain), founded 2 years earlier in the basement of my house. Norwegians, Swedes and Italians were the finalists and the Swedish bid was, by a slight difference, the highest in monetary terms.

I cannot deny the influence of my mother-in-law (100% Norwegian) in the decision to sell our company to Schibsted. She said:

– “Jose,  forget the Italians and don’t even think about selling it to the Swedes! Uff Da!”

Arsenio Escolar, the editorial director, and I told our Board to sell our company to Schibsted for two very important reasons:

First, we had studied the Schibsted model of 20 minuten in Zurich and it was as local as ours, while Metro was more global.

Second, and last but not least: Schibsted guaranteed us freedom of expression, editorial independence, credibility and quality – and all in writing! They did this through a foundation they called the Tinius Trust.

-“Say no more,” we both –Arsenio and I- thought immediately.

And here we are 9 years later.

We staked our decision on the Tinius Trust’s guarantee of freedom of the press. This freedom is such a marvelous plant – though fragile and delicate. As you probably realize, for centuries this fragile plant was an exotic foreign plant that could not take root or thrive in Spain. (My Estonian friends will be able to identify with this, I am sure.) And now, Schibsted is cultivating and defending this remarkable plant in 25 counties with many different languages — and it is thriving.

I also have been a journalist both in the Franco dictatorship and in democracy, before founding newspapers and companies, and I assure you that I truly appreciate how much freedom of expression is worth. For freedom, like oxygen, is most valued when it is lacking.

I suffered a lack of freedom for too many years of my life and I have fought, and still fight for it, as Schibsted has taught us through the Tinius Trust.

Almost 10 years have gone by since we sold our company, and thanks to the spirit and letter of the Tinius Trust, under the direction and support of Kjell Aamot and of my direct bosses, Birger Magnus and Sverre Munck, and since last year under the direction and impulse of Rol Erik Ryssdal, the miracle of “ensuring freedom and independence” in 20 minutos in Spain was indeed possible. And we accomplished, to the best of our abilities, the three fundamental principles that I have learned from Schibsted:

-(1) Have fun, (2) make money and (3) with integrity.

And I know Arsenio Escolar, our editorial director, and Luis Alberto Rivero, our sales manager, share the same opinion.

For this reason, and with great pride and gratitude, I wish to say at this emotional moment of my farewell as CEO, that I have never enjoyed in my entire professional life (in more than 20 companies) as much freedom, independence and trust as in 20 minutos España.

I would like to quote the phrase of Don Quijote that my father recited to me when I was a child:
“Freedom, Sancho, is one of the most precious gifts that heaven has bestowed upon men; no treasures that the earth holds buried or the sea conceals can compare with it; for freedom, life  may  and should be ventured.”

Thank you, all of you, in Schibsted for cultivating and defending your freedom and our freedom because this makes a difference  with other media companies and leaves and important imprint in countries wherever Schibsted operates.

This is a moment full of emotion for me mixed with both sadness and happiness, at the same time.

Sad, because the decision I have taken in agreement with my president, Sverre Munck, separates me physically from you and these enriching meetings –though not totally- and puts an end to a long professional phase heading the executive power of the company in Spain. There were times of brilliance and, yes, times of darkness that have been very tough and which demanded sacrifices to emerge from the crisis and save our project.

But this is a time of happiness because I leave the Executive and join the Legislative branch, as Board member, just as 20 minutos has avoided shipwreck by slashing costs of over 20 million euros in 2 years – and thanks to some help from the shareholders who maintained faith in us.  The company now sails ahead at the speed of break-even.  In the first semester of 2010 we went back to operating profit. The drastic cut-backs, as dramatic as absolutely necessary, are not free of cost, and will leave some scars behind.  Those who have gone through this, know well what I mean.  For this reason, I am proud that the shareholders, the team of directors and the employees of 20 minutos understood and made the effort and sacrifice to do what had to be done to save our ship.

I am happy also because while Mr. Break-Even –myself-  will be leaving he will be succeeded by Mr. Profit:  Eduardo Diez Hochleitner. Eduardo, the new CEO, is the best candidate to govern this ship.  He knows it well and if it were not for his passion and love of the 20 minutos project, I would never leave my command so easily and so happily.  He is an efficient and upright person, with a sharp and open mind, but above all, he is a wonderful person who has all my admiration, support, and affection.

Thank you, Eduardo, for having made this transmission of powers possible—for being able to pass on the torch – with such nobility and satisfaction.  I hereby give notice to the Scandinavians to take advantage of everything Eduardo has to offer.  Although he comes from a country from the South of Europe –so far from Oslo and so close to Africa– I recommend that you listen to him with attention:  he knows several languages, he has travelled through half the world and usually says what he thinks.  His only defect is that he is an economist — but no one is perfect.

This October First, a new and desired phase begins for me –I still cannot believe it-, but I will remain linked to you, to Grupo 20 minutos Spain and to the Schibsted Group until the day of my definitive retirement.

I offer my apologies to those affected by any mistakes I may have committed in these 10 years, but, as we say in Spain, if you never wash the dishes, you don’t break any plates.

Thanks to all my colleagues, directors, and employees of 20 minutos;  and thanks to the Schibsted Group, shareholders, suppliers, and clients, I leave my position as CEO satisfied and relieved.

I am also leaving with great pride in having contributed to getting millions of young people who never read newspapers to become regular readers. With 15 printed editions of the most read daily in the history of Spain and the website 20minutoes.es, the third by number of unique users, we have improved the cultural landscape of our country and have contributed – and of this I am sure – to consolidating and extolling the value of Democracy. All of this was possible thanks to all our employees and, especially, to Arsenio Escolar and his team of great journalists.

And, finally, now I would like to read or, perhaps, sing (abusing my captive audience) an old Flamenco Fandango from Almería, my hometown.  It’s called, appropriately, “Although I go, I am not gone…”

Aunque me voy….

Although I go, I am not gone,
Although I go, I am not absent
And if I by word, I go,
In my thoughts I remain.
Although I go, I am not absent.

—-

And as most of you know ,“mi casa es tu casa.” If you go to Madrid or Almería, remember, “my house is your house”

Thank you very much.

Traducción de las palabras de Sverre Munck y de José A. Martínez Soler en Tallin (Estonia)

Cena de los directivos de Schibsted Media Group

(Concert Hall, Tallin, Estonia, Sept. 14, 2010)

Presentación

Por Sverre Munck, presidente de 20 minutos España S.A. y Vicepresidente Ejecutivo de Schibsted ASA:

Nuestro orador de esta noche es una persona que muchos de vosotros conocéis, al menos superficialmente. Es una persona con una notable trayectoria personal y profesional.

Es un hombre con experiencia en los extremos: criado en una familia modesta pero orgullosa, sin agua corriente ni electricidad (no –no se trata de un “hytte”,  un refugio  noruego en las montañas).  Hoy, él sigue siendo orgulloso pero no pobre –tiene un pequeño “palacio” cerca de donde creció.

Ha experimentado los dos extremos de censura de prensa y de total libertad de expresión, y la censura casi le cuesta su vida. Ha tenido 30 empleos, 15 de los cuales han sido creados por él mismo.

Ha demostrado que Max Weber estaba equivocado. ¿Qué Max Weber estaba equivocado? ¿Como es posible? Max Weber realizó un estudio en Alemania, hace casi 100 años. Como sabéis , Alemania es protestante en el Norte y católica en el Sur. Weber demostró que en el Sur no leían periódicos, mientras que el Norte sí los leían y concluyó que los católicos no leían periódicos. Pues bien, nuestro próximo orador ha demostrado que los católicos –jóvenes católicos- sí leen. ¿Cómo lo sabemos? Pues porque en España 20 minutos ha llegado a ser el diario más leído, y leído por jóvenes, en sólo 4 años.

Como ya habréis podido imaginar, el próximo orador es José Antonio Martínez Soler (JAMS). ¿Por qué José? y ¿por qué ahora? ¿Acaso no nos ha hablado ya bastante en todos estos años?

Bueno, lo más probable es que esta sea la última vez que oigáis hablar a José.  La semana pasada anunciamos en Madrid que el 1 de octubre dejará el cargo de Director General  de 20 minutos y pasará la responsabilidad a Eduardo Díez-Hochleitner, a quien muchos de vosotros conocéis.

José compartirá con nosotros algunas reflexiones después de trabajar casi 10 años con nosotros.

Palabras de despedida

Por José A. Martínez Soler, fundador y Director General de 20 minutos en España.

Gracias, querido Sverre, por tus palabras. Por tus piropos veo que te he contagiado o contaminado con un síndrome muy habitual entre andaluces: la exageración. Y tú sabes que, aunque los halagos debilitan a la mayoría de los mortales, a mí me dan alas. Gracias.  ( Ai taak, Sverre).

Queridos amigos:

Es un gran  honor para mí haber sido invitado por Rolv Erik y Sverre para hablar brevemente ante vosotros, los miembros de la familia Schibsted reunidos aquí, en este maravilloso país, especialmente cuando sólo me quedan dos semanas para dejar mi puesto en el nivel K-2 después de casi 10 años como Director General de 20 minutos en España. “Brevemente”, me han insistido: no más de 15 minutos –ni siquiera 20 minutos- porque saben ¡lo mucho que me gustan los micrófonos!

Me gustaría recordar algunas palabras sobre las razones por las que vendimos nuestra compañía a los noruegos que ya dije hace un par de años en Oslo, cuando hablé en nombre de los miles de empleados no escandinavos de Schibsted en el funeral de Tinius.

La primera vez que oí el nombre de Schibsted fue en la primavera de 2001 en Madrid. Fue durante el “road show” para vender nuestra compañía Multiprensa ( la editora de 20 minutos en España), fundada 2 años antes en el sótano de mi casa. Los noruegos, los suecos y los italianos fueron los finalistas y la oferta sueca fue, por una pequeña diferencia, la más alta en términos monetarios.

No puedo negar la influencia de mi suegra (100% noruega) en la decisión de vender la compañía a Schibsted. Ella me dijo:

-“José, olvídate de los italianos y ¡ni se te ocurra siquiera vender a los suecos! ¡Uff Da!”

Arsenio Escolar, nuestro director editorial, y yo dijimos a nuestro Consejo que debíamos vender la compañía a Schibsted por dos razones muy importantes:

Primero, porque habíamos estudiado el modelo de 20 minuten en Zurich y era tan local como el nuestro mientras que Metro era más global.

Segundo, lo último pero no lo menos importante: Schibsted nos garantizaba libertad de expresión,  independencia editorial, credibilidad y calidad – y ¡todo ello por escrito! Lo hacían a través de una fundación que llamaban Tinius Trust.

-“No me digas más”, pensamos ambos -Arsenio y yo-  inmediatamente.
Y aquí estamos 9 años más tarde.

Tomamos nuestra decisión basándonos en la garantía de libertad de prensa del Tinius Trust. La libertad es una planta tan maravillosa… -aunque frágil y delicada.  Como probablemente sabéis, durante siglos, fue una exótica semilla extranjera que no podía echar sus raíces ni crecer en España. (Estoy seguro de que mis amigos estonios se identificarán muy bien con lo que digo). Y ahora, Schibsted está cultivando y defendiendo esta exótica planta extranjera en 25 países, con lenguas diferentes. Y es maravilloso.

También yo he sido periodista bajo la dictadura de Franco y en Democracia, antes de fundar periódicos y empresas, y os puedo asegurar que verdaderamente vale la pena luchar por la libertad de expression.  Nos damos cuenta de que la libertad, como el oxígeno, es más valiosa cuando nos falta.

He sufrido la falta de libertad durante demasiados años de mi vida y he luchado y aún lucho por ella, tal como Schibsted nos ha eneseñado a través del Tinius Trust.

Han pasado casi 10 años desde que vendimos nuestra caompañía, y gracias al espíritu y la letra del Tinius Trust, bajo la dirección y el apoyo de Kjell Aamot y de mis jefes directos, Birger Magnus y Sverre Munck – y desde el año pasado bajo la dirección y el impulse de Rolv Erik Ryssdal-, el milagro de “asegurar la libertad y la independencia” en 20 minutos ha sido, en verdad, posible. Y lo hemos conseguido cumpliendo, lo mejor que hemos podido, los tres principios fundamentales que hemos aprendido de Schibsted:

1.- Pasarlo bien

2.- Ganar dinero

3.- Con integridad

Y me consta que tanto Arsenio Escolar, nuestro director editorial, como Luis Alberto Rivero, director comercial, comparten esta misma opinión.

Por esta razón, y con gran orgullo y gratitude, quiero decir en este momento tan emocionate de mi despedida como Director Genderal, que nunca he disfrutado en toda mi vida professional (en más de 20 compañías) tanta libertad, independencia y confianza como en 20 minutos España.

Me gustaría citar aquí una frase de Don Quijote que mi padre me recitaba cuando yo era un niño:

I would like to quote the phrase of Don Quijote that my father recited to me when I was a child:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.

Gracias a todos vosotros, de Schibsted, por cultivar y defender vuestra y nuestra libertad porque eso marca una diferencia con otros grupos de prensa y deja una huella importante en los países donde Schibsted opera.

Este es un momento lleno de emoción para mí y tiene también una carga agridulce, con luces y sombras, triste y alegre a la vez.

Triste porque la decisión que he tomado de acuerdo con mi presidente, Sverre Munck, me separa físicamente de vosotros y de estas reuniones tan enriquecedoras –aunque no del todo- y pone fin a una larga etapa profesional al frente del poder ejecutivo, con muchos momentos brillantes y algunos bastante duros que nos exigieron hacer sacrificios para salir de la crisis y salvar el proyecto.

Y es un momento alegre porque dejo el Ejecutivo y paso al Legislativo, como miembro del Consejo de Administración, cuando 20 minutos ya se ha salvado del naufragio y navega de nuevo a la velocidad del break even, después de una reducción de costes de más de 20 millones de euros en dos años.  La reducción de costes, tan necesaria como dramática, no es gratis y suele dejarnos algunas cicatrices. Quien lo probó lo sabe. Por eso, yo estoy orgulloso de los empleados, del equipo directivo y de los accionistas de 20 minutos que comprendieron y asumieron este esfuerzo.

Estoy alegre también porque se va Mr. Break even y viene a sucederme Mr. Profit. Eduardo es el mejor candidato para gobernar esta nave. Le conozco bien y de no ser por su pasión y amor al proyecto 20 minutos yo no dejaría mi cargo así como así, tan alegremente. Es un profesional eficaz e integro, con una mente abierta y aguda, pero sobre todo es una bellísima persona que tiene mi admiración y todo mi afecto.

Gracias, Eduardo, por haber hecho posible esta transmisión de poderes – poder pasarte el testigo- con tanta nobleza y satisfacción. Aviso a los escandinavos para que saquen de Eduardo todo el jugo que puedan. Aunque proceda de un país del Sur de Europa, tan lejos de Oslo y tan cerca de Africa, os recomiendo que le escuchéis con atención: sabe varias lenguas, ha viajado por medio mundo y suele decir lo que piensa. Su único defecto es que también es economista. Pero nadie es perfecto.

El próximo 1 de octubre comienza para mí una nueva y deseada etapa –¡no me lo puedo creer!-, pero seguiré ligado a vosotros, al Grupo 20 minutos Spain y al Grupo Schibsted hasta que llegue el día de mi jubilación definitiva. Y falta mucho para eso.

Pido disculpas a todos los afectados por los errores cometidos en estos casi 10 años, pero ya sabéis quien no friega en la cocina no rompe platos.

Gracias a todos mis colegas, directivos y empleados de 20 minutos y del Grupo Schibsted, y gracias también a los accionistas, a los proveedores y a los clientes dejo el cargo de Director General satisfecho y aliviado. Como le dije a Arsenio en 2004, al confirmar los primeros 4 millones de euros de beneficio operativo:

“Espero que este éxito no arruine nuestra larga carrera de fracasos”.

También me voy con el orgullo de haber contribuido a que millones de jóvenes que nunca leyeron diarios se hayan acostumbrado, por fin, a hacerlo. Con las 15 ediciones impresas del diario más leído de la Historia de España y la web 20minutos.es, la tercera por su nº de usuarios únicos, hemos mejorado el paisaje cultural de nuestro país y hemos contribuido –de esto estoy seguro- a consolidar y ensalzar los valores de la Democracia.

Y ahora –si Sverre me lo permite- voy a leer o, quizás, a cantar (abusando de esta audiencia cautiva) un viejo fandango de Almería, la tierra donde nací. Creo que su letra es muy apropiada para este momento:

“Aunque me voy, no me voy.

Aunque me voy, no me ausento.

Aunque me voy, no me voy,

Que si me voy de palabra,

Me quedo de pensamiento.

Aunque me voy, no me ausento.”

Y como la mayoría de los que estáis aquí sabéis, si vais a Madrid o a Almería, “mi casa es tu casa”.

Muchas gracias

—-

El video que sigue a continuación no es obligatorio. El que avisa no es traidor: está en inglés-andaluz.

– Parte 1:

– Parte 2:

– Parte 3:

«Por la libertad se puede y debe aventurar la vida»

Con perdón, desde la orilla de Mediterráneo, ahí va una conferencia de un servidor y una nota de prensa de autobombo.

(La Asociación de la Prensa de Almería me ha regalado una estatuilla de mármol blanco de Macael, reproducción de la que hay en una plaza de mi tierra, y un libro/joya de Nicolás Salmerón sobre «La Prensa y la Dictadura«)

La lectura de esta charla es libre, como siempre. Gracias. Faltaría más.

«Vanidad de vanidades, todo es vanidad«

(Koelet o Eclesiastés).

TEXTO DE LA CONFERENCIA (sin las morcillas improvisadas)Premio a la Libertad de Expresión

29 de febrero de 2010, en Alhama, Almería.

José A. Martínez Soler

“Por la libertad se puede y debe aventurar la vida”

(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Libro II, Cap. LVIII.)

Buenas noches, (Subdelegado del Gobierno, Rector Magnífico, Alcaldes, Concejales, etc.), queridos paisanos y forasteros:

Dicen que “nadie es profeta en su tierra”. Como veis, no es el caso de Almería que es “un océano de generosidad”, según el poeta andalusí Al Qastilli. Por eso, mis primeras palabras tienen que ser de gratitud hacia mis colegas y paisanos de la Asociación de la Prensa de Almería, por distinguirme con este Premio a la Libertad de Expresión.

Primero, porque ya soy profeta en mi tierra.

Segundo, porque encierra dos palabras mágicas (Libertad y Expresión) tan fundamentales y maravillosas que, cuando se prohíben, producen escalofríos de miedo y de muerte y, cuando se ejercitan, dan sentido pleno a la dulzura y al afán de vivir.

Y tercero porque recibo este Premio en Alhama, la patria de don Nicolás Salmerón, un lugar emocionante, como ningún otro, para cantar las excelencias de la libertad de expresión y para reafirmar nuestro compromiso con su defensa a ultranza.

Tengo en mi casa una carpeta de viejos recortes sobre la libertad de expresión, que estremecen por su tremenda actualidad. Anteayer, por ejemplo, almorcé con nuestro colega Daniel Anido, director de la SER, condenado a un año y pico de cárcel junto con su jefe de informativos, Rodolfo Irago, por publicar –según dicta la propia sentencia- “una información veraz y relevante”. Se atrevieron a revelar un caso de corrupción política: las presuntas afiliaciones irregulares de 78 militantes del PP de Villaviciosa de Odón, previas a las elecciones autonómicas de 2003 que concluyeron con el escándalo del “tamayazo”.

Desde aquí – la cuna de Salmerón, uno de los mayores defensores de la libertad de expresión en la historia de España– envío un abrazo de solidaridad a estos dos periodistas que padecen, en la España democrática, una persecución injusta, simplemente por cumplir con su deber al investigar casos de corrupción, al practicar y defender la libertad de expresión, que es un derecho de todos los ciudadanos y no sólo de los periodistas o de los jueces.

Estos dos periodistas, perseguidos hoy por una justicia arcaica y tenebrosa, van a recibir el Premio a la Libertad de Expresión, que les ha concedido la Asociación de la Prensa de Cádiz, el próximo 5 de febrero, coincidiendo con el 200 aniversario del Decreto sobre Libertad de Imprenta de 1810.

¡Enhorabuena compañeros de la SER!

Y es que, amigos, en lo que a la defensa de la libertad de expresión se refiere, debemos estar en posición de alerta permanente, si no queremos perderla y volver a las tinieblas de la censura previa.

Cada vez que menciono la “censura previa”, que tanto sufrimos durante la ominosa Dictadura de Franco, me vienen a la memoria las excelsas palabras de Muñoz Torrero, un prohombre liberal de las Cortes de Cádiz –obispo electo de Guadix– que fue perseguido, encarcelado y torturado por los secuaces del absolutista Fernando VII por su defensa de la libertad de imprenta. Le persiguió el mismo rey felón que manó fusilar a Los Coloraos en Almería en 1824.

La previa censura –dijo Muñoz Torreroes el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir durante siglos”.

Pues bien, de esa carpeta de viejos recortes, he rescatado uno que me costó el empleo. Como director fundador del diario El Sol, publiqué en mi periódico, el 8 de julio de 1990, un artículo titulado “Tengo un sueño…” que provocó mi despido fulminante, pues fue la última gota en la batalla que mantenía con la propiedad para garantizar la libertad de expresión de mis lectores, redactores y colaboradores.

Leeré aquí algunos párrafos. Y pido perdón por esta larga autocita:

Tengo un sueño…

“Tengo un sueño, como Martín Lutero King, en el que veo a mis hijos y nietos comportándose como si fueran libres. Viven en la patria de Gracián, de Quevedo y de Cervantes, un país todavía llamado España, donde el miedo a decir y a escribir lo que se siente sólo es un recuerdo literario del pasado. Cuando se cruzan por la calle con algún conocido ya no dicen como antes: “Vaya con Dios vuesa merced” o simplemente “adiós”. En mi sueño se saludan con un respetuoso “Libertas habemus” o “somos libres”.

Hubo un tiempo en el que los más piadosos monjes se cruzaban el saludo cuaresmal (“Morire habemus”) y se decían pertinazmente que eran polvo y en polvo se iban a convertir. Ahora estoy seguro de que aquel recuerdo, siquiera fugaz, de tener que morir (el mismísimo miedo a la muerte) les hacía sentirse vivos y les llenaba de gozo en su valle de lágrimas. Quizás por pura comparación entre el ser y el no ser.

Lo mismo me pasa con la libertad. Es un placer tan dulce como la sensación de vivir, y se goza más con ella cuanto más se teme su ausencia o se recuerda su existencia.

Tengo un sueño en el que veo a los niños recitando, de memoria (voluntariamente), un pasaje de Cervantes, el más hermoso de cuantos se han escrito en lengua castellana. Dice así:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

Luego, en clase de Historia, repasan, llenos de perplejidad, la epístola satírica de Quevedo al poderoso conde-duque de Olivares:

“No he de callar, por más que con el dedo,

ya tocando la boca, o ya la frente,

silencio avises o amenaces miedo,

¿No ha de haber un espíritu valiente?

¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?

¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”

Hoy, sin miedo que el libre escandalice,

Puede hablar el ingenio, asegurado

De que mayor poder le atemorice”.

Tengo un sueño en el que mis descendientes guardan un respetuoso silencio, unas veces por sabiduría y otras por ignorancia: pero nunca por miedo. Oigo a los niños preguntar si Quevedo y Cervantes también eran espíritus libres, en aquel oscuro siglo de las luces. Y observo que los mayores no entienden por qué Gracián, Feijoo, Jovellanos, Salmerón, Unamuno, Azaña y tantos otros, que soñaron con regenerar y adelantar la civilización en España, se atormentaban tanto hurgando en nuestras heridas históricas.

Tengo un sueño en el que los nuevos ricos no me toman por tonto por no haber ganado mil millones en un fin de semana. Como persona (y también, con perdón, como periodista) hablo de buscar la verdad, apasionadamente, y la belleza y la justicia y, en mi sueño, nadie me llama trasnochado, ingenuo o utópico.

Los intelectuales (¡Dios, qué alegría!) no tienen pánico a disentir en público ni a romper el marco establecido para aventurarse por el camino espléndido de la innovación. Les da igual no salir en la foto del gran poder, porque hay una sociedad vertebrada con muchos otros poderes más pequeños que, juntos, suman tanto o más que el grande. Saben, como los inquisidores de la España negra, que la disidencia es escrita. Pero escriben sin pavor, como si fueran libres. Y nadie les persigue por ello como judaizantes o herejes sospechosos. Tampoco temen perder su empleo.

(…)

La primera vez que me acerqué, con el corazón encogido, a la tumba del reverendo Martin Lutero King recordé su sueño (“I have a dream”) y miré alrededor. Negros y blancos compartían autobuses, barrios, escuelas y se cogían de la mano por las calles de Atlanta. No estuvo tan loco el reverendo King cuando rompió el maleficio de un fatalismo histórico y soñó con la utopía de la igualdad de razas.

También yo tuve un sueño de libertad y de igualdad en los estertores de la dictadura franquista. Mientras mis secuestradores, un escuadrón paramilitar franquista armado de metralletas y porras, me interrogaba y torturaba en el Alto de los Leones, soñé con poder escribir (y hablar), algún día, como lo estoy haciendo ahora mismo.

—-

Y ya es hoy aquel mañana de ayer machadiano. No fue una utopía. Somos libres (“Libertas habemus”) pero no lo ejercemos ni lo recordamos persistentemente como debiéramos. ¿Miedo, prudencia, tolerancia, indiferencia?

(…)

Hay que escribirlo y recitarlo cien veces: somos libres, podemos ser libres, sí, pero no siempre lo fuimos. Y si no defendemos, con uñas y dientes, y ejercemos sin miedo nuestra libertad, entonces, merecemos perderla.”

Y terminaba así mi artículo

“También yo tengo un sueño en el que los españoles hemos perdido el miedo a la libertad, “el don más precioso a los hombres dieron los cielos”.

Cuando el dueño del diario El Sol leyó este artículo, cambió inmediatamente el rumbo de su yate y regresó a Madrid para decirme que él era “el amo de la burra” y me despidió. Luego despidió sucesivamente a otros cinco directores y apagó El Sol, la cabecera más hermosa de los siglos XIX y XX, la que fundó Ríos Rosas en 1842, Ortega y Gasset y Nicolás María de Urgoiti en 1917 y un servidor, con un equipo espléndido, en 1990.

Nunca supo aquel editor que el principal accionista de su “burra” era el lector y que, en su favor, trabajaban los redactores, los anunciantes, los administrativos, los de talleres, los vendedores de prensa y toda la cadena humana que da vida a un periódico.

Nunca supo que llevar un diario bajo el brazo es llevar abierto el escaparate del alma. Y que dos peatones que se cruzan con el mismo periódico en las manos están unidos por un hilo de plata. Si al astro rey le quitas el oxígeno se apaga. Al tercer diario El Sol le quitaron la libertad de expresión, su oxígeno, el lubricante de su espíritu, y se apagó en 1992.

No quiero abusar de esta ocasión, tan emocionante para mí, contando batallas de abuelo cebolleta de la última década del siglo pasado. Pero no hace tanto tiempo que mis jefes en TVE me dijeron que viniera de Nueva York –donde trabajaba como corresponsal- para hacer las entrevistas a los candidatos presidenciales en las elecciones generales de marzo de 1996. «¡Pobre de mí!», pensé. Me compraron un traje nuevo y me lanzaron al estudio frente a grandes figuras como Felipe González y José María Aznar (en ese orden, claro).

Entrevisté a los líderes políticos, como solía hacerlo en elecciones anteriores: les pregunté lo que me dio la gana, porque lo creía de interés para mis clientes, que eran los ciudadanos que debían votar a esos candidatos. Y se me cayó el pelo. La primera decisión de los nuevos jefes de TVE, nombrados por el vencedor, el flamante presidente José María Aznar, fue ponerme de patitas en la calle.

Nunca lo acepté como un simple despido laboral sino como una represión de la libertad de expresión de los periodistas y los espectadores de televisión.

¿Quién, en el futuro, se atrevería a preguntar libremente a los candidatos presidenciales, entrevistados en la televisión pública, sin temor a ser despedido por el vencedor, convertido en dueño de la tele? Nadie porque, además, desde entonces, ya no hubo en TVE más entrevistas a candidatos presidenciales.

Demandé a la televisión del Gobierno Aznar y gané el juicio por “despido improcedente”. Con la indemnización que ordenó el juez (y que mis hijos llamaron la “beca Aznar”) sembramos otra semilla de libertad: creamos, en el sótano de mi casa, la empresa editora del diario 20 minutos, el diario más leído de la historia de España. No hay mal que por bien no venga.

Pero las amenazas y restricciones a la libertad de expresión no vienen sólo del poder político o de los dueños de los medios de comunicación. Lo que se publica (y lo que no se publica: es decir el “no producto”) es la resultante de multitud de presiones (legítimas e ilegítimas) que llegan al periodista y/o al medio de comunicación y que obedecen a múltiples intereses. Entre ellos están, por supuesto, los dos polos me atraen y me empujan:

la pasión por la verdad y el instinto de supervivencia.

Debo reconocer que, en tantos años de ejercicio del periodismo, aún no me he tropezado con una fuente de información desinteresada. Todo lo que se publica tiene un precio. Y es natural. No hay nada gratis: no hay comida gratis, no hay sexo gratis, no hay noticia gratis. Ni siquiera el diario 20 minutos es gratis: el lector nos paga con su atención (¡oro puro!), que yo ofrezco a los anunciantes.

Por eso –y no sólo como periodista sino como profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Almería– me interesa tanto investigar y escrutar y, si es posible, descubrir cómo se determina el precio de las noticias, en este mercado tan opaco, gobernado por el intercambio de favores compensatorios entre fuentes, periodistas, editores, lectores y, naturalmente, anunciantes.

Ente colegas hablamos abiertamente de estas restricciones porque, quizás, los periodistas estamos más expuestos a ellas como intermediarios informativos entre la fuente y el lector. Por supuesto, todos (derecha, centro e izquierda) estamos de acuerdo en que no hay que cerrar periódicos (como hacía Franco) o emisoras de radio o televisión (como hace Hugo Chávez en Venezuela).

Todos estamos de acuerdo (incluido el PP y el PSOE) en criticar la sentencia estrafalaria contra los dos periodistas de la SER. Hay consenso total contra la censura del poder político. Y mucho más en casos graves de represión de la libertad de expresión mediante cárcel, torturas o asesinatos en dictaduras más o menos encubiertas. La lucha, desde luego, continúa…

No quiero ser aguafiestas, en esta celebración de la libertad de expresión, sino todo lo contrario: la celebro, ejerciéndola como si, de verdad, fuera libre. (Y esto que no salga de la provincia)

En las democracias del mundo occidental y desarrollado, también hay restricciones a la libertad de expresión, aparte de las naturales y lógicas que fijan las leyes. Son restricciones menores, pero mucho más sutiles y eficaces, que en los países en desarrollo y con dictaduras –como digo- más o menos encubiertas. También es cierto que tales restricciones se pueden percibir más ahora, en plena crisis económica y con no pocos empleos en peligro de extinción.

¿Qué ocurre cuando hablamos de la censura que ejercen los poderes económicos?

¿Quién puede enfrentarse a la llamada “cultura corporativa” del medio en el que trabaja, sin arriesgar su empleo, o a investigar operaciones irregulares del banco que da crédito a su editor o del mayor anunciante del medio?

Como dice el refrán español: «no muerdas la mano que te da de comer». Pero el refrán no añade que, en ocasiones, esa misma mano, que te da de comer, es la que tira de la correa, que te ha puesto al cuello, cuando no haces exactamente lo que quiere.

—-

(Al llegar a Alhama, con mi hijo mayor, Erik Martínez Westley, que está de paso por Almería)

—-

Recuerdo a mi padre -un hombre cabal que me inculcó los ideales salmeronianos de amor por la libertad, y de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace- cuando, poco antes de morir, rozando ya los ochenta años, me trajo a Alhama y, frente a la casa de Don Nicolás, me habló de su vida y de su obra y se le saltaron unas lágrimas. Mi padre solía decirme:

“Hijo mío, cuando alguien te diga que sientes la cabeza no olvides que lo que, de verdad, te está diciendo es que la agaches.”

Aunque no soy ningún valiente, pocas veces –en mis treinta empleos- he tenido que agacharla. Y menos ante los poderes políticos y/o económicos. Claro que, en caso de apuro, mi mujer podía mantenerme. “Así, cualquiera”, dirán ustedes, y con razón.

También, por eso, me permito pregonar abiertamente que a mí me encanta la publicidad auténtica, la que hacen los anunciantes que buscan trasladar eficazmente sus mensajes comerciales a su público objetivo, a través de los medios de comunicación que consideran más adecuados a sus necesidades.

Vivo de la publicidad, la celebro y apenas me influye cuando escribo o cuando hablo. Sin embargo, hay otra publicidad pecaminosa –que Arsenio Escolar, el director editorial de 20 minutos, llama de “trabuco” o de “pesebre”- que detesto, porque roza la corrupción periodística.

“La publicidad de ´pesebre´ –declaró hace poco Arsenio Escolar ante un amplio auditorio en los desayunos del Hotel Ritzes aquella que ponen algunas empresas, y sobre todo instituciones públicas, en soportes ideológicamente afines. La de ´trabuco´ es la que ponen algunos otros, o los mismos, en medios no afines para que lo les disparen. Ninguna de ellas ha llegado a los diarios gratuitos, afortunadamente, y en esas partidas no vamos a notar mengua. Otros sí, otros la echarán en falta”.

Los periodistas no somos objetos –por eso no podemos ser completamente objetivos- ni somos almas puras, sino que vivimos en el mundo, como cualquier otro profesional, sometidos a multitud de presiones. Hay periodistas buenos, malos y regulares. (Luego, aparte, está Pedro Jota). Y la prensa nunca estuvo libre de corrupción. Por eso, debemos mantenernos en posición de alerta.

(Junto a un busto de Salmerón)

Don Nicolás, en una entrevista que le hicieron en 1907, (y que me pasó la alhameña María Carmen Amate) advirtió de algo que aún pervive entre nosotros. Dijo así:

“El más grave mal que tiene que lamentar España es la corrupción del periodismo”

Y don Nicolas –“el apóstol de la Democracia”, como le llamó Ríos Rosas– conoció de cerca el periodismo de su tiempo: fue precisamente un luchador incansable por la libertad de imprenta, impulsor de tres periódicos, perseguido por sus escritos y que llegó a firmar un libro como “un periodista viejo”.

El poeta almeriense Alvarez de Sotomayor dijo que Salmerón era “el sembrador de la semilla de nuestra ansiada libertad”. De hecho, la Constitución Federal de la Primera República de 1873, que presidió Salmerón, garantizaba a los ciudadanos “el derecho al libre ejercicio de su pensamiento y a la libre expresión de su conciencia”. ¡Qué palabras tan bonitas!

Un siglo y pico más tarde, en 2010, ¿debemos los periodistas acogernos a la cláusula de conciencia o bien debemos sintonizar nuestra conciencia con la “cultura corporativa” o los intereses del medio de comunicación para el que trabajamos?

Con esas trabas nos tropezamos en la hermosa aventura de ganar, día a día, minuto a minuto, mayores cotas de libertad de expresión. Vale la pena correr el riesgo. El premio es enorme, descomunal, pues se mide con la satisfacción de la obra bien hecha. “Libertas habemus”: ¡qué gran placer, qué gusto!

La libertad de expresión es la esencia que adereza la dulzura de vivir, que nos acerca a la felicidad. A veces, yo la rozo con la punta de los dedos. Casi nunca la alcanzo.

Y para terminar, un par de citas, y perdón por la pedantería:

Una de don Manuel Azaña:

“La libertad no hace mejor al hombre; lo hace simplemente hombre.”

Otra de autor anónimo, por el momento:

“La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos”

Y termino ya con esta otra frase, que comparto, de Alexis de Tocqueville:

“Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla”.

Muchas gracias.

FIN

(Con Covadonga Porrúa, presidenta de la Asociación de la Prensa de Almería)

De: ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS ALMERÍA [mailto:asociacion@periodistas2005.com]

Enviado el: sábado, 30 de enero de 2010 12:17

Para: Jose Antonio Martinez Soler

Asunto: CONFERENCIA

Enlace: http://www.periodistasfape.es/almeria/vistafape/noticias.html?D.k=129852

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En la fiesta del patrón de los periodistas, celebrado en Alhama de Almería

«POR LA LIBERTAD SE PUEDE Y SE DEBE AVENTURAR LA VIDA», CONFERENCIA DE JOSÉ A. MARTÍNEZ SOLER

Unánime aplauso solidario con los periodistas de la SER, Anido e Irago, condenados por publicar información veraz y de relevancia

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER / ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE ALMERÍA 30/01/2010

El doctor en Ciencias de la Información, profesor de la Universidad de Almería y consejero – delegado del Grupo «20 minutos», José Antonio Martínez Soler, Premio Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), fue el encargado de pronunciar la conferencia del acto institucional de la fiesta de los Periodistas, en honor de su patrón, San Francisco de Sales.

Alhama de Almería, tierra de Nicolás Salmerón, fue el marco adecuado para que Martínez Soler hablara de «Por la libertad se puerde y se debe aventurar la vida».

Fue un recorrido emocionante por la vida del conferenciante en defensa de la libertad de expresión, con un mensaje solidario para los periodistas de la SER, Anido e Irago, condenados por publicar «información veraz y de relevancia«. Ofrecemos el texto de la conferencia.

José Antonio Martínez Soler, tuvo momentos de gran emotividad en su exposición cuando recordó los consejos salmeronianos, relativo a Nicolás Salmerón, de su padre; cuando refirió su cese en El Sol por un artículo titulado «Tengo un sueño«; cuando fue despedido de TVE, (nunca lo acepté como un simple despido laboral sino como una represión de la libertad de expresión de los periodistas y los espectadores de televisión, afirmó Martínez Soler) o cuando recordó a Daniel Anido, director de la SER, condenado a un año y pico de cárcel junto con su jefe de informativos, Rodolfo Irago, por publicar según dicta la propia sentencia- «una información veraz y relevante».

El periodista almeriense, rubricado por los aplausos de los asistentes dijo: Desde aquí -la cuna de Salmerón, uno de los mayores defensores de la libertad de expresión en la historia de España- envío un abrazo de solidaridad a estos dos periodistas que padecen, en la España democrática, una persecución injusta, simplemente por cumplir con su deber, al investigar casos de corrupción, al practicar y defender la libertad de expresión, que es un derecho de todos los ciudadanos y no sólo de los periodistas o de los jueces.

El consejero delegado del grupo 20 minutos y profesor de la Universidad de Almería hizo una defensa a ultranza de la libertad, insistiendo en la necesidad de estar en posición de alerta permanente, si no queremos perderla y volver a las tinieblas de la censura previa.

La libertad de expresión, insistió, es la esencia que adereza la dulzura de vivir, que nos acerca a la felicidad. A veces, yo la rozo con la punta de los dedos. Casi nunca la alcanzo.

Fuente: JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER / ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE ALMERÍA

Tags Claves: conferencia, josé Antonio Martínez Soler, 20 minutos, libertad, Aido, Irago, El Sol, TVE, universidad, Almería, Alhama,Nicolás Salmerón,

Imágenes Asociadas:

Defender la libertad de expresión

Documentos Asociados:

TEXTO DE LA CONFERENCIA DE JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER SOBRE «POR LA LIBERTAD SE PUEDE Y SE DEBE AVENTURAR LA VIDA», PRONUNCIADA EN ALHAMA DE ALMERÍA, EL 29 DE ENERO DE 2010

Cierra el diario Metro, nuestro más antiguo competidor

El diatro Metro acaba de comunicar oficialmente el cierre de sus actividades en España. En estos momentos de durísima competencia por ganar lectores y anunciantes, mi primera reacción -soy humano- ha sido de cierto alivio. Sin embargo, inmediatamente, me he sentido ruín y miserable al pensar en el casi centenar de compañeros que han perdido su empleo pese a haber hecho un trabajo espléndido.

Al final, el cierre de Metro, causado por esta tremenda crisis económica, me ha puesto triste.

Cuando un diario cierra, todos perdemos un poco de nuestra libertad de expresión.

Lo siento mucho compañeros. Habéis sido unos competidores duros y nobles. Y merecéis lo mejor en vuestro futuro profesional.

He enviado un mensaje de afecto y solidaridad a mi colega, el Director General de Metro, y otro, que adjunto a continuación, a todos mis compañeros de 20 minutos.

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«Queridos colegas:

Como veréis por el comunicado oficial que os adjunto, nuestro más antiguo competidor, Metro, cierra su actividad en España. Es una noticia triste para todos nosotros y para la prensa española. Por varias razones.

En primer lugar, porque deja en el paro a un montón de compañeros que han estado haciendo un buen trabajo.

En segundo lugar, es un golpe duro para un sector emergente como el de la prensa gratuita, ya que puede arrojar dudas sobre la consolidación de nuestro modelo de negocio. Por todo ello, lamentamos el cierre de Metro.

Como sabéis, atravesamos tiempos muy duros, no sólo para la prensa sino para todos los sectores económicos. A pesar de todo ello, nuestra situación es muy distinta a la de nuestros competidores. Nuestra inversión en número de ejemplares y en producto, y el duro ajuste realizado en los costes de 2008, nos garantizan una posición muy sólida para aguantar la recesión y salir reforzados de esta crisis.

Nuestro presidente, Sverre Munck, ha sido muy directo al enviarme este mensaje que os copio:

“Do not despair! Yes, I think it will get uglier in terms of unemployment, media companies failing, etc. We have to ensure the right cost structure; we have the best product and sales people; and we will prevail. When the dust settles we will still be standing, and there will be new opportunities in the ruins of the fallen giants”.

En estos momentos, os animo a mantener el alto nivel de profesionalidad y el entusiasmo que habéis demostrado hasta ahora y que ha convertido a 20 minutos en el diario más leído de la historia de España. Debemos estar muy orgullosos por ello.

Un abrazo

Jose

José Antonio Martínez Soler

Director General

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Comunicado oficial de METRO

29 de enero de 2009

Metro International cierra sus operaciones en España

Metro International S.A. («Metro International»), el periódico internacional más grande del mundo, ha anunciado el cese de las actividades de su filial en España, Metro News S.L. («Metro Spain»), que publica el diario gratuito Metro en 7 ciudades españolas. La decisión también afecta a la totalidad de la plantilla. Las ediciones de Alicante, Castellón y Valencia no pertenecen a Metro Internacional, por lo que no se verán afectadas por esta decisión.

Así, el jueves 29 de enero ha sido el último día de publicación de Metro. Hasta el momento de la finalización de las operaciones en España, Metro era el quinto diario más leído en el país con más de 1,8 millones de lectores.[1] Metro Spain quiere dar las gracias a los lectores que le han acompañado en estos años y que han ayudado a mejorar cada día.

El diario se lanzó con éxito en 2001, pero debido al incremento de la competencia y a la cada vez mayor debilidad de la economía, las operaciones han experimentado continuas pérdidas a lo largo de los últimos años. Como medida para evitar el cierre, Metro ha analizado diversas oportunidades de fusión a lo largo del año 2008, sin embargo, el volumen de pérdidas del mercado de prensa gratuita ha dificultado el encontrar una alternativa que lograra mejorar el futuro financiero de Metro Spain.

La situación actual de los mercados financieros internacionales y la continua caída en el volumen de ventas de espacios publicitarios, especialmente en los últimos meses, han causado gran impacto en todo el sector de los medios de comunicación y han llevado a Metro a una situación insostenible. Así, las ventas durante diciembre y enero han caído muy por debajo de lo proyectado y las previsiones para 2009 contemplan importantes descensos.

En opinión de Per Mikael Jensen, consejero delegado y presidente de Metro Internacional: «Pese a los grandes esfuerzos de la dirección y los empleados de Metro en España por revertir la situación, nos vemos obligados a cerrar nuestras operaciones en el país. A pesar de que Metro Spain ha perdido menos dinero que su competencia en prensa gratuita, el empeoramiento de la economía española, que durante el inicio de 2009 ha llevado al colapso del mercado publicitario, ha provocado un incremento inesperado en las pérdidas. Esto unido a la fuerte competencia en un mercado cada vez más débil, han provocado que la única solución viable sea el cierre de la empresa. En este punto, no se justifica continuar con la inversión en España, por lo que Metro Internacional centrará sus recursos en áreas de crecimiento donde podamos crear valor a largo plazo para nuestros accionistas».

Martin Alsander, vicepresidente ejecutivo de Metro Internacional, afirmó: «Quiero agradecer sinceramente a nuestros empleados en España su esfuerzo y duro trabajo en estos tiempos tan difíciles. Gracias a este excelente grupo de personas hemos podido editar día a día durante años uno de los diarios más valorados de toda España. No obstante, las malas perspectivas económicas unidas a las elevadas previsiones de pérdidas, nos obligan a tomar una decisión orientada a salvaguardar los intereses globales del grupo Metro International».

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P.S. He cortado dos comentarios (de 127) escritos con muy mal gusto y con palabras soeces no permitidas en este blog. Uno estaba firmado por un tal «Mr. Tu Puta Madre» y el otro, igualmente fino, lo firmaba un tal «Le merde» que hacía honor a su firma.

A los demás comentaristas, gracias.

El mejor premio de mi vida profesional
(Autobombo, apto sólo para amigos)

La compañía que tengo el gusto y el orgullo de dirigir empresarialmente desde su fundación (la editora del diario 20 minutos, de la web www.20minutos.es y de la revista mensual Calle 20 ) ha sido citada hoy, en letra impresa, nada menos que en El País (suplemento Negocios, pagina 98). No lo puedo remediar: (con perdón) voy a arrimar hoy el ascua a mi sardina.

He pegado aquí, a la izquierda, el recuadro donde aparece nuestra empresa en el puesto número 9 de las que tienen entre 250 y 500 empleados. Estoy bastante feliz por esta noticia que ha sido revelada esta semana: 20 minutos entra en la lista de las 50 mejores empresas españolas para trabajar

La investigación ha sido realizada por el Instituto Great Place to Work a través de más de 100.000 encuestas entre empleados que contestan voluntarialmente a un amplio cuestionario. Como resultado, el Instituto selecciona las 50 mejores empresas para trabajar, según sus propios empleados (Las 50 Best Places to Work en España)

Lo importante para mi de esta distinción -lo que más valoro como responsable de la empresa- es que ha sido otorgada a 20 minutos por el más exigente y valioso de todos los jurados, es decir, por sus propios empleados, por mis compañeros de trabajo (redactores, comerciales, de marketing, administrativos, técnicos, programadores, logísticos, de servicios generales, etc.).

Los 330 empleados están repartidos por las 15 ciudades donde se publica 20 minutos, el diario líder de la prensa española (gratuita y de pago) con más de 2,5 millones de lectores diarios, según el EGM.

Seguramente por mi edad y por mis amigos, más que por mis méritos propios, he formado parte de bastantes jurados periodísticos, literarios, académicos, económicos, etc.

Mi participación sincera en los debates y en las votaciones de casi todos esos jurados me han servido (y mucho) para valorar precisamente a un jurado compuesto no por especialistas sino por los propios empleados. Valoro y agradezco los variados premios y condecoraciones (nunca solicitados) que yo mismo he recibido por el ya largo ejercicio de mi profesión (esculturas, figurillas, cuadros, placas, estatuillas, chirimbolos, medallas, escudos, diplomas, etc.). Los agradezco (ya conoceis mi vanidad), pero valoro mucho más este diploma de «mejor empresa para trabajar».

Esta foto muestra una vista parcial de la nueva redacción de 20 minutos en Madrid gobernada, desde el primer día, por nuestro director editorial, Arsenio Escolar.

Estoy encantado de que quienes trabajamos en 20 minutos para servir a nuestros lectores un buen producto, que informe y entretenga, y a los anunciantes un soporte eficaz para sus mensajes, hayamos decidido libremente otorgarnos este premio que, por la propia naturaleza del jurado, es el más importante de mi vida profesional.

Como periodista, he fundado y dirigido editorialmente varios diarios, semanarios, mensuales, telediarios, magazines televisivos, programas informativos diarios y semanales de radio y televisión, etc.

Sin embargo, mi experiencia empresarial como director general de una compañía es escasa. Si mal no recuerdo, la editora de 20 minutos es la primera empresa que he fundado y dirigido hasta ahora como máximo ejecutivo (no editorial) .

Como director general, debo responder de ella ante más de 330 empleados y, naturalmente, ante los dueños representados en el Consejo de Administración de 20 minutos España S.A. , filial del Grupo Schibsted.

Si el premio hubiera venido de los dueños no lo hubiera valorado tanto. En ese caso, habría preferido -como la mayoría de mis colegas- un aumento de sueldo. Pero han sido los empleados, el factor trabajo, que ahora llamamos finamente capital humano (como si «capitalismo humano» no fuera un oxímoro), quienes han decidido libremente poner a 20 minutos en el podio de las mejores empresas españolas para trabajar.

¡Gracias a todos los veinteminuteros por esta alegría!

Estoy emocionado y agradecido.

Éste que sigue es el artículo publicado hoy por El País en su página 98 de Negocios.

¡Ahí queda eso!

¡Ah! Quiero felicitar desde aquí a nuestros primos del Grupo Intercom por haber obtenido el puesto número 1 entre las mejores empresas españolas para trabajar de 100 a 250 empleados.

¡Enhorabuena!

El Grupo Intercom participa en Infojobs, empresa controlada por el grupo Schibsted, con sede en Noruega y con filiales en más de 20 países. Tanto Infojobs como 20 minutos compartimos muchos valores comunes de la cultura corporativa del Grupo Schibsted:

He aquí nuestros tres pilares:

1.- Pasarlo bien

2.- Ganar dinero

3.- Con integridad

La huella que Tinius deja en 20 minutos

Lamento que, después del último post dedicado a la muerte de mi amiga Solita Salinas, y tras varios viajes y un largo silencio, vuelva hoy al blog con otro fallecimiento. Acabo de regresar de Noruega donde anteayer enterramos, en ataud blanco, a Tinus Nagel-Ericksen (73 años), principal accionista y vicepresidente del Grupo Schibsted propietario de «20 minutos España S.A.».

Hacía tiempo que no asistía yo a una ceremonia religiosa protestante (servicios dominicales, bodas, etc.) y había olvidado la diferencia abismal que tiene con la liturgia católica. Además, era la primera vez que asistía a un funeral en una iglesia protestante (Ris kirke) y a un acto laico en memoria de un fallecido fuera de España. Ambos me impresionaron (yo soy facilmente impresionable con todo lo novedoso) por comparación con lo que hacemos aquí.

En Oslo enterramos a Tinius Nagel-Ericksen , un magnate de la prensa de Escandinavia y de otros 20 paises. Tinius era, seguramente, unos de los hombres más influyentes en el panorama de la prensa emergente de Europa.

Entre sus numerosos medios de comunicación destacan los diarios conservadores y progresistas, on line y off line, de Oslo, de Estocolmo y de otras ciudades nórdicas, así como las principales web de información y de clasificados de Europa (Infojobs, Segundamano, Anuntis, etc.) y diarios gratuitos de calidad como 20 minutos (líderes indiscutibles por su número de lectores en España y Francia).

Mientras escuchaba los himnos religiosos, cantados por el Coro de la Opera de Oslo, y acompañados, en sorprendente armonia, por el público que llenaba la iglesia, no pude evitar un recuerdo para el último entierro de un magnate de la prensa al que asistí este verano en Madrid. Fue el entierro de Jesús de Polanco, principal accionista del Prisa, un grupo que factura mas o menos lo mismo de nuestro Schibsted. Igualados en vida por su cifra de facturación y, quizás, por su cuenta de resultados, que diferente fue el trato que ambos recibieron en su muerte.

Durante la homilía del pastor y los discursos de los altos ejecutivos de Schibsted, ministros del Gobierno noruego y grandes periodistas del Grupo (que naturalmente no comprendía más que por el resumen que, en voz baja, me hacía mi compañera de banco) me dió por pensar en Polanco. Por comparación, tuve la sensación de que habíamos cometido una gran injusticia dando tierra a Polanco en el cementerio de la Almudena sin más ni mas. Sólo hubo una breve homilía del padre Martin Patiño, una breve frase de gracias de su hijo Ignacio Polanco, un aplauso espontáneo del público y fin del sepelio bajo un sol de fuego.

Anteayer, en Oslo, todo fue muy distinto.

En primer lugar, nevaba al entrar en la iglesia y el cortejo fúnebre salió de ella caminando sobre una alfombra blanca de nieve fresca.

En segundo lugar, entre discurso y discurso, glosando la personalidad, la vida y la obra del magnate fallecido, sonaron bellísimas composiciones musicales elegidas en vida por el fallecido (el Adagio de Albinoni, el Coro de los Esclavos de Nabucco de Verdi, el Ave verum de Mozart, entre otras que yo no pude reconocer).

En tercer lugar, tuve la sensación de que a nuestro vicepresidente le hubiera encantado presenciar su funeral porque tuvo una buena dosis de humor. Tinius tenía un sentido del humor muy acentuado (y dicen que algo raro, para un hombre tan rico).

Al salir de la iglesia me contaron las anécdotas que, en varias ocasiones, hicieron estallar en carcajadas al público congregado frente al ataud blanco que contenía el cuerpo de Tinius. Nada que ver con la severidad de las ceremonias católicas.

A la cremación de los restos de Tinius, siguió un almuerzo-merienda-cena en la sede central del Grupo Schibsted, con un menú tan elegido en vida por el fallecido como la música que interpretaba un cuarteto de cuerda entre discurso y discurso. Y entre plato y plato, con buen vino, abundante cerveza y el siempre presente y fortísimo aquavit, me tocó, como representante de los empleados no escadinavos del Grupo Schibsted, decir unas palabras sobre lo que ha significado la huella de Tinius en 20 minutos España y en las demás empresas periodísticas fuera de los países nórdicos.

Hablé en inglés, con mi inconfundible acento andaluz. Y ya que lo tengo escrito en español para poder enviarlo a todos los empleados de 20 minutos en España, no me resisto a compartirlo también con los lectores de mi blog. Su lectura es, como siempre, libre.

Obituario

Tinius Nagel-Ericksen, vicepresidente de Schibsted

Oslo, 21 de noviembre de 2007-11-23

(JAMS)

Queridos amigos:

Ha sido un gran honor para mi haber sido invitado por Kjell Aamot para asistir al funeral por Tinius y estar aquí con todos vosotros. Y ha sido también un honor incluso mayor el hecho de que Kjell, Sverre y Hans Erik hayan pensado en mí para dirigir unas palabras (breves, me han recalcado, pues conocen mi amor por los micrófonos) sobre lo que ha significado Tinius para nosotros; y me han pedido que lo hiciera, además, en nombre de todos aquellos empleados de Schibsted que no somos escandinavos (aún). Gracias, Kjell, Sverre y Hans Erik.

La primera vez que oí el nombre de Tinius fue en la primavera de 2001 en Madrid. Fue durante el “road show” para vender nuestra compañía Multiprensa (editora de 20 minutos en España), fundada dos años antes en el sótano de mi casa. Noruegos, suecos e italianos eran los finalistas y la oferta sueca era, por poco, la más alta en dinero.

No puedo negar la influencia de mi suegra (100% noruega) en la decisión de vender nuestra compañía a Schibsted. Ella me dijo:

“José, dont even think in selling it to the suidish or italians! Uff da!”

(“José, ni se te ocurra vender la compañía a los suecos ni a los italianos. ¡Uff Da!”-expresión intraducible, debe ser un taco).

En esta hora triste de compartir confidencias, debo decir, en memoria de Tinius, que la decisión fue tomada cuando Arsenio Escolar, Director Editorial, y yo, como CEO-Director General, respondimos a la pregunta de nuestro entonces presidente, Julio Ortega:

-“¿Quién os gusta más como nuevo dueño de nuestra empresa?”

Tanto Arsenio como yo lo teníamos muy claro: “los noruegos”, dijimos.

Por dos razones de mucho peso:

Primera:

Estudiamos el modelo suizo 20 minuten y era tan local como el nuestro, mientras que Metro era más global

Segunda, last but not least (la última, pero no la menos importante):

los de Schibsted nos garantizaban la libertad de expresión, la independencia editorial, la credibilidad y la calidad. ¡Y lo hacían por escrito! Lo hacen a través de una fundación que llaman Tinius Trust.

Tinius”, nos dijeron los noruegos, “es el mayor accionista de Schibsted y ha sido periodista al mismo tiempo que dueño y, lo que es más importante, defiende la libertad de expresión y la independencia en sus medios de comunicación”.

Arsenio y yo nos miramos y pensamos:

-“No me digas más. Está decidido”.

Y aquí estamos.

Apostamos por la libertad de prensa, garantizada por el Tinius Trust.

La libertad es una planta maravillosa, aunque frágil y delicada. Como vosotros probablemente sabréis, la libertad de expresión fue, durante siglos, una planta exótica y extranjera que apenas podía crecer y florecer en España. Y ahora Schibsted está defendiendo y cultivando esta plata maravillosa en 20 países y con muchas lenguas diferentes.

Yo también he sido periodista, en plena dictadura de Franco y en democracia, antes que fundador de empresas y periódicos, y os aseguro que, en verdad, aprecio mucho el valor de la libertad de expresión. La libertad, amigos, es como el oxígeno, pues la valoras mucho más cuando te falta.

A mi me faltó la libertad durante demasiados años de mi vida y luché y lucho por ella, tal como nos enseñó Tinius a través de su vida y de su obra, y mediante su noble y generoso Tinius Trust.

Han pasado siete años desde que os vendimos nuestra compañía y, gracias al espíritu y a la letra del Tinius Trust, bajo la dirección y el apoyo de Kjell Aamot y de mis jefes directos, primero Birger Magnus y ahora Sverre Munk, ha sido posible el milagro de “garantizar y fomentar la libertad y la independencia” en 20 minutos en España.

Y lo hemos hecho, además, cumpliendo lo mejor que podemos los tres principios fundamentales de Schibsted:

“(1) Pasarlo bien, (2) ganar dinero y (3) con integridad”.

Cuando predicamos en España o en América Latina los valores del Tinius Trust (“libertad religiosa, tolerancia, derechos humanos y principios democráticos”), que nosotros proclamamos y defendemos con orgullo, nuestros colegas nos miran con sana envidia.

Por eso, con orgullo y agradecimiento, declaro, en este momento tan solemne y emocionante para todos nosotros, por la ausencia de Tinius, que jamás en toda mi vida profesional (en más de 20 empresas) he disfrutado de tanta libertad, independencia y confianza como en 20 minutos España, gobernada de acuerdo con los valores que Tinius ha defendido y nos ha legado para garantizarnos la libertad de prensa en el futuro.

El Cid Campeador fue un legendario caballero medieval de Burgos (la tierra donde nació Arsenio), que es famoso porque ganó batallas épicas incluso después de muerto. De la misma forma, os digo ahora que Tinius, por los principios profesionales y éticos que inspiran su obra y por su ejemplo de integridad personal y de amor a la libertad, seguirá ganando en el futuro batallas muy importantes para el Grupo Schibsted.

La huella profunda que Tinius ha dejado grabada en todos nosotros contribuirá a que Schibsted siga ganando batallas en su nombre, y en la senda de la libertad de prensa.

A Tinius le habría gustado esta frase de Don Quijote, que mi padre me recitaba frecuentemente cuando yo era niño:

-“La libertad, Sancho, es uno de los dones más preciosos que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por ella se puede y se debe aventurar la vida”.

Gracias, Tinius, por defender la libertad tuya y nuestra. Nunca olvidaremos tu mensaje y tu ejemplo.

Descansa en paz.

Y ahora va lo que dije ante el microfono. Es lo mismo, pero en mi inglés

Eulogy

Tinius Nagell-Ericksen

Oslo, November 21, 2007

(JAMS)

Dear friends,

It was a great honor for me to have been invited by Kjell Aamot to attend the funeral for Tinius Nagell-Ericksen and to be here with all of you: his family, friends and colleagues. I am honored even more that Kjell, Sverre and Hans Erik thought of me to say a few words (briefly, they emphasized, because they know how much I love microphones!) on behalf of Schibsted’s international family, about what Tinius has meant for those of us who are not Scandinavians (yet). Thank you, Kjell, Sverre and Hans Erik.

The first time I heard the name Tinius was in the spring of 2001 in Madrid. It was during our road show to sell our company Multiprensa (the publisher of 20 minutos in Spain), founded 2 years earlier in the basement of my house. Norwegians, Swedes and Italians were the finalists and the Swedish bid was, by very little difference, the highest in monetary terms.

I cannot deny the influence of my mother-in-law (100% Norwegian) in the decision to sell our company to Schibsted. She said:

– “Jose, don’t even think about selling it to the Swedes or the Italians! Uff Da!

In these sad hours of sharing confidences, I must say, in memory of Tinius, that the decision was settled when Arsenio Escolar, the Editor in chief, and I, as the CEO, responded to the question of our then President, Julio Ortega:

-“Who would you like the most as the new owner of our company?”

Both Arsenio, as much as myself, were very clear: “The Norwegians,” we answered. And for two very important reasons:

First, we had studied the Schibsted model of 20 minuten in Zurich and it was as local as ours, while Metro was more global.

Second, and last but not least: Schibsted guaranteed us freedom of expression, editorial independence, credibility and quality – and all in writing! They did this through a foundation they called the Tinius Trust.

-“Tinius, the Norwegians told us, was the largest shareholder and had been a journalist as well as an owner, and most importantly, he encourages freedom and independence in his media”.

-“Say no more,” we both thought immediately.

And here we are.

We staked our decision on the Tinius Trust’s guarantee of freedom of the press. This freedom is such a marvelous plant; a plant though fragile and delicate. As you probably realize, for centuries it was an exotic foreign plant that could not thrive in Spain. And now, Schibsted is defending and cultivating this marvelous plant in 20 counties with many different languages.

I also have been a journalist both in the Franco dictatorship and in democracy before being a founder of newspapers and companies, and I assure you that I truly appreciate how much freedom of expression is worth. For freedom, like oxygen, is most valued when it is lacking.

I had a lack of freedom during too many years of my life and I have fought, and I still fight for it, as Tinius has taught us through (thru) his life and work, and his noble and generous Tinius Trust.

Seven years have gone by since we sold our company, and thanks to the spirit and letter of the Tinius Trust, under the direction and support of Kjell Aamot and of my direct bosses, first Birger Magnus and now Sverre Munck, the miracle of “ensuring freedom and independence” in 20 minutos in Spain was indeed possible. And we accomplished, the better we can, the three fundamental principles of Schibsted:

-(1) Have fun, (2) make money and (3) with integrity.

When we preach in Spain or in Latin America the values of the Tinius Trust (religious freedom, tolerance, human rights and democratic principles), which we proclaim and defend with pride, our colleagues look at us with healthy envy.

For this reason, and with pride and gratitude, I wish to say at this sad and emotional time for all of us, that I have never enjoyed in my entire professional life (in more than 20 companies) as much freedom, independence and trust as in 20 minutos España, governed in accordance to the values that Tinius defended and given to all of us to guarantee a future of freedom of the press.

El Cid Campeador (The Champion Knight) was a legendary medieval Spanish knight from Burgos (the land where Arsenio was born) who is famed for winning epic battles even after death.

Likewise, Tinius, through his professional and ethics principles that inspired his work, along with his shining example of personal integrity and love of freedom will continue to win important future battles for the Schibsted Group. The trail that Tinius left for us to follow will help us all to continue ahead on the right track of freedom of expression.

Tinius would have liked the phrase of Don Quijote that my father recited to me when I was a child:

-“Freedom, Sancho, is one of the most precious gifts that the heavens have given unto man (mahn). It cannot equal all the treasures that the earth holds nor all those that the seas cover: for this, one should, and one must, stake his life!”

Thank you, Tinius, for defending your freedom and our freedom. We will never forget your message and your example.

Rest in peace.

Ya estoy en España. Y la verdad es que en Madrid hace casi tanto frío como en Oslo, pero sin nieve. No puedo escribir más por hoy. Tengo que ayudar en la cocina. Mañana nos comeremos el tradicional pavo del Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day, que fue ayer jueves) y tenemos que preparar un montón de tartas raras (de calabaza, de ruibarbo, de manzana, etc.). Cambio, pues, el teclado por el mandil.

¡Mande!

Raúl (sal) del Pozo. No tengas miedo a la libertad

¡Pobre Raúl! ¡Sal del pozo en el que te has metido, seguramente sin querer, más por ignorancia y falta de reflexión que por maldad. Por mucho que milites en sus filas, tú no eres Pedro Jota.

Atraído por el título («Los gratuitos» -yo vivo de ellos), he leído tu columna de ayer en El Mundo y me ha producido cierta tristeza.

Dice el proverbio «no hay mejor desprecio que no hacer aprecio». Sin embargo, en honor al buen recuerdo personal y profesional que guardo de ti -de los tiempos de la ominosa Dictadura, cuando tanto ansiábamos escribir y vivir en libertad- no puedo dejar de copiar y pegar aquí la resquebrajada columna que has escrito contra los 2,4 millones de ciudadanos libres que leemos cada mañana un diario gratuito como 20 minutos. (Por cierto, no se si sabes que 20 minutos es el que más lectores diarios ha conseguido en la historia de España, más del doble que El Mundo).

No se qué mosca te ha picado para convertir en caracteres tipográficos tu diarrea mental contra la hermosa aventura de dar de leer al sediento. La escritura -por si no lo sabes- es libertad.

Pero, en el atardecer espléndido de este sábado otoñal, no tengo apenas tiempo para contestar al último párrafo de tu artículo. (Me esperan para dar un paseo, antes de que se ponga el sol). Algún otro día trataré de contarte un cuento sobre los efectos del miedo a la libertad, un miedo que podría estar secando tu ingenio de antaño.

Por favor, no añores la Dictadura y la censura contra las que tanto hemos luchado. Tú no eres Pedro Jota, pero tampoco el duque de Rivas. No me defraudes, Raúl.

¡Sal del Pozo, Raúl, y defiende la libertad de expresión de todos los ciudadanos! No sólo la de los señoritos periodistas. Se acabó el periodismo del monólogo del siglo pasado (me refiero al XIX).

Gracias a la revolución digital, que tanto vértigo te produce, en algunos medios gratuitos, como 20 minutos , intentamos transitar con naturalidad y en libertad por el nuevo periodismo del diálogo del siglo XXI. Venimos del monólogo y vamos hacia el diálogo. ¡Qué maravilla!

No temas tanto a la libertad, Raúl. Basta con que recuerdes cómo éramos cuando no la teníamos y estoy seguro de que se te aliviará ese pánico a la libertad que reconoces en tu anacrónica columna.

No es para tanto, hombre.

P.S. Puestos a combatir las calumnias y las insidias, te diré que 20 minutos no es un diario sin redacción: 327 personas en nómina trabajamos cada día para servir a nuestros 2,4 millones de lectores (en su mayoría jóvenes y tantos chicos como chicas).

De esa plantilla de oro, unos 200 son periodistas ¡y muy buenos!. Ya los quisieran para sí los dinosaurios de pago que venden -como tú mismo dices- cuberterías, DVDs, libros, sellos de Franco, etc. y regalan su diario, porque cada día hay menos gente joven que lo compre.

Es natural. Por razones puramente biológicas, se van muriendo los lectores viejos de pago y no entran jóvenes compradores en vuestra trasnochada prensa de trinchera. Consideran que lo que les ofrecéis no vale un euro. Y quizás tengan razón.

Raúl: con una tasa de reposición tan negativa, te veo pronto escribiendo un blog y pidiendo refugio en elmundo.es al grito de ¡Viva Internet!.

No temas. Serás bienvenido entre los bloggueros.

20 minutos triunfa en Telemadrid

Hola. Ya estoy de vuelta de las playas de Tenerife, tras un espléndido fin de semana. Comerciales y directivos de esta empresa hemos trabajado y reflexionado juntos sobre el futuro comercial del diario «20 minutos», de la revista mensual «calle 20» y de web www.20minutos.es (donde se hospeda este blog).

En estos días, no he leído ningún diario de pago y vuelvo bastante relajado (más moreno) y desintoxicado de la presión mediática de la capital. A ver cuánto me dura.

Mis amigos de Telemadrid me han enviado copia de su informativo «Diario de la Noche» (28/2/07) en el que su presentador, Fernando Sánchez Dragó, nos echa algún piropo -que agradecemos- y emite un reportaje realizado en nuestra bellísima e inigualable redacción en el Palacio de la Prensa de Madrid.

Sólo por ver la redacciónde 20 minutos vale la pena que miren este breve video que voy a intentar pegar aquí, si aún recuerdo como se hace. Además sale hablando nuestro bloguero económico y director adjunto de 20 minutos, Joan Francesc Domene, y un servidor (sin la boina) en lo que, hasta hace poco, fue mi despacho en la segunda planta, junto a la lámpara checa.

Ahora estoy en la 5ª planta y mi viejo despacho (cargado de terribles historias que algún día contaré aquí) lo ocupan otros miembros de nuestras redacciones on line y of line recientemente integradas en una sóla, tal como ya contó Arsenio Escolar en su blog de aquí al lado.

Ahí va el recorte del Diario Noche de Telemadrid:

Gracias, Fernando, por tus piropos.

Mañana volveré a leer los periódicos y a comparar sus titulares.

¿Cientos de miles o 120.000 contra Zapatero?

Ya de niño, con el cerebro medianamente lavado por los frailes, me impresionaron mucho estos versos cómicos de un romance (creo que anónimo) sobre una contradicción recionalmente irresoluble:

¿Cómo es posible que, siendo Dios infinitamente poderoso y, a la vez, infinitamente bueno, pueda permitir que ocurran tantas desgracias, tanto sufrimiento evitable, tanta hambre, desigualdad, tortura, injusticia, etc, sobre la Tierra?

Una de dos: o no es tan poderoso como dicen mis frailes o no es tan bueno.

La respuesta me la dió este sabio romance de cariz peligrosamente racionalista:

«… vinieron los sarracenos

y nos molieron a palos,

que Dios ayuda a los malos

cuando son más que los buenos…»

Quizás, por eso, buena parte de la COPE, El Mundo, el PP, los profesionales de la política que viven (y a menudo abusan) de las víctimas, etc., tienen tanto interés en sumar mucha gente en la calle a favor de sus pancartas políticas.

Deben creer, como el autor del romance, que si llegan algún día a ser muchos más que los otros, entonces tendrán a Dios de su lado.

Al final, va a resultar que ser bueno o malo va a depender de los votos.

Sin embargo, esta vez me ha parecido ver pocos curas y monjas y ningún obispo en esa quinta manifestación contra el diálogo de Zapatero con ETA , aprobado por los representantes de la mayoría de los españoles.

Ambos diarios difieren hoy en sus portadas en la cantidad de manifestantes -lo que ya es habitual- y también en el objetivo que pretendían los convocantes.

El País, abajo:

Más de 120.000 personas se manifiestan en Madrid contra el diálogo con ETA

Sumario:

La cúpula del PP se suma a la manifestación

El Mundo, arriba:

Una gran multitud pide por quinta vez a Zapatero que no se rinda

Sumario:

Cientos de miles de personas, incluída la plana mayor del PP, contra la negociación con ETA

Como vemos, en El Paísvan:

«contra el diálogo con ETA»

mientras en El Mundo van:

«contra la negociación con ETA

Por el famoso romance, ya sabemos que las palabras las carga el diablo o Dios, dependiendo del número de personas que las digan o, quizás, -¿por qué no?- de lectores que las lean?

Y si dependiera del número de lectores… (¡ay!), Dios estaría apoyando… a los 2,5 millones que leen cada día 20 minutos y no a los 1,2 millones escasos que leen cada día El Mundo. (Este argumento no me consuela nada, porque en la edición digital El Mundo aún nos gana con mucha ventaja. Claro que la lanzaron diez años antes que 20minutos.es) El tiempo lo dirá.

¿Será verdad que los obispos, que hace exactamente un año pedían más dinero al Estado (véase El País, 26-11-05), están ya satisfechos con lo que han sacado de nuestros bolsillos, gracias a la generosidad o cobardía del gobierno socialista?

Por lo que veo, los obispos ya no hacen tanto ruido… a la vista.

¿Será por dinero o por la genuflexión de Moratinos ante su colega en el Vaticano?

Aquí pasa algo.

Dos artículos recomendables de El País (Domingo).

Uno es éste análisis de Javier Pradera:

Guerra y dictadura

LOS INCIDENTES PRODUCIDOS en el Valle de los Caídos con ocasión de una misa por el 31º aniversario de la muerte de Franco, por un lado, y la petición suscrita por cerca de noventa organizaciones de izquierda para que el proyecto enviado por el Gobierno a las Cortes el pasado 8 de septiembre en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura sea retirado del Congreso, por otro, ponen de relieve que el debate intergeneracional sobre las siete décadas pasadas continúa vivo. La iniciativa tendrá una agitada travesía parlamentaria; mientras el PP anuncia su rechazo frontal, ERC e IU anuncian sendas enmiendas a la totalidad. Y si los medios de la derecha presentan el proyecto como un acto de revanchismo, un informe de Amnistía Internacional descalifica su articulado como una especie de ley de punto final o de amnistía encubierta.

El proyecto de ley del Gobierno que amplía derechos y establece medidas en pro de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo será impugnado en el Parlamento desde la derecha y desde la izquierda

La propuesta gubernamental elude el título previsto de ley de memoria histórica y adopta un rótulo descriptivo referido al reconocimiento y ampliación de derechos y al establecimiento de medidas «a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura». Se trata de una decisión razonada: la exposición de motivos aclara que no es tarea de las normas jurídicas «implantar una determinada memoria histórica» o «reconstruir una supuesta memoria colectiva». Una vez excluido el empleo de esos estereotipos, reificadores de experiencias personales y diversas, la propuesta gubernamental opta por amparar la recuperación de la memoria personal y familiar, que incluye el derecho a la reparación de las injusticias sufridas en forma de condenas, sanciones o violencias «cualquiera que fuere el bando o la zona en la que se encontraran quienes las padecieron». Los recuerdos mantienen una singularidad individual, irreductible a una fantasmal memoria histórica -colectiva y monolítica- cuya voz sería monopolizada por los portavoces que se arrogasen el privilegio de hablar en su nombre.

Pero la batalla de las palabras desempeña un papel en las guerras políticas: la kilométrica denominación del proyecto gubernamental facilitará el regreso a los debates parlamentarios y a la prensa de la expresión memoria histórica con que ERC bautizaba en febrero de 2006 -añadiendo republicana y antifascista- su proposición de ley, rechazada después por el Congreso. Navegando entre los improperios derechistas, por planear una supuesta revancha simbólica frente a los vencedores de la Guerra Civil, y las denuncias izquierdistas, por no declarar de modo expreso la ilegalidad de la dictadura, la exposición de motivos del proyecto de ley reivindica, sin embargo, su voluntad de dar continuidad al espíritu de concordia y de respeto al pluralismo que guió a la transición e inspiró a la Constitución.

Desde el punto de vista de la reconciliación nacional, es lógico que los grandes beneficiados de la ampliación de los derechos y de las medidas económicas mencionadas en la norma sean los represaliados, encarcelados y exiliados por haber servido a la Segunda República o por haber luchado contra el régimen de Franco cualquiera que fuese su alineamiento (o el de su familia) durante la guerra, sin olvidar a sus deudos ni a los familiares de los fallecidos. El proyecto indemniza igualmente a los herederos de los muertos por la democracia entre 1 de enero de 1968 y 6 de octubre de 1977.

El proyecto regula también una miscelánea de materias: desde la localización de los desaparecidos hasta la doble nacionalidad de los brigadistas, pasando por el Valle de los Caídos, el Archivo de Salamanca y la supresión de los escudos conmemorativos de la Guerra Civil en los edificios estatales. Junto al polémico terreno de las cuestiones simbólicas, el principal tema de discordia entre el Gobierno y sus aliados girará en torno a las sentencias dictadas por tribunales militares en juicios sumarísimos; el invento sustitutorio de la nulidad de esos fallos, una «declaración de reparación y reconocimiento personal» que concedería un consejo elegido por el Parlamento, carecería de efectos jurídicos o de cualquier otro tipo y omitiría el nombre de los verdugos, parece una broma de los Santos Inocentes.

Y el otro es de John Carlin sobre la lucha contra el sida y sobre la situación de la mujer en Africa . Aviso: es largo, pero vale la pena leerlo:

REPORTAJE LA GRAN PLAGA

El hombre que plantó cara al sida

Gay, ex prostituto y enfermo, Zackie Achmat se ha convertido en una leyenda en la lucha contra la pandemia

JOHN CARLIN

26/11/2006

Los padres de Zackie Achmat eran musulmanes conservadores. Cuando él tenía 14 años prendió fuego a su colegio, se fue de casa y se ganó la vida durante una época como prostituto homosexual. Ateo declarado, con ideas políticas forjadas a base de una intensa lectura de las obras de Marx, Lenin y Trotski, contrajo el sida a los 28 años y fundó el primer movimiento de su país defensor de los derechos de gays y lesbianas. Su padre se fue a la tumba odiándole; su madre nunca logró sobreponerse a la vergüenza. Sin embargo, hoy, el propio Nelson Mandela le ha calificado como un héroe nacional en el país más golpeado por el sida del mundo. Porque no existe ninguna otra persona en Suráfrica, ni seguramente en ningún otro país, que haya dedicado tanto tiempo y energía, que se haya entregado de forma tan desinteresada a la guerra contra el sida; que haya sacrificado tanto para ayudar a tantos.

Achmat es un emblema de la lucha global contra un virus que ha infectado a 40 millones de personas

900 personas mueren cada día en Suráfrica por sida, y otras 1.000 resultan infectadas

«El riesgo de difusión del sida es mayor en países en los que hay excesos sexuales pero no libertad sexual»

«El hijo de Mandela murió de sida, y él lo anunció al mundo para combatir el tabú del sexo y el sida»

La inmigración y la desigualdad entre sexos favorece la enfermedad en India, China y Rusia

«Si disminuye la violencia contra las mujeres, el resultado será una contención de la epidemia».

Achmat, nacido en 1962, despierta la misma admiración fuera de su país y es reconocido entre los activistas del sida como un emblema de la lucha global contra una enfermedad que hoy padecen 39,5 millones de personas, 4,3 millones más que a finales del 2005, según la ONU. Mañana mismo,

Achmat, que ha sido nominado para el Premio Nobel, hará una intervención ante el Banco Mundial en Washington en la que propondrá que combatir el sida no debe ser sólo prioridad para los países pobres más afectados -o incluso países grandes en peligro como China, India y Rusia -, sino que tiene que ser una responsabilidad compartida. Todos deben aportar apoyo político y económico, dirá, porque no hacerlo en un mundo interdependiente, de fronteras más y más porosas, impactará de manera imprevisible en la prosperidad y seguridad de todos.

Achmat, coincidiendo con el inminente Día Internacional del Sida, hizo un análisis para EL PAÍS de la situación actual. Destacó que, aunque el número de víctimas del virus no deja de crecer, hay motivos para el optimismo, principalmente debido a que los avances científicos se empiezan a aplicar por fin en África, donde viven tres cuartas partes de las víctimas, pero un millón de personas ya tiene acceso a los medicamentos antirretrovirales que hace tiempo son accesibles a todos en los países ricos.

Achmat lleva ocho años dirigiendo una organización llamada Campaña de Acción para el Tratamiento (en inglés, TAC), que se ha dedicado en gran medida a presionar a su Gobierno, a la industria farmacéutica y a la opinión internacional para que se acabe con la desigualdad en el acceso al tratamiento para el sida en países ricos y pobres. La TAC es al sida lo que el partido gobernante de su país, el Congreso Nacional Africano (ANC), del ex presidente Mandela, fue al apartheid. Y así como en los tiempos de lucha de Mandela, Suráfrica era símbolo mundial de la discriminación racial, hoy Suráfrica ofrece el ejemplo más deplorable de cómo reaccionar ante la epidemia.

Mandela declaró en una famosa ocasión que estaba dispuesto a dar la vida por su causa. Achmat ha estado todavía más cerca que Mandela de dar la suya. Durante años se negó a tomar la medicación antirretroviral que podía salvarle la vida porque los fármacos no estaban al alcance de los surafricanos pobres. Mandela le pidió personalmente en 2002 que cediera, pero hubo que esperar al año siguiente, cuando el Gobierno de Thabo Mbeki relajó su perversa postura contra el tratamiento antisida, para que Achmat -con la enfermedad plenamente desarrollada y al borde de la muerte- empezara a tomar las píldoras de Lázaro.

Desde entonces ha sufrido un ataque al corazón que volvió a ponerle al borde de la muerte. Sin embargo, durante la entrevista celebrada esta semana, irradiaba el optimismo y la buena salud de un hombre que ha visto sus esfuerzos recompensados, que ha ganado batallas contra su Gobierno y contra la industria farmacéutica internacional, ya que ha ayudado a dividir por 25 el precio de los fármacos antisida en Suráfrica desde que fundó la TAC, en 1998. Que las cosas parezcan estar cambiando, que el Gobierno surafricano esté sacando, por fin, la cabeza de debajo del ala, se debe más que nada al activismo de Achmat, que vivió buena parte de su adolescencia en la cárcel (incendiar su colegio fue uno de los muchos actos de protesta política y por el que estuvo nueve meses incomunicado cuando tenía 15 años) por su militancia en el ANC, que pasó los años ochenta en la clandestinidad en nombre del ANC y que ha dedicado los ocho últimos años de su vida a combatir la postura del Gobierno del ANC respecto al sida. Y está ganando.

Mbeki parece aferrarse todavía a la posición de «negar la evidencia» cuando asegura que el virus del sida no mata, que los fármacos antirretrovirales hacen más mal que bien y que la remolacha y el ajo son la mejor cura para la enfermedad. Pero la presión política en su país y fuera de él -en gran parte generada por la TAC- ha alcanzado su masa crítica, y tanto él como, sobre todo, los futuros aspirantes a la presidencia dentro de su propio partido se han visto obligados a cambiar de rumbo y sumarse a la ortodoxia internacional sobre la materia. Hay muestras de una revolución silenciosa en la política sobre el sida dentro del Gobierno de Mbeki, indicios de que se preparan medidas radicales para mejorar el acceso a tratamientos antirretrovirales y para que el Gobierno abandone su retórica confusa, engañosa, cuyas consecuencias muchos consideran criminales dentro y fuera de Suráfrica.

A pesar de que el número de personas infectadas de sida es sólo comparable al de India, un país con una población 25 veces mayor, el panorama nunca ha sido tan esperanzador para la campaña de la TAC. Tanta energía positiva desprende Achmat -lleva, como siempre que aparece en público, una camiseta negra con las palabras HIV-Positive estampadas en el pecho, en grandes letras blancas-, que incluso logra sacar algún consuelo de las abominables cifras del sida en Suráfrica, las peores en un continente al que se atribuyen dos tercios de los casos mundiales; un país en el que 900 personas mueren de la enfermedad y 1.000 resultan infectadas cada día; que alberga a 5,5 millones de los seropositivos de todo el mundo; en el que el sida ha acabado ya con 1,5 millones de vidas.

«Las víctimas del sida, sólo en Suráfrica, son mucho más numerosas que las de la guerra de Irak», explica Achmat, que habla del tema sin parar durante cuatro horas -primero en un restaurante, ante una cena baja en colesterol (por su corazón) y sin alcohol (por el sida), y luego en su casa hasta altas horas de la noche-, con buen humor, con lucidez y con una pasión inagotable. «Pero aquí hemos hecho tan mal las cosas, somos un ejemplo tan claro de cómo no actuar ante la epidemia, que ofrecemos una buena lección al mundo que todos los gobiernos deberían estudiar».

«La gran lección sobre cómo no hacer las cosas está aquí». Lo que Achmat recomienda es estudiar el caso de Brasil, el país en vías de desarrollo que ha afrontado la enfermedad de forma más admirable.

Suráfrica y Brasil se parecen en muchos aspectos: los dos países tienen inmensas desigualdades entre ricos y pobres, son prósperos y dinámicos en comparación con sus vecinos y, a principios de los noventa, estaban prácticamente en el mismo nivel de sida. Para explicar lo que ha sucedido desde entonces, qué radicalmente distintos han sido los métodos utilizados por los dos, Achmat recurre a un gráfico que ha incluido en la intervención programada para mañana ante el Banco Mundial. El gráfico muestra dos curvas; una es la incidencia de la muerte por cada 100.000 mujeres entre 15 y 64 años en Brasil, y otra la del mismo grupo en Suráfrica. La curva brasileña es la que se podría esperar en cualquier país normal: asciende lentamente y se hace más brusca cuando el grupo de edad supera los 50. La curva surafricana es tan pronunciada cuando las mujeres están en plena edad fértil como a los 60 años.

En general, el número de muertes entre los hombres y mujeres del grupo de edad de 30 a 34 en Suráfrica es más elevado que ningún otro. «Nosotros nos hemos equivocado en todo y Brasil ha acertado en todo: unos dirigentes que han sentado un claro ejemplo, haber sabido combinar la prevención con el tratamiento, invertir el dinero necesario, mostrar, como sociedad, una actitud saludable respecto al sexo. Lo que quiero decir es que a Brasil no le acompleja que sus habitantes practiquen mucho el sexo. A diferencia de Suráfrica, donde también hay mucho sexo pero se ve la hipocresía y el rechazo desde las alturas». Achmat lo explica con una fórmula: «Beatería pública y permisividad privada». Mientras que en Brasil, dice, la permisividad es tanto privada como pública. «El problema, el riesgo de difusión del sida, es mayor en los países en los que hay excesos sexuales pero no libertad sexual; en los que es tabú hablar de sexo, pero a las mujeres se las trata de manera abominable».

A Achmat, cuya militancia le ha ganado el odio de peligrosos radicales musulmanes en Suráfrica, le horroriza lo que considera la peligrosa insensatez de las religiones que no son capaces de abordar con honradez la cuestión del sexo. «Lo malo es que se confunde moralidad con sexo, se eleva el sexo a la categoría de máxima inmoralidad. Y todavía peor es cuando la gente es permisiva pero pretende que no lo es. Lo que ocurre, yo creo, es que luchamos cada día para tener una nueva Ilustración. Porque la Ilustración significa democracia, razón, ciencia, igualdad, respeto al individuo. En la guerra contra el sida debemos librar esa batalla cada día».

Para Achmat, el gran defensor de esa Ilustración de nuestros días ha sido Nelson Mandela. «¡Eso es ser un dirigente! Ningún otro político surafricano ha hablado más abiertamente ni con más prudencia sobre el sida. En 2003 apareció en el estrado, en una concentración de la TAC, con una de estas camisetas de HIV-Positive. ¿Sabe lo que significa eso en un hombre que se crió en los años veinte y treinta, en un hogar tradicional, rural, aristocrático, que estuvo 27 años en prisión y que, en muchos sentidos, se comporta como un caballero victoriano del siglo XIX? ¡Y luego su hijo muere de sida y él da una rueda de prensa para anunciarlo al mundo, precisamente para combatir el tabú del sexo y el sida! En cambio, aquí, en Suráfrica, mueren 1.000 personas al día y nuestros dirigentes actuales, ni una palabra».

Sin embargo, las cosas están cambiando en Suráfrica. «Ha habido una gran transformación, y el próximo presidente no tendrá más remedio que hacer que el sida sea una gran prioridad. En comparación con 1988, el año en el que se celebró el primer Día Internacional del Sida, hemos avanzado enormemente en cuestión de tratamientos, uso de condones, investigación, y -cosa muy importante- cada vez se es más consciente de que existe una relación entre desigualdad entre sexos y sida; que si se disminuye la violencia contra las mujeres y ellas adquieren más independencia económica, el resultado será una contención de la epidemia».

También se dedica mucho más dinero a combatir el sida. Pero no es suficiente, el 50% de lo que se necesita en todo el mundo, dice Achmat, que considera «obscena, escandalosamente obscena» la desproporción entre el gasto dedicado a la llamada guerra contra el terrorismo y el dedicado al peligro mucho más claro e inminente representado por el sida y otras enfermedades que siegan la vida de los pobres, como la malaria y la tuberculosis.

No obstante, Achmat termina las cuatro horas de conversación en un tono esperanzado, como corresponde a un momento en el que parece encontrarse en el umbral de una famosa victoria, la de haber contribuido a cambiar por completo las políticas sobre el sida que han hecho de Suráfrica un caso perdido y un ejemplo vergonzoso para el resto del mundo. «Creo que el movimiento creado en torno al sida, no sólo aquí, sino también en el resto de África, ha engendrado un grado de solidaridad social y motivación común que no se había visto ni siquiera hace 50 años, durante los movimientos africanos de independencia. Creo que sobre las cenizas del sida podemos construir unas sociedades más democráticas y fuertes, como ocurrió en Europa tras la II Guerra Mundial».

La gran injusticia -una de las más grotescas del mundo- es que una enfermedad que ya es sólo crónica y en gran medida asintomática en Europa y en Estados Unidos, sigue siendo mortal en África. El gran objetivo es que se deje de discriminar a los países pobres en materia de salud; que tanto en África como en otros continentes en los que existe la amenaza de que el sida adquiera dimensiones africanas se logre la igualdad.

Achmat sabe que la victoria está lejos, que la guerra será larga, que todavía existen grandes peligros y será preciso matar más dragones, pero él mismo ha resurgido de las cenizas. Es inteligente, ambicioso, astuto y dinámico, y después de haber logrado victorias en el campo de batalla del sida más duro de todos, el de Suráfrica, después de haber derrotado él mismo a la propia muerte, su fe de ateo le dice que, a pesar de tanto sufrimiento, todo es posible.

Aún hay salvación para China, India y Rusia

LOS GOBIERNOS de China, India y Rusia, tres países que Achmat considera al borde de una catástrofe sin precedentes por lo que respecta al sida, aún tienen tiempo de actuar. «Los conocimientos y los tratamientos médicos están mucho más avanzados que cuando empezó a extenderse la enfermedad en Suráfrica, hace 10 años, y los medicamentos son muchísimo más baratos». Los motivos de alarma en estos países no tienen que ver sólo con que los casos de sida estén aumentando. «Tienen en común con Suráfrica dos factores que favorecen la epidemia: vastos movimientos de mano de obra inmigrante y una terrible desigualdad entre los sexos», explica Achmat.

Los trabajadores que están lejos de sus familias no sólo tienden a mantener relaciones sexuales superficiales en los centros urbanos en los que trabajan, sino que, cuando vuelven a sus hogares rurales de vacaciones, contagian la enfermedad a sus esposas. Por eso es por lo que el VIH, además de extenderse por toda Suráfrica, ha causado «estragos», según Achmat, en países pobres y exportadores de mano de obra del sur del continente, como Malaui, Lesoto y Mozambique. «Si se piensa que, en los momentos de máxima afluencia, Suráfrica ha tenido 1,5 millones de trabajadores inmigrantes, y que en China hay 135 millones, que en su mayoría viven en grandes recintos urbanos, y muchos de los cuales son -un factor de riesgo más- mujeres en edad de tener una vida sexual activa, es fácil ver las posibilidades de catástrofe».

Por lo que respecta a India, no sólo existen también grandes migraciones internas, sino que las clases medias viven en un rechazo de la realidad que es peligrosamente retrógrado. «Las clases medias jóvenes y florecientes siguen pensando que el VIH es cuestión de los homosexuales y de las trabajadoras del sexo», dice, al tiempo que destaca que hace 15 años la gente pensaba lo mismo en Suráfrica, pero que hoy las mujeres jóvenes de su país tienen cuatro veces más posibilidades de resultar infectadas que los hombres. «Lo irónico es que India es el mayor productor mundial de fármacos para el tratamiento del sida y, sin embargo, la gente es muy ignorante sobre la enfermedad». Por ahora, India está empatada con Suráfrica en cuanto al número de infectados, alrededor de 5,5 millones cada una. «Dado que tienen más de 1.000 millones de personas, esa cifra es menos del 0,5% de la población. Imagínese si alguna vez llegara al 10%, como aquí… E imagínese si tuviéramos porcentajes semejantes en China, las consecuencias que eso tendría en países como Vietnam, Camboya, Birmania, tal como hemos visto con los vecinos de Suráfrica. Por no hablar de la sangría de recursos a medida que la demanda de tratamiento adquiera proporciones masivas».

Rusia, cuyas posibilidades de desastre también ha estudiado Achmat, posee además un enorme problema de consumo de drogas por vía intravenosa, que se suma a un machismo desenfrenado y a inmensas oleadas migratorias de trabajadores que van del campo a unas ciudades en plena expansión. «Está claro con qué fuerza se está propagando la enfermedad en Europa del Este», advierte Achmat, que empezó a predicar la catástrofe en su país a principios de los noventa y que trágicamente ha resultado tener razón.

«El gran temor es que esos países sigan los pasos de Suráfrica, así que más vale que confiemos en que lo ocurrido aquí les sirva de advertencia», dice Achmat. «Una de las mejores cosas que pueden hacer todos los países en peligro de sufrir una epidemia similar», según Achmat, «es estudiar con detalle el ejemplo de Suráfrica».

Un Plan Marshall contra el sida

Achmat explica el argumento que piensa plantear mañana en el Banco Mundial y en el que seguramente va a seguir insistiendo, todavía con más fuerza, en años venideros: que lo que se necesita ahora en esta África asolada por el sida es el equivalente al Plan Marshall en Europa. Y que tiene sentido económico crear un fondo de reconstrucción para levantar «sociedades más democráticas, más responsables, en las que estos horrores no vuelvan a producirse».

«Contamos con las herramientas básicas para iniciar un Plan Marshall en África. Tenemos a la gente de nuestro lado», asegura el activista surafricano, que ha trabajado más que nadie para concienciar a la población sobre el sida y movilizar a los ciudadanos para que luchen por sus derechos. «Lo que necesitamos ahora es la dirección y los recursos necesarios». Es decir, como explicará mañana en Washington, que los países ricos deben dar más dinero, que hay que gravar con impuestos especiales a las clases medias y ricas, que las grandes empresas tienen que pagar, que los científicos tienen que colaborar y no competir -como ahora- para hallar una vacuna contra el sida, y que los Gobiernos deben ofrecer incentivos para animarles a hacerlo. Y que todo esto lo deben hacer los países ricos no sólo por obligación moral, sino por lógica política y económica.

Partiendo de la premisa de que las enfermedades como el sida que devastan los países africanos contribuyen a la pobreza, eliminando a la gente joven, de cuya mano de obra depende el progreso, Achmat argumenta que pagar ahora representa ahorrar mucho más a medio y a largo plazo. En una época en la que la migración masiva de los países pobres a los ricos genera tantos problemas, unirse de manera decidida a la guerra contra el sida es, para los países ricos, una cuestión de proteger sus propios intereses.

¿Merece o no merece este hombre el Premio Nobel?