Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Zaplana «planta» a Rajoy o Telefónica «ficha»…

Para El País el sujeto de su primera noticia, a cuatro y mandando arriba, es Zaplana y el verbo (plantar o dejar plantado) es bastante fuerte:

Zaplana planta a Rajoy y se va a Telefónica por un millón al año

Dos sumarios, a cuatro columnas:

Alierta contrata al ex portavoz por sus contactos con Berlusconi

El líder del PP fue uno de los últimos en conocer el abandono

El Mundo prefiere titular a dos columnas, al fondo de la página, y con foto centrada de Zaplana por abajo. Pero el sujeto de la noticia (ojo) no es Zaplana sino Telefónica y el verbo (fichar) es bastante blando:

Telefónica ficha a Zaplana como su delegado ante la UE y los gobiernos europeos

Y un sumario, cargado de intención contra Rajoy:

Esperanza Aguirre considera «muy mala noticia» que deje el escaño porque «España no está sobrada de personas de su valía»

¿Podría Rajoy tirar la toalla en favor de Gallardón?

¡Menudo follón se armó en el PP porque una presunta candidata está presuntamente pensando si se presenta o no al próximo Congreso para disputar a Rajoy la presidencia!

«¡Qué follaero!»,

decimos en Almería

Es tan absurdo (y tan predemocrático) todo lo que está pasando en ese partido que no me extrañaría nada que Rajoy decidiera fialmente tirar la toalla y marcharse a casa, una vez que ha perdido el apoyo incondicional de El Mundo, la COPE, el nuevo ABC, la Razón, Libertad Digital y otros medios igualmente próximos a la línea del trío Pinocho del 11-M (Aznar-Acebes-Zaplana).

El espectáculo de una espantá de Rajoy daría mucha gracia al Congreso del PP ya que dejaría la vía libre a Gallardón , eterno presunto aspirante a L Moncloa, para disputar la presidencia a la lideresa Esperanza Aguirre.

Tanto Gallardón como Esperanza Aguirre tienen más posibilidades de ganar las próximas elecciones generales de 2012 que el propio Rajoy en su tercer desesperado intento.

Les parecerá una locura o una chorrada lo que digo. Carezco de fuentes fidedignas y baso mis especulaciones en mi pura fantasía. Claro que, si acierto, podré decir que estuve bien informado… en mis sueños.

Lo que está pasando en el PP es de traca. Y coincide, ademas, con las elecciones primeras en los Estados Unidos , donde los afiliados y simpatizantes deciden quien será el candidato de su partido. Y los españoles lo estamos viendo por la tele.

¿Lo estarán viendo también los afiliados, simpatizantes y compromisarios del PP?.

¿Y no se les cae la cara de vergüenza?

¡Ay! Si Franco levantara la cabeza…

¿Por qué llamamos «izquierda abertzale» al «totalitarismo patriótico»?

(Todo esto que viene a continuación se lo pueden saltar, pero no se pierdan el artículo de Martín Pallín sobre ETA y el PNV , que he pegado al final). Tras leerlo, se me han quitado las ganas de seguir llamando «izquierda abertzale» («abertzale» significa «patriota» y/o «nacionalista» en euskera o vascuence) a los violentos que pertenecen al «totalitarismo patriótico» o «autoritarismo nacionalista» o simplemente «fascismo patriótico vasco«. Empecemos por llamar a las cosas por su nombre. Es muy importante el nombre de la cosa. Ya lo decía Borges en El golem:

«!Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de ‘rosa’ está la rosa

y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo'»

Cuando vi este chiste de Ricardo (Rajoy echando a escobazos a los «aznarillos» infiltrados en la dirección del PP) no podía dar crédito a mis ojos.

Efectivamente, me restregué los ojos y comprobé que el nuevo Rajoy heroico barría la basura aznarista del PP y se librada así de la influencia maligna del Pinocho del 11-M (¡atención!) nada menos que en la página 3 del diario El Mundo.

Aquí está pasando algo y no me estoy enterando muy bien de por dónde van ahora los tiros de Pedro Jota.

El chiste de Ricardo del jueves pasado no es todo. Hoy mismo, la portada de El Mundo le echa un capote a Zapatero de padre y muy señor mío.

La crónica de Bruselas ha merecido los honores de mandar a cuatro columnas en primera y en un tono tan positivo que, por un momento, pensé que estaba leyendo Público o El País.

Delicioso artículo de mi admirado Millás:

Dudas

JUAN JOSÉ MILLÁS

en El País 14/03/2008

Soy uno de los pocos españoles incapaces de dar un consejo a Zapatero para que administre bien su victoria o a Rajoy para que gestione con sabiduría su derrota. Y no es que me falten opiniones, pero todas son ajenas.

Tengo tantas opiniones ajenas (oigo mucho la radio) que apenas me queda hueco para las propias. Por otra parte, me importa un bledo, la verdad, cómo se lo monten Zapatero o Rajoy, ellos sabrán. Lo que en estos momentos históricos me preocupa es averiguar si Dios es un extremista o un moderado, asunto que no debe de inquietar a la población, pues ni los tertulianos ni los editorialistas se ocupan de él.

Me refiero, claro, al Dios de Rouco, de Acebes, de Ana Botella, de Rajoy, de Mayor Oreja; ese Dios cuyos representantes se manifestaron con pancartas y banderas varias veces durante la pasada legislatura; el mismo que está en contra del preservativo, del aborto, de la Educación para la Ciudadanía, de la investigación con células madres, del divorcio… ¿Ese Dios es moderado o radical? Tal es lo que me preguntaba mientras el piadoso Acebes aseguraba por la tele que el PP se había llevado los votos del centro, mientras que en el PSOE habían recalado los de los extremistas, es decir, los de quienes no están de acuerdo con meter en la cárcel a los niños de 12 años; los de quienes no practican el odio al extranjero; los de quienes están a favor de extender a los homosexuales los mismos derechos de los que goza el resto de la población… Quizá parezca ingenuo preguntarse si el Dios de Mayor Oreja es extremista o moderado, pero si va a tener sobre la presente legislatura la misma influencia que sobre la pasada, deberíamos poseer más datos acerca de ese Dios. ¿Cómo saber, en caso contrario, si cuando Rouco asegura que va a rezar por Zapatero debemos interpretarlo como una cortesía o como una amenaza?

FIN

Ahí va el excelente artículo del magistrado Martín Pallín (del que les hablé al principio), bastante oportuno tras la victoria electoral de Zapatero y la derrota de Ibarretxe. Yo lo he leído dos veces antes de copiarlo y pegarlo.

Alguien está volando sobre un nido de víboras

JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN

en El País 15/03/2008

Una parte representativa de la sociedad vasca está volando sobre un nido de víboras sin entrar en la guarida y sin tomar conciencia del peligro que representa. En la película que me ha inspirado el título de estas líneas (Alguien voló sobre el nido del cuco, Milos Forman, 1975), el protagonista, Jack Nicholson, se hace pasar por loco para conseguir su internamiento en un psiquiátrico y desmontar el poder autoritario y despótico de la enfermera jefe.

Euskadi tiene más autogobierno que algunos Estados de sistemas federales

El llamado «conflicto vasco» viene de lejos. Se mantiene después de una primera dictadura, una república y una larga y sangrienta dictadura que asoló a todos los vencidos, sin distinción. Pero la Constitución de 1978 ha servido para que Euskadi asuma una capacidad de autogobierno de la que carecen algunos Estados de sistemas federales. Y sin embargo, ha pasado el tiempo y el balance de la colaboración del nacionalismo vasco, en el que es necesario incluir a los que se agrupan bajo ese magma indescifrable del abertzalismo de izquierdas, nunca ha sido generoso -yo diría más bien ingrato- con aquellos españoles que, en medio de dificultades que ellos no están pasando, tenemos que convivir con los herederos, cada vez más crecidos y numerosos, de una de las dos Españas.

En la sociedad vasca se ha creado una segregación violenta de sus habitantes

Esos herederos de una de las dos Españas consideran cualquier signo de racionalidad como una debilidad inaceptable, traidora, cobarde e impropia de la España imperial. En el mismo plano, los fundamentalistas vascos realizan un análisis parecido al de los ultranacionalistas españoles. La violencia siempre necesita una justificación para sublimarla y convertirla en un acto heroico. Para disparar en la nuca a una persona es necesario que el asesino llene antes sus vísceras de un odio irracional alimentado por la existencia de un supuesto enemigo exterior, que sólo persigue el exterminio de los auténticos e indomables vascos.

Si los sueños de la razón engendran monstruos, los delirios de la sinrazón han alimentado a una camada de víboras. Que conste que no se trata de un exabrupto descalificante, sino de una autodefinición de los que tienen por anagrama el hacha y la serpiente.

Empieza a visualizarse lo que temíamos. La sociedad vasca, se ha escindido en dos comunidades, no necesariamente separadas irreconciliablemente por opciones políticas, sino por una realidad más cruda y descarnada: los que pueden deambular, hablar y manifestarse sin temor a ser asesinados y los que por el simple hecho de existir, aunque no hablen porque no pueden o no quieren, son objetivos reales de los criminales que escenifican su presencia política con la plástica sangrienta del tiro en la nuca o, lo que quizá sea mas per-sistente e insoportable, con el apartheid cotidiano de los que aspiran a otra Euskadi más tolerante e integradora.

Hay demasiadas noches de los cristales rotos en la vida cotidiana de la sociedad vasca. Se ha creado una segregación violenta de sus habitantes, independientemente de cualquier opción vital. El grupo que utiliza la pistola y la bomba como medio de acción política, ha introducido un factor de perversión y una masa de células malignas en el cuerpo social.

Bertolt Brecht está presente en la vida de Euskadi, con una intensidad y asimilación de la época nazi que tiene que estremecer o, por lo menos hacer reflexionar, a los responsables políticos y sociales del País Vasco.

Algún ciudadano vasco puede repetir con el dramaturgo alemán: «Cuando comenzaron a asesinar sería porque sus víctimas algo habían hecho: no era mi caso. Mataron también a policías y militares: pero yo no era ninguno de ellos. También dispararon a la nuca de algunos que decían que eran narcotraficantes. Yo no lo era. Después pusieron sus objetivos en la nuca de personas que optaron libremente por una opción política contraria a sus exclusivas ideas: yo me mantenía en un exquisito apoliticismo. Finalmente, vinieron por los apolíticos, pero ya era tarde».

Todo esto está sucediendo, no es una pesadilla y no se puede tratar como una anormalidad con la que se pueda convivir sin la autodestrucción de la convivencia y de la dignidad social.

Hay que ser justos y reconocer que el Partido Nacionalista Vasco tiene serios motivos para mostrarse agraviado por determinados comportamientos de los poderes centrales hacia su política, sus dirigentes y la máxima representación institucional de la comunidad autónoma. Los políticos de Madrid han cometido algunos errores, pero, sobre todo, los voceros de la España sin horizonte no facilitan la tarea de desmontar en ciertos sectores de la sociedad vasca la idea de una democracia agresora y poco atractiva.

La Ley de Partidos Políticos no pasará a la historia de nuestra democracia como una medida acertada. En el campo del Derecho Penal existe un amplio catálogo de respuestas a hechos directamente criminales o indirectamente impulsores de los mismos. No era necesario dejar fuera del juego político de manera aleatoria a unos cientos de miles de ciudadanos que, mal que nos pese, se han creído la tesis, tan querida por todos los autoritarios, del enemigo exterior.

El Partido Nacionalista Vasco, que se siente legítimamente agraviado por ciertos comportamientos del poder judicial, no puede seguir sobrevolando sobre este nido de víboras, como si se tratase de un fenómeno biológico o una simple barbaridad. Es algo más, es el germen de la destrucción de una sociedad que se suicida contemplando cómo la serpiente forma parte de su propio cuerpo social y el hacha, en la prehistoria símbolo del progreso, se utiliza para segar las vidas de los disidentes.

José Antonio Martín Pallín es magistrado emérito del Tribunal Supremo.

A moro muerto, gran lanzada

Forges es genial. En un plis plas resume la historia reciente del PP .

¡Qué barbaridad! Y los deudos de Rajoy no esperan siquiera a que se enfríe el recuento de votos. La misma noche de autos, con los votos aún calientes, ya estaban las mundanas rotativas y las católicas emisoras haciendo leña del árbol caído. Pedro Jota y Jiménez Losantos (y columnistas de la misma cuerda) seguían las recomendaciones de los discípulos de Juliano, el Apostata, al pié de la letra:

«La hipocresía, en política, es virtud».

¿Acaso el corte de la foto de portada de El Mundo es casual?

Sobre la cabeza de Rajoy aparece un cartel comercial que dice «DE VIAJES»

El refranero es sabio:

«A moro muerto, gran lanzada»

Esto es una prueba para pegar aquí mis fotos antiguas del Museo Virtual de 20minutos.es

Viagra para Sus Eminencias Reverendísimas

Lo de las inversiones de los arzobispos de Madrid y Burgos en Pfizer (fabricante de Viagra y de anticonceptivos) lo he leído en 20minutos.es y me ha recordado a una película magistral (El Padrino 3), a otro arzobispo poco edificante, pero habilidoso para los negocios sucios (Marzinkus) y a Roberto Calvi, aquel «banquero de dios», cuyo cadáver apareció colgado del puente de Londres.

«Business as usual», nos dirán los príncipes de la Iglesia Católica.

¡Hipócritas!

Confirmado: Aznar no vuelve; nunca se fue

Lo que me temía. Aznar no vuelve porque nunca se marchó. El ex presidente Aznar no vuelve a controlar el Partido Popular ni a aspirar a La Moncloa, en tercera ronda, como dicen algunos finos analistas políticos. Nunca dejó de hacerlo.

En mi opinión, ese verbo (volver) está mal empleado.

En estos días, con su apuesta personal por Pizarro, como número dos del PP por Madrid, y por su esposa, Ana Botella, como futura alcaldesa de la capital, tras la eventual espantá de Gallardón, José María Aznar ha salido del armario y se ha mostrado, ya sin disimulo, como el «jefe» en activo del PP.

Como no tengo mucho tiempo para leer hoy los largos análisis de los comentaristas de la prensa y/o de los tertulianos, voy a copiar y pegar los chistes que, en estos casos, suelen interpretar la realidad con bastante tino.

Rajoy, 10; Zapatero, cero

Hoy hemos criticado en nuestra casa a Zapatero mucho más que a Rajoy. El motivo ha sido la enorme torpeza que el presidente del Gobierno ha demostrado al no asistir a la concentración unitaria contra ETA convocada, entre otros, por él mismo.

Casi siempre que un líder político mete la pata, solemos echarle la culpa a sus asesores o consejeros más próximos. En esta ocasión, Zapatero no tiene escapatoria. Si aún no ha destituido a quien le recomendó que se fuera al hospital de Bayona para no tener que asistir, junto a Rajoy, a la concentración contra ETA es porque le falta olfato político o porque, simplemente, asume él mismo la responsabilidad por este error, tremendo error.

El pobre Zapatero ha perdido una gran oportunidad, quizás irrepetible en esta legislatura, para hacerse una foto de Estado con Rajoy, la única de ambos líderes juntos contra ETA desde la tragedia del 11-M y desde las mentiras del trío Pinocho para meter a ETA en aquel atentado islamista.

Por esa ausencia cobarde, tan inoportuna, le pongo un cero a Zapatero. ¡Qué imagen tan balsámica nos hemos perdido todos los españoles! ¿Cuántos votos habrá perdido Zapatero por desaprovechar esta oportunidad de reducir la brecha de crispación que aún divide a las dos Españas?

Por la valentía demostrada al romper (al menos de boquilla) con los exaltados de la extrema derecha de la AVT y de la COPE, le pongo un diez a Rajoy. Creo que, esta vez, se lo ha ganado a pulso.

Tal día como hoy, siguiendo la costumbre de todos los años, desde hace 29, hemos brindado en familia por la Constitución Española de 1978 que, a mi juicio, ha sido la más eficaz de nuestra historia en términos de libertad y solidaridad.

Luego me ha tocado recoger la mesa. Todo, menos la bandera de España que le quité a Calviño de su despacho de TVE. Esa bandera, un poco más amarillenta que roja, va a presidir hoy la mesa del comedor.

Y ahora voy a pegar aquí unos cuantos chistes, tristes aunque certeros, sobre la frágil unidad y solidaridad de los españoles en asuntos de Estado.

Tras el brindis tradicional por la libertad y por la Constitución que la ampara, hemos recordado el día que celebramos el nacimiento de la Carta Magna. Entonces no teníamos bandera constitucional de España, pues aún no se había aprobado en Las Cortes la sustitución de «la gallina» del dictador por el escudo real.

Cerca de la Plaza mayor, habíamos comprado un metro de tela con los colores de la bandera y la habíamos colocado con unos clavos en la puerta de nuestra casa.

A la hora del aperitivo sonó el timbre de la puerta y salí a abrir. Era la primera vez que mis vecinos de atrás (el coronel Lisarrague y su esposa)llamaban a nuestra puerta. Muy sonriente, con gesto de triunfador, el coronel me saludó con estas palabras:

-«¿Qué haces, vecino, con mi bandera, en tu puerta?»

Le replique, con una sonrisa lo más parecida a la suya:

-«Usted se equivoca, mi coronel, porque desde hoy esta bandera en tan suya como mía. Se acabaron las dos Españas. Y para celebrarlo les invitamos a una copa.»

Así pues, el primer brindis constitucional que hicimos en mi casa fue entre el Ejército y la Prensa. Fue un buen presagio, ya que esta Constitución lleva camino de convertirse, a pesar de los pesares, en la más duradeda y eficaz de la historia democrática de España.

Al brindar en familia también hemos recordado aquel emocionante gran titular de El País, tras el golpe de Estado del 23-F de 1981 (yo era entonces redactor jefe de ese periódico):

El País, con la Constitución

Pues eso, ojalá toda España esté hoy brindando por lo mismo.

¡Viva la Constitución!

Aún no he digerido la «Guerra Civil» del pobre Aznar

Algo habrá hecho

FÉLIX OVEJERO LUCAS en El País

24/05/2007

Hace unas semanas el nombre de Fernando Savater apareció entre los amenazados por ETA. Días más tarde, nos enteramos de que unos etarras detenidos tenían instrucciones para atentar contra los miembros del PP y de no hacerlo contra miembros del resto de los partidos, salvo algunos militantes del PSOE que discrepan de la línea oficial. La reacción inmediata de muchas personas fue la de expresar su solidaridad. Este mismo periódico se llenó de cartas al director mostrando su apoyo a la persona que, en muchas cosas, nos invitó a pensar limpiamente.

Buena cosa. Hace unos cuantos años, los asesinatos o las listas de amenazados se sellaban con aquella justiciera apostilla de «algo habrán hecho». No está de más recordar los supuestos morales implícitos en el retintín: ETA administraba justicia; algo peor: era infalible. Para quienes crean que esa historia es antigua les convendrá saber que todavía resuenan en boca de un entrevistado, en tiempo presente, en un reportaje reciente de TV3 sobre Terra Lliure: «En un determinado momento las cosas se tienen que parar y, por tanto, hacía falta un cierto nivel de violencia respecto a esa gente».

Aunque con el tiempo la apostilla se abandonó, hay un hilo que conduce desde aquel «algo habrán hecho» hasta una extendida crítica a los que se descalifica como «provocadores». Un hilo que se prolonga en la justificación de bastantes dejaciones de sus obligaciones por parte de las autoridades porque «no hay que provocar o dar excusas a los radicales». Que las expresiones son vecinas lo ilustra su impecable sustituibilidad como delirante disculpa de las agresiones sexuales: «algo habrán hecho ellas» funciona sin pérdida de información como «es que van provocando».

El ejemplo nos recuerda algo más. Si nos repugna la disculpa es porque no estamos dispuestos a aceptar como justificación de la barbarie el comportamiento de las víctimas. No hay nada que entender moralmente en las razones de los agresores sexuales. Exactamente lo que no sucede cuando, en el caso de ETA, se da curso a la mercancía de «la provocación», sea para recriminar los comportamientos «provocadores» sea para justificar la propia disposición ambigua y contemporizadora. Dicho en plata: en tales casos se asume que hay algo de justicia en la causa de ETA, que las apelaciones «a la opresión del pueblo vasco» no son desatinos completos. La misma convicción, por cierto, late en la exigencia de «respuestas políticas» ante «el conflicto», «respuestas políticas» que naturalmente no consisten en la crítica política de los supuestos de nacionalismo.

Sin duda, las reacciones de estos días son otra cosa. Lamentan la suerte de los señalados. Con todo, hay algo llamativo en la mayor parte de ellas: son apolíticas. No difieren de la que a veces se transmite a los enfermos, las víctimas de un terremoto o de una hambruna. Pareciera que a los afectados les haya caído una desgracia. Gente con mala suerte.

Pero no, no son unos desgraciados. No es verdad que tengan mala suerte. En realidad, se lo han buscado. Les resultaría muy fácil escapar a su infortunio. Bastaría con que cambiaran de opinión para que su mala suerte desapareciera. Entonces podrían pasear por la calle sin escolta, opinar «libremente». Como les sucede a tantos otros. Entre ellos, a muchos de los que expresan su solidaridad. Podríamos decir que está en su mano ser libres, que, aunque estén oprimidos, son libres de ser libres. Una curiosa paradoja, sin duda.

Como acostumbra a suceder, por detrás de la paradoja hay asuntos de hondura. En este caso dos ideas distintas de libertad. Según la primera, popularizada por Isaiah Berlin, hay libertad cuando no hay interferencia, cuando nadie restringe mis cursos de acción mediante una acción u omisión deliberada. Soy libre si nadie me impide hacer lo que quiero hacer. Por ejemplo, soy libre de viajar si nadie me lo prohíbe. Para esta concepción, la máxima libertad vendría a ser la de Robinson Crusoe: como no hay nadie con él, nadie se entromete en su vida. Una idea demasiado exigente, que nos impediría calificar como plenamente libre a una sociedad que encarcela a los asesinos. Pero también una idea demasiado pobre, que llevaría a considerar como libre al siervo cuyo amo, generoso, le deja hacer lo que quiere, por más que siempre esté en su mano la posibilidad de impedírselo.

La otra idea es la de libertad como ausencia de dominación. En este caso, hay libertad cuando no se está sometido a la voluntad arbitraria de otro. Las interferencias justificadas, no arbitrarias, no menguan la libertad. Por eso no es menos libre una sociedad que encarcela a los criminales. Antes al contrario, hay libertad porque no pueden imponer su voluntad. A la vez, el esclavo con un amo consentidor, sigue siendo un esclavo. Es una persona sometida a los caprichos de su amo.

Hay una interesante asimetría entre las dos ideas de libertad. La de Robinson se puede disfrutar en soledad. No es política. Unos pueden ser libres, aunque otros no lo sean. Mientras nadie se entrometa con ellos, lo serán. La libertad de uno puede aumentar con independencia de la de los demás. Cierto es que cuando llega compañía la cosa se complica. Hay que establecer leyes, acuerdos, resignarse a perder parte de la libertad. Pero como es inevitable, lo único que queda es minimizar las intromisiones, reconciliar los encontronazos. Al final, para juzgar si la sociedad es libre, se echan las cuentas, una suerte de balance total de la libertad.

Para la otra idea, una sociedad no es libre si alguien no lo es. Lo de Marx en el Manifiesto Comunista: «La libertad de cada uno es la condición de la libertad de todos». Si alguien puede, según le plazca, impedir a algún otro hacer o decir lo que quiere, no hay libertad. La libertad de uno aumenta con la de los demás. La propia «libertad» de quienes hacen lo que quieren será una libertad consentida. Los consienten. Les perdonan la vida, por pensar lo que piensan. No son libres de querer cosas distintas de las que quieren. Incluso ellos mismos tendrán razones para dudar de si lo que dicen creer lo creen honestamente o es porque es lo que les dejan creer. Tal vez deberían empezar a preguntarse si «algo habrán hecho» para que les perdonen la vida.

Según esta segunda idea, no hay más libertad en el País Vasco ahora que cuando eran más los amenazados. Mientras haya uno solo que no pueda expresarse libremente, no hay libertad para nadie. La lucha por la libertad es por la libertad de cada uno. Incluidos, por cierto, esos ciento cincuenta mil que se marcharon en los últimos años, una «realidad» con no menos peso ontológico -por no hablar del moral- que los votantes de HB que tantas veces se invocan.

Para quienes creen que la libertad importante es la segunda, muchas de las cartas a Fernando Savater, antes que otra cosa, entristecen. Sobre todo porque no llegaron para los otros amenazados. Savater no tiene un problema personal. Si tal fuera, sería un imbécil porque su solución ya la sabe: hacer como esos otros a los que les perdonan la vida.

¡Ah, por cierto!, un purismo: la idea libertad de Robinson es la del liberalismo. La otra es la del republicanismo. Según dicen, la fuente de inspiración filosófica del presidente de Gobierno. Pero, la verdad, me cuesta creerlo.

Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

Hoy voy a la carrera. He metido aquí la foto de Ronald Regan con Felipe González porque han sido los dos políticos que más me han impresionado de todos los que he conocido personalmente.

(Queda excluido de la comparación Fernando Abril Martorell que siempre será para mi el número 1. Es una lastima que muriera tan joven.)

¡Que falta nos hace ahora un personaje como Abril!

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La fiscalía “impugna” o la Fiscalía “sólo impugnará”

Para El Mundo está claro que la Fiscalía se queda corta. Por eso titula así, a tres columnas, arriba, en su portada:

La Fiscalía sólo impugnará las listas con 3 o más candidatos ligados a ETA

El País también titula a tres columnas, pero abajo, y con el verbo “impugna” en tiempo presente. Sin decirlo expresamente, considera bastante adecuada la medida:

La fiscalía impugna las 244 listas que promueve Batasuna

Lo que no acabo de entender es por qué El Mundo habla de ETA y le da a la “Fiscalía” tratamiento de mayúscula y, en cambio, El País habla de Batasuna y reduce a la fiscalía a minúscula.

La libertad de prensa, en el punto de mira

MARÍA DOLORES MASANA en El País

03/05/2007

Si no hablamos, no existe. Si no se cuenta, no ha pasado. Es casi un axioma, aplicable desde los sucesos más nimios a los acontecimientos más importantes. Y cobra especial relieve en un mundo globalizado, intercomunicado por los más diversos sistemas, desde la incontrolable red de redes hasta los sofisticados satélites y telecomunicaciones inalámbricas.

En el plano internacional, esta extraordinaria facilidad de transmisión de noticias preocupa extraordinariamente a quienes se hallan fuertemente interesados en que algo no se divulgue, no se sepa, no llegue al conocimiento público. Generalmente por motivos espurios. En el mundo de hoy, más que nunca, existen un gran número de causas por las que luchar, de injusticias que eliminar, de crímenes que denunciar. Pero solamente una prensa libre permite a esas causas existir, ser conocidas, situarlas en un primer plano y, consecuentemente, movilizar a la sociedad en su favor.

Es en este contexto que arrecian año tras año las agresiones a la libertad de prensa y a los periodistas en el ejercicio de su trabajo. Desde el 1 de enero, 24 periodistas y cinco colaboradores han perdido la vida por explicar aquello que diversos poderes fácticos quieren ocultar. El año pasado fueron 113 los profesionales de la comunicación abatidos. Actualmente, 125 periodistas, cuatro colaboradores y 67 ciberdisidentes se hallan encarcelados en 21 países.

En Reporteros sin Fronteras causa gran preocupación el secuestro de periodistas. En estos momentos, el corresponsal de la BBC Alan Johnston lleva 55 días desaparecido en Gaza, sin otra noticia que un comunicado de un grupo desconocido, las Brigadas de la Unidad y la Yihad, que asegura haberle ejecutado. Agradecemos a Al-Zayd Ibrahim, director del Centro Cultural Islámico de Madrid así como a Hassan Hal Houl, secretario general del Consejo Islámico de Cataluña, que hayan unido su firma al llamamiento de diversas personalidades del mundo musulmán en Europa para pedir a sus captores que le liberen con vida. Reporteros sin Fronteras condena firmemente esta práctica que precisamente atenta contra el mensaje del Islam basado en valores de tolerancia, humanismo y respeto. Johnston dedicó tres años de su trabajo como corresponsal a interesarse por la suerte de los palestinos y a contar las tremendas condiciones que sufre diariamente este pueblo bajo la ocupación de Israel.

Con la existencia de esta inaceptable realidad se cerró el 2006, un año funesto para la prensa. El 31 de diciembre dimos la señal de alarma con la presentación de nuestro informe anual de agresiones contra la libertad de prensa y contra los periodistas y por primera vez censamos el número de profesionales secuestrados en ese periodo: 56. La cifra habla por sí sola. Además de que cuatro países retienen en sus calabozos a más de la mitad de nuestros 200 colegas encarcelados en juicios sin ninguna garantía: China, Cuba, Eritrea, Etiopía, por este orden.

¿Dónde se oye la voz de la Unión Europea denunciando tales ataques? ¿Ni para pedir una comisión de investigación internacional por el asesinato de Ana Politkovskaïa? La tarea primordial ahora es aprobar leyes, una tras otra, que limitan la libertad de expresión. Todo en aras de la seguridad.

En el caso de Estados Unidos, los reiterados encarcelamientos de periodistas por negarse a revelar sus fuentes, el mantenimiento al margen de toda legalidad del camarógrafo Sami Al-Haj en el gulag de Guantánamo, la negación a que comparezcan ante la justicia española los tres oficiales que comandaban el tanque que disparó contra el hotel Palestina de Bagdad, matando a José Couso y a Taras Protzyuk, no precisan comentario.

Desde Reporteros sin Fronteras apoyamos hoy, XVII Día Internacional de la Libertad de Prensa, a cuantos profesionales sufren intimidaciones a causa del ejercicio de su profesión porque el espacio público debe estar abierto al diálogo y a la polémica. Nunca este derecho fundamental ha sido tan necesario y urgente como cuando los puntos de referencia de la vida económica, social y política se hallan sometidos a una confusión extrema.

Por ello, en nuestro mundo actual, los medios de comunicación tienen una misión urgente e ineludible: derribar las pantallas falsificadoras con las cuales se pretende desviar la atención de la sociedad de las verdaderas causas de un desorden generalizado que las estructuras de poder pretenden esconder. Sin una prensa verdaderamente libre, hablar de democracia, de derechos humanos, no tiene ningún sentido.

María Dolores Masana es presidenta de Reporteros sin Fronteras-España.

Ética y política (con humildad) para Savater

Querido maestro:

Hoy no se si comer o escribir. Cualquier cosa menos pensar. En cualquier otra circunstancia, quienes me conocen saben muy bien que, en caso de duda, optaría por comer. Sin embargo, ya es muy tarde y he tomado un par de copas de rioja con lomo para celebrar con los compañeros los 4,18 millones de usuarios únicos que ha tenido 20minutos.es en marzo.

¡Muchas gracias a todos los lectores y usuarios de 20minutos.es!

¡Tiembla Pedro Jota!

Ya puesto, creo que voy a escribir unas líneas como si fuera libre. Además, El País y El Mundo coinciden hoy en el sujeto principal (Batasuna) y casi en el verbo (“desafía” y “renueva”). ¡Qué aburrimiento de portadas!

Aprovecharé, querido y admirado Fernando, la ayuda que me prestan las dos copitas de rioja para intentar resolver algunas dudas que tengo, desde hace algún tiempo, sobre tu comportamiento ético y político y que no me dejan dormir tranquilo.

Si no lo digo, reviento: únicamente los fósiles no evolucionan. No seré yo, por tanto, quien te niegue a ti, ni a nadie, la capacidad para evolucionar y cambiar como os venga en gana y, a ser posible, sin hacer daño innecesariamente a terceros. Estás y están en su derecho.

No obstante, los maestros, por encima de los demás mortales, tenéis la obligación adicional de explicar a los discípulos a qué obedecen vuestros cambios de comportamiento (incluso de teorías), por extraños que sean, especialmente en vuestras áreas de conocimiento: la ética y la política.

Soy profesor universitario y, tanto en mis clases como en mi vida, trato de aplicar el espíritu universitario que me enseñaron maestros como tú: eso significa sencillamente que “quien ha sido enseñado debe enseñar”.

Mis hijos han leído “Ética para Amador» y «Política para Amador» (dedicados personalmente por tí) como si fueran nuestros evangelios laicos. Ahora ven a su filósofo favorito en los periódicos, perseguido y vigilado por los terroristas de ETA, que quieren matarle, y me preguntan:

“¿Es éste el mismo Savater cuyos libros siempre nos has recomendado leer y cuyos artículos vas recortando y repartiendo por toda la casa?”

Creo que he leído, con fruición, un montón de libros y de artículos tuyos, desde cuando defendías con fervor las “ikastolas” del nacionalismo vasco rampante, contra el centralismo franquista, hasta hoy que defiendes tu alianza, escasamente explicada, con los nacionalistas españoles del PP para derrotar a los terroristas de ETA y, de paso, a los nacionalistas vascos.

Trato, honestamente, de entenderte y me pongo en tus zapatos. Con poco éxito, reconozco. Y, como yo, observo a muchos de tus discípulos que deambulan por estos blogs huérfanos de maestro.

Al salir de la adolescencia, cuando cambié la fe por la razón, me empecé a definir como “erasmista” (una pedantería “sofomórica” sólo soportable a esa edad, y siendo un ignorante “de ciencias”). Ya en la universidad, cuando empecé a leer de verdad a Erasmo, a Voltaire y, más tarde, tus propias deliciosas obras, presumí impúdicamente de “volteriano” por no decir “savateriano” (o ¿savaterino? o ¿savolteriano?).

Más de una vez, eché de menos tus artículos en momentos claves de la vida española –tus provocaciones son como una droga, o una vitamina, según se mire, para excitar o zarandear la inteligencia- y también lo he dicho en este blog, que me es tan útil para compartir con otros descarriados estos desahogos personales. Largo silencio.

Desde que ETA rompió su tregua con el bombazo criminal de Barajas apenas había leído nada tuyo sobre la política española hasta anteayer, con tu artículo «Los ideólogos del Carnaval». Entonces supimos que los asesinos miserables de ETA te pisaban los talones para atentar contra tí, el donostiarra más relevante de nuestro tiempo.

Hace tiempo que te siguen. Y lo sabes. Y no te callan. De lo que me alegro.

Me recuerdas a un compatriota andaluz, Ibn Hazem, (cito de memoria y con vino) cuando le replicaba al reyezuelo de Sevilla que había mandado quemar sus versos:

«Podéis quemar todos mis libros, pero no conseguiremos borrar lo que encierran, porque lo llevo grabado en mi pecho»

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Sin embargo, tengo una desazón cuando ahora te leo, pues lo hago con prevención, buscando los tres pies al gato. Me temo, Fernando, que, últimamente, los terroristas y los más fanáticos nacionalistas vascos están consiguiendo desgraciadamente, quizás sin proponérselo, una parte de su propósito.

Acorralándote, te están cambiando tus humores y te llevan al extremo político conservador donde tus tradicionales enseñanzas racionalistas -construidas con más cerebro que tripas- difícilmente pueden germinar.

Dudo que los ideales éticos y políticos del Savater que yo he leido y envidiado puedan encontrar terreno abonado en el estado de fanatismo actual del PP, del Foro de Ermua, de la AVT de Alcaraz, de la Conferencia Episcopal o de la COPE.

Tus palabras en favor de la lucha por la libertad, la justicia y la paz podrían estar cayendo en un desierto oportunista, pero desierto. Y es, créeme, una pena. Estás en tu derecho, pero veo más corazón que cerebro -y, ¿por qué no decirlo?, algo de resentimiento comprensible- en tus últimas declaraciones y artículos.

Entre unos, con sus halagos debilitadores, y otros, con sus amenazas terroríficas, te están amortizando y amordazando. Y esto, creo yo, es lo peor que nos podía pasar: perder tus referencias éticas y políticas que son las de nuestro tiempo.

¿Hacia dónde miramos ahora, Fernando?

Tú apenas nos conoces. En cambio, nosotros, tus lectores, te conocemos muy bien y seguimos con atención tus cambios de humor y hasta las trampas que, sin éxito, tratas de hacerte cuando juegas al solitario. Reconozco, no obstante, que tu honradez intelectual te ha obligado siempre a dejarnos pistas para que podamos justificar –ya que no compartir- tus cambios de comportamiento. Y te lo agradecemos.

Aún me cuesta –incluso con las dos copitas de rioja- entrar en el tema de fondo. Me voy a la maquinita del Departamento Comercial de 20 minutos a por un café.

Esto ya es otra cosa.

Lo que quiero decirte, Fernando, –y no se cómo- es que no entiendo cómo un intelectual –un sabio tan crítico y tan libre- como tú, a quien tanto he admirado y con todo lo que llevas a cuestas, puede estar apoyando ahora, de la forma en que lo haces, las posiciones radicales, algunas de ellas fanáticas y desmembradoras, del Partido Popular, del Foro de Ermua o de la AVT de Alcaraz, como tu propia alternativa para acabar con el terrorismo de ETA, y en contra de todas las demás fuerzas políticas de España. Sencillamente no lo entiendo. Si tú no puedes hacerlo, que alguien me lo explique, por favor.

Tengo un gran amigo de la infancia –una de las personas que más quiero en este mundo- con quien apenas puedo hablar –sin caer en la bronca- de la situación política de España y del País Vasco. Es socialista y mantiene posiciones próximas a tí, a Rosa Díez, a Gotzone Mora, a Nicolás Redondo Terreros, a Maite Pagaza… y a tantos otros demócratas admirables que jamás habéis conocido ni disfrutado la libertad de expresión en el País Vasco.

Creo recordar que empecé a notar esta tristísima fractura política en tiempos del Gobierno de Aznar. Entonces, el líder socialista vasco, Nicolás Redondo Terreros, y el líder del PP vasco, Jaime Mayor Oreja, iban de la mano con la intención -a mi juicio, utópica- de vencer y desalojar del Gobierno al nacionalismo vasco. No fue posible.

Aquella difícil y frágil alianza «frentista» de vasco-españoles frente a vascos-no-españoles fue un fracaso y ambos líderes cedieron el testigo –con no pocas heridas internas- a sus sucesores. Como sabes, hubo purgas y navajeos miserables aún no resueltos.

La caída deshonrosa de Aznar/Rajoy y la victoria electoral de Zapatero, el 14 de marzo de 2004, agravaron esa fractura tan dolorosa entre quienes viven sin vivir –y sin libertad- acorralados en su propio País Vasco, aliados con los nacionalistas españoles del PP, y quienes, en el resto de España, precisan del apoyo de los nacionalistas (vascos y/o catalanes) para seguir en el poder y para acabar con ETA por la vía de la negociación si abandonan las armas.

Endiablada encrucijada.

Sabemos que sin el concurso del PP no habrá paz duradera en el País Vasco, pues este partido representa a nueve millones de votantes y, tarde o temprano, volverá a gobernar. También sabemos que la vía negociadora abierta por Zapatero, con el apoyo de todos los demócratas, salvo el PP, fracasó con el bombazo de Barajas.

Y, ahora, Fernando ¿qué hacemos?

¿Puede romperse el maleficio que separa las posiciones de Rajoy y Zapatero para que puedan diseñar juntos un Plan B para acabar con ETA?

Juntos, sí, contigo y con mi amigo de la infancia, tirando todos del mismo carro y en la misma dirección.

¿Por dónde empezamos, Fernando?

¡Jo! ¡Qué envidia me dan los de Irlanda del Norte! Tienen a un antiguo terrorista del IRAa punto de entrar a formar parte del Gobierno.

Se me está pasando el efecto, tan benéfico y optimista, del rioja y el café me devuelve ya a una realidad durísima en la que veo por doquier banderas de España, que deberían emocionarme como a cualquier “abertzale” (como sabes, esta palabra significa “patriota” en euskera).

Soy un mal “abertzale” español ya que, quizás por efectos retardados del fascismo sufrido en mi propia piel, aún me dan repelús los colores de la bandera, incluso sin la gallina de Franco. Te prometo que hago esfuerzos por superarlo. Pero los “abertzales” del PP no me ayudan mucho. Y lo que me faltaba: ahora mismo, tú tampoco me aclaras nada. Todo lo contrario.

Una buena amiga medio-vasca/medio-maqueta me recordó ayer la escena más terrible y pedagógica de la excelente película “Cabaret”:

Sentados en una bellísima terraza de un merendero alemán de la preguerra mundial, unos jóvenes cachorros de Adolf Hitler, vestidos de caqui, comenzaron a entonar una no menos bella canción nazi (creo que era “El mañana nos pertenece”). Por miedo o por amor desenfrenado a Alemania, casi todos los allí presentes acabaron cantando la misma canción y muchos de ellos, en pie, con el brazo el alto. Faltaría más.

Eso mismo hacía yo de niño, cada mañana, en el patio del colegio, antes de entrar en clase: cantaba el Cara al Sol (u otras similares, también bellísimas canciones fascistas o nazis), con el brazo el alto, mientras el hermano prefecto izaba la bandera de Franco y daba los gritos fascistas de rigor:

¡Paña! Una, ¡Paña! Grande, ¡Paña! Libre. ¡Viva Franco! ¡Arriba España!

Aún me da un no se qué en las tripas al recordar la escena. Supongo que los hijos de los vencedores lo recordarán de otra manera.

En la película «Cabaret«, cuando los cachorros de Hitler terminan de cantar el himno «abertzale” alemán, el británico le pregunta al ricachón alemán si lo le asusta el ascenso imparable de los nazis en Alemania. El conservador alemán –recuerdo con mi pésima memoria- le contestó algo así:

“Dejemos que los nazis acaben ahora con los comunistas y luego acabaremos nosotros con los nazis”.

La historia nos enseñó, poniendo millones de terroríficos asesinatos masivos sobre la mesa, que ni los nazis acabaron con los comunistas ni los conservadores pudieron acabar con los nazis.

Demasiado tarde para la Europa del siglo pasado.

Pero creo que no es tarde para nosotros, si aún podemos reflexionar juntos sobre un futuro común en libertad, justicia y paz.

Para acabar con los terroristas de ETA (y sueño con ello) no vale cualquier alianza ni a cualquier precio ni en cualquier tiempo y lugar.

A mi me siguen dando miedo algunas amistades peligrosas de la derecha radical (“Conozco al monstruo, porque viví en sus entrañas”, que diría José Martí), pero estoy dispuesto a hacer un esfuerzo sincero por acercar mis posiciones, en este asunto, con la de los conservadores y compañeros de viaje que tengo más cerca de mi. Ahí puedo aportar mi granito de arena.

¿Nos remangamos, Fernando, para unir, uno a uno, a todos los demócratas en contra de ETA sin hipotecar nuestra libertad ni ponerla en peligro con alianzas que podrían producirnos más tarde daños irreparables?

¿Es posible aún invertir la tendencia actual que agranda pavorosamente la brecha entre maestro y discípulos?

¿Podremos volver a leer tu “Ética para Amador” y tu “Política para Amador” sin que, por la noche, los duelos y quebrantos perturben nuestro sueño?

Dinos algo, Fernando.

Y, digas lo que digas, te queremos. Cuídate de los bárbaros.

Un abrazo

JAMS

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