Entradas etiquetadas como ‘cuento’

La ‘Canción del pirata’ de Espronceda, convertida en un delicioso cuento infantil

imageEl poeta romántico español por excelencia estaría complacido si viera su Canción del pirata, convertida en un cuento ilustrado para atraer a los niños a la poesía, estoy convencida de ello.

Esta misma semana, celebrando el Día internacional de la poesía, os contaba que éste fue uno de los primeros poemas que me aprendí entero. Y no porque me obligaran, sino porque me gustó tanto que me empeñé en ello. Juraría, con poco miedo a equivocarme, que es de los pocos que muchos saben, aunque sea solo su arranque y algunas partes.

Ediciones Idampa, proclamando desde la portada que a los grandes escritores hay que empezar a leerlos desde pequeños, ha sacado este poema en formato de cuento, bellamente ilustrado por Silvia Alberdi. Es una delicia no sólo para los niños, es uno de esos cuentos que los adultos también observamos cómo pequeñas joyas.

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Al igual que hay películas infantiles que disfrutan tanto niños como adultos y otras por las que los mayores tendríamos que pagar una entrada reducida de acompañante obligado, hay cuentos que a ellos les gustan más o menos pero que no importa regalar mas tarde y otros que nos enamoran a pequeños y grandes, prestas con vuelta y conservas con cariño.

Este cuento es un ejemplo de los segundos.

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‘Lucía y el cofre mágico de la familia’, la donación de óvulos explicada a los niños

imageAyer fue portada de 20minutos un reportaje de mi compañera Susana Gozalo la mar de interesante que os animo a leer, con testimonios de mujeres que, en su deseo por ser madres, se han autoinseminado.

Desde 2008, el banco de semen danés Cryos vende en España muestras de esperma que ‘vadean’ la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida de 2006 y permiten a la mujer no solo elegir al donante –que puede ser o no anónimo– sino proceder a inseminarse en su propia casa –es decir, sin necesidad de acudir a una clínica de fertilidad– y a un precio mucho más asequible. El resultado: 1.500 bebés nacidos por autoembarazo en España desde esa fecha.

Su lectura me recuerda que hay un cuento del que hace tiempo que quiero hablaros. Se llama Lucía y el cofre mágico de la familia, escrito por Rosa Maestro e ilustrado por Barbara Guillén Feltrer, es un instrumento muy útil para explicar a niños de a partir de cinco o seis años que hay mamás que deseaban mucho serlo pero no podían con sus propios óvulos, que tal vez se hayan agotado o quedado viejecitos, que hay muchos niños que nacen gracias a la donación de óvulos de otras mujeres.

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‘Mujeres’, un precioso álbum ilustrado con el que presentar a nuestros hijos a Clara Campoamor, Concepción Arenal…

imageUn día de mediados de diciembre fuimos con los niños al centro de Madrid y vimos la iluminación de Navidad y él aluvión de gente intentando abrirse paso por el centro. Lo vimos, pero realmente no era lo que íbamos a ver. Nuestro destino era Corazonarte, una exposición benéfica de ilustraciones.

Allí fue dónde conocí a Isabel Ruiz Ruiz y caí enamorada al instante de las ilustraciones y la idea de Mujeres, un proyecto que ha visto la luz gracias al sistema de crowdfunding de Verkami. Cuando unos días más tarde lo tuve entre mis manos y pude leerlo con Julia, el flechazo se convirtió en amor verdadero. Mujeres es ya una de las joyas de nuestra pequeña biblioteca.

No es realmente un cuento, es un álbum ilustrado de calidad en el que a un lado vemos las maravillosas y cargadas de personalidad ilustraciones de Isabel, a modo de retrato de cada mujer, y al otro encontramos una cita significativa y una breve explicación sobre la vida y logros de esa mujer en concreto.


Con Julia, que tiene seis años, no lo he leído entero. Nos sentamos juntas, pasamos las páginas y paramos en el rostro que llama su atención. Leemos la pequeña biografía y eso sirve como pie para hacer y contestar preguntas, para descubrir a Concepción Arenal, a María Montessori, a Gertrude Ederle, a Virginia Woolf, a Marie Curie, a Clara Campoamor, a Hipatia de Alejandría, a Margaret Bourke-White, a Hellen Keller, a Dian Fossey o a Frida Kahlo.

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‘Cuento de Luz’, cuentos que persiguen un mundo mejor

imageHace pocos días supe que una joven editorial infantil madrileña había sido la primera editorial europea y la tercera del mundo en recibir el certificado B Corporation por su labor social y medioambiental, que se otorga únicamente a «empresas que trabajan con altos estándares de responsabilidad corporativa».

El nombre de la editorial era Cuento de luz, que lo cierto es que no me sonaba pese a que han pasado (y siguen pasando) bastantes cuentos por mis manos, así que acudí inmediatamente a su web para ver el tipo de títulos que tenían. Y quedé deslumbrada, os lo confieso. Tanto por mi ignorancia como por sus títulos. Basta echar un vistazo a su catálogo para comprobar que, efectivamente, pretenden ejercer un impacto social y medioambiental positivo.

También descubrí que algunos de sus libros sí que habían pasado por mis manos: uno de nuestros diez cuentos favoritos, ¡Qué fastidio ser princesa!, era suyo, y Los despistes del abuelo Pedro, que explica con delicadeza y sentido del humor lo que es el alzhéimer y la demencia senil.

cuentosEn su catálogo hay todo tipo de cuentos, de autores españoles y extranjeros, con muy diversas temáticas que se adaptan a diferentes gustos y necesidades. También descubrí que esta empresa, fundada en 2011 en un garaje reformado por Ana Eulate, tiene ya 50 premios en EE UU (país en el que tiene una parte importante de su negocio) y el Premio Dragón Lector 2013 en España a la mejor labor editorial.

Cuento de Luz publica sus libros a través de la ecoedición. Sus historias se caracterizan por trasladar a los lectores mensajes que fomentan la diversidad, la paz y el respeto medioambiental. Algunos de sus títulos, además, contribuyen con su recaudación a apoyar el trabajo solidario de pequeñas fundaciones dedicadas a proyectos de escolarización, nutrición, conservación del medioambiente o que ayudan a promover la paz. Cuento de Luz ha participado en proyectos solidarios en Afganistán o Kenia donando cuentos traducidos a idiomas, como el suajili o el dari, a los niños de estos países.

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‘Escarlatina, la cocinera cadáver’, un libro infantil de cadáveres parlantes y recetas para niños

imageCuando era niña y dedicaba gran parte de mi tiempo a leer cuentos, hubo algunos que me gustaron especialmente, cuyo recuerdo apenas se ha visto alterado y que miro con cariño, esperando el momento de sacarlos de la estantería para abrirlos y que Julia los descubra, tras tenerlos tres décadas durmiendo.

Entre los libros que más disfruté y aprecio están los de El pequeño vampiro. La historia de amistad entre un vampiro, Rüdiger von Schlotterstein, y un niño, Antón, estaba llena de sentido del humor y de un tipo de terror que no da ningún miedo.

Estos últimos días he estado leyendo con Julia Escarlatina, la cocinera cadáver (Anaya). Me ha resultado imposible no recordar la obra de la alemana Angela Sommer-Bodenburg mientras avanzábamos por las páginas escritas por la gallega Ledicia Costas, que además nació en 1979, el mismo año que se publicaba por primera vez El pequeño vampiro.

escarlatinaEscarlatina comparte el mismo espíritu. Esta vez no son vampiros los que nos acompañarán, son cadáveres parlantes que se van descomponiendo (no, no son zombies aunque nos los recuerden) y a los que les gusta comer cosas realmente asquerosas. El reto de Román, el niño protagonista al que le encanta cocinar y desea ser chef de mayor, es ayudar a Escarlatina, que murió hace 150 años, a cocinar un plato que le guste tanto a los vivos como a los muertos, para que él pueda salir del inframundo y ella resucitar al mundo de los vivos. Por supuesto, habrá malvados en el inframundo que querrán impedírselo, también difuntos (alguno bastante jurásico) que les ayudarán. Y un gato pasota que se llama Dodoto y una araña francesa, con la que Julia se partía de risa cada vez que hablaba.

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‘El reino de Miriñán’, un cuento personalizado en el que volar a lomos de un unicornio

Cada vez hay más opciones de cuentos personalizados para regalar a nuestros niños libros con los que se identifiquen más, que les hagan el guiño de formar parte de la historia que les estamos leyendo. Ya os hablé por ejemplo de Libros Únicos antes del verano, otra de esas iniciativas es Mumablue, formada por un equipo pequeño de emprendedores, entusiastas y tan llenos de ilusión como sus cuentos, que me invitaron a conocer su producto para contar aquí lo que me parecía.
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En Mumablue elaboran un cuento de 40 páginas en tapa dura de 22 x 22 centímetros. Está la opción de encargarlos en inglés, español y catalán y el texto combina minúsculas y mayúsculas, que está francamente bien pensando que hay primeros lectores que se inician de diferente manera en esto de juntar letras. En nuestro caso, como a Julia en su colegio le enseñan con mayúsculas, ella leía esas partes y yo las otras. Lectura combinada.

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Blancanieves, Cenicienta, Hansel y Gretel… los cuentos de siempre sin violencia e igualitarios

cuentosHace mucho tiempo que quería recomendar aquí la iniciativa de Érase dos veces (no es el único proyecto de CuatroTuercas, os invito a visitar su página, sus camisetas con mensaje me encantan), un esfuerzo de Pablo y Belén por poner a disposición de los padres recientes otras versiones de los cuentos clásicos que todos conocemos, mejor adaptados a los tiempos que corren y con unos mensajes y conclusiones muy distintos.

En sus historias se conserva el hilo argumental, los personajes con sus nombres y la magia, pero ha desaparecido el sexismo, la violencia y la desigualdad.

En su primera campaña de crowfunding en Verkami, de la que nacieron Blancanieves, Caperucita y Cenicienta, consiguieron bastante más del doble de la financiación que necesitaban para que estos cuentos vieran la luz. La segunda campaña, con La bella y la bestia, Los tres cerditos y Pinocho, terminó este mismo mes y triplicaron lo que pedía. En su web tienen algún cuento más a la venta, como La bella durmiente o La Sirenita.

¿Por qué Pablo y Belén se embarcaron en esta aventura? Así lo explican:

Cuando fuimos padres, nos cambió la vida. Comenzamos a tomar conciencia de cosas que antes no nos preocupaban: la barbaridad de coches que se pasan los pasos de cebra, la cantidad de ruidos que hay en la calle, las exigencias que se tienen con los niños, las mentiras que se les cuentan… y lo que se les lee antes de ir a dormir.

Un día rescatamos aquellos cuentos que en la memoria colectiva, esa que pocas veces cuestionamos, creíamos maravillosos. Y se los empezamos a leer a nuestra hija.

Casi sin darnos cuenta, le contábamos que la belleza es imprescindible en la vida, le decíamos que siempre tenía que esperar a que un hombre la rescatara, que debía ser sumisa y aceptar su destino. Le transmitíamos que no podía ser valiente, que el amor romántico la salvaría de cualquier desgracia y que debía llevar altos zapatos de tacón para gustar a los hombres. Le enseñábamos que a los niños se les abandona en el bosque, que debe obedecer siempre sin rechistar, que los lobos son malos y que debe temer a las brujas.

Al final nos saltábamos tantas partes, tapábamos tantas ilustraciones… que decidimos no leérselos más. Ella no entendía de arquetipos y enseñanzas insconscientes (ni falta que le hace). Ella solo veía que las princesas esperan y los príncipes deciden. Ella solo veía lobos devorando a abuelitas, bosques terroríficos y brujas que no eran sabias.

¿Crees que esta es la mejor forma de irse a dormir? ¿Crees que esta es la mejor forma de caminar por la vida? Nosotros no. Por eso, por todo eso, esta vez…. no se comerán perdices 😉

Por mis manos, y por las de Julia, han pasado dos de sus creaciones: Cenicienta y Hansel y Gretel. Fueron los que Pablo me recomendó, cada uno con una línea diferente.
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El primer cuento de hadas elimina el sexismo, apuesta por transmitir valores igualitarios. ¿Quién no ha pensado que eso de que el príncipe pudiera convocar a todas las jóvenes casaderas del reino y casarse con la que le viniera en gana era un abuso irracional de poder? Vale, tal vez no con esas palabras cuando era niño y se encontraba por primera vez con el cuento. A los cinco años pensarías algo del tipo «¡menudo morro, el príncipe!». Y muchos tal vez no siquiera cayeran en eso, zampándose el cuento sin más valoraciones. Sobre todo para esos niños es buena idea que esta versión en la que Cenicienta osa plantarse ante la realeza y cantarle las cuarenta ande por casa.

En el cuento no solo recoge la igualdad y empodera a Cenicienta, también reivindica la comodidad, que no seamos víctimas de la moda y deja escrito bien clarito que Cenicienta tiene dos tallas más que sus hermanastras.

Tal vez por eso las ilustraciones de Nacho de Marcos, pese a ser preciosas y trabajadas, me parecieron menos valientes que el texto. Al menos este cuento me pedía un trabajo más arriesgado, más acorde con el volantazo que suponen las palabras que lo forman.

Hansel y Gretel sigue otra línea. En este cuento se dulcifica todo: no hay padres que abandonen, no hay brujas malvadas, no hay hornos en los que meter carne humana. Lo que hay son malentendidos y una mujer buena a la que nos muestran cuando era joven y guapa y que arregla los desperfectos de su casa con dulces y bizcochos hasta que el padre de Hansel y Gretel decide echar una mano con materiales más convencionales.

Lo leía y pensaba en un post que escribí en 2013 llamado Sobre la dulcificación de los cuentos infantiles, precisamente ilustrado con una portada del clásico de Hansel y Gretel.

Hace pocos días, en casa de mis padres, Julia encontró el cuento de La casita de chocolate (otra forma de llamar a la historia de Hansel y Gretel) y se la estuve leyendo. Atendía con el mismo aspecto que debo tener yo viendo La lista de Schindler, El pianista o los fans de Juego de Tronos la escena de la boda roja mientras le hablaba de dos niños con una madre muerta, un padre que se plegaba a los deseos de una madrastra asesina de abandonarlos en el bosque y una bruja que quería engordarlos para comérselos.

Las versiones clásicas de La sirenita, Rapunzel y similares son por el estilo. Nada que ver con las dulcificadas y con final feliz de Disney y de muchas revisiones actuales.

¿Es que nuestros niños no pueden soportar la dureza de los originales? No lo creo. Más probablemente somos nosotros los que, queriendo salvaguardarles de todo mal, protegerles de los malvados y las maldades, nos resistimos a presentarles esas fábulas crueles llenas de monstruos, en las que muchas veces los peores son los padres.

Espido Freire coincide con esta visión: “hay dos razones por las que se han perdido esas advertencias. Por un lado, esta sociedad es menos violenta y agresiva. Y hay una sobreprotección que tiene que ver con la adolescencia, con ese miedo y ese cuidado del tránsito del niño al adulto. Es muy difícil alcanzar el equilibrio entre conservar la inocencia del niño y avisarles de la maldad que hay en el mundo, pero tienen que tener conciencia de que deben protegerse“.

Pero los malos del cuento no están creados por nada, esas historias son así de duras por algo. ¿Nos estamos equivocando?

Tal vez deberíamos estar escribiendo cuentos igual de tenebrosos en los que haya monstruos sentados tras ordenadores que quieren devorar niñas con camisetas de H&M en las que aparece Hello Kitty, en lugar de lobos en el bosque acechando niñitas con caperuzas.

“El peligro no ha cambiado demasiado, el lobo continúa siendo un lobo. Metafóricamente es lo mismo”, dice la escritora. “Otro ejemplo: Hansel y Gretel data de las grandes hambrunas del siglo XIV. Había canibalismo, se abandonaba a los niños para poder sobrevivir. Es un mundo muy distinto pero manda un mensaje actual. Cuando tú lees el cuento de Hansel y Gretel a los niños, ellos acaban captando que existe un peligro subyacente, que cuando papá y mamá no te pueden proteger, tú tienes que sacarte las castañas del fuego”

Esta nueva versión de Hansel Y Gretel que también aconsejo recorrer, invita a no fiarnos de las apariencias, a no juzgar apresuradamente. Pero también me gusta la original. Realmente son dos cuentos completamente diferentes con enseñanzas distintas.

Creo que me gusta más la idea de eliminar el sexismo de los libros que eliminar las advertencias atemporales de no fiarse de extraños, de ir preparándonos desde niño con historias inventadas para un mundo que tiene mucho de cruel y violento, en el que hay muchos peligros.

Tampoco estoy segura de si el lenguaje no es demasiado elevado. En los cuentos que he leído hay mucho texto y es más complejo de lo que estamos acostumbrados en otros libros infantiles. Yo soy de la idea de hablar a los niños con un vocabulario rico, de que lean y les leamos sin bajar el listón, pero no sé si aquí no será un puntito excesivo.

En cualquier caso son libros que nacen de una pretensión hermosa, bien hechos y cuidados, altamente recomendables. Tal vez nos encontremos que nuestros niños siguen prefiriendo las historias clásicas, pero es buena idea leer otras versiones para que aprendan a mirarlo todo desde diferentes ángulos y calen en ellos otros mensajes.

‘Si yo fuera un león’, un cuento estupendo para los niños más pequeños

imageHoy cumple un año mi sobrina, probablemente el último bebé que habrá en la familia durante mucho tiempo (¡felicidades preciosa!). Aquí os contaba, una mañana similar a ésta hace justo un año que, vestida de medianoche, llego el alba.

Ayer celebramos en familia su primer cumpleaños, unos días antes fui con Julia a la librería de nuestro barrio, que tiene una zona infantil agradable y cuidada, para elegir algún buen cuento para ella. Acabamos con dos envueltos en una bolsa, pero el que os quiero recomendar es el primero que vimos: Si yo fuera un león, de Isabel Pin (editorial Lóguez).

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Es un libro resistente, de esos ideales para ver distintos tipos de animales y jugar a imitar los sonidos que hacen. La gran novedad es que viene con dos asas a los lados que permiten abrirlo por completo, introducir el rostro en el hueco que correspondería a la cara del animal y jugar a que nosotro somos ese sapo, ese pajarito o ese gato.

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‘El libro sin dibujos’, que obliga a los padres a decir tonterías para disfrute de los niños

'El libro sin dibujos' camino a casa para ser reído.

El libro sin dibujos camino a casa para ser reído.

Hacía mucho tiempo que no entraba un libro en casa que a Julia le gustase tanto. Según llegué con él hace dos días del trabajo se lo leí, y sus carcajadas de niña pequeña resonaban a los pocos segundos por todo el salón. Estaba leyéndolo de nuevo cuando vino su prima de visita y las risas formaron un duo. Ayer estaba con dos amigos y me pidió que volviera a leérselo. Uno de ellos no prestó mucha atención, todo hay que decirlo, pero Julia y su amiguita se partían de risa nuevamente y suplicaban al terminar que lo leyera otra vez.

¿Qué tiene de especial este libro de B.J.Novak? Pues que obliga a los padres a hacer el payaso, decir tonterías, hacer ruidos y cantar una letra absurda. Es una lectura que hay que afrontar con ánimo actoral, poniendo caras, voces, haciendo aspavientos, suplicando a los niños que les permitan parar, buscando su interactuación, que no les hagan volver a leer ese cuento.

No es un libro hecho para ser leído con voz calma y la luz tenue justo antes de dormir. Es un libro que leer a voces, riendo, bien despiertos, y si es a varios niños a la vez, aun mejor. Abstenerse adultos con alma de sopa, incapaces de soltarse la melena ante niños pequeños.

Tampoco es un libro para que lo lean los propios niños. Y ese fue el motivo por el que el amigo de mi hija perdió interés, que lee muy bien y quería hacerlo solo.

Podría haberme grabado leyéndolo son las risas de Julia como banda sonora, es la mejor forma de entender de qué va este peculiar cuento sin ilustraciones, pero en la editorial (Planeta de Libros) me han facilitado un vídeo en el que Ángel Llàcer lo interpreta ante un grupo de niños, con menos años que mi niña:

Por cierto, su autor B.J.Novak es un conocido actor, cómico y guionista estadounidense, también licenciado en Harvard y experto en Hamlet, que ha participado en series y películas como The Office, Malditos Bastardos o The amazing Spiderman 2, entre otras.

Aquí le tenéis leyéndolo.

‘Chiquitina’, un cuento para enseñar a los niños a quererse tal y como son

Chiquitina es un cuento que quería recomendados desde hace tiempo, un cuento que encierra valor por diferentes motivos.

'Chiquitina' en la Feria del Libro de Madrid,

‘Chiquitina’ en la Feria del Libro de Madrid,

Por un lado porque es un proyecto personal, la consecución en papel y tinta de un sueño nacido del amor por sus hijos de una madre reciente de inteligencia emocional y despierta, una de esas personas que nacen buscando diferentes maneras de ayudar al otro en lo que esté a su alcance. Sé bien de lo que hablo, tengo la suerte de conocer a María José Rodríguez personalmente.

Tiene también valor por la calidad de este cuento autoeditado. Tanto la historia como las ilustraciones, de Clara Luna, son una delicia con un acabado que nada tiene que envidiar a los libros infantiles de las mejores editoriales.

A Julia, que a sus seis años ya empieza a ver cómo muchos de estos cuentos se le quedan pequeños y con ojo muy crítico, le gustó mucho. Además de entretenerla cogió perfectamente la idea que trasmite.
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