Ayer la portada de 20minutos estaba llena de comedores escolares, por un lado teníamos el reportaje de mi compañera Lolita Belenguer, por otro una encuesta y, por último, el post que publiqué ayer. Todo eso animó a una persona que fue monitora de un comedor escolar a escribir en Menéame ofreciéndose a responder las preguntas «las dudas que podáis tener acerca del funcionamiento de este tipo de comedor, de la manera de servir o recoger los platos, de si se les obliga a comer o se respetan sus gustos, de las instalaciones o de cualquier cosa que creáis oportuna».
Os animo a plantear vuestras preguntas y os recomiendo su lectura, a mí me ha resultado muy interesante. Es de agradecer que se haya prestado a algo así.
Por ejemplo, no sabía que muchos niños que se quedan a comedor no se lavan los dientes porque en el comedor de Jaime sí que lo hacen.
Donde yo estuve pregunté por el tema y la directora me dijo que se había intentado implementar, pero que habría hecho falta más personal porque realmente al menos al principio es más difícil controlar a 20 niños cada uno con su cepillo y dentífrico que en el comedor. Pienso que debe ser por la falta de costumbre de los niños, pero donde yo estaba me dijeron que se tuvo que dejar porque no les daba tiempo, derramaban dentífrico sobre ellos y sobre todo lo que les rodeaba y era un caos, así que supongo que la empresa no debe estar dispuesta a contratar personal extra para controlar que los niños se laven los dientes y después limpiar todo.
Una pregunta que yo también le hubiera hecho. ¿Llevaría a sus propios hijos a comedor o los llevaría a comer a casa?.
Si no me quedara más remedio si, les llevaría sin problema. Personalmente pienso que como en casa no van a comer jamás en un comedor, y respecto a la calidad te puedo decir que era mejorable, en el caso de embutidos, fruta… Se notaba que eran de los más baratos y personalmente en casa por muy poco dinero más podría comprar cosas mejores. Otras cosas, como la tortilla francesa que estaba hecha en microondas con huevo pasteurizado no estaban todo lo buenas que podrían estar siendo caseras, pero no tendría problema en que mis hijos comieran esa comida ya que en términos de seguridad alimentaria era perfectamente segura y al menos donde yo estuve la proporción entre nutrientes era muy equilibrada, casi no les ponían fritos ni cosas con grasa, traían ensalada o verduras a diario, alternaban bastante la carne y el pescado y casi siempre había un plato de cuchara. El hecho de tener primer y segundo plato con guarnición hacía muy difícil que los niños comieran poca cantidad, y respecto a los postres, uno o dos días por semana había lácteos, el resto fruta y ocasionalmente algún pastel. Como cosas mejorables respecto a la comida como te digo la calidad, que sin llegar a ser incomestible podría ser mejor y quizás que en verano alteraran los menús para no comer tanto cocido o estofado de patatas, que apetecen menos con el calor aquí en el sur.