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Bragas desechables, compresas de celulosa, sujetadores de lactancia

Tengo a una persona muy querida de la familia en la recta final de su embarazo. Y no sé por qué me ha dado por recordar que justo en ese momento, yo en su lugar andaba haciendo acopio de lo poco que me quedaba por conseguir para tener todo listo para el día P (p de parto, claro).

Debe estar relacionado con el instinto de nido. Pero lo cierto es que el último mes me era imposible no estar repasando mentalmente qué me podría hacer falta. A mí y al bebé.

Era como un oficial de intendencia antes de la guerra, rumiando lo que me hacía falta.

En mi caso al menos fue algo más obvio con el primer hijo. Con Julia todo fue (está siendo) mucho más relajado.

En ambos casos me estuve pretrechando con lo que titula el post hoy: Bragas desechables, compresas de celulosa, sujetadores de lactancia.

La verdad es que la ropa interior de una mujer que acaba de dar a luz no es como para organizar un pase de Victoria’s Secret. Peor aún que la ropa interior de las embarazadas, de la que ya hemos hablado en alguna ocasión.

Muy diferente a cuando preparabas el ajuar para tu primer viaje con tu novio. ¿Verdad?

Lo de las bragas de usar y tirar fue una excelente recomendación de la matrona. Durante los primeros diez días, con los loquios a cuestas y el cuerpo a medio camino entre el embarazo y la normalidad, nada mejor que eso, por feas que sean.

Las enormes compresas tocológicas de celulosa, mejor que de algodón, fueron otra recomendación de la matrona. Las compresas extrafinas modernas no son recomendables al principio.

Es una manera de solidarizarte con tu peque y sus pañales. O de ponerte en el pellejo de tu abuela y sus paños.

Y los sujetadores de lactancia dan para otro post entero. En mi caso he reciclado los que tenía del peque.

Hoy la veré. ¿Lo tendrá todo ya preparado? Tengo que preguntárselo.

Las bragas de las embarazadas

Hablando ayer de lo que hay que llevar al hospital, las bragas desechables para los primeros días en los que no paras de manchar generaron unos cuantos comentarios.

Son lo menos glamouroso que hay, pero creo sinceramente que es la opción más cómoda tras el parto.

Y lo mismo puede decirse de las bragas para el embarazo.

Tal vez algún día La Perla decida lanzar una colección de premamá, pero hasta entonces lo que hay es lo más parecido a lo que vi de niña en las cuerdas de tender de mi abuela.

Ni siquiera los tangas de premamá, que haberlos haylos, se ven mucho mejor.

Una de las primeras cosas que me quedaron claras cuando mi primera barriga de embarazada comenzó a crecer es que esa tripa no admite apreturas de ningún tipo.

No sé cómo sería en vuestro caso, pero en el primer embarazo me logré apañar con lo que tenía:
-Algunas bragas viejas muy dadas de sí. Que no hay que ponerse el día que vas al ginecólogo. Imagino que vuestras madres os enseñaron igual que a mí la mía a ir al médico lista para revista.
-Algunas bragas de corte muy bajo.
-Los culottes. Se que hay quien no los aguanta, pero a mí al menos me han resultado cómodos.

Con el segundo embarazo he tenido que comprar un par de braguitas de premamá. Pero también me las he apañado razonablemente bien con lo que había en mi cajón.

Lo que sí he tenido que comprar son medias especiales. Alguna que tenía a medio muslo con elástico ha servido. Pero en unas medias normales es imposible meter una barriga en el tercer trimestre.

Lo que aún veo que se vende mucho por ahí pese a que a mí en ambos embarazos me han insistido por activa y por pasiva en que eran contraproducentes son las fajas.

Las fajas, tanto para el embarazo como tras el parto, sólo las deben recomendar matronas y ginecólogos en casos muy particulares.

Y de los sujetadores ya hablaremos largo y tendido otro día si os parece…

Por cierto, las fotos se las he tomado prestadas a la tienda online de Mothercare.