‘Warner Bros. Studio Tour London’, la magia tras el hechizo de Harry Potter

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Desde que Julia cumplió tres años mi santo y yo decidimos que, al menos un fin de semana al año, nos escaparíamos sin niños; que dedicaríamos una noche y dos días en marzo, en torno a nuestro aniversario, para estar solos. Y así lo hemos estado haciendo hasta este año en el que, rompiendo la tradición, nos fuimos a Londres en compañía de Julia. Jaime se quedó triscando felizmente en una granja escuela, porque para él, con su autismo, un viaje-paliza como el que planteamos habría sido excesivo. También porque subir al avión con él nos da miedo, no voy a engañaros.

Fueron tres días y dos noches en una ciudad maravillosa que los tres desconocíamos y que nos enamoró, pero de lo que quiero hablaros es de la mañana entera que pasamos en lo que coloquialmente todos llamamos «los estudios de Harry Potter en Londres» y cuyo nombre oficial es Warner Bros. Studio Tour London. The Making of Harry Potter.

Si me leéis con regularidad tal vez sepáis que Julia, que coincidiendo con el viaje cumplió los ocho años, es una pequeña gran entusiasta del universo creado por J.K.Rowling. Ha visto todas las películas, aunque sus favoritas son las cinco primeras antes de que la cosa se ponga demasiado turbia y adolescente, hemos leído juntas el primer libro, fuimos a ver Animales fantásticos en una sesión especial para fans de Potter, fue a un taller de varitas al Festival de Fantasía de Fuenlabrada (que pronto tendrá lugar de nuevo y es un buen plan con niños), de lo que más le gusta disfrazarse es de Hermione y su séptimo cumpleaños convirtió nuestra casa en Hogwarts. Mi santo y yo, sin llegar a ser fans, vimos las películas y leímos los libros en su momento y somos conscientes de ese algo que tiene Potter y que ha hechizado a millones de personas en todo el mundo.

Entenderéis que con esos antecedentes, si íbamos a Londres y teníamos oportunidad de visitar los estudios que tiene allí Warner, teníamos que acudir y llevarla con nosotros.

¿Qué son exactamente los estudios de Harry Potter en Londres? Se trata de la transformación de los estudios en un enorme espacio, casi todo a cubierto (solo hay una pequeña zona a la intemperie, lógico teniendo en cuenta dónde está ubicado), en el que se pueden ver escenarios de las películas (en gran salón comedor de Hogwarts, el despacho de Dumbledore, Privet Drive, la casa de los Weasley, el tren, fragmentos del ministerio de magia, la clase de pociones, el callejón Diagon…), vehículos emblemáticos como el autobús nocturno, el coche volador o la moto de Hagrid, todo tipo de criaturas empleadas en el rodaje, los trajes que llevaban…

Pero vayamos por orden. Lo primero que veremos es una gran nave (que en la segunda guerra mundial se dedicó a la fabricación de aviones), aparentemente en medio de la nada, con varias de las grandes figuras del ajedrez mágico de la primera película casi como único elemento que nos dice que hemos llegado al lugar correcto. Al entrar veremos a nuestra izquierda una cafetería, a la izquierda la tienda de recuerdos, a nuestra espalda el lugar en el que se pueden coger las audio guías y de frente el acceso.

Las entradas indican la hora a la que podremos adentrarnos del todo en el mundo de Harry Potter. Escalonar los accesos nos obliga a estar allí puntuales para poder pasar cuando toca, pero es buena idea para que dentro haya siempre un número razonable de gente, que permita moverse, ver todo y hacer fotos sin agobios. Una vez dentro no hay límite de tiempo, se puede estar tanto como uno desee. La media de la visita ronda las cuatro o cinco horas, pero si se quiere leer todo, ver todo, hacer todo y escuchar la audioguía entera, fácilmente se puede estar todo el día.

Conviene llegar con tiempo. Nosotros así lo hicimos y aprovechamos para cotillear tranquilos la tienda, que es enorme, perfectamente ambientada e invita a hacer fotos. Peluches, varitas, camisetas, trajes, joyas, libros, ranas de chocolate… Hay de todo y no precisamente barato, también es cierto. Por esa tienda, por la tienda de varitas de Olivander en concreto, saldremos cuando concluya la visita.

La visita en sí arranca con la bienvenida de uno de los trabajadores y un pequeño vídeo en una sala de cine. Nosotros nos sentamos en la primera fila y acertamos, porque cuando acabó la proyección se desplegaron ante nosotros las puertas de entrada a Hogwarts y nuestra anfitriona invitó a un puñado de niños, entre ellos la nuestra, a que bajaran con ella a empujarlas. Al abrirse, de repente, estábamos en el impresionante comedor del castillo. Exactamente igual a las películas y un comienzo por todo lo alto.

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Y tras el comedor, toca seguir andando y descubriendo la magia tras el hechizo de Harry Potter. El siguiente gran espacio muestra vestimentas, objetos y lugares emblemáticos. Se miran, se fotografían, pero que nadie espere poder sentarse en la silla de Hagrid o en la cama de Harry.

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No obstante, aunque casi todo es ver, también hay cosas que hacer. A los niños se les entrega un pasaporte que indica distintos lugares en los que buscar snitchs doradas. Una vez localizadas se pueden ir poniendo los sellos hasta completarlo.

En esa zona también es posible subir y volar sobre una escoba con un croma detrás y llevarse las fotos o el vídeo recuerdo.


Hay clases de cómo lanzar conjuros con la varita o una escoba a la que se puede llamar para que vuele hasta nuestra mano. Por cierto, también hay trabajadores en todas las zonas disponibles para responder a nuestras preguntas con toda amabilidad.

Tras esa zona llegamos a la estación 9 3/4 y al expreso de Hogwarts. Allí también podemos sentarnos y actuar ante lo que sucede por la ventanilla. Después del tren hay una zona al aire libre con el puente de Hogwarts, más piezas de ajedrez, el coche de los padres de Ron y la moto de Hagrid y la casa de los tíos y de los padres de Harry.

Esa zona está justo al lado del restaurante, en el que se puede hace parada y fonda para reponer fuerzas. No solo hay comida (tirando a especiales y al precio ligeramente inflado habitual de estos sitios), también hay la famosa cerveza de mantequilla y helados con ese sabor.

Nos queda ver las criaturas, las intimidantes sirenas, los elfos domésticos, los dragones, el fénix Fawkes, jugar a ser Dobby, sorprendernos con el realismo con el que se mueve el hipogrifo BuckBeak que parece estar vivo…

Ya va quedando menos. El callejón Diagon con todas sus tiendas, que tal vez es el lugar que más te hace sentirte dentro de la película.

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Y por último rodear la maqueta del castillo de Hogwarts. Enorme, increíblemente bien hecha, con una iluminación cambiante, plagada de detalles, impresionante colofón final de la visita.

 

Julia investigando los materiales con los que se crean maquetas como la del castillo de Hogwarts.

Nosotros no lo pudimos disfrutar por poco, pero desde el 31 de marzo también se puede visitar el bosque prohibido , en el que caminar entre 19 enormes árboles, ver un segundo Buckbeak en su ambiente, la acromántula Aragog o a Hagrid en su reino.

Primer consejo práctico. Si queréis hacer una escapada a Londres y visitar los estudios lo primero que hay que tener en cuenta es que no están exactamente al ladito de Wetsminster. Se encuentran en Leavesden, que para que os hagáis una idea está a unas 26 millas, es decir a unos 50 minutos en coche, del London Eye (la enorme y emblemática noria que hay en el centro de la ciudad).

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¿Cómo podéis llegar? Molaría poder subirse al autobús nocturno, pero es un poco más laborioso y menos emocionante. Está la opción de alquilar un coche, pero es algo que no merece la pena en términos económicos si solo lo necesitamos para eso y que tiene su aquel teniendo en cuenta que allí conducen al revés de lo que estamos acostumbrados.

Se puede ir en transporte público. Lo más lógico es coger un tren a la estación de Watford Junction, la más cercana, que desde Birmingham New Street tarda en torno a una hora y luego coger un autobús que sale desde la estación hasta los estudios cada media hora. El viaje puede suponer por tanto entre hora y media o dos horas. En cuanto al precio, sumando tren (18 libras ida y vuelta, la mitad si se ha comprado la OysterCard, la tarjeta de transporte de la ciudad) y autobús (cinco), supone 23 libras por barba. Nosotros hicimos cuentas, valorando también la comodidad y el ahorro de tiempo, y nos compensó coger un Uber que nos llevó desde la puerta del hotel hasta la de los estudios por unas cuarenta libras a los tres.

Hay paquetes que incluyen entradas y traslados  ida y vuelta desde el centro de Londres en un autobús especial que cuestan 83,49 euros para mayores de 16 años, 77,44 euros para un niño de entre 5 y 15 años y 24,40 para niños de tres o cuatro años (hasta los dos años es gratis). Si se cogen para dos adultos y dos niños el precio es 309,76.

Segundo consejo práctico. Hay que comprar las entradas con tiempo. Es muy probable que si lo dejamos para última hora nos encontremos con que no hay ya plazas para el día que nosotros queremos o podemos acudir. Para que os hagáis una idea, estoy escribiendo esto un 15 de mayo y las primeras entradas libres son para junio.

Las entradas en la página web oficial valen 39 libras para los adultos, 31 para niños de 5 a 15 años y 126 si se cogen dos adultos con dos niños o un adulto con tres niños.

Y tercero y último.
Un nivel al menos razonable de inglés es más que recomendable, por mucho que la audioguía esté disponible en español, todo allí está escrito en inglés y en ese idioma se puede preguntar y hablar con los trabajadores.

1 comentario

  1. Dice ser Anabel

    Wow, impresionante, es sumergirte en otro mundo en la peli, me ha encantado la verdad es que merece la pena ir con los peques más si son fans de las películas entre esto y Eurodisney los peques pueden creer en la magia aunque sea por unas horas..

    Gracias por el fantástico reportaje..

    Besos!

    Anabel

    18 mayo 2017 | 09:34

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