No culpes a los dientes de lo que le pasa a tu bebé

a00570180 180Julia y Jaime nunca fueron bebés que babearan mucho. A Julia la llamamos brevemente la marquesa de la babilla, enseguida pasó. Y al mismo tiempo enseguida les salieron los dientes sin dar nada de guerra, más allá de algún mordisco en la teta de la que se alimentaban claro. Julia fue algo más tempranera con los dientes, que comenzaron a asomar cuando tenía apenas cuatro meses. Jaime no tardó mucho más. Muy pronto ambos estaban llenos de dientecillos blancos.

«Claro, por eso no babean casi. Les salieron tan deprisa y tan pronto que no se enteraron. ¡Qué suerte!» era un tipo de comentario que he oído con frecuencia.

Mi sobrina, que tardó bastante en arrancar con los dientes, se ganó el apodo cariñoso de Lady Babas. Todo cuadraba: muchas babas era sinónimo de dientes pujando por salir. Si se metía el puñito en la boca y babeaba aún más era porque le estaban molestando muchísimo.

Lo cierto es que yo no tuve ocasión de culpar a los dientes de fiebres, mal carácter, mal dormir, culos irritados o riadas de babas. Si tenían algo de eso debía ser por otra cosa, los dientes ya estaban ahí.

La aparición de la primera dentición es la sospechosa habitual de cualquiera de estas cosas con origen incierto. ¡Qué manía tenemos los padres por querer dar explicación a todo!

Ya hace tiempo que descubrí por la pediatra Amalia Arce que los primeros dientes no son ni mucho menos el origen de todos los males infantiles, sino el chivo expiatorio. Os dejo parte del post en el que ejercía de abogada defensora de los dientes:

A los pobres dientes de forma milenaria se les ha atribuído toda serie de «maldades» que suceden en el primer año de vida. Recientes estudios publicados en revistas de prestigio como el que pueden consultar en Pediatrics desmienten toda la patología que se ha asociado por los siglos de los siglos a la dentición. La erupción dentaria es un proceso fisiológico y como tal en condiciones normales no tiene por qué originar patología.

Hoy Lucía, otra pediatra, aclara en un post de El club de las madres felices, una página que os recomiendo, que tampoco son los causantes de las babas.

Aquí tenéis parte de su explicación:

En el recién nacido, inicialmente la saliva aparece como consecuencia de la actividad de la glándula sublingual, pero es poca cantidad. No es hasta el 4º mes, cuando empieza a funcionar la glándula parótida, situada a ambos lados de la cara. Esta glándula es mucho mayor en tamaño por lo que la cantidad de saliva que de pronto comienzan a fabricar, es más que visible.

Por lo tanto cuando veas a tu bebé babeando a chorros ya sabes que sus glándulas parótidas están en pleno funcionamiento, y que no es debido a la erupción dental. El babeo es un proceso independiente de la dentición, sin ninguna relación pero con un desarrollo paralelo.

Además, a esta edad, los 4 meses, el reflejo de la deglución (tragar) es bastante inmaduro y no se realiza de una manera eficaz por lo que esto contribuye a que el exceso de saliva en la boca no sea deglutido frecuentemente y algunos niños babeen.

Ya sabéis, dejad a los dientes libres de culpa. Pobres, con lo bien que les van a venir luego.

* Foto: GTRES

3 comentarios

  1. Dice ser MSA

    DE SIEMPRE, EL PEDIATRA DE MIS HIJOS, VICTOR Y JULIA, ME DIJO QUE LOS DIENTES NO DAN FIEBRE, NI DIARREA NI NADA DE NADA¡¡¡

    12 marzo 2015 | 18:44

  2. Dice ser cositas chulas

    Pues a las mias les dio diarrea, fiebre y se les puso el culete como el de un mandril

    20 enero 2018 | 10:55

  3. Dice ser AlonsoDelHoyo

    Gracias por compartir, es bueno que se difunda este tipo de información. Cuando se es padre todo mundo dice algo diferente y en vez de ir con una persona especializada en el área prefieren creer en lo que le dice la gente. En lo referente a los dientes, es esencial contar con un buen especialista en odontopediatría que sepa cómo tratar a los niños desde temprana edad.

    29 julio 2018 | 04:27

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