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Autoconsumo, pilar de la descentralización del sistema

El autoconsumo ha llegado, tras muchas batallas, para quedarse en el sistema energético de nuestro país. Una realidad que ha cambiado los paradigmas establecidos hasta ahora al modificar las reglas y jugadores del tablero energético, un juego en el que, hasta la implantación del Real Decreto 244/2019, solo participaban unos pocos. A partir de ahora asistiremos a una diversificación de los agentes del sector energético: tendremos un gran número de pequeñas “centrales” de generación fotovoltaica que estarán gestionadas digitalmente, de manera individual, o bien de manera compartida por un grupo de personas. Este cambio en las reglas del juego nos llevará a un punto disruptivo: el empoderamiento del consumidor y su posicionamiento central en el nuevo modelo energético del siglo XXI, que tiene en el ahorro, la eficiencia y las fuentes renovables sus bases fundamentales.

Sucede además que el coste de producción de energía fotovoltaica ha sufrido una caída del precio de hasta el 80% durante la última década, situándose en 0,027 €/kWh, y seguirá disminuyendo. Si lo comparamos con el precio de generación de energía con combustibles fósiles, no hay discusión, puesto que el rango de coste de estas últimas oscila entre los 0,045 y 0,15 €/kWh, siendo innegable que en el futuro estos costes irán aumentando conforme disminuyan las reservas naturales de petróleo y gas.

Al unificar los puntos de generación con los de consumo, el autoconsumo ha roto por completo con la lógica dominante en el sistema energético actual, sumamente centralizado, en el que la energía se transporta largas distancias entre los puntos de generación y los de consumo, lo que repercute en aproximadamente en un 11% de pérdidas, en 2018 se perdieron 3.147 GWh.

Además de barato y respetuoso con el medio ambiente, el autoconsumo constituye una democratización energética en toda regla, al considerarse como derechos básicos para los ciudadanos la compra, venta, generación y almacenamiento de energía eléctrica, como ya establece la Unión Europea. Esto genera un flujo bidireccional de energía entre los diferentes consumidores y productores de la red, que provoca una diversificación en los agentes del sector energético.

El funcionamiento de un sistema de autoconsumo no es nada complejo, las placas fotovoltaicas transforman los rayos de sol que les llegan en energía eléctrica, que consumiremos en nuestros hogares y oficinas. Gracias a que el precio de la energía que procede de la instalación de autoconsumo es más bajo que el que compramos a la red, conseguimos que la amortización de la inversión se sitúe entre los 6 y los 10 años, a partir de ese momento la energía que consumamos proveniente del autoconsumo nos costará 0 €. Con una instalación de autoconsumo obtenemos un ahorro mensual de entre un 30% y un 60% del precio total de nuestra factura de la luz. Por este motivo, cuanta más energía consumamos procedente de la instalación de autoconsumo antes amortizaremos la inversión y más ahorraremos en la factura de la luz.

Al mismo tiempo, actualmente podemos verter a la red y compensar económicamente los “excedentes energéticos” que tengamos, aunque el precio al cual nos pagan este excedente será menor que el que compramos a nuestra comercializadora. A este sistema se le llama tarifa neta, y como máximo se nos puede compensar la cantidad que hemos consumido de la red. Es decir, como máximo el termino de energía de nuestra factura será 0 €. Por tanto, el “negocio” a nivel individual o grupal no estará en la compensación, sino en el aprovechamiento de la energía que generamos evitando así comprarla a la red. Sin embargo, la venta de energía entre vecinos, a día de hoy, no está regulada.

Para maximizar el consumo de la energía autogenerada tenemos varias opciones. En primer lugar, se puede desplazar nuestro consumo a las horas de generación (las horas de mayor insolación), poniendo o programando los electrodomésticos de mayor consumo como la lavadora o el lavavajillas. Por otro lado, también se puede instalar un sistema de almacenamiento (baterías) dónde acumular la energía generada sobrante para consumirla en las horas nocturnas.

El autoconsumo ha venido para quedarse, pero todavía quedan cosas por limar en la última normativa. El gobierno ha tenido 3 meses para detallar cómo iba a compensar a los autoconsumidores en la factura por la electricidad sobrante que se vertiese a la red. Sin embargo, aún no lo ha hecho, por lo que se le debe alentar a que lo haga cuanto antes. Pero a pesar de este retraso, las organizaciones del sector no creen que esta demora suponga un freno para el desarrollo del autoconsumo. De hecho, UNEF ha estimado que a finales de 2019 se alcancen los 400 MW instalados, frente a los 236 MW que había cuando acabó 2018.

Otro cabo por atar en la regulación, bastante destacable, es la posibilidad del abastecimiento dinámico de varios consumidores de una misma instalación de autoconsumo. A modo explicativo, hoy en día, en una instalación colectiva (aquella que está en un bloque de viviendas), el reparto de energía se lleva a cabo utilizando unos coeficientes fijos, que han sido pactados entre todos, pero que son siempre los mismos, independientemente de las horas del día, los días de la semana o del año. Sin embargo, sería más eficiente hacerlo asignando coeficientes dinámicos a cada participante, minimizando los excedentes a red de forma notable.

De esta manera, en un bloque de, por ejemplo, 4 vecinos que comparten unos paneles fotovoltaicos, si hay dos viviendas que no tienen consumo a unas horas y otras dos que si lo tienen, el total de energía generada lo consumirán entre las dos que la demandan, evitando así que el 50% se vierta a  red, como sucedería en caso de que utilizaran los coeficientes fijos.

Para dar un impulso y fomentar de manera concisa el autoconsumo, como Fundación Renovables hemos exigido, en nuestro último informe, que el actual Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) establezca unos objetivos vinculantes en este sentido. Nuestra propuesta es clara: el autoconsumo debe suponer el 10% del consumo en 2030, 20% en 2040 y 30% en 2050. Entre todos los consumidores, los agentes del mercado y la administración; tenemos un reto ineludible como sociedad, no solo para recuperar el tiempo perdido, sino para poder desarrollar el aprovechamiento de los recursos energéticos a los que tenemos acceso.

Ismael Morales – Departamento de Comunicación de Fundación Renovables

Luis Morales – Responsable de Relaciones institucionales y Comunicación de Fundación Renovables

El autoconsumo nos hará cambiar muchos hábitos, para bien.

Todos tenemos metido en la cabeza algunos hábitos relacionados con el mejor momento para usar algunos equipos en nuestras casas en función de las tarifas empleadas: el lavavajillas, los acumuladores eléctricos y los equipos que consumen mucha energía, mejor por la noche y aprovechamos la tarifa nocturna. Tiene su sentido en el modelo actual. La producción energética que se realiza por la noche, dado que no pueden desconectarse algunas energías como la nuclear, eólica nocturna,.. no tiene una demanda de consumo igual que durante el día. La industria y la actividad en general demanda más por el día. Hay más oferta que demanda por la noche y se abarata el precio para facilitar su consumo. Por eso, por ejemplo, es muy adecuado apostar por el transporte ferroviario electrificado de mercancías por la noche.

Pero esto era y es así cuando producen otros y respondemos a la ley de oferta y demanda. Ahora empieza a ser distinto. Ahora yo paso de ser “solamente” cliente del mercado eléctrico a formar parte del sistema energético. Suena mejor y lo es.

El denominado autoconsumo, que por fin ha sido, no solamente permitido, sino que comienza a ser promovido y apoyado claramente por la administración española, significa un proceso de democratización de la energía. Yo puedo comprar y producir, el proceso es bidireccional. Y puedo producir para mi consumo, para vender o para las dos situaciones. Es similar a si tuviese un huerto en casa, podría usarlo para mi propio consumo, para vender mis productos y las dos cosas a la vez; nadie entendería que estuviese prohibido y que fuese obligatorio comprar solamente en grandes superficies.

La tecnología nos está dando buenas noticias y seguro que seguirá igual. Los paneles fotovoltaicos son cada vez más eficientes y mucho más baratos, los sistemas de acumulación son igualmente mejores y más asequibles, otras formas de reducir energía de forma limpia se están incorporando: geotermia, mini eólica, etc. El futuro nos indica que además podremos producir energía con nuestros coches eléctricos, no solo consumen, sino que producen y recargan electricidad aprovechando el movimiento, son acumuladores energéticos. El mundo cambia, yo ya podré comprar, producir y acumular de forma eficiente y asequible cada vez más. Y por consiguiente, mis hábitos de vida cambiarán.

El precio al que yo pueda “colocar” la energía que genero con mis sistemas de autoconsumo siempre será inferior al precio que pagaré por comprar energía a un suministrador, aunque sea solamente por el coste o el pago por la gestión de la red. Dicho de otra forma, el “negocio” a nivel particular no estará en la venta sino en el aprovechamiento eficaz de la energía que generamos y en al ahorro energético de la no necesitemos. Esto suena además bien para el planeta: eficiencia, ahorro energético y auto producción.

En el plano práctico, varios ejemplos.

Cambiaremos nuestros horarios de poner la lavadora, lavavajillas y similares de la noche a los momentos de máxima insolación, es decir pasaremos a ponerlo o programarlo entre las 12 y las 17 horas. Mejor consumir nuestra energía que comprarla.

En breve, cuando vayamos con nuestro vehículo eléctrico a una gran superficie, un centro público o un parking, podremos lógicamente cargar estos coches usando para ello cargadores que usarán la energía solar (en La Granja de San Ildefonso, por ejemplo, ya se puede hacer), pero también podremos en breve “vender” la energía que hemos generado al conducir en esos mismos cargadores.

Y finalmente, algo que ya está haciendo en Madrid y Barcelona, que es el aprovechar las plazas de aparcamiento de comunidades de vecinos, empresas, hoteles, parking en las hora en las que los propietarios no ocupan sus plazas para cargar los vehículos de carsharing que se mueven por la ciudad.

Se trata de optimizar recursos, coordinar y cooperar. Gracias a la energía, vienen buenos tiempos.

 

Por Miguel Aguado – Director de B Leaf y divulgador ambiental "

El lado bueno de la historia

Por Piet Holtrop – Abogado

Einstein reconoció sin reparo que su teoría de la relatividad especial no hubiera sido sin las ecuaciones de campos electromagnéticos de Maxwell, quien a su vez, sin el trabajo experimental del autodidacta Faraday, no hubiera sabido donde empezar. El primero hoy en día es asociado sobre todo al tiempo, o la relatividad del mismo. El último, en cambio está firmemente asociado con la caja de Faraday, como en los automóviles o aviones, para protegernos contra las descargas eléctricas intensas de los relámpagos.

Instalación fotovolaica

La electricidad y el tiempo son dos fenómenos estrechamente vinculados, y ambos dominan nuestra vida cotidiana. El tiempo se nos echa encima en la lucha contra el cambio climático, y la electricidad es clave para evitar este cambio climático. A raíz de la teoría de la relatividad especial de Einstein se desarrolló la energía nuclear, que ha traído tanta prosperidad y destrucción a la humanidad. Hoy en día es una energía cara, por esta única razón  ya sin futuro, además siendo muy contestada por sus riesgos y la elevadísima responsabilidad que pasa a millones de generaciones futuras. En la actualidad se está construyendo una central nuclear en Hinkley Point, en Inglaterra, y necesita 107€ por cada MWh de garantía de precio.

Por este precio en España podríamos producir fácilmente 4 veces o más esta cantidad de energía, utilizando energía fotovoltaica de autoconsumo, por ejemplo. La tecnología fotovoltaica es la que más barata se ha hecho los últimos años, haciéndola hoy en día de las más competitivas de todas las fuentes convencionales y renovables. Además, por su carácter modular, permite hacer instalaciones productivas de cualquier tamaño. Desde la células integradas en tu calculadora de bolsillo, hasta instalaciones de grandes tamaños para suministros industriales.

La semana pasada hemos visto dos acontecimientos bisagra en la lucha contra el cambio climático. Al otro lado de gran charco el presidente Trump ha decidido salir del acuerdo de Paris, echando a perder el tiempo de una de las economías más grandes de nuestro planeta, en contra incluso de Secretario del Estado, que viene de la industria petrolera. Para el Rey de la postverdad no hay límite al negacionismo del cambio climático.

El otro acontecimiento bisagra se produjo en el viejo mundo europeo: El Tribunal Constitucional de España (TC) ha dictado una sentencia muy incisiva en un litigio sobre el Real Decreto 900/2015, que regula el autoconsumo en España. El TC ha declarado ilegal la prohibición del autoconsumo compartido que había introducido el Ministro Soria, del gobierno anterior, en dicha regulación. Este ministro había creado un sistema en el cual el autoconsumo realmente era lo más rentable para casas y chalets independientes, y muy difícil y mucho más costoso para bloques de viviendas. De este modo retroalimentaba su argumento que el autoconsumo era asocial y sólo para ricos. Era un argumento mezquino que se sumaba al negacionismo del cambio climático del gobierno de entonces. El gobierno actual sigue la línea, con su negativa de reformar las reglas del autoconsumo por las buenas, tal y como le venía exigiendo la práctica totalidad de la oposición, cuando presentaron una Proposición de Ley para modificar la susodicha regulación.

Había sido por un conflicto positivo de competencias que la Generalitat de Catalunya había elevado al TC, que ahora ha decidido que el Gobierno Central se pasó de raya dictando normas en un nivel de detalle sobre electricidad generada y consumida totalmente dentro del territorio de las comunidades autonómicas, concretamente en los bloques de viviendas dentro de las mismas. Es interesante y afortunado como en este caso concreto la lógica de reparto de poder regulatorio coincide con la realidad tecnológica del autoconsumo.

El nuevo paquete regulatorio sobre cambio climático de la Unión Europea, en sus borradores ya configura el autoconsumo compartido como un derecho de los ciudadanos europeos. Este paquete será vigente a partir del año 2020, y enmarcará nuestros esfuerzos para seguir nuestra lucha contra el cambio climático.

La sentencia del TC nos posiciona en el lado bueno de la historia, ahorrándonos 3 años de espera hasta que la normativa europea nos garantizara el autoconsumo compartido. Jeremy Rifkin, visionario de la transición energética y asesor de la Comisión Europea lo llama Power to the People.

El futuro energético que viene. La autosuficiencia conectada, un concepto “disruptivo”

Por Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

Placas solares

La Comisión Europea ha llegado a la conclusión, en su llamado Paquete de Invierno “Energía Limpia para todos”, presentando en noviembre de 2016, de que no se puede racionalizar la demanda sin optimizar la oferta ni viceversa. Algo que ya se intuía en sus paquetes Energía 2020-2030 al fijar objetivos conjuntos para la eficiencia energética (demanda) y para las renovables (oferta) con el fin de que, explotando ambos simultáneamente, se consiguiese la reducción de gases de efecto invernadero y de CO2 de forma eficaz y eficiente.

Integrar la oferta y la demanda es clave. Llevado al extremo, puede traducirse de forma operativa en que ambas acciones concurran en el mismo sujeto: el consumidor de electricidad también como productor, o “prosumidor”, como repite machaconamente mi colega Fernando Ferrando; es decir, lo que se conoce ya como “autoconsumo”, sobre cuya extensión conceptual versa este texto y de cuya trascendencia nos da una idea la enorme oposición a su desarrollo por parte de las eléctricas y la consiguiente limitación por parte del Gobierno.

El no hacer esta integración oferta-demanda, es decir, la falta de una planificación energética, en particular en energía eléctrica que integre ambos conceptos, ha llevado a grandes despropósitos al diseñar el sistema de infraestructuras en función de la oferta, lo que en el caso español se traduce en una capacidad de generación eléctrica de más de 100.000 MW, cuando la demanda pico apenas supera los 40.000 MW.

Este sobredimensionamiento es parte de la resistencia al cambio de las empresas eléctricas (léase también del Gobierno actual, secuestrado por las empresas) las cuales querrían seguir rentabilizando capacidades de generación, no solo por intentar recuperar el valor que figura en su balance y que podía ser considerado como activo tóxico sino porque están gran parte del tiempo sin operar al no existir demanda (cuando se pueden parar, que no es el caso de las nucleares) con el consecuente lastre económico. A lo que hay que añadir que además deberían desaparecer en gran parte y lo antes posible por su insostenibilidad al estar basadas en combustibles fósiles o nucleares.

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El gran circo de la inseguridad jurídica

Por Juan Castro – Gil – Abogado

Estand de Anpier en Genera

Estos días se presenta Genera, la Feria española por excelencia de las energías renovables.

Realmente, en los últimos años, siempre he pensado que a los gallardos empresarios que acudían a la feria a mostrar sus empresas, el Gobierno tenía que darles la medalla al mérito en el trabajo, pues sobrevivir en el sector de las renovables en España, tiene un mérito difícil de calibrar. Muestra evidente de lo que ha pasado, es la triste y constante caída de expositores desde el 2010 hasta ahora.

Este año, con el ánimo de escenificar el vodevil que los últimos gobiernos han mantenido alrededor de las energías renovables, ANPIER, la asociación de los pequeños fotovoltaicos, ha llevado un estand circense, bajo el sugerente nombre de “El gran circo de la inseguridad jurídica”. Los 5.000 pequeños productores que forman parte de la asociación, le ofrecen por un momento al visitante, convertirse en ministro de energía, y lanzarle bolas con toda la rabia y desprecio que les quepa entre sus dientes a las pequeñas instalaciones fotovoltaicas en manos de un jubilado, de un funcionario o de una familia de Ciudad Real.

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Por qué el futuro es solar (y por qué no es nuclear)

Por Marta Victoria – Observatorio Crítico de la Energía

Hasta hace unos años la electricidad de origen nuclear era más barata que aquella que se generaba utilizando paneles fotovoltaicos. Pese a ello, muchas voces argumentaban que debíamos dejar de utilizar la energía nuclear porque su bajo coste era engañoso. Lo que ocurría, y ocurre, es que en el precio de la electricidad nuclear no se incluyen muchos costes que son necesarios para su funcionamiento. Entre estos costes no contabilizados están el tratamiento de los residuos nucleares o el desmantelamiento de las centrales una vez acabe su vida útil. La empresa pública encargada de estas actividades, Enresa, ya ha avisado de que el dinero que las eléctricas han ido pagando para financiar su presupuesto no será suficiente a largo plazo, de manera que, si no se hace nada al respecto, los ciudadanos tendremos que costear la gestión de los residuos nucleares durante los miles de años que estos sean radiactivos. Además, el coste de la electricidad nuclear también es artificialmente bajo gracias al ahorro en la contratación de seguros por el hecho de que la legislación actual limita la indemnización que deberán pagar los dueños de estas centrales en caso de un accidente nuclear.

La realidad es que la reciente evolución de ambas tecnologías ha modificado radicalmente la primera frase de este artículo. Así, a día de hoy, ya es más barata la electricidad de origen fotovoltaico que la nuclear. Como ejemplo, podemos comparar los datos de Reino Unido. En 2013, el Gobierno británico se comprometió a pagar (y está por ver que sea suficiente) 10,9 céntimos de euro por cada kilovatio-hora que genere la central nuclear de Hinkley Point C, actualmente en construcción. Mientras, el mismo Gobierno retribuye con apenas 8 céntimos de euro por kilovatio-hora la electricidad producida mediante paneles fotovoltaicos instalados ese mismo año (la tarifa garantizada a las plantas fotovoltaicas que se instalan hoy es todavía menor).

gráfico nuclear y fotovoltaica

El principal motivo que ha originado este cambio de paradigma es la espectacular curva de aprendizaje de la energía fotovoltaica. Dicha curva describe la evolución del precio de una tecnología a medida que se fabrican más y más unidades y se aprende a hacerlo de manera más eficiente. Entre las razones que han abaratado el coste de la fotovoltaica está el traslado de su fabricación a países asiáticos, pero también hay motivos tecnológicos como el aumento del tamaño de las fábricas o el adelgazamiento de las obleas que se usan para fabricar las células solares. Sin embargo, si miramos ahora la curva de aprendizaje de la energía nuclear vemos que tiene una tendencia opuesta a la de la fotovoltaica: el precio de construir las centrales nucleares en Estados Unidos y Francia, no solo no ha disminuido a medida que ha crecido el número de centrales instaladas sino que ha aumentado. El encarecimiento de los sistemas de seguridad y los retrasos en la construcción son dos de los principales motivos del incremento del precio de construcción.

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¿Será que en España ya no hace sol?

Por Jorge Morales – Director de Geoatlanter

paneles solares

No pasa un mes sin que caiga —por abajo— el récord mundial de precio de la electricidad producida con paneles solares. EEUU, India, Perú, México, Dubái, Chile… nos muestran a través de contratos a largo plazo que la evolución tecnológica, esta vez sí, nos va a permitir desengancharnos de esa loca carrera por quemar todo lo que hay en nuestro subsuelo en la que llevamos inmersos cerca de 200 años.

Es la consecuencia inmediata de que producir electricidad valiéndonos tan solo del sol cueste ya menos de la mitad que hacerlo quemando carbón y casi tres veces menos que embarcarnos en el faraónico proyecto de construcción de una nueva central nuclear. Y eso, sin contar los efectos de la contaminación. Que por algo a las eléctricas nunca les ha interesado contabilizarlos.

En este contexto acabamos de conocer que nuestra querida España instaló durante el año pasado menos paneles solares que la ciudad de Bruselas. Es notorio y sobradamente conocido que Bruselas tiene una extensión y una ubicación geográfica envidiables desde el punto de vista del aprovechamiento solar. Igual que España no ha tenido tanta suerte.

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