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El lado bueno de la historia

Por Piet Holtrop – Abogado

Einstein reconoció sin reparo que su teoría de la relatividad especial no hubiera sido sin las ecuaciones de campos electromagnéticos de Maxwell, quien a su vez, sin el trabajo experimental del autodidacta Faraday, no hubiera sabido donde empezar. El primero hoy en día es asociado sobre todo al tiempo, o la relatividad del mismo. El último, en cambio está firmemente asociado con la caja de Faraday, como en los automóviles o aviones, para protegernos contra las descargas eléctricas intensas de los relámpagos.

Instalación fotovolaica

La electricidad y el tiempo son dos fenómenos estrechamente vinculados, y ambos dominan nuestra vida cotidiana. El tiempo se nos echa encima en la lucha contra el cambio climático, y la electricidad es clave para evitar este cambio climático. A raíz de la teoría de la relatividad especial de Einstein se desarrolló la energía nuclear, que ha traído tanta prosperidad y destrucción a la humanidad. Hoy en día es una energía cara, por esta única razón  ya sin futuro, además siendo muy contestada por sus riesgos y la elevadísima responsabilidad que pasa a millones de generaciones futuras. En la actualidad se está construyendo una central nuclear en Hinkley Point, en Inglaterra, y necesita 107€ por cada MWh de garantía de precio.

Por este precio en España podríamos producir fácilmente 4 veces o más esta cantidad de energía, utilizando energía fotovoltaica de autoconsumo, por ejemplo. La tecnología fotovoltaica es la que más barata se ha hecho los últimos años, haciéndola hoy en día de las más competitivas de todas las fuentes convencionales y renovables. Además, por su carácter modular, permite hacer instalaciones productivas de cualquier tamaño. Desde la células integradas en tu calculadora de bolsillo, hasta instalaciones de grandes tamaños para suministros industriales.

La semana pasada hemos visto dos acontecimientos bisagra en la lucha contra el cambio climático. Al otro lado de gran charco el presidente Trump ha decidido salir del acuerdo de Paris, echando a perder el tiempo de una de las economías más grandes de nuestro planeta, en contra incluso de Secretario del Estado, que viene de la industria petrolera. Para el Rey de la postverdad no hay límite al negacionismo del cambio climático.

El otro acontecimiento bisagra se produjo en el viejo mundo europeo: El Tribunal Constitucional de España (TC) ha dictado una sentencia muy incisiva en un litigio sobre el Real Decreto 900/2015, que regula el autoconsumo en España. El TC ha declarado ilegal la prohibición del autoconsumo compartido que había introducido el Ministro Soria, del gobierno anterior, en dicha regulación. Este ministro había creado un sistema en el cual el autoconsumo realmente era lo más rentable para casas y chalets independientes, y muy difícil y mucho más costoso para bloques de viviendas. De este modo retroalimentaba su argumento que el autoconsumo era asocial y sólo para ricos. Era un argumento mezquino que se sumaba al negacionismo del cambio climático del gobierno de entonces. El gobierno actual sigue la línea, con su negativa de reformar las reglas del autoconsumo por las buenas, tal y como le venía exigiendo la práctica totalidad de la oposición, cuando presentaron una Proposición de Ley para modificar la susodicha regulación.

Había sido por un conflicto positivo de competencias que la Generalitat de Catalunya había elevado al TC, que ahora ha decidido que el Gobierno Central se pasó de raya dictando normas en un nivel de detalle sobre electricidad generada y consumida totalmente dentro del territorio de las comunidades autonómicas, concretamente en los bloques de viviendas dentro de las mismas. Es interesante y afortunado como en este caso concreto la lógica de reparto de poder regulatorio coincide con la realidad tecnológica del autoconsumo.

El nuevo paquete regulatorio sobre cambio climático de la Unión Europea, en sus borradores ya configura el autoconsumo compartido como un derecho de los ciudadanos europeos. Este paquete será vigente a partir del año 2020, y enmarcará nuestros esfuerzos para seguir nuestra lucha contra el cambio climático.

La sentencia del TC nos posiciona en el lado bueno de la historia, ahorrándonos 3 años de espera hasta que la normativa europea nos garantizara el autoconsumo compartido. Jeremy Rifkin, visionario de la transición energética y asesor de la Comisión Europea lo llama Power to the People.

Por qué el futuro es solar (y por qué no es nuclear)

Por Marta Victoria – Observatorio Crítico de la Energía

Hasta hace unos años la electricidad de origen nuclear era más barata que aquella que se generaba utilizando paneles fotovoltaicos. Pese a ello, muchas voces argumentaban que debíamos dejar de utilizar la energía nuclear porque su bajo coste era engañoso. Lo que ocurría, y ocurre, es que en el precio de la electricidad nuclear no se incluyen muchos costes que son necesarios para su funcionamiento. Entre estos costes no contabilizados están el tratamiento de los residuos nucleares o el desmantelamiento de las centrales una vez acabe su vida útil. La empresa pública encargada de estas actividades, Enresa, ya ha avisado de que el dinero que las eléctricas han ido pagando para financiar su presupuesto no será suficiente a largo plazo, de manera que, si no se hace nada al respecto, los ciudadanos tendremos que costear la gestión de los residuos nucleares durante los miles de años que estos sean radiactivos. Además, el coste de la electricidad nuclear también es artificialmente bajo gracias al ahorro en la contratación de seguros por el hecho de que la legislación actual limita la indemnización que deberán pagar los dueños de estas centrales en caso de un accidente nuclear.

La realidad es que la reciente evolución de ambas tecnologías ha modificado radicalmente la primera frase de este artículo. Así, a día de hoy, ya es más barata la electricidad de origen fotovoltaico que la nuclear. Como ejemplo, podemos comparar los datos de Reino Unido. En 2013, el Gobierno británico se comprometió a pagar (y está por ver que sea suficiente) 10,9 céntimos de euro por cada kilovatio-hora que genere la central nuclear de Hinkley Point C, actualmente en construcción. Mientras, el mismo Gobierno retribuye con apenas 8 céntimos de euro por kilovatio-hora la electricidad producida mediante paneles fotovoltaicos instalados ese mismo año (la tarifa garantizada a las plantas fotovoltaicas que se instalan hoy es todavía menor).

gráfico nuclear y fotovoltaica

El principal motivo que ha originado este cambio de paradigma es la espectacular curva de aprendizaje de la energía fotovoltaica. Dicha curva describe la evolución del precio de una tecnología a medida que se fabrican más y más unidades y se aprende a hacerlo de manera más eficiente. Entre las razones que han abaratado el coste de la fotovoltaica está el traslado de su fabricación a países asiáticos, pero también hay motivos tecnológicos como el aumento del tamaño de las fábricas o el adelgazamiento de las obleas que se usan para fabricar las células solares. Sin embargo, si miramos ahora la curva de aprendizaje de la energía nuclear vemos que tiene una tendencia opuesta a la de la fotovoltaica: el precio de construir las centrales nucleares en Estados Unidos y Francia, no solo no ha disminuido a medida que ha crecido el número de centrales instaladas sino que ha aumentado. El encarecimiento de los sistemas de seguridad y los retrasos en la construcción son dos de los principales motivos del incremento del precio de construcción.

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