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¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando halagamos a los demás?

Está claro que a todos nos gusta recibir piropos (respetuosos) y que nos hablen bonito pero, ¿qué ocurre en nuestro cerebro cuando nosotros somos quien halagamos a los demás?

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Es importante aclarar que los cumplidos que emitimos deben ser honestos, no decirlos por decir o por quedar bien, sino porque realmente pensamos bien de la otra persona y nos sale de dentro transmitirlo, es entonces cuando nuestro cerebro se activa en áreas muy similares a cuando recibimos halagos.

Así lo demuestra un reciente estudio de la Universidad alemana de Heidelberg. Dedicados a estudiar el fascinante sentimiento del amor y sus implicaciones cerebrales, recopilaron las interacciones románticas de parejas consolidadas mientras enviaban y recibían cumplidos.

Mediante resonancia magnética funcional, los expertos registraron que los patrones de activación cerebral durante el intercambio de cumplidos se correspondían con áreas relacionadas con la empatía y el procesamiento de la recompensa, particularmente al seleccionar y enviar mensajes positivos a su pareja.

Esto indica que la anticipación de la reacción positiva de su persona amada (al recibir ese halago) ya era altamente gratificante.

Por lo tanto, estos resultados pueden tener implicaciones importantes para explicar los mecanismos neurobiológicos que protegen y estabilizan las relaciones amorosas,  y que construyen un aspecto tan relevante de la vida y de la salud humana.

La felicidad que sentimos al hacer sentir bien a los demás con nuestras palabras no es una cuestión subjetiva, estos resultados nos muestran que nuestro cerebro nos proporciona una gratificación real.

 

¿Por qué a los extrovertidos les gustan las fiestas y los introvertidos las evitan?

He leído auténticas barbaridades sobre la extroversión y la introversión, bueno, más bien sobre la segunda, ya que normalmente está asociada al polo más negativo y pesimista de la personalidad cuando esto no es así. Se ha desvirtuado popularmente el término introversión, relacionándose únicamente con el aislamiento social, la apatía y el malhumor, algún día (no muy lejano) os contaré (con mayor profundidad) las ventajas de ser introvertido, qué es realmente y cómo se manifiesta.

Hoy nos centraremos en un solo comportamiento: el contacto social con la multitud. Era asumido por la comunidad científica que el cerebro del extrovertido y del introvertido funcionaban de un modo muy diferente. Recientemente, un estudio publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience descubrió que los extrovertidos son más propensos a asociar una sustancia química (dopamina), relacionada con la sensación de bienestar, con el medio ambiente en el que se encuentran en en ese momento.

Estos hallazgos podrían ayudar a explicar por qué los extrovertidos buscan el contacto social de las multitudes, mientras que los introvertidos prefieren permanecer tranquilamente en casa. Los investigadores encontraron que los extrovertidos prefieren la gratificación inmediata y se centran más en los rostros. En el otro extremo, los introvertidos tienden a sentirse abrumados por el exceso de estimulación y prestan más atención a los detalles, lo que se refleja en un aumento de la actividad cerebral al procesar la información visual.

Para desenterrar las raíces de la extraversión, Yu Fu y Richard Depue, neurobiólogos de la Universidad de Cornell en Nueva York, realizaron test de personalidad a estudiantes de primer año seleccionando una muestra aleatoria de 70 personas con una mezcla de introvertidos y extrovertidos. Les fue administrada una sustancia generadora de dopamina y fueron posteriormente puestos a prueba en un entorno de laboratorio.
Las conclusiones del estudio fueron claras: Los extrovertidos asocian fuertemente su entorno y contexto con recompensa, mientras que los introvertidos mostraron poca o ninguna asociación entre el contexto y la estimulación.
Los resultados sugieren que los efectos de la dopamina no se tradujeron en recompensa o motivación para los introvertidos. La diferencia fundamental en la intensidad con que los introvertidos procesan las recompensas de su entorno tiene que ver con un mayor peso de la estimulación interna frente a las señales externas de motivación y recompensa.
Los resultados son un gran paso hacia adelante ya que permiten vincular un rasgo básico de la personalidad como la extraversión con un determinado conjunto de procesos del sistema nervioso, circunstancia que no se había producido anteriormente.

 

 

*Fuente: Livescience