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La réplica (no verbal) de Puigdemont al Rey Felipe VI

El presidente de la Generalitat reaparece, con una escenografía solemne y una sola bandera (la catalana), tras la intervención del Rey después de lo acontecido el 1-O. Ya vimos cómo la comunicación no verbal dotaba de un plus de significado el mensaje de Felipe VI, y de nuevo con Puigdemont le expresión emocional vuelve a dar pistas sobre la profundidad de las palabras.

En general, su comunicación ha sido más espontánea y natural que la del Rey, no estar sentado ha contribuido a esta diferencia, ya que tenía más libertad de movimiento y esta dinámica provoca que el cuerpo ‘se suelte’ y ‘hable’ más (con el riesgo de que esto nos beneficie o no…).

Sorprendentemente, me ha parecido muy relajado, su rostro aparecía sereno cuando no suele ser habitual. El ceño fruncido forma parte de su línea base de comportamiento y en este caso solo mostró ira mientras enunciaba la intervención policial en Cataluña contra el pueblo civil catalán, acompañado después de tristeza.

Su expresión gestual es muy ilustrativa, coherente con el mensaje, armónica, con lo cuál denota credibilidad y convicción total en lo que dice. Los gestos de sus manos fueron muy adecuados, juntaba los dedos en forma de pirámide, transmitiendo así reflexión, calma y seguridad. Todo marchaba en una línea positiva hasta que menciona al rey y le devuelve (inconscientemente) el gesto del dedo acusador, levanta su dedo índice y señala a cámara con su mano izquierda, con la derecha y finalmente con las dos.

Este gesto tan sutil y aparentemente inofensivo entraña un significado nada positivo, de forma no consciente nuestro cuerpo quiere culpar, obligar o señalar de forma agresiva a nuestro interlocutor. Las personas que habitualmente realizan este gesto suelen creer que están en un nivel por encima de la persona a la que señalan, pueden pensar que tienen más autoridad. Sin embargo, también puede ocurrir que las personas que con frecuencia no señalan con el dedo, lo hagan, por ejemplo, en el caso de que estén enfadadas y crean que llevan la razón o pueden apuntar con el dedo para señalar que es la otra persona la que tiene la culpa de lo ocurrido…

¿Cuál es vuestra hipótesis?

 

 

 

Análisis no verbal de la aparición de Felipe VI tras el 1-O

El Rey Felipe VI aparece para pronunciarse sobre la situación en Cataluña tras el 1-O. El mensaje verbal ha sido directo y contundente contra el Gobierno Catalán y su lenguaje corporal no ha sido menos. Su comunicación ha estado encorsetada por la lectura del telepronter, al final, no deja de ser un discurso muy, muy, preparado, medido y leído.

Esto deja poco margen para la espontaneidad de las emociones, aun así, podemos detectar algunas claves emocionales reveladoras.

Ha sido especialmente interesante la evolución de las emociones en pocos minutos. En el inicio se filtran expresiones de ira intensa, muy significativa la asociada a la palabra «ilegal», ha sido el momento más contundente en su expresión emocional, tonalidad y gestualidad.

Pero a medida que avanza en su intervención, la ira se convierte en profunda tristeza, que se mantiene casi constante en la mitad de su discurso, sobre todo cuando habla de la irresponsabilidad de las autoridades catalanas y cuando alude a la «unidad de España».

Respecto a sus gestos, ha utilizado muchos más ilustradores de lo que suele manifestar, lo cuál significa que está comprometido y cree en lo que dice. Se esfuerza por enfatizar sus palabras y que el mensaje llegue a través de la pantalla. Destaca especialmente la apertura de manos y brazos en señal de ofrecimiento al dirigirse al pueblo catalán.

Y a vosotros… ¿os ha convencido?

 

Análisis no verbal: Inés Arrimadas muy hundida

Foto – EFE

Se han producido numerosas reacciones en el panorama político tras el 1-O que iré analizando estos días. Algunas trascienden por su contenido verbal y otras destacan por la elocuencia en la expresión corporal. Ha sido especialmente comentada la comunicación no verbal de Inés Arrimadas durante la rueda de prensa del líder de Ciudadanos, Albert Rivera (vídeo).

Mi colega de profesión J.L Martín Ovejero calificaba a Arrimadas como «muy hundida«. Efectivamente he podido cuantificar más de una decena de microexpresiones de tristeza en pocos minutos, su mirada estaba perdida, a veces, ni parpadeaba, su actitud era pensativa, muy reflexiva en la mayor parte de su aparición ante los medios.

Es una mujer muy expresiva y filtraba también emociones variopintas mientras escuchaba al representante de Ciudadanos, por ejemplo, sonrisas irónicas y desprecio cuando Rivera se pronunciaba al respecto del gobierno catalán. Pero también orgullo cuando se llamaba a la unión de la nación y cuando se sentía satisfecha de lo pronunciado por el presidente de su partido.

Inés Arrimadas has sido la responsable de la coherencia en el discurso de Albert Rivera, con su cuerpo asentía cada palabra e ilustraba el mensaje constantemente dándole fuerza y emocionalidad. El cansancio, el estrés y la tensión padecida también se hacía visible por su asimetría facial. Mi compañero Francisco Campos Maya escribe un artículo muy interesante al respecto.

 

El lenguaje corporal de Puigdemont revela sus intenciones

Programa ‘Salvados’. Puigdemont y Évole

Charla tensa, muy tensa a mi parecer, entre Carles Puigdemont y Jordi Évole, a quien felicito como entrevistador por sus preguntas sorpresivas, por el modo en que las realiza, su insistencia y su réplica vehemente. Quizá hable/corte demasiado en algunas ocasiones pero en general su estilo de entrevista, desde luego, da pie a un buen material interpretable.

Puigdemont comienza seguro en su discurso y su corporalidad pero se desestabiliza rápidamente ante los planteamientos ‘complicados’ de Évole.

Se nota sobre todo en: la fluidez del habla (acaba prácticamente tartamudeando), en los silencios (las latencias de respuesta al principio son casi nulas y se amplían significativamente hacia el final), el contacto visual (en el inicio es constante con su interlocutor y acaba desapareciendo) y en las pistas fisiológicas (bebe constantemente agua y traga saliva, lo que indica la sequedad en la garganta producto de la tensión experimentada).

Respecto a las emociones clave durante la entrevista, destacaría las siguientes:

  • Convicción total de que «sí se va a celebrar el referéndum», independientemente de lo que pasé el 1-O, Puigdemont siente y cree que se llevará a término, su lenguaje corporal es coherente con las respuestas verbales afirmativas en este sentido.
  • Falta de convicción, sin embargo, al hablar de las «garantías del referéndum», su gestualidad aquí queda paralizada, su cuerpo no ilustra el mensaje, hay un cambio de actitud que genera duda.
  • Emociones muy intensas de ira cuando se refiere al gobierno español y sus acciones ante la consulta del 1-O.
  • Muy curioso, sin embargo, que cuando manifiesta la negativa de Mariano Rajoy al diálogo con él podamos apreciar en su rostro una microexpresión de tristeza (caracterizada por la elevación del músculo central de la frente, las cejas quedan formando un triángulo).
  • Microexpresiones de asco y desprecio ante la idea de la retirada de urnas por los Mossos.
  • Finalmente, emoción de miedo y postura de huida ante la pregunta de sobre su posible detención, curioso que no muestre ira y sí dudas por la elevación de hombros, podemos pensar que contempla todas las posibilidades.

Análisis no verbal: el desafío independentista catalán ¿Quién miente?

En estos días hay planteada una especie de partida de póquer entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno Español por el referéndum independentista del 1 de octubre. Unos dicen que se va a celebrar, Puigdemont y Oriol Junqueras, por ejemplo, (aunque saben que está complicado) y otros dicen que no se va a celebrar, Mariano Rajoy y Soraya S. de Santamaría, por ejemplo, (aunque va a ser difícil gestionar la prohibición).

Entonces ¿quién miente? Sería interesante saber si la comunicación no verbal permite deducir algo de sus intenciones… Pues bien, si analizamos a las partes implicadas y tenemos que detectar quién está faltando a la verdad mi respuesta es contundente: Nadie, ninguno miente. Todos dicen la verdad, al menos, su verdad, porque todos tienen una fuerte convicción ideológica en lo que manifiestan. Todos expresan sus ideas y están convencidos de lo que dicen.

Por cierto, esa es la única clave para que no te pillen en una mentira. Podemos detectar incongruencias entre la comunicación verbal/no verbal pero tenemos que reconocer que no hay ningún método infalible para detectar mentirosos. La razón es simple de entender: las intenciones verdaderas de la conducta de una persona son, al menos de momento, inescrutables. Una de las herramientas básicas del buen mentiroso es, sin duda, hacer un esfuerzo por creerse sus propias mentiras. Y este es un claro ejemplo de ello.

Si observamos esta muestra de declaraciones sobre el tema (pinchando en el nombre de cada político), podemos ver cómo Carles Puigdemont manifiesta sus intenciones con una clara convicción en lo que cuenta, total serenidad, contacto visual, pausas y tonalidad fluidas, gestos ilustradores, etc. Está totalmente convencido de lo que dice y de lo que no, evita responder o dar detalles.

Oriol Junqueras muestra más dudas pero también porque su estilo no verbal habitual suele ser más inseguro. Se encoge de hombros, no mantiene tanto el contacto visual, baja la tonalidad de su voz y no habla con tanta fluidez. Provoca, al menos, carencias o inconsistencias en la credibilidad de su mensaje.

Mariano Rajoy es contundente, está muy enfadado con este tema especialmente, su rostro es severo, de ira y está en modo ataque, con el dedo acusador constantemente activo en su discurso. Suele ser muy plano y poco emocional en sus intervenciones y aquí se le advierte un claro impacto emocional a nivel casi personal, por el contacto visual, la fluidez en el lenguaje, las pausas, la tonalidad de la voz y los gestos.

Soraya Saenz de Santamaría ídem, pero además de ira se le detecta una microexpresión de asco cuando habla de ‘a un mes vista del ‘referendum’, que significa un total rechazo y repudio a ese acto, el asco se expresa cuando hay amenaza. Y al finalizar su intervención podemos ver como muestra orgullo, se siente orgullosa de manifestar ‘la poca vergüenza’ que, para ella, hay asociada a este acto.

Parece que por ahora todos se creen victoriosos en esta contienda, veremos a ver hasta dónde son capaces de llegar cada uno para materializar estas ideas de fuerte convicción ideológica por ambas partes…