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Terremoto en Nepal – Asmita, 10 años: «El día en que todo mi mundo cambió»

* Por Asmita, 10 años, participante en un programa de Plan Internacional en Nepal. 

[Historia documentada y transcrita por Ananda Raj Katuwal, Coordinadora del Programa de medios de vida y microfinanzas de Plan Internacional en Nepal, que se encontraba en una visita en terreno en la región de Ratmate cuando ocurrió el terremoto.]

Asmita, con su abuela, en la tienda de campaña en la que viven tras el terremoto que derrumbó su casa.

Asmita, con su abuela, en la tienda de campaña en la que viven tras el terremoto que derrumbó su casa. Plan Internacional.

Estaba muy asustada, pensé que todo y todos los que estaban a mi alrededor iban a morir. El suelo se sacudía tan fuerte…había mucho ruido. No pude dormir en toda la noche”, dice Asmita, una niña de 10 años que participa en un programa de Plan Internacional en la región de Ratmate, en el centro de Nepal.

Cuando el terremoto sacudió Nepal el 25 de abril, la pequeña casa de la familia de Asmita se vino abajo inmediatamente, matando además a la cabra que poseían, que estaba dentro cuando la tierra tembló.

Afortunadamente, Asmita y su familia estaban fuera de la casa, pero todas sus posesiones, los alimentos y las pertenencias de la familia fueron destruidos y sepultados por los escombros. Lo único que quedó fueron piezas rotas y fragmentos de sus cosas más preciadas entre los escombros de su casa derribada.

No podré ir al colegio

Personal de Plan Internacional con la familia de Asmita.

Ananda habla con la familia de Asmita.

“Ahora me preocupa que no podré estudiar ni ir al colegio porque todos mis libros están hechos pedazos y sepultados bajo los restos de mi casa”, dice Amita.

Su familia ha pedido trozos de lona para usarlos como tienda de campaña, donde refugiarse de la lluvia y poder dormir juntos en un lugar más seguro. Algunos de sus vecinos también están recibiendo refugios.

Hace menos de un mes desde que el padre de Asmita se fue al extranjero para a trabajar para conseguir dinero y sacar adelante a su familia, para lo que tuvo que pedir un préstamo que ahora pone a la familia en un gran aprieto. La abuela de Asmita, Sukmaya Syatang, expresa con gran tristeza y entre lágrimas que ella apenas era capaz de mantener a su familia con la pequeña parcela de 0.13 hectáreas de secano que poseían.

Esa pequeña parcela que ahora está hundida y de la que apenas quedan unos kilos de cereal que Sukmaya consiguió recuperar del edificio derrumbado.

Volver a nuestras vidas normales

“Queremos reconstruir nuestra casa cuanto antes. Queremos volver a nuestras vidas normales”, dice Asmita.

La tierra sacudió Nepal hace apenas 10 días y la vida de Asmita ha dado un vuelco. Este es solo el comienzo de un largo camino de recuperación para su familia, para lograr la normalidad y la estabilidad para recuperar su casa y sus medios de vida y apoyar a Asmita en su vuelta al colegio.

Plan Internacional, que lleva casi 40 años presente en Nepal, está trabajando desde el primer momento en la respuesta a la emergencia. Tras el terremoto, se desplegaron 8 equipos de evaluación de daños en varias zonas del país para decidir dónde y qué ayuda es más urgente y necesaria y un equipo internacional de nueve especialistas en gestión de emergencias, protección infantil, recaudación de fondos y comunicación trabajaron en la coordinación de la respuesta.

Refugio, comida y apoyo psicológico

Ananda con Asmita y otros niños en una tienda de refugio tras el terremoto

Ananda con Asmita y otros niños en una tienda de refugio tras el terremoto

Hasta el momento, se han distribuido más de 2.300 kits de refugio, que incluyen lonas, cuerdas y colchones, y de comida, con legumbres, arroz y aceite que dan alimento a 10 personas durante 7 días. Familias como la Asmita, que tienen hijos pequeños y están exponiéndose al frío, la lluvia y la propagación de enfermedades, podrán al menos dormir bajo techo y comer.

La respuesta debe llegar cuanto antes a las zonas afectadas, ya que las lluvias solo empeorarán la situación y el monzón de junio, que llega en seis semanas, va a complicar las tareas y el acceso a áreas remotas. La respuesta es necesaria y urgente y los niños y niñas son nuestra principal prioridad.

Por eso, se han establecido cinco Child Friendly Spaces o «espacios amigos de la infancia», donde más de 1.000 niños de Katmandú podrán reunirse para aprender, jugar y divertirse con otros niños, algo muy simple que sin embargo puede tener un impacto positivo incalculable en la salud mental de estos niños, que también necesitan atención para sus heridas invisibles.

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