Algunas de nuestras luchas son cosas con las que nacemos: género, sexualidad, raza, discapacidad… Y otras son cosas que nos suceden: ser preso político, víctima de una violación, de un huracán,… Sentir vergüenza nos impide contar nuestras historias y las historias son la base de la identidad…
Andrew Solomon, escritor y activista en los derechos LGBT
El vídeo que hoy os presentamos lo protagoniza Andrew Solomon, autor de «Lejos del Árbol: historias de padres e hijos que han aprendido a quererse». Un libro que habla de la diversidad desde su entorno más íntimo, desde la familia. Y lo hace a partir de las entrevistas que el autor mantuvo con 300 familias con hijos e hijas con autismo, esquizofrénicos, transexuales, con enanismo, síndrome de Down, con hijos que son niños y niñas prodigio, con hijos e hijas fruto de violaciones, delincuentes…
Fue la propia experiencia de vida Andrew Solomon como niño homosexual y disléxico la que le llevó a contar estas y otras historias. En todas las que aparecen en este libro la característica común es el aprendizaje que los padres emprenden en sus vidas al lidiar con las diferencias que plantean sus hijos, y cómo al hacerlo encuentran un sentido profundo en sus vidas.
Tras la entrada que hemos publicado de #LeelahAlcorn nos ha parecido oportuno recomendar este libro a los padres y madres que se encuentren en situaciones parecidas. Pero más oportuno nos parece que los hijos e hijas que sufren por ser parte de la diversidad, como Leelah, puedan visionar este vídeo grabado en un evento TED hace 10 meses. En él Andrew Solomon habla de cómo forjar sentido a nuestras vidas y construir identidad.
Siempre hay alguien que quiere apoderarse de nuestra humanidad, y siempre hay historias que nos la devuelven. Si vivimos bien con nosotros mismos podemos derrotar el odio y enriquecer la vida del otro.
No dejéis de ver este vídeo, sin duda merece la pena.
Y cuando lleguéis casi al final posiblemente sintáis una emoción muy especial al escuchar la anécdota del discurso del hijo de Andrew en la celebración de su 50 cumpleaños.
(*No nos pasa desapercibido haber utilizado el género masculino en el título de esta entrada. Somos muy conscientes de que nombrar a las madres e hijas es necesario en esta y muchas otras realidades, pero por un tema de espacio nos hemos permitido esta fea licencia. Disculpas)
¿Qué «fea licencia»? ¿Utilizar el neutro para referirse a progenitores de ambos sexos? Pienso que, gramaticalmente hablando, es perfectamente correcto.
Mucho más correcto, desde luego, que barbaridades que se ven por ahí como el uso de la arroba («chic@s») o directamente inventarse géneros que algunas palabras no tienen («miembras»). Pero eso ya es otro tema.
12 enero 2015 | 11:53