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Cómo superar la brecha educativa a través de la tecnología

Por Brian Boye, Técnico de Comunicación de Plan International en India

En el mundo actual, la alfabetización digital se está convirtiendo en algo tan importante como la alfabetización tradicional. Más del 90% de los empleos en todo el mundo tienen un componente digital según la UIT, Unión Internacional de Telecomunicaciones. No obstante, las mujeres y las niñas siguen enfrentándose a barreras diarias que impiden su acceso y uso de la tecnología y las herramientas digitales al mismo nivel que los hombres y los niños.

En India, aproximadamente el 50% de las escuelas no dispone de baños para las niñas y el 46% de las niñas abandona la escuela antes de cumplir 15 años. Por cada año que una niña permanece en la escuela, en el futuro, sus ingresos aumentarán entre un 10-20%, y si llega a terminar la escuela secundaria, su matrimonio se retrasará 4,4 años.

Los Centros de Aprendizaje Digital de Plan International en India, creados en colaboración con Ericsson, utilizan soluciones tecnológicas para proporcionar una educación de calidad a adolescentes y mujeres de entre 15 y 25 años dentro de sus propias comunidades, para ayudarles a superar el problema que supone la movilidad para las mujeres en Nueva Delhi.

Una de las muchas razones por las que las niñas abandonan su educación es porque las escuelas están ubicadas muy lejos de sus hogares y deben recorrer largas distancias en las que se exponen a violencia, lo que lleva a los padres a temer por la seguridad de sus hijas.

Desde 2015, se han establecido 12 Centros de Aprendizaje Digital en las comunidades marginadas de Dwarka, Holambi Kalan y Rangpuri Pahadi en Nueva Delhi, en zonas de fácil acceso y seguras.

De lunes a viernes, las niñas dan clases de Inglés, Matemáticas, Ciencias, Derechos humanos y Género, desarrollo de la personalidad y salud reproductiva y sexual y también reciben orientación laboral y asesoramiento.

Los centros han sido muy beneficiosos, especialmente para las niñas como Jhanvi, que sufrió una lesión cerebral en un accidente y no pudo continuar con su educación durante un largo período de tiempo porque temía volver al colegio. Gracias a los Centros de Aprendizaje Digital, Jhanvi pudo aprender a leer y a escribir de nuevo.

Es sólo una de las muchas chicas que ha conseguido mejorar su situación después de unirse a los Centros de Aprendizaje Digital. Hasta el momento, 517 niñas asisten activamente a los 12 centros que ha instalado Plan International en India. El proyecto tiene un alcance total de más de 10.000 niñas y mujeres a través de sus diversas actividades.

El proyecto tiene como objetivo beneficiar a más de 15.000 niñas y mujeres durante los próximos tres años, haciendo que el aprendizaje y el desarrollo de sus habilidades sea asequible, en un ambiente seguro y adecuado para ellas.

El uso innovador de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en las escuelas, garantiza que las niñas, sin importar su lugar de residencia, tengan acceso a una educación de calidad.

Luke en Bihar: «lo harás muy bien»

Por Luke Chapman (India, Médicos Sin Fronteras)*

El “Bloque de Biraul» (distrito de Darbhanga, estado de Bihar, India) tiene una población de unos 300.000 habitantes en su mayoría pobres. El centro de la ciudad de Biraul «bulle» por decirlo de alguna manera. Es como si alguien hubiese desviado un par de carriles de la M25 por el medio de Oxford Street, hubiese succionado todo rastro de riquezas materiales y finalmente añadido un gran número de vehículos agrícolas y animales domésticos como decoración.

Huele a sulfuro y a heces. La casa de los expatriados de MSF está situada a las afueras de la ciudad, en un barrio residencial si se prefiere. La función por defecto de los cláxones de los camiones, de día y de noche, está configurada en un ‘on’ permanente. Ocasionalmente, si no hay vehículos o personas o vacas o cabras a la vista, puede que algún conductor desista de utilizarlo por un instante. Esta cacofonía nocturna supone un pequeño reto.

 A mi llegada tuve una fuerte sensación de familiaridad con la zona. Hoy me doy cuenta que esto se debió a que todo es muy plano, muy fértil y muy húmedo, lo que me recordó mucho a los Fens o tierras bajas de Norfolk en East Anglia. Pero aquí  termina la similitud, ya que Norfolk es 20 grados más frío y 80 veces más rico que Biraul. Es este constante y húmedo calor lo que constituye algo más que un reto. Ya no tengo la más mínima esperanza  de librarme alguna vez del sudor, asi que decido como último recurso sensato rendirme al sudor como hobby.

 Los demás expatriados de MSF han tenido tiempo de acostumbrarse a estas cosas. Han pasado bastante tiempo juntos estos últimos seis meses, y mis nuevos colegas son una piña, como si fuesen hermanos. Al principio me preocupaba el grupo se abriera tan fácil como una nuez brasileña con una cucharilla de café de plástico. Pero son personas especiales (en el buen sentido de la palabra) y me ayudan a encontrar mi camino dentro de las dinámicas que ya existen.

La médico que está a punto de acabar su misión, una chica griega extrovertida y de muy buena pasta, me pone al corriente del trabajo. Parece tan buena en su trabajo y tan buena con su personal… ¿Cómo voy a conseguir estar a su nivel en seis meses? Me dice lo que sospecho que es una mentira piadosa:

«Lo harás my bien.»

Dicho esto, aprendo lo básico sobre la atención clínica, una combinación matizada de nutrición y pediatría, de forma bastante rápida. Sin lugar a dudas voy a tardar algo más en cogerle el tranquillo a la gestión del personal, ya que la psicología es algo más complicado que la fisiología.

Como es la estación de la diarrea, el número de pacientes en el Centro de Estabilización es bajo durante mi primera semana. Unas siete de las dieciséis camas están ocupadas, dependiendo del día. Los niños desnutridos que tratamos tienen entre seis meses y cinco años. Algunos de los niños más enfermos llevan perfusiones o tubos nasogástricos que salen de sus pequeños cuerpos. Sentados o tendidos en sus camas, parecen comprensiblemente abatidos. El tiempo que pasa entre que empiezan a sonreír y son dados de alta es breve por fuerza, ya que cada día que pasa es otra posibilidad de contraer alguna infección hospitalaria. Al lado de los niños se sientan sus madres con sus saris multicolores, observando los que ocurre a su alrededor.

No es fácil ser una mamá de Biraul. Los malabarismos que deben hacer entre el cuidado de los hijos, las tareas domésticas y el trabajo en el campo, a menudo embarazadas, son toda una proeza. Existe una enorme presión sobre el tiempo de una madre, y a veces hay que tomar decisiones imposibles. Por ejemplo, si su hijo desnutrido enferma. ¿Se queda con el niño en nuestro centro de estabilización, sacrificando los irremplazables días de recolección y el cuidado de sus otros hijos? ¿O sigue con sus roles vitales (literalmente) en casa y espera que su hijo mejore? Si pudiésemos olvidar que se trata de entrada de una decisión imposible, cualquier decisión que tomase podría juzgarse duramente. Es quizás una de las razones por las que antes veíamos la frase “madre que descuida sus obligaciones” escrita en las fichas médicas. Desde entonces MSF se ha esforzado mucho para cambiar esta mentalidad entre el personal. Le pregunto a nuestro jefe médico, mi mano derecha (y probablemente la izquierda también durante las primeras semanas, por lo menos), sobre esas madres que descuidan sus obligaciones.

«Eso no existe, dice”. No tiene un pelo de tonto este médico. Pero no se puede decir lo mismo de todo el mundo en Biraul, por desgracia.

 El día después de llegar a Biraul, murió un niño en una de las salas, víctima del kala azar (o leishmaniasis visceral) que es incluso más desagradable de lo que suena. Aunque es horrible, no mata a tantas personas cada año como la malaria o la diarrea, y forma parte silenciosa de la lista de enfermedades olvidadas. Las personas afectadas suelen ser pobres y las compañías farmacéuticas tienen pocos incentivos para desarrollar nuevos tratamientos (muchos de los medicamentos actualmente disponibles tienen unos efectos secundarios tan terribles que te lo pensarías dos veces antes de dárselo a tu perro. Desde julio de 2007, el otro proyecto de MSF en el estado de Bihar ha tratado a más de 10.000 pacientes con esta enfermedad mortífera y ha intentado sensibilizar a las comunidades locales sobre ésta. Por desgracia, este pequeño de cuatro años no llegó a nosotros lo bastante pronto para que pudiésemos salvarle la vida.

Por la noche, sigue el ruido como si de una fiesta ilegal (y doblemente sudorosa) se tratase pero duermo mucho mejor. De alguna manera parece pueril que cosas de este poco calibre te quiten el sueño. Hay retos mucho mayores en los que pensar en Biraul.

 

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Fotografía: Mujeres trabajando en los campos en el bloque de Biraul © Luke Chapman

* Luke Chapman es médico del proyecto de desnutrición infantil de MSF en Biraul, en el estado indio de Bihar.