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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Digital es líquido

En 1999, más o menos por las fechas en las que nació El Publicista, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman empezó a publicar su serie de ensayos sobre las características líquidas de nuestra sociedad.
Creo que eso, la liquidez, es lo que mejor caracteriza estos años y el avance hacia unas agencias más digitales.
En aquel año en Zenith llevábamos ya varias temporadas haciendo campañas digitales. Teníamos la suerte de trabajar para Renault, que no sólo era por aquélla época el primer anunciante por inversión sino también uno de los más innovadores. Estaba abierto a todo lo nuevo y servía de estímulo para que sus agencias también lo estuviéramos.
Desde entonces todo ha sido fluir, llevados por la evolución de un mundo tan cambiante como el digital.
En un principio las campañas nacían integradas; desde la propia Zenith se planificaba y se compraba la parte digital, igual que para cualquier otro medio. Si no se habían creado compañías especializadas para un medio como la televisión (se pensó, a mi juicio con buen criterio) ¿por qué se iba a hacer para Internet?
Pero pronto, a finales de los noventa, se cambió de idea: Internet tenía unas exigencias de tecnología, de planificación y de negociación diferentes, así que se decidió crear una compañía, Zed Digital, pionera en su momento, con una gran profesional, Bea Fernández de Bordons (actual Vicepresidenta mundial de Performics en Chicago) al frente. La compañía se desarrolló rápidamente, ganando sus propios clientes además de dar el servicio digital a los de Zenith.
Y entonces llegó la crisis; o lo que entonces pensamos que era una crisis: estalló la burbuja digital en 2001.
Y Zed redujo su estructura.
Poco después Zenith pasó a formar parte del Grupo Publicis y Zed a dar servicio también a Optimedia.
Y volvieron los buenos tiempos. Y la parte digital del grupo creció y se multiplicó, siguiendo el mandato bíblico.
Y entonces llegó la crisis, la de verdad. Y mientras la inversión en otros medios caía y caía, la digital no dejaba de crecer a la vez que se diversificaba en nuevas disciplinas: Search (SEM y SEO), Mobile, Performance, Real Time Biding, Social Media, Vídeo on Demand, Smart TV,…
Y Zed creció, y se multiplicó, y se dividió para atender a las nuevas disciplinas que surgían.
Mientras tanto el grupo, que tenía vocación de ser el más digital de todos, compraba una tras otra diversas compañías digitales en todo el mundo, que venían a sumarse a las ya existentes. Y llegaron Digitas, y Denuo, y Performics, y Wysiwyg, y…
Pero las campañas digitales a veces tenían poco que ver con la estrategia del resto de los medios.
Y entonces alguien pensó que lo mejor era la integración.
Y la mayor parte de los equipos de Zed pasaron a integrarse en Zenith y en Optimedia; los planificadores digitales en los equipos de planificación, los negociadores en los equipos de operaciones y de compra. Y tuvimos campañas más integradas, pensadas desde el principio para el conjunto de los medios.
Pero eso perjudicaba la imagen de la compañía en su aspecto digital. El no tener una compañía digital al lado daba una imagen de ser menos digitales. Cumplir el deseo de integración que siempre habían manifestado los anunciantes acababa siendo perjudicial.
Y entonces vino lo Social. Y lo Social iba de crear contenidos y de analizar los contenidos sobre las marcas que creaban los consumidores. Y ahí había poco dinero, pero mucho trabajo. Y se planteó el dilema: como negocio no merece la pena, pero si no lo hacemos nosotros vendrá otro y se introducirá en nuestros clientes. Y eso puede ser un problema a medio plazo.
Y se crearon departamentos de análisis y de branded content y se contrató a especialistas en contenidos.
Y se empezó a hablar de big data. Habrá que disponer de grandes servidores en la nube y de analistas de primera línea y…
Y entonces apareció…
Mientras tanto Zenith es una agencia digital de primera línea, con todos sus equipos integrados, que da servicio digital a todos sus clientes, incluyendo el servicio digital completo para P&G, que en 2012 fue el primer anunciante digital según Infoadex.
Y grandes profesionales formados en Zed o en Zenith, o que han pasado por estas empresas durante su periodo de crecimiento profesional, pueblan una buena parte de las agencias españolas (y un buen número de extranjeras).
En un mundo tan líquido como el digital, en el que lo único seguro es que todo cambiará muy rápidamente, lo importante es ser capaces de gestionar el cambio y adaptarse a él.
Creo que lo hemos conseguido.

(*) Escribí este artículo para el número 300 de la revista El Publicista, que conmemora su 15º aniversario.

Los intermediarios se comen a los productores

Ayer ZenithOptimedia, el grupo en el que trabajo, publicó su edición anual del ranking mundial de grupos de medios. El criterio para ordenarlos es su nivel de ingresos de medios, es decir los derivados de la publicidad más los otros ingresos que generan esos negocios (los ingresos de circulación de periódicos o revistas, o los ingresos por abonados a la televisión de pago,…).

Un año más el líder es Google, que aumenta la distancia hasta el segundo, al que ahora ya supera en casi un 50%.

Como novedad este año aparecen dos compañías chinas (CCTV en el puesto 23º y Baidu, el competidor local de Google, en el 28º). Todos sus ingresos proceden del mercado local.

Sólo hay un grupo latino entre los treinta primeros, el brasileño Globo. Hace ya varios años que desapareció cualquier vestigio de grupo español.

Con la entrada de Baidu son ya cinco las compañías cuyos ingresos proceden sólo de Internet (Google, Yahoo!, Facebook, Baidu y Microsoft). Entre los cinco acaparan el 67% del negocio mundial en Internet. El informe pone de manifiesto que

«el mercado de Internet pertenece actualmente a los intermediarios (compañías que conectan consumidores con el contenido que están buscando, o consumidores entre sí)»

y deja muy poco para los productores de contenidos.

Aunque en el conjunto del mercado de medios, incluídos los ingresos ajenos a Internet, los productores de contenidos siguen representando la parte mayoritaria (un 79% frente al 21% de los intermediarios) la situación de Internet es paradójica, si bien recuerda a la de otros mercados: quienes facilitan el acceso a los contenidos ganan mucho más que quienes los producen.

Me pregunto cómo ganarían dinero los intermediarios en una situación hipotética (que nunca se dará) en la que los productores de contenidos dejaran de producirlos.

¿Cómo ganarían dinero los mayoristas de frutas si los agricultores no las produjeran?

¿Es más importante la distribución que la producción?

Nuestra sociedad ya ha dado respuesta a esa pregunta. También en Internet.

¡Whatsapp valía 14.000 millones!

Por fin sabemos cual era el modelo de negocio de Whatsapp.

Estaba claro que no podían vivir de los 0,79 euros que se pagaban por la suscripción. Eso no daba ni para pagar el consumo de electricidad de los potentes servidores que se necesitan para mantener vivo este tinglado. Pero los fundadores seguían insistiendo en que su objetivo no era vender, que nunca nos pondrían publicidad y que no venderían sus potentes bases de datos.

Últimamente yo tenía un latiguillo que usaba en muchas conversaciones ¿Sabes cual es el modelo de negocio de Whatsapp? En general mi interlocutor se quedaba boquiabierto y como mucho preguntaba Y tú ¿lo sabes?

Y en el otro lado estaba Facebook, con una enorme liquidez desde su salida a Bolsa, que veía cómo se iban perdiendo algunas de sus características principales: la proximidad, la emocionalidad estaban cada vez más del lado de Whatsapp. Cuando en Zenith, hace ahora un año, hicimos con The Cocktail Analisys, nuestro estudio de Redes Sociales una de las conclusiones más importantes y quizá la que más destacamos Felipe Romero y yo en las presentaciones, fue que Whatsapp, sin ser propiamente una red social, se estaba apropiando de los valores más sociales: los de cercanía, de emocionalidad, de engagement, que inicialmente se asociaban a Facebook.

Yo no soy, sin duda, un usuario típico de Whatsapp (ni de Facebook, claro) en todos los estudios sobre este tema quedaría fuera del universo del estudio, así que contar mi caso es lo que nunca debería hacer alguien que se dedica a la investigación, pero estoy en unos diez grupos de Whatsapp, he chateado en los últimos meses con más de cien personas, las fotos de mi nieto se comparten en algunos de esos grupos y no en la red de Zuckerberg…

Supongo que alguien con cuarenta años menos que yo tiene todos esos datos (salvo el del nieto) mucho más inflados.

Creo que la compra de Whatsapp por Facebook va a ser una de las noticias económicas de este año.

Ahora sólo falta saber qué hará Facebook para rentabilizar esta inversión.

Mis 14 previsiones para 2014

Siempre es interesante hacer previsiones, aun a sabiendas de que algunas no se cumplirán. Es más, en muchos casos, cuando uno las hace piensa que lo mejor que puede pasar es que algunas no se cumplan.

Hace unos días escribí un artículo largo para la revista IPMark  con mi análisis de la situación en el mercado publicitario y algunas previsiones de lo que puede venir este año. Aquí voy a limitarme a elegir 13 previsiones de lo que creo que ocurrirá en nuestro pequeño mercado.

1.- La inversión publicitaria crecerá este año  más del 2% (algo por encima de las previsiones de i2p, Zenthinela, Vigía o ZenithOptimedia). La situación irá mejorando a medida que avance el año.

2.- Las ventas de automóviles, el Mundial de Fútbol con España campeona, el Mundial de Baloncesto en España y unas elecciones europeas que harán que se aflojen las medidas de ajuste, tirarán de la inversión publicitaria.

3.- El medio que crecerá más será el Móvil; pero este tampoco será el año del Móvil pese a que la mayoría de los españoles llevemos un smartphone de altas prestaciones en el bolsillo. Nuestro mercado no ha dado aún con la fórmula para conseguir esa explosión de la inversión que todos esperamos.

4.- Seguiremos diciendo que el contenido es el Rey pero en un momento en el que la monarquía está en entredicho, muy pocos están dispuestos a pagar por ese contenido (ni siquiera viendo publicidad). Ganará peso el branded content al que ahora llaman publicidad nativa.

5.- Los Diarios y las Revistas se seguirán debatiendo en el dilema entre establecer muros de pago o suprimirlos. Este año tampoco llegaremos a la solución definitiva.

6.- En un mundo en el que prácticamente no hay barreras de entrada, cualquiera puede convertirse en editor de información. Pero habrá dos tipos de información: los titulares y los simples agregadores frente al análisis en profundidad. Sólo unos pocos pagarán por esto último, con lo que aparecerán dos niveles de personas informadas.

7.- La Televisión seguirá mostrando su doble cara: audiencia cada vez más fragmentada (algo que podría variar ligeramente si se cierran canales en cumplimiento de la sentencia del Supremo) junto a comercialización cada vez más concentrada. Pero pese a la fragmentación seguirá siendo el mejor medio para alcanzar rápidamente coberturas altas y el líder en captación de inversión.

8.- Seguirá creciendo el parque de Smart TVs pero su utilización publicitaria se verá frenada por la falta de estandarización que hace necesarios varios desarrollos tecnológicos diferentes para una misma campaña.

9.- Twitter se seguirá imponiendo como la red en la que nos enteraremos de las cosas que nos interesan.

10.- El Cine seguirá sin plantearse la utilización de precios variables, el único camino que podría llevarle a recuperar audiencias y peso en el mercado publicitario

11.- Las Agencias de Medios seguirán sin ser capaces de poner en valor su aportación al negocio del anunciante. La mayor parte de los anunciantes decidirán por una u otra en función de lo barato que compren (o sea de su capacidad para destruir valor en los medios).

12.- Todo el mundo hablará de big data pero sólo unos pocos tendrán la tecnología necesaria para sacar partido de la inmensa cantidad de datos que se generan cada día.

13.- La creatividad, lo emocional, seguirá siendo el elemento clave para aportar valor a las marcas.

14.- El 26 de mayo publicaré las previsiones de la ola de Zenith Vigía de mayo 2014. Esa ola hará la número 100 del sistema Atalaya (Vigía+Zenthinela) que empecé a realizar a principios de 2001.

De las 14 previsiones las dos que preferiría que no se cumplieran son la 10 y la 11. Pero tengo poca confianza en que se pongan los medios para ello.

Balances y propósitos

Se acabó el año en que nació Unax y me convirtió en abuelo.

Empieza el que, seguramente, será mi último año completo de actividad profesional.

Es un buen momento para hacer balance y también para mirar un poco hacia el futuro.

2013 ha sido un año bueno en lo personal. En lo profesional ha sido raro, como todos los últimos. Hacerse a la idea de que uno ocupa un papel cada vez más marginal es duro a veces, pero seguramente inevitable en esta sociedad cuando se ha rebasado con creces el hito de los sesenta años.

Hicimos, junto con The Cocktail Analysis, un gran estudio de Redes Sociales. Hemos hecho muchos estudios de Touch Points, seguramente el año que más, incluido el de carácter multinacional que me llevó a México DF para presentarlo. Y todo con el equipo reducido por la baja maternal de Mapi (sí; también fue el año en que llegó Martina). Así pudimos ver que el de Investigación de Zenith es un gran equipo. Muchas gracias, chicos. E hicimos muchos estudios más, en el día a día y para los numerosos new business de fin de año; en esta segunda parte del año ya con Mapi. Todo mucho más fácil.

Para el año que empieza la reducción de presupuestos presenta un panorama muy parecido a un erial. ¿Más marginal aún? Seguramente.

Así que Vigía y Zenthinela me han servido cada mes para oxigenarme un poco. Además al final las previsiones han empezado a ser buenas; a ver si se cumplen. En 2014 llegaré a la previsión número 100. Me gustaría celebrarlo de algún modo. Pero tendrá que ser modesto; no habrá presupuesto.

Siempre leo mucho. Hoy he estado contando los libros que he terminado en 2013: han sido 53, algo más de uno por semana.

Este blog, Casi Enteros, ha languidecido de una manera que no me gusta nada: 33 post en todo el año, cuando el primer año me quedé al borde de los 200. Mi propósito para este año es recuperar el ritmo y escribir al menos 150; temas siempre sobran. Lo que hay que encontrar es tiempo para escribir.

Claro que esto no es lo único que escribo. He escrito algunos artículos para Bloggin Zenith, el blog de la compañía, en el que también me gustaría colaborar más este año. También he escrito alguna cosa para revistas del mercado publicitario, y para Telos, la revista de Fundación Telefónica.

También he dado algunas, no muchas este año, charlas (AEDEMO, IIR,…)

Carlos, mi yerno, me regaló un blog, El Vigía, que puse en marcha en diciembre, en el que espero contar experiencias personales a un ritmo de una por semana. A ver si soy capaz.

Quizá donde más actividad he tenido es en Twitter. Siempre que he acudido a algún acto he intentado resumir alguna de las ideas principales que se estaban transmitiendo. También he reflejado mis ideas, cuando me venían y eran fáciles de resumir.

Ahora tengo más de mil seguidores en Twitter (1064 en este momento); 562 amigos en Facebook, una red que cada vez utilizo menos, casi sólo para reproducir mis tuits (aunque luego tienen más repercusión en esta red que en la propia Twitter); en LinkedIn tengo 1424 contactos, esta red la utilizo sobre todo para participar en debates en grupos; creo que su utilidad principal, buscar un nuevo trabajo, la tengo complicada y no la voy a necesitar a mi edad. Ni siquiera tengo muy actualizado el perfil.

Este año que empieza, el primero del resto de mi vida, va a ser clave para decidir qué haré a partir de ahora, especialmente cuando, ya pronto, no tenga que acudir cada día a la oficina. No me veo de brazos cruzados. Seguro que, al menos, escribiré y leeré mucho.

 

Aunque, como suele ocurrir, la redacción ha ido en otra dirección, la idea inicial de este artículo era recopilar una buena parte de esos artículos en los que se resume lo más visto, lo más leído, lo más… A continuación incluyo algunos de los links que había ido almacenando: IPMark recogía la lista de los vídeos más vistos en YouTube. También se puede seguir la lista de la propia Google. O lo que más se vio en España, que resumía Marketing Directo. También se publicó un vídeo resumen de seis minutos con lo más destacado del año.

Pero, en el plano más próximo a la temática de este blog, podemos comparar la lista de los vídeos publicitarios más vistos; o los mejores vídeos de marcas en la nueva red Vine o la de las campañas más virales, que está recogiendo Bloggin Zenith, el blog de mi empresa.

Aunque quizá sea más práctica la lista, publicada por LinkedIn, de las 25 habilidades profesionales que proporcionan más oportunidades laborales.

Si tienes un rato, revisa estos listados. Están llenos de ideas interesantes.

¿Por qué escribo?

Escribo porque me gusta. Porque siempre me ha gustado. Y podría dejarlo aquí.

Soy uno de esos matemáticos a los que siempre les ha gustado escribir. No somos una especie tan rara como se podría pensar.

Todo parte, claro, de la lectura. Desde muy pequeño soy un lector compulsivo, que lee todo lo que cae en sus manos, o en sus pantallas, y siempre tiene unos cuantos libros abiertos, sin terminar, pero se plantea el reto de terminar todo lo que empieza. Y si te gusta leer es bastante fácil que te acabe gustando escribir.

Cuando trabajaba en RTVE y tenía que hacer informes sobre los datos de audiencia del EGM primero, luego también de Ecotel, me planteaba el reto de encontrar siempre algo nuevo que contar y siempre, también, alguna forma nueva de contarlo.

En aquella época ya escribía en algunas revistas especializadas como Mensaje y Medios, Telos, Anuncios o Campaña.

Al llegar a Zenith (que entonces, a principios de los noventa, se llamaba Central Media) una de las tareas que me encomendaron fue revitalizar unos cuadernos que ya existían: los CM Informa. Al principio lo escribía yo todo; los convertí en mensuales y tuvieron cierto éxito. Trabajar para todos los medios me permitía abrir mucho el abanico de temas. Ahora los Zenith Informa, sus sucesores, salen tres o cuatro veces al año, ya no los escribo yo (aunque sigo redactando un artículo introductorio). Son unos cuadernos mucho más profesionales, muy bien diseñados y siempre se busca la colaboración de profesionales expertos en el tema al que se dedica cada número.

Conocí a Arsenio en el primer Congreso de Prensa Gratuita que se celebró en Valencia a comienzos de este milenio, en el que expuse una ponencia con gran éxito de público: no me tiraron tomates, pero casi me echan los perros. Luego nos volvimos a ver en otras ocasiones, casi siempre porque yo daba una charla. Al salir de una en la que el que había hablado era él, me propuso escribir un blog en 20 Minutos. Lo dudé al principio pero cuando nos volvimos a ver e insistió, me decidí a intentarlo. Casi Enteros cumplirá pronto sus seis primeros años.

Llevo casi toda mi vida profesional dedicado a la Investigación de Medios y ese, el de los Medios, es el tema central del blog, aunque no quiero cerrarme a otros temas, estén relacionados o no con la Publicidad y el Marketing. Esa es la razón por la que elegí el nombre del blog y por la que firmo mis comentarios como Más que medios.

Me gusta hacerme la ilusión de que con lo que escribo aporto algo a los demás, especialmente al sector publicitario en el que me muevo.

Cuando este fin de semana me convertí en abuelo, Carlos, un antiguo compañero de los tiempos de RTVE, me decía en un tuit: Ahora ya se te puede llamar el abuelo de la investigación en España.

No sé si empecé a escribir el blog con algún objetivo, pero si estoy consiguiendo transmitir a mis colegas más jóvenes algo de mi experiencia, tendrá sentido.

He visto que alguno de mis colegas blogueros dicen que escriben por dinero. No es mi caso, pero no me importaría, sobre todo si sigo escribiendo en los próximos años cuando, ya jubilado, lo necesite más.

Escribo porque me gusta.

La medición y el dinero

Andamos otra vez con serias dudas, o con fuertes críticas para ser exactos, sobre el medidor de Internet.

Pronto va a hacer dos años de la resolución del concurso convocado por IAB y AIMC para recomendar un medidor de audiencia como estándar del mercado.

Se llegó a ese concurso porque los actores del mercado no estaban satisfechos con el producto que recibían de los medidores existentes. El mercado, la profesión, por medio de la mesa formada para ello, se decantó por ComScore y le encargó una serie de tareas, con sus correspondientes plazos.

En el concurso hubo otros dos participantes: Kantar, que sobre el papel tenía la ventaja de haber podido proporcionar al mercado datos conjuntos de televisión e Internet pero, según tengo entendido, hizo una presentación demasiado teórica y Nielsen, que llevaba más de diez años siendo el principal operador en medición de audiencia de Internet y que, probablemente por eso mismo, concentraba un alto nivel de críticas. Tras perder el concurso, Nielsen nos sorprendió a comienzos de este año anuciando su retirada del mercado español de medición de Internet.

Las críticas actuales a ComScore se parecen mucho a las que se venían haciendo a Nielsen: deficiente atención al cliente y lentitud para llevar a cabo los nuevos desarrollos que exige un mercado en continua evolución. En los dos casos el origen de las críticas es el mismo: un reducido equipo local y tener sus oficinas centrales, donde se deciden las prioridades de los desarrollos, tan lejos como en Estados Unidos. Eso, unido al menguante peso del mercado español, produce estas lamentables consecuencias.

¿Se solucionarían estos problemas con un nuevo concurso y un nuevo operador? Sinceramente, creo que no. El problema de la medición de Internet no se solucionará mientras no nos lo tomemos en serio y lo ataquemos en su raíz.

Queremos que la medición de Internet tenga al menos la misma calidad que hemos conseguido al cabo de muchos años para la medición de la televisión tradicional. Olvidemos ahora que la televisión ya no es lo que era y que muchas de las nuevas modalidades se escapan a la actual medición. Eso daría para otro artículo.

Estos días, cuando se empiezan a preparar los presupuestos del año que viene dan para comparar y para meditar.

La inversión en Internet ocupa ya el segundo lugar entre los medios y para muchas compañías, entre ellas la mía, representa más de la mitad del volumen que se dirige a la televisión.

La televisión que se ve en el televisor del hogar principal es un medio muy consolidado; su medición sólo necesita leves retoques. Los grandes desarrollos de su medición y análisis se hicieron hace ya casi dos decenios.

Internet, en cambio, es un medio en permanente evolución, en el que siempre aparece algo nuevo que habría que medir y además tremendamente fragmentado. Visto así parece que medir Internet, para lo que aún hay que desarrollar los softwares adecuados, debería ser más caro. Lo es.

Sin embargo si comparamos el dinero que dedica el mercado español a financiar la medición de la audiencia de Internet con el que dedica a la medición de la audiencia de televisión resulta que Internet sale perdiendo por goleada. Luego, eso sí, si queremos tener algunos elementos esenciales de las campañas de publicidad como la cobertura o la frecuencia (algo que en televisión se incluye en el paquete básico) lo acabamos pagando aparte.

Mientras no abordemos seriamente este problema lo más probable es que no lo solucionemos.

Me gustaría que los medidores se tomaran en serio Internet.

Me gustaría que los medidores de Internet se tomaran en serio a España, un país en el que Internet es ya el segundo medio por inversión y con una importancia relativa creciente.

Pero me temo que si no nos lo tomamos en serio nosotros mismos, si no estamos dispuestos a invertir en la medición lo que se necesite para hacerla bien, lo más probable es que no nos tomen en serio y los problemas no se solucionen.

Podemos poner en marcha otro concurso; podemos cambiar de medidor, pero si no estamos dispuestos a pagar para que el producto mejore, el producto no mejorará, o lo hará muy lentamente.

Ya sé que en la situación económica que atraviesa España este no es el mejor momento para plantear este problema, pero si no estamos dispuestos a pagar el valor de las cosas podremos quejarnos todo lo que queramos, podremos plantear nuevos concursos, podremos buscar nuevos medidores pero, sinceramente, no creo que solucionemos nuestro problema.

Por si las crisis

 El verano trajo extrañas convulsiones económicas. La crisis de las hipotecas de alto riesgo (basura, ¡cómo no! en estos tiempos en que es tan usual ese apelativo) en Estados Unidos provocó fuertes altibajos en las bolsas de todo el mundo. Añádase algún aumento inesperado de índices de paro, rompiendo una larga tendencia de creación de empleo, los repuntes en las referencias hipotecarias, con lo que puede afectar al consumo y unas gotas de caída en el mercado hipotecario y ya tenemos un cóctel potencialmente explosivo.

El mercado publicitario estaba viviendo un año idílico, con fuertes crecimientos en las inversiones (un 9,3% en el primer semestre, Infoadex dixit) que ha repercutido muy favorablemente en casi todos los medios; no sólo en los esperables Internet y Canales Temáticos, que crecen un 34,4% y un 27,4% respectivamente, sino incluso en medios tan tradicionales como los diarios, con un crecimiento de dos dígitos (10,6%) ya desacostumbrado en estos tiempos, o el 9,9% de la radio e incluso el 7,6% de las revistas, que saldrían así con fuerza de la profunda crisis que les afectó los últimos años.

¿Terminaremos el año en la misma línea?

Parece que se impone una cierta prudencia, que llevará a un cierto recorte en algunas inversiones publicitarias. Pero el segundo semestre publicitario es en la realidad más corto que el primero y el peso en el total del año no nos llevará en ningún caso a cifras peores que las del año pasado, que ya fue muy positivo.

Los problemas pueden presentarse el año que viene. Un año múltiplo de cuatro, con Juegos Olímpicos y elecciones en Estados Unidos, dos de las razones cíclicas que suelen considerarse como potenciadores de la inversión publicitaria a nivel mundial. Pero Juegos Olímpicos en China, lo que lleva a retransmisiones en horarios no demasiado buenos para Europa y elecciones generales en España, que salvo para algún medio funcionan en sentido contrario a las elecciones americanas: aquí significan más un freno a la inversión publicitaria. Algunos medios no pueden utilizarse para la publicidad política y la publicidad de la Administración (en conjunto uno de los mayores anunciantes) se paraliza en parte. Si a esto se añade esa sensación de crisis potencial que se ha ido infiltrando entre nosotros debemos ponernos en estado de alerta: puede que el año que viene no siga siendo tan bueno.

Y aquí viene la recomendación. Todos conocemos la tendencia a recortar el gasto en publicidad cuando la crisis llega. Pero en todas las crisis históricas se ha comprobado que las empresas que ven una crisis como una oportunidad y aumentan su inversión publicitaria, salen reforzadas y consiguen aumentar su cuota de mercado a costa, precisamente, de quienes recortaron su gasto.

En un mundo tan cambiante como el que vivimos, en el que las oportunidades de comunicación se multiplican, es bueno tener en cuenta estos aprendizajes del pasado: si finalmente la economía se complica, vivámoslo como una oportunidad.

Rebuscando entre mis archivos he encontrado este artículo que escribí el 28 de septiembre de 2007 y que se publicó en la newsletter Zenith Informa. Se veía venir la crisis pero, claramente, eran otros tiempos.

La publicidad como materia prima

Roberto es uno de mis mejores amigos.

Se ha jubilado hace poco. Era el Presidente para toda Europa de una multinacional norteamericana de productos farmacéuticos. Dirigía desde aquí las compañías de su grupo en Inglaterra, en Italia, en Alemania y unos cuantos países más, incluso, en los últimos años, en Rusia. Además formaba parte de la dirección mundial de su empresa.

Todos los años, incluso en estos de crisis, consiguió que su cifra de negocio y sus beneficios fueran mayores que los del año anterior.

Roberto era un triunfador; desconocido, como tantos otros directivos de empresa, como muchos empresarios, pero un triunfador.

Hace ya muchos años Roberto me confesó: mi mayor proveedor, el principal componente de mi producto, son los medios. Cada vez que se vende un tubo de medicina un porcentaje de su precio corresponde al principio activo, otro a los excipientes, otro al envase, al transporte, a la farmacia…pero la parte mayor corresponde a los medios. Pero es la más imprescindible y la que más a gusto pago.

Esa es la primera idea que quiero transmitir: La publicidad, los medios, funcionan

 Por supuesto que los productos que vendía la empresa de Roberto eran buenos, solucionaban los problemas para los que se habían desarrollado. Esa es la primera condición de la comunicación: tienes que tener algo bueno que comunicar: tu producto es bueno para alguien; lo que digas ha de ser verdad. Si no es así en poco tiempo se volverá contra ti. Mucho más ahora cuando las críticas, las buenas y las malas, se transmiten por internet a gran velocidad.

La segunda idea: Hay que tener un buen producto; si es malo mejor no se lo cuentas a nadie y te dedicas a mejorarlo

 Si nuestro producto es bueno se acabará vendiendo. El buen paño en el arca se vende, decían nuestros abuelos. Pero para que se venda, los posibles consumidores, los posibles clientes tendrán que conocerlo y además tendrán que acordarse de él cuando les surja la necesidad. Hay muchos productos buenos; puede que no sean tan buenos como el nuestro, pero si son más conocidos es muy probable que nuestros potenciales clientes se acuerden de los otros antes que del nuestro. Y será el suyo el que se venda.

Tendremos que conseguir que nuestro producto se conozca y, sobre todo, que se recuerde. Busquemos un mensaje memorable para comunicarlo.

Tercera idea: Elegir un  mensaje memorable para comunicarlo

 Ya tenemos el producto; también tenemos el mensaje pero necesitamos hacerlo llegar a esos potenciales compradores, estén donde estén, de la mejor manera posible. Ese es el papel de los medios. Aquí hay mucho donde elegir, en función de lo que necesitemos y del dinero que estemos dispuestos a invertir.

Podríamos pensar: yo quiero llegar a todo el mundo, estén donde estén. Se podría hacer. Hoy día estar accesible es fácil: si estamos en Internet siempre existe la posibilidad de que nos encuentren; pero si sólo estamos, si no lo comunicamos, la probabilidad de un encuentro casuales muy pequeña. Será como el paño en el arca.

Lo normal es que empecemos por nuestro país, por nuestra ciudad o, incluso, por una zona de nuestra ciudad. Sea lo que sea, seguro que existe el medio, o la combinación de medios, adecuado para llegar a nuestro objetivo. Si no los conoces, para eso están, estamos, los especialistas.

Cuarta idea: Buscar los medios más adecuados

 Ya tenemos un buen producto, tenemos el mensaje que lo va a hacer memorable y los medios que vamos a utilizar para comunicarlo. Ya están los ingredientes, las materias primas, principales. La publicidad en los medios adecuados funciona como un acelerador de los negocios; es la gasolina que les hace avanzar, las vitaminas que les dan las fuerzas que necesitan para seguir con vida y no languidecer.

Quinta idea: La publicidad es un acelerador, la gasolina, las vitaminas 

Sí; pensaréis. Pero ahora estamos en crisis. ¿De dónde saco yo el dinero para hacer esa publicidad y pagar a los medios?

Si tienes claro, como mi amigo Roberto, que la publicidad es el principal ingrediente de tu producto, no pondrás en marcha el negocio sin antes tener el dinero para comprar todos los ingredientes. ¿Te dedicarías a fabricar chocolate si no pudieras comprar cacao?

Una superproducción cinematográfica americana nunca se pondrá en marcha si no dispone de un gran presupuesto para su promoción. Puede llegar a suponer tanto como el resto de los ingredientes de la película. Esa es la diferencia con el cine de otras nacionalidades. Ese es el principal secreto del cine americano: el marketing es un ingrediente tan importante como el guión o los actores.

¡Ah! Que hablábamos de la crisis. Las compañías que durante las crisis siguen comunicando los valores de sus productos (y se aprovechan de que los costes de la publicidad son menores) cuando llegue la recuperación (y aunque ahora nos parezca mentira, si hay algo seguro es que la recuperación llegará) estarán mejor situadas, tendrán una mayor cuota de mercado, que antes del comienzo de la crisis. Esa puede ser una buena enseñanza:

Sexta idea: Podemos aprovechar las crisis para mejorar la posición

En resumen:

Si tenemos un buen producto

Lo contamos con un mensaje memorable

En los medios adecuados

Ni siquiera la crisis podrá con nosotros

La publicidad, la buena comunicación es uno de los ingredientes claves del éxito.

 Este post recoge, aproximadamente, el contenido de la charla que pronuncié el martes 25 de junio en el acto organizado por el periódico El Distrito, que publica diversas ediciones para las diferentes zonas de Madrid.

¿Tiene futuro la televisión conectada?

Según el Informe de la Sociedad de la Información (SIE12) de Fundación Telefónica, la televisión conectada creció el año pasado en España un 800%. Se trata, por tanto, de un fenómeno en auge. Claro que esa cifra se relativiza bastante si consideramos que la penetración de este tipo de aparatos pasó del 0,1% al 0,9%. O sea que aún podría crecer otras dos veces el 800% y todavía no llegaría a alcanzar la penetración actual de Internet.

Pero ¿se trata de televisiones conectadas o simplemente conectables? Existe la sospecha de que muchos televisores de última generación, una gran parte de los aparatos de alta gama adquiridos durante los últimos dos años, sólo se usan para el visionado tradicional de televisión y no se usan, o se usan en muy pequeña medida, para ver en la televisión contenidos de Internet.

La evolución de la tecnología es muy rápida; suele ir muy por delante de las necesidades percibidas por la mayor parte de la población. En muchos casos los avances sólo llegan a ser comprendidos, y disfrutados, por una pequeña minoría de geeks o early adopters en otros, en la mayoría, tardan en penetrar hasta capas mayoritarias de la población.

No sé si éste va a ser el caso de la televisión conectada; por el momento no parece que esté siendo protagonista de un boom. El caso es que, desde el punto de vista publicitario, si consideramos que Internet es ya el segundo medio por inversión, después de la Televisión, y que entre los dos captan alrededor del 60% de la tarta publicitaria, una Televisión Conectada bien entendida reuniría lo mejor de los dos mundos; todo un sinfín de posibilidades. 

Publicidad interactiva en Televisión

No es la primera vez que se plantea la utilización de la interactividad en la publicidad televisiva. El 29 de junio de 1998 Zenith participó en la primera campaña de publicidad interactiva en televisión realizada en España: la emisión de un spot de Renault Clío en Canal Satélite Digital fue un gran éxito al conseguir más de 4.000 llamadas (entre los poco más de 100.000 abonados que tenía entonces la cadena) que se tradujeron en más de 1.200 pruebas de producto, muchas más de las que se conseguían en la jornadas de puertas abiertas y ofertas similares. Esa campaña inauguró una época, de poco más de dos años, en la que más de veinte anunciantes realizaron campañas con diversas propuestas interactivas (juegos, promociones, ofertas personalizadas,…) en las tres plataformas digitales entonces existentes. Pero desarrollar una campaña interactiva tenía complicaciones tecnológicas, diferentes para cada plataforma y para cada tipo de propuesta; demasiado complicado para lo que se podía conseguir entonces con este tipo de publicidad y una tecnología incipiente.

Ahora no vivimos el mejor momento económico; el volumen del mercado publicitario se ha reducido a la mitad en cinco años, pero el número de actores que quieren su parte de ese mínimo trozo de una tarta más pequeña se ha multiplicado: ya no son sólo los operadores, también los fabricantes de aparatos y los desarrolladores de aplicaciones quieren morder. El mundo de iTunes y las Apps, todo un éxito como negocio particular, ha hecho mucho daño al gran negocio de la publicidad masiva.

Ahora no hay tiempo, ni ganas, para estandarizaciones (lo que fue el sistema PAL para la televisión en color o el VHS para el vídeo), al revés, cada fabricante busca su propia diferenciación y ventaja competitiva.

De los dos caminos posibles uno, el que lleva a la estandarización y la simplificación del proyecto, abre la puerta a los grandes anunciantes y las grandes inversiones; el otro, el de la aplicación particular para cada modelo de televisor y para cada plataforma, dificulta que los grandes dediquen una parte importante de sus presupuestos a esos experimentos y lleva a un negocio más complejo, basado en muchas pequeñas inversiones de muchos pequeños anunciantes. Todo parece indicar que el mercado ha elegido esta segunda dirección.

Yo creo que es un error.

En lugar de pelearnos por un trozo de una miguilla, hagamos crecer la tarta y peleemos después por llevarnos la mayor parte.

Simplifiquemos el proceso.

Si para hablar la agencia y el medio necesitan un ingeniero, el negocio tardará en crecer.

Si para cada modelo de televisor o para cada cadena de televisión se necesita un ingeniero diferente o una tecnología diferente, el negocio tardará aún más en crecer. 

Social TV/multipantalla

¿Y si, tras casi treinta años hablando de convergencia, ahora que ya tenemos los aparatos en los que todo converge prefiriéramos utilizar un aparato para cada cosa?

Ese parece ser el camino que han tomado muchas personas si hacemos caso de la relevancia que está adquiriendo el fenómeno de la Televisión Social: vemos la programación en el televisor, conectado o no, pero comentamos desde la distancia del sofá con un aparato diferente: la tableta o el smartphone.

Se trata de un fenómeno todavía minoritario (cada vez menos) que no podemos perder de vista y que parece estar revitalizando la audiencia de la televisión más convencional. No se entendería el éxito de algunos programas actuales si no fuera por el morbo del comentario simultáneo en la red de amigos.

Pero este es otro tema, que ya he tratado en varios lugares. 

La importancia de la medición

Llevamos ya 20 años de publicidad en Internet (las primeras campañas de Zenith se remontan a 1994) el medio en el que, ya entonces, todo se podía medir. Llevamos 15 años de publicidad en el Móvil, un medio en el que, en teoría, la medición es aún más fácil. Sí; llevamos mucho tiempo con unos medios que sólo son nuevos porque nos empeñamos en llamarlos así, pero aún no hemos llegado (o no terminan de madurar) a los consensos de mercado necesarios. Y sólo hay una cosa peor que no tener una medida de lo que estamos haciendo: tener cinco mediciones diferentes de un mismo fenómeno.

La medición debería proporcionarnos un modelo de representación de la realidad tan bueno como permita el estado de la tecnología en cada momento.

Deberíamos ser capaces de medir para cualquier contenido audiovisual su audiencia ATAWAD (any time, anywhere, any device): en cualquier momento, en el lugar que sea y en el aparato que sea.

Pero tener una buena medición implica invertir en nuevas tecnologías y no está el momento, ni el mercado, cada vez más estrecho, para ese tipo de bollos.

Otra vez la pescadilla que se muerde la cola: si no tenemos mediciones fiables invertiremos menos, pero si invertimos menos no tendremos dinero para conseguir esas mediciones fiables.

Y cuando se pase la crisis, que se pasará, y no tengamos disculpas ¿a quién le vamos a echar la culpa?

 

(*) Publiqué este artículo en el número de abril de la revista IPMark con el que celebraba sus 50 años en el mercado.