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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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¿Por qué escribo?

Escribo porque me gusta. Porque siempre me ha gustado. Y podría dejarlo aquí.

Soy uno de esos matemáticos a los que siempre les ha gustado escribir. No somos una especie tan rara como se podría pensar.

Todo parte, claro, de la lectura. Desde muy pequeño soy un lector compulsivo, que lee todo lo que cae en sus manos, o en sus pantallas, y siempre tiene unos cuantos libros abiertos, sin terminar, pero se plantea el reto de terminar todo lo que empieza. Y si te gusta leer es bastante fácil que te acabe gustando escribir.

Cuando trabajaba en RTVE y tenía que hacer informes sobre los datos de audiencia del EGM primero, luego también de Ecotel, me planteaba el reto de encontrar siempre algo nuevo que contar y siempre, también, alguna forma nueva de contarlo.

En aquella época ya escribía en algunas revistas especializadas como Mensaje y Medios, Telos, Anuncios o Campaña.

Al llegar a Zenith (que entonces, a principios de los noventa, se llamaba Central Media) una de las tareas que me encomendaron fue revitalizar unos cuadernos que ya existían: los CM Informa. Al principio lo escribía yo todo; los convertí en mensuales y tuvieron cierto éxito. Trabajar para todos los medios me permitía abrir mucho el abanico de temas. Ahora los Zenith Informa, sus sucesores, salen tres o cuatro veces al año, ya no los escribo yo (aunque sigo redactando un artículo introductorio). Son unos cuadernos mucho más profesionales, muy bien diseñados y siempre se busca la colaboración de profesionales expertos en el tema al que se dedica cada número.

Conocí a Arsenio en el primer Congreso de Prensa Gratuita que se celebró en Valencia a comienzos de este milenio, en el que expuse una ponencia con gran éxito de público: no me tiraron tomates, pero casi me echan los perros. Luego nos volvimos a ver en otras ocasiones, casi siempre porque yo daba una charla. Al salir de una en la que el que había hablado era él, me propuso escribir un blog en 20 Minutos. Lo dudé al principio pero cuando nos volvimos a ver e insistió, me decidí a intentarlo. Casi Enteros cumplirá pronto sus seis primeros años.

Llevo casi toda mi vida profesional dedicado a la Investigación de Medios y ese, el de los Medios, es el tema central del blog, aunque no quiero cerrarme a otros temas, estén relacionados o no con la Publicidad y el Marketing. Esa es la razón por la que elegí el nombre del blog y por la que firmo mis comentarios como Más que medios.

Me gusta hacerme la ilusión de que con lo que escribo aporto algo a los demás, especialmente al sector publicitario en el que me muevo.

Cuando este fin de semana me convertí en abuelo, Carlos, un antiguo compañero de los tiempos de RTVE, me decía en un tuit: Ahora ya se te puede llamar el abuelo de la investigación en España.

No sé si empecé a escribir el blog con algún objetivo, pero si estoy consiguiendo transmitir a mis colegas más jóvenes algo de mi experiencia, tendrá sentido.

He visto que alguno de mis colegas blogueros dicen que escriben por dinero. No es mi caso, pero no me importaría, sobre todo si sigo escribiendo en los próximos años cuando, ya jubilado, lo necesite más.

Escribo porque me gusta.

¿Vuelve la audimetría pasiva?

Hace ya muchos años (ya va haciendo veinte años de casi todo, como dijo Gil de Biedma) se presentó en España un sistema para medir la audiencia de televisión en el que no hacía falta ningún tipo de intervención del espectador.

Se trataba de un aparato que disponía de una cámara de vídeo de baja resolución que detectaba a las personas presentes en la habitación y comparaba sus imágenes con otras de los miembros del hogar previamente introducidas. Dicho así sonaba muy bien. Creo que la empresa, de matriz francesa (seguramente no se llamaba Motivac, pero ese es el nombre que me viene a la memoria) llegó a instalar una pequeña muestra de prueba en hogares españoles.

De la comunicación se encargaba el hermano de un famoso periodista. Fueron los tiempos en los que se publicó en ABC la muestra de Ecotel, uno de los peores baldones de la investigación española.

El aparato tenía los fundamentos de la visión artificial y la identificación de imágenes que ahora están tan desarrollados, pero entonces tenía muchas pegas: si la señora se cambiaba el peinado o el perro se subía en el sofá podían producirse informaciones erróneas.

Por aquellas fechas (o poco después) nos llegó un vídeo, que se emitió en Canal + contando los problemas de la audimetría y analizando diversas propuestas del prestigioso MIT en la línea de la audimetría pasiva. Hacía más hincapié en sus carencias que en sus virtudes.

Sin embargo todos conocemos las críticas hacia nuestra audimetría habitual, basada en los people meters, con un botón para cada miembro del hogar: ¿qué pasa si alguien se levanta a coger el teléfono o a atender momentáneamente la olla o a hacer sus necesidades? Si no se acuerda de apretar su botón para darse de baja, o si simplemente considera que va a faltar poco tiempo y eso no es importante, seguirá figurando como audiencia. Si ese incidente se produce durante un corte publicitario, el anunciante pagará por una audiencia que no está consiguiendo.

La audimetría pasiva solucionaría este problema.

Hoy he leído en Panorama Audiovisual que una empresa israelí tiene resuelto el problema.

Han pasado muchos años y los avances en visión artificial y en comparación de imágenes han sido muy importantes, así que puede ser verdad. Lo que no sé es si no llega un poco tarde: la televisión, la televisión tradicional, ha dejado de ser el centro de la vida de mucha gente y la inversión publicitaria no crece a un ritmo suficiente para establecer ese nuevo sistema de medición que, seguramente, será caro.

En el artículo se nos cuentan las múltiples virtudes del aparato, que por ejemplo, podría ahorrarnos energía puesto que apagaría el televisor si detectara que no hay nadie en la habitación.

Cinco años sin Koke

 Ya están terminando mis vacaciones. Hace cinco años, el último día de vacaciones me llamó un amigo para comunicarme la trista noticia: había muerto José Antonio Storch, Koke. A los pocos días Maite Sáez, de Anuncios, me llamó para pedirme un artículo. Lo que sigue es lo que se publicó en esa revista:

Te conocí muy tarde, a finales de los ochenta. Me quedaba poco tiempo en RTVE y tú acababas de llegar a Ecotel. Pero eso no me impidió conocerte casi desde tus orígenes en la profesión. Has sido un gran narrador; daba gusto oírte.

Disfrutabas contando aquellos viajes en un 600 por la España profunda (creo que para hacer el FOESSA) o tus tiempos de sindicalista de cuello blanco en Braun, tus reuniones clandestinas con Juan Luís, que entonces estaba en Gillette, lo que podía transgredir las leyes antitrust, o tu paso por Brasil. Pero contabas con el mismo entusiasmo ese nuevo software que te permitía comprimir un archivo o identificar un bloque de publicidad en una grabación de radio, o cómo clasificar todo tipo de anuncios, o aquellos primeros e.mails en que recibías fotos de tus hijos (¿o eran tus nietos?) desde Brasil o Portugal. Aquí me resultaba más difícil seguirte; siempre he sido un poco negado para las últimas tecnologías.

Te gustaba la historia, la economía, la política; leías mucho y te gustaba provocar a quienes habían pensado como tú pero habían evolucionado en otra dirección, se habían hecho mayores y responsables a lo largo de su vida. Tú seguías pensando que la solidaridad, ayudar a los demás, ser buena persona, merecía la pena.

Decías que tu apellido significa cigüeña en polaco y que de ahí podía venir tu afición a volar. Ésa, la de volar en ultraligeros, era tu gran afición. Como no te conformabas con volar llegaste a presidir la Federación Española de Deporte Aéreo y organizar varias vueltas a España.

Organizar, ayudar, descubrirnos cosas nuevas, ser un gran profesional y un gran amigo; creo que esas características te definen.

No sé si estabas en Brasil cuando Roberto Carlos (el cantante, no el del Madrid) quería tener un millón de amigos; a lo mejor te lo apuntaste como un objetivo. Seguro que lo has conseguido con creces.

Te has ido, pero pienso que sigues ahí arriba, volando por encima de todos estos humos, no sólo del tabaco. Lástima que se te olvidó dejarnos tu nuevo teléfono. Te vamos a echar mucho de menos.

Valerio Lazarov

Ayer murió Valerio Lazarov.

Había nacido en Rumanía, pero fue uno de los grandes de la televisión en España.

Primero en TVE, que le trajo a finales de los sesenta. Luego contra TVE, cuando dirigió los comienzos de Tele 5 y por fin en el terrenos de todos, pero muy cerca otra vez de TVE desde la productora Prime Time.

No conocí personalmente a Lazarov, aunque estuve a punto dos veces.

En el último trimestre de 1990, el primer año de las privadas, yo seguía en TVE, pero decidido a salir de allí.

Me llamó Manolo Villanueva, a quien no conocía, pero que era el Director de Programas de la incipiente Tele 5. Valerio te quiere conocer.

Y allí me fui una tarde al piso 35 de Torre Picasso y conocí… a Manolo Villanueva. Valerio no podía esa tarde, pero quería que le enviara mi curriculum.

Le envié uno muy extenso, escrito a mano porque alguien me había dicho que lo prefería así. Y me olvidé.

Entonces empecé a negociar con Central Media y, tras un largo tira y afloja, acabé yéndome allí.

A los pocos días me encontré con Villanueva y me comentó que no se habían olvidado pero que no era su prioridad.

Le conté mi nueva situación.

Estalló el escándalo de ABC y los audímetros y en la nueva situación me encontré elegido como primer presidente del Comité de Usuarios de Ecotel.

Una periodista de El País me hizo una entrevista que no gustó a Lazarov. Y me convirtió en su chivo expiatorio. Hizo unas declaraciones explosivas acusándome de favorecer (no sé en qué, no tenía ningún poder) a TVE.

Curioso. Yo había salido de allí, sin pena ni gloria, después de quince años. Él había sido una estrella en la cadena pública.

ABC, entonces muy próximo a Lazarov, me dedicó un par de fotos explosivas en sus páginas de hueco.

La situación no tenía sentido.

Central Media era uno de los clientes más importantes de Tele 5.

Se buscó un acercamiento.

Quedamos para una comida en un restaurante de la zona de AZCA.

Pero a esa comida acudió López Cid Fuentes, el Secretario General de Tele 5, un hombre ciego al que acompañaba una mujer lazarillo, que no tomó parte en ninguna conversación.

Una situación muy incómoda.

La comida terminó bien.

Tele 5 y Lazarov dejaron de atacarme…y eso fue todo.

Seguí sin conocer a Valerio.

Veo que ya no le conoceré.

Descanse en paz el rey del zoom televisivo.

La compra de TNS y el futuro de la investigación de audiencias en España

Hace poco más de una semana escribí un artículo que hoy se ha publicado en Marketingdirecto.com.

Aunque trata de un tema que no es mayoritario y aunque tampoco parece haber suscitado el interés del mercado publicitario, lo reproduzco aquí porque creo que puede tener interés objetivo.

Este es el artículo:

El pasado 8 de octubre WPP comunicó que el 82% de los accionistas de TNS habían aceptado la oferta de compra realizada en el mes de mayo por la compañía que preside Martin Sorrell.

Unos días antes la dirección de TNS había cambiado su recomendación anterior de no aceptar la oferta.

Se cierra así esta larga y compleja operación, a la que me referí en mi blog Casi Enteros el pasado 2 de septiembre.

Aunque tanto WPP como TNS son en la actualidad compañías de matriz inglesa, ambas tienen una fuerte presencia en el mercado español, especialmente en el publicitario.

Una de las operaciones con un potencial conflictivo más amplio es TNS AM, también conocida popularmente como Sofres, su antiguo nombre, la compañía propietaria del panel de medición de audiencias de televisión.

La solución que se ha planteado a este conflicto (que no es el único, pero sí el más llamativo) es la venta de la operación de medición de televisión a Ipsos, el instituto de investigación más veterano en el mercado español (inicialmente se llamaba Eco) y que ya participó en los comienzos de la audimetría en España, entonces gestionada por Ecotel.

La verdad es que todo este movimiento no parece haber tenido mucha repercusión en nuestro mercado; sólo el muy activo jubilado Carlos Lamas ha dado un toque de atención (ver Anuncios nº 1254).

¿Será que el tema de la medición de audiencias de televisión no interesa? Puede ser. Seguro que, sin pensar demasiado, a cualquiera se nos ocurren quince o veinte temas que a corto plazo nos afecten más.

Y sin embargo yo creo que este sería un buen momento para abordar un problema que todavía no es muy grande pero que va a serlo dentro de muy poco tiempo: el sistema de medición de audiencia de televisión, tal como lo concebimos en este momento, se nos muere. Ha servido durante casi un cuarto de siglo; puede que llegue con vida a las bodas de plata, pero no va a durar mucho más.

En un mercado cada vez más fragmentado el sistema de medición mediante muestras pequeñas se encuentra cada vez con un número mayor de valores nulos en la medición. Pero además el número de valores obtenidos para los que el error de muestreo relativo supera el 100% es muy elevado y no parará de crecer. Cada día miles de datos están sustentados por el comportamiento de menos de cinco hogares.

Todo eso por lo que se refiere a la televisión que se ha visto toda la vida (en directo, en el hogar y en un televisor grande) y que en general representaba más del 95% de la audiencia total de televisión. Todos sabíamos que la audimetría medía mal determinados eventos deportivos (especialmente los partidos de fútbol en canales de pago, en cualquier modalidad de pago) con especial peso de la audiencia fuera del hogar. Eso, que les interesaba especialmente a las empresas que tenían canal de pago, mientras los demás preferíamos mirar para otro lado, no significaba un fallo grave para la medición del conjunto.

Pero ahora los eventos que quedan fuera de la medición, tal como la hemos definido, van a ir cobrando cada vez mayor importancia. Si proliferan los dispositivos que facilitan el visionado en diferido, si la audiencia en dispositivos móviles se incrementa, el peso de la audiencia fuera del hogar, en diferido o en receptores de tamaño pequeño, puede adquirir una importancia mucho mayor. Puede llegar un momento en el que la audiencia no medida (con los audímetros actuales) llegue a representar un 25 o un 30% de la audiencia total. ¿Seguiremos despreciándola?

Los institutos de investigación llevan varios años experimentando soluciones para este problema. Los avances de la tecnología, a la vez que complican el objeto de medición, aportan nuevas soluciones realistas a esos problemas a costes asumibles por el mercado.

Pero no parece que el mercado publicitario esté todavía sensible a este problema que en muy pocos meses puede adquirir una dimensión preocupante.

¿Podría ser la llegada de Ipsos al mercado español de la audimetría la ocasión para abordarlo?

Una de las soluciones que ha planteado Ipsos en seminarios sobre medición es la utilización como audímetro portátil personal (PPM, por sus siglas en inglés) del teléfono móvil, con un software especial para la identificación de señales sonoras. Parece una solución inteligente, que habría que complementar posiblemente con otros sistemas de tipo censal.

Pero sea con esa o con otra solución, no deberíamos dejar pasar mucho tiempo antes de enfrentarnos con las nuevas necesidades.

Se jubila un genio

Parece que ahora va en serio. Dicen que se jubila Carlos Lamas. Yo no creo que se vaya del todo. Cuando uno trabaja en algo que le gusta, nunca se va del todo. Y, desde luego, mejor para todos que no se termine de ir.

Carlos Lamas llegó tarde a la investigación de medios. Después de muchos años en el panel de detallistas de Nielsen, probablemente la investigación más respetada por los anunciantes, llegó a Ecotel a finales de los ochenta, como Director Técnico. Cuando se convirtió en Sofres AM la nueva dirección prescindió de él y se incorporó a AIMC, de donde se va ahora.

Así que su paso por el mundo de los medios, si es verdad que se jubila ahora, no habrá durado ni siquiera veinte años. Lo suficiente para ganarse el respeto y la admiración de todos los que nos dedicamos a estas cosas, en España y en el extranjero. Sin duda es el investigador español (en esta área) más conocido fuera de nuestras fronteras y el más respetado dentro.

Carlos nos ha reñido a todos. Cuando él ve una cosa muy clara se cree en posesión de la verdad ( y casi siempre es así) y defiende sus ideas a capa y espada; a gritos si hace falta. Por eso, a lo mejor hay alguien que ahora se alegra de que diga que se va. ¡Pobre de él! Sin Carlos esta profesión será peor.

Le ha tocado vivir momentos difíciles. Cuando aún estaba en Ecotel se produjo la vergonzosa publicación en un diario de difusión nacional de las direcciones de los panelistas de audimetría, lo que produjo serias complicaciones en la investigación española. Este hecho coincidió, en enero de 1991, con la celebración en Madrid de un congreso de ESOMAR, la asociación internacional de los profesionales de la investigación de mercados: ninguno de los congresistas entendía nada de lo que había ocurrido. Nada parecido se había producido en ningún otro país del mundo. Nuestro triste récord se mantuvo hasta hace pocos años; en Argentina se produjo una barbaridad similar.

A raíz de ese hecho se crearon los mecanismos de control del sistema de audimetría. Coincidimos en el primer Comité de Usuarios, del que fui presidente por “procedimientos aleatorios” (Carlos tiró una moneda al aire y salieron agencias de medios, pero lo reflejó así en el acta). Allí empezó a crecer mi respeto por él y se fraguó nuestra amistad.

Años después, ya como Director Adjunto de AIMC, le tocó vivir el sabotaje Abellán: este locutor de la COPE infiltró entrevistadores en algunas de las empresas que realizan el trabajo de campo del EGM, el estudio en el que nos basamos todos los actores del mercado publicitario para decidir la distribución de las inversiones publicitarias. Según dijo después, trataba de demostrar la vulnerabilidad del estudio, que era posible sabotearlo. Más o menos como si un asesino se justificara diciendo que quería demostrar que el asesinato es posible.

El EGM es un estudio sindicado, o cooperativo, que se rige por unas normas aceptadas por todos los socios (que son los diferentes medios de comunicación y las agencias de medios, además de algunas otras empresas). En el momento de producirse el sabotaje Abellán el representante de la radio en la Junta Directiva de la AIMC era el Director de Marketing de la COPE. Yo mismo representaba a los técnicos en esa misma Junta. Fueron momentos muy tensos

Carlos llevó el peso de la investigación y, como siempre, lo hizo con maestría. Dice que le quedó mal sabor de boca por la pronta readmisión de la COPE. Le entiendo, pienso como él, pero seguramente en aquel momento fue lo mejor para el mercado.

Ahora, en una entrevista de despedida en la revista Anuncios, una de las especializadas en el mercado publicitario, dice, con su exquisito tacto habitual, que el “nuevo EGM” va a ser peor y más caro. A alguno le ha sentado más esta afirmación.

Lo de que va a ser más caro es una verdad objetiva y, por tanto, indiscutible. Que vaya a ser peor es más opinable pero, si Carlos lo dice, yo ya me empiezo a preocupar.

Carlos, por favor, no te vayas muy lejos.