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¿Deben votar las personas con discapacidad intelectual? ¿Todas?

El derecho a sufragio en España aún no es universal. Como cada vez que hay elecciones, FEAPS nos recuerda que  en España hay 80.000 personas privadas de su derecho al voto. Y otras muchas que pudiendo votar no lo hacen en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos.

Inés Araoz, asesora jurídica de la organización, asegura que “vamos a hacer hincapié en algunos de los aspectos de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que consideramos más importantes. Uno es que se garantice la participación política y pública de las personas con discapacidad. Esto incluye el derecho al voto en las elecciones de mayo, y que se garantice, por un lado, que puedan acceder a las propuestas de los partidos políticos y, por otro lado, que puedan votar de forma real y efectiva”.

Uno de los problemas fundamentales para estas personas es el de su incapacitación legal, que hasta fechas muy recientes ha invalidado también derechos fundamentales como el sufragio activo y pasivo.

Además, las personas con discapacidad intelectual que sí pueden votar suelen tener dificultades para comprender las propuestas electorales. Por ello, dentro de esta campaña, FEAPS se ha reunido con los principales candidatos a las elecciones europeas y les ha pedido que adapten sus programas a un lenguaje más sencillo y que graben vídeos electorales facilitados. En palabras de Raquel Cárcamo, votante con discapacidad intelectual, “pido a los políticos que nos aclaren sus ideas y que hagan sus programas políticos en lectura fácil. Estos cambios benefician no sólo a las personas con discapacidad sino a otros colectivos como son los inmigrantes y el colectivo de las personas mayores”.

Yo voy más allá: tener esas versiones concretas y claras no solo beneficiaría a personas con discapacidad, mayores o inmigrantes con problemas con el castellano, nos vendrían bien a todos.

 

Dada la noticia, me voy a mi caso. Sinceramente, salvo que  Jaime progrese a pasos agigantados en los próximos once años, no votará en las elecciones. No es capaz de hacerlo, igual que no puede conducir, leer o mantener una conversación. Si Jaime, en su situación actual, emitiera un voto, sería un voto dirigido por mí o por su padre. Y no es plan. Pero eso no significa que deba verse privado de ese derecho ya de entrada por tener una discapacidad intelectual. Si hubiera que invalidar cada voto emitido por personas dirigidas, que no conocen bien lo que cada partido propone o que no han reflexionado al respecto, me temo que servirían al final muy poquitos.

Defenderé siempre que el sufragio sea de entrada universal, que se facilite la comprensión del proceso y diferentes propuestas a las personas con discapacidad intelectual. Los esfuerzos deben dirigirse ahí, no a apartarlos del sistema una vez más. No deberían tener que luchar por ello como Isabel García. No deberían enfrentarse a dudas, miradas equivocadas, cuestionarios improvisados a pie de urna sobre su capacidad por cualquier interventor o miembro de mesa o directamente a su incapacitación para votar o estar en una mesa.

A comienzos de la semana fue noticia que una joven de 28 años con Síndrome de Down fue nombrada segunda suplente de segundo vocal de una mesa electoral de Fuensalida (Toledo). La Audiencia Provincial de Toledo tuvo que revocar su inhabilitación para el derecho de sufragio, dictada por un juzgado de Torrijos.

Gracias a esa sentencia de la Audiencia Provincial toledana Isabel García podrá ejercer este domingo 25 de mayo, como cualquier ciudadano español, el derecho pleno a participar en un proceso electoral y, además, podría tener la responsabilidad de vigilar el desarrollo de las votaciones, si llegase a formar parte de la mesa electoral. Tanto ella como sus padres Charo y Miguel han asegurado sentirse «muy satisfechos» con el nombramiento recibido de la Junta Electoral y han afirmado que en la mañana del próximo domingo Isabel se presentará «muy temprano» en el colegio electoral, por si fuera necesaria su participación. Isabel García es una joven participante del Servicio de Capacitación CECAP, que acude a diario a su trabajo en Toledo, desde hace casi siete años, para lo que tiene que tomar dos autobuses de línea regular desde su pueblo y otros dos urbanos en la capital. Además, forma parte del equipo de digitalización documental.

Y ahora de mi caso y mi opinión me voy al debate, en el que espero que participéis. ¿Qué opináis sobre el voto de las personas con discapacidad? ¿Deben poder votar? ¿Deben poder hacerlo todas?.

 

 

Votando con 2 y 5 años

Hoy, como tantas familias, hemos ido juntitos por la mañana a votar.

El momento cómico del día ha sido cuando he dicho a Julia «Cariño, ponte el abrigo que nos vamos a votar» y ella me ha contestado «¡espera mamá, que vaya por la pelota!». Y los cuatro con la pelota rosa de goma hemos ido al colegio electoral.

La votación era en el gimnasio, con canastas a la vista, así que la cosa le cuadraba nada más entrar. Pero se ha quedado un tanto descolocada cuando ha descubierto que votar consistía en elegir un papel, meterlo en un sobre e introducirlo en una urna.

Tanto Julia como Jaime han podido hacer esa última parte del proceso. Con cuidado han metido el sobre por la ranura. Julia se ha quedado tan contenta cuando los integrantes de la mesa la han felicitado y llamado princesa por hacerlo la mar de bien.

Y eso me recuerda que también entré con Jaime a votar en las anteriores elecciones primaverales que tuvimos, pero que entonces el presidente de la mesa se negó a que Jaime metiera el sobre en la urna.

No es que importe, pero es curioso que aquella vez no lo permitieran y ahora casi la hayan aplaudido «por ayudar a mamá».

Imagino que en algún sitio pondrá que únicamente el votante puede meter el sobre para evitar manipulaciones, pero es obvio que un niño de cinco años (cuatro tenía Jaime en mayo) o una niña de dos no están influyendo absolutamente en nada.

Cómo conseguir el voto de las madres recientes

Hoy hemos publicado la siguiente noticia en el periódico:

Las españolas tendrían más hijos si pudieran permitírselo

El 87,3% de las mujeres españolas tendrían más hijos si se llevaran a cabo medidas que realmente facilitaran la conciliación laboral y familiar, según se desprende de una encuesta de la página web www.aquimama.com realizada a 18.000 madres.

El 55,6% cree que las medidas más eficaces para aumentar la natalidad no deben estar tan enfocadas hacia las ayudas económicas a las familias (32,7%), o en el aumento de plazas de guardería (11,7%), como en ofrecer ventajas económicas a las empresas que favorezcan la conciliación laboral y familiar

Y leyéndola, veo que hablamos de dos cuestiones diferentes.

Por un lado: ¿tenemos menos hijos de los que desearíamos?

Yo acabo de tener el primero, es pronto para sentirme frustrada por tal cosa. Y vengo de una familia que tiende a ser poco numerosa. Soy hija única y mi padre también. Mi santo sólo tiene un hermano. Creo que el modelo familiar con él que hayas crecido también influye.

Por otro, qué tipo de medidas ayudarían de verdad a tener el número de hijos deseados.

Y está claro que, por bien que vengan, no son 3.000 euros más, unas cuantas plazas más de guardería o que el papá tenga un mes de baja.

La cosa obligatoriamente pasa por una baja maternal más prolongada (es ridículo que la OMS dicte seis meses de lactancia materna exclusiva y en España la baja no llegue ni a cuatro meses) y mayores posibilidades de conciliación laboral posterior.

El modelo danés o noruego que siempre estamos pidiendo las madres.

El día que un partido político apueste realmente por emular esos modelos, muy probablemente se llevará mi voto y el de muchas madres y padres recientes.

¿Tú se lo darías?

Pero no se atreverán. Con la patronal hemos topado las madres…