Dentro del trastorno del espectro autista, abundan todo tipo de sonrisas

Suele pasar que se asocia a las personas con autismo con semblantes tristes o inexpresivos, con rostros carentes de sonrisas o en los que apenas asoman.

No se me escapan los motivos, que son varios, pero que sobre todo se apoyan en la creencia errónea de lo que es el autismo; en los esbozos que se han hecho en películas y series de televisión de las personas con TEA; también en el tratamiento que, desde los medios de comunicación, hemos dado a las noticias relacionadas con el autismo.

No solo es que metamos imágenes de recurso de personas (sobre todo niños) que lo mismo nos valen para ilustrar la depresión, la ansiedad o el acoso escolar (de hecho es frecuente que la misma imagen del mismo banco de imágenes aparezca ilustrando todo eso en el mismo y en distintos medios).

Además es que si elaboramos un reportaje sobre una familia en concreto, como suele ir vinculado a reivindicaciones, luchas o carencias, no nos pega la sonrisa y elegimos las fotos en las que abundan los ceños fruncidos. El tono en el que se escriben esos temas van en consonancia con esos semblantes adustos.

Mis colegas de oficio no lo hacen ni mucho menos mala intención, de hecho estoy convencida de que lo hacen con la mejor del mundo, con toda la sensibilidad y el mejor periodismo social en mente, pero lo mismo va siendo año de ir cambiando ese proceder, al menos de vez en cuando.

Solo se escapan aquellos contenidos sobre savants, esas personas con TEA que tienen un oído perfecto e interpretan música maravillosamente o tal memoria fotográfica que pueden reproducir a carboncillo cualquier paisaje que han visto brevemente. Prodigios que también se dan entre las personas sin autismo y que son tan excepcionales que no representan en absoluto al colectivo, otra fuente de mitos y malentendidos a pie de calle de lo que es realmente este trastorno.

Una mayoría de personas con autismo sonríen mucho. Y muchos disponen de sonrisa social, incluso estando severamente afectados. También las hay que lo hacen poco, pero no necesariamente por el autismo. La etiqueta diagnóstica no debe eclipsar a la persona. El autismo no lo explica todo de las personas, que tienen su personalidad, sus gustos, sus recelos y sus querencias, independientemente de estar dentro del espectro autista.

Nuestros hijos no son un drama. Son niños, adolescentes, adultos. Somos familias potencialmente tan felices como cualquier otra en la que no haya autismo por muchos retos que nos encontremos. Y dentro del trastorno del espectro autista, abundan todo tipo de sonrisas.

Ayer en mis redes sociales hice la siguiente pregunta: ¿Vuestros niños con #autismo tienen sonrisa social? Al mío le sobran, incluso para hacerse ‘selfies’.

Estas fueron las respuestas que recibí:

 

 

 

1 comentario

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Buenas,

    bonitas sonrisas de mejores personas. Por una sociedad de respeto y valores.

    Besos!

    Anabel

    09 mayo 2018 | 08:22

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