Es nuestra responsabilidad como padres no fomentar la existencia de los tiovivos con ponis de las ferias

Los padres tenemos la responsabilidad de fomentar la sensibilidad de nuestros hijos hacia los animales, que es una manera de cultivar su bondad. Tenemos la responsabilidad de no favorecer el maltrato a otros seres vivos a cuenta de mirar hacia otro lado, de no querer ver lo que tenemos delante de nuestras narices.

Todos los carruseles tendrían que ser así, de plástico.


Tenemos la responsabilidad por tanto de no acercarnos a esos ponies que aún se pueden ver dando vueltas en las ferias por toda España, ferias que se multiplican con la llegada del buen tiempo y las fiestas de los pueblos.

Si lo ignoramos, si cedemos a la ciega ilusión infantil por dar tres vueltas en uno de esos pobres animales por un par de euros, estamos cultivando en nuestros hijos que su diversión está por encima del bienestar de otros y estamos fomentando una práctica que ya va siendo siglo que acabe.

Los tiovivos de las ferias deberían tener únicamente animalitos de plástico de una puñetera vez. Son instrumentos de tortura para los animales que van atados a ellos, dando vueltas sin parar en un entorno ensordecedor, lleno de polvo con frecuencia, muchas veces con un calor excesivo, sin tiempo de descanso, sin estar convenientemente hidratados, sufriendo traslados constantes y siendo estabulados con deficiencias.

La primera vez que nos encontramos ante uno de estos horrores Julia tenía unos tres o cuatro años y quiso subir. La hice ver que los ponis no lo estaban pasando precisamente bien, que no estaban bien cuidados y que no íbamos a darle dinero a unos señores que los trataban así de mal. Lo entendió perfectamente.

Esos tiovivos son algo que es nuestro deber como padres evitar, haya ponis preñados o no como es el caso de este tuit, que es lo que ha motivado este post. Que no reciban nuestro dinero contribuirá eficazmente a que acaben desapareciendo.

La asociación AnimaNaturalis convocó hace escasos días unas protestas en Galicia a cuenta de estos carruseles, con motivo de esa concentración explicaban lo siguiente:

«Cada año», ha relatado Anima Naturalis, «en diferentes municipios de España se ponen carruseles con animales vivos, donde pasan jornadas enteras sin descanso, y algunas veces incluso sin agua cerca ni comida».

Entre los motivos por los que esta entidad se muestra en contra de los carruseles de ponis son que «pasan el 95 por ciento de su tiempo atados a cuerdas de poca longitud; hacen viajes muy largos y estancias muy cortas; con alojamiento poco apropiado; y cada atracción tiene sus propios altavoces, que produce estrés puesto que está calculado que pasan unas 1.500 veces al día delante de ellos».

A esto suman «las luces funcionando constantemente y distintas intensidades que producen alteraciones ópticas y ceguera; duermen en camiones durante el día y su jornada laboral es de noche alterando su ciclo vital; debido al peso que soportan y a la poca calidad de las sillas de montar sufren desviaciones de columna; falta de atención veterinaria al cambiar de ciudad constantemente; y están expuestos a climas y condiciones ambientales inadecuadas».

«Todo ello afecta negativamente a su salud, a su comportamiento (desarrollan estereotipias), a su alimentación y reproducción y les impide llevar una vida digna», ha añadido.

Animaturalis ha señalado que, «afortunadamente, las normativas son cada vez más restrictivas y van creciendo las atracciones que utilizan ponis de atrezo o mecánicos».

5 comentarios

  1. Dice ser marian

    No se tal vez tengas razón o tal vez desaparezcan los ponies o tal vez no estén tan mal tratados puesto que de ellos sacan un beneficio, la verdad no se yo…
    Los animales que trabajan en el campo o para clases de equitación o terapias también se les da un uso obligado no?

    07 junio 2017 | 10:06

  2. Dice ser lnanta

    Estoy muy de acuerdo con tu artículo y efectivamente los padres y los niños son los que pueden educar y actuar conforme a su propia moral, dando ejemplo a los demás. En el maltrato animal vamos muy lentos pero creo que poco a poco estos tiovivos irán desapareciendo, gracias como bien comentas, a todos los padres que desean inculcar valores de respeto y de cuidado de nuestro mundo, a sus hijos. Enhorabuena por el artículo 🙂

    07 junio 2017 | 11:08

  3. Dice ser aquí otra vez

    Es muy importante explicarles a los niños porqué no hay que subir en un pony de verdad .Para ello están los de cartón-piedra. Estar todo el día dando vueltas a un circulo pequeño para mí entra en la categoría de tortura.
    Yo pensaba que ya estaba prohibido por ley.

    07 junio 2017 | 12:20

  4. Dice ser Jabato

    Jamás me han gustado los tiovivos de ponis, ni siquiera de pequeño y espero que los prohíban en todos los pueblos de España. Dicho lo cual y ante el comentario del tal Ismael Sánchez, de IU: LA PONY (O PONI) NO ESTÁ EMBARAZADA, SINO PREÑADA, puesto que el embarazo es el «estado en que se halla la mujer gestante» (RAE). De nada guapo.

    07 junio 2017 | 12:54

  5. Buenas,

    pero aún existe esto? yo por mi zona no los he visto nunca, siempre los caballitos de toda la vida metálicos o de plástico… menuda tortura para el animal!

    Besos!

    Anabel

    09 junio 2017 | 10:22

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