El hermano perfecto

Jaime y Julia jamás se han peleado. Nunca. Ni un sólo empujón, ninguna acusación, ningún ¡tonta! O ¡mentiroso!, Algo impensable probablemente entre cualquier pareja de hermanos de cinco años largos y ocho recién cumplidos.

¿Una suerte?

Alguna vez Jaime ha robado unas cuantas patatas fritas del plato de su hermana, nada trágico. Jaime nunca le ha quitado un juguete a su hermana. Las cosas para él tienen poca importancia. Tal vez sea más sabio que todos nosotros en eso. A Julia jamás su hermano la ha hecho llorar.

¿Una suerte?

Los celos entre hermanos, las famosas pelusas, tampoco ruedan por casa. Las únicas pelusas que tenemos son las que se generan por tener un perro y dos gatos en casa. Sí que ha pasado que uno de los dos reclame nuestra atención a su manera, siempre pacífica, cuando estamos con el otro.

¿Una suerte?

Jaime es gentil con su hermana. Fibroso y grande, a veces los adultos hemos sentido sus uñas, su fuerza… Julia siempre ha estado tranquila a su lado, él jamás ha sido rudo con ella.

Julia también es gentil con él. Le hace cosquillas, caricias, en el último año le toma de la mano y le canta cuando está más nervioso. Suele funcionar, está más tranquilo con ella. Nos recuerda a nosotros y a los demás que Jaime es muy rápido, que trepa muy bien, que gracias a él no hacemos colas en muchos sitios.

Pese a ser una niña muy pequeña siempre ha entendido que tuvieran que abandonar algún sitio o actividad porque a Jaime no le gustase. Nunca ha protestado.

Apenas juegan juntos.
Es que Jaime apenas juega, es uno de sus principales puntos débiles, común en los niños con autismo. El juego es una importante vía de aprendizaje y crecimiento que él casi no tiene. Julia a veces lo intenta, asumiendo que su hermano mayor es como un bebé en esos casos y los juegos son muy básicos.

Ella empieza a imitar lo que ve en nosotros, asumiendo de manera natural cierto rol de cuidadora, de pequeña hermana mayor.

Con frecuencia me preguntan por la relación existente entre Julia y Jaime. Y les digo la verdad: es buena, son dos niños dulces, no hay conflictos entre ellos. Las peleas entre hermanos son algo desconocido para nosotros. Jaime es para Julia el hermano perfecto. Y viceversa.

Y sabiendo que tenemos suerte todos, os juro que mataría por las imperfecciones que otros tienen, por los gritos, los celos y las broncas. Recordadlo la próxima vez que os veáis arbitrando alguna.

Jaime y Julia este verano.

Jaime y Julia este verano.

8 comentarios

  1. Dice ser Alba

    Siempre he pensado que la mejor combinación de hermanos es hermano mayor-hermana pequeña. En estos casos nace un instinto protector en el hermano mayor hacia su hermana pequeña (desde ya muy pequeños) que no emerge en otras combinaciones (hermana mayor-hermano pequeño, mismas edades, etc). Aun así los años son largos, y seguro que se enfadarán y pelearán algún día, son muy pequeños, pero es una bonita señal que no hayan empezado aún 🙂

    23 septiembre 2014 | 09:24

  2. Dice ser Ana

    Alba, creo que ha quedado claro que si eso no pasa es porque Jaime padece trastorno generalizado del desarrollo, ya en las últimas líneas afirma que ojalá hubiera en su casa las discusiones y problemas que hay en muchas, eso querría decir que no habría trastorno y su infancia sería como la del resto. Desgraciadamente no es el caso.

    Me encantan tus posts 🙂

    23 septiembre 2014 | 10:15

  3. Dice ser Begoña

    Me parece maravilloso cómo los hermanos que están bien protegen al que tiene deficencias.
    Mi marido tiene una hermana dos años mayor que él con minusvalía física y psíquica y es sorprendente cómo ellos viven su niñez, para él no es una carga, se ha acostumbrado a ayudar a su hermana en todo. Y, de hecho, veo cómo mis sobrinos van asumiendo el mismo rol que los hermanos. Ayudan a mi cuñada, la hablan a su nivel, la siguen el juego, e incluso echan partidas a la consola con ella y se lo pasan fenomenal.

    Creo también que tener un hermano así ayuda a tener una paciencia y una templanza mayor que otros niños.

    Imagino, que Julia seguirá ese mismo camino y hará todo lo que pueda por el bienestar de su hermano y disfrutarás de tus hijos a pesar de la situación de Jaime.

    Me alegro mucho de que Julia tenga tan buen corazón.

    23 septiembre 2014 | 11:41

  4. Dice ser mari mar

    Mis hij@s, (también 8 y 5 años), tienen complicidad y afinidad.
    Se aman, discuten, tienen celos, compiten, se adoran, se protegen, la pequeña imita al mayor, e incluso se pegan….
    Símplemente, son hermanos………y me enorgullezco de éllos.

    23 septiembre 2014 | 12:05

  5. Dice ser Manuel

    Y qué hay más bonito que un herman@?

    23 septiembre 2014 | 13:10

  6. Dice ser Ainis94

    En mi caso somos dos hermanas, yo soy la mayor y he estado enferma prácticamente desde que mi hermana mayor. Al ser una enfermedad física, de las discusiones y gritos no nos hemos librado, pero sí que he visto (y sigo viendo) cómo mi hermana ha desarrollado una tendencia a cuidarme en exceso; incluso cuando yo ya no necesitaba tanta ayuda, ella no ha sido capaz de librarse de esa sensación. Y sé que lo ha desarrollado de manera natural, no lo siente cómo una obligación, lo ve como algo normal… pero a mí no me parece justo. Prácticamente sin darse cuenta se les carga (a mí hermana y a cualquier otro hermano de alguien enfermo o con una discapacidad) con una responsabilidad que no es la suya. Y luego es casi imposible quitarles esa responsabilidad de la mente.
    Saludos!

    23 septiembre 2014 | 13:20

  7. Dice ser Ainis94

    *perdón, quise decir «desde que mi hermana nació»

    23 septiembre 2014 | 13:20

  8. Dice ser juanamari

    Hola! Mi padre creció con una hermana pequeña con síndrome de down y es cierto lo que comenta por ejemplo Begoña, la paciencia llega a límites insospechados! Yo también tuve la suerte de crecer al lado de mi tía y estoy absolutamente segura de que eso me ha hecho más tolerante, más paciente y empática.
    Un saludo!

    23 septiembre 2014 | 13:54

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