El día de las manualidades

floresn Ayer fue el día de la madre, bien lo sabéis. Un día en el que recibir besos, abrazos y manualidades, puede que también algún detallito o un desayuno en la cama, muchos restaurantes se llenas de madres que son invitadas para ahorrarse el cocinar y fregar y en no menos casas se reúne toda o parte de la familia para disfrutar de esos platos cocinados con el mimo y conocimiento que solo las madres tienen con nosotros, sus hijos.

A mí me tocó madrugón (Jaime tiene cogida la hora y se despertó a las 7 de la mañana), comida en casa de mi madre a la que también acudió mi abuela (sí, esa suerte que tengo, nos reunimos cuatro generaciones), un libro de Terry Pratchett que me vendrá muy bien para compensar mi actual lectura (Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy), un puñado de mimos y dos manualidades: la de Julia es un marco de fotos hecho con whasi tape en casa, ayudada por su padre y su tía, en su colegio ya os he contado en alguna ocasión que no se elaboran manualidades para el día del padre o de la madre. Jaime, en cuyo colegio sí que se lo curran y mucho, trajo una maceta con flores, un fragmento se ve en la imagen, y una foto en la que se le ve haciéndolo.

Ya he encontrado acomodo para el jarrón en la cocina. Y el marco de fotos, que es pequeñito y por tanto discreto, se vendrá conmigo al trabajo este mismo lunes. Me consta que no soy la única que llevará a su puesto de trabajo el regalo que le han elaborado.

A las abuelas (tres tienen Julia y Jaime, dos abuelas y una bisabuela) les hicimos también durante toda una tarde en buena compañía jarrones con flores de cartulina y washi tape.

No sé a vosotros, pero a mí me encantan esas manualidades. Me gusta ver cómo disfrutan creando algo especial para luego regalar y me encanta recibirlas, más que ningún otro regalo que pudieran hacerme. Y como tantas otras cosas, esa etapa de las manualidades dura poco, en unos años que pasarán volando ya no fabricarán nuestros regalos con sus manitas.

Habrá que disfrutarlo mientras se pueda…

1 comentario

  1. Dice ser Anonimo

    Tranquila, que algunos «niños» llevamos lo de las manualidades toda la vida. Yo siempre les he regalado cosas hechas por mi a mis padres, desde los ceniceros/tazas de barro de pequeña, hasta las mantas de ganchillo del año pasado..
    Este año felicité a mi madre con un desayuno casero completo (su zumito, fruta, café, bizcochos y galletas, jamón serrano y tomate…) y unas tazas de porcelana pintadas a mano.
    Siempre se mantiene la ilusión!

    06 mayo 2013 | 09:33

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