¿Hay que dejarles ganar siempre?

cromagnonEstos días de frío pelón he caído enferma. Primero fue Julia la que estuvo malita, perdiéndose la semana de carnavales del cole en la que iba a ir disfrazada de cavernícola cantando y bailando la peculiar canción infantil El hombre de Cromagnon (vosotros mismos, oirla supone tenerla incrustada en el cerebro de esa manera aguda e insidiosa que solo las canciones infantiles saben). Tras ella caímos casi todas las mujeres de la familia. Mi padre bromea con que es el virus de la gripe femenina.

A lo que íbamos. Entre el frío y que andamos recuperándonos del ataque de los virus malignos, estamos jugando mucho a los juegos de mesa infantiles que tanto nos gustan y que ya os recomendé en el pasado en este blog. Son breves, entretenidos, pasamos de uno a otro, y así transcurre un buen rato de tarde.

Como todos los niños pequeños que conozco (y todos los adultos que se atreven a reconocerlo), Julia quiere ganar a toda costa. Con cierta regularidad intenta hacer trampas al tirar el dado, al contar casillas… No hay que esforzarse en pillarla, las hace mirándote y dedicándote esa sonrisita pillina de «yo sé que esto no se hace así». Te sientes tentado de dejarla salirse con la suya, pero aunque tampoco revista una importancia enorme no la dejo. Hay que jugar según las reglas. Y, salvo causa de fuerza mayor, las partidas que hemos comenzado siempre se acaban. Por supuesto, antes de pasar a otro juego, recogemos el que hemos utilizado.

Y tampoco la dejo ganar en la mayoría de los juegos de mesa. Si queda segunda, o tercera, que no es perder, no pasa nada. Analizándome a mí misma, resulta curioso que sí que la deje ganar casi siempre cuando echamos una carrera o realizamos cualquier otro juego físico. He llegado a la conclusión de que lo que sucede es que no la dejo ganar cuando estamos en igualdad de condiciones (un juego que depende de un dado, es decir, de la pura suerte) y sí lo hago cuando en esa competición no está igualada. Si claramente yo estoy en ventaja por mi psicomotricidad fina (hay juegos de mesa de destreza, como el Animal sobre animal que intentamos transformar en cooperativos) o gruesa o mi capacidad de raciocinio adulta, entonces no me importa.

Ella no tiene ni un pelo de tonta. Sabe perfectamente cuando gana por sus méritos y cuando me estoy dejando. Por eso precisamente me parece importante no dejarla ganar siempre. ¿Qué aprendizaje obtendría? ¿Que quejarse y no tolerar alguna pequeña frustración tiene premio?

También es verdad que Julia tiene un carácter muy dulce, poco dado a las rabietas y asume bien no quedar la primera.

Mejor. En la vida, si nos paramos a pensarlo, muy pocas veces podemos colgarnos la medalla de oro. ¿No creéis?

11 comentarios

  1. Dice ser albitaguapa2

    no ovbiamente

    13 febrero 2013 | 10:25

  2. Dice ser ANTONIO LARROSA

    No hay que dejarles hacer trampas que se crían creyendo que todo el monte es orégano ,luego se meten a políticos y mira lo que pasa.

    13 febrero 2013 | 10:28

  3. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Me olvidé de poner…
    Clica sobre mi nombre, perdonen el desliz

    13 febrero 2013 | 10:29

  4. Dice ser spanjaard

    En casa de mi santa nadie ha dejado ganar a un crío en nada. Están llenos de traumas pero … esas partidas de chinchón a seis o siete jugadores son la NBA de las cartas.
    Y los pequeños miran al ajedrez y recogen las piezas.
    Explícale eso a Julia intentando contener la risa 😀

    13 febrero 2013 | 10:50

  5. Dice ser trolo

    No, hay que aprovechar la ventaja que tenemos, que cuando crezcan nos la devolverán con queso.

    13 febrero 2013 | 11:00

  6. Dice ser Martola

    Yo tampoco dejo ganar siempre a mi hija. Le doy ciertas facilidades (cuando veo que soy yo la que tengo ventaja), pero considero que aprender a «saber perder» es tan importante como enseñarles a saber ganar.
    Hubo un tiempo en que cuando perdía le daban unos arrebatos terribles, ahora ya lo va asimilando mejor 😉
    Otra cosa que intento es no dar importancia al perdedor. Mis suegros son muy de ver quien queda de segundo, tercero, cuarto y quinto y se burlan un poco del último, esto crea rivalidades y para mi personalmente, no tiene ninguna gracia recalcar quien fue último en una partida de cartas o de parchis.
    Así que cuando juega mi hija, no les permito eso.
    Por lo demás intento que se centre en disfrutar del juego más que de la victoria.

    13 febrero 2013 | 12:04

  7. Dice ser mari mar

    Muy importante lo que comenta Martola: El objetivo es divertirse.

    En mi caso, no les dejo perder siempre, ni ganar siempre…………así nos parece más justo.

    13 febrero 2013 | 12:18

  8. Dice ser Calicatres

    El niño debe aprender tanto a ganar como a perder.

    13 febrero 2013 | 12:55

  9. Dice ser José Vicente

    Fantástica reflexión, y además me parece acertada la estrategia de «dejar ganar» cuando en el juego intervienen capacidades que el/la peque aún no ha desarrollado. De hecho, en deportes «adultos» como el golf existe el concepto «handicap» que pretende igualar puntuaciones según la habilidad del jugador, para que puedan competir jugadores de diferentes niveles en igualdad de condiciones. Trasladar esto al juego con niños me parece todo un acierto.
    Un saludo!

    13 febrero 2013 | 12:57

  10. Dice ser Susana

    Mi hijo de 3 años no solo quiere ganar. No consiente que en ningún momento del juego ninguna ficha vaya por delante de la suya. En las competiciones físicas, carreras, saltos, etc…tampoco le sirve ni siquiera quedar segundo. Estamos trabajando en eso. Creo que es muy importante enseñarles a perder. No a quedar segundo o tercero,debemos enseñarles que en algunos momentos de la vida hay que asumir la derrota y llevarlo lo mejor posible. De momento a él solo le vale ganar. estoy intentando que comprenda que lo divertido es participar, jugar, correr, saltar y que si uno gana está muy bien, pero que si no se consigue no pasa nada. Me está costando, no lo lleva nada bien.

    13 febrero 2013 | 14:04

  11. Dice ser madre estresada

    tienen etapas en que no comprenden las normas de un juego, y épocas que no se les puede cambiar ninguna regla, pero tienen que acostumbrarse a no ganar, a ganar… si un día la dejas, tiene que saber que lo haces, pero yo, si me hacen trampas, me levanto y me voy.

    13 febrero 2013 | 23:15

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