Cambio de hora: menos visceralidad y más números

Por Sergio de Otto – Periodista especializado en energía

Cambio de hora

El debate está aquí. Enconado. Cada día más. Levanta más pasiones que un polémico arbitraje en un derbi futbolero. Eso sí, es evidente que gana por goleada la tesis de que es “una solemne tontería”, la expresión más suave entre las que se pueden oír, esa manía, costumbre o capricho para unos, necesidad para nuestras instituciones, de cambiar de hora dos veces al año.

De entrada, uno piensa que los cálculos de ahorro de energía que ha realizado la Unión Europea en documentados estudios y que en España hace el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) no son fruto del capricho de unos funcionarios aburridos y con ganas de incordiar a los ciudadanos. No, con el cambio de hora se ahorra, al menos se ahorraba —esto lo veremos más adelante—, energía y, en principio, todo lo que sea ahorrar energía es positivo. Comenzamos a hacerlo en 1918, hace casi un siglo y por algo será.  Si el IDAE dice que se ahorran 300 millones de euros, un 4% de nuestro consumo eléctrico, yo me lo creo.

Dicho lo cual, vamos con los matices. El primero: no parece lo más adecuado que la decisión del cambio de hora que la Unión Europea renovaba cada cuatro o cinco años tenga ahora carácter indefinido. No es un dogma de fe, no es una verdad absoluta, sino que tiene que ser el resultado de estudios, análisis, muchos datos y una valoración más subjetiva de lo que supone esta alteración de nuestros horarios. Un diagnóstico que debemos revisar, sino cada año, sí cada cierto tiempo porque las costumbres sociales cambian, los usos de la energía también y el peso de los distintos sectores en la estructura económica de nuestra sociedad mucho más.

Por ejemplo, es lógica la iniciativa surgida en Baleares, con el apoyo de muchas entidades, pidiendo que no se aplique el cambio al horario de invierno puesto que en su caso se juntan dos factores: es la comunidad autónoma donde primero aparece el sol y, lo que para ellos es más importante, donde antes se pone. ¿Por qué? Porque su principal fuente de riqueza es el turismo y por tanto la hora de luz que se gana a primera hora de la mañana no tiene ninguna trascendencia y sí que perjudica a la vida del turista la pérdida de una hora de luz por la tarde. Ellos también tendrán que hacer sus números y quizás no haya ahorro energético, pero sí otros inconvenientes. Estudios sin apriorismos, análisis de los resultados, debate y decisión, es la receta.

Pero desde el punto de vista energético me preocupan dos aspectos de este debate. En primer lugar, que parte de la sociedad perciba esto del ahorro de energía ligado inexorablemente a algo desagradable o incómodo como es retrasar o adelantar los relojes una hora alterando nuestro ritmo biológico. Desde la Fundación Renovables defendemos el ahorro como el primer pilar del cambio de modelo energético, pero manteniendo que es posible hacerlo sin renunciar al confort, a los servicios y al desarrollo industrial que nos permite el uso de la energía. Y no es una afirmación gratuita: existen documentados estudios que estiman que la reducción de la demanda podría llegar a ser del 50% con las adecuadas políticas de ahorro y eficiencia sin renunciar a lo que hoy nos ofrece la energía.»

La segunda reflexión que me provoca este apasionado debate que esta semana inunda las conversaciones de café y las charlas familiares es que los responsables de la política energética piensen que con retrasar el despertador ya hemos hecho las tareas cuando lo que tenemos que llevar a cabo es un inmenso esfuerzo para reducir ese consumo energético. Y no es así. Esta medida, el cambio de hora, debería ser solo una más entre una batería de iniciativas contundentes en ahorro y eficiencia para poner freno al despilfarro, principal característica del uso de la energía que hacemos hoy.

Conclusión: cambio de horario, sí, de momento, pero sin dogmatismo, con datos renovados apoyando su utilidad. Y muchas medidas de ahorro y eficiencia, incluida la sensibilización para crear una cultura del uso racional de la energía y no de consumo ciego como hoy sucede.

 

7 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser paco

    ¿Ahorro energético? tengo el convencimiento de que el día que todos los españoles usemos bombillas de bajo consumo, el día que todos apaguemos las luces y dispositivos que no estemos utilizando, el día que apliquemos las medidas necesarias para consumir el mínimo de luz…. ese día, todos miraremos nuestro recibo de la luz y nos daremos cuenta, con cara de imbéciles, ¡que estamos pagando lo mismo que antes!.
    Tengo el convencimiento que cualquier ahorro que hagamos será la excusa para que las compañías energéticas nos suban el precio (con la connivencia de los políticos que han trabajado o trabajaran en la dirección de esas empresas), incluso si aplicamos energías renovables será el gobierno, vía impuestos, el que se encargará de que no ahorremos ni un céntimo y usará ese dinero para dárselo a las compañías antes citadas, con cualquier excusa.

    28 octubre 2016 | 11:55

  2. Dice ser MBG

    Los lobbies de las eléctricas encantados con el cambio de hora, así ganan más pasta. Y punto. En las casas de gasta 1 hora más de luz y de calefacción. Y lo demás son gilipolleces. Y de paso, nos deprimen y así fomentan el consumismo navideño.

    28 octubre 2016 | 12:16

  3. Dice ser no es una hora sino dos

    pero porqué todo el mundo se olvida que ya llevamos una hora de adelanto estilo nazialemán.

    29 octubre 2016 | 02:56

  4. Dice ser Marta F

    Hoy no tendríamos que haber atrasado una hora, sino dos.

    Y dejarlo así para siempre.

    Entonces, nos podríamos levantar de día para ir a trabajar y los chicos ir al instituto también de día. No siempre de noche por el mundo.

    En las ciudades grandes al menos, muchísimas personas entran a sus trabajos a las 7 de la mañana y cuando sales a las 6 y pico es siempre de noche. Porque tenemos un horario que no nos corresponde. A la salida, que más dará que sean las 3, las 4 ó las 5.
    El horario de verano, ya es canallesco. A las 10:30-11 de la noche tienes que estar en la cama (una hora antes que en invierno) con todo el calor para levantarte de nuevo de noche, cuando ya se está fresquito. ¿Que sentido tiene éste disparate?
    Porqué este trato a los trabajadores.

    En países nórdicos, que anochece a las 3, pero el gusto que da si te levantas a las 7 que sea como aquí a las 9, totalmente de día.
    Esto lo tendrían que cambiar, pero con las dos horas de retraso no una, que no sirve para nada.

    30 octubre 2016 | 10:29

  5. Dice ser Marta F

    MBG La calefacción se pone por el frío, no por el horario.

    En cuanto se pusiera el horario que nos corresponde, al levantarnos todos de día, ya ahorraríamos mínimo dos horas de luz eléctrica en las mañanas. Igual en las empresas.

    30 octubre 2016 | 10:33

  6. Dice ser Raquel

    A Marta F:

    Si, da mucho gusto ir de día a trabjar pero lo que es a mi me da más gusto salir con luz y pensar que aún me queda algo de día y no que se lo ha llevado todo mi trabajo. Es una opinión personal. Si tengo que elegir prefiero el horario de verano y no cambiarlo. De hecho eso de los paises nordicos para mi es totalmente deprimente.

    31 octubre 2016 | 15:24

  7. Dice ser Manolo Longanizas

    El eje de la Tierra está inclinado unos 20º respecto al plano de traslación alrededor del Sol. Este simple propiedad geométrica de la esfera, tiene como consecuencia que ni las horas de luz, ni el devenir de las estaciones, ni el clima sea el mismo en todos los países del mundo. Por ejemplo, los países situados en el ecuador siempre tienen 12 horas de luz y 12 de noche todos los días del año sin excepción. No conocen las 4 estaciones, sino que viven en una especie de primavera cálida todo el año.
    Es a medida que nos desplazamos a los polos cuando ocurren las variaciones de reparto de horas día-noche, cada vez más extremas y los cambios de estación. En los polos de hecho en invierno-verano siempre es de noche o día las 24 horas.
    Por tanto no tiene sentido aplicar los criterios de los países nórdicos a todos los países del mundo. Ellos aplican los criterios que les conviene a ellos, que como en invierno no tienen casi horas de luz, deciden desplazarlas a la mañana que es cuando hacen vida y salen a trabajar y hacer las compras etc… y como al mediodía ya anochece se quedan en casa porque en la calle hace un frío que pela.
    Lo que pasa que como en esto de las horas hay que aplicar un mismo criterio a todo el planeta, pasamos todo por el aro de lo que digan los anglosajones ya que son los que dominan el mundo y viven en el norte. Pero vamos, en un país como Ecuador, no tiene sentido que atrasen-adelanten la hora, ya que allí no pierden ni ganan horas nunca. Allí siempre hay 12h de dia y 12 de noche todo el año. Supongo que lo harán por estar en sintonía con el resto del planeta.
    España, como es un país que no está ni muy al norte ni muy al ecuador, nos hacemos la picha un lío. Queremos parecernos a los nórdicos porque «semos europeos» y por el secular complejo de inferioridad español frente al resto de europeos. Pero al mismo tiempo, al estar más al sur y no tener tanta variación de reparto de horas estacional, notamos que hay algo raro aquí que no acaba de funcionar con esto del cambio de hora, sobre todo en lo que respecta a la tarde. Nosotros tenemos muchas más horas de luz a repartir durante el día en invierno, de manera que nos sobran horas de luz para la tarde también. Con lo cual nos planteamos si desplazar horas de la mañana a la tarde o no. Y es un debate perfectamente razonable. Los nórdicos ni se lo plantean porque no tienen tanta luz para repartir y ya asumen que la tarde es oscura sin remedio.

    02 noviembre 2016 | 20:33

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