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¿Por qué tienen tos los niños?

niño médico

Fuente: GTRES

Creo que no me equivoco si digo que todas las personas que hay en el mundo han tenido tos alguna vez. Y si no la han tendido todavía, estoy convencido de que toserán en algún momento a lo largo de su vida. Al fin y al cabo, la tos es un mecanismo fisiológico del que está dotado el cuerpo humano para aclarar las secreciones respiratorias, de tal forma que no nos convirtamos en un saco lleno de moco del que no nos podemos desprender.

Además, la infancia es la época de la vida en la que más infecciones respiratorias se producen, por lo que es habitual ver que un niño tose de manera frecuente mientras le asoman por la nariz un par de mocos transparentes, incluso aunque no tenga fiebre.

¿Pero, desde el punto de vista médico, qué significa la tos? ¿Cuáles son los mecanismo últimos por los que se produce? ¿Podemos sacar alguna conclusión acerca de qué le pasa al niño si la tos es seca o es productiva? ¿Existe algún tratamiento realmente eficaz para que los niños tosan menos? En este post encontraréis respuesta a todas estas cuestiones.

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La bronquiolitis ha vuelto

Moco

Fuente: Pixabay

Cuando te dedicas a la pediatría sabes que durante los meses fríos del año las consultas de los centros de salud y las salas de espera de las urgencias del hospital se ven ocupadas por niños de corta edad a los que les cuesta respirar, muchos de los cuales acabarán ingresando en el hospital para administrarles oxígeno. Durante esos meses ocurre la epidemia de bronquiolitis, una enfermedad provocada por el virus respiratorio sincitial (VRS), la cual tensiona hasta el límite la capacidad asistencial de los sistemas de salud infantiles; de hecho, la bronquiolitis es el motivo de ingreso más frecuente en pediatría.

Sin embargo, durante la temporada 2020-2021 parecía que el VRS se hubiera tomado unas vacaciones, al menos hasta hace unas pocas semanas. Esto de que no hayamos visto bronquiolitis durante los últimos meses es una constante que se ha repetido no solo en España, sino en todo el mundo. Pero es que el invierno 2020-2021 ha sido diferente, ya que desde marzo de 2020 nos encontramos en situación de pandemia por la COVID-19, y con ella se han implementado una serie de medidas para disminuir el contagio de esta enfermedad que también son efectivas para el resto de las infecciones respiratorias (distancia social, higiene de manos frecuente, uso de mascarillas…).

Fijaos si han sido efectivas que, tras el inicio del curso escolar y hasta unas semanas después de las navidades, los episodios de infecciones respiratorias (los típicos catarros) han sido anecdóticos comparados con otras temporadas, incluso este año no ha habido epidemia de gripe (otro virus que pone en jaque al sistema sanitario todos los años). Es como si el verano, época del año en la que no circulan tantos virus respiratorios y en la que los niños suelen encontrarse sanos como robles, se hubiera prolongado durante varias estaciones.

Como os decía, hasta marzo-abril de 2021 la incidencia de infecciones respiratorias ha sido mucho menor que los años pasados, pero desde hace varias semanas estos cuadros están en aumento, y entre ellos la bronquiolitis provocada por el VRS no podía faltar a su cita anual, aunque con retraso. Esta situación ya nos la habían anticipado nuestros colegas que viven en las antípodas, ya que en Australia fueron los primeros en comprobar que tras el inicio de la COVID-19, la epidemia de VRS se desplazaba a la primavera del año siguiente, momento en el que habitualmente ya no hay casos de bronquiolitis provocados por el VRS y empezamos a salir del túnel en el que se ve inmersa la asistencia sanitaria en pediatría cada invierno.

Durante las siguientes semanas es muy probable que los casos de bronquiolitis sigan aumentando, aunque no creo que el número de casos llegue al extremo de un invierno habitual. Mientras tanto, merece la pena hacer un pequeño repaso de en qué consiste esta enfermedad y su tratamiento.

¿Qué es la bronquiolitis?

La definición clásica de bronquiolitis hace referencia al ‘primer episodio de sibilancias y dificultad respiratoria en un niño menor de 2 años en el contexto de una infección viral’.

Esta definición contiene una serie de conceptos que son muy importantes:

  • Hace referencia al ‘primer episodio’. Por tanto, bronquiolitis solo se puede tener una vez en la vida. Los siguientes episodios en los que se auscultan sibilancias, aunque muy similares a una bronquiolitis, por definición no se pueden llamar así, por lo que deberíamos emplear otro término, en general bronquitis o broncoespasmo.
  • Se trata de menores de 2 años. Por tanto, las bronquiolitis son una enfermedad de niño pequeño. De hecho son más frecuentes por debajo del año de vida, sobre todo en los menores de 6 meses.
  • Aparecen en el contexto de una infección viral. Y aquí el VRS es el rey, ya que provoca el 80-90% de los cuadros de bronquiolitis.

El VRS es un virus que se transmite por gotitas, es decir, por contacto directo con las secreciones de un paciente infectado o cuando inhalamos las gotitas que salen de nuestra boca o nariz cuando hablamos, tosemos o estornudamos. Estas gotitas se quedan en suspensión en el ambiente unos pocos segundos, a diferencia de los aerosoles de los que todos habréis odio hablar en los últimos meses debido a que es la forma de transmisión más frecuente del SARS-COV-2, responsable de la enfermedad COVID-19.

Por tanto, la forma de prevenir el virus que más frecuentemente provoca la bronquiolitis es muy sencilla: lavado de manos frecuente y empleo de mascarilla en el caso de que estés acatarrado (este virus en niños mayores y adultos suele provocar solo catarros), además de evitar que los niños con cuadros respiratorios importantes acudan a la escuela infantil o al colegio.

¿Qué síntomas provoca la bronquiolitis?

El cuadro clínico de bronquiolitis es siempre muy similar. En primer lugar, el VRS coloniza la vía respiratoria superior, lo que da lugar a un cuadro catarral, en general con tos y mocos. Durante estos primeros días suele aparecer también fiebre.

Al cabo de dos o tres días, el virus avanza por la vía respiratoria y llega hasta los pulmones, en donde provoca inflamación en los bronquiolos que se acompaña de un aumento de las secreciones a dicho nivel. Esto provoca que cuando el niño coge aire le cueste respirar en mayor o menor medida y en la exploración física detectemos sibilancias en la auscultación.

Dependiendo de la gravedad del episodio, estos síntomas podrán ser tratados de forma ambulatoria o requerirán ingreso hospitalario, esto último mucho más frecuente en los niños por debajo de los tres meses de vida y con antecedentes personales importantes, como la prematuridad o las cardiopatías congénitas.

Si todo va bien, la parte más aguda de la enfermedad tiene una duración de unos siete días, para mejorar después poco a poco. De hecho, es muy frecuente que tras un episodio de bronquiolitis, estos niños arrastren una tos durante varias semanas.

¿Cuál es el tratamiento de la bronquiolitis?

Por desgracia, no existe ningún ensayo clínico que haya demostrado que existe un tratamiento farmacológico eficaz para la bronquiolitis, más allá del tratamiento sintomático de soporte.

Sé que muchos os estaréis llevando ahora las manos a la cabeza porque seguro que en alguna ocasión os han indicado para esta enfermedad salbutamol inhalado, aerosoles o corticoides vía oral. Como decía, no hay ningún estudio que haya demostrado que sean eficaces para tratar a estos niños, aunque a día de hoy todavía hay muchos pediatras que los emplean porque antiguamente era el tratamiento estándar.

A día de hoy, las guías clínicas sobre bronquiolitis recomiendan que el tratamiento de la bronquiolitis se limite a un tratamiento sintomático:

  • Lavados nasales cuando tienen la nariz taponada.
  • Posición semiincorporada cuando están tumbados.
  • Tomas fraccionadas (más frecuentes, pero de menor cantidad).
  • Antitérmicos si hay fiebre o malestar.

En el caso de que estas mediadas de soporte no funcionen o el cuadro respiratorio progrese hasta provocar dificultad respiratoria, el ingreso hospitalario está asegurado, así que no dudéis en acudir a urgencias o a vuestro pediatra si el niño presenta mal estado general, deja de comer o presenta dificultad respiratoria (respira muy deprisa, marca las costillas al respirar…). En estos casos suele ser suficiente con la administración de oxígeno, aunque en algunos casos se requiere el ingreso en UCIP para su tratamiento.

Una reflexión final

He comenzado este texto hablando de lo raro que ha sido que el invierno pasado no viéramos cuadros de bronquiolitis. De hecho, muchos ya cantábamos victoria como si nos hubiésemos librado, al menos por un año, de esta epidemia. Desconozco si el aumento de casos que estamos viviendo ahora continuará hasta alcanzar un pico epidémico tan alto como el de cada invierno o se quedará en una epidemia de menor envergadura. Lo que está claro es que el VRS está entre nosotros.

Es difícil encontrar una explicación a por qué los casos de VRS se han desplazado al final de la primavera, sobre todo si tenemos en cuenta que las medidas higiénicas que nos protegen contra la COVID-19 siguen vigentes y que tan bien han funcionado contra las demás infecciones respiratorias al inicio del curso escolar, incluida la bronquiolitis provocada por VRS.

Quiero pensar que este aumento de casos no se debe a la relajación de estas medidas por parte de los padres en los más pequeños de la casa y que siguen (seguimos) siendo responsables a la hora de no llevar al colegio a nuestros hijos cuando están con fiebre o con un cuadro respiratorio importante, por mucho que se haya realizado un test de antígeno o una PCR para descartar que esa sintomatología la pudiera estar provocando el coronavirus.

Como padres, somos responsables de no llevar enfermos a nuestros hijos al colegio o la escuela infantil, en primer lugar porque no es el lugar más adecuado mientras un niño se encuentra mal, pero también porque no es solidario con el resto de los compañeros de su clase. Si lo seguimos haciendo igual de bien como en los últimos meses, estoy seguro de que los casos de VRS (y de otras infecciones respiratorias) disminuirán y llegaremos al verano libres de mocos.


Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

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¿Por qué es tan importante el hierro en la alimentación de los niños?

Hierro sartén

Fuente: Pixaby

El déficit de hierro, conocido como ferropenia, se trata de la carencia de origen nutricional más frecuente en la población mundial, la cual afecta fundamentalmente a los niños menores de 5 años de edad. Este es sin duda uno de los caballos de batalla de los pediatras y de los padres, ya que ese déficit de hierro depende mucho de la alimentación que reciben los niños, llegando a afectar al 3% de todos los niños.

En este post os explicamos qué es la anemia y la ferropenia y qué podemos hacer para prevenirlas.

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Ojalá no hubiera existido el primo cachas que tomaba zumos

Zumo

Fuente: Pixabay

Para entender lo que van a leer a continuación debemos hacer primero un viaje en el tiempo. Un viaje que nos sitúa a principio de los años 80 del siglo pasado. Una época marcada por el cambio y la apertura de la sociedad española al ritmo de la música de la movida madrileña y eventos como el Mundial de Fútbol de 1982, el cual se jugaba en nuestro país y que tenía por mascota a una graciosa fruta como emblema nacional: Naranjito. Sin embargo, en esa década sucedió algo que sigue grabado a fuego en el cerebro de muchos padres y madres que tenían hijos por aquella época y que se podría resumir en esta frase: si quieres que tu descendencia crezca sana y fuerte, lo mejor que puedes hacer es darle zumo de frutas.

Y es que en el año 1986 salía al mercado una línea nueva de productos: zumos procedentes de fruta 100% exprimida que se pasteurizaba para luego envasarse en unos modernos tetrabrick y así aumentar su tiempo de conservación. Creo que no es necesario recordarles que la imagen de la campaña de marketing de dichos productos era un chavalote alto y fornido que sujetaba en sus manos un ejemplar de dicho zumo y que parecía que lo bebía a todas horas. Lo que viene siendo un Popeye, pero con zumo en vez de espinacas. Ese adolescente era representado en los anuncios como el primo alto y fuerte de un niño más joven que él.

Hay que reconocer que la campaña de marketing asociada a este producto es magnífica. En 30 segundos de anuncio vemos como un niño delgaducho esta recibiendo las burlas de un niño más grande que él; burlas de las que se defiende diciendo que va a avisar a su primo, un primo que bebía zumo (‘pero mucho, mucho…’). A continuación se suceden los eslóganes típicos de este tipo de campañas publicitarias ‘…bebe fruta, bebe energía, puro zumo de frutas con toda la energía del sol…’, acompañadas de imágenes de frutas (naranjas y piñas). Después de que esas palabras se hayan instalado en nuestra cabeza, aparece el primo adolescente marcando músculo y con un tetabrick en la mano de la mencionada marca, lo que provoca que el niño abusador se achante y se vaya.

En esos 30 segundos de anuncio nos cuelan la idea de que tomar zumo es muy saludable y que conseguir que pasemos de ser un niño delgaducho y bajito a un adolescente cachas y guapetón que mide dos metros es cuestión de meterte unos cuantos zumos entre pecho y espalda. No quiero que piensen que esta campaña de marketing fue una iniciativa individual de esta marca, ya que mensajes publicitarios similares fueron lanzados a la sociedad desde otras marcas tanto, nacionales como internacionales.

Ahora, treinta y cinco años después, me aventuro a decir que esta campaña de marketing resultaría imposible que viera la luz. Sin embargo, los efectos de la campaña original, la de 1986, perduran hasta nuestros días. Los padres y las madres de aquella época, que a buen seguro son ahora abuelos y abuelas, siguen pensando que beber zumo (‘pero mucho, mucho…’) es saludable, como si fuera lo mismo que zamparse una naranja a bocados. De hecho, muchos de los que ahora son padres, y que eran niños en aquella época, piensan exactamente lo mismo.

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Legumbres y niños: todo lo que tienes que saber

Legumbres

Fuente: Pixabay

La alimentación infantil es una de las cosas que más quebraderos de cabeza provoca a los padres y las madres, sobre todo a partir de los seis meses de vida, momento en el que toca empezar a probar otras cosas distintas a la leche. Durante la alimentación complementaria, ese período de la vida en el que la leche sigue teniendo un papel muy importante, sin prisa pero sin pausa, se van incorporando los diferentes alimentos a la dieta de los niños, y entre todos los nutrientes nuevos las proteínas juegan un papel importante. Al llegar a los doce meses la leche deja de ser el alimento principal de la dieta del bebé, por lo que queda relegado a un papel complementario como fuente de nutrientes en la alimentación, y va a compartir dicho papel con otros alimentos dentro de lo que debería ser una alimentación sana y variada.

No nos equivocamos si decimos que la carne (pollo, ternera, pescado…) y el huevo son los alimentos en los que más piensa la gente cuando les preguntas por una fuente de proteínas para la dieta de sus hijos. En general, estos alimentos se incorporan pronto a la dieta de los niños durante esos meses que dura la alimentación complementaria, pero ¿y las legumbres? Mucha gente las relega a un segundo plano y tarda en introducirlas, a pesar de ser una excelente fuente de proteínas con la peculiaridad de que, al ser de origen vegetal, son muy saludables.

En este post os contamos los aspectos más importantes que debéis conocer sobre las legumbres y la dieta de los niños.

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Vacuna del papiloma en niños

chico movil

Fuente: Pixabay

En el año 2008 se incorporó al calendario sistemático en España la vacunación en niñas frente al virus del papiloma humano (VPH). Este virus constituye la enfermedad de transmisión sexual más frecuente, estimándose en diferentes estudios que puede llegar a afectar hasta un 80% de mujeres a lo largo de su vida. Por fortuna, es una infección que en la mayoría de los casos es transitoria sin que de lugar a ningún tipo de síntomas. Sin embargo, hasta en un 10% de esas mujeres la infección se hacer persistente, lo que constituye un factor de riesgo para la aparición de neoplasias, sobre todo a nivel de cuello de utero. De hecho, en el 100% de estos cánceres (el segundo tipo de cáncer más frecuente en mujeres después del de mama) está implicada esta infección, lo que traducido en datos supone cerca de 700 muertes al año en España por esta causa. Pero, además, el VPH está implicado en la aparición de verrugas genitales, tanto en mujeres como en varones.

En este contexto, la vacuna contra el VPH nació con un claro objetivo: disminuir la incidencia de este tipo de cáncer en mujeres. A esta estrategia se sumaría un cribado de detección precoz del VPH, lo que junto a la vacunación universal de las mujeres podría evitar para el año 2050 cinco millones de muertes al año a nivel mundial y la disminución de la incidencia de esta patología en un 47%, según datos de la Organización Mundial de la Salud. A día de hoy, más de 100 países en todo el mundo están ya vacunando a las niñas contra este virus.

Hay que reconocer que esta estrategia de vacunación universal a niñas es un gran avance, pero si tenemos en cuenta que el trasmisor habitual de la infección a la mujer es el varón, cuanto menos parece que falta algo: la vacunación de los niños. En este sentido, multitud de asociaciones, como la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Española de Vacunología y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, por nombrar solo algunas a nivel nacional, se han posicionado sobre la importancia de vacunar también a los niños como parte de esa estrategia para disminuir la infección por VPH en mujeres.

Pero además, no hay que desdeñar que los varones también pueden sufrir los efectos del VPH, ya que ellos también son susceptibles a la aparición de verrugas y de otros cánceres, como todos aquellos de cabeza y cuello y de ano, en los que este virus juega un papel fundamental.

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Los niños no cogen frío

Una de las grandes cosas que se ha conseguido en este año y pico que llevamos de pandemia COVID es que la gente entienda que para contagiarse hace falta otra persona que transmita el virus. De hecho, todos sabemos que si entras en contacto estrecho con una persona positiva debes guardar cuarentena durante unos cuantos días por si te has podido contagiar. La verdad es que el esfuerzo divulgativo que se ha hecho a este respecto desde perfiles sanitarios y medios de comunicación ha sido muy grande y, en mi opinión, el mensaje de que este puñetero virus se transmite de persona a persona ha calado muy bien en la sociedad. Es cierto que podríamos discutir y abrir un debate sobre si este virus se transmite más por aerosoles, por gotículas, por fómites o sobre si la mascarilla es realmente necesaria en espacios abiertos en los que podemos mantener la distancia social de seguridad, pero en ese supuesto debate hay una cosa tan clara como el agua de una fuente: si no hay de por medio una persona que tiene el virus y que se lo transmite a otra persona, el contagio no es posible. Es decir, es necesario que el virus pase de una persona a otra.

Perdonad que me haya extendido un poco en la introducción de este post, pero creo que era necesario poner las cosas en contexto, porque hay una cosa que no acabo de comprender: ¿por qué la gente entiende perfectamente que la COVID, que es una enfermedad provocada por un virus, se transmite entre personas, pero sigue pensado que sus hijos han debido coger frío cuando se acatarran, cuando los catarros son también enfermedades infecciosas provocadas por virus?

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Desarrollo neurológico infantil: mitos y leyendas

Bebe presión palmar

Fuente: GTRES

Aunque nos ha llevado nuestro tiempo decidirnos a escribirlo, aquí os traemos uno de los post más demandados por nuestros lectores. Nos habíamos resistido a escribir una entrada sobre neurodesarrollo infantil porque no nos gustan las típicas listas de hitos del desarrollo que un niño de tal o cuál edad debe cumplir en un momento determinado, ya que no se adaptan a la realidad de cada niño y podrían llevar a errores en la interpretación que hicieran unos padres concretos, con la consecuente preocupación excesiva, y seguramente innecesaria, en la mayoría de los casos.

Así que para evitar hacer listas, se nos ha ocurrido escribir esta entrada desde un punto de vista diferente, pero sin perder nuestra seña de identidad: un mitos y leyendas sobre desarrollo psicomotor de los niños. Aquí encontraréis información muy útil sobre los aspectos más importantes del apasionante desarrollo neurológico infantil que, aunque ocurre a lo largo de toda la infancia,  fundamentalmente, y de forma crítica, lo hace durante los primeros dos años de vida.

Pero antes de meternos en faena, dos aclaraciones previas que creemos muy importantes:

  • En primer lugar, el neurodesarrollo que se produce en estos primeros años de vida se realiza de forma progresiva, global y longitudinal. Es decir, nada ocurre en un momento concreto, de un día para otro, sino que lo hace a lo largo del tiempo y hasta la edad adulta. Por ello, es muy importante vigilar el desarrollo neurológico hasta que se completa el crecimiento del niño. El fin será un adulto autónomo en el ámbito físico, pero también en el emocional.
  • Y en segundo lugar, y no menos importante, el desarrollo neurológico ocurre en áreas motoras, afectivas y cognitivas; es decir, un niño tiene que desarrollar por igual las capacidades motoras (gatear, correr, dibujar…), las cognitivas (hablar, comprender, aprender a leer, sumar…) y las emocionales (extrañar a sus seres queridos, reconocer sus figuras de apego, jugar con iguales, socializar…).

Y teniendo estas dos cosas en mente, veamos que hay de cierto y de falso en esas creencias populares tan arraigadas en la cultura popular.

1. Todos los bebés sonríen cumplido el mes de vida. FALSO

Aunque la realidad es que en torno a las 4 semanas de vida los bebés inician lo que los pediatras llamamos sonrisa social, es decir, sonríen como respuesta a la sonrisa de sus conocidos (por ejemplo, cuando su mamá se acerca y le sonríe), algunos lo harán antes y otros después, con un límite de normalidad para iniciar esta sonrisa de hasta los 2 meses de vida.

2. En las revisiones del pediatra con un simple vistazo se puede valorar cuál es el desarrollo neurológico del bebé. VERDADERO (y falso)

Muchas de las valoraciones que realizamos los pediatras en relación al desarrollo neurológico precisan solamente de una observación indirecta, tranquila y minuciosa de la actitud y comportamiento de los niños, sin que sea necesaria una exploración exhaustiva en cada visita. Además de esta mera observación, cuando algo nos llama la atención, será necesario tocar y explorar al bebé, por ejemplo, si necesitamos ver la fuerza o el tono de los músculos que tiene o valorar cómo son los reflejos primitivos.

3. Los niños nacidos prematuros tardan más en realizar los hitos del desarrollo. FALSO

Los bebés prematuros llegan a los hitos del desarrollo a la misma edad que los bebés que no son prematuros si tenemos en cuenta su edad gestacional corregida. Es decir, realizarán esos hitos cuando les toca, lo que implica más tiempo desde que nacieron, pero porque nacieron antes de tiempo. Esto quiere decir que, por ejemplo, un niño prematuro de 32 semanas (unos 7 meses de embarazo), a los 2 meses de vida desde el nacimiento, en realidad es como si acabara de nacer para un bebé a término, por lo que cabe esperar que con estos dos meses realice los hitos del desarrollo de un recién nacido no prematuro y no los de un bebé de 2 meses de edad.

4. Si mi bebé no sostiene bien la cabeza con 3 meses debo consultar con el pediatra. VERDADERO

Se considera que todos los niños a esta edad deben tener un buen sostén cefálico, es decir, que cuando están erguidos no precisan de ayuda para mantener la cabeza en línea con el eje del cuerpo. El hecho de que no esté presente a esta edad nos puede indicar la existencia de algún problema, como la hipotonía, y requieren valoración especializada e inicio de tratamiento precoz.

5. Es normal que el bebé mantenga las manos cerradas en los primeros 3 meses de vida y reaccione cerrando el puño cuando algo se le acerca a la mano. VERDADERO

Esto se conoce como reflejo de presión palmar y está presente en todos los niños al nacimiento, pero debe desaparecer durante los primeros meses de vida, en general en torno a los 3 meses.  Su persistencia se considera un signo de alarma que puede indicar hipertonía, muy característico de los niños con Parálisis Cerebral Infantil (PCI). Además, hacia los 5-6 meses deben ser capaces de coger cosas de forma voluntaria, es decir, agarrar objetos que tienen a su alcance, como por ejemplo un mordedor que se les ofrece.

6. Todos los bebés balbucean a los 6 meses. FALSO

El inicio del balbuceo no imitativo con sonidos de vocales suele producirse hacia los 3-4 meses de edad. Un poco más tarde, a partir de los 6-7 meses inician el balbuceo imitativo (repiten lo que dice su papá o su mamá, como por ejemplo pa-pa-pa o ma-ma-ma-ma). La ausencia de este parloteo imitativo a los 12 meses de edad se considera un signo de alarma en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.

7. La mayor parte de los bebés consiguen mantenerse sentados de forma estable a la edad de 7 meses. VERDADERO

La sedestación pasiva, es decir, que un bebé se mantengan estable al colocarlo sentado suele estar presente hacia los 6-7 meses. Este hito del desarrollo resulta muy útil, por ejemplo, para que empiecen a alimentarse con trozos por ellos mismos. Algunos niños podrían tardar algo más en mantenerse sentados, considerando como signo de alerta que no lo hagan a la edad de 9 meses. La sedestación activa, cuando el bebé consigue ponerse sentado por sí mismo, ocurre más adelante, hacia los 9-10 meses, generalmente desde una postura de boca abajo a sentado.

8. Si mi pediatra dice que todo es normal sin valorar bien a mi bebé, pero yo veo que algo no va bien debo esperar. FALSO

Cuando un padre manifiesta que le preocupa algún aspecto del desarrollo neurológico de su bebé es importante que el pediatra realice una exploración minuciosa y que los padres confíen en las conclusiones de esa valoración. Sin embargo, ante la ausencia de esa valoración minuciosa y, sobre todo, si ésta no se ha realizado, nunca está de más buscar un profesional que pueda valorar a vuestro hijo (otro pediatra, un neuropediatra, un fisioterapeuta infantil o un logopeda infantil según sea el motivo de consulta que nos preocupe).

9. Puedo saber si mi hijo va a ser diestro o zurdo antes de los 2 años de edad. FALSO

Hasta los 2 años de edad el cerebro no empieza a tener una preferencia en el uso de una mano u otra. A partir de aquí se puede empezar a intuir qué mano utiliza un niño con más destreza, pero no será hasta los 5 años cuando realmente se defina sin son diestros o zurdos. Si desde los primeros meses de vida observáis que vuestro bebé usa preferentemente una de las manos debéis consultar sin demora con el pediatra.

10. Todos los bebés gatean antes de empezar a caminar. FALSO

Aunque la realidad es que la mayoría de los niños gatean -o realizan algún equivalente, como el arrastre- hasta el 18% de los niños son capaces de saltarse la etapa de gateo y pasar directamente a la bipedestación y marcha liberada, es decir, ponerse de pie y echar a andar. Esta bipedestación normalmente aparece hacia los 12 meses de edad.

11. Es normal que el bebé llore cuando se queda con personas que no conoce a partir de cierta edad. VERDADERO

Esto se conoce como ansiedad de separación y se produce porque el bebé reconoce cuál es su figura de apego y se muestra en desacuerdo con el hecho de separarse de ella. Si a partir de los 9-12 meses no aparece este tipo de respuesta cuando la figura de apego desaparece, por ejemplo, cuando un niño de esta edad muestra indiferencia cuando su madre o su padre le dejan a cargo con una persona ajena al entorno familiar o con un cuidador con el que el bebé todavía no está familiarizado, se considera un signo de alarma en el desarrollo de la esfera social y afectiva. En estos niños es importante valorar otros aspectos en esta esfera del desarrollo como son el interés en el entorno y en las personas que rodean al niño, la fijación de la mirada con el adulto cuando le habla, la respuesta a su nombre o la ausencia de juego simbólico a los 3 años de edad. Todos estos son signos que si aparecen podrían sugerir la existencia de un Trastorno del Espectro Autista (TEA).

12. Cuando existe alguna alteración en el desarrollo psicomotor infantil, lo más importante para mejorar el pronóstico es realizar atención temprana, sea cual sea la esfera del desarrollo afectada. VERDADERO

Y este es el mensaje con el que de verdad queremos que os quedéis tras leer este post. La mayoría de los niños con factores de riesgo de presentar un retraso psicomotor, es decir, aquellos niños en los que por sus condiciones es esperable que presenten cierto grado de retraso psicomotor, por ejemplo, los recién nacidos prematuros, los que presentan lesiones cerebrales, los niños con diagnóstico de enfermedades genéticas o metabólicas, suelen iniciar apoyo y seguimiento muy estrecho desde el diagnóstico de su enfermedad, incluso desde el mismo nacimiento. Se sabe que el pronóstico neurológico de estos niños mejora cuanto más precoz sea el tratamiento rehabilitador con estimulación, fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, y que lo realizan de forma exquisita en los Centros de Atención Temprana.

El problema aparece cuando, a pesar de no tener un diagnóstico previo, un niño cualquiera comienza a presentar signos de alerta, como los que os acabamos de contar en este post. Esos signos de alarma deben poner en alerta a los pediatras, pero también a los padres, ya que es muy importante detectarlos de forma precoz para empezar a estudiar el origen de esa alteración, pero también a intervenir con tratamiento en Atención Temprana, con el objetivo principal de minimizar las secuelas y conseguir el mejor pronóstico neurológico posible para la vida futura de estos niños, incluso aunque todavía no se haya puesto nombre a lo que le pasa al niño.


En definitiva, en estas líneas hemos intentado resumir cuáles son los puntos del desarrollo neurológico de los bebés que a nuestro parecer son útiles que los padres conozcan, aunque somos conscientes de que nos dejamos muchas cosas en el tintero. Sinceramente, creemos que es mejor que los padres conozcáis cuales son los signos de alerta que deben hacer saltar las alarmas, más que que tengáis pegada en la nevera una lista con cosas que vuestro hijo debe hacer a tal edad y que, muy probablemente, no cumplan con los tiempos establecidos.

Si os ha interesado el tema del neurodesarollo infantil, os recomendamos otras dos entradas que tenemos escritas y que abordan el desarrollo del lenguaje y de la marcha en los niños, que completan muy bien mucha de la información respecto a este apasionante mundo del neurodesarrollo.

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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Y ya por último, os animaos a ver este directo de Instagram en el que participó Elena junto a Belén, fisioterapeuta de Little by Little (seguro que ya la conocéis por su perfil @littlebylittlefisioterapia) en el que abordaron el tema del desarrollo psicomotor.

 

¿Qué es la criptorquidia?

Bebé

Fuente: Pixabay

Cada cierto tiempo aparece un niño por la consulta a realizar la revisión del recién nacido y durante la exploración no somos capaces de palpar uno o los dos testículos en su sitio, es decir, en la bolsa escrotal. Como es normal, esto genera muchas preguntas, sobre todo acerca de si ese testículo que no sabemos dónde está acabará apareciendo o si afectará en el futuro a la fertilidad del niño.

Esto del testículo que no se palpa en su sitio es lo que se conoce como criptorquidia, palabra que proviene del griego y que hace referencia a ‘testículo escondido’. Hoy dedicamos este post a explicaros en qué consiste y a resolver las dudas más frecuentes.

¿Por qué se produce la criptorquidia?

El desarrollo de los testículos comienza pronto en la etapa fetal, primero a nivel abdominal, en donde se empiezan a formar, y más tarde, de forma progresiva, descienden a través del canal inguinal hasta el escroto, la cuál es su posición definitiva. En el caso de que a un recién nacido no se le palpe uno de los testículos en dicha bolsa escrotal hablaríamos de criptorquidia.

En al mayoría de las ocasiones no se puede establecer la causa de por qué se ha producido, aunque se postulan diferentes teorías en las que estarían implicados defectos genéticos, hormonales y mecánicos que, en un determinado momento del desarrollo testicular alteren su descenso normal al escroto quedando en una posición alta (en el abdomen) o intermedia (en el canal inguinal). A diferencia de otras patologías urológicas de la infancia, la criptorquidia no suele asociarse a otras malformaciones.

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Alergia a la leche, ¿en qué consiste esta enfermedad?

Leche

Fuente: Pixabay.

La información sobre la alergia a la leche en niños, o más bien a las proteínas de la leche de vaca, es uno de los temas más demandados tanto por los lectores de nuestro blog como por los pacientes que se ven aquejados por esta enfermedad y que atendemos en nuestras consultas. Esta enfermedad afecta al 2,5% de los niños menores de 2 años, frecuencia que como veis no es nada desdeñable. Así que tras casi cuatro años de vida de esta bitácora, nos hemos liado la manta a la cabeza y por fin hemos escrito el post que tanto tiempo llevaba escrito en nuestra cabeza. Con él intentaremos dar respuestas a muchas de las dudas que nos planteáis y esperemos que la información que encontréis aquí os resulte realmente útil.

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