¿Por qué es tan importante el hierro en la alimentación de los niños?

Hierro sartén

Fuente: Pixaby

El déficit de hierro, conocido como ferropenia, se trata de la carencia de origen nutricional más frecuente en la población mundial, la cual afecta fundamentalmente a los niños menores de 5 años de edad. Este es sin duda uno de los caballos de batalla de los pediatras y de los padres, ya que ese déficit de hierro depende mucho de la alimentación que reciben los niños, llegando a afectar al 3% de todos los niños.

En este post os explicamos qué es la anemia y la ferropenia y qué podemos hacer para prevenirlas.

¿Qué es el hierro?

El hierro es un micronutriente procedente de la dieta y es fundamental para el crecimiento y desarrollo de los órganos y tejidos del ser humano, y como no, de extrema importancia en los primeros años de vida de los niños, incluido el periodo que corresponde a la gestación. La importancia del hierro es tal que su déficit en los dos primeros años de vida se relaciona con problemas en el neurodesarrollo y aprendizaje a largo plazo.

El hierro es el componente principal del grupo HEMO, estructura fundamental de la proteína hemoglobina, cuya función es necesaria para el transporte de oxígeno desde la sangre a los tejidos. Gracias al hierro el oxígeno se une a la hemoglobina.

Los recién nacidos conservan depósitos de hierro suficientes para los primeros meses de vida gracias a la transferencia de este mineral durante el embarazo a través de la placenta, sobre todo en los últimos meses de gestación. Aquí el papel de la madre es muy importante, ya que precisa tener buenas reservas de hierro para poder generar depósitos suficientes en el futuro recién nacido. Por todo esto, los recién nacidos prematuros, a los que nos les ha dado tiempo suficiente a acumular suficiente hierro durante el embarazo, van a hacer siempre, o casi siempre, anemia por déficit de hierro, motivo por el que está indicada la suplementación con hierro en estos niños durante los primeros meses de vida hasta el inicio de la alimentación complementaria.

La importancia del pinzamiento retardado del cordón umbilical al nacimiento

De sobra son conocidos los beneficios del pinzamiento tardío o retardado del cordón umbilical al nacer. Las recomendaciones actuales dicen que al menos debe pasar 1 minuto desde el nacimiento del recién nacido hasta clamplar o cortar el cordón de la placenta.

Esta maniobra, además de permitir una transición al medio externo desde el útero más fisiológica, aumenta el volumen de sangre que llega al bebé desde la placenta, lo que a la postre mejora los depósitos de hierro del bebé. De esta forma, el pinzamiento retardado del cordón umbilical resulta un método útil de prevención de ferropenia y anemia en edades posteriores.

El hierro en la alimentación de los niños

Con todo lo que llevamos escrito hasta aquí, ya queda claro que tener aportes y depósitos de hierro suficientes va a ser fundamental para el desarrollo de los más pequeños de la casa.

La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida, y mantenerla hasta los 2 años o más junto con la alimentación complementaria, siendo la leche el alimento principal del lactante durante todo el primer año de vida.

La leche materna, aunque contiene menor cantidad de hierro que la de vaca, tiene mejor biodisponibilidad, esto quiere decir que de todo el hierro que aporta la leche materna se absorbe solo un 50% frente al 10% de la de vaca. Por ello la probabilidad de presentar una anemia carencial por déficit de hierro durante los primeros 6 meses de vida en niños sanos alimentados con leche materna exclusiva es muy poco probable.

En el caso de los niños alimentados con fórmula, las directrices al inicio de la alimentación complementaria son las mismas que para los de lactancia materna. La diferencia con éstos es que, dado que la disponibilidad del hierro de las leches de fórmula es menor, es decir se absorbe en menor cantidad por el intestino, este tipo de leches contienen suplementos de hierro que hace que también sea muy poco probable que los niños que realizan lactancia artificial presenten carencia de hierro durante los primeros meses de vida.

Sea cuál sea la lactancia recibida, a partir de los 6 meses de vida la leche ya no es capaz de cubrir todas las necesidades nutricionales de los niños, y el hierro no es una excepción. Por ello, es importante  incorporar alimentos distintos a la leche a partir de esta edad para asegurar al menos un aporte de 1 mg/kg/día de hierro. De todas formas, si nos leéis habitualmente, sabréis que no nos gusta que andéis mirando cuánto de esto o de aquello contiene cada alimento, ya que en general, si la alimentación que reciben los niños es variada, se alcanzan las necesidades diarias de hierro sin mayor problema.

De todas maneras, para que no andéis buscando por ahí, os dejamos a continuación una lista con los alimentos que aportan mayor cantidad de hierro:

  • La carne (tanto la roja, como la blanca, así como algunos pescados, como el salmón y el atún)
  • Las legumbres, de las cuales las lentejas y la soja destacan entre todas ellas.
  • El huevo, en donde el hierro se encuentra en la yema del mismo.
  • Las verduras de hoja oscura, como el brócoli y las espinacas.
  • Algunos frutos secos, como las nueces y los pistachos.
  • Los moluscos, entre los que destacan las almejas y los berberechos
  • Algunos cereales, como la sémola de trigo, la avena y la quinoa. Además, la mayoría de los cereales infantiles preparados (tanto los dextrinados como los que no lo son) contienen en su mayoría suplementos de hierro.

Un problema con el que nos encontramos con todo esto del hierro es que la leche, que como recomienda la OMS debe seguir siendo el principal alimento de los niños durante el primer año de vida, inhibe la absorción de hierro desde otros alimentos. Por este motivo, se recomienda separar las tomas de leche del consumo de los alimentos ricos en hierro para no alterar su absorción. Por otro lado, hay una serie de alientos que mejoran la absorción del hierro, sobre todo los cítricos, como por ejemplo la naranja; por ello, es muy recomendable que después de que un niño se haya zampado un alimento con alto contenido en hierro, tome de postre esta fruta, por ejemplo, tras un plato de verduras con carne, una naranja a bocados le va genial para favorecer esa absorción de hierro.

¿Cuáles son los efectos del déficit de hierro?

Hemos dejado para el final lo que supone que un niño tenga el hierro bajo. Como ya comentamos al principio, la ferropenia, es decir, el hierro bajo, es la carencia de origen nutricional más frecuente en toda la población, incluidos los niños (sobre todo por debajo de los 2 años de vida). Cuando los depósitos de hierro se mantienen bajos durante un tiempo suficiente, se acaba desarrollando una anemia ferropénica.

Esta anemia implica que el cuerpo no es capaz para generar glóbulos rojos -aquellos simpáticos personajes de La Vida es Así que acarreaban a sus espaldas burbujas de oxígeno- en cantidad suficiente lo que conlleva un descenso de la hemoglobina. Esto no solo tiene consecuencias en el transporte oxígeno en la sangre, sino que tiene efectos directos sobre el crecimiento en peso y talla, así como en el desarrollo cognitivo y en el funcionamiento cerebral en momentos tan decisivos de la vida como son la infancia y la adolescencia.

Como os podéis imaginar, estos son los motivos por los que los pediatras prestamos tanta atención al tipo de alimentación que reciben los niños, así como qué cantidad y frecuencia consumen productos ricos en hierro. Por otro lado, también estamos siempre ojo avizor al crecimiento, al desarrollo neurológico y al sueño de cada niño para poder detectar de forma precoz una anemia o una ferropenia en la infancia.

En el caso de que diagnostiquemos un déficit de hierro, tanto demostrado en una analítica o simplemente sospechada tras una detallada historia clínica y una exploración física, no os preocupéis porque tiene fácil solución. Habitualmente se utilizan suplementos de hierro oral durante unos pocos meses, los cuales suelen ser bien tolerados por los niños con muy pocos efectos secundarios.


En resumen, la anemia ferropénica y la ferropenia aparecen frecuentemente durante la infancia, siendo el origen nutricional la causa más habitual. Es importante que una vez que se inicia la alimentación complementaria no nos olvidemos de asegurar una ingesta adecuada de hierro con un consumo diario y frecuente de alimentos ricos en este mineral. Los efectos a corto y largo plazo no solo tienen que ver con el estancamiento de peso y talla en los niños sino también con  el desarrollo neurológico.

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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