Los niños no cogen frío

Una de las grandes cosas que se ha conseguido en este año y pico que llevamos de pandemia COVID es que la gente entienda que para contagiarse hace falta otra persona que transmita el virus. De hecho, todos sabemos que si entras en contacto estrecho con una persona positiva debes guardar cuarentena durante unos cuantos días por si te has podido contagiar. La verdad es que el esfuerzo divulgativo que se ha hecho a este respecto desde perfiles sanitarios y medios de comunicación ha sido muy grande y, en mi opinión, el mensaje de que este puñetero virus se transmite de persona a persona ha calado muy bien en la sociedad. Es cierto que podríamos discutir y abrir un debate sobre si este virus se transmite más por aerosoles, por gotículas, por fómites o sobre si la mascarilla es realmente necesaria en espacios abiertos en los que podemos mantener la distancia social de seguridad, pero en ese supuesto debate hay una cosa tan clara como el agua de una fuente: si no hay de por medio una persona que tiene el virus y que se lo transmite a otra persona, el contagio no es posible. Es decir, es necesario que el virus pase de una persona a otra.

Perdonad que me haya extendido un poco en la introducción de este post, pero creo que era necesario poner las cosas en contexto, porque hay una cosa que no acabo de comprender: ¿por qué la gente entiende perfectamente que la COVID, que es una enfermedad provocada por un virus, se transmite entre personas, pero sigue pensado que sus hijos han debido coger frío cuando se acatarran, cuando los catarros son también enfermedades infecciosas provocadas por virus?

La verdad es que resulta curioso que todos hayamos entendido que la COVID se contagia de persona a persona, pero que este conocimiento no haya tenido un impacto en la compresión de los padres de que el resto de enfermedades provocadas por virus también se transmiten de persona a persona. De hecho, durante este tiempo no he atendido a ninguna familia que me haya dicho ‘la COVID de mi hijo ha debido ser consecuencia del frío que pasamos ayer al pasear por el campo, que no se quiso poner la chaqueta’ o ‘seguro que la COVID se la ha cogido por dormir con la ventana abierta’. Sin embargo, estas dos situaciones que ejemplifican lo que nos quieren transmitir los padres cuando dicen que sus hijos han cogido frío, las seguimos viendo de forma muy frecuente en consulta: ‘Manolito ha debido coger frío porque ayer iba en manga corta y hacía un frio de aúpa, y claro, hoy esta con 39ºC, tos y mocos…’ o ‘Lola no quiso ayer secarse el pelo después de ducharse, y estoy segura que ha debido coger frío esta noche porque se ha levantado con 40ºC de fiebre y dolor de garganta…’.

Vaya por delante que los síntomas que puede provocar en niños la COVID son indistinguibles de un simple catarro, o si preferís llamarlo de otra manera, de un resfriado. Y vaya también por delante que un catarro y un resfriado son la misma enfermedad, aunque en ocasiones nos refiramos a ella con uno u otro nombre. Creo que ya lo he dicho, pero lo vuelvo a repetir, los catarros/resfriados son enfermedades de causa infecciosa provocadas por un virus, y, por tanto, es necesario que alguien te haya contagiado el virus que lo provoca.

Es muy probable que la creencia popular de que si los niños (y los adultos) cogen frío se acatarran venga de ese otro nombre que le damos a este tipo de infección respiratoria de vías altas, porque, no lo voy a negar, pensar que un resfriado lo provoca el frío es una asociación mental sencilla y sin fisuras, porque si no ¿por qué lo llaman resfriado si no tiene nada que ver con el frío?

A nadie se le escapa que en invierno hace frío y que la mayoría de los catarros suceden durante esta época del año. La explicación a esta asociación temporal es muy sencilla. Por un lado, porque durante esos meses es cuando más virus que causan catarros circulan entre la población, entre los cuales el rinovirus es el rey. Pero, además, durante el invierno solemos realizar más actividades en interiores en donde el contacto entre personas es más estrecho y, por tanto, más fácil es contagiarse. Imaginaos una clase de una escuela infantil en invierno en la que hay 10 ó 15 niños pequeños compartiendo el mismo espacio; y ahora imaginaos a los mismos niños, pero en primavera o verano, tiempo en el que suelen realizar muchas actividades junto a sus compañeros al aire libre. En el caso de que alguno de esos niños estuviera contagiado de un virus, creo que todos afirmaríamos que es más sencillo que sus compañeros de clase se contagien en invierno que en verano.

Además, durante los meses fríos del año las personas somos más susceptibles a contagiarnos de los virus que circulan en ese momento, sobre todo porque con el frío y la humedad, las defensas de nuestro cuerpo responden peor ante las infecciones. Dicho de otra manera, cuando hace frío, los mecanismos inmunológicos que tiene nuestro cuerpo para defenderse de los virus actúan peor que cuando hace calor, como si estuvieran más perezosos. Si juntamos este hecho con que en invierno circulan más virus entre la población, la tormenta perfecta está asegurada. Si os preocupa eso de que las defensas puedan estar más perezosas durante esta época del año, lo mejor que podéis hacer es seguir una dieta variada y saludable y realizar ejercicio moderado (ambos hábitos de vida han demostrado que mejoran el estado inmunológico de las personas).

Pero insisto, que no quiero que mezcléis cosas, si no hay virus de por medio, por mucho frío que haga es imposible contraer un catarro. Como suelo decir para ponerle un poco de humor a esta explicación, si te vas a hacer una expedición en solitario al polo norte en bañador y chancletas es muy probable que pases mucho frío y mueras de una hipotermia, pero en ningún caso tendrías un catarro al no haberte cruzado con nadie que te pueda contagiar.

Por ir cerrando el tema, me gustaría ahondar un poco más en eso a lo que la gente llama coger frío. Si hace unos párrafos os decía que es un hecho que los catarros los provocan virus, también es un hecho que si alguien hace una actividad en donde hace frío o mucha humedad es muy probable que al rato se ponga a moquear y que se pase así unas horas hasta que todo vuelve a la normalidad, incluso que esos mocos le provoquen algo de tos o que se sienta con frío aunque no le suba la fiebre. Estos síntomas son muy similares a los de un catarro, y en el inicio de los mismos es prácticamente imposible diferenciar si alguien está así porque se ha enfriado o es que está comenzando con un catarro.

Sin embargo, esa tos y esos mocos provocados por el frío durarán a lo sumo unas pocas horas, mientras que un catarro es un cuadro clínico más florido en el que la tos y los mocos duran más tiempo e, incluso, suele aparecer fiebre durante varios días. Visto desde otro punto de vista, de lo que no debería haber duda es de que un niño que lleva un par de días con fiebre, tos y mocos lo que tiene es un catarro provocado por un virus y no es que que haya cogido frío unos días antes.

Para acabar, tengo que romper una lanza a favor de todos los padres y las madres que siguen pensando que el frío, dormir con el pelo mojado o haberse destapado en la cama, caminar descalzo o no ponerse una bufanda para salir a la calle es la causa de que cada dos por tres un chavalín de corta edad esté acatarrado y no piensen que lo que está ocurriendo es que se esté contagiando cada poco tiempo de los virus que causan los catarros. Es cierto que en muchas ocasiones sigo escuchando estas explicaciones de boca de mis compañeros y, por tanto, es normal que mucha gente que recibe así esta información siga creyendo que en esa explicación mágica está la causa de lo que les pasa a sus hijos. Desconozco el motivo por el que los médicos siguen dando estas explicaciones, quizá sea porque es más fácil decir ‘ha cogido frío’ que contar todo lo que aquí habéis podido leer, pero no debería ser así, porque, y ya no lo digo más, los catarros los provocan los virus que nos vamos pasando unos a otros.

Sé de sobra que esté post es un brindis al sol y que el mensaje que os quiero transmitir calará solo en unos pocos. Aún con todo, espero que artículos como este vayan sumando conocimiento poco a poco sobre lo que nos pasa cuando nos acatarramos. Solo de esta forma las generaciones futuras afrontarán desde el conocimiento las enfermedades de sus hijos.

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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Bibliografía

 

6 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Mora

    El el artículo indicáis: cuando hace frío, los mecanismos inmunológicos que tiene nuestro cuerpo para defenderse de los virus actúan peor que cuando hace calor, como si estuvieran más perezosos.
    De esto se deduce que el frío sí facilita el ponerse «malo». Sin virus está claro que nadie se resfría, pero cogiendo frío facilítamos la disminución de defensas, lo cual, indirectamente, sí producirá ese resfriado.

    19 abril 2021 | 3:09 pm

  2. dospediatrasencasa

    Hola Mora!!
    El silogismo que hace no es correcto, porque por mucho frío que haga y por mucha bajada defensas que haya, si no hay virus no hay catarro. Es decir, el virus es lo que condiciona todo el proceso, con fio o sin él,porque la susceptibilidad (que haga frio) no implica que te acatarres, solo te predispone a contagiarte con mas facilidad de un virus.
    Un saludo

    19 abril 2021 | 5:44 pm

  3. Dice ser Manolo

    Me ha gustado la entrada, muy entretenida. Aún quedando claro que la causa de la infección no es otra que un contagio causado por el contacto con una persona infectada, ¿No es cierto que las defensas de unas persona que haya sido infectada puedan tener a ralla la enfermedad en condiciones normales y, entonces, al exponer al cuerpo a unas condiciones desfavorables como pueda ser el frío, bajen las defensas y la infección se propague? Al menos es así como yo lo entiendo. Efectivamente la premisa que el frío causa la infección es falsa, pero pensar que la exposición al frío no tiene efecto alguno tampoco es correcta (que ya sé que no lo decís explícitamente, pero de la ridiculización de las primera pudiera entenderse la segunda)
    Saludos

    19 abril 2021 | 9:23 pm

  4. Dice ser Mora

    En mi comentario anterior ya he dado por hecho que sin virus no hay catarro. Sin embargo, me parece irresponsable pensar que el frío no tenga ningún valor. A pesar de que el virus sea el causante final, si nos cuidamos (y no pasamos frío) será más fácil evitar cualquier enfermedad. Durmiendo con el culo al aire y el pelo mojado estamos facilitando que ese virus que ya hemos cogido sea demasiado fuerte para nuestras defensas y acabemos con un buen catarro.

    19 abril 2021 | 10:03 pm

  5. Dice ser tranquilitamente

    muchas gracias por el artículo, a mi me ha quedado clarísimo.
    si creíais que predicábais en el desierto, he aquí un oasis. 🙂
    PD: esto no hará que la chaquetita no haya que ponérsela cuando refresque, que una madre es una madre, pero ya lo diré desde otro plano..

    20 abril 2021 | 2:12 pm

  6. Dice ser Liz

    Claro que los niños cogen frío, si no, porque existen gorros, guantes, bufandas y prendas de abrigo?

    27 agosto 2021 | 8:53 pm

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