Ojalá no hubiera existido el primo cachas que tomaba zumos

Zumo

Fuente: Pixabay

Para entender lo que van a leer a continuación debemos hacer primero un viaje en el tiempo. Un viaje que nos sitúa a principio de los años 80 del siglo pasado. Una época marcada por el cambio y la apertura de la sociedad española al ritmo de la música de la movida madrileña y eventos como el Mundial de Fútbol de 1982, el cual se jugaba en nuestro país y que tenía por mascota a una graciosa fruta como emblema nacional: Naranjito. Sin embargo, en esa década sucedió algo que sigue grabado a fuego en el cerebro de muchos padres y madres que tenían hijos por aquella época y que se podría resumir en esta frase: si quieres que tu descendencia crezca sana y fuerte, lo mejor que puedes hacer es darle zumo de frutas.

Y es que en el año 1986 salía al mercado una línea nueva de productos: zumos procedentes de fruta 100% exprimida que se pasteurizaba para luego envasarse en unos modernos tetrabrick y así aumentar su tiempo de conservación. Creo que no es necesario recordarles que la imagen de la campaña de marketing de dichos productos era un chavalote alto y fornido que sujetaba en sus manos un ejemplar de dicho zumo y que parecía que lo bebía a todas horas. Lo que viene siendo un Popeye, pero con zumo en vez de espinacas. Ese adolescente era representado en los anuncios como el primo alto y fuerte de un niño más joven que él.

Hay que reconocer que la campaña de marketing asociada a este producto es magnífica. En 30 segundos de anuncio vemos como un niño delgaducho esta recibiendo las burlas de un niño más grande que él; burlas de las que se defiende diciendo que va a avisar a su primo, un primo que bebía zumo (‘pero mucho, mucho…’). A continuación se suceden los eslóganes típicos de este tipo de campañas publicitarias ‘…bebe fruta, bebe energía, puro zumo de frutas con toda la energía del sol…’, acompañadas de imágenes de frutas (naranjas y piñas). Después de que esas palabras se hayan instalado en nuestra cabeza, aparece el primo adolescente marcando músculo y con un tetabrick en la mano de la mencionada marca, lo que provoca que el niño abusador se achante y se vaya.

En esos 30 segundos de anuncio nos cuelan la idea de que tomar zumo es muy saludable y que conseguir que pasemos de ser un niño delgaducho y bajito a un adolescente cachas y guapetón que mide dos metros es cuestión de meterte unos cuantos zumos entre pecho y espalda. No quiero que piensen que esta campaña de marketing fue una iniciativa individual de esta marca, ya que mensajes publicitarios similares fueron lanzados a la sociedad desde otras marcas tanto, nacionales como internacionales.

Ahora, treinta y cinco años después, me aventuro a decir que esta campaña de marketing resultaría imposible que viera la luz. Sin embargo, los efectos de la campaña original, la de 1986, perduran hasta nuestros días. Los padres y las madres de aquella época, que a buen seguro son ahora abuelos y abuelas, siguen pensando que beber zumo (‘pero mucho, mucho…’) es saludable, como si fuera lo mismo que zamparse una naranja a bocados. De hecho, muchos de los que ahora son padres, y que eran niños en aquella época, piensan exactamente lo mismo.

El zumo no es fruta

La mencionada campaña de marketing consiguió dos cosas. Por un lado hizo creer a la sociedad que tomarse un zumo era lo mismo que comerse una fruta y, por otro, que tomar zumo en grandes cantidades era saludable. Ninguna de estas dos cosas es cierta, aunque a día de hoy muchas personas sigan pensando que esto es así.

Una de las grandes diferencias entre el zumo y la fruta son los azúcares que aporta cada uno. Muchos podrían pensar que si exprimo una naranja y me la bebo, estaré tomando exactamente los mismos nutrientes que si esa naranja me la como con cuchillo y tenedor. Y aunque en parte tienen razón, la forma en la que se encuentran esos nutrientes, sobre todo los hidratos de carbono, no es la misma cuando la fruta está entera que cuando la exprimimos, lo que a la postre provoca que su efecto en nuestro organismo sea completamente diferente.

Como en todos los alimentos, en la fruta encontramos diferentes nutrientes, como proteínas, grasas e hidratos de carbono, además de fibra y otros micronutrientes, como las vitaminas. Los hidratos de carbono son a lo que mucha gente suele llamar ‘azúcares’, y que en el caso de la fruta los encontramos en forma de fructosa. Cuando nos referimos a la fructosa dentro de una naranja (o de cualquier otra fruta) hablamos de ‘azucares intrínsecos’, es decir, los que se encuentran en su forma original en el alimento. Este tipo de azúcar es saludable y su consumo no tiene efectos negativos en la salud, de hecho, la fruta forma parte de lo que debería ser la base de la alimentación de las personas..

Pero veamos que pasa cuando exprimimos esa fruta. Los nutrientes que contienen son los mismos, es decir, en el vaso obtenemos un líquido que sigue conteniendo fructosa como hidrato de carbono, de hecho  en ese zumo hay la misma fructosa que en la pieza que fruta que hemos exprimido. Entonces, ¿por qué el zumo no es fruta? Lo que ha ocurrido al exprimir la naranja es que la fructosa en formato original (azúcar intrínseco) pasa a estar flotando en el zumo en forma de ‘azúcar libre’, es decir, pierde la relación molecular con otras estructuras de la fruta, sobre todo con la fibra a la que estaba unida. Y aunque la cantidad de fructosa que hay en una pieza de fruta es la misma que la fructosa que sale del zumo de esa fruta, la perdida de las relaciones de este hidrato de carbono con el resto de nutrientes de la fruta hace que sus efectos en nuestro organismo sean completamente diferentes.

Por eso, el zumo no es fruta, es otra cosa.

El índice glucémico

Cuando comemos un alimento con hidratos de carbono, sea fruta o cualquier otro, nuestro azúcar en sangre aumenta (en concreto la glucosa, que es el hidrato de carbono que maneja el cuerpo humano). La capacidad que tiene un alimento para elevar más o menos rápido la glucosa en sangre es a lo que se conoce como índice glucémico.

Esta escala está graduada del 0 al 100. Los alimentos con índice glucémico bajo elevan la glucosa de manera más lenta, mientras que los de índice más alto lo harían de forma rápida. En el extremo de la escala estaría situada la glucosa pura, el típico azúcar que se añade al café o la bollería, ya que es la que consigue elevar con mayor rapidez la glucosa en sangre de nuestro cuerpo. En general se considera que por debajo de 50 los alimentos tienen un índice glucémico bajo. Por si no lo saben y en condiciones normales, es preferible (más saludable) que tras una comida, el pico de aumento de glucosa en sangre sea lento, es decir, que no suba de golpe. Luego veremos por qué. Por tanto, aunque con matices, los alimentos con índice glucémico bajo son más saludables que los de índice glucémico alto.

La inmensa mayoría de las frutas tienen un índice glucémico bajo. Por ejemplo, las cerezas tienen un 22, la naranja un 35, la manzana un 38 o las uvas un 46. Sin embargo, los alimentos que contienen azúcares añadidos tienen índices glucémicos altos, como las galletas, que alcanzan un 70, o los típicos cereales de desayuno, que se acercan al 85. Siendo prácticos, el aumento en sangre de glucosa tras tomar una naranja es más lento y paulatino que tras tomar unas galletas.

Seguro que muchos de ustedes ya habrán caído en el truco de prestidigitador que les he hecho hace unos párrafos en el que explicaba que los azúcares de la fruta eran intrínsecos, mientras que los que flotaban en el zumo eran libres. Y seguro que muchos ya se habrán dado cuenta de que el índice glucémico de un zumo es muy superior al de la fruta de la que procede. De hecho, por hacer una comparación fácil, una naranja tiene un índice glucémico entorno a 35, mientras que su zumo (es decir, el zumo de esa misma naranja) se acerca a 70. Esto hace que la fruta en su estado original tenga un índice glucémico bajo, mientras que el índice de su zumo sea alto.

Aunque ya les he ido dando pistas, la elevación rápida en sangre de glucosa tiene efectos negativos para la salud, sobre todo cuando esa sobrecarga de glucosa se repite frecuentemente. Esto se debe a que, entre otras muchas cosas, el cuerpo detecta que en sangre tiene un exceso de energía que no necesita (la glucosa es la principal molécula de la que obtiene energía el cuerpo humano) en ese momento (glucosa alta), y pone en marcha varios mecanismos metabólicos para almacenarla, tanto en forma de glucógeno en el hígado, pero también en forma de grasa. Cuando una persona, sea niño o adulto, presenta elevaciones bruscas de glucosa en sangre de forma frecuente tiene más riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, como son el sobrepeso, la obesidad, la hipertensión arterial o la diabetes.

Si se están preguntando cómo puede ser que la naranja a bocados provoque unos efectos tan diferentes en el organismo a un zumo de naranja, la explicación es muy sencilla. En una naranja encontramos toda esa fructosa unida a la fibra en una estructura molecular que cuando la ingerimos, nuestro cuerpo debe procesar para poder ser absorbida; sin embargo, cuando exprimimos dicha naranja, esa estructura molecular se pierde, lo que hace que sean muy fáciles y rápidos de asimilar todos esos azúcares cuando nos bebemos un zumo de naranja.

Por todo ello, el zumo no es fruta. Además, el consumo frecuente de fruta es muy saludable, mientras que el consumo habitual de zumos (entre otros muchos alimentos con azúcares libres o añadidos) es perjudicial para la salud. Como persona que vive en este mundo, acepto el consumo muy puntual de algún que otro zumo (todos sabemos que están buenos y fresquitos), pero de ninguna manera deberían estar presentes es la alimentación habitual de un niño.

¿Y qué pasó con el famosos primo de los zumos?

Durante las décadas de los años 80 y los 90, la campaña de marketing del primo fornido siguió adelante con un éxito arrollador. Como se ha señalado al principio de esta publicación, en una gran parte del imaginario de la sociedad española encontramos que tomar zumo es saludable, casi igual que si tomaras fruta en su formato original, en parte por esta campaña publicitaria, pero también por otras muchas del sector alimentario que asociaron un producto con la imagen de alguien que era fuerte, alto y guapo. De hecho, estos anuncios trascendieron a la mera publicidad y se instalaron en la cultura popular. Porque, ¿quién no fanfarroneaba delante de sus colegas o intentaba cortejar a una chiquilla diciendo que estaba tan fuerte como susodicho primo, aunque no te hubieras tomado ni un solo zumo en tu vida?

Desconozco que pasó con ese adolescente que tomaba zumos a todas horas. Supongo que con el paso del tiempo, los creativos de marketing decidieron jubilarle de forma prematura. Mi mente fantasiosa me hace pensar que ese chico fuerte y cachas que no paraba de beber zumos de fruta es ahora un cincuentón con sobrepeso e hipertensión. Seguramente nadie le avisó que tomar tanto zumo no era bueno y que, a la larga, podía tener consecuencias negativas para su salud.

La verdad es que me entristecen mucho las campañas de marketing como la que aquí se ha comentado, en donde se asocia un producto alimenticio con unos supuestos beneficios para la salud que realmente no tiene. ¿Tanto hubiera costado que ese tiarrón del norte en vez de tomar zumos hubiera tomado naranjas a bocados? Si es que además lo tenían a huevo con el gancho del simpático Naranjito del Mundial de Fútbol que se había jugado por aquella época. Por desgracia no podemos cambiar el pasado, y la creencia popular de que los zumos son saludables seguirán con nosotros hasta que los milenials, que son de otra generación, tengan hijos. Por eso afirmo sin complejos que ojalá no hubiera existido nunca el primo cachas que tomaba zumos.


Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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24 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser coronatonto

    Vale, me voy a tomar un zumo que mi medico me lo ha recomendado, no un bloguero.

    10 mayo 2021 | 10:33 am

  2. dospediatrasencasa

    Hola Coronatonto,
    Es una pena que no considere la pediatría una especialidad médica, porque, además de blogueros, también somos médicos.
    Reciba un afectuosos saludo.

    10 mayo 2021 | 10:49 am

  3. Dice ser Poochie

    Mi reciente paternidad me ha llevado a descubrir que literalmente todo lo que rodea a mi bebé es malo. ¿El chupete? Muy malo, cuanto menos, mejor. ¿El andador? Una trampa mortal. ¿Zumos? Malísimos, que ni se me ocurra dárselos. ¿Potitos? Veneno puro. ¿Yogures fabricados expresamente para bebés? Una sentencia de muerte.

    En concreto, las cosas creadas expresamente para los bebés son las más nocivas. Me pregunto por qué las tienen a la venta como si tal cosa. XD

    10 mayo 2021 | 10:50 am

  4. dospediatrasencasa

    Hola Poochie,
    Como bien apuntas, hay mucha mercadotecnia alrededor de la maternidad, la paternidad y la infancia. Seguramente la respuesta a tu pregunta reside en que ahí hay un nicho de mercado muy grande que las grandes corporaciones aprovecha.
    Un saludo

    10 mayo 2021 | 10:54 am

  5. Dice ser FonaldFuck

    Ofendidos con un anuncio de hace 40 años. OK.

    10 mayo 2021 | 12:22 pm

  6. Dice ser 0000

    La verdad es que beber zumo de naranja es igual que beber cocacola

    Y no sólo españa, también ha sido a nivel mundial, siempre se ha creído que desayunar zumo de naranja era sano y que adelgazabas

    Eso es lo que nos han intentado vender todo desde la TV y desde los anuncios, mentira tras mentiras

    Debería leer tu articulo mucha gente, lo malo es que a ti no te haran caso porque es un blog y no sales en la TV, si lo dijera Arguiñano tendría más credibilidad

    10 mayo 2021 | 12:31 pm

  7. Dice ser Pedro

    ¿También sería mala la naranja metida en una batidora de vaso con una manzana, un plátano y un kiwi? Tener que tomarme cada fruta por separado todos los días es un aburrimiento y por eso las bato. Gracias por esta información tan interesante.

    10 mayo 2021 | 12:39 pm

  8. Dice ser MANUEL CONCEPCIÓN

    Me pregunto si al masticar la fruta y convertirse en zumo dentro de la boca, no sucede lo mismo con los azúcares. Gracias.

    10 mayo 2021 | 1:17 pm

  9. Dice ser Juanjo

    Gran artículo. Tengo 46 años y recuerdo perfectamente esa publicidad. Sin embargo, yo hoy en día tomo zumos exprimidos por mi, no bebo zumos procesados o mediterráneo con leche (y un montón de azúcar) ni porquerías de esas.

    Pero no entiendo las diferencias. Entiendo la teoría que decís, pero no entiendo cuál es la diferencia de exprimir dos naranjas y beberme el zumo con la pulpa, y meterme un gajo de naranja en la boca y mordelo hasta dejarlo prácticamente igual que si lo hubiera exprimido, y tragarlo. No puedo tragar un gajo de naranja entero y dejar que mi organismo lo procese todo a la vez.

    O lo muerdo o lo exprimo.

    Saludos,
    Juanjo.

    10 mayo 2021 | 1:22 pm

  10. dospediatrasencasa

    Hola Pedro,
    Batir la fruta no es lo mismo que tomarse la fruta entera, porque te tomas la fibra que tiene esa fruta. Lo ideal es tomarse la fruta entera, pero tomársela batida es preferible a tomarse un zumo.
    Un saludo

    10 mayo 2021 | 1:28 pm

  11. dospediatrasencasa

    Hola Manuel,
    Cuando te tomas una fruta entera, aunque la mastiques, también te estas tomando toda la fibra que corresponde a esa fruta, que es lo que hace saludable tomarse una fruta a bocados. Por eso no es lo mismo que tomar solo el liquido que sale al exprimir una fruta.
    Un saludo

    10 mayo 2021 | 1:31 pm

  12. dospediatrasencasa

    Hola Juanjo,
    La diferencia está en que, aunque en la boca exprimas la naranja, te tomas toda la fibra de ese gajo. No es lo mismo que solo el liquido que se obtiene al exprimir.
    Un saludo

    10 mayo 2021 | 1:33 pm

  13. Dice ser Pablo

    Es un poco contraintuitivo, pero algo hemos aprendido hoy. Una pena, porque me gusta mucho el zumo de naranjas en el desayuno, supongo que lo dejaré para las ocasiones especiales. Yo era uno que desayunaba a diario en el Aldi con medio litro de zumo y un bollo….

    10 mayo 2021 | 3:51 pm

  14. Dice ser Al

    Gracias por su artículo. Le quería preguntar qué líquido recomienda para acompañar un desayuno o una merienda un tanto seca. Y si hay diferente recomendación para un niño o un adulto. Gracias.

    10 mayo 2021 | 4:45 pm

  15. Dice ser Isabel

    Muchas gracias por el artículo. Mi pregunta es, ¿pasa lo mismo con las verduras y los purés?
    Un saludo.

    10 mayo 2021 | 5:04 pm

  16. dospediatrasencasa

    Eso es Pablo, mejor la futa entera y un trozo de pan y los zumos solo de manera ocasional. Un saludo

    10 mayo 2021 | 5:14 pm

  17. dospediatrasencasa

    Hola Al,
    Para el desayuno esta bien un poco de leche y en la merienda o agua o un poco más de leche.
    Saludos!!

    10 mayo 2021 | 5:28 pm

  18. dospediatrasencasa

    H9ola Isabel,
    La verdura es una alimento que no contiene tantos hidratos de carbono como es la fructosa de la fruta. Además, es un triturado, por lo que no es lo mismo que un zumo, es decir, sigue conteniendo toda la fibra.
    Un saludo

    10 mayo 2021 | 5:40 pm

  19. Dice ser Jorge

    Buenas tardes y muchas gracias por el artículo.

    Tengo una duda semejante a la que plantea Juanjo en el comentario #9.

    Vuestra respuesta a dicho comentario hace referencia a tomarse solo el líquido procedente de exprimir esas naranjas. Es decir, lo que mucha gente entiende como ‘zumo de naranja sin pulpa’.

    Sin embargo, mi duda y creo que la que Juanjo os plantea, tiene que ver con la idea de consumir un zumo de naranja exprimida con toda la pulpa. Por ejemplo, el exprimidor que uso cuando me apetece más un zumo que comerme la naranja no tiene ningún tipo de filtro para retener esa pulpa y lo que hace es en realidad triturar un poco el interior de la naranja. El resultado es un líquido casi semisólido que por muy poco no es necesario masticar.

    Si me decís que beber eso es distinto a masticar una naranja pelada lo entenderé pese a que mi intuición me pueda decir que es más o menos lo mismo.

    Un saludo y gracias por adelantado,
    Jorge.

    10 mayo 2021 | 5:56 pm

  20. Dice ser Sergiete

    Gracias por tratar de desmentir mitos populares falsos. En una época donde hay abundancia de información corren muchos bulos, aunque este caso viene de antes.
    De alguna forma intuía que la concentración de azúcares en los zumos era mayor debido a que muchas partes fibrosas se desechan tras exprimir el fruto.
    Lo que no sabía era que sólo con procesos mecánicos (como exprimir una naranja) podía cambiar la estructura a nivel molecular. ¿Se trata de un cambio a nivel químico? ¿O tal vez algo entendí mal? Y… ¿cómo es posible que al exprimir si ocurra, pero al masticar una fruta no?

    10 mayo 2021 | 7:36 pm

  21. dospediatrasencasa

    Hola Jorge,
    Aunque tu intuición te diga que no, no es lo mismo exprimir un zumo (aunque mantengas la pulpa) que morder una naranja. En primer lugar porque es imposible que pase toda la fibra al zumo (eso lo conseguirías triturando la fruta, no exprimiendo); y por otro lado, porque un zumo de naranja te lo bebes en unos pocos segundos mientras que una naranja tardas unos minutos en comértela. Esa pequeña diferencia es muy grande a nivel metabólico, ya que la saciedad que provoca una cosa y otra es bien distinta y la carga glucemia que provoca también lo es. De todas maneras, tomar un zumo de manera ocasional no es malo, lo que es malo es que en vez de comer fruta entera la sustituyamos siempre por el zumo de esa fruta. De todas maneras, esto no es un capricho nuestro que se nos haya ocurrido, son las recomendaciones sobre consumo de azucares de la OMS (os dejo el link https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/154587/WHO_NMH_NHD_15.2_spa.pdf?sequence=2) y gracias por comentar!!

    10 mayo 2021 | 10:17 pm

  22. Dice ser Natalia

    Gracias por el tiempo y el empeño que le dedican a ayudarnos, gracias por hacer nuestras vidas mas fáciles por quitarnos falsas teorías enfocadas al consumismo. Gracias por el entusiasmo y por la gran empatía con la que nos tratan. En mi casa ya son parte del «diccionario» y nos aportan tranquilidad y razón donde otros con intereses comerciales pero con mas responsabilidad, solo aportan incertidumbre o siembran temor.
    Gracias gracias gracias

    11 mayo 2021 | 12:21 am

  23. Dice ser el chip prodigioso

    En el texto se dice que «sin embargo, cuando exprimimos dicha naranja, esa estructura molecular se pierde»
    A riesgo de estar gravemente equivocado, discrepo enormemente de esta frase. A no ser que cuando cojo un limón y echo el líquido en la paella (haciendo zumo de limón, vamos), esté cambiando la estructura molecular de un compuesto orgánico simplemente haciendo fuerza con mi mano (obviando cambios de fase y cosas de esas, claro).

    11 mayo 2021 | 7:01 am

  24. dospediatrasencasa

    Hola Chip prodigioso,
    Nos has resultado mas sencillo explicarlo así y no meternos en la parte más compleja del metabolismo. está claro que la estructura molecular de la fructosa no cambia al exprimirla, de hecho es la misma, pero su relación con la matriz que la sostiene (la fibra) si que varía. Por eso lo hemos explicado así. Ese es el motivo por el que el indice glucémico de un zumo y de una naranja entera son tan distinto, porque las relaciones moleculares entre los distintos nutrientes cambian. Quizá lo podríamos haber explicado de otra forma, pero hemos creído que al decirlo así la gran mayoría de la gente lo entendería.
    Un saludo y gracias por tu opinión.

    11 mayo 2021 | 9:12 pm

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