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Reflexiones de una librera
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Lee ‘Basada en hechos reales’, de Delphine de Vigan, antes de ver la peli de Polanski

Perturbadora, brillante, perversa y diabólicamente audaz. Así es Basada en hechos reales, una novela de la francesa Delphine de Vigan que llegó a la librería hace año y medio, y cuya lectura fue como una bibliodescarga de literatura de muy alto voltaje. A medida que avanzaba páginas (no podía dejar de leer) se me iba erizando el pelucón y los globos oculares amenazaban con salirse de las cuencas (plof, plof). Tal cual.

Y, claro, un sacudión libresco de semejante calibre no pasó desapercibido en reginaexlibrislandia.

Tras una noche en vela acabándomela del tirón y extasiada por la experiencia lectora, me materialicé en la librería literalmente fuera de mí, y poseída por esa histeria prescriptora que es tan mía, logré que mis libreros y algún que otro reginaexlibrislandiano se pusiera con la novelita de Delphine de Vigan. Desde entonces y a según quién no he parado de prescribir su lectura.

Pero hace unas horas, gracias a uno de mis libreros y a un reginaexlibrislandiano asiduo, me enteré del inminente estreno de la adaptación homónima de Polanski:

Librero: Oye, Regina, ¿vas a ver la nueva de Polanski?

Regina: ¿Qué?

Librero: Estrenan la versión de Basada en hechos reales, la novelita esa con la que te pusiste tan pesada, ¿sabes cuál?

Regina: Espera, espera… ¿Polanski? ¿Basada en hechos reales? ¿Seguro?

Cliente: No sé si habláis de lo mismo, pero desde luego este viernes estrenan una peli de Polanski que no tiene mala pinta

Librero: Sí, es esa. Es que está basada en una novela de una autora Francesa, Delphine de Vigan, que a Regina Exlibris la impactó como un obús. ¡Mírala, si se ha quedado en plan Esther, la estatua de sal!

Cliente: Regina, ¿estás ahí?

Regina: ¿Y cómo demonios NO me he enterado yo de eso?

Librero: Di por sentado que lo sabías. Además, como vi que teníamos stock de ejemplares no le di mayor importancia

Regina: Pues miedo me da…

Cliente: Pero, ¿tan buena es la novela?

Regina: ¡Sí! Verás, la protagonista es una escritora que, tras un exitazo libresco, está en pleno síndrome de la página en blanco, mientras la editorial presiona para que entregue algo. Aunque vacía a nivel creativo, está con el hombre al que ama aunque su trabajo lo absorbe, tiene dos hijos con un pie en la universidad y muchas amistades, pero atrincheradas en sus rutinas… A medida que intenta escribir y no puede, esas otras carencias (pareja, hijos, amigos) en apariencia naturales e inocuas, disparan su vulnerabilidad. Y justo aquí irrumpe una mujer misteriosa y magnética que pasa de llenar ese vacío e impulsarla en su resurgimiento, a fagocitarla y controlarla a todos los niveles, incluido el creativo. Un thriller brutal donde como lector percibes los movimientos de esa “vampira emocional” antes que la protagonista, y que detona una trama sobre el oficio del escritor, sobre la figura del doble y del desdoblamiento, y sobre la fina (y a veces turbia) línea que separa ficción y realidad.

Librero: ¡Y eso sin olvidarnos del perfil de la persona tóxica, de esa narcisista, perversa y obsesiva! Eso sí que me dejó K.O., porque es demoledor… y hay muchos así por ahí sueltos…

Cliente: Mmm, pues parece interesante, sí.

Regina: No te lo pienses, lee Basada en hechos reales, de Delphine de Vigan, antes de ver la peli de Polanski

Mi cliente se llevó un ejemplar de Basada en hechos reales, de Delphine de Vigan en Anagrama. Espero que le impacte como a mí, y espero que, como él, muchos potencials lectores corran a por su ejemplar antes o después de ver la película.

Eso sí, aunque la mayoría de los comentarios de quienes la leyeron han sido positivos, hay quien volvió con una batería de críticas enfocadas a un posible tiempo narrativo confuso, exceso de falsa intriga, floja ejecución del suspense… Es la grandeza de la literatura, querid@s. Yo, tras una relectura, me reafirmo en mi rendición ante este thriller diabólicamente perverso y audaz. Palabra de Regina ExLibris.

Y para que vayáis salivando tinta hete aquí el tráiler de la peli homónima filmada por Polanski, con Emmanuelle Seigner y Eva Green:

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¿Por qué novela empiezo a leer a Amélie Nothomb?

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

La literatura de Amélie Nothomb es al paladar literario lo que el sushi al sensorial: o lo adoras o se te atraganta.

No hay término medio. E incluso gustándote su narrativa sabes que vuelves a amelitnothonblandia obedeciendo a una retorcida e inconfesable pulsión masoquista y cierta curiosidad malsana, más allá del apetito lector puro y duro.

Y dicho lo cual no hay que ser adivino para saber que de una forma u otra saldrás malparado y con algún miembro amputado de este exótico y brutal viaje literario.

Y es que, queridos, Nothomb es cáustica, implacable, fría e irónica, y su don para diseccionar experiencias vitales y emociones  de una forma tan aséptica como demoledora atraviesa cada una de sus ficciones con la precisión de la catana de un samurái. Y si a lo que se pone la escritora belga es a novelar material autobiográfico, no hay amelienothombiano que no caiga total y absolutamente rendido a sus pies y descabezado, amén de algún lector desprevenido que haya enganchado por el camino.

Provocadora, original, breve, excéntrica, cortante, tierna y creadora de un mundo entre poético y decarnado, es una de las voces más originales y prolíficas de la literatura en francés. Tiene más de 25 criaturas librescas sueltas por el mundo, amén de piezas sueltas, colaboraciones y relatos.

Por eso cuando alguien se acerca a mis confines para que le oriente en su primera incursión al universo de Nothomb suelo sugerir empezar por alguno de los siete de sus títulos que creo que, siendo representativos, no son tan letales. Como hace un ratito:

Cliente: ¿Oye, Regina, ¿por dónde empiezo a leer a la tal Amélie Nothomb?

Regina: Bueno, bueno… ¿por fin te has decidido?

Cliente: Sí. Y bien sabes que llevo tiempo sin ver el momento, pero ayer un familiar me habló de ella y aquí estoy. He estado ojeando la balda, pero mejor dime tú qué me llevo para abrir boca.

Y le comenté lo que considero los siete mejores primeros pasos para adentrarse en el universo literario amelienotumbiano y salir tocado, pero no pulverizado por la impresión y con ganas de más:

1. Cosmética del enemigo. Amelie Nothomb. Anagrama. Breve pero intensa y letal, así es Cosmética del enemigo, en la que la arácnida Amelié Nothomb teje su infalible tela en forma de diálogo a dos bandas en la terminal de un aeropuerto, atrapándote en una sucesión de reflexiones sobre la culpa -que a todos nos corroe por una u otra causa- y sobre el reverso oscuro -que todos nos esforzamos en difuminar-, azotándote la conciencia con la intensidad de latigazos y rematándote con un final tan abrupto como inquietante. Demoledora.

Cosmética del enemigo

Cosmética del enemigo

2. Ácido sulfúrico. Amelie Nothomb. Anagrama ¿Y si organizaran un reality show inspirándose en un campo de exterminio nazi? Si ya la premisa es brutal, que sea la pluma cáustica de Amélie Nothomb la que la desarrolle hace de este pequeño artefacto narrativo una novelita bomba que te explota en la cara reventándote de dentro a fuera. Víctimas, verdugos, productores sin escrúpulos, audiencia y ejecuciones en una bibliotrampa lúcida y sobrecogedora.

Ácido sulfúrico

Ácido sulfúrico

3. Diario de golondrina. Amelie Nothomb. Anagrama. En esta breve pero colosal pieza Nothomb narra cómo un hombre bloqueado tras un desamor se convierte en asesino a sueldo con delirios onanistas. Y el caso es que todo va bien hasta que, tras leer el diario de una de sus víctimas, él se enamora de la joven, ya muerta. Soberbia.

Diario de golondrina

Diario de golondrina

4. Ni de Eva ni de Adán. Amelie Nothomb. Anagrama. Cautivadora y magnética de principio a fin, en ella, Nothomb novela su regreso al Japón que la vio nacer y que abandonó veinte años atrás para reencontrarse con un paisaje, unas costumbres y una gastronomía a los que aún permanece unida emocionalmente, pero de los que la separa el idioma. Para pulverizar esa barrera lingüística decide dar clases particulares a un joven nipón, con el que iniciará una inesperada e intensa relación amorosa que le abrirá las puertas al país del sol naciente. Divertida, emotiva y apasionada pero, eso sí, intensa, y amarga, como un trago de sake tibio de la mejor destilería Nothomb.

Ni de Eva ni de Adán

Ni de Eva ni de Adán

5. Ordeno y mando. Amelie Nothomb. Anagrama. Siempre mantuve que, en lo que a usurpadores de identidades respecta, Patricia Highsmith era la reina, y su Ripley, el personaje-camaleón por excelencia. Ahora, tras devorar la inquietante Ordeno y mando, de una Amèlie Nothomb que se supera por novelas, ya no estoy tan segura. En ella, un cuarentón anodino llamado Baptiste Bordave, más que hallar el cadáver de un desconocido en su recibidor, lo que encuentra es una vía de escape a su insípida existencia suplantando al difunto, que resulta ser un millonario sueco llamado Olaf Sildur. Asaltará un destino ajeno mientras la misteriosa muerte de su benefactor planea sobre su recién asaltada felicidad. Un sobrecogedor relato escrito a cuchillo en el que la novelista belga derrocha ingenio, talento e ironía.

Ordeno y mando

Ordeno y mando

6. Viaje de invierno. Amelie Nothomb. Anagrama. La única diferencia entre un nothombmaniaco y un no-nothombmaniaco es que mientras el primero llega a las puertas bibliófilas de Viaje de invierno habiendo devorado alguna de las doce novelas previas de la escritora belga de origen japonés, el segundo no. Pero poco más, ya que con unas pocas páginas Amélie Nothomb logra el mismo efecto en todos sus lectores: pulverizarlos a golpe de aforismos, situaciones extremas y personajes que enganchan porque descolocan y cautivan con idéntica intensidad. Ahora un desconocido anuncia que va a hacer estallar un avión como salida desesperada de un triángulo emocional en el que los vértices son el amor de su vida y la obsesiva escritora que la esclaviza psicológica y físicamente. Una bomba de relojería literaria.

Viaje de invierno

Viaje de invierno

7. Matar al padre. Amelie Nothomb. Anagrama. No hay que ser nothombiano puro para, una vez sobrepasado el punto final, doblegarse ante la excelencia de Matar al padre. Porque cualquier lector disfrutará de un relato en el que, proyectado sobre el universo en el que cohabitan magos y tramposos y el deseo feroz se materializa en mujeres de fuego, disecciona el enigma de la paternidad desde una óptica tan lúcida como reveladora. Y lo hace clavando al lector en un triángulo en el que mientras el célebre ilusionista Norman Terence y su exquisita e ígnea compañera Christine acogen al adolescente Joe Whip para que aquel sea el mentor del muchacho, el lector asiste incrédulo al giro brutal de una trama de forma que lo que parecía el devenir del destino quizá obedezca a un maquiavélico plan.

Matar al padre

Matar al padre

Mi reginaexlibrislandiano se llevó Cosmética del enemigo y Ácido sulfúrico para empezar. Veremos a ver si los acaba intacto o con algún miembro cercenado.

Y no exagero, queridos: cuando leo a Amélie Nothomb siento como si me hubieran extraído los órganos vitales, las emociones y los recuerdos, y me los estuviera devolviendo en lo que parece un libro pero que, en realidad, son mis vísceras y sentidos conservados y envasados en un tarrito hermético con formol.

Amélie Nothomb coge lo más inconfesable del ser humano, lo extirpa, lo macera y te lo devuelve con una sonrisa dibujada a cuchillo. Y siempre quieres más.

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

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Si buscas un manual de supervivencia social lee ‘Las amistades Peligrosas’

Pocos personajes de ficción me han cautivado de una manera tan absoluta como en su día lo hizo la Marquesa de Merteuil, protagonista de una novelita epistolar que aún hoy es todo un manual avanzado de supervivencia social. Vamos, que sales doctorad@ tras el punto y final.

(Las amistades peligrosas, 1988 / Warner Bros)

(Las amistades peligrosas, 1988 / Warner Bros)

Así que sí, queridos, soy devota de la Merteuil. La pérfida y joven viuda de rostro hierático y mirada de acero que se hace a sí misma en un entorno hostil, y logra ser la emperatriz del libertinaje a puerta cerrada mientras en sociedad resplandece parapetada en su halo de pulcritud moral y decoro extremo.

Esa que con sus impúdicas y venenosas cartas reta al Marqués de Valmont, ex-amante y compañero de correrías en su maquiavélico dueto, a ver quién de los dos es capaz de masacrar –primero por diversión, después por venganza- la felicidad y la virtud ajena de quien el otro proponga. Así es como, reginaexlibrislandianos de pro, empieza su juego. O, mejor dicho, así es como se desencadena una guerra. Y la Merteuil tiene clara su estrategia: Vencer o Morir. Si eso no promete biblio-diversión ya me diréis qué otra cosa lo hace.

Años después vi la adaptación homónima de la novela de Pierre Choderlos de Laclos que filmó Stephen Frears con una inmensa Glenn Glose, y la mimetización extrema de la Glose con la Merteuil de mi imaginación no solo me erizó hasta el último pelo del pelucón, sino que me regaló el que es, aún a día de hoy, uno de mis tantras vitales:

» Y aprendí a sonreír mientras bajo la mesa me clavaba un tenedor en el dorso de la mano».

Y aunque la película me pareció magnífica –mejor que otras tantas versiones de celuloide, teatro y hasta ballet- sigue palideciendo al lado del texto original. Una novelita publicada por primera vez en 1782 y firmada por un lugarteniente del ejército francés, que escandaliza y fascina a partes iguales. Una novelita que todos deberíamos leer al menos una vez en la vida y que hoy ha sido la protagonista absoluta en reginaexlibrislandia, cuando uno de mis libreros me comentaba lo delicado que puede llegar a ser para los jóvenes el moverse y comunicarse por redes sociales:

Librero: Lo de los veinteañeros con las redes sociales no tiene parangón, Regina. Están expuestos, su intimidad y su vida, y ellos no son conscientes. Pueden destrozarles la reputación con un par de whatsUp o con algún comentario en Facebook. Y lo que hoy es una broma molesta puede afectarles mañana, porque en la Red nada desaparece. Se lo digo a mi hermana y como si no…

Regina ExLibris: Sí, es cierto. Bueno, casi todo lo que dices, porque, aunque el medio sea distinto y más potente hoy, siempre hubo mentideros y formas de pulverizar socialmente a otro. Es innato al ser humano, me temo. De todas formas, si quieres que reflexione llévale un ejemplar de Las Amistades Peligrosas.

Librero: A ver, Regina, ilumíname, ¿por qué debería leer Las Amistades peligrosas mi hermana ahora?

Regina ExLibris: Uy, querido. Tu hermana o cualquiera. Esa novelita epistolar es un curso avanzado de supervivencia social. Lo que en la Francia dieciochesca eran las cartas a pluma, son hoy las redes sociales. La cuestión es el contenido, las intenciones que lo inspiran, a quién vaya esa información y cómo la utilice.

Librero: Yo, la verdad… es que no me lo he leído. Vi la película, eso sí, hace años ya.

Regina ExLibris: Pues deja el libro que tengas entre manos y ponte con él. YA. Y después para tu hermanita. Se lee muy rápido porque cada carta es tirando a breve y misiva a misiva irás viendo cómo el maquiavélico dúo de Choderlos de Laclos consagra su vida a saciar un ansia irrefrenable de seducción y sometimiento. La negación de la afectividad en beneficio de la sensualidad es la clave de su alianza. Una alianza que terminará por romperse porque ni Merteuil ni Valmont vieron venir que el peor y más letal de sus enemigos no era el otro ni los demás, sino que estaba agazapado dentro de uno de ellos. Y dejarlo salir iba a ser el principio de su final. Es demoledor, y es uno de los libros más divertidos, descarados y seductores de la literatura universal.

Librero: Mmm, visto así. Lo tenemos en Cátedra y en Mondadori, ¿no?

Regina ExLibris: Sí, cualquiera de las dos traducciones es buena. Y ya sabes, la diferencia es el formato y, claro, el análisis que precede a la edición de Cátedra.

Y se fue finalmente con el ejemplar de Mondadori. Y yo decidí que, como cualquier excusa es buena para perderme por entre ese perverso y clarividente epistolario, la de leerlo a la vez que mi librero es tan buena como cualquier otra.

Así que eché el cierre, me empolvé el pelucón y la cara y me di a su relectura. Y, lo hice poseída por el espíritu de  la mismísima Madame de Merteuil, que “No buscaba el placer, sino el conocimiento”. Palabra de Regina Exlibris.

Las amistades peligrosas

Las amistades peligrosas

NOTA DE REGINA:

Las Amistades Peligrosas es un novelón de esos que te arden en las manos y que encierran un curso acelerado de supervivencia social. Si, porque más allá de que la adaptación al celuloide de 1988 fuera sublime y con un reparto de escándalo, la novelita epistolar es una auténtica maravilla que radiografía el alma de dos seres tan maquiavélicos como seductores de la alta nobleza de una ya decadente Francia dieciochesca. Las cartas, impregnadas de sus pasiones -altas, pero especialmente las más bajas– revelan al lector una a una el pulso entre la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, dispuestos a todo por masacrar al rival y salir airosos en un entorno en el que cada beso sabe a un veneno, en cada gesto late una traición y donde la inocencia se paga con la vida. Regia y fundamental.

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«Yo Soy Madame Bovary»

Y que Flaubert me perdone la licencia, pero es que soy de un bovarismo desmesurado. Vivo en un estado de frustración e insatisfacción crónica, atrapada entre mis aspiraciones y fantasías, y la insoportable parquedad de la realidad que habito.

(Madame Bovary 1949 / V. Minnelli)

(Madame Bovary 1949 / V. Minnelli)

De no ser por Reginaexlibrislandia y por mis atracones de ficción pura mi existencia estaría irremediablemente abocada a un final trágico en lo emocional y en lo financiero. Y cada vez que vuelvo a esa novela capital de la literatura -y lo hago periódicamente, unas veces por voluntad propia y otras porque se la prescribo a algún reginaexlibrislandiano- me reafirmo en mi diagnóstico y lo verbalizo frente al espejo: Yo soy Madame Bovary.

Pero no solo yo: si rascáis un poco os daréis cuenta de que vosotros, mis reginaexlibrislandanos, también sois ella, ya sea a perpetuidad o en algún momento puntual de vuestra existencia. Es la grandeza de un personaje que se alimenta de melodrama, sexo, ensueños, rebeldía, violencia y ambición, seis de las fuentes que alimentan cualquier trama de proyección universal, solo que condensadas todas en Enma Bovary.

Así que mejor y llegados a este punto matizo el título del post de hoy: Todos somos Madame Bovary. Os aseguro que, cuanto antes lo acepteis y conviváis con ello, mejor. De hecho es el tantra que musitaba una reginaexlibrislandiana asidua esta mañana mientras abandonaba mis confines entre cabizbaja y pensativa con un ejemplar de la edición de Siruela bajo el brazo. Apenas una hora antes se materializaba ante mí recelosa de la lectura del novelón de Flaubert:

Clienta: Buenos días, Regina

Regina ExLibris: ¡Ah, hola, XXX! Sé un ángel y dame un segundo que, o me libro de estas cajas vacías, o me pongo a gritar aquí mismo en plan soprano histérica hasta que estallen los cristales del escaparate… ¡que vaya mañanita llevo!

Clienta: ¡Ja, ja, ja, ja! Uy, te noto entre tensa y acelerada y son poco más de las 11, querida ¿se puede saber cuánto café has bebido ya?

Regina ExLibris: ¿Tú qué crees? ¡Apenas una mísera taza antes de venir! Han cortado el agua y, claro, sin agua NO HAY CAFÉ. Como tarden mucho en reanudar el servicio te juro que voy a aquel anaquel, saco un ejemplar de El libro del Café y ME LO COMO. ¡Literalmente!

Clienta: ¡Ja, ja, ja, ja! Vaya tela, Regina, cómo estamos hoy…

Regina ExLibris: Pero, dime, ¿necesitas algo?

(M.Bovary /V. Minnelli)

(M.Bovary /V. Minnelli)

Clienta: Pues mira, sí. Me voy unos días fuera y en el club de lectura han acordado leer Madame Bovary para comentarlo a la vuelta. Pero, yo qué sé, hija, es que es un libro que siempre me da dado como pereza. No me preguntes por qué. Vi la película en el cine hace unos diez o doce años, y me desanimó aún más. Así que vengo sin tener claro si lo quiero o si me lo salto… Sinceramente no sé si tengo el ánimo para rollos moralizantes sobre mujeres adúlteras escritos por hombres.

Regina ExLibris: ¿Moralizantes? No, querida, nada más lejos de la realidad. Flaubert ni se burla de Emma Bovary ni moraliza sobre sus emociones. Lo que hace es pulverizar todas las convenciones morales y literarias de la Burguesía del siglo XIX para presentar un prototipo de heroína rebelde que se niega a resignarse al destino.

Clienta: Ah, entonces la cosa cambia. Pero, entonces, ¿cuál es el punto?

Regina ExLibris: La novela es el magistral retrato de una libertina elegante y con delirios de grandeza que anhela en secreto las emociones maravillosas y desmesuradas que devora en sus novelas románticas y que es una de las más grandes adúlteras de libro de todos los tiempos. Desgarrada entre la prosaica realidad en que vive y sus ensueños de romances y riquezas, Enma nunca será feliz junto a su marido, un modesto médico de pueblo. Ni el nacimiento de su hija ni su affaire con un joven seductor de provincias lograrán colmar a la eternamente insatisfecha Madame Bovary.

Clienta: Mmmmm, visto así ya me va entrando más por el ojo. ¿Lo tienes?

Madame Bovary

Madame Bovary

Regina ExLibris: Sí, en varias ediciones (te diré que ahora existen en circulación más de sesenta traducciones al castellano disponibles). Yo te recomiendo una de las últimas, la de Siruela de Mauro Armiño, que además incluye fragmentos inéditos sacados de los manuscritos. Que ya que te metes en harina… Pero, como te digo, hay otras buenas, como la última de Alba Editorial Señora Bovary.

Clienta: No, vale, me quedo con la que dices de Siruela. Pinta bien.

Regina ExLibris: Te vas a sorprender, y mucho. Porque te verás reflejada en facetas de un personaje poliédrico que así, de entrada y sin haber leído la novela, puede no caerte simpática. Pero, como siempre digo, Todos somos Madame Bovary… al menos una vez en la vida. Ya me dirás a la vuelta si tengo o no razón.

Y se fue, como os decía, musitando esa frase en plan tántrico. Y yo no sólo me reafirmé en mi bovarismo desmesurado, es que aproveché el cierre de la franja del almuerzo para releérmela. Y cada vez que vuelvo a ella me parece incluso mejor. En la narración nada falta y nada sobra, y es efectivo hasta el extremo de que el texto fluye con más rapidez cuando Enma está emocionada, excitada o contenta, y se ralentiza cuando ella está aburrida o deprimida. Muy, muy grande, el maestro Flaubert.

Sin duda, un libro de los que hay que leer al menos una vez en la vida. Palabra de Regina ExLibris (a ratos Madame Bovary).

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