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Este verano consigue más propina ayudándote de la comunicación no verbal

propina¿Qué recordamos de ese chiringuito de la playa que tanto nos gusta? ¿Qué cualidades podemos destacar de nuestro restaurante favorito? La valoración de los datos objetivos, por supuesto, es importante, como el precio o la calidad de los alimentos, pero al final recordamos lo que nos emociona. Nuestro cerebro entiende que aquello que nos provoca un fuerte impacto emocional (para bien o para mal) es importante para nosotros y lo registra en nuestra memoria a largo plazo, y esto será muy difícil de modificar, a través de nuestra experiencia y sensaciones un buen servicio puede fidelizarnos como clientes para siempre.

Una de las claves más importantes para ello es el poder del tacto (canal háptico). En ocasiones anteriores ya os he comentado la relevancia de este canal de comunicación para transmitir emociones, conseguir ayuda y convencer a nuestro interlocutor. Y es que un ligero toque en zonas no neutrales (hombros, brazos y zona superior de la espalda) tiene efectos muy potentes en el receptor. En este contexto específico, de la restauración y sector servicios, encontramos una investigación muy interesante (con un título bien original): ‘El toque de Midas: Los efectos del tacto interpresonal en las propinas del restaurante‘, de los autores H. abril Crusco y Christopher G. Wetzel.

Los autores constataron que los camareros que tocaban brevemente a los clientes, ya sea en el antebrazo o en el hombro (ambas zonas conseguían el mismo efecto), cuando regresaban con el cambio, obtenían una propina significativamente más abundante que la del grupo de control, en la que no había contacto directo alguno entre ambos. En este caso, sin embargo, no hubo efecto táctil alguno en la valoración hacia el servicio, el ambiente del restaurante, o la experiencia de comer, solo hubo impacto en la condición de ‘dejar más propina’. Se concluyó que este efecto podía ocurrir a nivel inconsciente y sin diferencias de género, hombres y mujeres reaccionaban igual al contacto discreto del personal del local.

camareroAdemás del tacto hay otros factores corporales y emocionales importantes que pueden influir en la obtención de una propina más generosa. Como por ejemplo, la que nos podemos encontrar en otra interesante investigación, la cuál pone de manifiesto que los camareros que se presentaron a los clientes diciendo su nombre de una forma educada y profesional también veían incrementados sus beneficios, puesto que los consumidores empatizaban y valoraban más y mejor el servicio.

Así mismo, y en este caso es contrario a lo que marca el protocolo, también es útil que el personal de servicio se agache ligeramente para estar a una altura más paralela a su interlocutor, de este modo es más sencillo mantener un contacto visual directo y que el cliente pueda apreciar la mejor (y genuina) de las sonrisas, ya sabemos que transmitir emociones positivas a través de una sonrisa sincera y natural es la mejor carta de presentación y ‘enganche’ efectivo con el interlocutor.

 

 

Fuente de referencia: Seven Ways to Increase Servers’ Tips

 

Convence y consigue ayuda con un solo toque

El sentido del tacto es el primero que se desarrolla en el ser humano.

El sentido del tacto es el primero que se desarrolla en el ser humano.

Uno de los canales de expresión de la comunicación no verbal con los efectos más intrigantes es el canal ‘háptico’, nos conectamos y transmitimos a través del tacto y las investigaciones al respecto vierten resultados de lo más curiosos. En una serie de experimentos, desarrollados en la Universidad de Indiana, los sujetos debían intentar comunicar una lista de emociones a través del tacto a extraños que tenían los ojos vendados. Las personas fueron capaces de comunicar ocho emociones distintas a estos completos desconocidos con un 70% de exactitud.

Pero quizás uno de los efectos más interesantes del toque humano sea el que motiva a las personas (desconocidas) a devolver aquellos objetos que han ‘tomado prestados’. En este sentido, en la década de los años 70, en el Wheaton College de los Estados Unidos, se desarrolló un curioso experimento en una cabina telefónica donde el investigador había dejado una moneda de diez centavos. Los desconocidos que entraban a la cabina posteriormente cogían la moneda y se la guardaban, el investigador les abordaba a la salida y les preguntaba si se habían encontrado una moneda, ya que había olvidado su cambio. Cuando las personas sentían un ligero toque en el brazo, mientras les pedían la moneda, eran más propensas a devolver el dinero mientras que la ausencia del toque humano les hacía quedarse con los centavos en el bolsillo.

Posteriormente, en la década de los 80 se evidenció un curioso experimento sobre el toque humano en el cuál se demostró cómo éste es efectivo para convencer a las personas. En esta ocasión se le pidió a los participantes que firmasen una petición. Cuando a las personas no se les tocó sino que simplemente se les pidió que firmasen, sólo el 55% de ellas lo hicieron pero cuando se les tocó levemente en el brazo, el 81% de ellas dio su consentimiento. Investigaciones posteriores han reafirmado este efecto en similares condiciones experimentales.

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