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Escucha a tu vergüenza

¿Sabrías diferenciar la emoción de culpa de la vergüenza? Es complicado identificar nuestros propios sentimientos y emociones, mucho más saber definirlos, describir lo que nos ocurre exactamente, transmitir lo que realmente experimentamos a nivel emocional. Hoy hablamos de dos emociones, popularmente, negativas, pero que, como hemos dicho hasta la saciedad en este blog, toda emoción es útil y necesaria, aunque haya algunas que nos resulten ‘incómodas’ de experimentar. Tenemos que aprender no solo a gestionarlas, sino a desarrollarlas. Para ello, saber qué estamos sintiendo realmente es fundamental.

Es habitual que la vergüenza y la culpa suelan utilizarse como palabras sinónimas, pero realmente no se corresponden con la misma emoción. Según la experta Brené Brown, una de las mejores investigadoras sobre la vulnerabilidad y emociones ‘negativas’: «La vergüenza no es culpa, la vergüenza está centrada en uno mismo, la culpa está centrada en el comportamiento. Es la diferencia de pensar «soy malo» vs. «he hecho algo malo».

La función de la vergüenza se asocia a la autorregulación de nuestra conducta, la culpa es un sentimiento que nos empuja a reparar las consecuencias negativas de nuestros actos, la vergüenza aparece más comúnmente cuando lo que hacemos está siendo juzgado por los demás y nuestra reacción no es activa, sino que ‘nos escondemos’, agachamos la cabeza y la mirada y solo se desea el ‘tierra trágame’.

En este sentido, podríamos entonces afirmar que la culpa es más constructiva, por ser más activa y más práctica, por su componente reparador. Sin embargo, la vergüenza también es útil en la medida en que nos enseña a inhibir conductas que, a pesar de nuestro impulso inicial, pueden resultar embarazosas si llegamos a hacerlas. Con la dosis justa de vergüenza tenemos más probabilidad de comportarnos como personas respetables y obtendremos los beneficios que ello conlleva, como por ejemplo ser más apreciados o ahorrarnos momentos bochornosos.

PERO, cuidado. Lo que opinan los demás es importante, sin duda, y nos puede servir de espejo en un momento dado, pero no podemos mirarnos continuamente en la opinión de los demás. Si nuestro autoconcepto depende de algo tan voluble y externo como el pensamiento ajeno siempre será muy frágil e inestable.

Creo que se entiende muy bien en el vídeo que os dejo a continuación, una charla TED (un formato que me encanta) de la experta anteriormente mencionada, Brené Brown: ‘Escuchando a la vergüenza‘.

¿Qué os ha parecido?

 

 

*Fuente de consulta: Psicología Bay – La parte positiva de las emociones negativas, por Vicente Bay.