La ira de la ministra Dolores Delgado

Dolores Delgado, la actual ministra de Justicia, salta a la palestra de la actualidad por una filtración de sus controvertidos encuentros con el excomisario José Manuel Villarejo y por referirse en términos poco acertados supuestamente al quién hoy es su compañero en el Gobierno, Fernando Grande-Marlaska.

Analizando sus últimas intervenciones, la emoción más significativa es una profunda ira, con un nivel muy intenso, también asco y desprecio. Ella misma lo afirma, está muy enfadada e indignada, está siendo cuestionada y siente un rechazo personal hacia la situación, más allá de lo estrictamente político, su afectación mayor aparece cuando habla de sí misma, de sus valores y sus principios.

Si bien es cierto que su estado emocional es coherente con la injusticia que siente, recordemos que el instigador de la ira se produce ante condiciones que generan frustración, interrupción de una conducta motivada, situaciones injustas, o atentados contra valores morales y su función principal es la eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados y generan frustración, sirve para frenar las reacciones indeseables de otros sujetos e incluso evitar una situación de confrontación.

Su discurso verbal está vacío de contenido objetivo, y esto es un dato importante a la hora de valorar su lenguaje corporal. Las emociones saltan por la complicada tesitura en la que se ve envuelta pero sus argumentos son vagos, no explica nada, no diece por qué afirmó no verse con Villarejo nunca y que luego se haya filtrado que sí que lo hizo, solo dice que los audios se escuchan mal, que están entrecortados y que no tienen validez útil. Podríamos realizar un análisis más certero cotejando las expresiones con las explicaciones, pero éstas no se producen como tal.

Seguiré pendiente porque seguramente el caso dará que hablar…

¿Qué os parecen estas imágenes?

 

2 comentarios

  1. Dice ser Victorius

    Hasta cierto punto resulta defendible que una persona intente aplicar toda clase de resortes para salir indemne de lo que considera injusto. Pero, con todo y con eso, la verdad solo tiene un camino. Desandar lo andado no te va a alejar de las consecuencias. A fin de cuentas los hechos no tienen vuelta de hoja, son la prueba de cargo o descargo más certera que existe en nuestra cuenta de resultados. Me pregunto: ¿existirá alguien honrado en este sacrosanto país? Me respondo: por supuesto, haberlos haylos, pero mira para abajo, la gente humilde vive con lo justo y no ambiciona aparentar o esgrimir ningún tipo de superioridad sobre otros u otras. Tenemos lo que nos merecemos. Hemos educado en el valor de “ambicionar” cualquier cosa y a cualquier precio.

    04 octubre 2018 | 2:52 pm

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