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La habitación más grande, para ellos

Cuando el peque tenía año y medio y nosotros ya un segundo embarazo en la cabeza, nos cambiamos de casa. Hasta entonces ocupamos una que tenía dos dormitorios, uno en el que cabía la cama de matrimonio holgadamente pero otro bastante pequeño.

La nueva tiene ya tres, uno chiquito en el que están los ordenadores y la mesa de trabajo de los niños, otra mediana con nuestra cama y una estantería llena de libros y la más grande, la destinada al sueño y el juego de ambos.

De esas dos habitaciones una es bastante mayor que la otra. Recuerdo perfectamente que varias personas, con poco que ver entre ellas, cuando vieron la casa recién adquirida, antes o durante las obras de reforma, dedujeron que la habitación más grande sería la nuestra.

Y yo les explicaba que no, que para nosotros la mediana era más que suficiente. Dos adultos no necesitan más que una cama en su dormitorio. Para los niños en cambio su habitación es su santuario: en ella no sólo duermen, también juegan, estudian, invitan a sus amigos, sueñan, crecen… La disposición y el tipo de muebles también cambian con el tiempo.

Además, nosotros deseamos que compartan habitación. Aún no lo hacen ya que Julia todavía es muy pequeña. Pero es lo que nos gustaría.

En definitiva, que desde mi punto de vista, y siempre que se pueda elegir claro, las habitaciones de los niños deberían ser las más espaciosas.

¿Cómo lo véis?

Las casas de niños

Ayer os comentaba que lo que más me llamaba la atención de la entrevista de Carlos González era su opinión sobre las guarderías y os prometía explicaros la razón.

Pues es porque ando rumiando la posibilidad de solicitar una plaza en una casa de niños para que acuda Julia a partir de septiembre.

No sé si eso de las casas de niños es común a toda España. Por si las moscas os explico de qué va.

En mi ciudad hay tres casas de niños. Son sitios públicos que no admiten a niños de menos de un año de edad. Se les deja allí entre las 9:00 o las 9:30 y se les puede recoger entre 12:00 y 12:30. Es decir, que como mucho están tres horas y media, como poco dos y media. No desayunan ni comen allí, sólo toman una merendilla a media mañana.

No son por tanto una solución para las madres que trabajan y necesitan una guardería.

La idea es que allí van unas horitas al día a jugar con otros niños y a divertirse. Es el equivalente a los centros para la tercera edad con niños pequeños.

Por un lado me atrae mucho la idea de llevar a Julia. Por otro no.

Me explico. Creo que podría gustarle. Le encanta la juerga, las manualidades (ya la tengo pintarrajeando con ceras y pintura de dedos con mucha supervisión) y estar con otros niños. Creo que disfrutaría con carnavales, fiestas de Navidad y demás jolgorios. Este curso también, que lo comenzaría con año y medio, pero sobre todo el próximo. Al nacer en marzo cumpliría en la casa de niños los tres años.

En mi entorno hay gente que ha llevado a sus hijos a estas casas de niños y no deja de recomendarlo.

¿Por qué no lo veo claro? Pues básicamente por una razón de intendencia. Yo, entre el trabajo y las terapias y necesidades de su hermano, ando siempre como el conejo de Alicia: corriendo de n lado a otro mirando el reloj. La casa de niños más cercana está en el quinto pino en dirección contraria al cole de su hermano, así que tendría que enmarronar a alguien de la familia con la obligación de llevarla y traerla.

Y no es vital claro, ya nos encargaríamos nosotros de juerguearla y llevarla con otros niños. Además, tiene a su hermano y a sus primas bien cerquita.

¿Cómo lo véis?