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¿Por qué detectamos antes un olor fétido que una fragancia agradable?

Nuestro sentido del olfato está diseñado para detectar los olores que pueden representar un peligro para nuestra salud o seguridad. Por lo tanto, nuestra capacidad para detectar olores desagradables y peligrosos, como el olor a gas, los excrementos y flatulencias, la comida en mal estado o el humo, es más aguda que nuestra capacidad para detectar fragancias agradables u olores seguros.

¿Por qué detectamos antes un olor fétido que una fragancia agradable?

Esto se debe a que nuestro sistema olfativo está diseñado para alertarnos de los peligros antes que para detectar cosas agradables. Cuando se detecta un olor desagradable, se activan inmediatamente áreas en nuestro cerebro relacionadas con la memoria, la emoción y la respuesta de lo que comúnmente se conoce ‘lucha o huida’.

Esto significa que un olor desagradable puede activar una respuesta emocional intensa antes de que tengamos la oportunidad de pensar conscientemente en lo que estamos oliendo.

Por otro lado, los olores agradables pueden ser más sutiles y no activarán la misma respuesta emocional intensa. Además, nuestro cerebro puede adaptarse rápidamente a los olores agradables, lo que significa que después de un tiempo, dejamos de notarlos.

 

 

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Fuente de la imagen: aquamech-utah (Flickr)

¿De dónde surge llamar ‘mofeta’ al pestilente animal?

Conocemos como ‘mofeta’ a un mamífero carnívoro, de mediano tamaño, provisto de unas glándulas en su parte trasera que desprenden un fétido líquido en ocasiones de estrés o cuando se sienten acorraladas y en peligro.

¿De dónde surge llamar ‘mofeta’ al pestilente animal?

Y fue precisamente la pestilencia que desprende la que hizo que se le acuñase con el término de mofeta, ya que éste era el nombre con el que, en la antigüedad (antes de la creación del Imperio Romano), se conocía en Itálica a una curiosa deidad samnita dedicada a los gases maloliente de la tierra: ‘Mephitis’.

A esta diosa se le dedicó todos los olores y efluvios que surgían del subsuelo, las minas o los volcanes. Por el paralelismo entre ambos hedores (el que desprende la tierra y el del animal) se decidió bautizar a éste con un nombre derivado de la deidad: ‘Mephitidae’, que es con el que aparece en la nomenclatura biológica y que acabo modificándose en mofeta (en el caso del español, en italiano moffetta o en francés mouffette).

 

 

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Fuente de la imagen: pixabay

Hiperosmia: personas capaces de distinguir olores que otras ni tan siquiera perciben

Hiperosmia: personas que son capaces de distinguir olores que otras ni tan siquiera perciben

La ‘hiperosmia’ es la cualidad (calificada también como trastorno) de percibir olores que otras personan no son capaces de detectar.

Por poner un ejemplo: los afectados de ello son capaces de distinguir el aroma de una flor (por ejemplo el jazmín) entre un montón de escombros o detectar la fragancia de un perfume que lleva una persona cuando ésta todavía no ha llegado al lugar donde se encuentra. Otro ejemplo práctico podría ser la novela (y película homónima) ‘El perfume’ en la que el protagonista tenía un olfato excesivamente desarrollado.

Se ha detectado que algunas de las personas con hiperosmia lo hacen durante un periodo concreto de sus vidas y no continuadamente (aunque se han dado casos, es poco común que alguien lo padezca a lo largo de toda su existencia).

El que no afecte a un elevado número de personas ha hecho que se convierta en una patología poco investigada, por lo que no se conoce al cien por cien qué es lo que produce que algunas personas puedan estar dotadas de esa singular agudeza olfativa.

En ciertos casos la hiperosmia puede ser una ventaja, pero para la mayoría de los que la padecen puede llegar a convertirse en un suplicio, debido a que detectan hasta el más mínimo de los olores, por lo que los ‘malos olores’ (como los fétidos) los notan más exageradamente.

Curiosamente, quienes padecen de una hiperosmia ‘pasajera’ son algunas embarazadas (sobre todo al inicio y final de la gestación). El hecho de que afecte a las mujeres en estado se debe, principalmente, a un aumento de la concentración de estrógenos y progesterona.

Quienes también pueden verse afectadas por este trastorno son mujeres tras llegar a la menopausia; personas con algún trastorno metabólico (como la enfermedad de Addison, entre cuyos síntomas se encuentra la hipersensibilidad olfativa); de hipertiroidismo e incluso algunas alteraciones neuronales (debido al consumo de algunas sustancias alucinógenas) o que se encuentren bajo el síndrome de abstinencia de benzodiacepinas (tras un periodo prolongado consumiendo medicamentos psicotrópicos).

 

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Fuentes de consulta y más info: ncbi / xatakaciencia / sintomasdelembarazo / anosmia.info / ireneu / sciencedirect
Fuente de la imagen: aquamech-utah (Flickr)

La curiosa flor que desprende un desagradable olor a cadáver en descomposición

La curiosa flor que desprende un desagradable olor a cadáver en descomposiciónEstamos acostumbrados a que una flor desprenda una agradable fragancia y, de hecho, la mayoría de las más importantes empresas perfumeras utilizan la esencia de infinidad de flores para realizar sus colonias y perfumes.

Sin embargo hay una peculiar planta que al florecer el efluvio que desprende no es nada agradable y su olor es semejante al de un cadáver en estado de descomposición.

Su nombre es ‘Amorphophallus titanum’, aunque es comúnmente conocida como ‘flor cadáver’, y cuenta con unas cuantas peculiaridades que la convierten en una planta singular: una es sus grandes dimensiones, ya que puede llegar a alcanzar los tres metros de altura y un peso de hasta 75 kilos (que ha hecho que muchas personas la señalen como ‘la flor más grande del mundo’). Su morfología también es llamativa, ya que tiene forma fálica.

Es una planta que puede llegar a vivir hasta cuarenta años, pero su floración puede llegar a tardar, desde que germina, alrededor de una década y media y tan solo se produce unas pocas veces en todo el tiempo de vida (aunque se han dado casos aislados en los que el plazo de tiempo ha sido muchísimo más corto).

El tiempo en que permanecen abiertas es de alrededor de doce horas, se produce a partir del atardecer y durante la noche, lo que convierte a la Amorphophallus titanum en todo un espectáculo a la hora de florecer concentrando a miles de personas que acuden a los jardines botánicos en la que hay algún ejemplar (tan solo hay poco más de un centenar ‘flores cadáveres’ en alguno de estos vergeles).

El motivo por el que la flor cadáver desprende ese desagradable olor es con el fin de atraer insectos (sobre todo moscas y escarabajos carroñeros) durante el periodo de polinización. La propia planta puede provocar que su tallo aumente su temperatura y libere los fétidos aromas que puede llegar hasta varios kilómetros de distancia, atrayendo así a los insectos polinizadores.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Nuestra prodigiosa memoria olfativa

Nuestra prodigiosa memoria olfativa

Aunque nuestra nariz no es tan sensible ni está tan desarrollada como la de un perro o la mayoría de los animales, puede llegar a recordar 50.000 olores diferentes. Esa prodigiosa memoria olfativa es la que hace que olamos un aroma y éste pueda transportarnos con nuestros recuerdos a décadas atrás, a un momento vivido, a un lugar concreto.

Que podamos recordar hasta 50.000 aromas no quiere decir que ese sea el tope de los que nuestro olfato pueda llegar a percibir, ya que en realidad podemos distinguir hasta la friolera de un billón de olores diferentes.

Según investigadores de la Universidad de Pittsburgh los diferentes efluvios que podemos percibir se pueden clasificar en diez categorías: fragante (que es el olor suave y agradable), el olor a madera o resina (llamado también leñoso), el olor químico, el mentolado o refrescante, el olor dulce, el olor a quemado o ahumado (donde incluiríamos el de las características palomitas de maíz o el conocido como chamusquina), el olor a podrido, el rancio o acre (entre los que se incluye el ajo y el del fósforo), y dos olores frutales: uno que incluye los cítricos y el que lo excluye (resto de frutas).

 

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Fuente de la imagen: Dennis Wong (Flickr)

¿Por qué la orina huele tan mal cuando comemos espárragos?

¿Por qué la orina huele tan mal cuando comemos espárragos?

A través de la página en Facebook de este blog, Marga Cabezas me consulta sobre el porqué la orina huele tan mal cuando comemos espárragos.

Si sois de esas personas a las que les encanta comer espárragos (ya sean trigueros hechos a la brasa o blancos con su buena ración de mahonesa) es posible que en más de una ocasión hayáis notado que tras ingerirlos, cuando vais al baño, vuestra orina ha desprendido un olor raro y más fuerte de lo que es habitual (según los estudios, eso le ocurre a más del 60% de la población).

Esto es debido al ‘ácido asparagúsico’ presente en los espárragos, una molécula que cuando es metabolizada por nuestro organismo produce un compuesto llamado metanotiol y que es el encargado de dar ese desagradable olor (algunos califican que ese hedor es parecido al azufre, otros a una col podrida y hay quien lo compara con la peste que desprenden las mofetas).

 

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Fuentes de consulta: smithsonianmag / rtve / perarduaadastra
Fuente de la imagen: Xenia (morguefile)