De los pies a la cabeza y por fuera o por dentro, todas aquellas partes de nuestro organismo que podemos ver, y las que no, tienen un nombre, un término por el que son conocidas. Muchas son las ocasiones en las que nombramos algunos de esos órganos y, por mucho que estemos familiarizados con su nombre, desconocemos por qué y de dónde surge el que se denominen de esa forma.
Este post es la segunda entrega con media docena de curiosos términos de partes de nuestra anatomía:
Narina:
Nombre con el que se conoce a cada uno de los orificios externos que tenemos en la nariz. El término llegó al castellano desde el francés narine, de exacto significado, y este, a su vez, del latín naris, vocablo latino utilizado como diminutivo de nariz, ‘nares’.
Hallux:
El dedo gordo es el único de todos los que tenemos en el pie que recibe un nombre: hallux, término que proviene del latín hallus y, a su vez, este era una variación del hallucis, forma en la que los antiguos romanos también lo llamaban. Curiosamente existe una deformidad podológica que consiste en tener el hueso del dedo gordo desviado hacia fuera y que recibe el nombre común de juanete, aunque su denominación médica es hallux valgus, ‘dedo gordo hacia fuera’).
Rasceta:
El término hace referencia a cada una de las rayas o pliegues transversales que hay en la superficie interna de la muñeca. Etimológicamente proviene el latín medieval ‘racheta’ de exacto significado.
Efélide:
Cultismo con el que se conocía a las manchas producidas por el sol en la piel y que, comúnmente, se conocen como pecas. El término proviene del latín ephelidey este, a su vez, del griego ephelis, de exacto significado. Fue ampliamente utilizado en el argot médico durante el siglo xix y gran parte del xx. La primera constancia del vocablo refiriéndose a una mancha de piel corresponde a Hipócrates, en el siglo v a. C.
Artejo:
Hace referencia a los nudillos de la mano. Proviene del latín articulus, de igual significado y que a su vez era el diminutivo de artus, ‘extremidades’. Existe constancia que a partir del siglo xiii se utilizó el término artejo como un cultismo a la hora de referirse a los nudillos.
Gnatión:
Se trata del punto central del extremo inferior de la mandíbula y la barbilla. El término es utilizado como referencia en la cirugía maxilofacial.
De los pies a la cabeza y por fuera o por dentro, todas aquellas partes de nuestro organismo que podemos ver, y las que no, tienen un nombre, un término por el que son conocidas. Muchas son las ocasiones en las que nombramos algunos de esos órganos y, por mucho que estemos familiarizados con su nombre, desconocemos por qué y de dónde surge el que se denominen de esa forma.
Este post es una primera entrega con media docena de curiosos términos de partes de nuestra anatomía:
Glabela: La ‘glabela’ es el área que se encuentra situada entre el centro de la frente, en el punto justo entre las dos cejas (lo que llamamos comúnmente ‘entrecejo’) y por encima del hueso de la nariz. El término proviene del latín ‘glaber’ cuyo significado era ‘sin pelo’.
Occipucio: Parte de la nuca que une la cabeza con los huesos cervicales. Proviene del latín occiput y está compuesto por la unión del prefijo ob–, ‘en dirección a’, y caput, ‘cabeza’. A menudo podemos encontrar que se utilice el término occipucio para hacer referencia al cogote o parte posterior de la cabeza.
Columela: Piel que se encuentra en la base del tabique nasal y que separa los dos orificios (fosas nasales). Su origen etimológico es el término en latín ‘columella’ y su significado ‘la columna’.
Trago: Prominencia de la oreja situada inmediatamente delante del conducto auditivo. Es la parte por donde le asoma a algunas personas algunos pelos que le crecen en las orejas, de ahí su curiosa etimología, ya que el término trago proviene del latín ‘tragus’, con el mismo significado, y este del griego ‘tragos’, que hacía referencia al macho de la cabra y al pelo que a este animal le sobresalía de las orejas.
Filtrum: Se trata del surco que tenemos entre la nariz y el labio superior. También se llama filtro, surco subnasal o surco nasolabial. Etimológicamente proviene del latín renacentista philtrum y este del griego philtron. La razón por la que se le denominó de ese modo es ampliamente discutida y muchos son los expertos que señalan que proviene de antiquísimas fábulas.
Respigón: Pellejo que se levanta de la carne de los dedos situada junto a las uñas de las manos (también conocido comúnmente como padrastro). También se utiliza en veterinaria para indicar cierta llaga que se produce en la pezuña de un equino. El término respigón está formado por el prefijo re–, reiteración o énfasis de algo, y espigón, aumentativo de espiga, debido a que los pellejos sobresalientes recordaban a esa parte de los cereales.
Lo reconozco, soy de los que cuando estornudan lo hacen varias veces seguidas. No tengo un número fijo de estornudos: algunas veces son tres e incluso otras llegan a la media docena. De hecho conozco a varias personas a las que le da por hacerlo un número exacto de veces (tengo una persona en mi entorno familiar que estornuda exactamente siete veces seguidas).
Son muchas las personas que indican que, por regla general, son tres los estornudos que necesitan realizar para quedarse plenamente satisfechas (¡qué molesto es quedarse a medias de uno o que te interrumpan en el momento de estar estornudando!).
El estornudo, comúnmente, no deja de ser una simple reacción de nuestro organismo ante alguna partícula externa que se ha introducido en nuestra mucosa nasal (polen, pimienta, polvo…) e irritan las células nerviosas que tenemos en ese conducto respiratorio.
Es en ese momento cuando nuestro cerebro detecta la presencia del elemento extraño y trata de expulsarlo a través de una potente liberación de aire y saliva (que lo arrastrará hacia el exterior) tras enviar un mensaje al diafragma para que ayude a aumentar la presión desde los pulmones.
Pero no siempre en el primer estornudo suele ser limpiadas las fosas nasales, sino que se necesitan de varios intentos, de ahí las repeticiones: el primero sirve para separar de las mucosas nasales esas partículas externas que están irritándolas, con el segundo estornudo se expulsa hacia fuera una gran parte y el tercero suele ser el que limpia por completo las fosas. Evidentemente, tal y como indico en párrafos anteriores, cada persona necesita su número de estornudos.
Cabe destacar que, además de ser provocado por la presencia de algún elemento exterior que se introduce en nuestra nariz, un estornudo nos puede venir por otros motivos; entre ellos por causas alérgicas o en el momento de mirar al sol, conocido como ‘estornudo fótico’, y que le ocurre de forma regular aproximadamente al 25% de la población.
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Aunque nuestra nariz no es tan sensible ni está tan desarrollada como la de un perro o la mayoría de los animales, puede llegar a recordar 50.000 olores diferentes. Esa prodigiosa memoria olfativa es la que hace que olamos un aroma y éste pueda transportarnos con nuestros recuerdos a décadas atrás, a un momento vivido, a un lugar concreto.
Que podamos recordar hasta 50.000 aromas no quiere decir que ese sea el tope de los que nuestro olfato pueda llegar a percibir, ya que en realidad podemos distinguir hasta la friolera de un billón de olores diferentes.
Según investigadores de la Universidad de Pittsburgh los diferentes efluvios que podemos percibir se pueden clasificar en diez categorías: fragante (que es el olor suave y agradable), el olor a madera o resina (llamado también leñoso), el olor químico, el mentolado o refrescante, el olor dulce, el olor a quemado o ahumado (donde incluiríamos el de las características palomitas de maíz o el conocido como chamusquina), el olor a podrido, el rancio o acre (entre los que se incluye el ajo y el del fósforo), y dos olores frutales: uno que incluye los cítricos y el que lo excluye (resto de frutas).
Muchas son las veces en las que no sabíamos que existía un término concreto con el que llamar o definir a ciertas cosas. Y es que, en realidad, todo tiene un nombre pero en infinidad de ocasiones lo desconocemos, por eso en este post os voy a dar unos cuantos ejemplos de cosas, hechos y partes del cuerpo que tienen nombre y que seguramente la mayoría de vosotros desconocíais…
Luquete:
La rodaja de naranja o limón que se introduce en algunas bebidas
Lemniscata:
Nombre con el que se conoce al símbolo de infinito (curva plana similar a un ocho volteado)
Jeme:
Es una unidad de medida. Si separamos el máximo posible los dedos índice y pulgar, un jeme es la distancia que queda entre ambos
Petricor:
Es el característico olor de la lluvia cuando cae sobre una superficie seca
Trago:
Es la prominencia de la oreja que está situada delante del conducto auditivo
Filtrum:
El surco que tenemos situado entre nuestra nariz y el labio superior
Vagido:
Es el llanto o gemido de un recién nacido
Artejo:
Los nudillos de los dedos
Hallux:
Dedo gordo del pie
Recazo:
La parte del cuchillo que no corta (la opuesta al filo)
Agrafe:
Nombre que se le da a las grapas y piezas metálicas utilizadas para sujetar el cierre de las botellas
Escrupulillo:
La bolita que hay dentro de un cascabel para que suene
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