Pues sí, ya están juntitos, famosos y anónimos, haciendo del amor fraternal su bandera.
Pero vayamos por partes, amigos y amigas.
Lo primero que hicieron fue darles dos minutos tanto a unos como a otros para que recogieran sus cosas y desalojaran sus respectivas islas. Lo que no estuviera en la barca en ese tiempo, lo perderían.
Peeero, como los responsables de la organización de este año llevan todos una chapita de la Madre Teresa de Calcuta en torno al cuello, les perdonaron que no llegaran a tiempo.
¡¡Pero qué mierda de timo es éste!! No queremos ver a gente de vacaciones en las Bahamas. ¡¡Queremos verles pasándolo mal!! ¡¡Viva el gore televisivo!! A partir de ahora pienso ver sólo telenovelas, porque ahí sí que saben sufrir.
También vimos los vídeos de Tamara Gorro boqueando como un besugo encima de un radiador. Y es que esta muchacha se ha pasado la semana de desmayo en desmayo. Claro, si es que las llevan esmirriadas y sin reservas. Seguro que a mi no me pasaba eso.
Pero para discutir sí que ha tenido fuerzas la muchacha. Con Sonia, para ser más exactas. El caso es que se pusieron a parir de lo lindo tras la prueba semanal y luego hicieron un segundo round en la gala. «No soy ni puta ni ladrona, no sé otras», dijo Tamara. Que bonita reflexión.
Cada día me parece más choni y hortera el piercing que tiene Tatiana en los dientes. Debería combinarlo con un par de dientes de oro, que son lo más glamouroso que hay. Y ya puestos, unos tatuajes de Camarón y de amor de madre en los antebrazos.
En un momento dado, Jorge Javier Vázquez les hizo a todos ponerse la mano en el corazón. Lo que pasa es que había muchas mujeres en la isla a las que les costó, porque tienen delante 20 centímetros de silicona… De hecho, estoy seguro de que en un juicio no aceptarían su juramento.
Lo mejor de todo fue la abuela de Tamara, que le recomendó que «pillara lo que pudiera, o que robara». Sí, eso es una abuela y no las ñoñas que te ponen el colacao para merendar.
Y digo yo, ¿cómo no se va a desmayar Tamara si llora más que un cocodrilo con conjuntivitis? Joe, dejó la palapa que parecía un spa, entre el agua y los chorros que echaba por los lacrimales.
Entonces se produjo la unificación. Eso sí, se les advirtió a los anónimos que no pueden decir nada a los famosos del destino de los expulsados (irse a otra playa) y tampoco que han estado con Aída y con Reyes, so pena de expulsión directa.
El encuentro se produjo en la palapa. Fue algo muy cordial, demasiado, teniendo en cuenta que los anónimos han puesto a parir a los famosos con un odio que ni Bambi a los cotos de caza.
El expulsado fue Toni Genil. Sonia y Tamara se alegraron como si se les hubiera aparecido Dios con un contrato de colaboradora permanente en Telecinco. Toni también se alegró, pensando en las comilonas que se iba a dar en España.
Pero claro, su gozo en un pozo, porque lo mandaron a otra playa, con Reyes.
La primera prueba de recompensa fue una risión. Se trataba de tirar de unas cuerdas atadas a los contrincantes, para clavar unas estacas en la arena. Muy intelectual. Iban a poner a Punset contra Stephen Hawking, pero como no estaban por allí, pusieron a Paquirrín… y perdió. Los anónimos se llevaron una lona pequeña.
Y Jacobo, ese hombre duro y curtido, llegó al plató. El chaval fue muy autocrítico… ah, no, que dijo que estaba orgulloso de su paso por supervivientes. En ese nivel, yo estoy orgulloso de la última vez que me corté las uñas de los pies.
El caso es que por mucho que dijo que no lo haría, acabó enzarzado en un intercambio de pareceres con Aída. Fue un debate que no habría podido seguir ni Einstein con apuntes y un esquema, de lo complejo y profundo que fue.
Básicamente, Aída dijo que Jacobo tiene menos fuerza que el pedo de un grillo y Jacobo, que Aída tenía menos valores que una moneda de madera. «¿Sabes lo que tienes feo? El corazón», le dijo Jacobo a Aída. Dios, tíos, osea, que fuerte.
Como este programa tiene unas normas preestablecidas, inamovibles e inmutables, se las pasaron por el forro de las gónadas y se inventaron una nominación-expulsión entre los anónimos. O sea, que ellos mismos votaban a quién echaban. Quedaron empatados Diego y Emma, pero los famosos decidieron que se quedara Emma. Todos menos Sonia, que dijo que prefería que se quedara Diego, porque era guapo. Eso es un argumento y lo demás es un mojón.
Y claro, a Playa Cabeza de León llegó también Diego. Allí están él, Toni y Reyes. Con tanto hombre junto, el Gobierno de Honduras ya ha iniciado los trámites para cambiarle el nombre al paraje por el de Playa de los nabos.
Los dos grupos, anónimos y famosos se enfrentaron de nuevo por otra recompensa: un kilo de azúcar. La prueba era de pensar: una plataforma en medio del agua. Lo que había que pensar era cómo echar al otro al mar. Raquel Sánchez Silva lo dejó claro: «No hay normas». Ganaron por poco los famosos y cabe destacar que Vaguirrín estuvo a punto de arrancarle de cuajo la cabeza a Jeyko.
Como este programa tiene unas normas preestablecidas, inamovibles e inmutables, se las pasaron por el forro de las gónadas y se inventaron que no había nominaciones, sino que para compensar, estaban nominados todos los anónimos del tirón. Venga, alegría. Para mi que tienen un mono en la redacción y le dejan que elija las normas todas las semanas.
Por último, se abrió la caja que Montalvo ganó en la prueba semanal. Dentro había un pergamino que le daba la posibilidad de pegarse el cenote padre acompañado de un compañero. Eligió a Rosa Benito y allí se pusieron los dos a comer cual limas del 15, mientras sus compañeros miraban con cara de comadreja hambrienta.
Y así quedó la cosa.