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¿Quién quiere casarse con mi hijo? termina con grandes cortes a las candidatas y cuernos perdonados

Ay, llegó el final. Ese momento mágico en el que el amor se revela como una fuerza de la naturaleza y derriba muros, escudos, silencios y temores. Ese instante en que todo se ilumina, ese momento en el que el calor arrincona al frío, cuando lo agreste se hace seda, cuando miras a los ojos de la persona que amas… y se te ponen los cojones de corbata porque no sabes si llevas un condón.

Naaaada, tanta tontería ya, si aquí de lo que se trata es de que la comadreja de cabeza colorada encuentre una madriguera. Que la sierpe de carne tenga siempre donde morder, que el tetris del gustirrinín se haga una línea, encontrar una pareja y darle con el crush en tol candy, ya me entendéis.

A ver, en fin, que la final de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? comenzó con Luján Argüelles haciendo un homenaje a las vaginas.

Por eso llevaba un abrigo-saco de color rosa del que había que sacar las manos por dos vaginas en los laterales. Daba cosa. Era como ver el vídeo del parto de unos alien mellizos.

Total, que Luján quedó con las madres para merendar (sin que allí hubiera unos buenos bocadillos de mortadela con mantequilla, ni unos buenos bollos industriales, de esos que atascan las tuberías dos veces, primero tus arterias y luego la bajante cuando los giñas) y apareció con un vestido inspirado en los caramelos de menta y un collar de perlas del tamaño de un paluego de King Kong.

Luján intentó defender que Diego sentía atracción física por Bea, a lo que Estrella, la madre de Diego dijo: «Pero mi hijo también tiene atracción física por ti».

Uy, Diego, pues será la única a la que no le has comido los morros en el programa. Se te ha escapado viva, macho, que tú le enfoscas el hocico hasta la cajera del súper por darte bien el cambio.

Por su parte, MJ sigue insistiendo en que Sara, el Putón Familiar, es demasiado mayor para Markus. Y eso que la muchacha le enseñó el pasaporte, donde dice que tiene 33 años. Sólo le falta a la pobre mujer llevarle el parte del nacimiento del hospital, el acta de bautismo, doce testigos y hacerse la prueba del carbono 14.

NOTA: Grandísimo homenaje a las bandas sonoras de grandes películas que se marcaron los montadores. Había ahí más cine que en 20 años de Versión Española.

 

DIEGO

Diego, en la gran final, con calcetines rosa

Diego, en la gran final, con calcetines rosa

Se llevó a Angie a una tienda de cómics. Ella iba vestida que si se hubiera quedado parada en un pasillo la habrían confundido con el mobiliario. Esta chica vive en un eterno congreso de Manga. Seguramente va a cagar y los mojones le salen con la cara de Naruto.

Total, que a Angie le mola Diego. Está más pillada que Bárcenas saliendo de Suiza con un maletín. Pero la cita de Diego era sólo un preparativo. Era mantequilla en el culo del pavo antes de meterle el relleno.

«Esto ya queda pizca y na, eres una chica que me encanta, si tuviera que decidir con la cabeza me quedaría contigo, pero si es con el corazón no podría», le dijo Diego. Bueno, corazón, corazón… Donde Diego dijo «corazón» quería decir «la punta del nabo».

«Pero te dejo en un buen sitio… nos veremos«, le dijo al despedirse de ella. Joder, se podría acabar una película con esa frase. Lo de la amistad de mierda de Casablanca era una chufla al lado de eso. «Pero te dejo en un buen sitio… nos veremos»… no vuelvo a decirle adiós a secas a nadie en mi vida.

Y llegó la gala final.

Cada vez que Diego se viste Dios mata un gatito, un hada pierde sus halas y una top-model engorda. El desgraciado se había puesto unos calcetines rosas. Hacía menos daño echarte un salero entero por los ojos, luego romperlo y apuñalarte las córneas con los cristales rotos.

«Yo me lo he pasado… no he tenido ninguna queja, me lo he pasado de lujo», le dijo nuestro cineasta favorito a Luján. Nos ha jodido, como que ha metido más lengua que un oso hormiguero en un buffet de hormigas.

«Si pudiera coger una pieza de cada una y hacer una mujer perfecta…», se quejó ante la dificultad de elegir. A mí me dio miedo, ya sabéis como es esta gente rara que ve películas en las que el sushi asesina a la gente: les da el taranto y les pillan robando cadáveres para hacerse una pibita una noche de tormenta.

La madre, Estrella estaba muy positiva:  «Entre lo malo y lo peor… sí, me encaja Angie«, dijo con el mismo tono en que yo elegiría entre morir y que me amputaran una pierna a bocaos.

Y por la puerta apareció… Bea. Con un peinado como si hubiera llegado a SuperGuerrera y la energía le hubiera puesto el pelo para arriba. No sé cómo no le soltó una onda vital a la madre.

Porque ojo, Estrella no quería ni ponerse al lado de Bea. Si Diego elige de novia a una leprosa del siglo XII a la madre le hubiera dado menos asco arrimarse.

Y movida en la gala: Estrella por enésima vez le dijo que no, que pasa, que «no había vuelta atrás» a Bea y le reprochó lo de que le dijo que tenía el pelo seco, lo que le llegó al alma. Todito te lo consiento menos mentarme la hidratación capilar. Habráse visto, semejante desfachatez.

La mujer quiso romper el hielo hablando de su vestido, azul lisérgico: «Vengo de la Bella y la Bestia, un mundo ideaaaaaaaal«, pero ahí estaba Diego, que es un cinéfilo erudito, especializado en cine iraní, que le corrigió: «Eso es de Aladdín».

«Se limaba las uñas que parecía que estaba serrando una mesa«, siguió enumerando defectos la madre de la pobre Bea, que estaba como si le estuvieran haciendo el cásting para las escenas fuertes de 50 sombras de Grey: no paraba de recibir azotes.

«Parad de darme por saco de una vez, por favor«, dijo Diego, que estaba más incómodo que Paco Clavel con unos pantalones de pana y una camisa blanca.

Cuando cogió el anillo yo sabía que estaba pensando en el anillo único. Incluso me pareció verle tentado de acercarlo a una vela a ver si se podía leer algo…

Se lo puso a su amada Beatriz, que le comió lo morros, ante el disgusto de la madre, que viendo aquello tenía la úlcera como el volcán del Krakatoa.

 

RAFA

Rafa, listo para vender cajas de pino. (CUATRO)

Rafa, listo para vender cajas de pino y Luján, con arcadas. (CUATRO)

Rafa apareció muy elegante, pero elegante como un comercial de funeraria. Por dios, qué traje, la última moda en la Semana del Entierro de París. Tenía toda la pinta de poder aconsejarte en madera para cajas.

Además, el jodío se paraba con el culo pollo. Qué curvita más sexy tiene el jodío, que parece un tobogán. Entre eso y el tupé a lo cresta, podría hacer un anuncio de huevos de corral sin caracterizarse.

Para compensar la madre apareció con un escote como el canal de Panamá. A eso le pones unas exclusas y puedes pasar buques mercantes entre Lugo y Cádiz pasando por Toledo.

El artista de la familia estaba entre el público, pero por algún motivo no llevaba calcetines. Ahí a sudar bien los zapatos. Digamos que sus mocasines eran como el ambientador de pino que un orco pondría en el coche.

Y entró Sandra, la rubia sosa pero buenorra, dando un portazo que casi le salta los tímpanos al personal y vestida de cabaré de los años 20.

Luján casi tuvo que torturar a Rafa para que le dijera unos piropos a su madre. Joder. Que tío más sentimental y abierto. Como un guardia civil de tráfico cuando te pilla borracho, sin cinturón y hablando con tu camello por el móvil.

Y entonces intervino Cristopher, el artista de la familia. Más que nada dijo que ya que su hermano no había elegido a Claudia que si le importaría que tuviera una cita con ella.

JA JA JA JA JA JA JA

El PU-TO-A-MO.

«¿Que te parece, Claudia?», le dijo a la mulata, que respondió «bien», y le comió los morros. Amor a primera VISA. Ahora os digo una cosa: esa mujer coge al querubín de Cristopher y lo revienta. El chaval va a desear no haber dejado nunca de hacerse pajichuelas.

Total, que Rafa le puso el anillo a su madre, después de cogerle la mano a Sandra. Hay que ser malvado. Sandra se quedó más crujida que una galleta en el bolsillo del pantalón de un cowboy. Rafa le dio esperanzas hasta el último segundo, esperanzas para verlas aflorar y luego agarrarlas por el cuello y meterlas debajo del agua hasta que dejaron de patalear.

«Es un punto y final», dijo Rafa, por si quedaban dudas, y no soltó a los perros para que la persiguieran fuera del lugar porque no le pilló en casa.

«No te cambio por ninguna ¿eh?«, le dijo a su madre.

Bueno, Sandra siempre puede intentarlo con Cristopher, que está ahí siempre atento por si se cae alguna miga de la mesa.

 

DAVID

«Me he dado cuenta de que hay un camino que hacer«, para separarse de su madre, dijo David. Lo que no dijo es que estuviera por la labor de recorrerlo.

De hecho, cuando apareció su madre dijo: «Jo, que guapa está» y «estás tremenda«. Todo eso poniendo morritos y abriendo mucho los ojos. Y se fue la luz del plató.

No fue cosa de brujería, ni de que en Cuatro no paguen la luz, fue Dios, que no quería ver aquella cochinada incestuosa.

«He conocido a un hijo que desconocía», dijo la madre, ¿pero quién se ha creído que es? ¿El rey Juan Carlos?.

«La decisión que tome la voy a respetar, pero como no me guste la elementa que ha elegido mi hijo en mi casa no entra, me voy por esa puerta», dijo la madre, así, en plan tolerante.

David debía estar acordándose de la frase de Groucho: «Éstos son mis principios, si no le gustan, tengo otros«.

Pero eh, que a la mujer no le gusta ser la protagonista, no, para nada, por eso dijo: «Ha llegado el gran momento de David y sobre todo el gran momento mío«. A tomar por saco. Cuando David era pequeño y hacía de oveja en el Belén viviente del colegio salía ella a recibir los aplausos.

Total, que por la puerta apareció Ana, la mujer que tiene la misma chispa que intentar hacer fuego golpeando dos tocinos de cielo. Al verla a la madre, sí, a la madre, no a David, le dio tal alegría que salió corriendo como si quisiera hacerle un placaje. David no, él permaneció impávido.

«Mis cartas nohanfalláo, mis cartas nohanfalláo, mis cartas nohanfalláo», decía canturreando y contenta la madre, como fuera del clan de los Pelayos.

David le puso el anillo a la muchacha y le comió los morros mientras la miraba con adoración. «Y quiero mellizos», dijo la madre, en plan mamporrera, que no aclaró si quería que los hicieran allí mismo, sobre la alfombra.

 

SANDRO

Luján, consolando a Sandro Caritas. (CUATRO)

Luján, consolando a Sandro Caritas. (CUATRO)

#StopDramasPorFavor

Vicente se fue a ver a la madre de Sandro. «Te quiero contar algo no muy bonito», le dijo. JA JA JA JA JA «Algo no muy bonito» eufemismo nivel Dios.

«Cuando empezamos el programa en Madrid… yo estuve liado con Ra. Simplemente los primeros días en el hotel, los compañeros, fiestas, habitaciones… «, explicó el muchacho, marcándose un Dinio lanochemeconfunde.

«Yo no me esperaba que me iba a enamorar de Sandro…» añadió. Este tío ha visto demasiadas películas de Antena 3 al medio día. Y la madre ha visto muy pocas, porque esa era la estrategia:  Primero se camela a la madre, para que sea ella la que sosiegue a su hijo. BINGO

Llegó la gala final.

«¿Te has enterado, verdad?» le dijo Sandro sobre los cuernos a Luján, como si en lugar de la presentadora fuera la pescadera y no estuviera muy puesta en el asunto.

Sandro dijo que él notó cosas al principio, pero que luego lo descartó y que… y ya, porque se puso a llorar. Este tío hace más test con sus lacrimales que el coche de Alonso con el circuito eléctrico.

La primera vez que lloró este tío vinieron del Canal de Isabel II y le dieron de alta con un contador. Que manera de arrugar la cara como si se hubiera subido en un ascensor y alguien se hubiera cuajado un pedo de los que pesan.

Y empezó con los nesitos. Porque Sandro no «necesita», sino que «nesita». Por ejemplo, dijo de su madre: «Nesito verla».

Y cuando la vio dos se pusieron a llorar como si hubieran atropellado a Bambi con el coche y al dar marcha atrás le hubieran pasado por encima a Tambor, desparramando tripas de conejo por la calzada.

La madre fue la encargada de levantar la perdiz: «Vicente vino a confesarme que había tenido un lío con Ra«. «Al tema le quito importancia, pero ha esperado hasta el final para contarlo, la mentira no la quiero en mi vida».

O sea, que si Vicente se hubiera dedicado a dar porrascazos por toda España, rellenando agujeros como los Ayuntamientos en las calles cuando hay elecciones, bien, pero lo de no contarlo, caca.

Momentos de gran tensión hubo en ese encuentro. Sandro dijo: «Nesito verle y que me lo diga a la cara y ver lo que siente».

Y entró Vicente con unos mariachis. Los mariachis cantaban una canción de mucha pena en la que pedían perdón. JA J AJ A JA Vicente es el puto amo de la manipulación.

¡MARIACHIS! Le faltó acompañarse de un grupo de niños pobres y harapientos poniendo cara de pena y salir dándole el biberón a un bebé Koala para acabar de enternecer a Sandro.

Vicente miraba a su enamorado con los ojos del gato de Shrek llorosos, que no sabías si liarte con él o adoptarlo y ponerle un chip.

Vicente, tras petarse a Ra.

Vicente, tras petarse a Ra.

«Cometí un error, lo siento muchísimo, te amo pese a todo, lo que he vivido contigo es imposible que lo vuelva a vivir con nadie, he encontrado el amor de mi vida«, explicó Vicente. Yo ahí ya saqué el pañuelo dispuesto a secarme las lágrimas, pero lo tenía lleno de mocos y al final no.

«Nesito saber que lo he vivido contigo es real«, le replicó Sandro. Y ahí ya parecía una puta telenovela colombiana. Sólo faltó que la madre confesara que Vicente es su hijo secreto, hermano de Sandro, y que su relación era imposible.

Pero nada, acabaron intercambiando babas con una pasión inusitada. Los mariachis miraban el beso de los dos con un poco cara de póker, pero se arrancaron con una tonadilla alegre para romper el momento erótico-sentimental. Los mástiles de sus guitarrones no eran lo único duro y tenso que había allí.

Romantiquísima la elección del tema «la cucaracha» para el momento de poner el anillo. «Una y no más», le dijo Sandro a su amado mientras le anillaba como a un somormujo salvaje.

Y se comieron la boca como si estuvieran rebañando una cacerola. Felicidad y cuernos para todos.

 

MARKUS

Markus, lejos de Luján, por si le muerde. (CUATRO)

Markus, lejos de Luján, por si le muerde. (CUATRO)

En la gala final Markus se presentó con un bote de colonia en la mano. Probablemente sería Nenuco. Probablemente lo esnifa.

«A Rocío le falta ser putón. Una es putón y la otra familiar«, dijo de sus dos últimas candidatas. La verdad, que duro debe ser levantarte una mañana y descubrir que como mujer sólo te falta ser familiar o ser un putón.

Que forma de reírse de la pobre madre de Markus, a la que a su salida le pusieron una musiquilla como de striptease.

«Lo suelto, ¿no?», dijo la madre, que aseguró estar algo decepcionada con su hijo. Luján tuvo que traducirla: que le molestó que Markus le mintiese sobre haberle dado fuet imperial a la rubia.

Por la puerta aparecieron el Putón y la Familiar (que parecen nombres de ofertas del Telepizza), ambas muy monas y peripuestas.

La gran novedad que nos habían vendido en los anuncios no fue que Markus confesara ser gay, ni que consiguiera gesticular, no, era que en la gala final aparecieran las dos candidatas y eso no había pasado. MIERDA INTEGRAL DE SORPRESA.

Putón Familiar le dijo a Markus que «eligiera con el corazón«, porque a ella «le gustaba mucho».

«A mi me gusta más», añadió Rocío, en plan en mi rebota y en tu culo explota. El nivel intelectual era alto.

MJ dijo por enésima vez que veía a Sara mayor para Markus y que si la echaba que no pasaba nada, que iba a tener muchos pretendientes. Le faltó decir: «muchos pretendientes de tu edad, así como en el hogar del jubilado de un pueblo de Teruel, vejestorio de los cojones».

Markus no gesticuló. A estas alturas creo que es porque no puede. La colonia le ha dejado la piel acartonada y a su lado Nicole Kidman es capaz de gesticular como Jim Carrey poniéndose un supositorio.

Markus hizo un discurso lacrimógeno de agradecimiento a su madre y... ¡SONRIÓ! ¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede!

¡¡Y ELIGIÓ A ROCÍO!! «Entré con un prototipo de mujer pero esta vez he decidido fijarme en otras cosas«, argumentó, dejando a la pobre Putón Familiar más deshecha que una galleta maría en leche caliente.

«Nada, que suerte, pareja, que tienes una amiga«, dijo Putón, que supo perder con elegancia.

Una cosa os digo: entre Rocío y Markus había la misma tensión sexual que entre Cristiano Ronaldo con un kiwi pinchado en el pene y Messi vestido de pitufo.

Y acabado el asunto MJ se puso a venderle a Luján un seguro de invalidez o de muerte a Luján, a la que se le puso peor cuerpo que a Falete después de una colitis.

Y se acabó por esta temporada, amigos.

Os dejo en un buen sitio… nos veremos.

Las puñaladas traperas y desesperadas llegan a ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Si alguna vez no sabéis qué poneros, de esto que vais a un acto de etiqueta y dudáis, con una camiseta en la que salga Karl Lagerfeld con nariz de payaso lo petáis. No hay nada más exclusivo. Lo único que al plancharla grita, pero por lo demás bien.

Por eso Luján se puso una para la penúltima emisión de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, porque ella sabe cómo acertar.

«Se acabaron los tiempos del algodón de azúcar«, advirtió la presentadora, lo que pasa es que lo dijo con un chaquetón rosa que parecía que la acababan de sacar de la máquina después de darle vueltas con el palito metido por el… queeee las madres se fueron. Dejaron solos a los chavalines para que eligieran.

Veamos qué pasó.

DIEGO

Diego, con las mujeres de pelo natural.

Diego, agarrándose los machos, con las mujeres de pelo natural. (CUATRO)

Nuestro James Cameron patrio se llevó a las muchachas de paseo por Melilla. La verdad es que ves a las dos juntas y te preguntas si no hay mujeres con el pelo normal. Lo raro es que no cerraran el puerto para evitar que llegara más gente así.

Angie da miedo. Oh, que súper happy soy y que guay y manga y cómics y anime y me disfrazo de Zelda para la cópula, pero luego tiene un fondo de psicópata de peli de sobremesa de Antena 3 que inquieta…

Y allí estaba el bondadoso Diego, como el virgen de la peli que las pasa putas pero que al final sobrevive, cagándola con cada cosa que decía o hacía. Jugaba con fuego el tío.

Le dio una flor a Angie, pero claro, justo después de que esta supiera que se había enrollado con Bea. Maaaal. Primero, porque le va a caer la multa padre por coger la flor de un macetero municipal.

Segundo, porque Angie, despechada, la tiró al suelo, yo creo que por no metérsela por el recto al muchacho ante la cámara y pasar a ser conocida como el supositorio morado. Enema patrocinado por SuposiPurple Girl.

Y mal en tercer lugar por coger la flor del suelo e intentársela dar a Bea, que dijo «sí, de segundo plato». Si Diego lo que quería era quedar mal con todas las mujeres debería haberse tatuado en la frente algún artículo de Salvador Sostres.

Angie siguió, haciendo el truco de la comadreja que se quiere comer al pájaro carpintero pero que la gente piense que es un pájaro llevando dulcemente a una comadreja bebé.

Y atacó por la vía de la madre: «Estrella dice que Bea ha estado con Jasmina y que le da igual uno que otro». Y se puso a insinuar que Bea era Bi, cuando es Bea, como si que Bea sea Bi fuera malo para Bea.

Angie, entiéndelo ya. Una chica bisexual: +1.000 a ojos de un chaval. Una chica bisexual con amigas bisexuales con las que se enrolla: +10.000. Una chica bisexual con amigas bisexuales con las que se enrolla y que quieren tríos con el feo del novio de su amiga: infarto.

El caso es que se fueron con la madre a una tienda típica de Melilla (de artesanía marroquí) y la madre le regaló a Angie unas babuchas, porque «era sincera» y a Bea le dijo «no te voy a regalar nada, porque sé la opinión que tienes de mi«. Aquí vemos el momento:

Para arreglarlo Diego se puso a lo Rockefeller, diciendo: «coge lo que quieras de la tienda, que corre de mi cuenta«. Joder, qué demostración de poderío. Diego no se va a incinerar, se va a hacer una puta pirámide en un solar que queda libre en Giza.

Angie aprovechó los últimos cartuchos y sacó (otra vez) el tema de la supuesta bisexualidad de Bea. Angie, cariño, que no es malo. Que cada cual se tira a quien quiere o puede. Pero tanto la madre como la mujer el pelo morado se echaron la mierda encima a la otra, en plan: «no, fuiste tú la que me lo dijiste».

«Si Diego tiene una relación con Bea yo hablaré con él como la Baronesa con Borja, no quiero saber nada de esta personaja», sentenció en un aparte Estrella, la madre de Diego. Iba a citar la mujer un pasaje histórico de las guerras Púnicas, pero dijo, pa qué, si no lo va a entender la peña.

PERO, ¿POR QUÉ? ¿A qué viene ese odio visceral si la muchacha no ha hecho nada? Que forma de cogerle manía a la gente.

Y la madre se fue para dejarles solos antes de la eliminación. Y Angie se fue a lo importante: ¿Tu madre no me iba a regalar ésto, ahora lo pago yo?», dijo con las babuchas en la mano, sin saber que al final la madre no las pagó porque su intención era cambiar a Bea por las babuchas, dos cabras y tres sacos de trigo.

El siguiente escenario fue una casetilla en la playa. Súper chiste de Diego hablando de la bronca: «se ha ido de madre«. JA JA JA JA Festival del humor, que se mueran los payasos, que ya no hacen falta.

Diego aprovechó que Angie fue a mear para comerle un poco el morro a Bea. El que se fue a hacer pis, a la otra le metieron la lengua en un plis.

Y movidón, ataque frontal, aunque Angie no lo vio, pues despellejó un poco a Bea: «ella es la favorita porque tiene un buen físico», más concretamente «tetorras».

Pero Bea puede tener el pelo del color de una cagada de paloma de Chernóbil, pero no es tonta y aprovechando que era Bea la que fue a echar un pis le dijo a Diego: «¿ella te mira como yo te miro, te besa como yo te beso?» y le cascó un morreo al muchacho que no se sabía si llevaba en el bolsillo el ático de Rouco Varela o es que estaba contento de verla.

Eliminación. A Angie le daban de los nervios «revoltijos en las tripas, gases, ganas de ir al baño sin parar» de los nervios. Pensé que se cagaba allí mismo y regaba de mierda media Melilla. Le pasaba ésto (1:21):

Peeero, Diego dijo que no, que no había expulsión, que mejor que se fueran las dos y que en el tiempo de separación hasta Madrid, que ya decidiría. Él es así. Decidido.

 

RAFA

Rafa, levantándose para despedir a su madre. Ah, no. (CUATRO)

Rafa, levantándose para despedir a su madre. Ah, no. (CUATRO)

A la madre no le gusta Sandra (la rubia normal). ¿Por qué? Nadie lo sabe. Pudimos entender entre el monólogo de Ozores que se marcó que es porque «no tiene luz en los ojos». Os pongo el vídeo por si lo entendéis vosotros:

La madre es muy elegante, pero cuando se suena la nariz no se la suena, se la seca hasta el fondo de la fosa nasal. La mujer se mete el pañuelo por la nariz hasta que se roza los alveolos pulmonares.

El caso es que también hay tensión entre las candidatas de Rafa. Dely intentaba mostrar lo aprendido en sus clases de protocolo, que está ya tan preparada en protocolo que Letizia la llama cuando tiene dudas.

Sandra se ve muy superior a Dely, pero no se relajó y se dedicó a machacar a Dely, a lanzarle unas indirectas chungas que necesitas licencia de caza para poder usarlas.

Rafa se hizo el sueco como un puto profesional para eludir el conflicto. No se presentó allí mismo el embajador de Suecia para darle la doble nacionalidad de puro milagro.

Se llevó a las dos a un mercado francés donde había un señor muy glamouroso que agitaba una banderita de Francia y un gallo muerto. Sí, sí, lo que habéis oído, aunque suene raro, agitaba una banderita.

Y de ahí se las llevó a tomar «ostras, que vienen del mar». Vienen ellas solas. Cogen el metro, trasbordo en Sol, línea 3 y llegan.

Dely ponía unas caras de asco cuando se metió la ostra en la boca que no veas tú y acabó echando al bicho masticado en la servilleta. Que anda que no tiene que joder que te abran la casa, te echen limón y te mastiquen, pero lo peor es que encima te escupan en una servilleta.

Me da la sensación de que Rafa lo que quería era comprobar… bueno, si… en fin, los escrúpulos, porque hizo que Dely se tragara otra ostra. Y la pobre muchacha allí, con cara de haberse metido en un cuarto oscuro con Quasimodo y su primo el feo.

Explicación de Rafa sobre las ostras: «Tienen testosterona porque son afrodisíacas«. Con dos cojones llenos de testosterona. Las ostras tienen testosterona. Las ostras van al gimnasio y se ciclan y se petan a chonis con mallas.

Explicación de Rafa sobre los puentes: «Un puente es un camino en el que llegas al lado opuesto del que empiezas a andar». Que se lo diga alguien a Calatrava.

Regalo de despedida a todo tren: unas alpargatas de mierda, para que la expulsada encontrara su camino. Joder, tío rata de los cojones, regalales un GPS.

Y echó a Dely, que se fue descalza, pero con las alpargatas en la mano. Dely se lo tomó bien. Como la niña del exorcista cuando le echas agua bendita, igual de bien. Usó las alpargatas para limpiarse el culo, con demostración gráfica incluida. Así de bien.

 

DAVID

El señor que se cayó en la marmita de orujo cuando era pequeño (CUATRO)

El señor que se cayó en la marmita de orujo cuando era pequeño (CUATRO)

La mística y la madre se fueron a jugar al golf. David apareció con Ana, la normal, en un carrito. David iba con pantaloncitos cortos que daba cosa verlo. Tiene las patas como la gallina Turuleca, que tiene las patas de alambre porque pasa mucho hambre y nunca pone los huevos en el corral.

La mística intentó acojonarles (a los tortolitos) diciéndoles que había tenido una visión de ellos en el barco (lo que hicieron en su cita). Lo de que después fueron a ver un partido de fútbol no lo vio porque no era en abierto, era en Imagenio y claro, tiene copyright.

Total, que la madre se tuvo que ir. A David le dio un telele. Para David una película de miedo es «Solo en Casa».

«Estaba destetado con un año y medio«, reveló la mística. A mi me da que David aún se duerme con un poco de leche caliente antes de ir a la cama.

Se llevó a las dos chicas a un parque. ¿Para hacer botellón? No, para ir a ver a un druida llamado Daniel Aguilar, hijo de la señora Marcelina, muuuuuy celta el señor, con su corona de flores, clavao.

El señor les hizo una queimada, que hace «un elixir del amor«. Bueno, lo que hace es provocar que las mujeres se desmayen alcoholizadas y que luego haya amor.

«¿Usted que es brujo?, le preguntó la mística. «Orujo, sí», respondió él, demostrando que la queimada no es buena para recuperar el oído.

La mística se puso a «cancelar» al oír al señor hacer el conjuro. Cancelar es «orar, hablar en lenguas para que si este hombre hace todo jugando entran más los espíritus y las cosas malignas».

– Hola soy el cliente del vuelo FR2346, que quiero orar, hablar en lenguas para que si este hombre hace todo jugando entran más los espíritus y las cosas malignas mi vuelo.

– ¿Es una amenaza terrorista?

– No, que quiero cancelar mi vuelo. Ignorantes…

«¡¡Pero si no es brujería, es aguardiente!!», le dijo el señor Daniel, que me da que es de los que se cayeron el la marmita del orujo cuando era niño. Y todavía le dura el pedo.

«A través de la comida y la bebida entran las cosas negativas», dijo la mística sí, joder, si vas en agosto a un restaurante de gasolinera y en el menú de seis euros pides ensaladilla, te entran cosas malas.

La mística volvió a sacar lo del complejo de Edipo, que David no hace nada sin su vieja: «tu madre es como un avatar», dijo ja ja ja ja.

«Imagínate que me separo de mi madre y no tengo a nadie que me diga nada y me puede dar un trauma ¿no?», dijo un poco crispado David, agobiándose al constatar que estaba pensando por sí mismo.

Eliminación: «Noelia, quiero decir las cosas claras, quiero estar con Ana», le dijo David a la Mística.

«Te has quedado chupando caracoles», le dijo la mística, que es muy poco de rencor: «Estaba notando que me estabas poniendo los cuernos».

Por favor, decidme que vosotros chupáis caracoles. Para mi eso no es un insulto, es una invitación a comer. ¡Te has quedado chupando chuletones! Eso mucho mejor.

«Me voy con una nobleza… con una humillación» (sí, sí, humillación, la jodía parecía El Cid saliendo de Burgos) y «yo me quedo muy feliz, porque hay muchos hombres en este mundo», remató la mística.

 

SANDRO

Los camareros fashion han llegado al pueblo. (CUATRO)

Los camareros fashion han llegado al pueblo. (CUATRO)

Vicente, que está haciendo las oposiciones a lameculos del estado, se presentó de buena mañana con el desayuno en la cama. Él y Sandro se comieron el cruasán mordiéndolo a la vez. ¿Pero sabes las migas que echa eso en la cama?

Bueno y azúcar y gelatina… Te levantas al día siguiente con las pelotas caramelizadas.

La madre dijo que se piraba mientras colgaba de una hamaca de la que no se levantó. Pensé que se había sentado en la parte de la catapulta donde se ponen las piedras y que se iba a ir cuando alguien le diera a la palanca para lanzarla.

La mascota antes conocida como Jos también se fue. Digamos que sabiendo el oscurocasinegro secreto de Ra y Vicente a decidió quitarse de en medio antes de que la madre de todos los dramas estallara.

Ra dice que le da pena Sandro porque «está enamorado de un Vicente que no existe». JAJAJAJA SÍ LE DA PENA. Te quiero pero te como. Por eso se guardó el secreto que haría que el corazón de Sandro se rompiera en modo preparado de carne burguer meat.

Sandro se llevó a los candidatos a un hostal de carretera «a tomar unas copas». Sandro es así, muy de locales de moda con glamour y gente guapa. Bueno y con vistas a un aparcamiento de vía comarcal.

El local era como un decorado del primer episodio de Cuéntame. En aquellas paredes llenas de la grasa de la fritanga de años se podía hacer el Spiderman. Bastaba con poner las manos en las paredes para que se quedaran pegadas y poder trepar.

La conversación entre los tres fluía como un riachuelo en el Sahara. Había más tensión entre sus dos candidatos que en el enchufe de una central nuclear.

Así que al final Ra, que estaba como sufriendo en silencio las hemorroides, bueno y las migrañas y la sífilis y la peste bubónica, aprovechó un despiste de Sandro para hablar con Vicente y reprocharle su papel.

«Nos ha conocido, por delante y por detrás», respondió Vicente. Es un chiste tan obvio que no lo voy a hacer. Bueno sí: Sandro es la versión sonriente de un proctólogo.

Ay, Sandro. Es tan sensible y tan bueno y tan candoroso que se va a llevar más hostias que el camión que reparte obleas a las iglesias. De hecho él fue el que más se derrumbó, poniéndose a llorar porque quería que sus candidatos se llevaran bien.

Lo que no sabía es que bien, bien, se habían llevado de puta madre. Mejor que con él, de hecho.

En el montaje de esa escena se podía ver cómo las copas se iban llenando y vaciando sin ton ni son. Una de dos: o el montaje de las imágenes no fue cronológico o había un señor detrás de la cámara rellenando copas como si fuera el sombrerero loco.

Al día siguiente se pusieron de punta en blanco para ir a pasear por el pueblo. Sandro llevaba hasta pajarita. PA-JA-RI-TA. En ese pueblo debieron pensar que había una boda y habían llegado los camareros. Yo es que a la gente moderna no la entiendo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Usar gorguera?

Al final se sentaron en el borde del puerto y Ra tenía cara de estar entre arrojarse al mar o arrojar a Vicente y a Sandro y quedarse a ver cómo se los comían los peces. Y ojo, que los peces de puerto son los seres más peligrosos que existen, capaces de sobrevivir en el diésel y la mierdecilla varia.

Vimos una escena maravillosa, de mucho amor y cariño, romantiquísima, en la que Vicente le decía a Sandro: «lo que me importa eres tú, que tú estés bien»… lo malo es que lo decía con la boca azul de la piruleta que se estaba comiendo.

Y para seguir con el tour Deep Spain 2015 se fueron a la feria, donde a Sandro le hizo mucha ilusión ver a «un burrito», que no era uno, ni era un burro. Eran unos pobres ponis atados a un camión listos para ser explotados dando vueltas en una noria. Maravilloso.

En el colmo de la exclusividad, Sandro les regaló dos reproducciones de la perra satánica de la madre de Markus. Sí, esos perritos made in China cuyos ojos se iluminan en color rojo mientras ladran con un tono agudo capaz de reventar tímpanos. Se supone que son para niños. Para traumatizar niños. Para que el payaso de It les parezca una opción agradable en comparación.

Al final Ra caminaba ya como la Pantoja entrando en un juzgado, con la cabeza echada para atrás y sacando dientes. Y hacía bien, porque Sandro le dijo que le iba a expulsar, como si le estuviera hablando a un zurullo aún en la recámara.

Y Ra, que no es nada rencoroso ni nada, dijo «esta es la mía» y decidió soltar la bomba: «Yo, Sandro, te quería decir una cosa: las dos primeras semanas, hasta Sevilla, Vicente y yo nos liamos las dos semanas, estuvimos liándonos».

CA-TA-CRAC

Pero no hay mejor engañado que el que se quiere dejar engañar, así que Sandro dijo «por mucho que me digan hasta que no lo vea…»

«Te juro por mi abuela que está muerta que me he liado con Vicente en el hotel, te lo juro que mi madre que se muera«, dijo Ra, que solo le faltó presentar un escrito notarial pormenorizado sobre el enrollamiento en cuestión.

Vicente, que tenía los cojones tan pegados a la garganta que no podía ni tragar, lo negó, pero poco. Los no de Vicente, a punto de llorar, no se los creía más que Sandro, que le comió los morros a Vicente como si fuera un cucurucho de helado que se le estuviera derritiendo por los lados.

«He descubierto que Ra es un falso y un hipócrita«, dijo después el muchacho, que es un lince y no se deja engañar.

 

MARKUS

Tensión en el muro de Berlín (CUATRO)

Tensión en el muro de Berlín (CUATRO)

El primer desayuno después de que Rocío, la guapa, supiera que la gata le ha afilado el lápiz a Markus fue súper cordial. Como una pelea a navaja entre dos soldados del ejército de Gengis Kan.

«No hay nada que contar, porque yo no dormí con él, yo no soy como tú», dijo Rocío y añadió dirigiéndose a la madre «de mi te puedes fiar, María José». El putón familiar respondió con unas cuantas lindezas más, hasta que el mal rollo era tan patente, tan claro, tan corpóreo, que se le podía hacer DNI y bautizarlo.

En medio de aquella tensión la madre intentó mediar y poner paz con un «¿no vais a probar el salami?«. Si aparece esta señora en medio de las trincheras de la Primera Guerra Mundial con un trozo de fuet se habría acabado el conflicto.

¿Y qué hacía Markus? Nada. Estar como si no estuviera, practicando sus oposiciones a muñeco de cera.

A la madre le mandaron una foto de la perra infernal y ella la vio un poco más delgada. Debe ser que cuando no está su dueña no devora almas igual. Por supuesto, la señora tuvo que salir echando leches para recuperar la línea de la perrita, linda y juguetona que podría grabar la versión canina Poltergeist.

La guapa se la llevó a un aparte para decirle que no se fuera y que Markus se había acostado con Sara. «Igual no es verdad, le conozco», dijo la madre, que le conoce igual que yo a al ama de cría de Rasputín.

Total, que la madre le dijo que no se lo creyera, que Markus era «incapaz de hacerlo», que «no es así». Bueno, eso igual eso es verdad.

Peeeero, al descubrir que había habido chivatazo Putón Familiar se cabreó de cojones y dijo que se iba, mientras Markus intentaba retenerla. «Que envidia me tienen todas las tías», dijo Putón. A ver, envidia, envidia, lo mismo Angelina Jolie y Scarlett Johansson no te envidian. Pero las demás fijo que sí.

Total, que a Putón le dio el telele y se puso a llorar como una magdalena vestida de bailarina de barra americana y a decir que le quiere, que le quiere de verdad. Markus, sin mover la cara, dijo «si te vas tú me voy yo también».

Y ahí empezó una mediación de Markus, que se esforzó por no darse a la tentación de ir a peinarse, entre las dos. A Rocío le preguntó que porqué se chivó a su madre y le dijo que no era verdad, que no había metido el pepinillo en el tarro de Putón: «te lo dije porque insistías, no es verdad». Todo eso lo dijo con la cara tiesa, como si estuviera hablando la momia de Ramsés II.

Markus intentó la de «daros un besito y haced las paces«, pero Putón Familiar dijo que no, que Rocío era mala. Y más lloros. Los berlineses que pasaban por allí tenían que estar flipando en colores. «Otros ingenieros españoles que no encuentran trabajo», pensarían.

Así que se fueron a pasear a la vera del muro de Berlín, que según Putón Familiar es de 1800 y según Markus de 1964. «Las dos alemanias se pusieron de acuerdo en algo y hubo la victoria entre las dos alemanias«, resumió Rocío, que es una historiadora revolucionaria.

La eliminación se pusieron a hacerla en medio del carril bici y claro, casi mueren atropellados. Markus, que es a las decisiones lo que una babosa al estrés, se quedó con las dos. Sabremos su decisión en el próximo programa. El último, el definitivo.

El sexo y las infidelidades llegan a lo bestia a ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Se echan de menos las personas que pasaban por detrás de Luján mientras hablaba en anteriores ediciones. No sé, esa señora con el perro, esos niños toca huevos en bici… ese becario-mascota diligente.

¿Que habrá sido de aquel becario? ¿Trabajará ahora en ¿Quién quiere casarse con mi inmigrante español en Alemania?.

 

DIEGO

Diego, con pintas de turista y Angie, con pintas, a secas.

Diego, con pintas de turista y Angie, con pintas, a secas.

Hay dos tipos de personas: las que se dejan cegar por el marketing  engañoso de sitios extranjeros como Bora-Bora o las Seychelles y los que apuestan por el producto patrio. Diego es de los segundos, así que se llevó a sus chicas de viaje exótico a Melilla.

Eso sí, él no va a Melilla, va a vigilar Gotham. La madre que lo parió, que es muy maja y lee esto: Estrella, corazón, pégale más, si no se estropea, mujer. Diego: es por tu bien. Pero en la cabeza no, que está estudiando.

El caso es que nuestro Almodóvar extremeño se fue de cita con Angie (que es un poco como su Carmen Maura), mientras Bea se iba con la madre. Bea y la Madre. Caín y Abel tenían una relación cordial y con un cariñoso futuro al lado de estas dos féminas.

Ambas se fueron a tomar «algo» y «algo» era una bolsa de frutos secos. Cosas de Bea, que es una gourmet de lo envasado.

La madre dedicó la cita a minar la moral de Beatriz, diciéndole que ni de coña podía estar con Diego: «yo no os veo». Beatriz estaba encantada. Como si la hubieran enterrado viva de encantada. Hubo víctimas de empalamiento en el siglo VI que estaban más encantadas que Bea.

Diego, con pintas de turista sexual, se llevó a Angie de visita a las murallas de la ciudad.  Dios no podía permitir esas pintas de traficante Colombiano haciendo turismo y le mandó un viento que se le llevó el sombrero con la banderita de España. Hala, al mediterráneo, a contaminarnos los delfines.

Y es que no es que las camisas de Diego sean feas, es que se las hace con las corbatas que Carrascal desechaba por vergüenza.

«Bea es una persona que parece diseñada para mi, pelirroja, exuberante, tengo con ella muchas aficiones en común…», y eso se lo dice a Angie. En su cita.

Diego tuvo mucho tacto al decirle eso a Angie, tacto como el de un urólogo batiendo el récord Guinness de palpaciones de próstata en una hora.

El caso es que le comió el morrino a Angie, pero poco. Así como el que dice «la horchata no me va«, pero tiene sed y pega un traguito.

Diego se llevó a la mujer del pelo de color morado lavado con lejía a cenar cuscús. Muy romántico y muy fino. Ya puestos podía haber rematado con un hummus bien cargado de garbanzos. Luego a la cama, a llenar el edredón de gas hasta que puedas ponerle una cesta de mimbre y hacer fotos aéreas de tu ciudad.

Angie es más pesimista, gafe y ceniza que los restos del abuelo Paco después del crematorio. Siempre piensa va a salir todo mal. No os subáis a un avión con ella si no queréis acabar histéricos. Peeero, Diego la besó aún más. Y más. Si le mete más la lengua se la quema con los ácidos gástricos de la muchacha.

Hoy me he levantado generoso y lleno de consejos, que parezco mi madre comentando cómo hago la maleta. Diego, amor mío, no beses a las chicas justo cuando se acaban de meter comida en la boca: compartir paluegos no es guay. A no ser que quieras hacer el regurgite pajaril como muestra de confianza, entonces sí.

¿Qué hay más romántico que una novia que le mastica la comida a su chico? Sólo una coprofagia cariñosa puede superarlo en ternura y demostración de confianza.

Una vez he vomitado hasta el riñón izquierdo, sigo.

La madre y Diego desayunaron en medio de un vendaval que sólo faltó que les cayeran encima Dorothy y Totó buscando el camino de baldosas amarillas.

Angie sacó la bruja que lleva dentro en ese mismo desayuno y estuvo presumiendo: «la cita acabó muy bien, hubo más de un roce», dijo delante de Bea.

Inversión de citas: Angie y la madre se fueron a la playa. Angie no es blanca, es refulgente. El nácar cuando quiere estar blanco se maquilla con tono Angie. Angie es la abominable muchachita de las nieves. Las cámaras del programa hacían el balance de blancos con ella.

Se subieron en un kayak y aquello era un drama. Casi atropellan a un señor gordo jubilado que se jugó la pensión en ese lance. No es que se alejaran poco de la orilla, es sólo que salieron a mar entornado.

«Te veo sincera, te veo educada, te veo sincera… pero el toque infantil… es que mi hijo también lo tiene y yo lo que quiero es liberarme, aire«, le dijo la madre, que lo que quiere para Diego es una muchacha esquimal que se lo lleve a vivir un lugar recóndito entre el hielo polar.

La madre le preguntó a Angie por Bea, pero le inducía todas las respuestas. Eso parecía un interrogatorio de la CIA. Y luego se dejó llevar, mientras Angie remaba. Estrella era la rey Jerjes de Melilla.

Diego se llevó a Bea a una calita romántica. Le había preparado una comida a base de sushi. El sushi estaba en el suelo. O sea, que tenía que tener más arena que una almeja abierta de piernas.

Diego siguió con su táctica: le habló a Beatriz de las virtudes de Angie. A la muchacha del pelo rojo natural le encantó aquello. Como cuando se te meten las bragas por el culo y no te las puedes sacar porque estás leyendo a San Mateo 25:11, 12 en misa y te está mirando el cura.

Diego se puso fino a comer pescado crudo. Y con la boca llena de Sushi le comió los morros a Beatriz. Ah, quienes mastican pescado crudo y anisakis unidos, permenecen unidos.

El caso es que el muchacho está igual de berraco por las dos. Tiene la brújula como un chorizo de Cantimpalos, pero que no se decide a señalar un sólo norte… «y habrá quien diga ‘que complicación de mierda, no estás picando piedra, desgraciado'», dijo él. Amén.

 

RAFA

Rafa y las chicas, mirando el castillo de los clic.

Rafa y las chicas, mirando el castillo de los clic.

Se las llevó a Aviñón. No se si era una indirecta para las múltiples facetas de Dely.

Rafa las timó diciéndoles que iban a dormir en un castillo, un chateau, pero eso era un chalete de verano como mucho. He visto cajas de zapatos de la talla 36 que se parecían más a un palacio que eso a un castillo.

Eso sí, Dely estaba fascinada. «Las paredes eran de oro«, decía. Sí, joder. Y los cagaderos eran diamantes tallados a los que nunca se agarra la zurraspa.

Rafa se llevó a la susodicha al palacio Papal, el lugar más romántico de Aviñón. Sí, los Papas son muy románticos. Yo es pensar en cosas papales y ponérseme el miembro como un lomo adobado. Así de románticos son.

«Un papa es el jefe de los curas, el que los cría en la religión de los dioses«, dijo Rafa. La redactora del programa, que no habrá escuchado ya mamarrachadas, estaba descojonada.

Dely está enamoradita perdida. Llevaba puestos unos pantalones blancos que no le tapaban ni el mejillón de Lavapiés. He visto cinturones que tapaban más.

Rafa la llevó a un piso de Aviñón que tiene alquilado y Dely, para agradecérselo le hizo el Koala.

Una vez que Rafa pudo despegarla con soplete y disolvente, le enseñó la casa, que era más grande que el castillo. Es su piso de soltero de Aviñón, pero Rafa lo miraba como si no lo hubiera visto nunca.

Dely no perdió baza y se echó en la cama en cuanto llegó. Le faltó hacer la apertura de la pantera, agarrándose los tobillos y tirando hasta que los pies le quedaran pegados a las orejas. Pero ni por esas.

Al día siguiente la madre se llevó a Dely de convivencia. La pretensión era refinarla. Habría perdido menos el tiempo intentando refinar un canto rodado.

Una norma: si te ríes en la calle, hay que hacerlo con la boca cerrada. A saber cómo cojones se hace eso.

Mientras, Rafa se llevó a Sandra al mismo piso de soltero «tu picadero», dijo ella y él tuvo los cojones de ofenderse, cuando a las sábanas les pones luz ultravioleta y se puede leer en color blanco clarito: «Bienvenidos, señores del CSI».

Y le preparó una sorpresita, que básicamente era meterse en la bañera con la anguila suelta y llamar a la muchacha para que se sentara a su vera.

A ella le excitó mucho. Bueno, en realidad se descojonó, pero después se metió en la bañera con la ropa interior puesta. El agua cogió temperatura que se podía esterilizar material quirúrgico allí dentro.

El jodío de Rafa salió de allí en pelota picada. Una cosa: tiene el culo más depilado que una encimera de mármol. Ahí no le han hecho la depilación láser, le han hecho la depilación espada Jedi.

Eso sí, para meterse en la cama se puso una camiseta rosa. Es como Espinete, el cabrón, que se pasaba el día desnudo y para dormir se ponía pijama.

Y claro, el picadero hizo honor a su nombre.

 

SANDRO

Sandro y Vicente, en Verano Gayzul.

Sandro y Vicente, en Verano Gayzul.

Se llevó a sus chicos y a su madre a unas cabañas zíngaras en Euskadi, que Ra no sabía si era en Badajoz o dónde. Este chaval la geografía la maneja con la misma soltura que una central nuclear.

Jos, la mascota, no estaba muy seguro de dormir en una cabaña en un árbol, porque mientras duermes alguien podría querer talar el árbol. Lo normal. ¿Quién no ha ido por el bosque y ha querido talar un árbol donde había una cabaña? ¿A quién no le hablan las voces y le dicen que los mate a todos?

Para la primera cita Sandro se llevó a Ra a Francia, a la playa. Ahí estamos, cruzando la frontera para el vicio. Les faltó ver una película de destape, qué alocados.

Ra dijo que no sabía que Francia tenía mar. Claro que no, los aliados desembarcaron el día D en Torrevieja y ya luego subieron para liberar Francia.

Menos mal que estaba Sandro para decir cosas coherentes: «Respeto que sea una república, pero preferiría que fuera una democracia». ¿Alguien sabe si han dejado de usar la guillotina en Francia? En fin.

Rosa se llevó a los otros dos a Vitoria. Bueno, a un bar de Vitoria. A pedir el vinito típico del lugar. Rosa, que es muy de probar lo local. Lo local que se bebe.

Vicente estaba tan depresivo porque Sandro estuviera de cita con Ra que le tendrían que haber quitado los cordones de los zapatos y el cinturón para que no se colgara de una farola. Y a la madre lo único que le importaba eran el vino y los pintxos.

Mientras, Ra estaba haciendo como los chinos: copiando las cosas en versión barata y haciendo de Vicente. Se presentó en la playa con unas flores y un picnic romántico de bocatas de nada. Sí, eran barras de pan. A secas. Para qué meterles nada dentro, es mejor no mezclar.

A la mañana siguiente Vicente estaba de un dramático que sólo le faltó jurar que nunca volvería a pasar hambre y dejarse atar el corsé por una criada gorda.

«Me están descargando los chakras», dijo Jos de los dramas de Vicente. #StopDramaPorFavor

Para compensarle, Sandro se llevó a Vicente a unos viñedos. Y luego a montar en bici eléctrica, como en Verano Azul pero uno en el que Pancho se liaba con Javi y pillaban a Chanquete copulando con el acordeón.

«Yo he dormido en medio del bosque, abandonado, muerto del asco, no veía nada más que pinos, jabalíes»… le lloraba Vicente a Sandro. Nada, chico, tú no exageres si eso.

Sandro se llevó a Vicente a un banco lleno de mierda en el que no dormiría ni el brick de Don Simón de un mendigo.

Vicente reveló que ha hecho filetes de pollo de corazón, pizzas de corazón, baños de corazones… y le dio el aro de plástico de una botella de agua de corazón a su amado. Y claro, Sandro se derritió y se comieron los morros.

No lo intentéis. Lo normal es que si regaláis un aro de plástico de mierda acabéis tragándoslo junto con una hostia de las que crean afición.

¡¡¡BOMBA!!!

Ra le contó a la mascota Ros que Vicente y él se liaron todos los días hasta que llegaron a Sevilla. «Esto es una novela venezolana, guapa», dijo Jos. ¡¡MOVIDÓN CUANDO SE ENTERE SANDRO!!

Mientras, en el banco roñoso, Vicente lloraba como una magdalena de emoción y amor por Sandro. O eso, o era líquido preseminal que no le aguantaba ya en los testículos.

 

DAVID

David... bueno, haciendo lo que sea que haga David.

David… bueno, haciendo lo que sea que haga David.

Se fueron a la Ribeira Sacra, en Galicia. Normal, por lo de Sacra, Sagrada, como la mística. Galicia es «una ciudad del norte», dijo David con dos cojones como calabazas de concurso.

Se fue de cita con la mística, a comer en un embarcadero. Pero había un problema enorme: había una valla como de medio metro de alto cerrando el paso. OJO. Qué espectacular intrusión llevaron a cabo. Estos dos habrían podido cruzar el muro de Berlín para ir a comprar el pan y volver.

El jodío quería emborrachar a la mística cosa mala. «Esto es agua de dios«, le decía mientras echaba vino blanco en la copa como si estuviera llenando una cisterna.

Y cuando la mística estaba más cocida que un langostino en Navidad, y después de más prolegómenos que en Guerra y Paz, se comieron los morros. Bueno, besito de novios de doce años.

«Me iba a transmitir su espíritu, su fuerza, con el primer beso«, dijo David. Bueno, mientras no le transmita ladillas…

«David es el hijo de una bruja, entonces es carnal, pero yo no, soy espiritual, pero lo carnal y lo espiritual han cohabitado», dijo la mística, a la que nunca se le acaban las tonterías.

La madre y Ana (la rubia normal) se fueron a hacer una cata de licores. OJO. A chupitos de aguardiente, hierbas, licor de café… Pero unos chupitos que eran como vasos de tubo. Ana se puso a darle al asunto de beber alcohol como un camionero turco en una boda.

JO-DER

Y eso por la mañana.

Al día siguiente David se fue de cita con Ana, que debía tener una resaca de tres pares de testículos. Se fueron a pasear en catamarán.

«Yo he tenido muchas experiencias con mujeres que al final han estado más tiempo con mi madre que conmigo», le confesó David, que no definió «estar».

La mística y la madre se fueron de spa. Para sudar el alcohol, supongo.

Hicieron el gilipollas cosa mala. El sitio era enorme, pero no dejaban de frotarse: ¿Soy yo o a la madre se le iba la mano al tetamen místico? Mira que a esa mujer le pellizcas el pezón mal e invocas a Satán.

«Canté a tu hijo una canción en idioma celestial y un pájaro cantaba conmigo«, le contó a la madre de la cita. La canción celestial era el Ai Se Eu Te Pego de Michel Teló. Hala, a la mierda complejos.

«Le dí un beso y le dolía el corazón y apareció un arcoiris en medio de nosotros«, le contó la mística, que se cayó en la marmira de los tripis cuando era pequeña. Esta tía debería hacer guiones de ficción.

David se llevó de cita re-romántica a Ana a cenar a su habitación a ver el partido de fútbol del Real Madrid. JA JA JA JA JA.

Pero el jodío estaba con la oreja puesta. Como el partido no debería ir muy bien, pues le comió los morrinos a la muchacha normal rubia. Pero sin arcoiris ni cantos celestiales.

 

MARKUS

Markus y Putón Familiar, justo antes de la cópula.

Markus y Putón Familiar, justo antes de la cópula.

«Vamos a aprender alemán, cinco días que vamos, algo se nos quedará«, dijo el Putón Familiar ante el viaje a Alemania, porque al parecer la madre estuvo quince años viviendo en Alemania. Pues debía vivir en un sótano sola y sin salir, porque no se enteraba ni del NoDo.

«¿A cuánto está la playa de Berlín? Hombre, claro que hay playa…», aseveró Putón, para la que el 95% del territorio conocido que no tiene playa, sobra.

La madre describió la Pariser Platz: «Es un sitio muy bonito, todo de piedra«, vamos, que podría ser la plaza del Obradoiro.

En fin, que Markus se fue de cita con Putón Familiar.

Rocío, la guapa, se fue de comida con la madre. A comer una «almóndiga como una hamburguesa, que sabía a hamburguesa» y que estaba entre dos panes, pero no era una hamburguesa, era un «almóndiga».

Rocío nos dio una lección de historia: «el muro de Berlín separaba la Alemania grande y la Alemania pequeña«. Eso es, la Alemania de la Alemanita.

«Por Berlín pasan los ríos Rin, Elba y Pisuerga», según la madre, que vivió 15 años en esa ciudad cruzando el Pisuerga.

Mientras, Markus se llevó a la madre a la Alexander Platz, donde se reunían «los de las guerras». «Se reunían los de las guerras». ¿Pero de qué testículos habla? ¿De las guerras de Gila?

Lo más destacable de Berlín es que «la gente viste fatal y hay poco postureo». Análisis socio político-conductual de Putón Familiar.

El caso es que la muchacha de pelo y pechos naturales se presentó en la habitación con más teta fuera que dentro. Le llevó cena a Markus. Elegantísimo el trapo de leopardo que tenía puesto en el pelo frito.

Eso sí casi se queda tuerta abriendo champán, y se hizo una «brecha» con el corcho. «Brecha» es arañazo en Markunés.

Putón quiso ponerse a horcajadas sobre Marcus, pero no pudo porque la falda estaba más apretada que la mortaja de Tutankamón, así que le echó nata en el pecho a Markus que parecía que le había eyaculado encima un Ñu y fue a ponerse cómoda.

Se puso cómoda con un camisón elegantísimo, de una tela usan en el museo del traje para limpiar las vitrinas con el cristasol. Y algo pasó.

Rocío y la madre, a la mañana siguiente, se enteró de que habían dormido juntos. De hecho, bajaron juntos a desayunar, así, para disimular un poco.

La cara de Rocío era un poema. Pero no uno de «eres el amor de mi vida, Ana / te quiero por la noche y por la mañana«, no, más del tipo «a veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo /en este nicho en el que hace 45 años que me pudro».

Markus explicó: «es que eran 24 horas juntos«. La Putón familiar dijo que ella no hizo nada, que «la princesa se hace valorar». «Hay que dejar a un hombre siempre con ganas de más, porque si no luego no te llaman», dijo Putón, que lo dice porque se lo contó una amiga, no porque lo sepa por experiencia propia.

Turno de la cita con Rocío. La muchacha estaba rayada y con ganas de discutir, pero con Markus no se puede discutir. Más que nada porque es como discutir con una estrella de mar y esperar que te de la réplica.

Se fueron de paseo en calesa. Menos mal que el cochero era alemán y no les entendía, porque si no se pone de pie y se arroja a los pies de los caballos para dejar de sufrir.

Markus se la llevó después a una playa de palo, porque los alemanes son muy de eso, de hacer playas de palo o de comprárselas en islas del sur de Europa.

Y Markus confesó: «Me acosté con ella«.

A Rocío le dio el telele padre. «Yo os estoy conociendo, no estoy atado a ninguna de vosotras«, le respondió muy tranquilizador Markus.

«Conmigo no va el juego de las fresas con nata«, dijo Rocío, que tenía la cara como si se le estuviera derritiendo. Putón Familiar, 1 – Muchacha normal, 0.

¿Quién quiere casarse con mi hijo? y los problemas del falso hetero con las ganas de sexo de sus chicas

Luján Argüelles abrió la emisión de anoche de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? asegurando que ese es «un programa para que gente como usted vuelva a creer en el amor verdadero».

A ver, que no digo que no lo intenten, pero eso es como ponerle a alguien una película de Van Damme para que vuelva a creer en la paz.

Y encima la mujer lo dijo ataviada con un chaquetón naranja como de subir el butano al quinto que no ayudaba mucho a creer en el amor. Como mucho ayudaba a creer en el reparto de bombonas.

 

DIEGO

Diego, justo antes de rodar su obra maestra.

Diego, justo antes de rodar su obra maestra.

Se llevó a sus candidatas a un castillo para hacer una de sus creaciones cinematográficas. Para hacer «algo narrativo», concretamente.

Según dijo, aquello sería «un homenaje al experimental español«, lo que no dijo es que sería a esa parte en la que el experimento falló.

A la rusa le pareció friki eso de ponerse a rodar, hasta que Diego le dijo que era la protagonista, entonces le moló. Ella es así: no incluye a Ana, es una mierda. Incluye a Ana, mola.

Pero Diego no es tonto y para él experimental es hacer que una rusa buenorra se coma un helado como si su vida dependiera de ello mientras otras dos jovencitas trotan alegremente tras ella. Rocco Siffredi y Nacho Vidal llevan años haciendo cine experimental.

«El eje a tomar por culo, no quiero eje«, dijo en plena orgía creativa. JA JA JA Es un transgresor.

La película terminó con un «¿Qué helado, zorra?«. Dios. Esa puñetera frase podría mejorar cualquier película: «Louis, este puede ser el inicio de una gran amistad, ¿qué helado, zorra?». Y lo habrían bordado.

Y como es su «muse», pues se fue de desayuno a una tetería con Ana, que fue a desayunar con un vestido que podría provocar infartos en un entierro, de esos que hacen que las tetas piensen que viven en libertad. Supongo que le dijeron que iba a una tetería y pensó que tetería viene de tetas, así que las dio protagonismo.

Le dijo a Diego que le iba a hacer un regalo y se sacó de entre las mamas un medallón, para contar después que «no es comprado», porque se lo robó a una niña rusa pobre cuando era pequeña.

Por el amor de dios. Pobre niña rusa pobre joder. Que la busquen ya que le monto un crowdfunding para pagarle el mejor puto medallón que podamos encontrar. Eso sí, espero que aquella niña rusa pobre a la que le sustrajeron el medallón no viva en España y vea la tele, porque Ana se puede llevar una somanta de hostias.

«Eso es un poco regular, ¿eh?», dijo Diego, que añadió «no sé cómo sentirme, como cómplice de un robo«. Pero a ver, ese medallón había estado entre las tetas de Ana, que si la muchacha se saca de ahí un riñón robado Diego lo coge igual.

«Soy barbie ladrona, ar», remató Ana. Y es por eso que ahora Ken no tiene descapotable, ni casa, ni ropa y sobrevive en un club de mala muerte ofreciendo su cuerpo a señoras octogenarias.

A Ana lo que menos le gusta de Diego es «su manera de vestir y lo friki que puede llegar a ser» y añadió: «Yo nunca me pondría eso lo veo súper cutre».

Y por si no le había humillado lo suficiente dijo «creo que tiene que ir al médico«. Ana, provocando depresiones desde 1808.

Eliminación: «Habrá que hacer una pequeña expulsión más», dijo Diego, parafraseando al médico de la señora aquella que tuvo sextillizos.

Pero antes fue una maravilla ver a la madre rapeando y moviéndose con mucho suaj, que la pones en un videoclip de MC Hammer  y no la distingues de los demás.

La madre de Diego es una de las que sale con el pelo rizado y vestidas de cuero bailando.

El caso es que la mujer definió el momento de la eliminación como «el sacrificio de la cordera» y fue decirlo y ponerse las campanas a doblar. Acojone. A-CO-JO-NE.

Ana se había puesto para la ocasión una camiseta que lucía sus pechos rusos que si los pones en una vitrina del museo del Louvre no los luces más, pero de poco le valió porque Diego la echó.

Explicación de Ana: «Porque soy demasiada mujer para él y demasiada guapa, es un friki que no entiende, yo tengo clase, soy educada».

Contradicción de Ana: «Mamón de mierda, quiero mi medallón, hijo de puta, en su vida ha estado con una chica como yo, es virgen».

 

RAFA

Mini Rafa, aconsejando a las chavalas.

Mini Rafa, aconsejando a las chavalas.

Casualmente, sin que nadie lo forzara y/o promoviera, por esas cosas que pasan una vez en la vida, Rafa y sus chicas se encontraron con Sandro y sus chicos en la playa.

«Físicamente hay uno que es diferente, con pelo largo y extraño«, dijo Rafa de Jos.

El caso es que el muchacho del pelo como lomo de mapache en su primera comunión se llevó a Sandro a dar una vuelta en su Ferrari Testarossa. Es una máquina de precisión, una máquina mítica, perfecta… si no fuera porque el elevalunas automático había que elevarlo con la mano. Lo raro es que no lo llevara Rafa con un destornillador sujetando el cristal.

«Sí, limpié la casa, lo hice gustosamente, porque no soy una cerda, como otras«, dijo mientras Dely en la playa y ya a Claudia se le inflaron los ovarios como para ponerles una cesta de mimbre debajo e ir en globo al Kilimanjaro.

Los gays flipaban en colores. Acojonados. Entre los arbustos faltaba la Guardia Civil para intervenir si hacía falta. Y hacía, porque montaron un botellón, de forma literal, porque la botella de champán era grande como para ahogar dentro a Pau Gasol de puntillas.

Sin embargo a Rafa no le acabaron de gustar aquellos muchachos: «Los gays son muy sosos… vamos, que no me haría gay en la vida», dijo, como si lo de gay se hiciera por oposiciones. No sé, ¿me hago gay o me hago notario, que tiene más salidas?.

Rafa se llevó a las chicas en «su» velero. Si ese velero es suyo, el culo de Kim Kardashian es mío con escrituras y todo.

Menos mal que estaba el mini Rafa para aclarar conceptos náuticos: «La proa es la parte derecha del barco. Me he equivocado, es la parte trasera». «Soy el marinero de mi hermano«. El hermano va jodido. Naufragio. Lo último que se oyó en la Armada Invencible antes de enfrentarse a Nelson fue al mini Rafa decir: «ya conduzco yo».

«El mar es la mayor parte del mundo entero, hay mar por todos los países«, explicó el Rafa titular. Sí, en todos los países y regiones, como en Kirguizistán o el Chad, que lo que más les gusta es ir a la playa a pasar el día.

¿Y a que no sabéis que pasó? Que hubo bronca con Dely y Claudia. En alta mar, sin poder irse a ningún lado. Eso era muy peligroso. Claudia no acabó con un arpón clavado entre el tetamen porque Dely es de Lavapiés y allí no saben usar esas cosas.

Una cosa os digo: Rafa no ha cogido un timón en su vida. Iba meneándolo de un lado a otro y con el barco más al pairo que los modales de Dely.

El mini Rafa se las llevó a la proa (el lado derecho-trasero del barco) para darles unos consejos. Le dijo a la rubia callada «nos gustas». A Dely que es una cotorrilla. Y a Claudia que «también nos gustas mucho físicamente, pero te falta un poco de chispa y ser más alegre». Consejos de esos que te hacen replantearte tu vida.

Después se llevaron a las chicas a Sanlúcar de Barrameda. La excusa era que las chicas vieran las carreras de caballos, pero en realidad querían obligar a la madre de Rafa a decir «Barrameda». Aquí la podéis ver:

Así que como iban a estar al sol les regaló a las chicas unas «palmeras» para la cabeza. Así que caminaron un rato entre verdes y altas pamelas.

No sé muy bien porqué, pero el palco VIP que había reservado Rafa para ver las carreras al final se quedó en una grada medio oxidada que te podías coger el tétanos con solo mirarla.

Eliminación: Rafa se llevó a Claudia «a pagar» las apuestas, pero en realidad fueron a que Rafa la expulsara.

Le regaló una rosa de despedida. Eso la tuvo que joder horrores, no sólo porque la despidiera, sino porque le regalara una mierda de rosa de las que te venden los chinos en un bar a las dos de la mañana.

Os digo una cosa: Rafa es gilipollas. ¿En serio? ¿Claudia? ¿Y se queda con Dely? ¿Estamos locos?

La pobre Claudia se quedó muy consternada, sin nadie que la consolara. Porque claro, ¿quién querría abrazar a Claudia?

Después supimos por qué lloraba: el mini Rafa se había quedado con su bolso. Esa es la fuente de la riqueza de Rafa: echa a las chicas, pero se queda con los bolsos.

 

DAVID

«Nos lo vamos a pasar divinamente, es algo muy relacionado con la mujer«, dijo la madre, que se llevó a las chicas a una tienda erótica que ahí había más pollas que en una granja aviar. Era como una plantación de nabos modernos.

La mística y la malrollera dijeron que ellas no necesitaban aparatos. No, se las ve muy de pillar cacho a menudo. Lo mismo es que son más de verduras y frutas alargadas.

Lejos de su frialdad, la madre se estaba poniendo como el horno de Casa Cándido un domingo. Y era normal, porque el vendedor tenía frases como «con el clítoris siempre se acierta«. Desafortunadamente es mentira, porque lo más fácil es que los tíos no acierten. (Sí, me excluyo, yo soy como el GPS de los clítoris: «gire dos centímetros a la derecha, después, habrá llegado a su destino).

David se fue de cita con Noelia, la mística, a la que se llevó a montar en bicicleta y que estuvo a punto de perder la vida. «Ya podía haberme llevado al aguapark o algo así», dijo, que ella Venecia y esas cosas románticas, pollas como ollas, al aguapark.

Iban montando un atasco con las bicis que hay un señor de treinta años que nació en un coche por culpa de aquel embotellamiento.

A la mística se le fue la pinza (probablemente por estar montando en bici por el asfalto en agosto) y empezó a criticar a David que si me dice a mi lo que le dijo a él acabo en la consulta del doctor Walker, Johnny, licenciado en psicología.

Las chicas se levantaron al día siguiente para ir a comprar el desayuno: churros. «Los churros que compramos estaban aceitosos, yo lo respeto«, dijo la mística, que trata los churros como si fuera una confesión religiosa.

Y después bendijo los churros y la ropa y el calzado, porque «un brujo puede estar haciendo esos churros y luego enfermas o te caes». Hijo de puta mi churrero, que es brujo. Le voy a quemar el remolque de los churros, por malo.

«Gracias, me apetecen mucho, ahora…», dijo su pretendido, en lo que fue el primer punto de David. El primero y el último.

Así que el muchacho siguió con su trayectoria de hacer cosas románticas, sexys y picantonas con sus chicas: se llevó a comprarle un regalo de cumpleaños para su madre.

Y no a una tienda de lencería, no, se las llevó a una tienda esotérica. A mi me daba más miedo la otra, que estaba llena de aparatos introductorios.

A las chicas lo que más le gustaron fueron las figuritas de afrodita. Bueno, a la mística no, porque tiene otras creencias, «yo anteriormente había sido bruja y había estado en convenciones de brujería… pero lo dejé todo». A tomar por culo. Como el que dice que dejó el tabaco.

«Afrodita es un demonio en forma femenina, un íncubo, que atrae a los hombres y los destroza«, joder, pues como Olvido Hormigos con un par de copas.

«La estrella de David tiene cinco puntas«, dijo la mística, que conocimientos esotéricos no tiene, pero ovarios… como sandías. Debe ser la estrella de David… de David Povedilla, un señor de Albacete que hace estrellas.

Le dieron la figurita a la madre: «Me gusta muchísimo, porque tiene una elevación espiritual muy grande«, dijo de una figura de resina inyectada made in china de la que sólo hay 1.458.325 copias.

Y la guinda del pastel fue la expulsión. David no se lo pensó y echó a la malrollera. «Yo no lloro por ningún tío«, dijo justo antes de darle a la sangría para consolarse.

 

SANDRO

La madre se llevó a los chavales a un tablao flamenco. A Ra de la cultura andaluza lo que más le gustó fueron las cosas de beber. Eso y hacerle la pelota a la madre como si no hubiera mañana. Es el puto amo de las lamidas de culo. Que maestría, que suavidad, que relamer todos los cuadrantes sistemáticamente…

Y espectáculo flamenco, con un inglés que haría que le sangraran lo oídos a la reina madre, emocionó mucho: Mientras Sandro y Vicente se hacían carantoñas y se miraban como si no hubiera mañana de amor, pues Ra se aburría como en una clase de macroeconomía financiera teórica.

Ojo a Vicente entrando en la entrevista Sandro y comiéndole los morros después de darle un aro de plástico de botella con forma de corazón. A Sandro se le cayeron los calzoncillos al suelo. Entre lloro y lloro se le puso el asunto varonil como para colgar el albornoz.

En otro orden de cosas, la casa de la madre tenía más mierda que el váter de una gasolinera en el Día Internacional de la Colitis. Así que la mujer los puso a recoger a todos.

«Hay que limpiar el váter, el bidé y la bañera con lejía y después, con el mismo trapo enjuagado y escurrido, le dais a las puertas». Con eso consigues dos cosas: puertas brillantes y un maravilloso olor a mojón.

La madre de Sandro repartía tareas como Bud Spencer repartía hostias: sin piedad.

«Esta experiencia me ha hecho ver que ya no eres un niño mimado, que los tienes bien puestos, que cuando tienes que hablar hablas», le dijo la madre a Sandro en un momento muy emotivo… y todo eso con un señor al lado que estaba pescando.

Expulsión: Expulsó a Jos, pero poco. «No vienes como pretendiente, pero sí como amigo». «Se lo queda como mascota«, definió perfectamente después Luján.

Y a Juan le volvió a expulsar, pero a ese sí, del todo. Disgustazo de la madre. «Lo mejor es que lo hemos bañado todo con un vino blanco, fresquito», hala, a tomar por saco. Depresiones para el que no tenga vino.

 

MARKUS

Markus, en el billar, pensando en palos.

Markus, en el billar, pensando en palos.

El plan maestro de Markus para que su madre acepte al putón familiar es que el putón le haga la pelota a la perra. «El putón le haga la pelota a la perra», sí, es una frase muy loca, pero es lo que hay.

Madre y putón familiar se fueron a pasear a la perra, que es el resultado de una noche loca de Belcebú con un caniche, y de ahí a un garito en el que una de las mesas era un seiscientos reciclado.

«No es que no me gustes, pero yo como madre de Markus… no eres la chica que me gusta para Markus«, hala, puñalada de la madre.

«Lo intentaría todo para evitarlo», dijo después la madre, que es como la madrastra de cenicienta pero con medio metro menos. «Lo veo más con una chica más joven«, le dijo al pobre putón, insistiendo en que es vieja, a pesar de haber demostrado que tiene 33 años.

Acabaron las dos llorando como Thelma y Louise justo antes de que pasara eso que no os cuento porque os jodo la película.

Pero el putón familiar se las sabe todas y empezó a decir que la perrita le gustaba mucho y que le tenía cariño, que por las mañanas iba a buscarla. Putón 1- Madre 0.

La rubia, Rebeca, se llevó a Markus a una de sus pasiones: el billar. Ya que estaba se lo podía haber llevado a un bingo.

Resulta que la muchacha, que es jugadora de billar, se puso un vestido para jugar al billar que como tengas que darle a la bola en la banda contraria y te descuides te echan un euro en la hucha.

«Cuando yo tiro me pego el palo al teto, porque así va recto«, le dijo ella y después le refrotó el culo a Markus para que el muchacho viera cómo se pone recto el palo. Lo malo es que a Markus eso el palo se lo ponía más bien mirando para la antípoda.

«Aquí no hay nadie…», le tuvo que decir ella para insinuarse y como Markus se quedó mirándola como un besugo viendo la carta de ajuste, ella se lanzó a comerse los morros. Markus reaccionó con la misma pasión que un brócoli hervido besando a una patata.

Y para un momento en el que Markus fue a tocarle el culamen a la chica, creo que por descuido, se quedó enganchado con la pulsera a su vestido. Va a ser lo único que se le enganche con la chica, me temo.

Eliminación: Eliminó a Rebeca. «Joe, que putada», dijo la madre. Me dio penica la muchacha, después de enseñarle a poner el palo en el teto. «Se arrepentirá, te lo digo yo«, afirmó ella. Chica, te hace un favor.

La vomitona en la piscina más glamourosa en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Me jode decirlo, porque puedo cargarme mi fama de despellejador pero Luján Argüelles estaba muy guapa con ese abrigo gris perfilado.

Eso sí, como sigan poniéndole luz en la cara, con esos ojos almendrados del tamaño de un melón va a acabar pareciendo que se ha escapado del Área 51.

En esta edición de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? vimos el momento en que las madres se van a la residencia a acabar sus días entre purés y partidas de Cinquillo. Ah, no, que luego volvían, porque en realidad iban de misión a rescatar a una/o de los expulsado/as.

 

RAFA

El glamour de los sándwiches de margarina (CUATRO)

El glamour de los sándwiches de margarina (CUATRO)

A la madre de Rafa no le moló que echara a Dely, después de haber hablado de ella como el culo. Y cuando Rafa la echó hizo un análisis psicológico de la muchacha que lo podría haber presentado en una carpeta de las que tienen arriba un clip y se cuelgan a los pies de la cama.

La madre, que habla como si le hubieran dado de beber a Gunilla von Bismarck y la pusieran a recitar a Lorca, se fue unos días de la casa y el artista de la familia el miniRafa, se puso a montar una fiesta, que pretendía tener glamour, pero en la que sólo faltaban los sándwiches de chorizo con margarina para ser un cumpleaños de niños de diez años en los años ochenta.

Claudia, que ha salido en Interviú y todos se lo agradecemos, se llevó a Rafa a rastras a un dormitorio y se lo empezó a comer como si fuera una ostra: crudo y sin masticar.

Mientras, la muchacha exclusiva exótica estaba en el «ambiente de fiesta», «dándolo todo bailando«. Pues, a ver, bailaba moviendo los brazos como si estuviera tejiendo una bufanda con mucha prisa.

Y claro, pasó lo que tenía que pasar, que vomitó en la piscina. Un jardín de 10.000 metros cuadrados y tuvo que vomitar en la piscina. El hermano artista de la familia se puso en plan tierno cuidándola y acabó tocando el vómito, momento en el que se le pasó el cariño echando hostias.

Una pena que no nos mostraran cómo se vomita con glamour.

La madre regresó con Dely, la choni, y con Franqui al volante. Franqui es el pequeño Nicolás de la carretera, una celebridad. Los Guardias Civiles de tráfico se hacen selfies con él.

Pero el caso es que llegaron a la casa y había más mierda que en el rabo de una vaca.

Al ver las botellas por todos lados Dely dijo «pero encima de marcas puercas«. Claro que sí, porque dejar la mierda por encima sí, pero solo cuando es marca fina.

La madre se volvió loca y empezó a tirar la mierda por todos lados. Era como Leo Bassi lanzando un zurullo a un ventilador.

«Ponadapoyaveis» dijo la madre cuando el resto de candidatas pusieron cara como de estar viendo a un perro violando a un hámster cuando supieron que Dely regresaba.

Luján acudió a la casa. De chivata, porque fue a ponerle las imágenes de la fiesta a la madre, a la que casi le dio un ataque de ansiedad cuando vio el vídeo. Es más, la mujer se puso a llorar porque le daba vergüenza lo que había visto.

«La calentura», dijo cuando vio a Rafa intercambiar baba con Claudia. Joder, si les llega a ver a lo Pulp Fiction se queda tiesa en el sofá.

Rafa y su momento pelo cortinilla. Resulta que Rafa es como Pepe Oneto pero camuflado. Su pelazo es como el sobaco de un Yak, le cuelga por un lado lacio y asquerosillo.

Rafa hizo investigaciones sobre Sara, la exclusiva de belleza incomprendida. Dijo que era modelo que había desfilado en París y Milán, pero no es modelo, sólo ha hecho «muy pocos trabajos».

Y no tienen una 36-38, como dijo. Oh, dios. «Es una vendemotos«, concluyó Rafa, que al parecer no sospechó nada porque en la primera cita dijera que hablaba francés y luego no entendiera una mierda.

Al artista de la familia le cayó una bronca.

Rafa le comentó a Sara que había hecho investigaciones sobre ella. En el mundo de la moda no la conocía ni la dependienta del Zara. A la exótica se le «vino el mundo encima».

Así que Rafa le regaló una botella de despedida. Eso sí, era una botella «súper exclusiva», pero Rafa no se quedó ni para despedirse. «Yo no voy a perder mi divineo, lo tengo hasta cuando duermo», dijo la exótica, que se agarraba a la botella como Rose a la tabla en medio del océano tras hundirse el Titanic.

 

DAVID

La madre de David, encargando tareas (CUATRO)

La madre de David, encargando tareas (CUATRO)

La viente les dejó solos. Eso sí, con la lavadora puesta, con las sábanas cambiadas, para que las tendieran. Ah, y también les encargó  barrer, fregar, quitar el polvo, regar la tomatera… esta mujer se apuntó a lo de casar al niño para tener cuatro chachas.

A la mística no le moló una mierda lo de tener que currar: «estás diciendo que somos unas marranas«, le dijo, así, de forma sutil.

La madre de David tiene una baraja del tarot con su propia cara, pero falla más con las predicciones que usar una escopeta de feria para matar a un vampiro.

La madre vio hasta tocamientos. Pues sería David sacudiéndose la chorra después de mear, porque las noches en casa de David son sexuales como la primera comunión de Marcelino Pan y Vino.

Se presentó en la casa la poetisa pornográfica. No la recordaréis, pero no fue elegida en la primera ronda. Es de esas que no aceptan un no por respuesta. Eso sí, se hace querer, porque seis segundos después de entrar en la casa estaba ya de pelea de gatas con las otras tres.

Y claro, David tuvo que poner paz. Ah, no, perdón, que le dio «ansiedad». David una vez se encontró al peluche de Winnie de Pooh peleándose con el de Snoopy y no fue capaz de separarles. Winnie murió con la fibra sintética de su interior desparramada por toda la cama. Horroroso.

La madre estaba detrás del regreso de la mujer de facciones marcadas. Las demás atacaron por donde más le duele a la madre, diciendo que Isabel, la mala, tiene mala energía. La mística la definió como «una mujer que bebe el agua de su misma cisterna».

David se llevó a Mamen a otra cita, esta vez a un lago, porque la cita de las piñas no fue suficiente. Sí, que el lago estaba al lado de una zona marginal en la que no entraría ni Robocop escoltado por Batman, pero todo era muy romántico.

Creo que David la eligió por llamarse Mamen, por las connotaciones que eso tiene, pero le salió el tiro por la culata, porque la muchacha le leyó la cartilla por haber dejado entrar a la nueva.

«Júpiter ha entrado en el signo de Acuario y mira por dónde Isabel es Acuario«, le dijo más tarde la madre a David sobre la regresada, que es «conflictiva», porque ella lee los rasgos y sus rasgos son «conflictivos».

Y a continuación David tuvo que eliminar y echó a Mamen, porque según él «estaba sufriendo». Da igual que la muchacha le dijera ochenta veces que ella no estaba sufriendo, él la veía sufrir y la largó.

«Mi madre no sabía nada», dijo David, «no, no sabía nada«, ratificó la madre, que es vidente, pero no sabía nada.

El caso es que a la vidente le dio un disgusto y le regaló a Mamen un talismán que llevaba puesto y que tenía «toda su energía». Teniendo en cuenta que se grabó en verano, lo que tendría el talismán, que iba sobre el tetamen de la madre, sería sudorcillo reseco.

 

DIEGO

Diego y su madre, viendo la orgía del primero (CUATRO)

Diego y su madre, viendo la orgía del primero (CUATRO)

Diego, ese director único y visionario, de hecho, único visionario de lo que rueda, y sus chicas se fueron a la compra justo antes de que Estrella, la madre, abandonara el nido.

El carro de la compra parecía el de un grupo de chavales de 18 años planeando un botellón. Parecía que fuera a llegar un huracán y estuvieran haciendo acopio de víveres, siempre y cuando los víveres ideales para un botellón fueran botellas de wisky barato.

Eso sí, no todo era barato: Ana, la Rusa, se compró papel higiénico de tres capas, extrasuave, de color, porque: «con cualquier papel no me limpio, el papel de una sola capa me rasca el culo», dijo.

Vamos a ver, cariño, rusa que estás buena y tienes un ano gourmet, con el papel del culo de una sola cara no es que te rasques el asterisco, es que te la estás jugando: un poco más de presión de la debida y acabarás como si hubieras rebañado el bote de la nocilla.

Ah, que fino puedo ser cuando quiero. Es que hay dos cosas que igualan a todos los hombres y mujeres del mundo: las ganas de vivir y las ganas de cagar.

Total, que la broma de la compra salió por 335,66 euros, de los cuales 334 eran de alcohol y 1,66 de papel higiénico pijo. La madre dijo que lo pagaban ellas, que sacaran la pasta. No vimos como pagaban, así que deduzco que salieron de allí a lo Sánchez Gordillo.

Diego decidió montar una fiesta así que las chicas se fueron a maquillar. Y la fiesta estuvo a punto de montarse antes de tiempo porque Yasmina casi se trinca a Bea encima del lavabo. Estuvieron a punto de hacer suya la frase de Afrodita: ¡PECHOS FUERA!

Si hubiera estado allí, Llongueras podría haberles cortado el pelo con la tijera. No sé si mi metáfora se entiende.

Ya metidos en la fiesta fue acojonante ver a Ivana bebiendo alcohol a botijo. Esta mujer entra en una taberna de puerto y gana a cualquier estibador en un concurso de chupitos. Si es que con lo que bebe podría hacer de escupefuegos, solo que Ivana escupiría el fuego para adentro por no desperdiciar el alcohol.

En una de los lances Ana decidió coger una foto de la madre y pintarle encima un bigote y se cargó la fiesta, porque Diego toíto lo consiente menos que falten a su madre. Así que Diego, con una autoridad y firmeza fuera de toda duda, se puso a echarle a Ana un broncón, mientras Ana, preocupada, se ponía otro copazo.

Y llegó Bernardo, un amigo de Diego. «El nombre Bernardo da mucho juego«, dijo como carta de presentación. Entre eso y que llevaba las orejas como para agarrarse a ellas y hacer el cristo en las olimpiadas, se lo deben rifar en las agencias de seguros para darle un trabajo.

Bernardo se puso a confesar secretos de Diego, como que en 4º de la Eso se musculó como un luchador grecorromano. Lo que no contó es que el curso siguiente superó la adicción a los anabolizantes y se le pasó.

Se pusieron a jugar a la botella y les tocó besarse a Ana y a Ivana y después a Diego y Bernardo. Se dieron un beso con mucho cariño que ellas. Amigos heterosexuales: si besáis a un amigo por lo menos pon cara de asco. Aunque sea para disimular, tonto.

Yasmina decidió pasar a la acción y jugar al hielo, lo que viene siendo pasarse un hielo de boca a boca, como en la fiesta de la  bacteria viajera. No hay nada más divertido que compartir halitosis. Bernardo se puso cachondo que se le podía Bernardo por encima del pantalón.

Al día siguiente, mientras las muchachas dormían la mona pegadas como una zapatilla en el suelo de una discoteca, Diego se fue a recibir a Angie, la del pelo violeta «a la que esperaba con deseo«. Joder, pues sería deseo de morderla como al algodón de azúcar, porque se había puesto el pelo rosa.

«Cómo te pude echar», decía Diego mientras le miraba el muslamen y el pantalón, que marcaba la hamburguesa con queso.

A Ana el regreso de Angie le dio «mucho asco«, pero es que a Ana le da asco todo lo que no sea Ana y un ano bien cuidado y suave.

La madre de Diego también vio la fiesta, pues Diego le puso el vídeo. La mujer estaba todo preocupada por la mesa, que si la rayaban, que si la manchaban… y cuando vio que Ana le pintaba el bigote se le pasó la tontería de la mesa de repente.

«Yasmina está lanzadísima… entra las dos hay mucho rollito, las bifásicas no me gustan, no me gusta nada», dijo, mientras Diego se recreaba en las imágenes de Yasmina comiéndole el morro a Bea.

Bifásicas: Que se lo montan con hombres y con mujeres. Trifásicas: que se lo montan con hombres, con mujeres y con sus mascotas.

«Parecemos pájaros alimentándonos», dijo Diego mientras la madre chillaba «es una orgía, es una orgía» en la escena del hielo. Me consta que Diego ha solicitado para uso personal las imágenes.

Finalmente Diego, para eliminar, se puso una camisa de camuflaje. Una camisa con la que podrías camuflarte en un cuadro de naturalezas muertas del siglo XVII. Que camisa más fea, por dios. Eso no tiene cojones de sacarlo ni Almodóvar en un personaje drogadicto en el remake de Jamón Jamón.

Eliminaba una candidata la madre y otra Diego.

La madre dijo que por ella eliminaba a Beatriz, pero que como respetaba a Diego, que eligiera él. O sea, marronazo para Diego.

El muchacho se cargó a Ivana, la favorita de su madre y una mujer que tiene niveles de alcohol en sangre como para poder desinfectarse las heridas desde dentro.

La segunda eliminada fue Yasmina. Para disgusto de Beatriz, que creo que le había echado el ojillo. Y quien dice ojillo dice ojal.

 

 SANDRO

El colmo de la inutilidad de Sandro (CUATRO)

El colmo de la inutilidad de Sandro (CUATRO)

El pequeño Sandro estaba como en las empresas cuando toca simulacro de incendios: evacuando a toda leche. Dijo que había comido algo mal y claro, el cuerpo es sabio y saca eso a escape. Hay cohetes espaciales que podrían llegar a la estratosfera con el impuso del retrocohete de Sandro.

«Espero que Sandro se joda», dijo la madre, por haber echado a su preferido, así que se dedicó a comerse porras dobladas, que eso parecía un bukake, mientras Sandro miraba desesperado y agarrándose el estómago como si un bebé alien estuviera dando pataditas.

Fiestón de alto postín en la terraza. Ni gays ni leches, cuatro maromos en una piscina de dos palmos de altura, no. Eso no.

Y ojo, que se pusieron a hacer baloncesto con el alambre de un tiesto. El que colara el trozo de papel que hacía de pelota recibiría un beso de Sandro.

Ra «encanastó», pero justo cuando iba a recibir el beso de su premio llegó la madre y se puso a chillar como si se hubiera encontrado a Sandro fumando crack en una pipa de cristal

Se fue con cajas destempladas, pero encargándoles que desatascaran la ducha. Ah, y soltando una hostia con la cabeza a la persiana que ahora se puede pasar por debajo cuando está cerrada.

Jos disfrutó de una cita romántica con Sandro. Solo que también iban Ra y Vicente, así que era una mierda de cita del copón. Es como si te masturbas viendo una película de Gracita Morales y luego dices que has salido con ella.

Concepto romántico de Sandro: ir a pedalear en un patín de agua. Cuatro varones en la plenitud de su forma física fueron incapaces de sacar un puto patinete diseñado para viejas de un embarcadero.

¿Dónde están las minas antibuque de la Segunda Guerra Mundial cuando hacen falta? Claro, es que esas cosas pasan cuando intentas salir del puerto sin soltar el patín de la cuerda que lo ata al embarcadero. Marchando cuatro premios Nobel.

Para Sandro, una «fiesta» es jugar al pictionary. Ojo y cuidado, porque les costó entender las reglas del pictionary. Del pictionary. No del ajedrez, ni del Risk, ni del Trivial, no, del pictionary.

Y para acabar de culturizarse se pusieron a ver el Sálvame. #MátameCamión

Y la madre regresó como se fue: chillando. Peeeero, con el repescado Juan, al que los muchachos miraban con cara de desear que se tragara un cartucho de dinamita y le diera lumbre.

La madre amenazó a Sandro con abandonar el hogar familiar si volvía a echar a Juan y Sandro adoptó por no echar a nadie.

 

MARKUS

Markus y sus parientas (CUATRO)

Markus y sus parientas (CUATRO)

La señora Fratelli dejó a la perra infernal al cuidado de las pretendientas y de Markus. La perrilla se quedó acojonada, temiendo lo peor.

Markus, con una camisa que tuvieron que acabar con el bolsillo de otro color porque no quedaba tela, se llevó al Putón Familiar de cita a pasear. Esa mujer se echa maquillaje como para hacer parecer caucásico a Denzel Washington.

«Yo creo que Sandra está… como pillada«, dijo él, mientras ella se comía una fresa rechupándola que la pequeña fruta eyaculó antes de que se la tragara.

Y Markus le comió los morros al Putón Familiar, metiendo la lengua en el gaznate de la chica que pudo recuperar la fresa como un elefante cogiendo un cacahuete con la trompa.

La capacidad de reacción gesticular de Markus cuando se le habla es pasmosa. Es como insultar a un muñeco de cera y esperar que frunza el ceño. Es modelo. Pero vamos, que con lo que gesticula podría ser modelo de lienzos.

El caso es que las muchachas le dieron de beber y Rebeca aprovechó para comerle los morros. Justo antes de que se los comiera Rocío. En total en pocas horas refrotó morros con tres mujeres diferentes, que parecía el malo de Doce Monos, soltando los virus por medio planeta.

Y Lara, la mujer alta a la que Markus expulsó por ser alta, regresó al concurso de la mano de la madre de Markus.

A Rocío le hizo mucha gracia que regresara la expulsada Lara. Pero como sólo a Rocío le hacen gracia las cosas: con ansias de matar a katana.

La perrita, al parecer, en un fin de semana, había adelgazado, para disgusto de la madre de Markus que creo que se puso a alimentarla como a los pavos antes de Navidad.

Lara se llevó a Markus de cita a un campo de fútbol. La muchacha es la puñetera Cristiana Ronalda y le dijo que había venido a «comerse el mundo» y que «iba a salir de allí con él». Sí, con él. Con el balón. Porque con otra cosa…

La muchacha le propuso un trato a Markus: si paraba tres penaltis que él lanzara, la llevaba a la final. Mi abuela con la cadera rota y con un caimán mordiéndole un brazo tira los penaltis mejor que Markus, así que ganó la muchacha.

Pero Markus, faltando a su palabra, eliminó a Lara. ¡Te metió tres penalties, desgraciado! Ya no queda palabra…

No ha terminado ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y Claudia ya ha salido en pelotas en Interviú

Portada de Interviú, con Claudia como el que va a por el pan.

Portada de Interviú, con Claudia como el que va a por el pan.

Vaya por delante que a mi me parece maravilloso que la gente comparta con el mundo sus alegrías, siendo alegrías lo que viene siendo el tetamen y/o culamen y/o otras partes pudendas.

Yo mismo, de hecho, he enviado fotos de mi cuerpo desnudo a muchas revistas, pero después de la ola de suicidios, bajas por estrés y dimisiones en esas mismas revistas y que la policía apareciera por mi casa, pues dejé de hacerlo.

Pero basta de hablar de mi vida y de mis condenas por exhibicionismo reiterado, hablemos de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Por si no os habéis pasado por el kiosco os digo que sale Claudia, la pretendienta cubana de Rafa, de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, en Interviú, como su madre la trajo al mundo. Bueno, eso si su madre la hubiera traído con espuma por encima, ropa sugerente y poses que pueden dislocar una vértebra.

Eso sí, aunque dentro enseña más chicha que el charcutero de mi barrio, en la portada sale muy discreta con una camiseta con pinchos en las domingas y tapándose la nécora con una mano.

Es curioso que salga justo este lunes, cuando el miércoles y según las promos que hemos visto, ella hace como que deja el programa muy digna, eso sí, justo antes de ponerse a caminar y torcerse un tobillo como si lo tuviera articulado en 360 grados.

Rafa con Claudia, momento lacrimógeno (CUATRO)

Rafa con Claudia, momento lacrimógeno (CUATRO)

Por si no queréis ver las fotos para no perturbar vuestras mentes limpias y puras os las describiré. No, esperad, no es buena idea. Si queréis poneros burros y/o burras leyendo ya si eso os leéis la del tío ese que tenía unas sombras que no sé qué hacía con ellas pero pillaba cacho.

El caso es que la muchacha se define diciendo: «Yo tengo mucho carácter y a veces pierdo los nervios», sí, eso explicaría porqué se amputa una pierna cuando se va de los sitios.

Sobre esos naturales ojos azules que tiene, propios de los cubanos, que a veces no sabes si son suecos, noruegos o de la isla, dice que «Mis ojos son míos porque yo me los pago. Llevo las mismas lentillas desde los 16, así que ya no me veo sin ellas. Son mis ojos».

Vale, en cuanto me quede calvo me voy a poner un bisoñé que va a parecer un castor con electricidad estática y voy a decir que es mi pelo, que yo me lo grapo a la cabeza y por eso es mío.

Por último y sobre el programa, dice que «es cierto que ellos ‘crean’ la situación, pero luego tú haces en ella lo que quieras. La parte ficticia es mínima«, así que ya sabéis que es todo verdad, que ahí se puede meter un notario y el tío no pondría pega ninguna. Sobre todo si le buscan novia.

Confunden a Franco con un Torero en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

En la emisión de anoche vimos cómo los tróspidos y sus candidatas debían visitar los hogares de los primeros para seguir conociéndose. Si en la vida real las cosas funcionaran igual habría muchos menos divorcios. Más que nada porque no se casaba ni cristo.

«No todas van a llegar a su destino«, advertía Luján en la entradilla, como insinuando que a alguna le iban a hacer la del abandono en gasolinera. Y de hecho, así pasó más o menos.

DIEGO

Diego, acojonado en medio de la bronca (CUATRO)

Diego, acojonado en medio de la bronca (CUATRO)

El director independiente (independiente de productoras, distribuidoras y de la industria del cine en general) puso a sus chicas rumbo a Cáceres (aunque él estaba pensando en ponerlas mirando a Cuenca), tierra de conquistadores, como él.

Porque diego entra a las chicas como Pizarro en el Perú: hablando raro y con el trabuco cargado.

El caso es que en el autobús hubo movida entre la pelirroja y la Rusa. Cuando digo movida me refiero a que he visto reyertas que parecían un debate literario al lado de su intercambio de pareceres.

Y cuando estaban a punto de tirar de navaja y abrirse el vientre con el hierro, la madre de Diego, que es muy observadora, dijo «veo que hay un poco de tensión».

Y es que la rusa todo lo que tiene de guapa lo tiene de mala. La madrastra mandó arrancar el corazón de Blancanieves con un cuchillo y la rusa mandó que a la madrastra le sacaran el corazón por el ano con una cucharilla de café.

«Yo no suelo manipular a la gente, pero si hay que manipular…» decía la muchacha, con tono de poder decir también: «yo no suelo aplicar técnicas de secuestro y desaparición de la KGB, pero si hay que hacer desaparecer…». Acojona. A-CO-JO-NA.

Cualquiera se la trinca, que te quedas ahí en tensión, pensando que te va a hacer la técnica del oso y te va a matar apretándote con las patas.

Después de la bronca se hizo la digna y la ofendida y Diego vio aquellos pechos turgentes tristes y fue como si tuviera unos calzones del tamaño XXXXXL Falete edition y se puso a consolarla, a darle aire… «Yo me partía el culo«, dijo después la cabrona de las atenciones de Diego. Esta chica es más fría que una diarrea de la princesa de Frozen.

Camino de Cáceres pararon en una dehesa llena de gorrinos. Gorrinos que se comieron luego en la cena, porque en esa mesa se veían unos meneos de bigote que eran canela fina.

Diego es mi héroe. Aprovechó que se estaban peleando (ooootra vez) la pelirroja y la rusa y les dijo que se besaran y se abrazaran para reconciliarse. No les pidió que se reconciliaran luchando en el barro de milagro. «Venga, daros el cunilingus de la paz», les va a decir la próxima vez mientras saca la cámara de vídeo y los focos.

La calladita Yasmina se amorró a un botijo para demostrar que los pitorros los domina, porque Diego prometió dormir con quién más aguantara bebiendo del caño, pero Angie, la del pelo morado y pinta de salir de casa sólo cuando hay ferias de cómic, le dio mil vueltas y dejó el botijo más seco que el camino de una huerta en agosto.

Voy a hacer un extracto de lo que a la rusa le pareció todo aquello:

«Son todas son unas ratas, no valen nada, la envidia mata». Esta chica echa de menos los tiempos en los que se podían enviar misiles a Cuba sin problema.

«La madre de Diego es un panorama, me cae fatal, va de diva, pero su casa es de pobres, hortera», dijo después, justo antes de enviarle unos whatsapp al muñeco diabólico, que le tiene agregado en el móvil y en el Face.

«En la habitación de Diego he encontrado unas gafas rosas, espero que no sea maricón«, remató, demostrando una sensibilidad hacia el colectivo homosexual muy parecida a la de la Torquemada.

El caso es que había que expulsar y a Diego se le pusieron de corbata. Dijo que la cosa estaba entre la rusa, por sus movidas con las demás y Angie, ésta más que nada porque era más sosa que comer queso de Burgos en un hospital.

Angie puso cara de cordero degollado, una carita de pena y lástima que el año que viene va a protagonizar las campañas de las protectoras de animales contra el abandono y Diego se enterneció. Pero ni enternecido ni hostias.

¿Sabéis esto que en un hombro se te aparece el diablo y en el otro un angelito? Pues a Diego se le aparecieron las dos tetas de la rusa y las dos le dijeron lo mismo, que echara a Angie. Dicho y pecho.

La rusa sorprendentemente lloró mucho con la expulsión de su compañera e incluso le dio un abrazo. «Yo no lloraba por ella, lloraba porque pensaba que me iba a ir yo», aclaró después, no fuera que pensáramos que podía tener sentimientos de algún tipo.

RAFA

Rafa con Claudia, momento lacrimógeno (CUATRO)

Rafa con Claudia, momento lacrimógeno (CUATRO)

Quiero una puñetera camiseta con la cara del chófer de Rafa. «Soy Franki, el chófer que os va a llevar a Marbella«, se presentó este señor, que tenía más carisma que Manolo el del Bombo en un entierro.

Les dijo que les iba a llevar a Marbella en una furgoneta. Pero no en una de esas que se usan para recoger papel por la noche, no, en una mercedes nuevecita. Pues ni por esas. Las chavalas no querían. Son de culo fino, oye.

La que más oposición puso fue Sara, la de la belleza exótica. Exótica… pero muy exótica. De esos exotismos que ni se entienden de lo exóticos que son. Exótica que se va a hacer fotos de carnet a un fotomatón y la máquina le saca copias de Las señoritas de Avignon.

«¿Yo en furgoneta?, no es glam, no es sexy summer«, dijo la belleza impresionista. Yo soy Rafa y las llevo en un camión de ovejas.

Franki es un crack. «Estoy infiltrado para ver lo que dicen las chicas y luego contárselo a Rafa«, reveló el jodío, que como espía no tiene precio. Pasa más desapercibido que Frodo con la capa élfica debajo de la capa de invisibilidad de Harry Potter.

Riiiiing, riiiing

– Hola, ¿es ahí los servicios secretos?

– Al habla Franki. Aquí es. Estoy infiltrado.

Peeeero, no las llevaba a Marbella, sino al aeropuerto. La belleza tipo Chernóbil abandonado se emocionó al ver que iban a ir en avión. De hecho aquello produjo la natural lubricación del asunto sexual hasta el punto que dejó la pista como si hubiera pasado un caracol de dos metros.

He de apuntar que decían «jet», pero eso no era un jet. Era una avioneta. Y justita. Que lo mismo te lleva candidatas de Madrid a Marbella que fardos de México a EE UU.

«Infiltré a Franki, que es mi mano derecha, con vosotras», les contó finalmente Rafa a sus chicas. Jódete. Franki 007, licencia para chivar. Le puedes infiltrar en cualquier sitio y no se nota. El tío se mimetiza. Le puedes infiltrar en un harén de mujeres en el Congo y lo mismo hasta se queda embarazado con tal de no desvelar su tapadera.

Delia pensó que Rafa iba a eliminarla y se puso a llorar como si la hubieran elegido para que Franki la infiltrara viva bajo tierra.

«Quiero que me conejas como soy», dijo, hablando su subconsciente. A la de la belleza exótica no le gustó que la otra llorara. Pero es que la exótica no le gusta casi nada y siempre tiene cara de asco como de estar oliendo un pedo en un entierro.

El caso es que Rafa echó a Marilyn, dejando claro que «no es por la diferencia de edad«. No, claro, es porque no le gusta cómo le hace blucles el pelo.

Franki se llevó a la expulsada en volandas. Creo que de hecho, Franki se la quedó. Es parte de su sueldo. Nadie la ha vuelto a ver.

Las demás subieron al avión. «Subo yo y el resto de la gente no, con todo mi poderío y mi divineo», dijo la muchacha de belleza subjetiva. A ver, poderío… el avión no es tuyo. Es más, ni siquiera es de Rafa, porque hasta le dio impresión al despegar, que si ese monta todos los días en avión yo voy a currar a lomos de un saltamontes.

La mulata llamada Claudia hizo la trece catorce y dijo que había viajado mucho, pero que le daban miedo las alturas y se puso melosilla para que la consolaran. Rafa aprovechó para hablarle de su hijo. Y ella, con las lentillas de color azul que parecía Drácula viendo un reportaje sobre san Martín, se puso a llorar.

Aquello a Rafa le enterneció. Bueno, al menos enterneció a la mayor parte de Rafa, porque una parte de él se puso como el cerrojo de un penal. Le dijo a la muchacha que no le importaba lo del niño y a Claudia se le abrió el cielo.

Bueno el cielo y la boca, porque se comieron los morros allí mismo, para alegría de las demás. Ah, perdón, me informan que alegría no significa poner cara como de haber bebido vinagre. Entonces no, no les gustó una mierda.

Hicieron escala en Córdoba nadie sabe muy bien porqué (aunque seguramente fue porque había que pasar unos fardos y hacía falta la avioneta) y allí cogieron un hummer blanco que era como un ataúd enorme decorado por dentro como un puticlub, un «bababum», dijo la muchacha de belleza para minorías.

Allí dentro Claudia le hizo un refrote de culo a Rafa que al muchacho le subió una cosa que no era la adrenalina. A Claudia le pones una varilla en el culo y es capaz de montarte unas claras de nuevo para hacer merengue.

Y llegaron al casoplón. A la muchacha de belleza debatible le hacía el entrepato bababum, badabum, badabum, muy fuerte, como si le latiera. No se encadenó a la pata de una mesa nada más entrar porque eso no tiene glam.

SANDRO

Sandro, con sus maromos felices (CUATRO).

Sandro, con sus maromos felices (CUATRO).

En el bus había un escape y el dióxido de carbono se filtraba a la parte de dentro. Si no, no se explica esa alegría y esos cánticos de niños alelados de diez años.

Sandro sigue teniendo la mosca detrás de la oreja con los dos guaperas que se echan los trastos entre sí. Pero ya no es que tenga una mosca, es que tiene un cóndor de los Andes anidado detrás del pabellón auditivo.

El tío sospecha más que la Baronesa Tyssen viendo a su hijo entrando en la oficina.

El caso es que pararon a comer en Casa Pepe, que no hay nada más español, más macho y más rancio que ese bar de carretera, donde los gays son bienvenidos siempre y cuando no vayan.

«¿Ese no es el torero?», dijo el desgraciado de José cuando vio una foto del Generalísimo. Vaya hechuras de torero tenía Paco. Ni de bombero torero.

Los dos que se la pegan entre sí decidieron disimular y le dejaron una nota a Sandro con gominolas y unos mensajitos entre románticos y picarones. A Sandro se le hizo el culo pesicola y se puso a llorar como si le hubieran dejado la factura del restaurante.

Si queréis hacer llorar a Sandro no le peguéis, dadle una notita y unos caramelos.

Les dijo Sandro a sus chicos que paraban en un Jazz Hostel, que venía siendo un albergue de mierda que encima estaba en lo alto del puto Everest. Para llegar había que subir una cuesta que te caes rodando y abajo te encuentran pelado como una puta mandarina en el buffet del desayuno.

Joder que cuesta. Cuando se derritan los polos lo único que va a quedar por encima de las aguas va a ser ese puñetero hotel.

Y después de un viaje en bus que tenía la pinta de haber durado seis años, cuando llegaron a la casa de la madre les dice que uno se tenía que ir. Joder. Te tragas el viaje y el trago de tener que entrar en esa casa, que parecía el cuarto de los horrores, y encima te echan.

Total que largó al que tiene la nariz como la muerte del loro. A mí me hace eso y me cago en la gorra de pinchos de Sandro que iba a conocer el significado de la expresión «y una mierda pinchada en un palo».

DAVID

David, imposible saber si la rusa estaba viva (CUATRO).

David, imposible saber si la rusa estaba viva (CUATRO).

David es de los que se mete a cagar con el periódico y tarda más de lo que debe porque en lugar de poner el chorizo, lo menea.

La madre se los llevó a todos a una sesión «de relajación», para «desbloquear energías», pero no era a un curso de como puentear el contador de la luz y joder a las eléctricas, no, sino una mierda espiritual.

A la mística no le moló nada, porque no quería ir a «un sitio que no conozco a que me desbloqueen algo que no tengo«. Lo mismo dijo Josefina cuando Napoleón le propuso ir al huerto.

«Cuando salgo del after me retiro a pensar«, dijo Fátima, que es espiritual como un eructo de chorizo mientras labras el sembrao.

La rusa candidata de David es la leche, que alegría, que movimiento, que dicharachera… Creo que se murió en el segundo día de grabación y nadie se dio cuenta.

Durante el viaje, la madre de David iba reflexionando en el coche con el cuello roto. Si le para la Guardia Civil le encaloman por llevar dos cadáveres en el coche: el de la rusa y el de su madre.

En el centro de relajación les recibió Manantial de Luz, un hipster vestido de moro camino de la mezquita que tenía una sonrisa que le helaría la sangre en las venas a Jack el destripador.

En la casa había una habitación donde no se podía entrar porque estaba sin proteger energéticamente.

«Ahí tiene él el alijo de las cosas que molan«, apuntó muy acertada Fátima.

Los Geos no tienen cojones de entrar en las habitaciones sin proteger. Los traficantes poniendo muros de hormigón y puertas blindadas y lo único que tienes que hacer es no proteger energéticamente la habitación de la mandanga.

La cocina de la casa era como la de mi abuela del pueblo, con el mismo calentador, el mismo pato de cerámica y una sospechosa colección de cuchillos de los que cortan los tendones como la mantequilla.

La candidata Mística estaba pasando peor rato que María Antonieta en una guillotina porque ella tiene un espíritu dentro y claro, las cosas espirituales te las prohíbe el médico.

«Meníala, meníala», le dijo al chamán cuando éste hizo amago como de sobarle una teta. «Ha empezado a mezclar cosas, a hablar en un idoma raro«, dijo David, que no sabía si tirársela allí mismo o echarle agua bendita.

Después el curandero les dio una clase de «Meditación dimámica de oso«. La Mística dijo que unos cojones hacía ella eso.

Manantial de luz (así se llamaba el chamán) se puso a hacer como un pastillero rallao, como si hubiera fallado el euromillones por un número, como si estuviera probando el escape por las fosas nasales, «cual asno asmático«, según lo definió Fátima.

Manantial de luz se coló en el dormitorio  de las chicas por la mañana a tocar los cojones con dos bolitas de metal. Creo que Manantial se toca con estas cosas hasta que deja de ser Manantial de luz para ser Manantial del que se limpia con cleenex.

Para despertarlas así que haga lo que mi madre, que siempre sentía la necesidad de pasar la aspiradora los sábados a las ocho de la mañana.

Ya en casa de la madre de David, éste le dijo a Fátima que es igual que un colega para él, así que le la largó del programa. «Eso es un cuadro, no sé cuál está más loca», dijo Fátima al irse.

MARKUS

Markus y la rubia haciendo de Darth Vader (CUATRO).

Markus y la rubia haciendo de Darth Vader (CUATRO).

Rocío la karateka se puso en el viaje a contar chistes de gallegos. Fue recompensada por humillar a toda una puñetera comunidad autónoma con una cita romántica en los asientos de atrás del autobús.

Pero la muchacha se puso muy estrecha, muy digna, muy virginal… vamos, que no se grapó las manos de Markus en las tetas de puro milagro. Y después del magreo le soltó a Markus una hostia que ya no tiene cara de rumano, tiene cara de carne para hacer albóndigas.

Cristina, la que dice maricón cada dos palabras, no se enteró del roce de Markus con la otra porque se había tomado biodramina como para matar a un elefante.

Pararon en un parking a comer. Era glamouroso a más no poder. Markus aprovechó para hacerse un batido de esos de proteínas chungo y para tomárselo con la de 33 que podría tener la edad de Cristo si éste hubiera vivido hasta los sesenta. Era como ver a dos yonkis compartiendo jeringuilla.

Para amenizar el viaje Markus les contó qué es la Santa Compaña: «Son muertos que van con túnicas blancas y tienes que hacer un círculo en el suelo para que no te lleven, porque si te llevan es la muerte», les contó Markus, que confunde la Santa Compaña con la Semana Santa.

Pararon también en un albergue. Este año la productora ha tirado la casa por la ventana. El albergue tenía tantas cosas y despliegue de detalles que metes ahí a dormir a una monja de clausura del siglo XVII y le parece austero.

MJ, la madre de Markus, se las llevó al camino de Santiago para ver si son religiosas, lo que es una prueba infalible como llevar a tu novio a ver el último estreno de Nacho Vidal para comprobar si es buen amante.

Las pavas iban vestidas como para la pasarela Cibeles choni edition. Y claro, llevaban unos tacones que aquello era como el paraíso de los esguinces.

«Santiago sería un pescador o un hombre que vivía en la mar y llegó con su barca y la aparcó allí e hizo este camino«, explicó la karateka de la tradición del camino. Plutarco era un mierda a su lado. Si esta chica llega a la catedral e intenta abrazar al santo, es más que probable que Santiago se aparte.

Markus y la putón familiar se quedaron atrás con la excusa de haberse dejado el batido las demás se pusieron de agresivas que la ruta se llama ahora Camino de Sehahostiado.

Markus es más falso… le dijo a Rebeca que le molaba, pero luego confesó que «le gusta regulín». JA JA JA.

Llegaron por fin a Vigo. La perra asesina se puso a devorar el dedo de MJ, que estaba encantada al parecer de ser engullida por un perro rata.

Y Markus también debió eliminar a una. Lara a la calle. Básicamente porque es muy alta. Hala, que no se diga que son todo ventajas en lo de ser alto…

¿Ha encontrado Marcus el «putón familiar» que buscaba? ¿Y la teta teta de David?

Este miércoles, que no se os olvide, hay nueva entrega de ¿Quién quiere casarse con mi tróspido?

Ya sabéis, es ese programa en el que se intentan cruzar especímenes con fines puramente sádicos, como el que intenta hacer que se reproduzca un caniche con una jirafa porque quiere tener un jirafiche.

Pues bien, Markus, que es heterosexual pero de los que tienen novio y además tiene cara de rumano según una agencia de modelos en la que usan disolvente como ambientador, podría haber encontrado, ya en la segunda entrega al «putón familiar» que busca para sí.

¿Quién no querría tener un putón familiar en su vida? Claro que sí, así, con su tanga de leopardo, pero con pantuflas y rulos en el pelo. En el de la cabeza.

Además, veremos a una de las candidatas decir que «de pequeña yo tenía mucha inteligencia, era tan inteligente como Einstein». Lo que no sabemos es qué pasó después: golpe en la cabeza, abducción alienígena, meter la cabeza en un microondas encendido…

Tampoco queda claro si David, el hombre cuya madre, que es vidente, podría ahorrarle disgustos, pero no, encuentra por fin la soñada teta que tanto nombra».  ¿Sabéis los mexicanos que adoran a la santa muerte? David tiene en casa un altar a la santa teta. Así, un pecharraco con su pezoncico y todo rodeados de velas y ofrendas.

Diego, de ¿QQCCMH? en plena trasfusión de baba (CUATRO)

Diego, de ¿QQCCMH? en plena trasfusión de baba (CUATRO)

Y ojo, OJO a mi preferido de esta edición: Diego. ¡¡EL PUÑETERO SURREALISMO HECHO MOZO!! Va a dar mucho que hablar, de hecho, como no es gilipollas, ya ha pillado cacho, intercambiando babas que parecía una puñetera donación de saliva. Alien en el dentista suelta menos saliva.

¡¡TAMBIÉN HE DESCUBIERTO ALGO QUE ME HA DOLIDO!! El amigo Rafa… ¡se corta el pelo-rata en algún momento! Le he visto en las promos del programa y no lleva el cadáver de mapache en la cabeza. Ojo a sus pretendientas, que se les oye contar dinero cada vez que le ven. Para ellas Rafa habla y lo único que se oye es «clin, clin, clin».

¡¡LO VEMOS MAÑANA!!

Un concursante de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? podría haber engañado al programa

Markus y María Jose y la señora Fratelli.

Markus y María Jose y la señora Fratelli.

Me lo habían dicho, pero como los rumores son como los pedos, que los hueles pero no tienes claro de dónde vienen, pues había sido prudente (y eso que no me va y que quién me lo dijo es de fiar).

De hecho, lo sigo siendo, así que a partir de ahora usaré el condicional y el supuestamente para todas y cada una de las afirmaciones, como hacen en Sálvame, que para evitar denuncias lo usan para todo.

– Hola buenas tardes, soy supuestamente Jorge Javier Vázquez, doy paso a la que podría ser Lidia Lozano.

– Gracias, quien podría ser el presentador de este programa según algunas fuentes, ahora les digo en exclusiva que podría estar supuestamente suelta del estómago, por lo que podría implicar si fuera cierto que me voy la pata abajo.

Bueno, a lo mío.

El caso es que La Vanguardia publicó un artículo (en el que citaba fuentes cercanas y a Cristina Rapado, ojo) en el que decía que Daniel, más conocido como Markus por su cara de rumano, no es heterosexual, sino gay (y con novio).

O sea, que si eso fuera cierto, él y su señora madre, la mujer gallega, la dueña de la perrita que podría rodar un remake de la niña del exorcista haciendo de niña del exorcista, habrían mentido a la productora y al programa.

La principal crítica que le hacen es que haya mentido y jugado con sus candidatas, haciéndoles creer que busca el amor cuando en realidad se quiere hacer famoso.

Si nos ponemos así el 90% de los que han salido en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, Granjero busca esposa, Adán y Eva… hicieron lo mismo que Markus: mentir.

Porque a ver, lo que más busca la gente en estos programas es hacerse famoso, salir en la tele y si me apuráis, pues echar un polvorón de almendra o a lo peor, una peladilla.

Así es: un un programa que se monta y remonta para hacerlo más divertido (y qué bien lo hacen los jodíos) y que no es ¿Quién quiere casarse con mi notario?, que es un programa para echarse unas risas.

Total, que me da lo mismo. No veo el programa porque crea firmemente en que va a haber amor y parejas estables que firmen una hipoteca, críen seis niños y se hagan enterrar juntos. Lo veo porque son tróspidos.

Bueno, y porque nos echamos unas risas comentándolo.

Los tróspidos de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? se enfrentan a las raras y las salidas

Luján  apareció vestida de griega pero de color carne, como para camuflarse en una orgía. Con ese color de vestido sería la única que no pillara cacho a base de no encontrarla.

Y sin más dilación, veamos qué pasó:

Los Tróspidos, con Luján en plan Uber (Roberto Garver)

Los Tróspidos, con Luján en plan Uber (Roberto Garver)

DAVID Y MARÍA ROSA (Barbaman)

Barbamán arregla casas, pero le vimos colgando un cuadro y el taladro lo metió más torcido que la nariz de Belén Esteban después de darle con un balón medicinal en la cara.

«Me gustaría ser un ave, un pájaro, pero un animal que me gusta mucho es un caballo«, dijo. O sea, que quiere ser Pegaso, pero con barba.

La madre, recordemos, es vidente y Tarotista. Qué mala adolescencia, debió pasar David, saliendo del baño con el Interviú y que tu madre te mire a los ojos y tenga una revelación y sepa que te has meneado la sardina.

Para las citas la madre llevaba un guante del estilo me ha saltado una medusa a la mano y me ha mordido y no se me despega la hija de puta.

La madre le llevó a las citas un talismán, una especie de bolsita plateada. Creo que dentro había un condón y un sobrecito de lubricante, por si acaso.

CANDIDATAS

Había una que entró hablando en susurros, no sé porqué. Lo mismo la vigila el CNI y no quería que se filtrara nada. Les contó que era de origen sefardita de cuando Nabucodonosor expulsó a los judíos y estuvieron por Mallorca y Asturias. ¿Pero eran judíos o japoneses de vacaciones? Joder, y yo que sé cómo se llama el pueblo de mis abuelos de puro milagro.

Hubo una que les llamó mucho la atención. Bueno, eso si llamar la atención significara que entró y no se dieron cuenta hasta diez minutos después. Joder, que susto. De hecho creo que cuando grabaron ella no estaba allí, que apareció después, al ver las imágenes.

Le hizo un poema que empezaba así: Te haré el amor en colores / degustarás mil sabores… bueno y básicamente lo que decía el poema era que se lo iba a trincar de todas las formas posibles. Y Neruda escribiendo mierdas de amor.

Yo me voy a forrar haciendo pornosía:

Tienes unos pechos como melones / te lo voy a echar todo encima como canalones / mientras me comes los ****nes. Y así

También entró una que entró haciendo posturitas de show privado. Un «baile culebrilla», como ella misma lo definió. «He percibido espiritualidad», dijo la madre. Lo he mirado en la RAE: Espiritualidad: dícese de menearse como si te picara el entrepato y no te pudieras rascar.

También entró una zanahoria que consideraba a los hombres «un complemento«. O sea, que lo mismo busca novio que consolador en Amazon.

Otra de las candidatas lo mismo era la prima de Carolina Sobe, capaz de matar a Barbamán en el primer polvo.

En las eliminaciones a David no se le oyó. Yo creo que era la madre la que se iba a trincar a las novias… «que no parezca que la madre manipula al hijo». No, los cojones, sólo faltó que la vidente le metiera la mano por el culo y le hiciera mover la boca apretándole la boca por dentro.

«Eligiendo pareja nunca fallo…», dijo la madre. «¡POR ESO ESTÁ SOLTERO!», le dijo Luján, crujiendo a la madre que si le da una hostia Swarzeneger le suena menos el cuello.

 

DIEGO Y ESTRELLA

Elio Antonio de Nebrija perdió el tiempo como un gilipollas haciendo su gramática, sin pensar que podía llegar Diego, más conocido como Almodorróbar, a decir cosas como «mi muse», «mis películes», «originel» y «hole».

La madre, según ella misma reveló, fue presentadora de informativos en TVE y tuvo un torero en su vida, que estaba casado en aquel momento. «Era un figurón del toreo… y de otras plazas». O sea, que manejaba bien la banderilla.

Diego pertenece a un grupo de amigos que se ponen a hablar de la decadencia de las revistas del corazón. «Somos como la generación del 27 pero en subnormal», lo definió él mismo. ¿Y quién nos dice que los de la generación del 27 no escribieran por postureo y que en realidad les gustara el mundo del papel cuché?

CANDIDATAS

Diego se presentó a las citas con una camisa de flores que no se pondría un octogenario de Miami ni borracho.

La primera era una rusa que estaba más buena que una hamburguesa envuelta en una pizza. «Aquí en España no se arregla nadie», dijo. Sólo le faltó decir que olemos a ajo.

«Yo soy muy conservada, no me gusta ir a lo loco«, dijo la muchacha. Sus pechos no dijeron nada, a pesar de que por el tamaño es posible que tengan que pagar en el autobús.

Si le preguntas al chaval de qué color tiene los ojos la chica no te lo sabe decir. Eso sí, podría dibujar las tetas de la chica al milímetro.

A la segunda estaba ya el chaval eyaculando. Era una militar, estuvo cinco años en el Ejército. En el cuartel aún la recuerdan agarrando el mosquetón.  «Pienso que el día de mi muerte ya está escrito, por eso no me preocupo», dijo. Lo típico que hablas en la primera cita.

A la tercera Amomodorróbar tenía los testículos como una uva pasa, más secos que un cacahuete. Le leyó un poco de una novela cochinorra. Conectaron porque a los dos les gusta Camela.

También fue a verle una Gótica que no cree en el amor. Una gótica que te suelta una hostia y estás cagando dientes una semana.

Y ojo, otra que era abogada y que decía que «en todo momento sé lo que estás pensando». Descartada como novia. Una novia así puede ser perjudicial para la salud mental.

También había una que era de mentira, con un pelo de color morado o rojo o qué se yo. Pero Almodorróbar tampoco lo sabía, porque también tenía tetas como para repartir leche y hacer quesos par un año.

Otra de las candidatas era ilustradora y practicó sin éxito consigo misma. Llevaba el pelo morado desgastado y la ropa como si la hubiera vestido el estilista de Frankenstein.

Y llegó la que más le gustó, yo creo: una que bebía una cerveza al día y que se trincó una cerveza delante del chaval en segundos. Hostia, la hostia. Pude ver el cerebro de Diego funcionando, los engranajes moviéndose para imaginar qué más sería capaz de meterse así de un trago.

De las últimas que aparecieron fue una que llevaba una fusta de color rosa. «Me gusta el libro de 50 Sombras de Grey«, dijo, pero «soy virgen por propia elección». «No quiero tener una mancha en el expediente», A partir de ahora llamaré expediente a la vagina. ¿Tú llevas el expediente depilado o a lo boscoso?. Y así. «Es un don, no se puede ir regalando eso a cualquiera», dijo. Joder, que no es una aspiradora, chiquilla, que no la regalas.

La fusta no era para hacer cochinadas, era para darte en la mano como se te ocurriera acercarte a las partes pudendas.

 

 

DANIEL (MARKUS) y MARÍA JOSÉ

Vimos cómo iba a una sesión de fotos de modelo en la que sólo había un pantalón y una camiseta. Y ya. Seguramente era una sesión de fotos para un catálogo póstumo de Galerías Preciados en colaboración con Continente.

El momento en que sacaron a la perra con los ojos rojos fue una auténtica genialidad. Los montadores, redactores y hasta la señora de la limpieza se merecen un puto Óscar sólo por eso.

Markus es muy ordenado, lo malo es que tarda seis días en colocar un puto cojín.

El tío se machaca en el gimnasio… Ah, no, perdón, que hace pesas con unas mancuernas de media-nena que las puede levantar un pinypón con anemia.

Le gustan las mujeres «rollo operadas, de estas que parecen travestis, pero que no son travestis, muy llamativas, muy putones, a ver, putones, pero que sean familiares». «Putón familiar«, joder, que perfil más maravilloso. Un «putón familiar» es esa novia que llevas a cenar a casa y tu padre no sabe dónde mirar.

CANDIDATAS

No se acordó ni de un puto nombre. Le van a tener que poner pegatinas a las muchachas.

«Tú imagínate, que como soy gallega, que no les guste«, dijo la madre. Yo es que con los gallegófobos no puedo. Cabrones sin escrúpulos que discriminan a los gallegos sólo porque son diferentes y comen queso de tetilla.

La primera de las candidatas era una sevillana con el pelo como una cascada de sangre coagulada. Era como un Moranco haciendo de Omaíta fiestera.

Otra había que venía de hacer Judo y no le había dado tiempo a cambiarse. Y ya. Porque si llega a intentar meter baza el muchacho le hace los siete puntos de presión y lo mata antes de que entre la siguiente chica.

Hubo otra que entró vestida de muñeca de la Señorita Pepis de los años setenta, más larga que esperar a que el de delante acabe de echarse del plato que te gusta en un buffet libre. Es Miss World Alhaurín de la Torre 2014. Se puso a hacer desfile de modelos allí mismo. Lo que pasa es que era más Miss Anguila 2015.

Después se puso a hablar de política y supimos que era Pablo Iglesias con dos prótesis en el pecho. Que cabrón el Pablo Iglesias no pierde baza.

También entró una con un arbusto. Al parecer se dedica a la jardinería. Si llega a repartir butano aparece con una bombona y la liamos. Era rubia y le preguntaron si ese era su color de pelo y dijo la jodía que sí. Con unas cejas más negras que el potorro de un cuervo. Y se puso a podar. No es recomendable enseñar unas tijeras de podar para enamorar a un hombre.

También hubo una señora que se había pasado con el sol, una que leía los penes en las manos y otra que era como un chicle mascado, más repipi que un repollo con lazo.

 

 

SANDRO (Sandrorisa) Y ROSA

Al parecer regentan un casino «socio-cultural» que viene siendo un geriátrico con viejos que se dejan la pensión. La señora fue secretaria del PP y son los dos Juancarlistas. «Yo soy monarca». «Soy de derechas, pero apolítico«. «A mi sí me gusta Podemos», dijo Sandro. Este chaval tiene un lío de cojones.

El día que vaya a votar coge trozos de papeletas y los pega con celo.

Ahora sólo puede ser identificado por el historial dental, porque perdió las huellas dactilares tocando una barandilla caliente.

CANDIDATOS

«Formalicos, limpitos», le dijo Luján que era los que le habían buscado. Menos mal que no le dijo «tienen más mierda que el rabo de una vaca«.

El primero era un tipo con pelazo y una tarta de chucherías. Le conocía de presentarse a Mister Gay. Es ingeniero técnico en obra pública. Sandro no se lo tiró allí mismo porque estaba la madre delante.

Se presentó también un leñador de los bosques de Alaska. Dijo que se llamaba Daniel, pero una mierda, se llamaba Chusquinson. Dijo que hacía Bellas Artes, pero yo creo que cortaba secuoyas con el canto de la mano.

«Pinto con acrílico mezclado con sangre propia», explicó. Es tranquilizador a tope. Lo que hace la gente por ahorrarse pintura.

Otro era uno que llevaba el pecho pintado como el cuaderno de al lado del teléfono. «De cultura ando un poco escasito«, dijo. Así, joder, sin complejos. #OrgulloZote «¿Eres monárquico?», le preguntaron, «No voto«, respondió. #ConDosCojones.

Había uno que era un querubín que creció. ¿Sabéis esos niños alados de pelo rubio ensortijado? Pues veinte años después y tras haber hecho la ruta del bacacalo seis veces ida y vuelta. «¿Eres un chico independiente?», le preguntaron. «No, soy dependiente, en una tienda de ropa». #VamosYaEsteSeExtingue.

Otro era Eduardo Manostijeras, pero albino. «Soy muy fiel a los ochenta, a la movida madrileña«, dijo. Joder, fiel. Era la reserva espiritual de los ochenta.

También se presentó uno que era… No sé qué cojones era. Llevaba una gorra que da un cabezazo y mata a un caballero medieval con armadura.

 

 

RAFA Y MARÍA LUISA

Son una familia espiritual, de las que buscan el bien de la humanidad, altruistas. Es como si Gandhi y la Madre Teresa  de Calcuta se hubieran casado y hubieran tenido de hijo a San Isidro Labrador.

Por ejemplo, la madre hablaba así de Marbella: «Es un mundo sin problemas, toda la gente contenta… eso es bonito, tú vas a un lugar y en la mesa de al lado la gente está triste o llora… te corta toda la alegría que tú tienes», dice la madre de Marbella.

Tiene razón la señora. Cómo me joden los tristes, de verdad. Y los pobres. ¿Qué mierda hacen afeando el mundo?

«Tengo tres secretarias… y mi madre«, dijo Rafa, que quiere a la señora que lo parió que la destaca entre todas las demás… secretarias.

Rafa dijo que «cree en dios, lo primero, y segundo en Dios«. Menos mal que ninguno de los dos existe.

«Superdotado… nunca me he hecho la prueba, aunque me lo han dicho muchas veces, pero si te lo dicen muchas veces por algo será«. Bueno, a mi me dicen mucho que parezco gilipollas y tampoco me he hecho la prueba.

«Busco una chica que me quiera por lo que tengo en el interior», aseguró. O sea, que está buscando una chica que necesite un órgano para trasplante. Espero que sea un riñón.

 

CANDIDATAS:

Tengo 24 años, «12 y 12», dijo la primera, que es profesora y demostró que sabe sumar. Luego le miró a los ojos y se mordió el labio de abajo como si estuviera comiéndose un filete hecho al punto.

La muchacha no dudó en recurrir a lamerle el culo a la madre: «eres un príncipe porque te educó una reina».

Otra de ellas tenía pinta por la edad de ser amiga de la madre. Y dijo que era la reencarnación de Marilyn Monroe. Bueno, eso sí Marilyn siguiera viva y hubiera tenido un mal envejecer. Hizo un truco de magia que haría llorar a David Copperfield.

Otra explicó que no tenía «menos de 25 años pero tampoco tengo más de 75«. ¿Lo qué cojones…?

Otra se presentó vestida de ángel. Bueno, de ángel si los ángeles buscaran poner cachondo a todo el mundo. Pero no, no era un ángel, e»Soy una niña de las nieves». «Soy un poquito friki«, dijo. Si hubiera confesado ser José María Aznar con peluca no me habría sorprendido más, mira.

También había una fea que quiere ser rica. «Su papi le paga todos los lujos«. Dijo que trabaja de modelo. Será de manos, porque a ver, era como incómoda de mirar. «No le gustan los obreros» y «Tengo mucha fobia a la pobreza«, dijo, así, como si a los obreros y a los pobres les gustara ella.

Eso sí, la pillaron, porque dijo que hablaba francés... y una mierda. Bueno, sí, sabía decir «gui, gui».

Y por último que enseñó el conejo en la primera cita. Pero uno de verdad. No el conejo que come zanahorias cárnicas. El de las naranjas.

Bueno, veremos cómo se desarrollan las citas… pero promete.