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Defensa de Paquirrín: sus méritos reales salen a la luz

Somos una panda de descreídos, de rencorosos, de maldicientes. La envidia y la propia frustración mueve muchas veces nuestros juicios a terrenos oscuros donde no podemos ser neutrales y justos con los demás.

Eso nos pasa con Paquirrín, alias «Kiko Rivera» o como a él le gusta que le llamen: «Para comer» y «Para repetir de segundo plato dos veces».

Sí, el otro día, este pobre músico, creador de éxitos del bello arte musical como «Quítate el top», «Ole, ole, ole» o «Así soy yo», que habrían envidiado desde Mozart a las Ketchup, tuvo que salir en su defensa en el programa cultural Abre los ojos y mira.

La cosa sucedió hace varios días, pero he querido documentarme suficientemente para poder dar una opinión elaborada sobre el incidente. Justo después de analizar las rimas asonantes en la poesía acmeísta rusa, por casualidad salió el tema de una de las exnovias de Paquirrín.

Para que los neófitos, explicaré que Paquirrín tiene más exnovias que el rebelde libertario conocido como Chewbacca cabellos la zona donde la espalda pierde su nombre.

También se cruzaron en la conversación la versión pequeña de una tal Chabeli y el prometido de la misma, de insular apellido.

Las opiniones vertidas por los acreditados contertulios hicieron que, por alusiones, el interpelado Paquirrín tuviera que intervenir telefónicamente.

Emma García, ajena e insensible a la figura preclara de Paquirrín, se permitió el lujo de insinuar que éste acude a contar sus avatares y devenires familiares en televisión a cambio de dinero.

Y ahí vino la defensa de Paquirrín. Él, de entre todos sus valores, estudios, conocimientos, experiencias, trabajos y méritos en general, aseguró que todo lo dicho sobraba porque: «Yo soy conocido desde la cuna».

Con dos cojones como cocos colganderos (intentad leer esta frase deprisa y en voz alta). Que es famoso desde que nació, dice el colega con todo el cuajo y no se preocupa de tener más cara que el hombre elefante un día de alergia.

No le voy a reprochar que tenga un ego que la realidad no puede sostener, no le voy a reprochar que se haga el digno y que a continuación de indignarse quedara para ir al programa, demostrando tener de dignidad la justa. No.

Porque fue sincero. Dijo la verdad. Esgrimió su único argumento: es conocido desde la cuna.