Cuándo está bien poner los cuernos y cuándo no: bienvenidos una semana más a ‘Viva la Hipocresía’

Sandra y Rubo, santificando a Darío. (Foto: TELECINCO)

Hola. Bienvenidos una semana más a Viva la Hipocresía. En el programa de hoy nos pasamos por el forro de las pelotas el sentido común y hacemos una alfombra con la coherencia. Acompáñenos a este maravilloso viaje a lo profundo del cinismo. Así debería empezar La isla de las tentaciones, porque sus participantes tienen un cuajo que flipas.

Y es que hoguera a hoguera vemos como unos y otras se quejan de que sus parejas se tiren a todo lo que se mueve, se coman más los morros que un banco de pirañas caníbales y se líen más que los cables de detrás de la tele. Pero luego se van a sus villas y hacen precisamente eso, pero eh, si lo hacen ellos es por buenas causas. Más que poner los cuernos parece que están fundando ONG’s. Pero si lo hacen sus parejas merecen ser fusilados al romper el alba.

Os lo voy contando según vaya pasando, porque en la emisión de anoche pasó de todo y todo de lo que pasó.

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La cosa comenzó donde la dejamos la última vez, con Darío en plena revelación de los cuernos que le había puesto Sandra una semana antes de ir a la isla. Ella lo único que quería era entrenarle para ir a la isla, yo creo. Como el que te hace salir a hacer running todos los días porque vas a ir a La isla de los Corredores.

Lejos de solidarizarse con él o empatizar, Sandra Barneda le dio una caña a Darío por ocultar que sabía lo de los cuernos que fue una cosa mala. Ha habido interrogatorios con sacacorchos en las rodillas y miembros amputados más suavitos que lo de Barneda haciéndole reproches a Darío.

«Si ella no quiere decirlo, qué voy a decirlo yo, no voy a hacerla daño», dijo él, que cada vez que habla se santifica un poco más. Hay iglesias de pueblo donde los curas están bajando santos de las capillas para hacerle sitio a los San Darío que han encargado.

«No has parado de decirme que confiabas en ella. Teníamos un pacto en la hoguera, decirme la verdad, ser honestos«, le echó la bronca Sandra. Le mientes a Sandra Barneda y acabas dentro de una bolsa en el fondo del río Hudson.

«Pero si estoy enamorado qué hago«, dijo Darío como si estar enamorado fuera una excusa válida para todo.

– Eh, sí, atraqué el banco, pero es que estoy enamorado, señoría.

– ¡Liberen a este hombre y devuélvanle el dinero!

Y así.

Y Alejandro, al que los sentimientos de los demás le importan como la mierda abandonada de un perro de Sudán del Sur, intervino para decirle a Sandra que él quería ver a Tania, «sé que no voy a soportarlo más«.

Y Darío se rompió a llorar y claro, al ver a flaquear a Alejandro, y a Sandra Barneda le dieron los siete males, estaba triste, pero consiguió no llorar. Esa mujer tiene unos lacrimales más fuertes que las compuertas de una presa.

Se fueron a llorar y consolarse al pasillo de arena por el que se llega a las hogueras, que este año es como el plató de Sálvame, ahí pasa de todo.

Las chicas volvieron de la hoguera.

«Vengo decepcionada, mi pareja no para de hablar mal de mí, poniéndome de lo peor», les decía a los chicos Sandra la rubida. Ni se entiende, Sandra, hija, que Darío esté un poco resentidillo. «Tú eres leal, eso es la lealtad», le dijo Rubo, que claro, no sabe nada de los cuernos. Bueno y que de saberlo le habría dado igual, porque con tal de pillar le habría perdonado a Sandra haber matado a Kennedy.

«Él siempre es el bueno y yo la mala, si tan mal le trato, ¿qué hace conmigo?«, se quejaba la rubia. Ya, eso no lo comprende ella y no lo comprendemos nosotros.

Gal.la decidió decir que pasaba palabra, que luego lo contaba. Pero tardó poco en contarlo. «Es que se ha pasado, me da una vergüenza… se ha tirado a una», dijo la muchacha. «Qué asco, qué dos años más perdidos», se quejó ella, que se había trincado a Miguel.

Ya empezamos. Lo de Nico le da asco, pero lo de ella con Miguel, no. ¿Por qué? Vete tú a saber.

Y volvieron los chicos a su villa.

Le preguntaron a Darío por qué traía cara de entierro y él les contó lo de los cuernos que le puso Sandra y se puso a llorar. Eso hizo que la mitad de las chicas de la casa se pillaran por él en ese mismo instante. La técnica para ligar del pollito desvalido: a la que vienen a consolarte, le das con lo de delante. No sé si rima, pero ya me entendéis.

¿Queréis otro ejemplo de hipocresía? «He visto a mi novia acostarse con el Miguelito este», dijo Nico y Miriam se llevaba las manos a la cabeza. JAJAJAJA Sí, Miriam es la chica con la que Nico le había puesto los toriles a Gal.la y a su vez la escandalizada porque Gal.la se los pusiera a Nico.

Ya otro día y después de una noche de sexo más aburrido que después de 20 años de matrimonio, Álvaro dijo: «Con Sabela en la cara me lo he pasado muy bien, he disfrutado muchísimo». Y habían hecho un misionero guarrindongo. El día que Álvaro descubra la postura del perrito se vuelve loco.

Y Sandra Barneda fue a verles. ¿Os habéis dado cuenta de que cada vez que Sandra Barneda aparece hay una brisa maravillosa que le mueve el vestido y el pelo como si estuviera anunciando desodorante? Sandra Barneda es como un hada de los vientos. Y no está mal, pero todo el mundo sabe que las mejores hadas son las tintineadoras.

Sandra les vino a decir lo de siempre, que no se están dejando llevar, que espabilen, que vivan la experiencia.

¡¡SACÁOS LA POLLA Y EMPEZAD A ARREARLE A TODO LO QUE TENGA PULSO!!

Una cosa así, pero más fina.

E inauguraron lo del espejo: uno de ellos podría ver a su novia. Decidieron por unanimidad que fuera Alejandro el que viera a Tania. Él dijo que estaba «como un flan», pero lo raro habría sido verle sereno y entero.

Sandra Barneda es como el maestro Yoda y le dijo: «Que no te venza la ira«. En un par de galas le regala un sable láser y lo nombra jedi.

Sandra también se fue a la villa de las chicas. Tania le dijo que tenía un mal presentimiento. Normal, joder, si es que Alejandro tiene que estar irradiando energías negativas que deben interferir hasta con el 5G. Las cosas desaparecen en el triángulo de las Bermudas porque Alejandro veranea allí.

Sandra Barneda le puso la trampa a Sandra la rubia, preguntando como por casualidad: «¿Hay algo por lo que Darío deba desconfiar?» y la rubia dijo que lo mismo porque la ve a gusto con Rubo. JAJAJAJA Que Darío se ponga una nariz roja y pueda hacer de reno Rudolph no tiene nada que ver.

Y le pusieron a Darío contando lo de los cuernos a los de su villa.

Sandra la rubia se puso muy digna y se echó el pelo para atrás. «Lo que dice es verdad, pero tiene su por qué, me sentí que no me quería y las necesidades básicas no me las daba y no dejé la relación porque me decía que si le dejaba no había vuelta atrás», dijo. Ningún puto sentido.

«Yo no le he juzgado y él a mí sí», dijo Sandra la rubia. JAJAJAJA ¿PERO SE PUEDE SER MÁS CíNICA?

– Señora, verá, que si puede dejar de apuñalarme el bazo…

– ¡Yo no te he juzgado a ti, deja de juzgarme!

– Eh, sí, perdone, señorita, siga, siga arrebatándome la vida y disculpe.

Y así.

«Está feo decirlo, pero yo no esperaba que él se enterara de eso», dijo Sandra. Nos ha jodido y el Dioni no esperaba que el juez se enterara de que se había ido a Brasil con la pasta del furgón.

«Soy una persona que soy muy mía», dijo la rubia, que encima estaba enfadada porque Darío lo hubiera contado. Me encantan las personas suyas muy suyas. Yo es que debo ser muy de otro.

Sandra la rubia dijo que lo ocultó porque no quería «que se la dejara de nada». Lo mismo si no quieres que se te llamen mataperros lo suyo es no matar perros.

Las chicas no lo tuvieron tan claro a la hora de elegir, pero acabaron por decidir que Sandra era la que iba a ver a su novio, pero después de preguntarles, Barneda les dijo que un cojón, que la decisión ya estaba tomada y que iba Tania.

– ¿Cariño, te gusta el pastel de chocolate?

– ¡Si!

– Pues hay lentejas rancias.

Y así.

Y llegó el espejo. Tenían 3 minutos para verse a través de un cristal y no podían hablar ni tocarse. Podían usar «la mirada o los gestos». El Pictionary de las emociones. Es como jugar a adivinar películas pero en plan cuernos.

Alejandro se había peinado como si llevara un casco de bicicleta. Tania se había puesto una camiseta que le estrangulaba las tetas y luego se enrollaba como para partirle la nuca como un garrote vil.

«Quiero decirle todo lo que la quiero», dijo Alejandro. «No puedes hablar con ella», le dijo Sandra Barneda. Alejandro abrió los ojos tanto que con esa cara no podía pasar por el túnel del canal de La Mancha porque no le daba el gálibo.

Alejandro tenía que correr hasta el cristal dentro de los tres minutos que tenían, así que hubo momento carrera por la playa de película de los años 80. Por eso no llevan gordos a la Isla de las tentaciones.

Hablando del cristal, era enorme. Me imagino a alguien del equipo del programa en una cristalería de República Dominicana.

– ¿Y para qué dice que quiere un cristal de 3 metros?

– Para que Alejandro no pueda tocar a Tania.

– Se lo doy blindado.

Y así.

Alejandro pegó la cara al cristal como para dar un beso, pero parecía una performance de Hannibal Lecter. Sacaba los dientes y se empañaba el cristal.

Aquí lo que Tania vio a través del cristal:

Y como había un cristal a Alejandro le dio complejo de escaparate y se quitó la camiseta y comenzó a vocalizar: «mírame, mírame». Alejandro se hermanó en ese momento con un trozo de falda de ternera del carnicero de mi barrio.

«Habla bien de mi», «me estás fallando», le decía a su vez Tania, pero él no hacía ni puto caso, él a lo suyo de los besos cristaleros.

Tanía pasaba de besar el cristal como de lamer el váter de un bar, pero el lado de Alejandro se quedó con más babas que el primer diente de un bebé. Ese crital no lo limpiaron, lo tuvieron que quemar.

«Sabía que me quería, se lo he visto en los ojos», dijo Alejandro que lee en los ojos como el que tiene un ebook. Y luego se echó a llorar en la arena. Barneda se sentó también y se llenó el vestido de arena que con lo que llevaba encima se podía llenar una hormigonera.

«Me ha dicho que me quiere y que se me va la boca», resumió Alejandro del encuentro.

Tania en la casa le dijo a sus compañeras: «me he sentido un poco atacada, no me escuchaba, me atacaba, no lo voy a permitir». Lo mismo Alejandro no lee tan bien en los ojos.

Alejandro volvió  su villa con una gran sonrisa. «Ha sido súper bonito, pero a la vez muy triste», dijo Alejandro, porque para qué va a haber algo bonito o alegre a secas si lo puedes aliñar con drama.

Por la noche hubo fiesta y Sandra se quedó en la cama, pero poco, porque a los diez minutos se animó y se bajó al perreo. «Estoy rota por dentro», dijo ella y bajó con una cara de funeral del carajo. «Me encanta verte bien«, le dijo Rubo nada más verla. Otro que sabe leer los ojos, joder.

En serio, tías, que no, que no lo pillamos, que somos inmunes e impermeables a las indirectas, los detalles y las sutilezas. Decidlo o no esperéis que lo pillemos. Y si lo acompañáis de un esquema o una explicación con marionetas, mejor.

Nico y Rosana siguieron perreando en la otra villa, para disgusto de Miriam. «Ella me gusta, pero es que tú me atraes un montón», le dijo Nico a Rosana, que estaba entregadísima. Y claro, se comieron los morros a la mínima de cambio y delante de todo el mundo, incluida Miriam.

Rosana besaba a Nico y luego le mordía el labio. ¿Un mordisquito? No, le agarraba el labio como un pitbull con hambre y tiraba de ahí que ahora Nico tiene el labio de abajo como el telón de un anfiteatro. Rosana no te besa, te canibaliza.

Antes de que te bese Rosana:

Boquiabiertos todos ante lo que se ha captado en 'La Isla de las Tentaciones' con Nico

Después:

Vamos con otra Rosa, en este caso, Rosario.

«Con Simone hay más picardía y con Suso hay tensión sexual pero no tanta ni tan directa con la de Simone», dijo Rosario. Bueno, Suso, gracias por participar. Deja tus cuchillos y abandona las cocinas de MasterHez.

Alejandro estaba desatado, le debían haber vacunado del coronavirus porque dijo que su chip había cambiado.

Stiven, en la fiesta, se empleó a fondo con Tania, desplegando sus dotes de macho, incluida la camisa abierta hasta el ombligo, como si no conociera el uso y disfrute de los botones.

Y volvemos a Nico y Rosana, qué cosa más trepidante este montaje. Se fueron al dormitorio. Rosana tomó la iniciativa y le hizo a Nico lo que las plataformas petrolíferas le hacen a Texas: sacar todo lo que llevan dentro. Debajo de las sábanas podía haber un polvo o un mono en una montaña rusa, el movimiento era el mismo.

Mientras, Rosario y Simone se arrimaban. Simone vio que iba a pillar cacho por primera vez en el programa y se lanzó con todo. Puso a Rosario contra una mesa y le apretó el pene tan fuerte que ahora la polla de Simone solo tiene dos dimensiones.

«Ya se besaron, tío, qué feo», decía Suso despechado. TRANQUILOOOO, TRANQUILOOOO, TRANQUILOOOO le decía Zoe haciendo de guardia de seguridad de Rosario, para que Suso no interrumpiera su ciclo de celo y reproducción.

A Nico, por otro lado, le llegó su San Martín porque Miriam le se lo llevó a hablar a un aparte. Nico no sabía dónde meterse. «Se me ha roto el corazón, porque lo que yo he hecho era importante», le dijo la muchacha, que estaba hecha una mierda. Nico le dijo «lo siento» ochenta veces y hala, arreglado para él.

Tania y Miguel también tuvieron sesioncita de mete-saca cochinero.

A la mañana siguiente Rosario reunió  las chicas porque está hecha un lío. «No sé en qué lugar estoy con Simone y en qué lugar estoy con Suso», les dijo. Lo que sí sabe es que solo se enrolla con gente cuyo nombre empiece por S.

Y cuando le dijeron que Suso sabía que había pillado cacho con Simone, preguntó: «¿Pero él lo ha visto?». Se había besado a cinco metros de Suso, pero Rosario pensaba que cuando te besas con Simone te vuelves invisible.

Quién nos iba a decir que esas villas tan grandes, tan pijas, tan lujosas, tenían problemas estructurales serios. Josué quería dormir, pero no podía porque Álvaro estaba con Sabela en la habitación de al lado y sonaba como una coreografía de pájaros carpinteros. He de decir que el ritmo era impecable. No sabías si Sabela se estaba follando a Álvaro o a un metrónomo.

Rosario dijo (sí, ya sé que salto mucho, pero es que montan el programa así) que es que con Suso se ha agobiado, que no quiere que la vuelvan a atar, que quiere comerse el mundo. El mundo es una metáfora de Simone.

Con unos cojonazos como si al caballo de Espartero le hubieran picado avispas en los cojones, Nico se llevó a las dos a la cita. «Siento que sea una situación incómoda», les dijo Nico, que no sabía cómo decirles que lo que quiere es un trío.

«Acababa de estar conmigo y te fuiste con él a ronearle», y Rosana dijo «yo eso no lo he hecho». JAJAJAJAJA Sí, Rosana, sí.

Nico se metió en un campo de minas y salió vivo. «Yo te voy a enseñar la Rosana más oculta» no te vas a arrepentir, le dijo una. «Voy a estar bien contigo», le prometió Miriam. Y él propuso un brindis.

«La cita me ha encantado, las he hecho sentir a gusto», dijo él con sus santos cojones vacíos, porque las dos habían estado más incómodas que en la consulta de un dentista loco.

En medio de la fiesta de las chicas apareció Sandra Barneda y les cortó el rollo. Si aparecen los antidisturbios lanzando gases lacrimógenos se les corta más el rollo.

«En cuanto a besos yo con Simone me lo pasé muy bien», Simone besa mejor que Suso, «me puso sobre la mesa y me plantó un beso, a ver quién se resiste a eso», dijo Rosario. Claro, joder, quién se va a resistir a que te traten como a un fardo. No sabéis la de sacos de cemento que se enamoran de los albañiles porque les hacen lo que Simone le hizo a Rosario.

Las chicas decidieron desactivar la luz de la tentación.

Sandra hizo la misma en la villa de los chicos, pero allí lejos de venirse abajo se vinieron arriba y Sandra acabó bailando. Un poco más y acaba piripi y pillando cacho con alguien. «No estamos acostumbrados a buenas noticias tuyas«, le dijo después Nico. Buen apunte.

«Estaba conociendo a Miriam y no sé qué me pasó que conocí a Rosana y tuvimos una noche de conversación y… de todo un poco. Y tengo un problema, que me gustan las dos», dijo Nico con una cara dura que flipas.

Como los chicos no se pusieron de acuerdo, la alarma de la tentación siguió activada en su villa.

Nico, para ver si se decidía, se fue a la fiesta y se puso a ronear con Rosana a muerte. «A mí me apetece darte un beso pero ¿y si dentro de dos horas me apetece darle un beso a ella?», le dijo a la muchacha. Y como ella puso morros, le reprochó: «Hala, ya te has cabreado». Ya Nico, tío, qué raras son, que no te dejan montártelo con las dos a la vez, incluso con dos más, con lo bien que estarían en tu puto harén.

«Si me gusta alguien no me resulta cómodo que esté otra persona encima», dijo Rosana, que no ha hecho tríos nunca o no sabe posturas para hacerlos.

Mientras, Miriam lloraba en otro lado, «rota por dentro». En cuestión de roturas por dentro está un jarrón de porcelana fina facturado en una maleta y luego Miriam.

Gal.la está celosa porque piensa que a Sandra la rubia le gusta su Miguel. Y acabó por encarar a Sandra, que aseguró que no le gusta nada Miguel. «A mí no me gusta Miguel, no tendría una noche loca con él», dijo Sandra, que se fue a llorar con Rubo, que aprovechó para darle consuelo comiéndole el cuello, porque eso es lo que más consuela y calma. Hay médicos de ambulancias que no ponen morfina, prefieren darle besitos en el cuello a los que se caen de un barranco.

Rubo le dijo a Sandra la rubia que le gusta mucho y se puso a lamerse los morrillos pretendiendo ser sensual, aunque parecía que se le había quedado un paluego. Pero funcionó, porque se pusieron a besarse como dos vacas lamiendo el mismo arbusto.

Simone se fue a hablar con Tania: «Yo se quién es la persona que más te gusta, yo. ¿tengo razón?», le dijo Tania y Simone guardó silencio prudentemente.

Peeeero Tania se fue a hablar con Rosario. «Yo sé que la chica que más le gusta soy yo y él me lo ha reconocido, que conmigo hay algo más». «A mí me ha dicho lo mismo», dijo Rosario. Dos mujeres adultas descubren que un hombre como Simone dice lo que sea con tal de pillar y de regalarles las orejas. Simone no se sale de su guion de ligar. No cambia ni las comas.

Hubo reunión de chicas y Sandra les contó que se había liado con Rubo. Todas se llevaron las manos a la cabeza. OTRA VEZ. Sí, las mismas que han puesto más cuernos que un taxidermista, alarmadas y sorprendidas.

«Siendo realista, creo que mi relación no va a ninguna parte», dijo Sandra. A Darío lo mata.

Y llegó la hoguera de los chicos.

Sandra Barneda les esperaba con un vestido de color topless porque era del color de su piel y si le pintas pezones encima del vestido parece que está en Ibiza en una playa liberal.

La cosa comenzó con Álvaro, que dijo que no quería ver imágenes porque le iban a «matar». CREO QUE ES EL MÁS HIPÓCRITA DE CUANTOS HAY

«Yo en ningún momento he sido débil. Me he dejado llevar porque es lo que siento. Me está fallando ella a mí…», dijo el jodío sin ponerse ni colorado. Sandra Barneda flipaba fuerte con la cara dura y preguntó: «¿Y tú a ella?»

«Yo es que no me voy a pasar la experiencia llorando», respondió Álvaro. JAJAJAJA El animal preferido de Álvaro es el hipopótamo, sólo porque empieza igual que hipocresía.

Lo primero que vio fue a Rosario diciendo que su relación era una mierda y que él no la miraba a la cara y que se quiere «comer el mundo». «Qué tonta que es, madre mía«, dijo Álvaro, que dijo que Rosario siempre ha tenido libertad, pero que elegía estar con él. Y ahora elige a Suso y a Simone, asúmelo, amor.

Alvaro ve la paja en el ojo ajeno pero no ve la viga de acero corrugado en el propio. Y le pudieron, seguidos, los besos con Suso y los de Simone. «¿Qué hace, tío?», se preguntaba Álvaro.

A ver, Álvaro, cuando papá y mamá se quieren… o sea, los pájaros y las abejas… y… que se LÍA CON QUIEN LE DA LA GANA.

«¡Es que no la he visto arrepentida en ningún momento!«, dijo Álvaro con toda su cara dura. ¿Por qué iba a arrepentirse Rosario y él que conejea con Sabela todo el rato no? Misterios.

«¿Tú no te dejas llevar?», le dijo Sandra Barneda, que estaba flipando again and again. «Tengo una carga en el pecho, no sé si quiero llorar», dijo Álvaro, muuuy dolido. «Para mí ella lo era todo», dijo él. Sabela es todo, pero otro todo. Álvaro es que tiene muchos todos.

Josué tenía imágenes.

Se sentó cerca de la tablet para ver mejor. Para cuándo una tele de 50» en La isla de las tentaciones. «Primero va él, es la diferencia entre él y yo, porque para mí él va primero y luego yo», dijo Zoe, que siempre deja pasar primero a Josué por las puertas.

Las imágenes eran para Josué, pero el que se ponía de los nervios era Alejandro, porque salían Zoe y Tania y en un juego y se daban un pico. Hala, a tomar por culo el buen rollo de Alejandro.

«Están con sus jueguecitos y me puede molestar, pero si la cosa no va a mal y no tienen intención de relaciones sexuales…«, dijo Josué sobre el tema de la bisexualidad. Tema que a Sandra Barneda le toca los ovarios sobremanera, claro.

«Con una chica no te molesta…», preguntó Sandra con un tono de reproche chungo tirando a malo. Y el que saltó fue, cómo no, Alejandro, que me da una pereza cosa mala.

«A mí me preocupa más mi novia que la de él», dijo Alejandro. «Le ha comido el culo, la boca… en plan buscándola«, añadió. ¡OH, TERRIBLE, TRAGEDIA, ACABÓSE, A LA HOGUERA!

«Ha sido mi novia la que la ha buscado y Zoe la que se ha echado para atrás», dijo Josué. «Tania la mira con deseo«, dijo escandalizado Alejandro.

Madre de Dios, qué dos personas. El día que salgan de la cueva qué sorpresa.

Turno de Nico.

Con sus cojonazos dijo que lo de Gal.la no lo llega a comprender, que no sabe por qué con Miguel sí y con él no.

Nico vio a Gal.la tonteando con Miguel y dijo que Miguel lo único que quiere es pillar cacho. No como él con Rosana, que es amor puro y la va a llamar a diario y a mandarle rosas a casa.

«Me crea inseguridades… ¿por qué con él sí le apetece?«, se preguntó Nico.

Y le pusieron las imágenes del polvo Gal.la con Miguel. La verdad es que entre sus compañeros no vi yo mucho desagrado. Más de uno se pensaba que estaba viendo una página web de vídeos para adultos. Les faltaba el papel higiénico cerca.

«Se ha acostado con este chico dos veces en una semana y yo me he tirado para acostarme con ella una vez en tres meses«, se quejaba amargamente Nico, despechado.

«Me voy a ir de aquí ahora mismo. No aguanto estar aquí. Me voy a ir y no voy a parar», dijo el niño rubio. Y salió corriendo que pones a Usain Bolt a perseguirle y no le coge.

«No entiendo por qué sí a él y a mí no», decía. Pues es fácil: porque con él quiere y contigo no. Tampoco tiene mucho misterio por más que cueste tragar con eso.

Le tocó a Alejandro. No había imágenes para él.

Pero para Darío… madre mía.

Le pusieron a Sandra diciendo que ella con Darío hace lo que quiere y que Darío le ha fallado y que ha sido un guarro y que piensa que ha hecho «cosas a sus espaldas» y que ha roto la confianza.

«¿PERO CÓMO DICE ESO LOCOOOOOOOOOOOOO?«, dijo Darío flipando mucho. Si en las imágenes le ponen a su abuela quitándose la máscara y resultando ser un lagarto gigante, flipa menos.

Y… las imágenes de la comida de morro con Rubo, que sonaba como cuando le das vueltas a una fuente de macarrones.

«Bueno, pues nada, se ha visto lo que hay», dijo Darío, que intentaba ser fuerte, pero estaba reventadísimo. «Estoy bien, estoy bien», decía, pero no. Y pidió una hoguera de confrontación. Olé.

Y llegó el momento suegra de Álvaro. «¿Qué hace mi suegra aquí?«, dijo al ver llegar a la señora, que a duras penas podía andar por la arena con los tacones que llevaba. Señora, chanclas, chanclas.

¿Iba la señora a llevarle croquetas?, no. La señora llegó combativa. «¿Te alegras de ver a la suegri?«, le dijo nada más verle.

Y no sabemos nada más porque lo dejaron para la próxima emisión. Mira tú.

2 comentarios

  1. Dice ser Borch

    Pues está claro. Poner los cuernos está bien si los pongo yo, y está mal si me los ponen a mi.

    23 diciembre 2021 | 08:53

  2. Dice ser Isa

    Con el añadido de que si eres chica hay 300 insultos en el idioma español para ti, y si eres chico 300 halagos

    05 enero 2022 | 09:53

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