Hola salaos y salás.

Hoy voy a hablaros de El último superviviente, ya sabéis, ese programa en el que Bear Grylls (Según la traducción del diccionario Oxford edición Villagañán de Abajo significa «Oso Grillado») se dedica a dar consejos de supervivencia en entornos hostiles (ahora lo emiten en Discovery Max).

Pero no, no es un programa sobre partidos políticos y cómo llegar a liderarlos librándote de peligros y alimañas, ni sobre el Congreso de los diputados, paraje hostil donde los haya, sino sobre sitios más seguros, como el desierto, la selva, el mar o los páramos helados.

El caso es que en el programa se ve todo casi en primera persona. Sólo sale él haciendo todo tipo de cosas relacionadas con superar obstáculos de supervivencia, como comer cochinadas que se encuentre, dormir al raso, subir o bajar terrenos escarpados…

Peeeero, se han filtrado infinidad de vídeos y fotos en las que se ve que el señor Oso Grillado no está solo, ni siquiera acompañado sólo por el cámara. Hay con él más gente que en la guerra y además, le asisten en cuestiones de seguridad. Un ejemplo, aquí:

Bueno, de ahí viene la crítica de mucha gente que piensa que por ese motivo el programa es una farsa, porque en la tele parece que está él solo y que se la juega escalando barrancos o cruzando por una cueva de hielo o similares.

Pues bien, no estoy de acuerdo. ¡¡¡Revelación!!! !!!Exclusiva gorda!!!

En primer lugar porque ¿qué esperaban? Hay que asumir que la tele es tele y eso significa que es espectáculo. Más o menos, 40% realidad y 60% cartón piedra (porcentajes que me acabo de inventar, por otra parte).

Por otro lado, en alguna ocasión (aunque yo no lo he visto en todas las entregas) ponen antes del episodio este aviso:

Advertencia antes de los episodios de El último superviviente (Discovery Max)

Como veis, la cosa queda clara. (Aunque dicen que consultes UN guía profesional, no «a un» o «con un». Consultar un guía debe ser embarazoso, ahí, abriéndole en canal para leerle…)

Pero aunque no fuera así, el tipo se la juega en muchas ocasiones. Hay escenas en las que no lleva arnés, ni elementos de seguridad y en la naturaleza y haciendo el cabra siempre pueden pasar cosas. Mirad a Caperucita por recoger cuatro flores de mierda.

Además, que el tipo se juegue la vida o las pase canutas como Falete en cuaresma no es el fin último del programa. Se trata de mostrar qué hacer si en uno de esos muchos viajes que los ciudadanos de a pie hacemos a la selva del Amazonas, o al desierto de Atacama, a los bosques canadienses o a la Antártida, nos pasa algo que nos ponga en peligro.

¿Quién no ha tenido que beberse su propia orina alguna vez? ¿Quién no ha tenido que matar un lagarto para comer? ¿Quién no se ha puesto un enema en una barca en medio del mar? ¿Quién no ha hecho una presentación diciendo aquí un amigo, aquí un compañero porque no se acordaba del nombre de ambos?

En resumen, queridos y aventureros lectores: a mí me parece que el programa sigue teniendo mérito.

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