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Manual ilustrado del cuñado y el cuñadismo en ‘First Dates’: eructa a su cita en toda la cara

Un espectador de ‘First Dates’, deseando quedarse sordo antes que oír al cuñao.

Señor…

A veces pensamos que vivimos en el siglo XXI y sí, pero no reparamos es que entre nosotros hay seres del siglo XV con aspecto humano. Son como neandertales con móvil, gente tan, pero tan, tan, tan moderna y evolucionada, que si les haces una radiografía te demuestran la teoría de la evolución.

A esos supervivientes, a esa gente que fue capaz de permanecer impermeable al paso del tiempo, que es capaz de repeler la cultura y la empatía, ahora se les conoce como cuñados. Y en First Dates vimos quizá el mayor de ellos.

Es de hace días, pero hoy he visto otro de sus vídeos que aún estaba en la web de First Dates (alguno de vosotros me recomendó a esa criaturita) y me he dicho, vamos a comentarlo y de paso nos echamos unas risas.

El muchacho, cenutrio de profesión, había hablado ya de que él no es racista, pero sí «ordenado». Bueno, pues si aplicamos esa norma, él debería vivir en una reserva natural para cuñados. Un lugar maravilloso (pero con vallas muy altas) donde los cuñados podrían correr libres por el campo, ver deportes en la tele, comentar lo mal que está el país y darse lecciones los unos a los otros felices como Pepa Pig cuando hay barro.

El caso es que mientras hablaba con su cita, una muchacha a la que habría que erigirle un monumento a la paciencia, pasaron dos participantes del programa, gays, que iban a su mesa. Este ejemplo de progreso y tolerancia verraca se empezó a reír y a remover el culo en el asiento, para después decir: «maricón…».

He visto niños que aún se cagaban encima más maduros que este chaval. De hecho, la mayoría de los niños que conozco se apartarían de este hombre levantando las cejas en señal de asombro. Algunos, los más religiosos, le pedirían a Dios que le curara lo de la falta de oxígeno al nacer.

La muchacha, que seguramente aguantó sus entendibles ganas de hacerle comer a su cita el plato, porcelana incluida, tuvo la deferencia de decirle: «Joe, no digas, eso, no me gustan esas palabras» y añadió «son palabras que duelen».

Pero a la gente con la sesera de densidad cuestionable les da igual lo que les digas. Es como si cogieras tus palabras y argumentos y les dieras una patada como el maromo de 300! al mensajero, a tomar por saco, al agujero con ellos. ¡Tratemos de razonar, perdamos el tiempo!

Escáner cerebral:

 homer simpson the simpsons homer monkey stupid GIF

Así que el zagal, que tiene la misma sensibilidad que un canto rodao, dijo «qué va a doler, no es ná malo».

– Eh, mira un maricón, vamos a lanzarle piedras.

– ¡Eso está mal, puede hacerles daño!

– Quiá, la piedras no se hacen daño.

Sí, tiene el mismo amor y respeto por el prójimo que una picadora de carne.

Y pensamientos empáticos así. Si todos los humanos fueran así ya nos habríamos extinguido y la tierra la dominarían las cucarachas, con pequeños mundos cucarachiles y sus restaurantes cucarachos. Y si pasara algún humano pondrían una reclamación al encargado porque les daría asco.

Pero eh, el muchacho tenía una historia traumática detrás que lo explicaba todo:

«A mí la pluma es que no me va nada, porque me llevaron a un sitio una vez a una discoteca de Barcelona y no me esperaba que hubiera tanto maricón… gay suelto, la verdad. Y a raíz de ahí no… me sofoqué«.

Aaaaay, maricoooooooooon, ¿que te sofocaste por queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? ¿Porque no encontrabas el cuarto oscuro, culito prieto?

Creo que es del tipo de cuñado que piensa que los gays le ven y piensan inmediatamente en violarle. A él, que no era precisamente un bellezón de cuerpo esbelto. Yo creo que a ese chaval se lo encuentra un semental disfrazado de yegua y el semental pide la castración. Así de guapo era.

«Hay que respetar, yo respeto un puñado», le dijo la muchacha, que es la Madre Teresa de Calcuta de los cuñaos, los atiende y los intenta curar.

«Hasta cierto punto. Yo respeto, pero las cosas que no me gustan las digo, no me callo, lo digo tó…», dijo el sabio chaval. Sí, él lo dice tó, porque no teme quedar como un cuñado. De hecho, cada vez que un mastuerzo no lo «dice tó», un cuñado pierde sus alas.

Por enésima vez la chica tuvo la paciencia de seguir utilizando la boca para hablarle en lugar de para escupirle, y le dijo que «a lo mejor haces daño con las cosas que dices».

¿Cuál fue la respuesta del cuñado tipo?

Eructar.

Os lo juro. Parecía la puñetera caricatura de un gañán. Un sketch de José Mota con Los Morancos no se habría atrevido a tanto. Este tío se equivocó buscando pareja en First Dates, tenía que haber ido a Lourdes. Y amordazado, porque si no, ni de milagro.

«No… un chico así no me va al lado ni loca», dijo por fin la zagala, con un gran criterio, porque hay dos formas de pasar vergüenza máxima: dejándose un trozo de papel higiénico saliendo del pantalón después de ir al baño o yendo con este tío al lado.

 

Podemos y PP se enfrentan también en el amor: citas políticas en First Dates. Parte 1

Love is in the Congreso...

Love is in the Congreso…

Yo a veces pienso que la gente no quiere copular. En serio. Que van por la vida como que sí, pero que luego les da pereza o algo. Y no les culpo, oye, que a veces el conejeo puede dejarle a uno los riñones como si se hubiera entrenado con ellos Rocky Balboa.

Y eso lo pienso, además de porque tengo mucho tiempo libre y vivo al lado de un descampado donde la policía destruye los alijos de marihuana quemándolos, por First Dates, donde la gente en medio de una cita, se pone a preguntar por las ideas políticas del otro.

No sé por qué se utiliza lo de «me duele la cabeza» como excusa para que el tren no entre en el túnel cuando se puede decir «¿has visto el discurso de Rajoy en el congreso? o ¿Qué te ha parecido Iglesias en el Europarlamento? Se acabaron las ganas de que el agujero negro se trague la supernova. Pero no sólo en tu casa, se le quitan las ganas de fornicio a todo el bloque.

Nota: A Pedro Sánchez es mejor no citarle, que es muy guapo y lo mismo se enciende la cosa. Pedro Sánchez es tan guapo que cuando se da al onanismo piensa en sí mismo para inspirarse.

Total, vamos a ver dos ejemplos de cómo la política destruye una cita. Una en este post y otra en el siguiente. Dos juntas no porque sé que sois esa gente a la que pillan haciendo conecting people en las playas todos los veranos y no os quiero destruir la líbido y dejaros con las ganas de salir en páginas porno para pervertidos.

Primer ejemplo: El PP.

Una muchacha que repetía cita, porque en la primera no había encontrado el amor, llegó con ganas de enamorarse y con unas uñas de colores que podrían dejar ciego a un soldador con la máscara puesta. Chicas: Si quisiéramos salir con alguien cuyas uñas pueden abrir boquetes en el hormigón, saldríamos con Lobezno.

El caso es que el muchacho que era la cita de esta chica (y que si lo ves arrodillado junto a un cura agitando la campanita en misa ni te inmutas) le dejó un ramo de flores antes de llegar. A ella no acabó de gustarle:

«Yo es que prefiero patatas fritas», dijo. Y explicó la forma de seducir a una dama: «En el ramo vas metiendo patatas fritas y le echas un poco de sal. Quedas muy bien, te lo digo de verdad». Tócate los cojones.

Voy a probarlo. Probablemente acabaré detenido, pero en la próxima cita que tenga me presento con unos geranios perlados de patatas fritas. Y como soy un puto gentleman le voy a poner también aros de cebolla. Mal se tiene que dar para que no folle yo esa noche. Aunque sea trincándome a la freidora.

Total, que ya metidos en harina (de la de rebozar, claro) el muchacho le preguntó qué ideas políticas tenía. Yo soy la chica y antes le digo que a mi lo que me gusta es hacerle fisting a mis parejas con un extintor.

Pero no, la chica le dijo: «Yo estoy de parte del PP«.

«De parte del PP», como si hubieran discutido dos amigas en el patio del colegio y ella pensara que la PePi tiene razón porque la Podemi le quitó al Psoenathan.

Entonces, él confesó: «Yo he estado muy dentro del PP«. Os juro que por el tono parecía que le había practicado una colonoscopia al PP. O que se había metido dentro en plan El Chip Prodigioso. O lo mismo es que el chaval es en realidad un extraterrestre y una vez secuestró a Rajoy con su ovni y le practicó vejatorias prácticas experimentales…

Y al saberlo la muchacha respondió… «Ohú, ¿estás imputado?«. Joder. Lo del PP con la imputación es ya como los marcos incomparables, las chanclas con calcetines, el vino y la cocacola… son inseparables.

El muchacho le dijo que no, es más aseguró que él en 2013 ya vio «cosas que dije hasta aquí hemos llegado». Anda que dijo nada el zagal de todas esas cosas. Madre del amor hermoso, que poca pasión por denunciar las cosas de «hasta aquí hemos llegado». Hay gente que piensa que las comisarías, los juzgados de guardia y los unicornios no existen.

Peeeero, la muchacha que adora los ramos de flores con patatas fritas dentro es además una experta de la CIA en misión de incógnito. Sólo así se entiende que dijera: «Yo no sé si está imputado… le he visto las pupilas dilatadas cuando me ha dicho que no…».

Madre mía. Cualquiera sale con esta muchacha y se va al bar con los colegas diciendo que ha ido a la biblioteca… te despiertas atado a una silla de la cocina y a tu lado hay una bandeja con sacacorchos, sierras eléctricas, electrodos, un disco de Bertín Osborne y otros elementos de tortura.

Fin de la parte 1 de «Política y cita, no folla ni Rita». No os perdáis la parte 2: Podemos.