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El amor y la indiferencia triunfan en Granjero busca Esposa

Ah, amigos. Ha llegado el final. Sí, Granjero Busca Esposa (o sitio a donde arrimar la culebrilla) ha llegado a su fin. Con resultados desiguales, pero los mejores de todas las ediciones.

Pero vayamos por partes.

ROMÁN

Yésica llama a su oso Romanín. Que es como Rumanín, pero de Castilla de toda la vida. Y la pobre mujer se echaba unos lloros en la despedida que parecía que a su Romanín se lo llevaban a fusilar. Y digo yo, si no se quiere ir, ¿para qué se va?

Romanín es un hombre sensible y también se emocionó.

El pueblo se apuntó en pleno, maquilladas las señoras como para ir a misa, con una pancarta de «Vivan los novios». El pobre Romanín se puso a llorar con sólo ver a Luján. Los vecinos coreaban cada gracieta y cada lance con entusiasta entrega.

Lo que me decepciona de ese pueblo es que no le tiraran piedras a Nica, por salir con ese vestido rojo y el sombrero de cardenal-cowboy.

El beso de despedida fue un comemorros de los que ya no se dan, de esos en los que sabes lo que ha comido el otro. Y claro, Román se arrancó a correr para darle un último beso.

Uno del pueblo, no sabemos quien, se echó a llorar. El año que vine le vemos concursando.

 Román fue al reencuentro con su madre. De hecho, no descarto que la señora esté en la noche de bodas, supervisando: «Ahora toca teta, así, besooooo y cambio, toca, toca, toca y ¡padentro!».  Y cuando Román llamó a su Yésica no se presentó Yésica, sino los suegros.

La cara de Román fue de «me he cagao». Pero venían en son de paz. La madre de Yésica se echó a llorar emocionada. «Quiero mucho a vuestra hija» y «querida suegra, estese usted muy tranquila» fueron las mejores frases del chaval.

A Román le dejaron con los suegros y con la madre y el chaval acabó llorando. Pero no como cuando lloras en Nochevieja aguantando a la familia y rogando porque se vayan, sino en plan bien.

Román se encontró con su Yésica en el escenario con los suegros mirando y el chico estaba más cortado que la carne de hamburguesa.

El amigo Román le llevó un anillaco, aunque no se arrancó a pedirle matrimonio. Yésica se echó a llorar de nuevo, lo que no es novedad, porque la mujer se pasa el día a moco tendido.

Después, ya bajados del escenario se pusieron cariñosos, a arrimar cebolleta y claro, ella dijo «como me vea mi padre…» A lo que Román, precavido, dijo «me la corta, igual».

GUSTAVO

La distancia es «como un taladro en el corazón». Que poeta es este hombre. Bueno, un agropoeta.

Las chicas no se despidieron sólo de su granjero, sino de toda la familia, hijos, hijas, sobrinos… allí faltaban los vecinos y las cuatro primeras letras de las páginas amarillas.

Cristina dijo que Gustavo era el hombre perfecto para su vida y Gustavo ídem de ídem. Se le debió meter algo en el ojo, porque le lloraban. El jodío miraba al infinito con los ojos brillantes, como los conquistadores observando sus dominos.

Pero en este caso lo que veía era el culo de su dominio, que se iba alejando.

Las niñas, que son lo más majo que hay, intentaron consolarle, sin resultado.

Se presentó el jodío al reencuentro con una camisa patrocinada por Gas Butano. Le van a copiar el color todos los servicios de emergencias de las estaciones de esquí.

El pobre hombre no tuvo a su chica. Cristina le mandó una carta en la que le decía lo mucho que le echaba de menos pero que «ojalá que todo fuera más fácil«. Pero ella no estaba, así que se quedó planchado.

Luego, delante de todo el mundo, le dieron una segunda carta. En ella, Cristina le decía que no sabía si podría o no dejarlo todo. Y Gustavo dijo que cierta parte de su familia no la aceptaba.

A este hombre le hicieron la putada del siglo. Dejándole solo en el graderío. Ya que estaban, si lo que querían era hacerle sufrir no tenían más que haberle colgado por los huevos de un narajo y le habrían hecho menos daño.

Le dieron una tercera carta. En ella, Cristina le decía que iba a hacer todo lo posible por estar con él y porque los que no la quieren la quisieran.

¡Y allí estaba!

Era todo una broma para joder un poco al pobre hombre. Y aparecieron también los hijos de Cristina. Uno de ellos era más grande que Gustavo.

LUIS

Arantxa lleva el tanga que le corta la circulación sanguínea. Que dos lorzas más jamonas le hacía el hilillo de las bragas, oye. El último día se despertaron en la calle, donde se acostaron. Sí, el sol en la cara a primera hora mola que no veas. Que rara es la gente que usa casas…

Este hombre tiene un repertorio inacabable de metáforas casposas y manidas. Para él Arantxa es «un pajarillo que te visita todos los días». Lo malo es que en eso de los pájaros podemos encontrar desde el colibrí hasta el buitre leonado. A saber a qué pajarillo se refería.

El reencuentro fue como si estuvieran celebrando Miss folklórica de España. «¿Donde está el símbolo de la belleza femenina?», dijo Luis. Si es que Neruda era un mierda haciendo poemas al lado de Luis.

CÉSAR

La despedida fue más de amiguetes que de novietes. Gloria le dijo que lo mismo por la noche estaba de nuevo de vuelta. El hombre estaba como el día en que te enteras (deja de leer si eres un niño de menos de siete años) de que los reyes son los padres (si tienes menos de siete años, me refiero a que los reyes son los padres de los príncipes).

Cuando llegó el momento el amigo César no podía ni hablar. Los dos estaban mirándose y haciendo tiempo, disimulando, como si no se tuvieran que ir. La despedida fue a base de abrazo garrapatero y besitos en la mejilla. «Voy llena de polvo», dijo la muchacha, a lo que César, que es un caballero, alegó «y que polvo tiene la granjera».

A César le visitó un amigo con las cosas que mejor consuelan: jamón y vino. Y que bien se amorraba al porrón el jodío.

Y justo después se empezó a acordar de sus pretendientas, más que nada por las tareas que ellas le hacían y que tuvo que retomar. Ah, el amor.

Llegó el hombre al altar ese que les pusieron con todos los familiares mirando. Así, sin presión. «¡Gloria, ven aquí!», la llamó, como si estuviera llamando al perro.

Los dos dijeron que querían seguir con la relación y que se esforzarían por mantenerla. El muchacho le regaló unas flores, pero a mi me da que la muchacha habría preferido un anillo con un pedrusco…

«Yo no quiero un rollo de verano», le dijo la muchacha. «Esto será algo que tendremos que hablar a solas», le dijo César, con una cara que Gloria se quedó acojonada.

JONATHAN

Elisabeth dio que se había levantado triste.

Jonathan dijo que la iba a echar de menos, supongo que porque ahora tendrá que volver a dormir con su amiga la alemana pequeña, o sea, la alemanita. Lo que viene siendo el cinco contra uno. Estas navidades, zambomba.

El jodío no las acompañó ni al coche y a Rebeca no le dijo ni adiós, es un caballero y un señor. Dejó que las pobres cargaran las maletas por medio pueblo.

Elisabeth, con su vestido nevera, de los que mantienen fresco el pavo, parecía una representante productos para el striptease. El caso es que la mujer dejó entrever que tiene sentimientos y no sólo dejó caer alguna lagrimilla sino que encima dedicó elogios varios a Rebeca.

El capullo de Jonathan dijo «ellas van a volver al macho fijo, por lo menos una». Sí, lo mismo sí, pero lo que no sabemos es a que macho se refiere.

El jodío se presentó al reencuentro sin chaqueta, como si viniera de una boda y ya hubieran llegado a los postres. El fantasma se puso a presumir de haber mojado el churro «varias veces». Y disfrutaba preguntando a los demás si habían pillado cacho y sonreía como si fuera un campeón cuando le decían que no.

No se puede ser más fantasma. Lo que no dijo es lo que le dijo Elisabeth la primera vez que se fueron al catre: «te huelen los pies». Esa parte se le olvidó.

Elisabeth se presentó al reencuentro con la madre, que casi tuvo que tirar de aperos de escalada para subir al escenario. Jonathan subió a su vez con un amigo maromo, no sabemos si para hacer de guardaespaldas.

El cabrón de César se descojonaba de él.

Los dos se declaraban su amor con el mismo calor y pasión con que yo limpio el filtro del lavaplatos.

«Elisabeth y Jonathan no han vuelto a verse», rezaba la conclusión del programa. Pues eso.

MELENDI

 En la mansión Melendi no cabían ni las maletas. Esas muchachas no han llevado ropa, han llevado el armario desmontado. La primera en irse fue la civernovia, con una maleta como para esconder seis cadáveres.

Vanesa se tuvo que ir la pobre diciéndole a Melendi dónde están las cosas y encargándole que lavara las toallas.

Vanesa, que es una chica de cogerle cariño a las cosas dijo que echaría de menos el «olor a cacas de vaca y garrapatas» y luego añadió «y a Melendi».

Melendi dijo que no le importaría que el hijo se fuera a vivir con ellos. Pues o amplían caravana o el chaval se va a pasar hasta los 30 años durmiendo en el sofá…

Y para pasar la pena, nada como irse con las vacas.

Al reencuentro fue el chaval que con el pelo recortadito y hecho un primor. Vanesa apareció cargando ya con la maleta, que digo yo que le podían haber dicho que la dejara en consigna…

Pero tenía su razón de ser «¡Que me voy contigo!», le dijo la muchacha. Yo me emocioné. Más aún cuando Melendi sacó las llaves de la caravana y se las dio. A mi casi se me saltan las lágrimas.

Y entonces fue cuando apareció el hijo de Vanesa. «Hola Melendi«, dijo el chiquillo como si se conocieran de toda la vida. Lo mismo el niño se pensó que era el otro Melendi y por eso iba tan contento…

Son los que más han avanzado. De hecho, Vanesa vive con Melendi y el chiquillo en Asturias y están planeando la boda. Me alegro, porque los dos parecen buena gente.

Escabechina de aspirantes en Granjero Busca Esposa

«Vete / no quiero verte, vete», «Solo quiero decirte adiós» o «Lo nuestro se acabó / y te arrepentirás…» son letras de canciones que le habrían ido que ni pintadas a la última emisión de Granjero Busca Esposa, en la que buena parte de los granjeros han largado a una de sus aspirantes. Veámos cuáles.

ROMÁN

No, Román no ha largado a nadie, por dos motivos: por un lado, porque es un buenazo y por otro, porque sólo tiene dos aspirantes.

Este es mi granjero preferido. Y el más listo. Se llevó a las muchachas a recoger huevos, para que se fueran acostumbrando a manejar ese producto y justo después, a mover paja, para que se familiarizaran con la actividad… una maravillosa forma metafórica de decir las cosas.

Nica me cae como el ojete. Se cree que es Pretty Woman, pero es woman, a secas. ¿Pues no se pone a hablar con los caballos y las vacas como si fuera Blancanieves barriendo la casa de los enanos?

¿Pues no se pasea como una modelo, con sus vestidos que parecen señales de tráfico y sus pendientes de plástico del todo a cien? La falta de autoestima es un problema, pero el exceso es un coñazo supino.

El caso es que a Román sus amigos y vecinos le prepararon una fiesta en un polideportivo de las que hacen época. Charanga, comilona, refrescos… todo muy Macaulay Culkin. Pero Román se emocionó, porque como dijo con toda la razón Yésica, es bonito ver y es de apreciar alguien a quien la gente aprecia tanto.

La madre de Román incitó a su chiquillo a bailar más agarrao a Yésica, pero el caso es que él ya estaba frotando la cebolleta. Un poco más de roce ha producido más de un embarazo. Esa señora debe ser fan de la Lambada y el reguetón.

Nica es una flipada del quince y medio. ¿Pues no dice que Román la va a elegir a ella, que es un coche a estrenar y no a Yésica que es un coche usado?

1.- Si Nica está a estrenar, yo no tengo pelos en el culo.

2.- Si la elige a ella, me rapo las pelotas.

 Román es todo un galán, que por algo rima con su nombre. Es un detallista y en la piscina le hizo a Yésica la vieja técnica de la ballena blanca que emerge de las aguas con una flor en la boca. Y claro, Yésica se enterneció y dijo después que se va notando la tensión sexual.

La muchacha llamó a su madre y se puso a llorar como si le hubieran amputado un pie a bocados, porque la echaba mucho de menos. Después le puso a Román, que le dijo: «le llamo del precio justo«. Y «soy Román, bueno, lo que queda de él, con la mala vida que me da su hija».

Para rematar, le dijo a la señora que tenía que haber hablado con su madre «para que le dijera cómo soy, o bueno, mejor con una vecina no sea que mi madre le cuente cosas raras…». Y como no podía ser de otra manera, a la madre de Yésica le resultó simpático.

Para echar el rato, Román se llevó a sus zagalas a una capea. El hombre se echó a la vaquilla, con resultado raro, más que nada porque Román era más grande que la pobre vaquilla.

Nica se puso en plan flipada, como si fuera una folclórica con el marido en el ruedo. Yo creo que esta muchacha duerme con un edredón de las princesas Disney.

Eso sí, el premio Nobel no se lo van a dar. Estaban Román, Yésica y un amigo haciendo gracietas de tipo erótico festivo y Nica se quedaba mirando como una oveja emporrada, sin entender nada.

A Román le gustan mucho los paisajes, sobre todo los que tienen montañas turgentes y ha encontrado una ventana por la que mirar en el escote de Yésica. De hecho, ella le dijo «me las vas a gastar» y él, con cara de Carpanta mirando un pollo, le dijo «no se gastan, no…».

Y claro, llegó la hora de dormir y Román tenía el chupachups del amor como el cerrojo de un penal. Pero como Yésica aún no está «receptiva», el muchacho se tuvo que ir a la cama a dormir boca arriba para no taladrar el colchón.

 JONATHAN

El hombre del apetito sexual como el continente africano largó a la amiga Betsaida, la mujer del ego como América del Sur.

Y es que la muchacha va de fina, negándose a limpiar estiércol, pero luego es una macarra de cuidado. La jodía dice que Dios le dio el defecto de la mandíbula para que no fuera demasiado guapa.

Y como otra cosa no, pero optimista es un rato, va y le dice a Jonathan que se case con ella y que le compre un Porche Cayenne. Más bien le va a comprar cayena, para que la chupe en el porche.

La armonía reina entre las aspirantes a ser la esclava sexual de este granjero, tanto, que Betsaida y Elisabeth acabaron enzarzadas en una discusión carcelaria sobre cuál de las dos tenía las tetas y el culo más feo. Ganan las dos, señor, que verduleras.

Elisabeth lo atribuye todo a haberse acostado con Jonathan (a mi ya no me queda claro si se buscó agua en el pozo o no) y que por eso las otras dos le quieren «despellejar».

Betasaida dice que ella no limpia estiércol. ¿Es que no se limpia el culo cuando caga? Pues esto es igual, chiquilla.

A propósito de estiércol, ¿qué tipo de granjero es Jonathan que siempre tiene que ir a trabajar a las granjas de los demás? ¿Dónde está la suya? ¿Se la han robado? ¿Está de vacaciones en Torrevieja?

Por si fuera poco, el chaval es más zángano que el amigo de la abeja Maya. Su tío le echó una bronca monumental porque no trabaja. Le faltó azotarle contra un cagao de vaca, para que escarmentara… ¡Cómo está la juventud!

«Estoy loca por reventarte la mamona». Estas fueron las preciosas palabras con que Betsaida se despidió de Elisabeth cuando Joni le dijo que la quería fuera. Eso sí, el granjero, que es un amante de los tópicos, le dijo que quedaran «como amigos».

MELENDI

Del tocayo del cantante del calamar en la cabeza nos pusieron más bien poco y más bien soso. Y eso que el muchacho tiene como pretendienta a Vanesa, una chica que me cae genial, guapa, cabal y simpática.

El caso es que se montaron con la familia una barbacoaza para la que tuvieron que sacrificar a la mitad de la cabaña ganadera de la zona. De nuevo fue Vanesa la que mejor se manejó y la que más simpática estuvo con la familia de Melendi.

Contrasta con las declaraciones de Vivi: «Yo no estoy aquí para ir al monte«. Ah, perdón, que ella pensaba que iba a «Millonario busca chavala a la que dar todo tipo de lujos mientras se rasca el potorro».

Como ya pasó con Pedro, del año pasado, Melendi tiene alergia a los dentistas. Las chicas intentaron llevarle a uno por un dolor de muelas, pero el chaval dijo que nones.

La nueva, Eva, es otra que se ha equivocado de concurso. Dice que está decepcionada, la jodía. Claro, otra que quería ir a «Granjero guapo y forrado busca muchacha que le saque hasta los higadillos».

Melendi no es tonto, sin embargo, porque ha insinuado que Vanesa es la que más le gusta. Dan ganas de hacerse granjero sólo por tenerla cerca.

 CÉSAR

Este granjero es un sobón. Pero claro, no le gusta que nadie ponga las manos en sus madalenas. Después de plantarle todo el hocico en las glándulas mamarias de Elo, se cabreó porque ésta le hacía bromitas cochineras a otros maromos.

Al final, cuando se iban para la casa, Ángela le dijo que tuviera un poco de compostura, consejo que refrendó el amigo César y claro, ya se montó la de Dios es Cristo. «Yo tengo mucha clase, no me enrollaría con nadie del pueblo«, dijo la mujer. No sabemos si eso incluye a César…

El caso es que la chica dijo que su manía de tontear hasta con los maniquíes de las tiendas era una estratagema para poner celoso a César y que éste reaccionara y se echara encima de ella. Como si al granjero le hicieran falta estímulos…

Poco después se fueron de juerga y entonces sí que se lió. Por un lado Gloria, todo borracha, le dijo a César que estaba por él. Si una mujer te dice primero que está borracha y luego que está por tí, eso es amor verdadero y ríete tú de Romeo y Julieta.

Y César, que no deja escapar una así, acabó como morreo gorrinero con Gloria, mientras Elo miraba. Y se lió parda.

La nueva comenzó a decir que César «no es ningún premio«, en eso lleva razón, y que César no la invitaba a irse, que se iba ella y que no quería pasar por la casa ni a recoger la maleta.

Pero volvió. Después de dormir en un hotel, aprovechó un rato en que no había nadie en la casa para ir a hacer la maleta y se llevó hasta la plancha, que la había pagado ella. Mira tú.

 LUIS

El latinlover rural se llevó a sus chavalas a los toros. Sí, a ver cómo pinchaban a los animales. A las otras dos les encantó, pero a Yuna, la nueva le horrorizó. «Que hijos de puta», dijo, y añadió «que se lo hagan a él a ver si le hace gracia».

Por eso y por cosas como ser vegetariana Luis piensa que es una «inadaptada a la sociedad». Ah, amigos, que muestra de tolerancia e inteligencia la de este granjero. Si es que cuando tienes más lustroso el pelo que el intelecto…

En esta granja la cosa está ya más que hecha. Luis insinuó que ya había elegido a Arantxa y esta afirmó, en un derroche de creatividad y originalidad, que tenía «mariposas en el estómago».

Y claro, Maica se quedó con dos palmos de narices cuando vio cómo su Luis se llevaba a la morena de paseo por el pueblo, dejándola a ella más planchada que una camisa.

«Espero que la elija y que después se lleve un chasco», dijo Maica en un alarde de rencor y buenos deseos. Por su parte, Yuna dijo que ella se retiraba, que necesitaba «más hombre». Algo así como Hulk, supongo.

GUSTAVO

El trashumante de las gafas fashion se está decantando por Meli, la nueva, que se dedica siempre que puede a comerle la oreja y a hacer labor de zapa en contra de las otras dos.

Mientras, Vanesa se iba la pata abajo, enferma. Esta muchacha es la alegría de la huerta. Si no viene a tu fiesta, ésta será un completo fracaso y no habrá buen rollo ni nada.

La muchacha se pasó el día tumbada, primero en el jeep y luego en una cama a lo familia Alcántara, con un cabecero de esos bonitos, tanto, que están pensados para alejar a los malos espíritus por el sistema del acojone.

Meli es una espabilada. Usó el viejo truco de comprar el cariño de las hijas de Gustavo, con unos collarcitos de veinte duros que llevaba preparados para la ocasión. Me recordó a los conquistadores españoles cambiando vidrio por oro…

El caso es que como él se va a transhumar por terrenos peligrosos (con agujeros en el suelo) y las despachó como si fuera un héroe que se marchara a la guerra, tenía a las muchachas muertas del asco.

Y claro, se dedican a discutir, que es una saludable manera de matar el tiempo. Y como Vanesa cometió el pecado de «faltarle al respeto» a Cristina, Gustavo llegó en plan justiciero y le dijo que ya se estaba largando.

Y así, en plena noche, se fue Vanesa del programa, no sin antes augurar que las otras dos acabarían tirándose de los pelos…

Las cibernovias llegan con ganas de llevarse al huerto a los granjeros

Yo es que no sé por dónde empezar, porque es todo tan jugoso… No hay nada más revelador que observar los cortejos del grajerus televisibus.

Pero como hay que empezar por algún lado porque si no nos quedaríamos más parados que un gato de escayola, pues empiezo por Jonathan.

JONATHAN

Ah, el joven granjero de la zanahoria siempre presta. Digamos que el chaval tiene mucha simiente y muy poco bancal donde plantar.

Es un hombre de los que ya no quedan, de los que saben poner a la parienta en su sitio. En concreto, en la cama y hasta la una y media de la mañana, que es cuando se le levantan las pretendientas, no vaya a ser que los madrugones les estropeen la piel y luego no las elija.

El caso es que le tocó ir a recibir a su cibernovia, con la que había estado chateando y sobre la que se había estado haciendo muchas ilusiones. Sí, es verdad que este chaval ve un anuncio de tabaco y se hace ilusiones, pero bueno, por optimismo que no quede.

Y todas esas ilusiones se desinflaron como una muñeca hinchable entre las zarzas. ¿Por qué? Pues porque Jonathan es muy de juzgar a las personas por su interior, no te jode…

Seis segundos después de conocerla, el jodío ya estaba inventando excusas para darle boleto. «No es una chica que pegue conmigo», dijo el jodío, cuando cualquiera habría jurado que con él pegaba hasta la Duquesa de Alba dentro de diez años.

Pero es que Betsaida, que así se llama la nueva, tampoco ayudaba, diciendo que el estiércol lo limpiaran las otras, que ella no y que tiene un audi y un terreno de 11.000 metros cuadrados… ¿Esta tía a qué programa pensaba que iba? ¿A ‘Millonario excéntrico y gilipollas busca esposa’?

En casa, las dos veteranas estaban haciendo de chachas con mal genio, bronqueándose mutuamente y peleándose por hacer las tareas del hogar cuando llegó la nueva. Y claro, los malentendidos dieron lugar a que Betsaida dijera que «a la primera que me diga algo, la planto». Para qué queremos más.

Jonathan se puso en plan desagradable con Betsaida. Es que sólo le faltó escupirla a la cara y abandonarla en medio del monte. Joder, por menos desprecios te ganas un navajazo en mi barrio.

Y la otra, a verlas venir, intentando comerle la oreja al hermano del granjero, que también pasaba de ella como de meter la mano en el culo de un mandril.

Y llegó el momento gatillazo. Ojo, lo que a continuación narro es una recreación dramatizada de los hechos, en la que, eso sí, los entrecomillados son reales como la vida misma.

Elisabeth accedió por fin a dormir con Jonathan (joe, que de haches) y pasó lo que tenía que pasar. «No me hagas esto», decía ella. «¿Por qué no?», decía él. «¡¿Pero qué es esto, qué es esto?!» decía ella entre sorprendida y decepcionada.

«Es que hoy no rindo», se justificaba él. «Esto es un desastre», se lamentaba ella, «y encima te huelen los pies«, añadía horrorizada.

¿A que parece una película porno? Bueno, eso si el objetivo de una película porno fuera el de quitarte las ganas de mojar el churro de por vida…

Peeeeero Jonathan no es de esos que dejan que la realidad les estropee un buen titular, así que cuando se encontró con su hermano y los amigotes al día siguiente dijo que «había dormido con la de las tetas» y que le «había echado dos y sin sacarla».

No os preocupéis, es que llega Halloween y el muchacho se quería ahorrar el disfraz de fantasma. Menos mal que allí estaba Elisabeth para ponerle en su sitio y negar que allí nadie hubiera echado nada.

ROMÁN

Esto no es un humano, en un Ent. La madre que lo trajo, como le preguntes algo difícil puede tardar en contestarte una semana. ¿Para qué deja quince segundos entre palabra y palabra? Si es que se te tiene que olvidar de qué estabas hablando…

El muchacho tiene un trabajo de esos emocionantes a más no poder (que no se me ofenda ningún guarda forestal de los millones que me leen). Básicamente, subir a una torre y vigilar si hay incendios. Aunque él diga que tiene «que vigilar Castilla para que no se la lleven los moros».

Sí, no vaya a ser que un día se levante y haya un agujero donde estaba Castilla.

Su cibernovia es una de esas chicas que sabe estar, que elige el atuendo perfecto para cada ocasión… Ah, no, esperad, que me estoy confundiendo. Es una de esas muchachas que piensa que el chonismo es universal y que no importa si vas a un entierro o a la luna, un vestido de los que refrescan el mejillón siempre funciona.

Así que se plantó en el último cruce antes del pueblo con un vestido rojo que hacía daño a los ojos. El caso es que un amigo de Román (un buen amigo, porque yo la veo en el cruce y no la monto en el coche) la llevó a la torre, a que conociera a su amado.

Y nada más verle se le pone a cantarle la banda sonora de Pasión de Gavilanes. Yo no sé en Castilla, pero en mi pueblo eso lo haces y te ganas una maravillosa estancia en un a suite de esas de color blanco y con paredes acolchadas.

«Es maja la muchacha, la veo bien físicamente, se me ha encogido el corazón». Lo mismo se le encogió el corazón porque la sangre se le fue a otro sitio físico…

«Esta noche veremos si el galgo sale de caza y si va a por liebres o a por conejos», añadió. Que capacidad para la metáfora elegante, amigos. Es como un poeta que hiciera los poemas con la punta de la po… posibilidad.

El muchacho se fue a cenar con las dos. Alguien debería decirle a Yésica que no es elegante hablar en la mesa gesticulando mientras tienes el cuchillo lleno de tropezones en la mano.

Dejando a un lado los detalles que harían que un experto en protocolo se colgara de una viga con la corbata, cabe destacar las miradas que se echaban la nueva y la veterana. Con miradas así se pueden provocar incendios forestales. Eran como dos fieras enfrentándose por un trozo de carne…

Román, a todo ésto, encantando con el tema. En concreto, y parafraseando al Rey, dijo estar lleno de «orgullo y satisfacción» porque se pelearan por él. Y como se vino arriba, pues se presentó en el dormitorio de las muchachas, con unos calzones de cuadros y diciendo «se presenta el osito pequeño». Espero que no se refiriera al osito de cabeza colorada.

Nica, que así se llama la nueva (probablemente de Nicasia) no se quita su sombrero blanco de discotequera trasnochada ni para cagar. Se fueron al campo y allí se lo llevó, junto con un vestido blanco que habría hecho palidecer a la niña de la curva.

 LUIS

El Richard Gere de los huertos está en la gloria. Él también se ha puesto poeta, al decirle a Luján Argüelles que su corazón «no se apresa en tres días».

La nueva que le llevaron, la cibernovia, se llama Yuna. ¿Es que no había ninguna mujer que se llamara María, joder?

En fin. El caso es que nada más verla va y le suelta «hello, baby». Sí, la verdad es que la miró con los ojos rojos como los de Terminator en un mal día.

Después aseguró que «a día de hoy cualquier podría tener una relación con ella». Sí, sé que lo dijo de buen rollo, para expresar que la chica es guapa y deseable, pero el doble sentido de la afirmación no deja de ser peliagudo.

En el diccionario, al lado de la palabra «falsedad» hay un logo de Granjero busca esposa. Las dos veteranas de Luis se dedicaron todo el día a poner a parir a la nueva, sin conocerla, y después cuando la vieron le pusieron una sonrisa de las que dejan ciego del fulgor.

Luis, que es de hacerse el sueco cuando conviene, decidió que había que dejarse de leches y usó el viejo truco de «vamos a darnos un bañito en la piscina» para ver un poco de chicha.

Pero le salió el bañito por la culata, porque la nueva no se quiso bañar. Y es que Yuna es más rancia que un arenque caducado y dijo que ella no era de agua. «De la que sale del grifo sí, pero ríos, lagos y piscinas no me gustan», dijo. «No soy acuática», añadió, asemejándose a un reloj de los de los chinos.

Luego las veteranas se pusieron a darle cremita en las piernas (sólo en dos de ellas) a Luis, mientras la nueva miraba sin sangre en las venas. Es más, hubo momentos en los que no me quedó claro si la muchacha respiraba.

Pero no le va mal a Luis, que tampoco es precisamente activo, como se pudo comprobar cuando le dieron en la cabeza con un palo y sólo se le ocurrió decir «soy Harry Potter«.

Y claro, al final Maica, una de las veteranas se cansó y aseguró que «él no hace nada, es un marica. Creo que es afeminado». Sí, eso es amor.

GUSTAVO

El hombre trashumante vio como sus ovejas acababan en el fondo de una grieta. La culpa es suya por pagarles los cursos de espeleología. Y, ¿qué tipo de trashumante es éste que se va a casa a dormir?

El caso es que mientras estaban ahí, sube ovejas que te subirás, apareció Vanesa, la aspirante pródiga, que venía con la cabecita gacha después del cristo que montó pocos días antes.

Recordemos que le dijo a Gustavo cosas como «ojalá la elijas a ella y luego te deje como te dejó tu mujer«. Toma ya. Eso es una puñalada y lo de Jack el Destripador eran mierdas pinchadas en un palo.

Y claro, Gustavo la recibió más frío que el culo de un pingüino. Cristina, por su parte hizo una recepción más al estilo como te acerques a dos pasos de mi te muerdo la yugular y me la trago.

Pero en el fondo, Gus (mi tocayo) es un romántico y un blandito y después de una conversación con Vanesa acabó perdonándola y encima diciendo que se merecía una segunda oportunidad.

A este hombre le tiras el jabón al suelo en la ducha de la cárcel y encima te lo agradece por limpio y aseado.

Y a ese ambiente idílico, con las veteranas más cabreadas que Hulk después de sacarse una muela, es al que llegó la nueva, la cibernovia, de nombre Meli.

La recibió la madre del susodicho, con un «la otra chica, ¿no?», ya sabéis, una de esas cosas que te hacen sentir bien. Cristina la recibió bien, como si fueran amigas de toda la vida, pero seis segundos después ya le estaba haciendo desplantes.

Y Gustavo, en un aparte, dio su valoración de la nueva: «Es un bombonazo, me ha impactado, lo va a tener difícil Cristina». Sí, porque Gus no es de esos que se dejan llevar por la imagen. Es un hombre profundo.

En la cena el ambiente no se podía cortar con un cuchillo, hacía falta una radial con disco de diamante por lo menos. ¡Qué tensión! La nueva flipaba en colores. Para mi que se estaba arrepintiendo de no haber aceptado el otro reality, el de convivir con una tribu caníbal.

MELENDI

El hombre de los piños multicolor recibió la llamada de su cibernovia, que tenía tono de televendedora. Sí, es de esas mujeres que lo mismo te dicen que te quieren que te venden un ADSL. Y las dos veteranas (en mi opinión las más guapas de todas) se mosquearon.

Y es que Melendi de sutilezas no entiende mucho, y encima de decirles que se iba a recoger a la otra les dijo que le ayudaran a elegir un ramo de flores para recogerla. Toma ya. Sí, claro y de paso le hacen de mamporreras.

El muchacho, para intentar arreglarlo le cogió una rosa a cada una, pero claro, no hay Dios que tenga orgullo y coja la florecilla de consolación mientras a la nueva le lleva un ramo gigante.

La nueva se llamaba Eva, la única con un nombre normal, pero con una conversación de vendedora de puerta a puerta. Lo primero que hizo el jodío de Melendi fue contarle lo mal que le tratan las otras dos. Que salao.

Y llegó la cena, los cuatro juntos. Ahí se cruzaban las miradas de esas que no es que maten, es que te estrangulan, te empalan y luego te entierran con un montón de pirañas para que te coman hasta los huesos.

Melendi, que es muy de coger al toro por los cuernos, lo único que hacía era ponerse rojo y encogerse en el asiento a ver si la cosa pasaba pronto. Pero no pasó nada, porque como es un tipo elegante había pedido paella para cenar.

Pero la nueva, que debe ser más pija que el cocodrilo de Lacoste, al llegar a la casa de Melendi dijo «uy, pero si al llegar pensé que era una roulot…» y cuando vio lo que era, exclamó horrorizada: «uy, ¡pero si es una roulot!». Cara de asco más pronunciada si la hubieran metido en una fábrica de cacas de plástico.

Se paseó (poco, porque no había mucho donde pasear) por la casita repitiendo a cada paso «es bien pequeño todo, ¿no?».

Tampoco pareció gustarle mucho la costumbre de antes de dormir de las veteranas de dedicarse a dar leches con el matamoscas cazando a esos amigables insectos.

Y claro, las moscas se cabrearon y por la mañana regresaron con refuerzos e intentaron comerse vivos a Melendi y a la nueva, que tenían tantas moscar alrededor que parecían dos mojones en medio del camino.

Para acabar de agradar a su nueva pretendienta, Melendi le sirvió un maravilloso café añejo que caducó en 2009. Si la Guardia Civil está viendo el programa interviene por intento de envenenamiento.

CÉSAR

Este es el mejor. Utilizó la técnica del despiste. Les dijo a las chicas que tenía dos noticias, una buena y una mala. La buena era que había que lavar el coche, la mala, que llegaba Ángela, la nueva.

Vale, así se lo voy a decir yo cuando se muera alguien: «Luis, que se ha muerto toda tu familia… que no, que sólo la abuela». Y asunto arreglado.

Cuando conoció a la cibernovia el jodío le dio un abrazo apretado que casi deja a la muchacha sin respiración. De frotamientos de cebolleta menos intensos han salido embarazos…

Como César es menos previsor que Melendi o se quería evitar el problema con las otras, pues aprovechó un despiste para comprarle un ramo de flores a Ángela. Claro que ella se hizo la sueca mirando para otro lado mientras él estaba en la floristería. Credibilidad de la sorpresa al recibir el ramo: 0 points.

Las veteranas recibieron a la nueva con una cordialidad de esas en las que no se llega a fusilar de puro milagro. Y César, al ver el buen/malrollo de las veteranas con la nueva no hacía más que poner caras como de Gila con arcadas.

Encima, el jodío les soltó una chapa en el coche de padre y  muy señor mío, reprochando a las veteranas que no estuvieran contentas porque llegara otra a hacerles la competencia. Claro, si es que son de un raro estas chicas…

Pero claro, el chaval no es tonto, así que usó el viejo truco de «no hay camas» para irse a dormir con las veteranas, en esta ocasión con unos calzoncillos blancos cortos de esos que dejan poco a la imaginación.

 

 

Comienza ‘Granjero busca pornochacha’

Sí, yo también pensé que ayer empezaba Granjero Busca Esposa, pero no, cuando lo puse me di cuenta de que han cambiado el programa y ahora se llama ‘Granjero Busca Pornochacha’.

Sólo haré un breve apunte del granjero Jonathan. Es un chaval que piensa que el romanticismo es una urticaria que te da si vas a Roma. De hecho, dijo la palabra follar y sexo unas seiscientas veces.

A las chicas que le llevaron para las citas sólo les preguntaba dos cosas: que si sabían hacer las tareas del hogar y que si eran de follar. Vamos, lo típico que se pone en el currículum.

Creo que no se levantó a mirarles los dientes a las muchachas porque ya tenía pensado un método para eso.

Porque, lejos de espantarse, la mayoría de sus pretendientas (él las consideraba pre-dependientas) estaban encantadas con haber encontrado un hombre con una forma medieval de ver la vida.

¡Pues se comió el hocico con todas! Ay, amigos, que asco más supino. La última que lo besó se llevó las babas de todas las demás. Antes comparto vaso en un leprosario que darle un beso a ese zagal.

Las razones para elegir a sus chicas fueron sencillas: turgencia… No se si había alguna más.

Yo veía al amigo Jonathan mirar a las jamelgas y me lo imaginaba en un local de Bangkok esperando el pin pon show. ¡¡Pero qué cojones va a querer este tipo una esposa!!

Este lo que quería es un tele-picha. O sea, el chaval llamó al programa e hizo su pedido. Y hala a esperar que le trajeran la cena. Madre del amor hermoso, que sórdido todo.

Y encima estará pensando: «Ay, si me vieran mis padres, que querían que estudiara… si me hago médico no pillo ni la mitad de cacho».

  • ACORRALADOS

Como esta noche hay gala (ya sabéis que la seguimos y comentamos en directo) os pongo un poco al día de lo que pasa en la granja.

En primer lugar se han formado ya dos grupúsculos claros: Brenda, Nagore y Blanca por un lado y Dinoni, Reche y Raúl por el otro.

Leti, por su parte, vive en un infinito mediodía, donde la alegría nunca se acaba. Y cuando digo alegría me refiero a un subidón de hormonas que la tiene revolucionada, todo el día intentando ordeñar a Reche.

Le falta poner un cartel con un agujerito donde diga «se aceptan donativos» y ponerse detrás. El muchacho, claro, sin decírselo mirándola a los ojos, pasa de ella como de tener sexo oral con la vaca.

«Nos habéis metido unos tíos que yo creo que son impotentes», ha declarado la muchacha mirando a la cámara y a la puerta del confesionario. Sí, hija, porque cualquier hombre al que no le gustes es impotente. Y las chicas a las que no les molo yo es que no son fans de Botero.

Todos alaban a Mari Ángeles por sus capacidades como cocinera. Si yo fuera Mari Carmen no me lo creería mucho, más que nada porque con el hambre que pasan se comerían un perro muerto que llevara tres días tirado en una autopista.

Y hablando de comer, el Dioni es como una plaga de langostas. Por donde pasa el Dioni no vuelve a crecer nada comestible. Gengis Khan era un mierda a su lado.

Bárbara Rey se está moderando. Sí, sabe que la expulsión está cerca y se pasa el día comiéndose la bilis. Sin embargo, el amargor se le nota, lo rezuma por los poros. Le da un lametón una cabra y está vomitando hasta navidad.

Los chicos, Dinoni, Reche y Raúl, ponen a caldo a Antonio David por ser un vago. Lo malo es que lo hacen mientras se tocan los huevos a cuatro manos. Es como si una almorrana dijera que las fístulas son feas.

De hecho, los varones de la casa han sido incapaces de hacer un establo con cuatro tablas en una semana. Pusieron una valla que si la mirabas más de dos segundos se caía y una puerta del establo que no estaba agarrada a éste por ninguno de los dos lados. La palabra bisagra para ellos no significa mucho.

Por otro lado, siguen las borracheras (esta vez de Brenda, Nagore y Blanca) y los robos (de tomates, de la mano de Nagore y Brenda).

Tuvieron una prueba de recompensa las chicas. También intelectual como coger un sudoku e inflarlo a hostias hasta que confesara los números. Tenían que levantar unos fardos de paja para tocar un cencerro.

Como lo consiguieron, el programa les dio una mascarilla para la cara a cada una, que encima se tuvieron que hacer ellas mismas mezclando ingredientes campestres. Regalazo. Acabaron comiéndose el yogur, que era parte de la mascarilla.

¡ESTA NOCHE VEMOS A QUIÉN EXPULSAN! ¡LO VEMOS JUNTITOS Y REVUELTOS!

Los secretos de Pedro, de ‘Granjero Busca Esposa’

Hola a todos.

Ya están aquí las respuestas de Pedro, de Granjero Busca Esposa. Las respuestas a las preguntas que vosotros mismos le hicisteis.

He de decir que a mi Pedro me ha ganado por su forma serena de ver la vida, su sabiduría, simpatía y buen humor.

¡Que las disfrutéis!

 

1.- Bueno en mi opinión creo que elegiste mal a la pretendienta. Me gustaría saber como es un fin de semana para ti.
DAVID

– Pues para mi un fin de semana normal es el siguiente, salgo de fiesta por el pueblo con los amigos a los disco bares, después nos marchamos a Toro a continuar hasta las 5 o 6 de la mañana. A las 11 el domingo me levanto para prepararme para ir a misa y después voy a tomar el pincho a los bares de la plaza. Eso es todo lo que hago en fin de semana, pero no creas que salgo todos los sábados del año, solo dos al mes y después en verano casi todos porque tengo menos trabajo.

2.- Pedro, ¿como se le ocurrió a un tío como tu, tan tranquilo allá en tu granja con tus cabras, tu burra y tus cosas, meterte en un lío como este?. Aunque gracias a el, te hemos conocido un poco y la verdad es que eres demasiado. Gracias por tan buenos ratos Pedro!!!!!!!!!!. Eres el mejor
Reambra.

– En el campo tengo muchísimo tiempo para pensar y claro, me gustaba el programa de otras ediciones, me decidí a apuntarme al casting y poco a poco me fui introduciendo en este programa que solo por curiosidad y con la esperanza de que me divertiría seguro.

3.- Bueno… ¿realmente sois granjeros o sois actores contratados? es que me parece un programa que roza a veces la ficción.
Pperico

– Jajajajaj, somos granjeros, esto esta claro, si fuéramos actores estaríamos buenos porque no hemos cobrado ni un duro. Me muestro totalmente como soy, un cabrero apasionado por su trabajo.

4.- Por cierto, los granjeros a quiénes votáis? PSOE, PP, IU, UPyD..?

– Supongo que como en todas las profesiones, unos votaran a un partido y otros a otros, cada persona es diferente aunque tenga la misma profesión.

5.- ¿Qué tiene una cabra que no tenga una mujer?
Juan

– Cuatro patas, cuernos, pelo para protegerse de las inclemencias del tiempo, pezuñas antideslizantes para trepar a los riscos, y un montón de etcéteras que diferencian tanto a una cabra de una mujer, como de un hombre o de otro tipo de ser vivo.

6.- Hola Pedro, la gran pregunta es: Amara y tú empezasteis algo?? Seguís juntos?? y no me refiero a ser “amigos”. Eres el más autentico que he visto en mi vida, sigue siendo así. Saludos
Cuevas

– Amara y yo no empezamos nada, cuando terminó el programa cada uno se fué por su camino y no nos volvimos a llamar, aunque después acudió junto a María a las fiestas de mi pueblo y nos lo pasamos bien todos juntos.

7.- Hola Pedro! la verdad es que eres un tío chapó y de puta madre, me pareces simpático de cojones y transparente como el agua del bierzo. Ahí va mi pregunta: Si te hubieran tocado dos hembracas que estuvieran rebuenas, porque las cosas como son, las 2 mujeres que te han tocado no eran mujeres atractivas y lo que esta claro que a la simpatía y al buen fondo, pues vamos que no es lo que te follas, pero al lío, hubieras sacado el hidráulico y las hubieras puesto finas????Es decir hubiera habido trío on tv??? Gracias un abrazo
FLufli

– Soy un hombre como otro cualquiera y si tengo la oportunidad de llevarme el gato al agua lo hago, siempre que no tengamos parejas por ninguna de las dos parte, ni tampoco si la moza está borracha o no este en plenas facultades.

8.- Hola Pedro! Y hola Gus.. Mira, aunque parezca densa, mi pregunta para Pedro son en realidad dos: ¿qué esperas de la vida? y ¿qué crees que espera la vida de ti? Abrazos.. y dinos de verdad que pasa con Amara… yo creo que lamentablemente nada y están haciendo un poco el paripé, como la salida en El Hormiguero… una pena, porque formarían una pareja estupenda, una es romántica y que le vamos a hacer…
Marieta

– Son muchas preguntas pero intentaré contestar a todas, aunque a la última ya contesté en otra anterior. No espero nada de la vida, simplemente la vivo y dejo vivir a los demás, una de mis principales metas es no molestar a nadie o por lo menos hacerlo lo menos posible. Soy católico practicante y pienso que todas las cosas que nos pasan, lo hacen por algo y gracias a mi fe las desgracias son mucho más llevaderas. Siempre digo, Dios aprieta pero no ahoga.

9.- Pedro te vimos el martes sentado en un banco frente a una parada de metro de Madrid ¿a quien estabas esperando?
May

– Como pudisteis comprobar tengo muchísima paciencia, porque estuve allí esperando más de 40 minutos. Esperaba a mi amigo Luis fer, ya que me iba a acompañar al programa de ‘’El hormiguero’’, y él vive por esa zona de Madrid. La culpa fue mía porque llegué antes de la hora acordada, todavía no controlo lo que se tarda de un sitio a otro en el metro.

10.- Ahí van unas poquinas preguntas que me surgen a volapié. ¿Sabe usted si es cierta la leyenda de que algunos pastores tienen sexo con sus cabras/ovejas? Gus nos mostró su web: (¿Realmente Internet llega hasta Zamora? O.o) ¿Cómo puede tener página web un personaje tan pueblerino (léase cariñosamente) como usted? ¿Quizás es usted más moderno de lo que nos pensamos? ¿Sería usted capaz de vivir en una gran ciudad como Madrid? No tenemos cabras pero chicas guapas y disponibles hay pa’burrir!! Un saludo de una admiradora.
Korpiklaani

– Estas son las típicas preguntas que me repatean, porque no se si sabéis que Madrid no es el centro del mundo, tampoco ninguna parte, la tierra es redonda y el centro esta en su interior. Dicho esto, los pastores, por lo menos los que yo conozco, y son muchísimos, no tenemos relaciones sexuales de ningún tipo con las cabras y ovejas, la zoofilia es una práctica detestable y aberrante para mi gusto porque los animales no pueden elegir, y en una relación sexual las dos partes tienen que estar de acuerdo en ello.

Internet llega a mi pueblo desde hace muchísimos años, porque tenemos línea telefónica y ahora Iberbanda que se transmite por ondas. Mi página Web esta hecha cuando todo se almacenaba en disquetes y para subir una fotografía había que esperar un cuarto de hora, todo esto os sonara a chino a los que ahora tenéis banda ancha, pero yo tengo ordenador e Internet desde que tenia 12 años, entonces mi primer pc tenia 1’5 Gb de capacidad en su disco duro y nos costo el cojón de un obispo, pero lo pagamos a plazos porque nos lo financiaba el banco.

Respondiendo a la última pregunta, NO, no seria capaz de vivir en Madrid, estuve la semana pasada dos días y me fui todo el martes al retiro para poder ver algo de campo, aunque fuera artificial, estuve charlando con unos amabilísimos policías a caballo y por lo menos pude tocar a los equinos para oler y sentir animales por un momento.

11.- ¿Sigues cepillándote los dientes? ¿Que remedio es bueno para el dolor de muela? (Ojala que no sea mearse en la boca…jajaja)
Coco

– Si, me los sigo cepillando, aunque me jode, dos veces al día. Esto de expulsar espuma por la boca sin tener la rabia es un asco. No se ningún remedio para el dolor de muelas, yo nunca he tenido pero supongo que como el dolor procederá de la inflamación pues hay que ponerse hielo o algo frío, siempre protegiendo la piel del contacto directo mediante un trapo.

 12.- ¿Qué consejo darías a quien esté interesado en la agricultura?
Aelfric

– Solamente le diría que si empieza de cero que tenga mucha paciencia que para vivir del campo hay que saber conformarse con poco. Una de las cosas más importantes de tu trabajo es que te apasiones y te guste realizarlo, por lo tanto, ya que estamos en una sociedad donde normalmente la gente no puede escoger mucho donde trabajar, y en estos tiempos menos aun, si a la persona le gusta labrar la tierra o criar ganado pues adelante que todo el trabajo dignifica a las personas por bajo que parezca o por mucha carrera que se tenga.

Una de mis principales preocupaciones en estos momentos es poder pagar las facturas a tiempo y cosas similares, porque este negocio se esta poniendo negro como los cojones de un grillo debido al precio de la leche de cabra que esta en fase terminal. Por eso aprovecho para decirle a la gente que consuman más queso de cabra, que esta muy rico y todavía los diferentes rebaños viven del campo y la materia prima es de la mejor calidad.

13.- Sigue la relación con Amara ?? Qué se sabe del resto de granjeros y sus elegidas ?? Cómo te ha cambiado la vida y la manera de ver las cosas a raíz del programa??
MC

– Repito por enésima vez que no sigo con Amara, más que nada porque no empecé. Y del resto de los granjeros, yo no soy quien para airear sus vidas privadas puesto que el programa ya acabó. La vida en su esencia principal no me ha cambiado mucho, aunque ahora cuando salgo a Toro o a Zamora para comprar algo, la gente me reconoce por la calle y me saludan muy amablemente dedicándome palabras de cariño y afecto. Esto es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, el cariño de los demás entra en mí como la luz en una habitación al alba. Que ñoño me ha quedado esto último, pero no lo quito.

14.- Hola, a Ramón de Albages, no le dejaron ir al último programa o no quiso ir?
Miki

– Lo siento, no voy a responder a esta pregunta por respeto a mi amigo Ramón, es él muy quien para responder si lo desea.

15.- Un tío tan llano como tú tan de pueblo, si te quitaran las cabras y toda tu vida del pueblo y te enviaran a la ciudad, me dirás que ni loco, pero si fuera así, a que te dedicarías? un saludo.
Adri

– No tengo ni idea de que podría hacer yo en una ciudad, pero se que me iría marchitando poco a poco como una rosa en un florero y dejaría de sonreír progresivamente para estar de continuo añorando todo lo vivido en el campo.

16.- Pedro, sé de buena tinta que estuviste en la feria de Albacete, ¿Te lo pasaste bien? Un abrazo sincero.
DorianGray

– Me lo pase mejor que un cerdo ozando en un charco, me pareció una feria superior y eso de que la fiesta se desarrolle casi por completo por la tarde es una ventaja muy buena para los que no somos muy nocturnos. Si puedo volveré en años sucesivos sobre todo para estar con mi amigo Priscilio que me trato muy bien en su acogedora finca.

17.- Pedro, ¿qué te parecemos la gente de ciudad? ¿Qué crees que ganamos o perdemos respecto a los de campo? gracias y un saludo, sigo todas las ediciones de “granjero…” y me ha encantado que fueras tú mismo. Yo también debí nacer 30 años antes, aunque ahora sería vieja!
Lali

– La gente de ciudad no se puede catalogar en un bloque completo, al igual que a la gente de los pueblos. Me parece que cada uno trata con respeto o no, según este educado y como vea él la vida tanto en la ciudad como en el campo. Muchas veces nos tratáis como si fuéramos menos personas o más salvajes que vosotros pero tenéis que daros cuenta que somos vuestra despensa y sin nosotros no podríais comer, alguien se tiene que quedar en el campo para cultivarlo para que todos tengan pan y galletas. También entono el ‘mea culpa’ cuando tratamos aquí a los urbanitas como que no saben de donde vienen los huevos o la leche, pero es en tono jocoso y las bromas que les hacemos no son para reírse de ellos, sino con ellos.

18.- Elegiste a la morena porque era la única opción ya que la rubia era demasiada mujer para ti ya que al tener personalidad no podrías hacer con ella lo que te diera la gana?

– No es tan simple todo como parece en la televisión, que Amara también tiene personalidad, pero la verdad es que el carácter y la forma de ser de María no era mi estilo de chica ideal desde el principio de la convivencia, chocábamos en casi todos los aspectos y yo prefiero una chica más tranquila, pero no porque yo la pueda manejar ni nada por el estilo, sino por mi manera de vivir, mi carácter es muy sumiso con la gente que tengo confianza.

19.- Pedro, ¿cuantas veces te bañas al año?
Richi

– Esta pregunta va con mucho pitorreo, pero yo me baño todos los días, incluso en invierno cuando salgo de la bañera con chupiteles en las narices, ya que no tengo calefacción en casa y tampoco la necesito.

20.- Bueno ahí va: ¿Es cierto o es un mito eso de que los cabreros y pastores en general, cuando se os sube el hidráulico lo hacéis bajar con las cabras?. Un saludo, y gracias por ser así. Menudas risas nos hemos pasado contigo. Deberías volver al programa, y que te pongan unas jacas pacas un poco más agraciadas, porque menudos butrules!.
Peseto

– Ya he contestado a esta desagradable pregunta antes. Respecto a que las chicas son o dejan de ser, decirte que el físico no tiene toda la importancia que le damos a veces, ya que sino yo tampoco tendría posibilidades ninguna.

21.- ¿Cómo que te decidiste a presentarte a un programa de televisión?
Abogado Málaga

– Me pareció una experiencia divertida aparte que yo no tengo nada que ocultar al resto de la gente, no tengo secretos ningunos, por eso me critican algunos gratuitamente, pero yo paso porque lo que digo lo expreso con conocimiento de causa.

22.- Pedro, has tenido novia alguna vez? hacen cola ahora que eres famoso?
Pedra

– No he tenido novia formal nunca, aunque una vez estuve a punto. Solo rollos pasajeros de dos o tres fines de semana, pero que por ambas partes se sabia que esto no tenia futuro ninguno, pero claro tengo necesidades, mis instintos animales también afloran cuando veo una chica aparente y si ella esta de acuerdo pues a la talega. Pero siempre desde el respeto y el saber estar.

23.- Pedro: ¿cómo compaginas tu furor religioso (camiseta de Ratzinguer, recoger a las chicas tras la misa) con el alborotamiento de tus hormonas? Eres el mejor.
Moho

– No tiene que ver una cosa con la otra, soy religioso practicante pero también soy pecador (de la pradera), y las hormonas femeninas son una de las cosas que me vuelven loco, lo siento, soy un macho aunque de una de las peores especies para tratar esto del sexo, ya que cualquier otro animal se aparea y punto, sin explicaciones ni rodeos.

Ha sido un placer contestar a estas preguntas aunque había algunas que tenían mucha tela que cortar y también un poco mal intencionadas, pero vamos que no me importa en absoluto, ya que las he respondido con buen humor y desde el respeto que se merecen los espectadores del programa. Un saludo Pedro ‘El Cabrero’.

¿Qué quieres saber de Pedro de ‘Granjero busca Esposa’?

Hola a todos.

Pedro, el mejor de los granjeros de todas las ediciones de ‘Granjero Busca Esposa’ ha accedido a contestar a las preguntas de los lectores de este blog.

¡Toma, toma, toma!

 

Así que ya estáis dejando las preguntas que queráis que le pase. No os molestéis si son insultos o sandeces, porque pasaré de ellas.

Ya sabéis que es casi un filósofo, y no por su manera de decir las cosas, sino por el fondo noble y sencillo que hay en ellas.

Es autor de frases como «parece un marrano mal almorzado«, que ha pasado a ser una de mis preferidas.

¡Adelante!

Os recuerdo que hicimos lo mismo con Montse, de ‘Perdidos en la tribu’ y fue fenomenal: Los secretos de “Perdidos en la tribu”, desde dentro.

Los granjeros se quedan a dos velas

Resúmenes, resúmenes y más resúmenes, amigos. En eso consistió principalmente la edición de ayer de Granjero Busca Esposa, en lo que fue la última emisión de esta temporada. Pero además, era el momento en el que averiguábamos si algún granjero pillaba cacho o no… y la cosa estaba más seca que la piedra de un mechero.

Yo me emocioné cuando llegaron los granjero caminando juntos, a lo Bruce Willis en Armageddon, solo que menos apuestos, menos guapos y menos pintureros. Bueno, ahora que lo pienso se parecían más a los Hermanos Dalton.

Ramón no estuvo en el reencuentro, seguramente porque estaba batiéndose en duelo para defender su prestigio profesional, que llega allende los mares, o echándole la bronca a alguien. Luján dijo que no estaba porque en su granja no había surgido el amor, aunque por esa regla de tres no tenía que haber nadie en este último programa.

Ellas llegaron en plan rebañito, ordenadas y formales y todas muy hermosas. Curiosamente, las «chicas de Ramón», tuvieron más redaños que él y sí fueron.

El amor no ha triunfado, amigos, llamó a la puerta, llamó a la puerta, pero no había nadie en casa… Si el amooooor llama a tu puertaaaaaaaaaaa, dale un portazo al gilipuertaaaaaas. En fin, que en esta edición han salido más amistades femeninas que amores. El año que viene harán «muchacha busca amiga mientras hace como que busca granjero».

Granjero: Julián. Chicas: Silvia y Safita.

Julián se presentó a lo Ibicenco, con una camisa hippie blanca y anudada en la pechera, para ocultar o insinuar el pecholobo.

Tanto Silvia como Safita dijeron que echan de menos la granja, que la vuelta a la realidad ha sido dura… nos ha jodío, de tocarse los eggs en la granja, a darte paseítos e ir de cenitas y excursiones a estar currando… Pues eso, síndrome postgranjeracional.

Julián, para no perder la costumbre, y sacando a relucir su faceta de político, siguió escurriendo el bulto cuando Luján le preguntó si en su granja hay hueco para una chica.

Y el chaval, que es delicado como un cardo borriquero de acero, chafa a Silvia cuando Safita confirma que la rubia se besó con Julián, y él replica tan pancho que «no fue en el concepto de amor, sino de amistad». Que sangre fría, que pachorra, este tío se corta las venas y monta una horchatería.

Respecto a cómo están las cosas, Silvia dice que Julián le da una de cal y otra de arena, porque está acojonado y no quiere comprometerse, que lo de «busca esposa no le mola», dice. Total, que se van a dar un tiempo y que puede haber una historia de amor. Que es como si yo digo que me voy a dar un tiempo a ver si me surge la cara de Brad Pitt.

Eso sí, Julián dice que no quiere dar pasos en falso, el jodío, más que por no tener un desengaño, yo creo que porque le ha molado el rollo de tener a dos jamelgas a su disposición. Este se deja la barba y el año que viene repite con nombre falso. Safita se metió y dijo que no ve ningún futuro a esa relación… estoy con Safita.

Granjero: Antonio. Chica: Cristina.

Antonio, alias el panal de miel, se reúne con su amada Cristina, su Julieta, su Cleopatra, su Camilla Parker-Bowles.

El muchacho dice que no come y que no duerme pensando en ella, pero se le ve igual de hermoso, al jodío. Lo mismo es que el amor engorda, como los bocatas de chorizo con nocilla.

Dijo que de ella lo que más le gusta es su sonrisa y su sinceridad, lo cual no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que la mujer no ha dicho ni seis palabras en todo el programa… ¡Si no le ha dado tiempo ni a mentir!

Pero, ay, amigos, Cristina dijo que en un par de semanas se iba para Córdoba, pero él, que está «locamente enamorado», dice que se hará las nueve horas que hay de Pozoblanco a Pontevedra e irá a verla antes. Nada, para que la chica no se agobie.

Escena: El chaval se saca del bolsillo una cajita y ella la abre acojonada (pensando que podría ser lo que fue: una alianza. «Siempre juntos», leyó Cristina mientras Antonio le preguntaba si quería pasar el resto de su vida con él. Probablemente Antonio lo dijera en sentido no figurado y pretendiera no separarse de ella más de un metro hasta el momento del espiche final.

Para qué esperar, si las Vegas estuvieran más cerca de Pozoblanco ya se habían casado, ella vestida de Marilyn y él de Michael Landon.

El momento más romántico fue cuando empezaron a hacer manitas y mientras la cámara les grababa un primer plano de las manos había una mosca pululando. ¿Sería una metáfora?

Granjero: Sergio. Chica: Marta.

Marta no acudió al reencuentro porque estaba trabajando. Mala señal, amigos.

Sí, sí, ponen el resumen de su paso por la graja y todo muy bonito, pero se les olvida poner cuando el grajero pichabrava intentó arrimar el calabacín del amor a la rubia…

El caso es que Sergio achacó todos los malos rollos que tuvo con Marta a Alba, que según él, se pasaba el día malmetiendo a su granjera preferida en su contra. Claro, claro y a mi me sobran kilos porque la nevera malmete contra mí a los buñuelos.

Sergio es irresistible para cualquier mujer, como dejó claro Luján cuando dijo: «yo soy Marta, no me abraces ni me des el beso, pero qué le dirías». Yo creo que la presentadora no pidió que le despiojaran allí mismo de puro milagro.

El caso es que como Marta no fue a la montaña, la montaña cántabra fue a Marta, o lo que es lo mismo, que se fueron a Barcelona a buscarla.

Y allí en una terraza la atrapan, engañada, porque la pobre mujer pensaba que quien iba a verla era Lujan, y cuando se vieron se dieron dos besitos y un montón sonrisitas tontonas.

Él se declara: «Siento algo más que una amistad». Ella «estoy dispuesta a iniciar una relación romántica con Sergio«. Él le da las llaves de su casa… y se besan en la cara. Eso es pasión y lo demás son tonterías.

Se van a pasear por Barcelona y Sergio se agobia y sorprende a partes iguales, en plan Alfredo Landa en Jenaro el de los 14. Otros dos que «ná de ná».

Granjero: Pedro. Chicas: María y Amara.

Os hago antes de entrar en valoraciones, una selección de sus mejores frases:

«A veces me poníais a mi también como un burro», les dice el tío a la primera de cambio. 

«He traído la ropa que me compraron para que vean que soy moderno, poco, pero lo soy«. «Me iba a poner el pelo de pincho, pero era excesivo», aseguró sobre su indumentaria.

«Ya me están desollando y acaban de empezar», se quejó cuando ellas comenzaron a exponer sus cualidades menos virtuosas.

«Se subió el hidráulico y casi se revienta el latiguillo y todo», aseguró el muchacho sobre la ocasión en que las dos granjeras se metieron en su cama.

El caso es que al final, Luján preguntó si podía haber algo entre Pedro y Amara. La chica se hizo la dura diez segundos, pero después, cayó y reconoció que sí, que le mola Pedro y él se puso rojo como un tomate, diciendo que no sabía nada de los sentimientos de Amara. ¿Mentirijillas, Pedro?.

Al final se pusieron tontos y se dieron un besito, azuzados por María, que hizo de casamentera. «A ver si te enjarras y luego no eres dueña de tus actos«, le dice Pedro a Amara, que estaba deseando que la «Amaran». Ja ja ja. Sí, perdón, era un recurso fácil.

Pero na, a Pedro no se le veía convencido, para mi que el quiere una hembra con más feromonas. Los besos que se dieron eran más castos que rezar un Padre Nuestro.

Granjero: Ramón (sin Ramón). Chicas: Cheli y Floriance.

No voy a comentar mucho de este tipo, porque además de caerme como una fuente de callos rancios para desayunar, no dio mucho juego.

Las dos muchachas aprovecharon para ponerle verde, de machista, de que odia a las mujeres… vamos, todas lindezas habidas y por haber. Eso parecía una terapia.

Lo que más le reprocharon es que ni siquiera se despidió de ellas, lo que demuestra que es todo un caballero.

Granjero: Priscilio. Chicas: Inma y Silvia.

Luján acusó al bueno de Priscilio de tener a sus granjeras todo el rato trabajando. Debe ser que Luján entiende por trabajar estar tiradas en la piscina tocándose los moños.

Dispuesta a darle caña, Luján le acusó también de jugar «a todas las bandas» y Priscilio se defendió diciendo que era para mantener el buen ambiente, claro que sí, joe. Y ellas celosas. Cómo son estas mujeres. Si es que para comprar fruta hay que palparla, di que sí, Prisci.

«¿Qué hay entre nosotros?», le pregunta Priscilio a Silvia, y ella responde que él le gusta mucho y que besa muy bien. «Todo lo hace muy bien», dice, sin desvelar si se refiere a la habilidad del granjero para plantar zanahorias. 

Y para responder a esa declaración de amor, él le dice «sabes que me gustas, sabes que chocamos y sabes que tenemos que conocernos más», y ella, «lo que haga falta». Creo que la pobre chica no cogió el sentido de las palabras de Priscilio, que yo creo que quiso decir: «Ey, zagala, no te me emociones». Poco futuro veo yo.

Y en fin, amigos, acabó una edición más de Granjero Busca Esposa, con menos amor que en un matadero.

No me cambiéis de blog que sabéis que dentro de nada empieza Gran Hermano y mientras tenemos El marco y mil cosillas más.

Los granjeros se quedan más solos que la una

Las granjeras se han ido. Sí, amigos, el período de selección ha acabado, con desigual resultado para cada granjero y granjeras. Algunos han elegido, otros han roto corazones y otros han tocado los… bueno, pues eso, los pendientes reales. En cualquier caso, podemos afirmar que ésta ha sido la edición en que menos amor ha surgido. Por poner un ejemplo, si el programa fuera un huerto y el amor fueran las lechugas, en el huerto no habría ni hierbajos redondos y secos rodando empujados por el viento.

Sin embargo, no será hasta el próximo programa cuando averigüemos si alguna historia cuajó.

Granjero: Julián. Chicas: Safita y Silvia.

Las chicas se fueron al río y a Safita, sorprendentemente, nada le dio alergia. El caso es que se pusieron a hablar de Julián y Safita dijo que na, que ella como amigo (que es como cuando yo paso por delante de los concesionarios y digo que no, que el Ferrari no me gusta porque el color es muy feo), y Silvia, que tiene ratos. Al final se pusieron a charlar como amiguitas, en plan confidencias, «tía, es que tengo un carácter tía» «soy muy mandona, ¿sabes?». No si al final se van a liar entre ellas.

Como sólo les quedaban un par de días, se pusieron a hacer una sesión fotográfica por el pueblo, desgraciadamente, llevaban ropa. Las dos acabaron en el pilón, en el sentido literal de la palabra, no en el sentido guarrete. «Es lo lógico del pueblo», les dijo un lugareño que pasaba por allí. Atención al momento miss vestido mojado de Safita.

Las granjeras más marrulleras se pusieron a jugar a las cartas con las viejecillas del pueblo. La madre de Julián es una tahúr, la tía, que no veas como domina. Esta mujer se va a Las Vegas y vacía los casinos.

Pero claro, había que ir despidiéndose y como Julián habla a la velocidad de los Ents había que empezar temprano. La primera conversación fue con Safita, en plan lo que pudo ser y no fue, y acabaron de buen rollo, con un abrazo tipo te voy a romper la columna, Julián, si no eres mío no serás de nadie.

La conversación con Silvia llegó después, sin demasiado buen rollo, porque los dos se rallan mucho. «De pastorcilla a mi me mola«, dice Silvia cuando Julián le dice que por allí no hay muchas cosas en las que trabajar. Amigos, aquí puede haber tomate, aunque no sabemos si durará mucho.

Julián es como un príncipe azul, como un marajá, un rey generoso y atento, por eso le regaló a Silvia un abrecartas. ¿Un abrecartas? Que regalo más raro para una despedida, oye. Habría que ver qué regala este tío para los cumpleaños, lo mismo crema para las almorranas, no sé, algo práctico. Silvia corresponde con algo más normalito y le regala un colgante. Safita se queda fuera del intercambio de presentes.

Durante la despedida, la madre de Julián llora como una magdalena. Silvia llora como una magdalena, Safita llora como una magdalena… ahí se podía montar una bollería.

Granjero: Priscilio. Chicas: Inma y Silvia.

 Inma dice que no le han gustado los engaños de Priscilio, seguro que a Priscilio le encantaron las broncas de ella. Arsa, que tía más pesada. Priscilio, por su parte, quiere que todos queden como amiguitos. Sí, claro, y yo quiero ser como Brad Pitt y que las vacas den leche merengada.

A dos días de la marcha se las llevó a una hípica y allí Priscilio intentó liar a Inma con el domador. Finalmente, el pobre hombre se libró… los caballos no, pobres, tuvieron que soportarla un buen rato.

Inma y Silvia no se llevarán un novio (lo de Silvia y Prisci está por ver), pero como Safita y Silva, estas dos se llevan una amiga, porque oye, otra cosa no, pero despellejar a una tercera une mucho a dos amigas.

Escena: Silvia y Priscilio y su momento lavado de coche al lado de la piscina, pero no, sólo hacen el tonto con el churro, pero no con el de Priscilio, sino con uno de esos de gomaespuma. Silvia dice que sí, que hay el inicio de algo, que a ver cómo acaba.

Ay, señor, escena de Priscilio caminando por el trigal, igualito que Russell Crowe, le faltaba la espada y los correajes de cuero. Si lo llegan a conocer en Hollywood le dan ese papel, el de Rambo y hasta el de Hulk cabreado.

Priscilio despide a Inma con un ramo de flores, y ella se va diciendo que piensa que no van a durar mucho con Silvia. Joe, eso son buenos deseos y lo demás son tonterías, pero oye, que no es por envidia, ¿eh?.

A Silvia también la despide con un ramo, esta vez de rosas rojas, y se dicen adiós dándose un besito y con un «ya hablamos». Si lo llegan a saber en Hollywood hacen así el final de Casablanca, y se dejan de avioncitos. Aunque lo de la amistad con el gendarme lo mismo lo dejaban.

Ojo a la furgoneta del programa, que tenía el mismo aspecto que el Titanic seis meses después de hundido. Los pobres le pusieron una pegatina del programa en uno de las abolladuras, pero de poco sirvió.

Granjero: Pedro. Chicas: Amara y María.

Qué poco nos ponen de Pedro (y cuánto de Antonio y Ramón). Pedrito estaba tristón porque se le iban las hembras, pero se le pasó enseguida mirándole las tetas a María. «He tenido cuatro o cinco intentos de emocionarme pero me he aguantado», dijo el chaval, que aunque por el exterior es duro como el secarral, en su interior es blandito como un bombón relleno de licor.

Escena: Se van a ver burros Zamoranos, que son lo más mono he he visto en mi vida. Platero era un tordo de feo comparados con ellos, así, peluditos y blanditos. No me compro un bicho de esos porque lo tendría que meter a dormir conmigo. Aunque pensándolo bien, en invierno no debe ser un problema…

Pedro le hace trizas el corazón a Amara. Eso no me gustó, porque me da la sensación de que al final va a ser como todos, que no se queda con la chica menos agraciada aunque sea la más maja.

El caso es que encima lo hizo a lo cobarde: Estaban los dos solos y le dice, como dejándolo caer, que en la granja no ha surgido el amor. Y luego, con Amara ya con lagrimillas en los ojos, le dice que pueden ser amigos. Hay que jorobarse, no hay nada que joda más que lo de «podemos ser amigos».  Él dice luego que es que es como una niña grande, que sólo quiere pasarlo bien. ¿Y el qué es? ¿El abuelo de los Pitufos? Anda, que…

Eso sí, el chico se mea en las picaduras, pero es un detallista, e hizo que la rondalla de su pueblo le cantara a las chicas, lo que produjo un momento emocionante. Amara lloraba, claro, después del palazo que le dio Pedro… Y por si eso fuera poco, todo el pueblo mirando.

Pedro, tras los cantes, se sintió muy emocionado, y cuando llegaron a casa dijo «me voy a sentar ahí y me voy a recrear en mi mismo«. Tranquilos, se refería a pensar, no al autorecreo que requiere un poco de limpieza después.

Al final, las dos se alejan calle abajo, mientras Pedro las silva como a las cabras. Debe ser que ahí no cabía la furgoneta.

Sin embargo, Pedro dice que le gustaría conocer más a Amara… Que tiene que pensar si podría tener una relación con ella.

Granjero: Sergio. Chicas: Marta, Alba.

Alba es una cría de Paris Hilton, creo que la ex heredera de los Hilton se reproduce por mitosis y Alba es el resultado pobre de una de las divisiones. Que tía, que amor por el color rosa.

El caso es que fueron al parque de la naturaleza de Cabárceno, donde hay avestruces, elefantes, llamas, canguros… que son animales muy de Cantabria. Sergio, ese hombre, se mostró acojonado con la serpiente, la típica pitón que te ponen por encima. Sorprendentemente, a Alba no le dio miedo, pero la serpiente se debió de sentir mareada por el olor del maquillaje, y se cagó encima de la chiquilla. Y amigos, no vean qué bien cagan las pitones.

Sergio, que se lo iba buscando, al final tuvo una enorme bronca con Marta y Alba, que lo cogieron entre las dos y le pusieron a caldo. No vayas de que eres «Richad Gere, porque no eres Richad Gere», le dijo Marta, que dio en el clavo. Para mi que este chico está enfadado porque Marta no quiere ser una «follamiga».

Después de la bronca, Alba dice se las pira de la granja, lo cual significaba que Marta se quedaba sola y es peor, porque Sergio es más bruto que unas bragas de esparto. Para Sergio es todo una broma. Cuando Vlad Tepes empalaba, lo hacía de broma, lo malo eran los turcos, que se lo tomaban a mal.

Sergio se las lleva a ver deportes tradicionales cántabros, cortar troncos, andar con un palo, cargar hierba… lo que no parece emocionar mucho a las chicas, que se quedan mirando al verde de las montañas. De hecho, a Alba le gusta tanto, que después de eso se las pira.

Estos dos no cuajan. Los dos se dan cuenta, él, porque es muy bruto, ella, porque no le aguanta las formas. Pero ella dice que volverá a verle, a ver que tal y él que de los errores se aprende. Ay, ay. Al final, a los dos les da pena separarse. Lo mismo aquí florece el amor… en forma de cardo, eso sí.

¡¡Ojo a la barbacoa que hizo Sergio y que estaba encendiendo con una revista del corazón con fotos de la familia real!! Como se enteren en la Zarzuela…

Atención a la maleta de Marta, que tienen que cerrar con ella encima y que casi le hace una hernia a Sergio cuando la lleva a la furgoneta.

Granjero: Ramón. Chicas: Cheli. Nueva chica: Floriance.

No soporto a este tipo. Es el único que a dos días de acabar, sigue haciendo currar a las muchachas. Floriance es masoquista y se quiere poco: «A Ramón le gusta mandar, pero a mi me gustan los hombres así»… hasta que tiene la primera agarrada con él, por una cebollas arrancadas.

Ramón camina siempre delante, y ellas le siguen como las borriquitas, que lamentable, oiga. El tío se pone a hablar con un colega y le dice «me funciona el rollo de Arabia Saudí«, delante de ellas. ¡¡Y ellas no dicen nada!! Si hubiera monos de trabajo con corte burka ya se lo habría comprado.

Cheli pregunta a Floriance si es vegetariana, y Ramón interviene: «Si fueras vegetariana estarías mucho más delgada«. ¡¡Y no dice nada!!

Se las lleva a vacunar a un caballo con vitaminas, porque está débil. ¿a vacunar? Luego dice que está en juego su prestigio profesional, pues hijo, «vacunando» con vitaminas… En fin, que a Cheli se le escapa el caballo y le echa una bronca apocalíptica. No digo que soltar a un caballo con la cuerda al cuello no sea peligroso, pero el tío lo vendió poco menos que si fuera lo mismo que darle patadas a la espoleta de una bomba nuclear. Es lo que tiene no tener trabajadores cualificados y dejar que gente que no sabe haga tu trabajo.

Escena: Se levantan y Ramón no está, se ha ido sin ellas porque se han despertado 15 minutos tarde. Como de costumbre, las machaca por eso. Se pone en plan ahora me enfado y no respiro. ¿Será porque le ha tocado trabajar sin sus esclavas? Aaaah, la amiga Floriance, la misma que dijo que Mónica atacaba a Ramón sin motivo, se da cuenta ahora cómo es.

En el coche sigue dándoles la matraca, diciendo que está en juego su prestigio profesional ¡Pero si esa mañana sólo fue a quitar cuatro pajas cagadas a un establo! «Esto no es una casa de putas, es una explotación ganadera», dice. Que tío más cretino. Seguro que está cabreado precisamente por eso, porque no sea una casa de putas.

Ni siquiera se despide de ellas cuando se van. Qué cretino. Es el señor de su castillo, pero va estar más solo… con su pan se lo coma.

Granjero: Antonio. Chica nueva: Cristina.

Que vergüenza ajena me da este pobre hombre. Es como un pastelillo con patas.

Como Antonio es muy de detalles, va y le pone a una vaca el nombre de su enamorada, «Cristinita». Ya puesto podía haberle puesto su nombre a una cerda. Que forma de echar piropos indirectos.

Viejo truco: Antonio se la lleva a conocer a una amiga suya y las deja solas, claro, con la premisa de que la amiga le lave la cabeza a la otra con todas sus bondades y virtudes y de paso averigüe cómo está el patio. Pero al final sale el gran defecto de Antonio: se pega más una rémora.

Después se la llevó a la plaza de toros de Pozoblanco, donde murió Paquirri y se pone en plan Benito de Manos a la obra, diciendo aquello «cinco de la tarde»…

En un momento dado, el tío se puso a cuatro patas para hacerle de silla. Ay, dios. La mujer flipaba, y claro, ella no lo tiene nada claro, y dice que tiene que conocerle más.

Antonio, ese seductor original donde los haya, se la lleva a dar una vuelta en coche de caballos y le dice que no se vaya, a lo que Cristina dice que nones.

Y como otra cosa no, pero insistente, es, se la lleva por la noche a un descampado, «a ver las estrellas», anda que no he dicho yo eso veces en el pueblo a las zagalas y en vez de a ver las estrellas las quería llevar al huerto. El tío le suelta una perorata lacrimógena de que tiene miedo a perderla.

En la despedida, él le da un colgante súper novedoso: un corazoncito que se parte en dos y cada uno se queda con un lado. ¡¡Las cosas que inventan!!

Pero ella se va, dejando a Antonio arrasado en lágrimas y diciendo que está locamente enamorado.

Ya veremos la semana que viene.

Más metidas de mano en ‘Granjero Busca Esposa’

Vaya edición de los granjeros más malrollera. Incluso nuestro siempre cordial y juguetón Pedro se cogió un rebote de tres pares de narices. Y es que en estas granjas hay más celos que en una telenovela. En serio, es más fácil pasarlo bien en un interrogatorio de la inquisición siendo el interrogado, que buscando el amor en este programa (al menos en la edición de ayer…), vemos por qué.

Granjero: Julián. Chicas: Safita y Silvia.

Sorprendentemente, en una emisión marcada por el mal rollo, Julián y sus tigresas exóticas fueron de los más tranquilitos. Será porque ya lo dieron todo en ediciones anteriores…

Julián, ese hombre de mirada profunda y palabras más profundas aún, se llevó a sus chicas a hacer tirolina, yo creo que por ver si alguna se mataba y se quitaba un peso de encima, y casi lo consigue, porque Safita se dejó el pie como un kilo de carne picada. No es por nada, pero esta chica es una pupas.

Y para qué queremos más, Carabás. Julián le dijo que la curaba, Safita le dijo que no, y luego se enfadó porque no la había curado (no entraremos en la profunda discusión conceptual en la que entraron sobre si cortar la uña era ya curar o no…).

Julián y Silvia se van de cita, ay amigos, que está ocurriendo lo imposible: Julián se está enamorando de Silvia, alias Lascharlasquetedoyylasquetedaré.

«Cuando la veo siento mariposas en el estómago», dice Julián, que es un tío original con sus metáforas y para nada cursi. Lo que no dice es si las mariposas las siente porque se caga de miedo al verla o porque la quiere.

Por si fuera lo segundo, Silvia hace de cualquier momento una sesión de terapia psiquiátrica y aprovecha para psicoanalizar a Julián. Si yo fuera este hombre llevaría siempre encima mi diván. Y a eso, unido al hecho de que Julián habla como si le cobraran las palabras, para qué queremos más, salen unas conversaciones como para grabarlas y venderlas contra el insomnio.

A Safita le da otra vez un ataque de alergia. Es como Lisa Simpson en Cypress Creek, la maravillosa tierra de Hank Scorpio, donde todo le daba alergia.

Y como otra cosa no, pero solidarios tampoco son, se fueron a esquilar (esquilar, que no tiene tanto glamour como esquiar, pero sí es mucho más útil) sin Safita, que se quedó haciendo torrijas. Julián ya pasa de ella como de comer caca.

Safita llevó sus torrijas a la comida familiar y se ganó a la familia por el estómago, cosa que a Julián, que programa a programa está más ojeroso, no le vale.

El padre se arrancó a cantar, porque dicen que lo hace bien, pero, con todos mis respetos para el señor, que parecía muy majo, fue como si hubieran pisado a un gato. Eso sí, Silvia se enterneció, porque se lo dedicó a ella, y anda que no es sentida esta chica.

Granjero: Priscilio. Chicas: Inma y Silvia. Nueva chica: Elisa

El rey de los malos rollos, oiga.

Escena: Elisa canta muy bien, lo cual generó otro motivo para que las otras dos las odien. Y claro, a Inma y Silvia les falta tiempo para ponerla a parir porque no procede ponerse a cantar en una comida, pero Inma no duda en cantar y bailar en medio del restaurante. Atención a los sofás de la abuela que había en ese local, al fondo. A mi me parecieron de lo más práctico porque después de ponerte ciego a comer, nada como empoltronarte en un sofá.   

Las dos se pusieron en plan macarra y se pusieron a hablar al pobre Priscilio del poliamor, tríos y cuartetos, o sea. Para mi que tenían tanto miedo de Elisa que las jodías están ya haciendo ofertas. Dos por una, oiga.

Priscilio, que sabe montar un ambiente romántico como Jack el Destripador una guardería, se lleva a las chicas de acampada e Inma y Silvia no dejan de quejarse que si hay muchos bichos. Inma, para contentar a Priscilio y hacerse con su amor no hace más que soltar piropos sobre el lugar, del tipo «prefiero comer donde los perros que aquí«.

Poco después se metieron los cuatro en la tienda de campaña, que es como agitar un cóctel de TNT y nitroglicerina. Y claro, explotó. Silvia e Inma salieron de la tienda todo ofuscadas porque según ellas Priscilio le había dado la mano a Elisa, lo que había provocado en el chaval cierta reacción fisiológica relacionada con el levantamiento de peso. Vamos, que dentro de la tienda de campaña había otra pequeña tienda de campaña.

Y como son dos chicas maduras se fueron a dormir al coche. Priscilio, que tiene más paciencia que el Santo Job, se fue al coche a hablar con Inma, cosa que ésta aprovechó para machacar al pobre Priscilio, para llamarle mosquita muerta, con cara de psicópata posesiva. «A lo mejor se lleva una sorpresa y elijo a otra», dice Priscilio, que no es nadie amenazando…

Y Priscilio rompió a llorar en su pequeña oficina. Yo también lo habría hecho, pero mucho antes. Me dieron ganas de coger el coche, llevarle un pañuelo y darle un abrazo el pobre, que estaba echo un lío y parafraseando a Alejandro Sanz, con «el corazón partío».

Silvia hace como que se va, pero al final, Priscilio le dice que se quede y decide quedarse. Inma, mientras, vagaba por el campo con cara de estreñimiento crónico, supongo que pensando en lo raro que es que no la elijan a ella, con lo dulce que es y lo poco que se cabrea…

Luego Priscilio se fue a hablar con Inma (a este chaval le dan el Nobel de la paz), que después de un diálogo de besugos se puso digna y dijo que ahora es ella la que le tiene que conocer más a él.

Escena: Priscilio se lleva a Silvia a solas de excursión, a una cueva donde se cría el champiñón. ¡¡Qué pedazo de truco!! Te llevas a la churri a una cueva de champiñones y ya tienes el tema introducido, quiero decir el tema de conversación jocoso, no el champiñon en sí.

Al final se ponen tontos y se besan. Ay. Que momento más emotivo, casi lloro, habría sido perfecto si Silvia no hubiera triturado el momento diciéndole a Prisci que no la cogiera de la cabeza. Era muy posible que Inma la despellejara. Y así fue: cuando llegó, Inma se puso histérica, diciendo que Priscilio está loco.

Y ¡¡Milagro! Inma se lo lleva para echarle la peta, pero se lleva el sorpresón, porque Priscilio saca el genio y la pone en su sitio, ante el asombro de la malrollera. Pero Inma no se va, por si «tiene una discusión con Silvia y se queda con Inma», eso es amor propio, y lo demás son tonterías.

Priscilio le cuenta también a Elisa lo de su beso con Silvia, que no se lo toma tampoco a bien, pero por lo menos reacciona con madurez (de momento).

Priscilio debe elegir para que una de las tres se largue (se acabaron los cinco días con tres chicas) y elige a Elisa, que le dice que debe pedirle perdón, porque al parecer Priscilio le metió mano y le dijo que estaba a gusto con ella y que necesitaba cariño… Priscilio niega la mayor. Elisa insiste, y dice que le metió mano aunque ella no le dejó y que «estaba cachondísimo perdido». La verdad, no es propio de Priscilio.

Y le dice que se oriente, que va siendo hora, y que deje de buscar lo que no le gusta… Para mi que lo dijo con un doble sentido con bastante mala leche. Y al final dijo en el confe que es una polilla y que se vaya batiendo las alas como una mariposa… No voy a hacer comentarios, que cada uno saque sus conclusiones.

Las otras dos cuando se va, encantadoras con ella, que adiós cariño, después de haberle hecho la vida imposible. Inma cree la versión de Elisa, pero Silvia no.

Granjero: Pedro. Chicas: Amara y María.

¡Qué poco nos han puesto de Pedro!

El hombre de los refranes camperos se llevó a Amara a comer a un sitio romántico y le pareció que todo lo de la carta tenía nombres raros. En eso estoy con el granjero: no te cobran un riñón por el plato, sino por lo que se comieron la cabeza para ponerle nombre. Durante la comida, Pedro se pone en plan picantón y Amara entra al trapo. Uy, uy, uy…

«Aprovechame un poco y cómete hasta la cabeza», dice Pedro, que no especifica qué cabeza.

«Lo único que hacen es calentar el horno, pero luego no echan los bollos», dice Pedro. «Eso no se le hace a un ser vivo«, insiste el muchacho, que lleva tal calentón que podría cocinar él solo los bollos sólo con mirarlos.

Y es que claro, el tío quiere triunfar, pero se lleva a las chatis a una cama con la foto de los padres recién casados al lado y la virgen con el niño en la cabecera. Así no se puede.

Amara y Pedro parecen Heidi y Pedro crecidos, que han vendido la granja del Abuelo y se han mudado a un secarral, hartos de la dura vida alpina, ella con su pelo negro y su pajilla en la boca y él con su sombrerito y sus cabras.

Escena: Le dice a María: «Eres muy recia, el día que estás dulce da gusto, pero si no…» y María no se lo toma muy bien, por lo que se monta la bronca padre en medio de la pradera. Y Pedro, al que le hacen planos tipo El tío la Vara, se va por todo el campo rezongando y soltando improperios y diciendo que su hermana tuvo que arroparlo de lo triste que estaba por culpa de María y al final se monta en su burro y se va, dejando a María sola en medio del pastizal.

Pedro le dice a María que «tiene la habilidad de poner a la gente triste» y a la chica le afecta bastante y se pone a llorar. Debe ser que como María es también gente, se pone triste a sí misma.

Granjero: Sergio. Chicas: Marta, Alba. Nueva chica: Elena.

Qué mal me cae este chico, qué resentido es… El caso es que se fueron a la playa y claro, como Elena no quiso tema con el señorito, que se debe creer irresistible, ahora pasa de ella como de comer caca, y ha vuelto a la primera opción: Marta. Ya veremos cuando la chica vea los vídeos del intento de magreo.

Y claro, de repente, Sergio vuelve a ser hipersimpático con Marta, mira tú. Atención a la escena del agua con la manguera y a la cara de Elena cuando los ve desde el balcón tonteando… Si las miradas fueran un arma, la de Elena sería la Gran Berta.

Las muchachas se pusieron a tirarle piedras contra la ventana y el tío fue y les dijo que se la iban a romper, si es que es de un simpático…

Así que las chicas le sorprendieron en el jacuzzi, donde seguramente Sergio soñaba con ser con Jesús Gil, rodeado de chicas, pero no, lo que fue es un hueveado, ya que las chicas hicieron unas simpáticas prácticas de tiro con su granjero a base de huevazos.

Y entonces llegó la tragedia: Sergio se atrevió a darle un huevazo a Alba en su pelo… ¡¡En su pelo!! ¡¡En sus carísimas extensiones, con lo que le costó encontrar unas del color de su cabello!! Y Sergio tuvo que salir corriendo mientras le perseguía Alba jurando por su abuela «que está muerta».

Las tres se cabrearon porque se las llevó a una disco y las dejó más tiradas que un pañuelo usado, porque se puso a hablar con su ex y con mil colegas, sin presentarlas y dejándolas acodadas a la barra. La única que le pone en su sitio es Alba, que lo manda a la mierda sin problemas. ¡Ole por Alba!

Como le echan la bronca y él lo hace todo bien, por lo que no tienen razón, se pone a lo Cocodrilo Dundee y se va a dormir al suelo, en el salón, en un acto que no habría podido hacer mejor un niño de dos años emberrinchado. Marta, haciendo el idiota y rebajándose, a mi parecer, fue a preocuparse por él y el tío encima le dice que la deje en paz. Que subidito está este chaval

Él también debe elegir con quien se queda y dice que por Elena no siente nada. Claro, como no se dejó meter mano… El caso es que claro, echa a Elena, yo creo que para disgusto de Alba, que para mi que no le habría importado irse.

Granjero: Ramón. Chicas: Cheli y Mónica. Nueva chica: Floriance.

El gran Ramón, ese hombre al que cualquier mujer desearía poseer, se fue con Mónica a charlar para arreglar su bronca del otro día, pero empiezó mal el tío, diciendo «quiero que me digas qué te pasó el otro día», claro, porque toda la culpa fue de ella, por el amor de Dios, quién iba a pensar otra cosa… El tío no la deja hablar y no reconoce nada, según él es ella la que le ataca. Como al final no aclaran nada se enfadan otra vez.

«Yo me merecía una disculpa» dice el tipo. Y es que él cree que es un premiazo e iba en plan «te voy a dar la oportunidad de reconocer tu error, nena».

Se llevó a las otras dos, que le pasan todas las gracias estúpidas y saben apreciar a Ramoneitor, a una fiesta, dejando a Mónica castigada, aunque en realidad le estaba haciendo el regalo de su vida.

Cheli y Floriance están en pie de guerra, que si se ven sacan las garras, deseando sacarse los ojos. Y él, que es así de romántico, se las lleva alternativamente a las cuadras, a meterlas mano (o a intentarlo, ya saben, a catar la mercancía…). Que poca estima se tienen estas dos… Ramón debería ir a «Granjero elige carne en mercado de esclavas», donde podría mirarles la dentadura sin problemas.

El calavera, en plan Torrente, se las lleva de excursión dejando otra vez castigada a Mónica y cogiendo a sus chatis por el cuello.

¡¡Cheli dice que no se rinde!! Esta mujer debe estar desesperada, porque no veas que joyita se lleva. Es como emperrarse en luchar por que te coma el pie un cocodrilo, digno de masoquistas.

Ramón les pide el currículum amoroso. Probablemente él se refería a las posturas que saben hacer, aunque ellas le hablan de los novios que tuvieron.

Y cuando llega el momento del descarte, Ramón larga a Mónica sin dudarlo, pero el muy hipócrita dice que es porque es demasiado urbanita y que no se adapta en la vida en la granja, en lugar de decir que es la única que no le aguanta sus bromas de crápula.

Mónica da en el clavo: «como le he rechazado se ha cogido una rabieta».

Granjero: Antonio. Chicas: Guacimara y Raquel. Chica nueva: Cristina.

Antonio, otro tipo al que no soporto.

Guacimara y Raquel pasan de Antonio como Antonio pasa de ellas, que las deja solas y se va con la nueva a la playa. Ellas se van de compras, se hacen la comida… yo soy ellas y le desvalijo la casa, por listo.

Antonio es de un pegajoso y un meloso que asusta. Es como tragar un kilo de polvorones en el desierto. Se lleva a Cristina de cena y le dice otra vez que la quiere, y la mira con ojitos de cordero degollado, eso sí, como lo cortés no quita lo valiente, le dice que por la noche se va a meter en su habitación, y ella que nones.

Como la chica le cierra la puerta del hotel tras la cena, pues la llama por teléfono, en plan psicópata, y le dice que no se mueve de la puerta hasta que no le abra, y claro, Antonio pensaría que no, que cuando un hombre te llama por teléfono ansioso y te dice que le abras la puerta, que sólo quiere hablar, lo que haces es correr a abrir, pero la chica se agobia. Y yo creo que no llamó a la policía porque estaba comunicando con Antonio…

Cuando regresan a casa los otros dos les hacen la del hombre invisible. Lo que no se es que hacen ahí, nadie las obliga a quedarse con Antonio el ñoño.

El granjero trata a las otras dos como si fueran unas compañeras de piso, peor, porque ni siquiera les invita a su fiesta de cumpleaños, pero como el chaval tampoco es que sea un as de la ocultación, y el disimulo, le pillan porque llegan su primo y amigotes y se van de la lengua.

Y encima, el pavo se enfada porque no le felicitan el cumpleaños, cuando ellas le reprochan el no haberlas invitado. Sí, amigos, el mundo gira en torno a Antonio.

¡¡¡Por fin!!! Las dos se las piran de la granja, mientras en la fachada sigue colgando lánguidamente la pancarta de «Bienvenidas, granjeras».

El tío se desata en su fiesta de cumpleaños, donde se quita la camiseta y se pone en plan alma de la fiesta, gastando bromitas de esas que sólo le hacen gracia al simpático que las hace.

Llegan a casa él y la nueva y descubren que no hay nadie. El tío encima se sorprende. Para mi que la otra se acojona de estar sola con él… pero no, dice que se siente más tranquila y que Antonio le mola. Hay gente para todo.

 

Manoseo no deseado en una cama de ‘Granjero busca esposa’

Hola a todos: Esta semana se ha armado la de Dios es Cristo. No sólo por la llegada de nuevas chicas a las granjas, sino porque los nervios, incluidos los genitales, están a flor de piel. Vamos a verlo:

Granjero: Julián. Chicas: Safita y Silvia.

Silvia ataca de nuevo: se metió en la habitación de Julián para contarle un rollo surrealista de los suyos. Por la cara de Julián, le podría estar hablando de la teoría de cuerdas del universo y le parecería menos raro y más conveniente.

¡¡¡¡MALA, MENTIROSA!!!!

Silvia salió todo ofuscada (porque Julián no le dio la cancha que esperaba) y le dijo a Safita que llevan días juntos, que lo supiera (mentira cochina). Y claro, safita, que tiene más huevos que el caballo de espartero, se fue a la habitación a pedir explicaciones, y el pobre Julián ahí, metido en la cama, en pelotas y acojonado, le dijo sobre lo de estar con Silvia, «eso es mentira», pero claro, del acojone le tembló la voz y quedó poco convincente.

Y como el chaval no estaba ya a gusto como si estuviera en pleno tacto rectal, Silvia se metió de nuevo en la habitación y se armó la de Dios. El pobre hombre en la cama y las dos echándosele encima, cada una poniéndole más verde. Y digo yo, si iban a que él las conociera, A LAS DOS, ¿de que se extrañan? Golfo, puto mentiroso… fueron algunos de los amables calificativos que le dedicaron.

Al final, él, sin levantarse, que le estaban faltando al respeto. Este hombre se queda soltero. Seguro. Después de esto, antes se hace zoófilo antes que casarse con una tía.

Escena: Hablan las dos contrincantes. Hacen causa común para poner a parir a Julián. Que si está jugando con las dos. Finalmente, concluyen que Julián no les interesa… Y una mierda, lo que pasa es que las dos son unas soberbias y les jode no ser la elegida en exclusiva y con detrimento de la otra. A estas dos mujeres las echan a los leones y se enfadan si el bicho no se las come primero.

Sin embargo, por la mañana ninguna de las dos dudó en irse de excursión, porque claro, ninguna de las dos quiere dejarle a la otra el pavo en bandeja. Se fueron a visitar un glaciar, muy apropiado, porque el ambiente estaba gélido.

Y sigue el lío en la comida, y siguen comiéndole la cabeza al pobre Julián: Safita, que si la has besado, y él, que sí, pero que fue ella, y claro, Silvia con cara de haber sido apuñalada… Madre mía. Este tío se apunta antes a «Granjero busca picadura de escorpión en los huevos» antes que a otro programa como éste.

Y siiiiiiiiiiiiiiiiiigue el lío en la cena, esta vez «románica», con Safita. Hablan tranquilamente y con el pobre muchacho durmiéndose durante la cena. Para mi que Julián se había tomado un bote de barbitúricos y le estaba dando al vino, como método de salir del atolladero.

 Eso sí, el tío las tiene como reinas, porque se levanta a currar y ellas se quedan como reinas en casa.

Granjero: Priscilio. Chicas: Inma y Silvia. Nueva chica: Elisa

El muchacho llega de la cita hecho polvo y Silvia le recibe encantada de que haya ido mal (bueno, y dándose un baño nocturno en la piscina, con el amigo vampiro de Priscilio). Y están allí los tres, hablando de la cita cuando la otra aparece en medio de la noche, como una niña de la curva cabreada.

El resplandor fantasmal de la piscina no ayudaba a la conversación, y eso parecía Twin Peaks II. Priscilio se quedó muy triste tras la estúpida reacción de Inma, con la que se quedó charlando sobre el tema. Inma es bipolar. Después de la conversación de la piscina dice que está feliz.

Y entra la tercera grajera en discordia: Elisa, una dominicana de 19 años muy guapa, que dice «vengo a enamorar a mi hombre». Es la tercera finalista de la criba inicial.

Nada más verla dice Inma: «éramos pocos y parió la abuela». Las muy malas la reciben como la que recibe a un adversario en el ring. Yo cerraría la puerta por la noche si fuera Elisa. Es más, me haría un collar de ajos.

Las dos perversas (sobre todo Inma) deciden que ahora Elisa debe recuperar todo el trabajo que han hecho ellas, que friegue… Y se ponen a criticarla por todo, que no se crea que va a estar de señorita. Elisa acojonada, porque le chillan todo el rato. ¡¡Pero qué par de brujas, por el amor de Dios!!

¿Os acordáis de la escena de Indiana Jones en la que cae a un pozo y está lleno de serpientes? Así debía sentirse Elisa.

Por otra parte, Priscilio es un cándido. Bastante movida tenía con dos, como para tener un lío montado ahora con tres. Me cayó mucho mejor Elisa en cinco minutos que las otras dos en cuatro programas.

Y la muchacha, Elisa, que es bastante más madura que las otras dos, dio en el clavo sobre Inma: «Con la edad que tiene debería saberse comportar» e Inma, en plan niña celosa, que «no lo va a tener fácil». Van por mal camino, con un comportamiento así sólo demuestras ser una acomplejada con miedo.

Y se pasaron toda la cena riéndose de la pobre muchacha en su cara. A mi me hacen eso y se comen la cena, pero con el plato incluido y de postre, el hule con estampados.

Por la mañana, las hienajeras, mitad hienas, mitad granjeras, siguen descojonadas, riéndose de ella por su ropa (algo horterilla, eso sí) pero en su propia cara. No descarto que para superar el miedo a la nueva se hubieran comido un par de tripis. Cada una.

Priscilio se llevó a Elisa a dar una vuelta en el tractor y la chica dijo tras la intensa experiencia, sólo comparable a conducir un ferrari, que le gusta mucho el muchacho y que le brillan los ojos como a una loca. «Quiero que sea mío y ser yo suya», dice la muchacha, parafraseando a Rocío Durcal.

«Me ha sorprendido en el sentido de que es muy prudente, pensaba que era más alegre», dice Priscilio de ella. Creo que el tío se refiere al sentido bíblico de la palabra «alegre»…

Y atención al próximo programa porque viene fuerte, con Priscilo metiendo mano hasta en los cepos, amigos.

Granjero: Pedro. Chicas: Amara y María.

A Pedro no le han metido tercera chica, no sabemos si porque la susodicha no quiso ir o porque si le meten otra hembra el muchacho sale ardiendo del calentón.

Escena: Cena familiar en el garaje. Pedro se desata y se pone a cantar cancioncillas populares y picantonas. Le faltó la del viejo y la vieja que van para Albacete.

La adorable Amara está en la gloria, le mola el tema. Pero Pedro, que es «asín» de práctico siempre riega el romanticismo con algún consejo práctico: «Tengo papel higiénico, si alguna de las dos, por algún motivo, quiere jiñar…». ¿Por algún motivo? ¿Qué motivos hay para jiñar, excepto el querer jiñar?

 «Cuando el perro está asomando el hocico, hago un agujero en el suelo, cruzo la garrota, me siento encima y ya está». Señores, esto es un consejo de supervivencia y no las sandeces de «El último superviviente».

Escena: Los tres haciendo toalla patera en medio del campo y claro, demasiado roce para nuestro granjero: «como suba el hidráulico os lo echáis a suerte, a ver quién baja» y «casi me explota un huevo», dice, siempre sutil.

«María no sabe que le voy a dar un premio a la otra, porque si no, me arrancaría los ojos con una cuchara», dice Pedro de María, a la que le tiene un miedo que ni a Drácula con hambre.

«Amara me gusta por dentro. Físicamente no me atrae mucho, pero no lo veo un problema, porque no hay que mirar el exterior», dice el granjero filósofo, pero claro, luego se carga su propia teoría, diciendo que «María me atrae físicamente mucho más, cuando está suave». No sabemos a qué se refería con «suave».  Mejor no preguntar.

Se las lleva de cena y luego le dice a María que «está hormonalmente preparada», eso un granjero lo sabe, acostumbrado a detectar el celo de las cabras. «Necesito carnuza fresca» dice el jodío, que tiene una napia que es un detector de celo.

El jodío, después de ver a María vestida para matar, cambia de opinión y deja de ser una que protesta como «un marrano mal almorzado» a ser «la que le revoluciona las feromonas». Ja ja ja. Pobre muchacho, qué hambre debe pasar.

Y será porque quiera, porque tantas horas solo en la inmensidad solitaria de la pradera y las cabras contoneándose… Ejem.

Granjero: Sergio. Chicas: Marta, Alba. Nueva chica: Elena.

Cuando Sergio ve a Elena dice «¡Hostias!» y sale corriendo. «He venido con la idea de pasarlo bien y conquistarte», dice ella.

Sergio, muy modesto, dice «ahora os pegaréis las tres por mi», a este chaval se le está subiendo a la cabeza. De hecho, ahora me cae como el culo. Seguid leyendo, seguid…

Marta es otra que creía que lo tenía hecho, porque Alba había renunciado: «yo se lo que le gusta a él para desayunar… es ella la que lo tiene difícil», dice Martita al enterarse de la llegada de la nueva. Alba, aunque ni le va ni le viene, saca el orgullo y dice que Elena tiene cuerpo de hombre.

Curioso método para que la nueva no se ligue al granjero: le dicen que duerma con él en la cama… Ya de paso le podían haber dado un par de condones y un bote de lubricante.  

Atención al momento coche quinquillero con Los Chichos a todo meter en los altavoces maqueados.

Y llega la temida hora de ir a dormir y al final, la nueva duerme con Sergio. Y encima, las dos Albert Einstein van y se enfadan cuando fueron ellas las que, ante la falta de espacio, sugirieron que la nueva durmiera con el granjero. 

Y el tío intenta de todo, al loro con lo que se oía tras de la puerta, a la pobre muchacha diciendo que no, que lo deje, que ella no quiere eso, y él venga a intentarlo… ¡¡¡y por la mañana Sergio dice que fue ella la que le agarró!!! Madre del amor hermoso, no se puede ser más jeta ni más baboso (al final no hicieron nada).

La próxima vez que duerma con una pitón de doce metros, que ya verás como le abraza.

Granjero: Ramón. Chicas: Cheli y Mónica. Nueva chica: Floriance.

Este es sin duda, el granjero que peor me cae. Soberbio y egocéntrico, se cree de verdad que es un gran premio. Y amigos, tiene de premio lo que una cadena perpetua de regalo de navidad.  

Floriance se presenta sin previo aviso. Las otras dos chicas se lo toman a bien, al menos de fachada. Mónica seguro, porque estaba hasta los eggs de aguantar a Ramón, ahora, Cheli…

Pues Cheli se pone celosona, sacando las uñas y con el lomo erizado. Se las prometía muy felices con la «renuncia de Mónica», y ahora se ve como al principio, ella, que se quiere llevar como sea a Ramón (algo incomprensible, por otro lado…). «Estoy dispuesta a apretar el acelerador», asegura. Esta se lo trinca y se queda preñada de gemelos en el próximo programa.

Y es que Cheli es otra de las que te levantas a mear por la noche y te la encuentras en el pasillo con un cuchillo en la mano y la mirada asesina.

Ramón, ese ejemplo de Landismo caduco, se lleva a las tres de cena romántica… que se tuerce: «Sabíais a lo que veníais, esto no es el Palacio de Buckingham, no se pasea en carroza», y a Mónica le toca los huevos y con razón y se pira de la cena entre sollozos.

Este tío es un crápula y un soberbio. Pero al final se larga Ramón, porque Mónica le echa huevos, regresa, y lo manda a paseo.

Floriance llega pisando fuerte y poniendo verde a Mónica, por ser una inmadura y diciendo que se pasó atacando a Ramón: pues te vas a llevar una joya muchacha, todo para ti, que te va a sentar mal.

Granjero: Antonio. Chicas: Guacimara y Raquel. Chica nueva: Cristina.

Se encuentra con Cristina en un parque (esta es la muchacha a la que besó en el primer programa). Ella le llama y él sale corriendo, con el teléfono en la oreja, que parecía una peli de secuestros.

Cuando por fin la encuentra, tras una carrera que habría acomplejado a Usain Bolt, le planta un beso en los morros, tipo roscachapa. Le faltó montarla allí mismo, en la postura de la vaca, para que fuera más rural.

Antonio le dice a la nueva que se iba a ir él a Pontevedra a verla. Típica escena, amigos, de vergüenza ajena: él no deja de besuquearla y va y le dice «te quiero, en serio». La chica tiene más cabeza y le dice «conóceme primero».

Y Antonio, que es un hombre constante y fiel se ofrece directamente a mandar al carajo a las o tras dos. Toma ya. Como el que manda a la chatarra un coche de segunda mano.

Finalmente, Antonio llega a la granja y reúne a las otras dos (sí, han pasado a ser «las otras») y les dice que les va a contar una cosa que no les había contado, las otras dos ponen cara de «a ver qué nos cuenta».

Les dice que está enamorado de Cristina y que ella está allí. Tachaaaaaaaan, segundos de tensión, de suspense…  y las dos se indignan, con razón. Guacimara empeñada en que se larga, más cabreada que una almorrana hinchada a tabasco, y Raquel, que de eso nada, que se quedan a disfrutar lo que les queda (y de paso a amargar a la nueva).

Raquel sale de la granja buscando a la nueva, que soy yo y me escondo bajo tierra, y se pone a reprocharle «las cosas que hizo», refiriéndose al beso. Pobre muchacha.

¿Por qué son todas tan machistas? En lugar de cabrearse con el programa por meter a otra, o con el granjero por aceptarla, todas la toman con la chica nueva, como si fueran unas advenedizas.

Raquel saca el carácter y se cabrea, «no me gusta que me tomen por tonta» y comienza el carrusel: inmaduro, mentiroso, cobarde, falso, niño… son algunos apelativos cariñosos que le dedican a Antonio.

Y él, que a las otras ya las ve como parte del mobiliario, se lleva a la recién llegada de cita romántica a casa de su primo, que parece su hermano mellizo. «Ésta no es como las otras, te has dado cuenta, no?», dice el muy asqueroso.

Las otras dos se van de juerga solas, cosa que me parece muy bien. «¿Y si nos los encontramos jadeando?» dice Raquel al regresar a la casa. Qué más quisiera Antonio.

Antonio, que es muy grande, pero muy cobarde, se va a decirle a Raquel que se lleva a la nueva a la playa, porque le da cosa decírselo a Guacimara. ¡¡Cobarde!! Y encima manda a las otras dos al mercadillo a comprar. Más o menos así: «Oye, que me voy a la playa con mi chati, vosotras iros a comprar al mercadillo, que no hay pan». Ja ja ja ja A mi me hace ese desprecio y lo vendo yo a él en el mercadillo, pero por partes.

Y ahí quedó la cosa, amigos, el próximo programa viene cargadito.

Sólo comentaros una cosa más, una cosilla que me hizo gracia. Justo después comenzó Cuarto Milenio, y estaba hablando Íker cuando pusieron un rótulo de «Tonterías las justas»… ¿Le estaban insinuando algo al capitán de la nave del misterio?