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Mitos sobre la importación de electricidad en España

Carlos Bravo – Coordinador del Secretariado técnico de Alianza Mar Blava

Hace unos días, en una entrevista que me hicieron en un periódico extremeño sobre la necesidad o no de construir un Almacén Temporal Individualizado de combustible gastado en la central nuclear de Almaraz, el periodista me preguntó si sería posible cerrar esa central en 2020 (cuando acaba su actual permiso de explotación) teniendo en cuenta que “España es un país que tiene que importar mucha electricidad del extranjero”.

Evidentemente le dije que eso no era verdad, que es uno de esos falsos mitos sobre la electricidad que han logrado arraigar en la opinión pública española, fruto de las mentiras interesadas difundidas intensamente durante años por el lobby de la industria nuclear, entre otros.

Una mentira que, lamentablemente, unas veces deliberadamente y otras por pura desinformación, se ha repetido hasta la saciedad, sobre todo en momentos de mayor debate energético acerca del cierre o la continuidad de tal o cual central nuclear.

Lo que sí es cierto es que España es, desde hace muchos años, exportadora neta de electricidad. En conjunto, vendemos más electricidad a nuestros vecinos que la que les compramos. Sólo hace falta ir a los datos oficiales de Red Eléctrica de España (REE) para comprobarlo.

Los datos disponibles más recientes de un año completo, los del informe “El sistema eléctrico español 2015” de Red Eléctrica Española, nos muestran que ese año se exportaron 11.725 GWh y se importaron 11.578 GWh, de modo que el saldo neto de intercambios internacionales de electricidad fue exportador y ascendió a 147 GWh (gigavatios-hora). Es decir, en 2015 exportamos más electricidad que la que tuvimos que importar, al igual que sucede desde 2006. De los últimos 10 años, el 2012 fue el año en que tuvimos el saldo neto exportador más alto (11.187 GWh) y este 2015 el más bajo.

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REE, informe 2015

España está conectada eléctricamente con Portugal, Marruecos, Andorra y con Francia. Además, a través de las interconexiones existentes entre nuestro sistema eléctrico y el de Francia, intercambiamos electricidad con diversos países europeos (incluida Francia, claro está).

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Dependencia energética: donde hay patrón…

Por Hugo Morán – Exdiputado

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Europa viene a gastar del orden de mil millones de euros diariamente para cubrir sus necesidades energéticas. Si consideramos que más del 50% de los recursos que precisa son importados (un 90% del petróleo y un 66% de gas natural), ello supone que los países que integran la Unión dedican anualmente unos doscientos mil millones de euros al capítulo de importaciones de combustibles fósiles. 

La Unión Europea depende del exterior para poder atender con cierta normalidad la demanda de los hogares, el funcionamiento de su industria, la movilidad de sus ciudadanos, la tranquilidad de sus calles o la fiabilidad de sus comunicaciones. Esto es tanto como saber que los europeos han de desembolsar cada día quinientos millones de euros para comprar fuera una cuota nada despreciable de seguridad.

A lo largo de milenios las sociedades hicieron girar sus destinos alrededor del “patrón oro”. Nada había que no pudiese ser comprado con oro; el oro era el motor que movía el mundo conocido. En la medida en que un país era capaz de acumular grandes cantidades del metal dorado, se incrementaban sus posibilidades de dominación, y así cuanto más territorios eran ocupados más metal llenaba sus arcas y mayor era su poderío. Con el oro se pagaban los ejércitos, y con los ejércitos se construyeron inmensos imperios.

Poco podían imaginar aquellas milenarias civilizaciones que un material tan noble, arquetipo de la perfección y sinónimo de belleza, habría de ser sustituido un día por una sustancia viscosa, negruzca y maloliente. Con la irrupción del “oro negro”  se quebró la única forma en que la humanidad había entendido sus juegos de equilibrios de poder; de ahí la pronta adaptación a la era del nuevo patrón. Cambió el color y la textura, pero no cambiaron las formas, aunque eso sí, los equilibrios universales comenzaron a mudar.

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